Los personajes no me pertenecen, son de Stephenie Meyer, la historia fue creada por mi cabeza.
Hola, es la primera vez que me ánimo a escribir, ya que la historia me viene dando vueltas en la cabeza hace unos días, así que me animé a escribirla.
Espero que os guste.
Hacia un año que había comenzado mi vida universitaria, un año donde mis metas por fin se consiguieron y estaba estudiando unas de mis pasiones, la arquitectura.
Desde pequeña he observado las casas, edificios, y todo tipo de construcciones que se elevaban a mí alrededor, además de que adoraba dibujar. Digamos que el hecho que me llevó hasta donde estoy hoy, fue el viaje que realicé con mi madre René a New York, esa ciudad marcó mi vida, ver esos rascacielos levantarse hasta lo más alto me cautivó, yo también quería diseñar algo que perdurara y fuera algo digno de admirar.
A mis 17 años decidí irme a vivir con mi padre, Charlie, a Forks, un pueblo de Washington, el por qué de mi decisión, pues simple, mi madre se había vuelto a casar, y quería dejarles solos para que así disfrutaran de su matrimonio, así que deje la soleada ciudad de Phoenix, donde vivía con mi madre desde que ella huyera de Forks siendo yo un bebe, para ir a la lluviosa Forks.
Esta decisión también marcó mi vida, pues llegar a mitad de semestre a un pueblo con apenas 3000 habitantes, siempre llama la atención.
En el instituto yo era la novedad, cosa que no me agradaba mucho, puesto que no soy de las que le gusta llamar la atención, todo lo contrario me gusta pasar desapercibida, me considero una chica normal, pelo castaño y ojos color chocolate, con la piel blanca y delgada, nada fuera de lo común.
Poco después de llegar conocí a Jacob, era el hijo de mejor amigo de mi padre, Jacob, era un año más pequeño que yo, pero aparentaba más, era moreno de piel, fuerte, cabello negro y unos profundos ojos negros, no lo iba a negar era guapo.
Al poco de conocernos me pidió ser su novia, yo gustosa acepté, ya que me había ido enamorando de él a medida de que le iba conociendo, me encantaba pasar las tardes en su garaje con él o en mi casa haciendo los deberes, en fin, solo con el hecho de estar con el yo me sentía a gusto.
Y que decir de nuestros padres, estaban encantados con la idea de fuéramos novios, era una forma que un futuro ellos llegaran a ser familia.
El gran problema fue el día que yo tuve que dejar Forks, para ir a Seattle a estudiar arquitectura, Jake pidió que siguiéramos con la relación, que aunque tuviéramos lejos podríamos seguir viéndonos, yo acepte ya que estaba realmente enamorada de él, y creía que con un poco de esfuerzo por parte de ambos la relación seguiría.
Ese primer año de facultada, fue realmente duró, al principio nos veíamos más seguido, el viajaba a Seattle y cuando yo podía iba a Forks, pero las visitas cada vez fueron más reducidas, ya que ambos estábamos ocupados, pero aun así seguíamos intentando que lo nuestro funcionara aunque fuera vía telefónica.
Llegó el fin de curso, y aquí me encontraba recogiendo el apartamento que había compartido con mi amiga Ángela durante este primer curso.
- Bella, creo que en salón quedan más libros tuyo – gritó Ángela desde la cocina.
- Sí, ya lo se voy a terminar de recoger lo poco que queda en la habitación y veo si queda algo en el salón – ya no sabía donde iba a meter tantas cosas y eso que ya había enviado algunas para Forks la semana pasada.
- Tenemos que empezar a buscar otro apartamento para el año que viene, mira que vender el casero este piso, sin ni siquiera decirnos si lo queríamos comprar – dijo Ángela entrando en mi habitación.
- Bueno que se le va hacer, por lo menos nos lo ha dejado hasta fin de curso y nos ha avisado con tiempo, tranquila seguro que encontramos algo – otra cosa de la que ocuparme cuando llegue a Forks.
Una vez que deje todo dentro de las cajas, fui al salón, efectivamente allí quedaban unos cuantos libros míos, eso me pasaba por tener tanto, pero que culpa tengo yo si me encanta leer.
- Angy me puedes ayudar con esto y así termino antes – dije con mi voz más lastimera.
