Hola! se de sobra que me quieren matar,¿mi excusa?, pues varios sucesos que no vienen a cuento pero que me han impedido que suba los ultimos caps de esta maravillosa novela.
Pido una enorme disculpa y unas enormes gracias con sabor a fresa aquellas personas que aún sin poder actualizar no pararon de enviarme mesajes de ánimo y esperanza,la verdad es que siento no poder contestar lo reviews,al menos no todos, pero es que ha sido tremendamente díficil escabullirme de clase y subir la actualización.
Sin más preámbulos aquí está lo que tanto habeís esperado.
Esta historia no me pertenecen,ni los a Kate Steele y a Clamp respectivamente,yo solo me atribuyo el persmiso de publicar.
Epílogo 2 y último
...
A última hora de esa noche, Sakura y Shaoran estaban relajándose en el estudio, después de compartir una comida con Tomoyo, Rika y Terada en el restaurante.
Tomoyo se había retirado a la cama, la combinación del viaje y la noche pasada, finalmente pudieron con ella. A pesar de sus hábitos de ave nocturna, estaba profundamente dormida.
Shaoran había persuadido a Sakura, sin demasiados problemas, de que esta sería una buena noche para su primera carrera juntos. Con eso en mente, pasaron algún tiempo en el estudio, contentos cada uno con la compañía del otro, mientras daban tiempo a Tomoyo para que se instalara y consiguiera dormir.
Las manos de Shaoran empezaron a vagar, una colocada en su estómago, frotándolo provocativamente, la otra acunando el globo pleno de un seno, haciendo que ella se contoneara mientras se apoyaba contra él.
—Eres peligroso —le dijo, colocando sus manos sobre las de él para detener sus movimientos—. Parece extraño pensar que hubo un tiempo en que te evité como una plaga. Ahora eres familiar, y tan querido.
Ella inclinó su cabeza hacia atrás y sus labios se encontraron en un beso profundo y que robaba el alma.
—Como lo eres tú, mi dulce perrita —murmuró él contra sus labios.
—¡Oye! —protestó Sakura.
—Bueno… eres una mujer lobo, corazón —explicó Shaoran mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja, provocándola un rápido estremecimiento de placer.
—Hablando de perras —cambió Sakura de tema—, ¿se ha sabido algo de Azumi o Kaoru?
—No. Imagino que Kaoru todavía está, esto… , remarcando su nueva posición sobre Azumi —bromeó Shaoran con una risa.
Sakura rió entre dientes.
—¿Así es como lo llamas?
—¡Oh, sí! —replicó Shao— Y esté detrás o delante de ella, definitivamente será el que esté encima. —Volvió a hocicar la oreja de Saku, delineando con su lengua las espirales estilizadas—. Tengo una nueva posición que estoy impaciente por probar contigo —bromeó él.
Los labios de Sakura se torcieron en una sonrisa traviesa.
—¿Y cuál podría ser? —preguntó ella, mientras su corazón latía más rápido.
Shaoran susurró en su oído mientras los ojos de Sakura se dilataban.
—He leído sobre eso, pero eres tan grande que no cabría ahí, ¿verdad? —preguntó ella, intrigada y aprensiva al mismo tiempo.
—Con mucho lubricante, que compré hoy por cierto, y mucha paciencia, cabrá. —Él masajeó sus hombros con dulzura—. Nos lo tomaremos muy lenta y cuidadosamente. ¿Quieres probarlo cuando volvamos?
Considerándolo seriamente, Sakura asintió con la cabeza para dar su consentimiento.
—He sentido curiosidad sobre eso —admitió ella.
—Esa es otra cosa que amo de ti —reveló Shaoran mientras se alzaba y la atraía a sus brazos—. Siempre hay algo dando vueltas dentro de ese ocupado cerebro tuyo. —Le besó la frente, la nariz y luego los labios—. ¿Estás lista para irte?
Sakura asintió con una sonrisa de anticipación. Su primera vez fuera, como lobo. Casi temblaba de entusiasmo.
Shaoran tomó su mano, caminaron silenciosamente a través de la casa hasta la cocina y salieron por la puerta de atrás. La luna estaba casi llena, un disco etéreo y plateado en el cielo de medianoche. Anduvieron por el césped y siguieron el camino una corta distancia antes de parar para desnudarse.
