DISCLAIMER: Los personajes de Card Captor Sakura no son de mi propiedad, solo la historia es mía.

Nota especial: ¡Hola!, Los saludo desde antes para hacer una de mis ya muy típicas recomendaciones musicales xD, si gustan pueden acompañar la lectura con la canción titulada "A Thousand Years" interpretada por Christina Perri, que es la que en esta ocasión me inspiro para llevar a cabo la realización de este capi, vale, pues bien, una vez dado el anuncio los dejo con el capitulo y nos leemos en las notas de abajito ;)

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Lemon Tree.

Cap. Final: El destino que nos une.

Todo lo que empieza tiene que terminar, aunque a veces sólo se trate del inicio de una nueva historia.

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Sintió que todo a su alrededor se movía muy rápido, había mucha gente y alguien estaba sosteniéndola demasiado fuerte, llevándola a volandas en medio de un camino que ella no sabía exactamente cuál era, pues su cabeza daba vueltas y más vueltas, obligándola a mantener los ojos cerrados y ver en la oscuridad un montón de imágenes que la torturaban, haciendo que su mente trabajara mucho mas y un dolor penetrante se acentuara en sus sienes.

Quería tocar su cabeza, quería encogerse y llorar pero su cuerpo no respondía, nada…

¡Tomoyo!, ¡Trae agua, alcohol, algo, rápido!— escuchó, muy cerca de ella una vez que el movimiento ceso y acto seguido pudo sentir a sus espaldas una zona mullida y confortable, como si estuviera recostada sobre una camilla. —.Sakura, Sakura preciosa despierta, por favor.

—S-Syaoran— susurró apenas, luego de reconocer la voz de su novio en medio de tanta confusión y este, al ver como ella comenzaba a abrir lentamente sus ojos suspiró, aliviado —.S-Syaoran, ¿Q-qué paso?

—Te desmayaste por…— no supo que decir, así que prefirió quedarse callado, tan callado como fuera posible —.Tuviste un enfrentamiento con un estúpido cliente.

—Y t-tú fuiste a rescatarme— completó ella, sonriéndole apenas y extendiendo su mano hasta tocar una de sus mejillas de forma suave, en tanto Li desviaba la mirada, sosteniendo su mano con delicadeza —.¿Qué pasa?

—Sakura, yo no fui quien…— pero sus palabras quedaron incompletas, pues en el momento en que quiso explicarle que él no había sido su salvador, si no alguien mas, Touya Kinomoto irrumpió en la habitación, dando un certero golpe a la puerta y caminando con prisa hasta donde se encontraba recostada la que ahora sabia, era su hermana menor.

—¡Sakura!

—Oiga, ¿Qué no le dijeron que permaneciera afuera?— saltó Li, colocándose de pie al tiempo que le lanzaba una mirada de molestia al mayor de los Kinomoto —.Por el bien de Sakura no podías entrar aquí hasta que ella se repusiera.

—¿Y tu quien te crees que eres para darme ordenes?— contraatacó el pelinegro, empujando levemente al ambarino que al sentir el contacto frunció el ceño —.Quítate mocoso.

—¡Ya te dije que te vayas!

—¡Y yo te dije que te quites, mocoso idiota!— Li en respuesta al insulto empujó con fuerza al hombre, haciéndolo retroceder al instante, pero fue justo cuando este iba a responder a la agresión que en un movimiento rápido Sakura se puso de pie y se colocó entre ambos, marcando distancia.

—¡Basta, basta ya por favor!— gritó, agachando la cabeza y cayendo de rodillas cuando el mismo dolor de cabeza volvió a presentarse de forma penetrante y aguda —.P-por favor…— Syaoran se agachó a su altura y la tomó en brazos, llevándola de nuevo a la camilla que se encontraba en el vestidor para casos de emergencia y permitiendo que la muchacha descansara un poco.

—Tengo que ir por medicamento o algo— dijo Li, viendo con preocupación cómo su novia sostenía su cabeza con ambas manos, como si sintiera que en cualquier momento se le caería del puro dolor —.Pero no quisiera.

—Syaoran, Syaoran por favor, déjame a solas con él— indicó la ojiverde apenas, mientras apretaba los parpados y dejaba que un par de lagrimas se le escaparan —.N-necesito hablar con él, p-por favor…

—Pero es que…

—T-te lo suplico, estaré b-bien— sin estar muy convencido Syaoran se incorporó y comenzó a caminar fuera de la habitación, no sin antes mirar con enojo al mayor de los Kinomoto que, contrario a responder el gesto, observó con atención el cuerpo frágil de su hermana que descansaba aun sobre la camilla, débil, deprimida…

De inmediato su mente se reprochó el haberse olvidado de ella y no atreviéndose a verla se giró sobre sus pies, tratando de asimilarlo todo.

Aquella noche, en el accidente, todo parecía marchar bien, sus padres desde los asientos delanteros charlaban como siempre de forma animada, Nadeshiko, su madre, realizaba alguno que otro comentario respecto a Sakura y de repente, cuando creían que estaban por llegar al aeropuerto las cosas se comenzaron a distorsionar, había ruido, mucho ruido, imágenes revueltas y borrosas, un dolor perforante y al final sólo silencio, un silencio que se prolongaba durante minutos, horas, días, hasta que él pudo despertar en una habitación de hospital, en Múnich, Alemania.

Luego de conocer a Nakuru él siempre supo que había muchas cosas de su vida que no recordaba y otras mas que no encajaban, como aquella identidad que tenia siendo Keita Yoichi, él tenía en mente ese constante malestar de que su supuesto nombre no quedaba con él, pero por mas que se esforzó en recordar su cerebro jamás pareció cooperar con él…

Hasta ahora.

—Touya— el susurro a sus espaldas le hizo voltear y encontrarse con que su hermana menor estaba sentada en el borde de la camilla, viéndole con los ojos llorosos —.Touya…

—¿Qué?

—¿Me preguntas a mí, luego de que estuviste ausente en mi vida por tantos años?— le preguntó de vuelta, mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia a él —.¿Es todo lo que vas a decirme?

—¿Qué más quieres?, estuve sin memoria durante este tiempo y ahora no tengo mucho que pensar, sólo te digo que…— hizo una pausa, antes de voltearse y sonreírle, sonreírle como nunca antes le había sonreído a nadie —.A pesar de que destruías la casa y me dabas esos tontos puntapiés, te extrañe… monstruo.