- Pero solo porque estoy deseando de salir aquí y llegar a Forks, por cierto ¿ya avisaste a Jake que llegabas hoy? – preguntó cogiendo una caja y ayudando a meter los libros que allí había.
- No, prefiero que sea una sorpresa – no había visto ha Jake desde hacia por los menos 2 meses, ya que yo estaba muy ocupada con los exámenes finales, al igual que él, pero hablábamos todos los días.
Una vez conseguimos meter las cosas que faltaban el en coche de Angy, nos pusimos rumbo a Forks.
- No me puedo creer que ya estemos aquí, un minuto más en el coche y salto de él – dije con la mayor de las alegrías.
- Muy graciosa Bells, y eso que tu no conducías – dijo Ángela intentando sonar enfadada.
Aparcó delante de mi casa, y al momento la puerta de la entrada se abrió, revelando a mi padre.
- Bella, hija por fin estas aquí, ¿Qué tal el viaje?- dijo Charlie a la vez que me daba un abrazo.
- Muy bien papá, aunque un poco largo, ¿me ayudas a subir estas cajas a mi habitación?, es lo que quedaba todavía en el piso.
- Claro, pero creía que habías mandado todo la semana pasada – murmuró por lo bajo, pero que yo conseguí oírlo.
- No, todavía quedaban algunas cosas, no es fácil meter todo un año en cajas – intenté que mi voz sonará enojada.
- Bueno, bueno, tranquila, empecemos a sacar las cajas del coche, así Ángela se podrá ir a su casa.
Tras dejar las cajas en el patio delantero de casa, me despedí de mi amiga, quedando en que no hablaríamos pronto para empezar con la búsqueda de nuestro piso para el curso siguiente.
- Bella, esta es la última caja que quedaba en la calle, ¿donde te la dejó? – preguntó Charlie, ya que mi habitación había desaparecido, siendo invadida por un montón de cajas.
- Déjala donde veas un hueco, intentaré colocar algunas para no andar tropezándome con ellas y mañana seguiré con las demás.
- Ok, ¿necesitas algo más?, es que me tengo que ir a trabajar.
- No, vete tranquilo, yo voy a ir ahora a la Pus a ver Jake – mi voz sonaba ansiosa y era así como me sentía, estaba deseando volver a verle.
Una vez acomodadas algunas cajas, no todas, pero si las suficientes para no tropezarme con ellas, me di una ducha y me vestí lo más rápido posible para ir a ver a Jake, me puse unos vaqueros, una sudadera y mis converses, cogí las llaves de casa y salí a la calle, donde pude ver mi camioneta, ¡cuanto tiempo sin usarla!, así que de un salto me subí en ella y me puse camino a la Push.
Al llegar a casa de Jake, llamé a la puerta unas cuantas veces, esperé a que alguien viniera abrir, pero no pasó nada, además de que parecía todo estar muy tranquilo, lo que significaba que allí no había nadie.
¿Qué raro, por lo menos Billy debería estar?, pensé camino del garaje, por si alguna casualidad estuvieran allí.
¿Y si ha pasado algo?, no lo creo, seguro que Charlie lo sabría y me habría avisado.
Divisé a lo lejos el garaje, y comprobé que nada había cambiado seguía igual a como lo recordaba, pintado de rojo, aunque se notaba que el color estaba desgastado por el paso del tiempo.
Al aproximarme más al garaje pude oír murmullos, poco a poco fui acercándome, la puerta estaba cerrada, pero estaba segura que alguien estaba adentro, por lo que me acerque y la abrí.
Mi cuerpo se quedó estático, mis ojos se abrieron de la impresión, no era capaz de pronunciar nada, mi voz se había quedado atascada en la garganta y mi mente no hacía otra cosa que repetir, ¿por qué?
No me podía creer que esto me fuera a pasar a mi, no era capaz de apartar mis ojos de ese punto fijo, entonces él se dio cuenta que alguien estaba en la puerta, se volteó y me miró a los ojos, había pánico en ellos, y fue en ese momento que mi cuerpo recuperó la vida y eche a correr.
- Bellaaaaa – es lo único que escuché cuando salí de allí lo más rápido que mis piernas me permitían.
Gracias por leer
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