Se examinaron el un al otro mientras se desvestían. Sus ojos brillaban y chispeaban con el entusiasmo mutuo. Sakura podía ver la dura protuberancia del pene de Shaoran cuando tiraba contra sus vaqueros ya desabrochados. Un gruñido bajo y retumbante surgió de la garganta de Shaoran cuando Sakura reveló sus pechos, los pezones ateridos e hinchados en el frío aire de la noche.
La velocidad de su corazón y su respiración aumentaron mientras completaban rápidamente la tarea. Luchando por mantener su plan, en vez de echarse a la tierra y tomarse el uno al otro, clavaron sus ojos en los del otro e hicieron el cambio simultáneamente.
Los lobos se enfrentaron el uno al otro, con los hocicos extendidos a modo de saludo mientras sus narices se tocaban.
El macho más grande se giró y empezó a correr, virando lejos del camino para dirigirse más profundamente entre los árboles. Sin ninguna duda, la hembra más pequeña le siguió.
Sakura estaba asombrada. Su cuerpo trabajaba con gracia suave e instintiva, mientras seguía a Shaoran. Corrió sin esfuerzo, deslizándose con apenas un crujido por la maleza. Su visión era tan aguda que evitaba fácilmente cualquier cosa con la que pudiera tropezar de manera inconsciente.
Su nariz se agitó cuando los olores de la noche llegaron hasta ella. Captó el olor rico y margoso de la tierra bajo sus patas, mientras removían las hojas podridas del otoño pasado, el fuerte olor a pino y enebro de las plantas de hoja perenne. Eran particularmente intrigantes los olores antiguos y recientes de ciervos, conejos, codornices y ardillas. La necesidad, antigua como el tiempo, de cazar corría por sus venas como vino. Embriagadora, atrayente.
Corrieron hasta que alcanzaron la alta formación rocosa que daba su nombre a la manada, Torre de Hierro. Allí, Shaoran ascendió por el lado de sotavento con su suave pendiente y se quedó parado, envuelto por la noche y el brillo suave de la luz de la luna. Alzó su hocico al cielo y aulló su alegría por la vida y su compañera.
Sakura sintió que un tirón estremecido recorría su cuerpo tenso y se unió a su serenata.
El sonido libre y salvaje llenó la noche y su corazón palpitó de regocijo.
Shaoran se reunió con ella, lamió su hocico, deslizó su cuerpo cerca del de ella. Su gruñido estuvo lleno de alabanza y satisfacción. Se volvió y de nuevo se estiró, corriendo por la pura alegría de hacerlo.
Terminaron su carrera en un estanque alimentado por un arroyo, que se encontraba en los bosques detrás de la casa.
Shaoran cambió de forma y Sakura siguió su ejemplo fácilmente.
Ella se arrojó en sus brazos, riéndose alegremente mientras las lágrimas corrían libremente por sus mejillas.
—Es asombroso, realmente asombroso. ¡Todavía no puedo creerlo!
—¿Es todo lo que esperabas, Sakura? —preguntó Shaoran.
—¡Todo y más! —Ella atrapó su precioso rostro entre sus manos— Gracias, gracias, Shaoran. Te amo tanto.
—No más de lo que yo te amo a ti, mi mujer dulce y salvaje. —Sus labios capturaron los de ella mientras se hundían en la hierba verde y fría a causa del estanque—. Mi compañera —murmuró él contra sus labios—. Siempre.
Su cuerpo cubrió el de ella, abrigándola con su calor mientras sus manos y sus labios la adoraban. Sakura se encontró mirando al brillo ámbar y dorado de sus ojos mientras él se preparaba para montarla. Esto era su sueño. Este hombre su amor y su vida. Esta era su recompensa por confiar en el lobo.
…...
Tomoyo estaba agitada. Se había ido a la cama y se había derrumbado durante un par de horas, luego se había despertado bruscamente, de repente completamente despierta. El problema era que era un ave nocturna, y no estaba acostumbrada a irse a la cama tan temprano. Eso, aparte de encontrarse en una cama que no era familiar, había causado que se despertara.
Fue por el libro que había guardado en una de sus bolsas, decidiendo que un poco de romance e intriga sería justo lo que necesitaba. Cuando cruzaba el suelo una tabla crujió bajo sus pies. Hizo una pausa y oyó un ruido de rasguños y una risa sorda que avanzaba por el pasillo. Aparentemente Sakura y Shaoran estaban yéndose justamente a la cama.