Y en el momento en que lo dijo, Sakura finalmente se echó a llorar como una niña pequeña, al mismo tiempo que acortaba la distancia que le separaba de su hermano y lo abrazaba, tan fuerte, como si estuviera abrazando a sus padres, como si estuviera sosteniendo su vida, su alma, todo…

Su familia tal vez no estaba completa, pero su hermano, su querido hermano estaba con ella, vivo.

—Y-yo también, y-yo también te extrañe Touya—balbuceó, dejando que varias lagrimas recorrieran sus mejillas y fueran a dar hasta sus labios, curveados ahora en una sonrisa…

Una eterna sonrisa que penetraba hasta lo más hondo de su ser.

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—Entonces eso es lo que pasa— Nakuru Akizuki vio hacia sus manos con sumo pesar, suspirando y observando luego a su medio hermano que ya se había encargado personalmente de aclarar todas sus dudas —.Si lo sabían desde antes ¿Por qué no me lo dijeron?

—No era conveniente, Nakuru— habló el níveo, dejando a la vez que una de sus manos reposara sobre su frente —.Si te decíamos seguramente terminarías por revelarle todo a tu prometido y él no estaba en condiciones de recibir tal noticia de golpe, teníamos que esperar hasta que recordara algo.

—¿Aunque eso le costara la felicidad a Sakura?— preguntó, levantándose súbitamente de la silla donde estaba sentada y enviando a la vez una mirada de desconcierto a los tres jóvenes frente a ella, pues luego de que Syaoran saliera del vestidor donde se encontraba Sakura, no había tardado en llegar hasta donde ellos estaban charlando respecto a lo sucedido —.¿No creen que es algo egoísta?, para ella, para Keita, Touya, o como sea que se llame mi prometido, ¿No lo creen?

—Al final nosotros no decidimos eso, la que quiso hacer las cosas así fue la misma Sakura— respondió Tomoyo, soltando un ligero suspiro —.Sentimos mucho que se enteraran de esta forma pero era el único método, es gracias a Dios que el hermano de Sakura recuperó la memoria y no se fue sin saber la verdad, porque, ustedes regresan a Alemania mañana, ¿No es así?

—Sí, así es— aseveró Akizuki —.Tenemos que regresar a Múnich, ahí es donde Kei… Touya tiene su trabajo y donde yo sigo haciendo labor social, aunque ahora que están las cosas así, tal vez a él se le ocurra quedarse en Japón, al lado de su hermana.

—Posiblemente pero, ¿Qué tan conveniente es que deje su trabajo en Múnich?— preguntó Eriol, medio titubeando —.No creo que tener un trabajo de periodista en esa ciudad sea poca cosa.

—Y no lo es Eriol, el trabajo que mi prometido tiene es muy importante, lo ha conseguido a través de todos estos años y sería una gran pena que lo dejara pero…—hizo una pausa, antes de continuar —.No creo que él desee que su hermana vaya con nosotros, Sakura tiene su vida aquí.

—Pero, si llegase a decirle que se fuera…— Tomoyo viró su atención hacia Syaoran, percatándose de que el muchacho ahora veía al piso, manteniéndose en un silencio absoluto.

Ninguno de los tres restantes dijo nada, hasta que Li volvió a dirigirles la mirada, en medio del silencio reinante.

—Iré a ver si Sakura ya ha terminado de hablar con su hermano, es importante que tome algún medicamento para el dolor de cabeza que tiene, ahora vuelvo— Eriol detuvo a Tomoyo en el momento en que esta quiso detener a Syaoran, indicándole que, por el momento, era mejor dejar solo al castaño pues tal y como lo habían dicho, la posibilidad de que Touya Kinomoto quisiera llevarse a su hermana a Múnich era tan elevada como la probabilidad de que ambos se quedaran a vivir en Japón.

Fuera como fuera un cambio tan dramático era imposible de ignorar y en el caso del joven hijo de Ieran una de las dos posibilidades le iba a ser muy difícil de asimilar, tanto a él como a Meiling Li, que seguramente seguía en casa, sin enterarse aun del asunto.

—Aunque, yo también tengo una noticia que darles— declaró Tomoyo, luego de que su mente dejara de estar sumida en una nube de pensamientos y, ante el tono algo triste de su voz, Eriol reaccionó de inmediato, observándole con preocupación ligera.

—¿Se trata de algo malo?

—No sé como lo interpretaran ustedes pero…— silencio, antes de hablar nuevamente —.Mi madre me llamó por teléfono hace unos días, me ha dicho que llegará a Japón la siguiente semana y que quiere que nos vayamos a vivir a Canadá.

—¿A Canadá?— preguntó Hiraguizawa, mientras negaba lentamente con la cabeza —.¿Tan lejos?, ¿Por qué?

—Mi madre compró una residencia haya, dice que no quiere estar en Japón por un buen tiempo ya que le trae recuerdos de mi padre, así que no creo que este en discusión su nueva locura— la amatista sonrió levemente, con algo de falsedad, antes de ser abrazada por Eriol —.Lamento mucho tener que dejarte.

—¿Y quién ha dicho que vas a dejarme?— Tomoyo lo vio con sorpresa, esperando a que aquello que Hiraguizawa estaba dándole a entender fuera una mentira, no obstante al mirarle no encontró ningún rastro de engaño en su mirada, simplemente un reflejo lleno de sinceridad —.Si tú te vas a Canadá, yo me voy contigo.

—Pero, ¿No tendrás problemas con tus negocios?

—Esos negocios los termine desde hace mucho tiempo— reveló, dejando que una sonrisita traviesa atravesara su rostro —.Si me quedé es porque mi tía Ieran me lo pidió, igual que Meiling, además tenía que ayudar a Syaoran y a Sakura, pero sobretodo, me quedé por ti Tomoyo.

—Pero vas a dejar a todos y…

—Vamos a visitarlos, no nos iremos para siempre, ¿Verdad Nakuru?— la mujer asintió con una sonrisa sincera, viendo como ante su gesto Tomoyo se abalanzaba sobre su hermano, abrazándolo y depositando en sus labios un beso que se prolongo un par de segundos, antes de separarse.

—Habrá que decirle a los demás…

—Así es, pero será en unos días más— propuso el níveo, medio suspirando —.Porque de decirlo ahora, creo que Syaoran no se lo tomaría muy bien.

—Él ya lo sabe, Eriol.

—¿Cómo dices?— cuestionó, ligeramente sorprendido —.¿Tú se lo dijiste?

—Para nada, yo planeaba decirlo cuando estuvieran todos presentes pero hace un par de días Syaoran me sorprendió mientras hablaba con mi madre, hizo preguntas y terminé por revelarle todo— recordó, encogiéndose de hombros —.Le pedí de favor que me guardara el secreto, pero ahora que ya lo saben ustedes también, creo que será mejor que lo diga en la cena de esta noche.

—¿Estás segura?

—Completamente— dijo, asintiendo una vez con la cabeza —.Ahora lo único que espero es que las cosas con Syaoran y Sakura salgan bien.

—Ojalá Tomoyo— acordó Akizuki, suspirando —.Ojalá…

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—Quisiera presentarlos formalmente— Sakura estaba al lado de Touya Kinomoto, viéndolo con alegría, en tanto este bufaba con bastante molestia y se cruzaba de brazos, desviando su mirada al piso.

Syaoran, que ya se encontraba nuevamente en el vestidor del restaurante, no pudo evitar responder con los mismos gestos, mientras veía a Sakura con mucha suplica en los ojos, como rogándole que no se atreviera a hacer aquello tan condenadamente incomodo.

Pero mayor era la felicidad de la castaña que, para variar, su opinión valió un comino.

—Touya, él es Syaoran Li…

—Sí, ya sé, es el mocoso ese, hijo de Ieran Li.

—¿Mocoso?, ¿A quién carajo le estás diciendo mocoso?

—¡Hey, hey!, Touya, no le digas así— reclamó la ojiverde, en tanto colocaba una mano en el pecho de su novio para evitar que avanzara y pudiera golpear a Touya —.Sí, es el hijo de Ieran Li, él y su prima Meiling convivieron conmigo todos estos años y me ayudaron mucho, al principio no nos llevábamos tan bien pero ahora…

—¿Ahora, que?, dime si este mocoso te molesta porque de ser así…

—¡Touya, deja de decirle mocoso!, y no, no me molesta porque…— hizo una pausa y luego de respirar hondamente tomó la mano de Syaoran entre la suya y habló de nuevo —.Es mi novio…

—¡Qué, qué!— gritó, al tiempo que jalaba a Sakura y la separaba de Syaoran, en un acto que molesto profundamente al joven castaño —.¡Tu no estás en edad para tener novios!

—Touya, ya tengo dieciocho y si te lo estoy diciendo no es para que comiences con tus tonterías de antes— explicó ella con paciencia, liberándose del agarre de su hermano —.Amo a Syaoran, él me ha cuidado muy bien en tu ausencia, así que no tienes nada que reclamar— el ambarino sonrió levemente al escuchar las explicaciones de su novia, aunque por otro lado Touya no estaba muy feliz con eso, pues tal y como su hermana decía no tenía armas suficientes como para exigirle al niñato ese que se apartara de ella.

Syaoran estaba seguro que su querida Sakura no le comentaría nada de su situación de antes, de los insultos, las constantes peleas y las riñas, porque de hacerlo seguramente ese tipo no se contendría y trataría de golpearlo a toda cosa.

Negó con la cabeza una vez, alejando un poco los recuerdos malos de su convivencia y remplazándolos por aquellas cosas buenas que habían tenido, cuando eran pequeños, poco antes de ser novios y actualmente, porque aunque existieron momentos difíciles y en un inicio su convivencia fue complicada al final siempre hubo algo que los mantuvo juntos, de una o de otra manera.

¿Qué era?, no lo sabía, simplemente lo único que tenía claro era que ahí estaban, luego de solucionar el problema de su hermano "fantasma", llevando ahora una conversación acerca de presentaciones e intercambiando información sobre todo lo que Touya Kinomoto se había perdido esos años, cuando su memoria estuvo ausente y extraviada en un olvido parcial.

Sonrió un poco, antes de ver de reojo como Sakura comenzaba a discutir con su hermano mayor y acto seguido le acomodaba un buen puntapié, reclamando algo sobre un apodo y que su nombre no debía ser borrado para suplantarlo con tales cosas infantiles y horrendas, según ella.

Suspiró, pensando que, aunque no le gustara, pronto tendría que asimilar ciertas ideas que ya comenzaban a materializarse como algo muy real…

Real y doloroso.

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Ese mismo día, por la noche, en la casa Li todo estaba sereno.

Mientras servían la cena de ese día Ieran Li intercambiaba algunas palabras con Touya Kinomoto y Nakuru Akizuki, en tanto que, en el otro extremo de la mesa, Sakura charlaba animadamente con Meiling, quien no reparaba en hacer varios chistes con relación a su mascota Kero y hablarle sobre algunos otros datos curiosos.

—¿Y ahora, qué te sucede Syaoran?—indagó la pelinegra con interés, luego de que hubiera permanecido unos segundos observándole y se diera cuenta de que su rostro, lejos de mostrarse animado, se notaba algo decaído e incluso deprimido —.¿Estás bien primito?

—Sí Mei, no pasa nada.

—¿Estás seguro?

—Sí, ya te dije que estoy bien— ella no quiso averiguar mas al respecto, pues sabía que su primo era demasiado terco como para revelarle algo con mucha facilidad, así que, permitiendo que su amiga cambiara de lugar con ella, dejó que Sakura se le acercara y le abrazara un poquito, aunque de por medio llamara la atención de su hermano que desde su sitio no dejaba de vigilarla.

—¿Qué sucede Syaoran?, ¿Por qué estas así?— preguntó con tono dulzón, acercándose otro poquito a su novio en tanto este le sonreía apaciguadoramente, mientras que levantaba su mano derecha para posteriormente entrelazar sus dedos con los de ella.

—No pasa nada Sakura, es sólo que me enteré de algo un poco triste…

—¿De qué?

—Ya lo sabrás— Li no quiso dar más detalles con relación a eso, simplemente, cuando todos comenzaron a ingerir sus respectivos alimentos, propios de la cena, le envió una mirada significativa a Eriol y Tomoyo quienes, luego de verse por breves segundos, se colocaron de pie y llamaron con ello la atención de todos los presentes.