Tomoyo recogió el libro, contemplándolo distraídamente mientras su mente consideraba a Sakura y a Shaoran. Su sonrisa era algo triste mientras pensaba en su propia falta de vida amorosa. ¿Por qué no podía encontrar nunca al tipo correcto? Se concentró en el libro y decidió que no funcionaría. Se vistió silenciosamente y caminó suavemente por el pasillo, descendió las escaleras y avanzó a través de la casa a oscuras, con la ayuda de la pequeña linterna que siempre llevaba en su llavero. La cocina estaba justo delante y, si recordaba correctamente, había una puerta que conducía al patio trasero.
Cuando salió exhaló un suspiro de alivio y alegría. El aire de la noche era frío y tranquilo, y sintió que su espíritu se elevaba mientras se apartaba de la casa y se adentraba en los bosques circundantes. La luna, a pocos días de ser llena, cabalgaba alta en el cielo, facilitándola el ver el camino que serpenteaba entre los árboles.
Tomoyo caminaba lentamente, sin ningún destino en mente. Siempre había tenido un buen sentido de la dirección y se sentía a gusto con la naturaleza. Mientras seguía el camino oyó el chapoteo suave del agua en la distancia.
Al descubrir el destello reflejado de la luz de la luna, siguió hacia delante, hasta que entró en un claro donde un riachuelo de cauce suave alimentaba una charca poco profunda. Una sonrisa iluminó su rostro mientras caminaba al borde del estanque. Se arrodilló y deslizó los dedos por el agua clara. Estaba caliente.
Le dirigió al agua una mirada especulativa y luego comprobó el área circundante. Tras decidir arriesgarse, comenzó rápidamente a despojarse de su ropa y, desnuda, entró en el agua acogedora.
No vio el par de ojos que brillaban con una incandescencia verde azulada mientras la observaban hundirse en el estanque.
El agua era lo suficientemente profunda como para que pudiera nadar, lo que así hizo, dando unas pocas vueltas a su circunferencia. Cansada de ese ejercicio se tumbó sobre la espalda y flotó, admirando el claro cielo nocturno con su luna y sus innumerables estrellas que brillaban tan alegremente. Su cuerpo estaba tan relajado que sofocó un bostezo mientras se encontraba echando de menos la cama que había abandonado no hacía mucho. Con un suspiro avanzó dando patadas hasta el borde del estanque y se puso en pie, saliendo del agua.
Tomoyo era ajena a la imagen que presentaba cuando el agua se deslizaba de su cuerpo, y lo dejaba pálido y brillante bajo la luz de la luna. Su cabello, echado hacia atrás, revelaba los rasgos puros y encantadores de su rostro. Alta y ágil, sus curvas eran plenas y firmes. Los pechos generosos estaban coronados por pezones rosados que se habían endurecido por el frío aire de la noche. Una cintura esbelta acentuaba sus generosas curvas y la curva impecable de sus firmes nalgas. Debajo de un vientre ligeramente redondeado, el nido de rizos que adornaba su montículo era pálido y relucía con el agua del estanque. Sus piernas eran largas y curvilíneas, desde lo alto de sus muslos proporcionados a sus pies delgados y arqueados.
Con intención de recoger su ropa, se dobló para recuperar su camisa y comenzó a secarse. El sonido de un leve crujido captó su atención y buscó en la oscuridad hasta que sus ojos encontraron al lobo.
Estaba parado con un aire tranquilo y majestuoso a no más de seis metros. Tomoyo se quedó helada por la sorpresa. Un ligero escalofrío de miedo contrajo su vientre hasta que recordó todas las cosas que había leído sobre los lobos. Una investigadora en particular había dicho que los lobos normalmente no atacaban a la gente, y que mientras los estaba estudiando, los lobos, especialmente los machos, habían sentido curiosidad por ella y a menudo habían pasado horas en sus cercanías, aparentemente estudiándola mientras ella les estudiaba a ellos.
Tomoyo se esforzó en relajar sus músculos contraídos mientras admiraba al lobo. Su piel era espesa y lustrosa, principalmente negra azulada, aclarándose hacia el pecho, el bajo vientre y las patas. Parecía enorme, aunque no tenía nada con que compararlo al no haber visto nunca antes un lobo. Y sus ojos… ¿Estaban brillando? Seguramente era un reflejo de la luz de la luna en el agua, reflexionó ella. Como no estaba segura de qué color tenían normalmente los ojos los lobos, encontró el zafiro y añil completamente notable.
Un jirón de aire nocturno sopló en su piel, haciéndola temblar.
—Espero que no te importe —le dijo al lobo suavemente—, pero tengo que moverme. Yo no tengo pelo, ¿sabes?, y hace un poco de frío aquí sin ropa.
Como respuesta el lobo ladeó la cabeza y luego se sentó, contemplándola expectante.
—Supongo que eso significa que está bien —refunfuñó Tomyo mientras se vestía cuidadosamente, con movimientos tranquilos y pausados.
Todo el tiempo el lobo la miraba con interés.
Tras ponerse los zapatos se puso de frente al lobo.
—Bueno, fue un placer conocerte —expresó ella—. Pero tengo que irme. Espero que hayas disfrutado del espectáculo.
Como respuesta la boca del lobo se abrió y su lengua quedó colgando en una gran sonrisa canina.
Un ceño suspicaz cruzó el rostro de Tomoyo.
—¿Te ha dicho alguien alguna vez que eras extraño? —preguntó ella, y luego admitió—: Pero muy hermoso. Gracias por hacerme compañía. Tal vez nos encontremos alguna vez.
Ella retrocedió unos pocos pasos, solo para ver si había alguna objeción. Cuando el lobo no hizo ningún movimiento, se volvió y siguió el rastro de vuelta a la casa. Tras deslizarse silenciosamente en la cocina, cerró con llave y se arrastró escaleras arriba a su habitación, se cambió rápidamente y se deslizó de vuelta a la cama.
Segura, cálida y agradablemente soñolienta, Tomoyo comenzó a dejarse llevar hasta que el aullido evocador de un lobo perforó la quietud de la noche. Escuchó el sonido con temor mientras por la espina dorsal le bajaba un escalofrío.
Justo al final del pasillo, tanto Shaoran como Sakura escucharon el aullido.
—Eriol —identificó Shaoran.
—¿Qué está haciendo? —preguntó Sakura con un bostezo somnoliento.
Shaoran la abrazó.
—Probablemente solo salió a correr.
—Mmm —murmuró Sakura mientras se acurrucaba contra él y se dormía.
Shaoran permaneció despierto y escuchó un segundo aullido agitado. Antes había oído regresar a Tomoyo de su paseo a la luz de la luna. Se quedó tumbado silenciosamente, especulando sobre las posibilidades…
...
Gracias de verdad por haberme leído durante todo este tiempo y sin haber perdido la esperanza de una posible actualización y contando con nada menos que 48 reviews,no estando nada mal para empezar.
Doy en especial las gracias a :
Didi87: Tu que desde el principio m ehgas apoyado te doy mis mas sinceros agradecimientos,me alegra que te haya gustado que puisera EXT aunque lo siento si el ex de saku no apararece más jejje... yo también querría darle una paliza y lo de la familia de saku, creéme que pensé en inventarlo pero no quería desestructurar la historia, pero ten en cuenta de que lo haré en mi próximo fic.
Anaiza18: Estoy llena de regocijo al saber que mi fic está entre tus favoritos, y pues aquí tienes el final y espero que nos sigamos leyendo e esta gran comunidad.
Stellar BS: SI! Shaoran es demasiado tierno,me entran ganas de echarle chocolate por encima y comermelo pieza a pieza jajajja y si, también soy una lectora empedernida del leyendo mis próximos fics, será un placer tenerte entre mis seguidoras.
Beabi: JAJAJ contigo parece que hemos adaptado esta historia nosotras,me encanta tu chispa y gracia al comentar las situaciones que más te han gustado,muchas gracias.
theMagnoliaNet: Tú has sido la que más me ha podido abrir los ojos en el avnaze de esta historia,es cierto que empezé este fic por la solicitud de una amiga mía pero con el paso de los capítulos, se ha formado una conexión especial que no puedo explicar pero que existe.
Siento no poder escribir más pero el tiempo se me agota, no está de más decir que ,aunque estoy escribiendo fics de mi completa autoría, estoy más que dispuesta a seguir adaptando historias de todo tipo, siempre y cuando sea principalmente SXS aunque no me opongo a las demás,todo es cosa de hablar y reflexionar.
Solo me queda decir que aquellas personas que no estan de acuerdo con las adaptaciones es que no tienen verdadreo espíritu de escritor pues no saben que al adaptar también nos inspiramos para crear nuestras propias historias.
Estrella Rosada.