—Queremos hacerles un anuncio importante, aprovechando que estamos todos reunidos— habló Eriol, viendo con sumo detenimiento los rostros expectantes de su tía, sus primos y la que ya consideraba como su hermana… Sakura.

—Mi madre hace poco me ha llamado y me ha dicho que es momento que vaya a vivir con ella— anunció la nívea, levantando un poquito la mirada, luego de que la hubiera mantenido sobre su plato de comida —.Eriol ha decidido ir conmigo y además de darle las gracias a Ieran por su hospitalidad, quiero anunciar que nos iremos a Canadá la próxima semana.

—¿Qué han dicho?— Meiling se levantó de su lugar, exaltada, atrayendo entonces la atención de su tía y su primo, que la veían como tratando de tranquilizarla —.¿Se van?, ¿Así nada mas?

—Es una decisión que lamentablemente no podemos quitar, mi madre está muy decidida y no quiere residir en Japón por un buen tiempo, así que…— hizo una pausa, antes de sonreírle a Meiling, con mucha tristeza contenida —.Lo siento muchísimo pero tenemos que irnos.

—Además, ya ha sido suficiente el tiempo que hemos pasado aquí, en casa de mi tía y pues, así debe ser— intervino el ojiazul, medio cabeceando —.Pero eso no quiere decir que vamos a dejar de vernos para siempre, al contrario, les aseguramos que vendremos de visita constantemente.

—¿Enserio lo prometen?

—Claro que si Meiling— aseguró la amatista, antes de caminar y sostener las manos de la chica Li, en señal de promesa —.Estaremos aquí más pronto de lo que te imaginas— Sakura, que no había dicho nada durante el anuncio, se levantó de su asiento y caminó hacia donde estaban sus dos amigas para, posteriormente, envolverlas en un abrazo que conmovió a Daidouji y a Li, arrebatándoles un par de lagrimas traicioneras.

—Somos buenas amigas, ¿Quién lo diría, no?— las tres jóvenes rieron por la ocurrencia de la ojiverde, que seguía siendo admirada por su hermano mayor.

Touya al recordar algo que consideró vital, se giró hacia Ieran Li y comenzó a susurrarle algunas palabras que Syaoran desde su puesto no escuchó.

Sin embargo bastó con la mirada sorprendida de su madre y el posterior choque de manos para que varios de sus temores salieran a relucir, pues al parecer Touya Kinomoto estaba pactando algo contundente con su progenitora, tan contundente que la mujer, luego de aquel dialogo, lo único que pudo hacer fue agachar un poco la mirada y enviarle una señal de resignación a través de ella.

Syaoran asintió con pesar y acto seguido, sin que Sakura se diera cuenta, se levantó de la mesa, se disculpó y caminó hacia su habitación.

Si todo era como lo había interpretado su preciosa novia pronto le alcanzaría y con ello le daría una noticia final.

La ultima de su historia.

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—Espero que sea muy urgente eso que tienes que decirme Touya— Sakura dejó que su hermano tomara asiento en uno de los sillones de la sala, mientras ella le miraba con ojos expectantes y los brazos cruzados, moviendo frenéticamente las manos y taconeando el piso con uno de sus pies.

—Ya sé que te interrumpí en tu urgencia por ver a tu novio el mocoso, pero antes de que lo veas hay algo que debo anunciarte y creo que también le interesará a él— reveló, obteniendo a cambio un leve puchero por el sobrenombre impuesto a Syaoran.

—¿Y que puede ser?

—Sakura, hablé con Ieran Li hace un rato, le agradecí por todas las atenciones que ha tenido contigo y por todos los años que te dejo vivir en su casa, también porque te ha cuidado y ha velado por tu educación— dijo, la ojiverde asintió —.Pero comprenderás que ahora que he recobrado la memoria y que tengo plena conciencia de la responsabilidad que tengo contigo al ser tu hermano mayor, tengo que empezar a tomar algunas decisiones importantes en nuestras vidas.

—¿Cómo cuales?

—He decidido que vengas a vivir conmigo a Alemania.

—¡¿Qué?!— gritó ella, sorprendida, mientras le veía con los ojos abiertos como platos —. ¿Alemania?, ¿Por qué?

—Sakura, sé que será difícil para ti pero haya es donde yo tengo mi trabajo de planta, soy periodista y gano muy buen dinero en Múnich— alegó, exponiendo sus puntos —.Si me quedara a vivir aquí en Japón me tomaría bastante tiempo encontrar un trabajo como el que tengo actualmente y el sueldo no me alcanzaría para costear lo que resta de tus estudios y lo que te haga falta hasta que tú puedas ganar tu propio dinero.

—Pero estoy trabajando en el restaurante Touya, yo puedo ayudarte con eso.

—Después de lo que vi hoy no quiero que sigas exponiéndote a nada, ¿Me entiendes?— declaró, silenciándola —.Lo siento Sakura pero así son las cosas, además no puedo seguir abusando de la hospitalidad de los Li, eres mi hermana y yo tengo que hacerme responsable de ti.

—Pero Touya, es que…

—Sakura, por favor, es la decisión que he tomado— sentenció, recibiendo a cambio una mirada triste por parte de la chica castaña —.Nuestro vuelo sale mañana por la noche, así que empaca tus cosas— Touya Kinomoto salió del lugar una vez dio por terminado su anuncio, dejando a Sakura completamente sola para que pensara, pues sabía que aquella noticia sería una bomba para ella ya que debía comenzar a hacerse la idea de que pronto tendría que comenzar con una nueva vida, lejos de Japón.

Kinomoto tapó su boca con una mano, antes de sentir como un nudo enorme comenzaba a formarse en su corazón y le impedía respirar bien, acentuándole un intenso dolor en el pecho y un malestar en la garganta, como cuando intentas tragar una píldora enorme y simplemente no puedes hacerlo.

Al sentir que la carga emocional era demasiado pesada corrió hacia la habitación de Syaoran, para después abrir la puerta de sopetón y echarse a llorar en los brazos de su amado, que al verla en ese estado no hizo más que abrazarla fuertemente.

Seguramente ya le habían notificado la terrible noticia de su próxima partida.

—No me quiero ir, Syaoran— Li cerró sus ojos, sin responder, simplemente escuchó como ella lloraba y soltaba sollozos que a él le desgarraban el alma —.P-pero tengo que hacerlo, t-tengo que ir con Touya.

—Es tu hermano Sakura, tienes que obedecerlo.

—Lo sé… y, juro que lo he extrañado tanto, a él, a mis padres, pero, pero…— otro sollozo mas, antes de que sus manos se aferraran a su camiseta, abrazándose a él con mayor fuerza —.No quiero dejarte Syaoran, t-te amo, t-te amo muchísimo.

—Yo también te amo Sakura, pero no podemos hacer nada— la separó un poco de su cuerpo y acto seguido la observó directamente a los ojos, limpiando con sus dedos las lagrimas que rodaban por sus mejillas, sin control —.Sé que tienes que irte y lo entiendo.

—P-pero Syaoran…

—Ya habrá tiempo para que puedas visitarnos o nosotros iremos a verte— propuso, medio sonriéndole —.Es una promesa— sin estar muy convencida de aquello, Sakura volvió a llorar libremente en los brazos de su novio, dejando que toda la tristeza que sentía saliera de su cuerpo a través del llanto, rogando para que su dolor se fuera pronto y no dejara más que simples marcas, huellas que pronto se borrarían, con el paso del tiempo.

Syaoran dejó que ella se liberara de su pesar y agachó la cabeza en señal de derrota.

Al final, tal vez el destino no había querido que ellos estuvieran juntos por demasiado tiempo.

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La mañana siguiente resultó bastante nublada, durante todo el día la lluvia fue un signo notable que no se borró durante un buen rato, permaneciendo por horas que a Syaoran le parecieron interminables.

La noticia de que Sakura se iba provocó una oleada de reacciones que no le daban tiempo de mencionar, lo más notable era la profunda depresión en la que Meiling se había sumido y las disculpas que tanto Eriol, como Tomoyo y la propia Nakuru Akizuki le dieron, como muestra de un apoyo incondicional al saber que él, desde su posición de novio, era el más afectado, después de Sakura.

Para su lastima la chica Kinomoto se había rehusado a entablar conversación con él desde la noche anterior, al saber que, de hacerlo, seguramente terminaría llorando de nuevo, cosa que no deseaba ni podía hacer ya por su bienestar físico y mental.

Suspiró con pesar, antes de observar el cielo que ya comenzaba a oscurecerse un poco, dándole una señal contundente de que el tiempo al lado de Sakura se le estaba terminado…

Lanzó una mirada hacia su escritorio, donde se encontraba una pequeña caja rosada, la cual planeaba obsequiarle a Sakura antes de que se fuera.

Tantos recuerdos, tantas cosas que habían pasado juntos, como aquella noche en la que se habían quedado solos y habían encontrado a Kero en medio de la oscuridad, luego de que el minino irrumpiera en su habitación e hiciera un desastre completo…

Es… es un fantasma.

Ya te dije que no Sakura— respondió, continuando con su búsqueda, hasta que se detuvo, se hincó y con una mano levanto al culpable de los ruidos. —.Esta bestia fue la que entró por la ventana y tiró mis libros— dijo haciendo un gesto de desagrado y mostrando a un gato con pelaje dorado, que gruñó por el mal trato del ambarino.

Al ver esto, la castaña suspiró aliviada y sonrió…

Pero, si es tan lindo…— Sakura se acerco entonces y tomó al minino entre sus brazos, mismo que se sintió a gusto, ya que comenzó a maullar con felicidad.

Sea lo que sea, ahí tienes a tu fantasma, pequeña tonta— en ese momento la electricidad volvió, iluminando la habitación y la casa entera, algo que Sakura agradeció internamente.

Ambos se miraron por un momento… no dijeron nada.

Pero esa situación cambio hasta que la castaña, repentinamente, mostró un gesto de burla, al haber recordado un detalle…

Con que… Me llamaste Sakura ¿No?— ante eso Syaoran retrocedió un par de pasos, maldiciéndose internamente.

Escucha no…

De acuerdo, eres tan lindo cuando te avergüenzas, ¿Lo sabías?— el ambarino abrió sus ojos de par en par, incrédulo, al ver que lo que tanto temía, se estaba haciendo realidad—Pero no te preocupes, no le diré a nadie… solo que a partir de ahora te llamare por tu nombre, que descanses… Syaoran.

Las tutorías de matemáticas y el agradecimiento cariñoso de ella…

¡Oye, que te suce…!— antes de que el ambarino gritara, Sakura lo abrazo con felicidad y él simplemente se quedo pasmado, sonrojado y sin saber que hacer o que decir.

Muchas gracias— la escuchó murmurar pero él no comprendió nada —.Saque un 9 en el examen de matemáticas gracias a ti, de verdad te lo agradezco mucho— anunció, separándose y mostrando su examen que tenía un gran 9 grabado en el.

El ambarino aun seguía como en shock, pero Sakura permanecía sonriente frente a él.

Ah…

Bueno, nos vemos en casa, ¡Adiós!

La graduación, en la que le dieron tantas ganas de asesinar a ese idiota de Hiroshi Aizawa…

¡Tu quién diablos te crees para interrumpir!— gritó Aizawa con molestia, viendo al ambarino furiosamente, al parecer el golpe que se había dado le había quitado un poco el estado de ebriedad.

Que bien Aizawa… tratando de abusar de una tonta…— respondió él, aparentemente tranquilo, pero viendo al chico con ira, mientras Sakura sólo observaba todo con asombro…

¡Cometiste el error de interrumpirme!— gritó entonces, omitiendo el comentario y levantándose para soltar el primer golpe que dio justo en el estomago del joven Li…

Pero inmediatamente luego de eso Syaoran lo tomó por el cuello, asestando un golpe sobre la mejilla del chico y empujándolo de nuevo, para después levantarlo y observarlo aun con enojo…

¡Y tu el error de tratar de abusar de ella!, ¡Si la vuelves a tocar en contra de su voluntad, te juro que tú serás el que se arrepienta!

La declaración improvisada de Sakura…

¿Qué… que quieres decir con eso?

Que… tu… yo… quiero decir que tú me… es que tu… me… me…

¿Te gusto?— la pregunta tan repentina hizo que Sakura se sonrojara furiosamente, para que posteriormente lo observara con frustración y algo de recelo…

¡Se suponía que debía decirlo ella no él!

¡No lo digas así!

Entonces es cierto…

Y la respuesta que le dio después…

¿Syaoran?

De verdad que eres tan…

Si ya… solo quiero que me digas porque…

¡No me interrumpas!— ella se quedó callada ante esto, pues el chico había hablado mas con desesperación que con enojo, cosa que la dejó muda —.Tu… también… me… tu… yo… me… es solo que…

¿Te gusto?

¡No lo digas así!

Tantas cosas, tantos recuerdos que se aglomeraban en su cabeza, sentimientos, lugares, personas que habían conocido todo ese tiempo y que se habían encargado de ayudarlos a estar juntos, tantas cosas que habían pasado, momentos tristes, felices, amargos, sorpresivos, pero siempre fueron pruebas que superaron juntos, instantes que quedarían por siempre en su mente, guardados como un tesoro muy valioso.

Tan valioso…

—¡Syaoran, es hora de irnos al aeropuerto!

—¡Ya voy!— suspiró una última vez, antes de tomar la cajita rosada y salir de la habitación, observando de por medio al pequeño Kero que como siempre continuaba durmiendo en aquella esquina de su cama.

Sonrió y cerró la puerta con sigilo, permitiendo que el gato descansara otro poco más…

Por ser parte de sus recuerdos con Sakura, esta vez se lo merecía.

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A todos los pasajeros con destino a la ciudad de Múnich, favor de presentarse a la puerta 27— Meiling sollozó una última vez, antes de abrazar con fuerza a Sakura, que ya se encontraba frente a la familia Li sosteniendo una maleta y observaba con algo de tristeza a Eriol y Tomoyo, quienes se habían tomado el tiempo para despedirla, antes de comenzar a planear su respectivo viaje a Canadá.

Lanzó un suspiró al aire y se separó de su mejor amiga con mucho pesar, al ver que su hermano le hacía señas junto con Nakuru, indicándole que ya era hora de partir.

—¿Me enviaras cartas, verdad?

—Claro que si Meiling, ¿Tú lo harás conmigo?

—Eso ni lo dudes, vale, ni lo dudes— Sakura dejó que varias lagrimas se escaparan de sus ojos, antes de volver a brindarle un último abrazo a su amiga, esta vez el definitivo.

Pronto Eriol se acercó para envolverla en ese mismo gesto cariñoso, al igual que Tomoyo y la señora Ieran, quienes deseaban con todo su corazón que la menor de los Kinomoto tuviera un excelente viaje.

—Gracias por todo señora Ieran.

—No tienes que agradecer nada cariño, fue un placer para mi tenerte en mi casa, eres una chica espectacular— Sakura asintió, tratando de contener sus lagrimas, no obstante, al ver como Syaoran comenzaba a acercarse, sus ojos instintivamente se empañaron de nuevo y soltando su pequeña valija lo abrazó fuertemente.

—Hey, hey, me vas a asfixiar— bromeó un poco, provocando que de los labios de la ojiverde saliera una risa ahogada.

—L-lo siento.

—Quisiera que te llevaras esto— dijo, extendiéndole el pequeño paquete rosado de antes, en tanto ella lo observaba con curiosidad y acto seguido lo tomaba de sus manos con suavidad —.Es un pequeño regalo, yo espero que te guste.

—G-gracias Syaoran.— tartamudeó, sonriéndole un poquito —.Te amo, ¿Lo sabes cierto?

—Claro que lo sé— susurró, acercándose otro poco a ella —.Lo sé tan bien porque yo también te amo, tonta— Sakura sonrió melancólicamente al escuchar el antiguo apodo con el que Syaoran solía llamarle, en aquellos tiempos, cuando se llevaban tan mal como el agua y el aceite.

Se acercó más, limpiando un poco sus lagrimas, antes de depositar un beso suave en sus labios, un beso que se prolongo varios segundos que para ellos fueron vitales, mientras se olvidaban del mundo y de todo lo demás, pues por ese breve instante se permitieron evadir la realidad, descansar en un mundo imaginario donde sólo existían ellos dos, sin nadie más, en un lugar lejos del aeropuerto, donde no estaban viéndolos.

Meiling se abrazó a Tomoyo con tristeza y para cuando volvió a ver su primo se había separado de Sakura y esta, luego de susurrar un último te amo, se separó de su novio, caminando a través de la puerta 27, siguiendo los pasos de su hermano y desapareciendo después.

Syaoran sonrió con pesar, agachando la cabeza, al tiempo que sentía la mano delicada de su madre sobre su hombro, en señal de apoyo.

Pronto vio como los últimos pasajeros atravesaban la puerta 27 y finalmente como esta se cerraba.

—Hasta pronto… mi pequeña tonta— susurró para sí, antes de darse vuelta para comenzar a caminar en dirección a la salida, en compañía de Ieran, Meiling, Eriol y Tomoyo.

-.-.-

Una vez estuvo sentada en el asiento de avión observó el paquete que Syaoran le había entregado minutos antes.

Se pasó una mano por la cara antes de abrirlo. Se trataba de una pequeña cajita y en el interior había una nota junto a un pequeño osito de peluche de color rosado, con unas curiosas alitas en la espalda.

Lo sacó de la caja y leyó con sumo cuidado la leyenda…

Pensaba entregártelo después pero en vista de lo sucedido te lo doy ahora, es impresionante cómo pasa el tiempo, ¿Verdad?, Yo espero que te guste, se cuanto amas estas cosas así que espero haber hecho un buen trabajo. No pienses que este es un adiós, tómalo como un "Hasta pronto", porque aunque estés lejos de aquí en mi mente y en mi corazón siempre estarás presente, además de que nos estaremos comunicando constantemente, por cartas o por teléfono, como sea, la distancia no será un obstáculo.

Te amo Sakura y estaré esperando el día en que volvamos a estar juntos, esta vez para no separarnos jamás.

Con amor Syaoran.

Al terminar de leer la carta no pudo evitar lanzar un sollozo y comenzar a llorar nuevamente, mientras sus manos apretujaban el pequeño osito de felpa contra su pecho y un par de lágrimas caían sobre la carta escrita sobre un papel delgado de color verde.

Desde el asiento a su lado Nakuru observaba a la muchacha con suma tristeza y sin soportarlo más le asestó un fuerte codazo a Touya, que estaba a su lado leyendo una revista del avión, sin percatarse del estado de ánimo tan deplorable de su hermana menor.

—¿Qué diablos te pasa Nakuru?— se quejó el hombre, luego de segundos —.¿Por qué me golpeas?

—¿Cómo que por qué?, ¿No has visto a Sakura?, no ha dejado de llorar desde ayer ¡Y todo es tu culpa!— gritó, llamando con ello la atención de varios pasajeros a la redonda.

—Oye, cálmate quieres, es normal que ella se sienta triste, pero ya se acostumbrara a vivir con nosotros y…

—¡Es que no puedo creerlo, eres un egoísta de lo peor!— volvió a gritar, esta vez levantándose de su asiento, atrayendo la mirada vidriosa de Sakura —.Acabas de encontrarte de nuevo con tu hermana que es parte importante de tu vida y lo único que haces es darle ordenes y exigirle que deje su vida, que deje a sus amigos y al chico que ama por seguirte a ti, ¡Eres un completo egoísta!

—Te explique mis razones Nakuru.

—¡Me dan igual tus razones!, ¡Por tu culpa todos estamos tristes, sólo porque no te crees capaz de conseguir un trabajo en Japón!— gritó por última vez, antes de sentarse nuevamente —.Siéntete culpable Touya Kinomoto, porque yo igual no te hablaré durante un buen tiempo, dale las gracias a tus estúpidos sentimientos pesimistas y tus tontas ideas egoístas…

Todos en el avión se quedaron en completo silencio, luego de que la chica Akizuki liberara al fin el profundo malestar que llevaba guardándose desde la tarde.

Touya se quedó pasmado por tal espectáculo y de inmediato su mirada viajo hasta su hermana menor, que estaba un asiento lejos de él y le veía con los ojos enrojecidos de tanto llorar, además de que sus manos apretujaban un pequeño osito de felpa junto a una carta, que, sin temor a equivocarse, seguramente eran regalo de ese mocoso.

Desvió la mirada con dolor, observando la pista de despegue a través de la ventana del avión.

Sabía que se iba a arrepentir por eso, pero aunque odiara admitirlo Nakuru tenía razón.

Su hermana ya había sufrido bastante como para que ahora él le terminara provocando un daño mayor.

—Sakura…— llamó, atrayendo de inmediato la mirada consternada de la muchacha —.Bájate del avión.

—¿Qué dijiste?

—Que te bajes del avión, ¿Qué no entiendes monstruo?, vete ya antes de que cierren la puerta…

—P-pero es que, ¿Y ustedes?

—Nosotros iremos a Múnich, arreglaremos lo del trabajo y luego regresaremos a Japón, tu vete, ¡Ya!— Sakura asintió una vez, sonriéndole a su hermano y sin pensarlo más se levantó de su asiento y corrió hasta la entrada, justo cuando los últimos pasajeros estaban por abordar.

Varios trabajadores del aeropuerto quisieron detenerla pero ella no pensó más y siguió corriendo hasta llegar a la salida, donde llamó un taxi que la llevaría de vuelta a la casa Li.

Ese lugar donde se encontraba Syaoran, su Syaoran.

-.-.-

—¡Sakura!, ¿Qué estás haciendo aquí?— Li Meiling no podía contener su asombro cuando vio a su mejor amiga cruzar el umbral de la puerta, a lo que esta simplemente respondió con algunas frases rápidas y otras explicaciones algo vagas de lo que había sucedido con su hermano en el avión.

—¿Dónde está Syaoran?

—No está aquí, salió a dar un paseo al parque pingüino, oye… Sakura, espera, ¿A dónde vas?

—¡Voy a buscarlo!— sin decir nada mas la chica Kinomoto salió corriendo en dirección al parque pingüino, sintiendo a la vez una ligera llovizna que le mojaba el rostro.

Meiling sonrió enormemente ante tal cosa y sin más contratiempos se adentró hacia el interior de la casa Li, dando saltos de felicidad.

—¡Tía Ieran!, ¡Sakura no se fue, no se fue!

-.-.-

Observó al cielo lleno de estrellas y luego hacia las lamparillas que iluminaban el parque pingüino, pensando en que seguramente el avión de Sakura ya estaría camino a Múnich.

Agachó un poco la cabeza, dando un suspiro, antes de escuchar como su celular comenzaba a emitir una tonada repetitiva, una canción muy particular que antes había escuchado en la radio y que se había encargado de conseguir, por el simple hecho de que la condenada melodía le había parecido bastante buena.

Lemon Tree de Fool's Garden.

—¿Si?, Habla Li— respondió, una vez acalló el ruido y para su sorpresa escuchó del otro lado del auricular una voz que él reconocía bastante bien. —.¿Sakura?

Hola mi amor, sabes, quería decirte que me encantó tu regalo…

—¿Cómo?, ¿Ya estás en Múnich?

Claro que no bobo, Múnich queda muy lejos

—Pues no te entiendo Sakura, ¿Estas en el avión?— silencio, antes de escuchar un par de risitas divertidas —.¿Qué es tan gracioso?

Que no te hayas dado cuenta que estoy casi enfrente de ti, tonto— Syaoran se levantó de donde antes había estado sentado y observo en medio del todo a Sakura, que se encontraba a tan solo unos cuantos pasos de donde él estaba.

Abrió los ojos sin creérselo, pero ni tiempo le dio de pensar en una posible ilusión cuando de un momento a otro Sakura corrió y le abrazó, regalándole después un beso que desvaneció todas sus dudas.

—¿Qué?, ¿Cómo es que…?

—Nakuru convenció a Touya de dejarme aquí y al último momento me bajé del avión— explicó rápidamente, dándole otro beso que Syaoran correspondió con gusto —.Estoy aquí Syaoran, me quedare contigo.

—¿Y el fastidioso de tu hermano?

—Él también se quedará a vivir aquí, posiblemente ya no viviré en tu casa pero estaremos muy cerca— susurró —.Te amo tanto— Li no respondió nada, se sentía demasiado conmocionado como para hablar, así que mejor prefirió que sus acciones hablaran por él y de nuevo chocó sus labios contra los de ella, en un beso dulce y exquisito que duró varios minutos.

—Eres impresionante, jamás dejas de sorprenderme— dijo, a la vez que acariciaba el rostro de su novia con suma delicadeza.

—Y tu también me has sorprendido a mí con este regalo tan mono, ¿Desde cuándo sabes hacer cosas tan lindas, eh?— indagó, viendo el osito de felpa y riendo una vez se percató del pequeño sonrojo que Syaoran tenía en sus mejillas —.Que bobo eres, no debes apenarte por esto, es adorable de tu parte.

—Ya, de acuerdo pequeña tonta, prometo que si guardas silencio ahora haré algo mejor para ti…— propuso, sonriendo alegremente —.Después de que te bese y te dé la bienvenida como se debe.

—¿Y cómo es eso?

—Ya lo sabrás después— Li levantó a la chica del piso, sosteniéndola por la cintura y dando un par de vueltas con ella, mientras besaba sus labios y sonreía cada vez que ella reía, de forma angelical, como siempre —.¿Y ahora, qué es lo gracioso?

—Esa canción que tienes como ringtone, ya la había escuchado antes cuando estuve en el hospital, ¿Y sabes qué es curioso?, que me acordé mucho de ti gracias a ella, no sé por qué.

—Tal vez sea porque siempre estuve esperando a que algo interesante llegará a mi vida, sin saber que eso tan interesante ya lo tenía, viviendo en mi casa, bajo mi techo, escondiéndose en la fachada de una chica linda que a veces me encargaba de molestar por lo atrayente que me resultaba…

—¿Y ahora, sigo pareciéndote atrayente?

—Demasiado— la castaña sonrió otro poco, lo besó nuevamente y escuchó con diversión como el teléfono celular de su novio volvía a emitir la canción de antes, anunciando la posible llamada de Meiling, que seguramente no podía esperar a que llegaran de nuevo a casa para celebrar su estadía permanente en Japón.

Sakura sonrió, Syaoran también lo hizo…

Así era como debían estar las cosas.

-.-.-

—Me alegra que hayas tomado la decisión correcta Keita… o debería decir, Touya Kinomoto— Nakuru recargó su cabeza sobre el hombro de su prometido, en tanto este suspiraba, lanzando un ligero gruñido que desconcertó bastante a la chica de cabello rojizo —.¿Qué sucede?

—Nada, sólo espero que a ese mocoso no se le ocurra propasarse con mi hermana mientras nosotros regresamos.

—Vamos, en que cosas piensas Touya— dijo, riendo ante la ocurrencia —.No te conocía en esa faceta de sobreprotector.

—Da igual, más le vale a ese niñato comportarse o de lo contrario lo golpeare hasta cansarme.

—Ya, luego planeas lo que quieras, ahora déjame dormir, ¿Vale?— pidió Akizuki, recibiendo a cambio un leve asentimiento de cabeza —.Si que eres testarudo— la hermana de Eriol sonrió con bastante ánimo y luego de eso dejó que sus ojos se cerraran lentamente, mientras escuchaba de fondo algunas voces de los pasajeros y las aeromozas.

Pensando en aquellos muchachos enamorados comenzó a soñar, imaginando lo felices que seguramente estarían ahora, disfrutando de la compañía mutua, sin preocupaciones o tristezas…

No se equivocaba, porque en Japón, en la casa Li, Sakura y Syaoran se habían quedado cómodamente dormidos en un sofá de la sala, mientras que el televisor al frente mostraba las últimas imágenes de una película romántica que habían decidido ver esa noche, en compañía de Meiling que descansaba en el sofá de al lado y de Eriol y Tomoyo que igual estaban en otro de los sofás, viendo a los castaños con mucha felicidad.

—Espero que sigan así después de que nos vayamos— susurró el ojiazul, abrazando otro poco a la chica Daidouji.

—No te preocupes, esos dos no se separaran, además, como tu dijiste, vendremos a visitarlos.

—Así es, pero por ahora no pensemos en eso— propuso, mientras se acomodaba mejor en su asiento —.Ya me contagiaron las ganas de dormir.

—A mi también, pero, ¿No prefieres que vayamos a nuestras habitaciones?

—¿Y perderme la oportunidad de dormir junto a ti?, ni loco— Tomoyo se sonrojó levemente pero no dijo nada, simplemente permitió que Eriol le abrazara y posteriormente acompañó a sus amigos en su mundo de sueños, durmiendo plácidamente.

Sakura desde donde estaba sonrió un poco, aun dormida, mientras se acurrucaba en los brazos de su novio y apretujaba contra si el pequeño osito que no había soltado para nada.

—Te amo Syaoran— susurró, sin ser consciente de que lo había dicho, pero no importaba, pues ya tendría mucho tiempo para repetírselo a Syaoran las veces que fueran necesarias…

Porque ahora estarían juntos, tal y como debía ser desde el inicio de su historia extraña, triste, violenta, hermosa…

Pero a fin de cuentas suya, por siempre.

THE END.

-.-.-

Notas finales de la autora:

¡Hey! Bueno pues como dije la última actualización este capítulo es el final de esta historia.

Doy las gracias a las personas que me apoyaron con este proyecto desde su inicio hasta su final y pues nada, sólo me queda decirles que espero este capítulo les guste y como siempre dejo los comentarios finales a ustedes, que son los que le dan vida al fic, además de que siempre me ayudaron mucho con sus reviews (¡Llegamos a mas de 200, mil gracias!) y con ellos me apoyaron a que la musa regresará a mí en ciertos momentos, cuando la muy ingrata se iba de vacaciones xD

Caray ahora… me siento tan nostálgica xD.

En fin.

A aquellos que me dejaron sus reviews pasados, este capi va especialmente dedicado a ustedes, a: twiligth-love1694, Laurita261, Guest, Maru-Li Tsukiyomi, Ren Miyamoto, Spring-Night, R-Karolyna, Klaudia-de-Malfoy, Erza Uchiha, SyaoSaku88, Brigghit, 30 stm ds, paolka, kagome555m, intralazzi y Virginia. Muchas gracias por su apoyo y a los lectores en general, agradezco mucho que se hayan tomado su tiempo para leer esta historia y seguirla hasta aquí.

Por lo pronto me despido, a los que sigan Pandora's Notebook o Challenges to Perfection nos estamos leyendo haya, yo espero actualizar en estos días alguna de las dos, así que estaré por aquí prontito ;)

Cuídense mucho y hasta la próxima.