Atracción Animal.

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Por tari-sue

Traducción: Xanath

Beta: Luna Oscura

Disclaimer: Harry Potter pertenece a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright, la trama pertenece a tari-sue, sólo la traducción es mía.

Rating: NC-17

Pareja: HP/DM. Esta historia es Slash, contiene relaciones chico/chico, si no te agrada el tema, por favor, busca otra historia.

Resumen: Un hechizo fallido convierte a Draco de uno de los magos más despreciados en uno de los Veelas más deseables del Ministerio. Ahora todo lo que tiene que hacer es controlar su Allure Veela vuelto loco, tratar de encontrar una cura y evitar a Harry Potter.


Primera parte.

—¿Malfoy? ¡Hey, Malfoy! ¡Detente! —Draco podía decir por el tono de voz del hombre, que detenerse no sería una buena idea.

—Te conozco, tú eres el chico ese, Malfoy. Hey, detente, ¡te estoy hablando! —Draco aceleró el paso, fingiendo que no había escuchado al hombre mientras se apresuraba a llegar al callejón. Si tan sólo pudiera llegar a la calle principal donde habría más personas, testigos de cualquier venganza que este hombre sentía que debía tomar.

Había demasiada gente en el mundo con una cuenta por saldar a causa de la guerra, personas que pensaban cobrársela con el más joven de los Malfoy: el blanco más fácil. En los ocho años transcurridos tras la guerra, había sido hechizado con saña no menos de seis veces, cuatro veces con verrugas, dos veces con calvicie, piernas de gelatina más veces de las que podría contar, una vez fue una plaga de avispas y otra con un hechizo encogedor de pene… aunque debía admitir que el último había sido trabajo de un ex-novio que lo había acusado de ser una mierda en la cama y afortunadamente el hechizo había desaparecido rápidamente. En la calle le habían arrojado lodo, huevos podridos y bombas de polvos verrugosos, fue golpeado en la nariz, le habían hecho tropezar, fue empujado y numerosos insultos le habían sido arrojados. Un hombre más débil habría dejado Inglaterra y volado a Francia. Draco no era un hombre débil. Dobló en la esquina y se apresuró a bajar por un callejón lateral.

—Es de mala educación ignorar a las personas cuando están hablando contigo, Malfoy. —El hombre lo alcanzó y le cerró el camino, justo a unos metros de la muchedumbre del callejón Diagon. El hombre estaba sucio y desaliñado; Draco dio un paso atrás—. Fingiendo que nada ha pasado. Como si tú grupo no hubiera destruido la vida de las personas.

—No sé lo que cree que le he hecho. Pero le aseguro que probablemente no lo hice. —Draco dio otro paso atrás. Echó una mirada hacia la calle donde todos los compradores iban a sus ocupaciones cotidianas; nadie los había notado.

—No juegues al inocente conmigo, Malfoy, te recuerdo de Hogwarts, estaba en Hufflepuff unos años por debajo de ti. Sin embargo, supongo que no me recuerdas ¿Kevin Whitby?, me habrías llamado sangre sucia si por lo menos te hubieras molestado en reconocer mi existencia. Tu grupo nos acarreó a mi hermana y a mí cuando regresamos a la escuela en el sexto año. Hicieron experimentos con nosotros, dijeron que habíamos robado la magia y que la querían de vuelta. Volvieron a Annette una squib. El shock la mató. —Para este momento tenía Draco contra la pared, su aliento ácido contra el rostro de Draco.

—Eso no tiene nada que ver conmigo —protestó Draco.

—¿No? Siempre pensaste que eras mejor que todos, ¿no? Y fuiste unos de los secuaces de Umbridge. Si no hubieras matado a Dumbledore…

—Yo no lo mate —reclamó Draco, con Whitby ignorándolo.

—Si no hubieras matado a Dumbledore, ellos no hubieran entrado en la escuela y Annette aun estaría viva; yo tendría una vida. —Eso era peligroso, un destello demente cruzó los ojos de Whitby mientras la grande y sudorosa palma de su mano empujó a Draco en el pecho, agarrando en un puño su túnica y manteniéndolo en el lugar—. Y sin embargo estas aquí, con un trabajo elegante y con elegantes ropas. Y sin pagarlo, ¿eh?

—¿Qué quieres decir sin pagarlo? ¿Tienes alguna idea de lo que era tener a Voldemort en nuestra casa? Él nos torturaba a diario. —Draco trató de soltarse del agarre del hombre, pero sólo logró zafar su túnica de las apretadas garras.

—Esa fue su culpa. No debieron haberlo invitado, ¿no? —Empujó a Draco hacia atrás, haciendo que golpeara la pared con el cráneo.

Draco gritó de dolor, tratando de maniobrar para subir la mano y sobarse la cabeza: —No puedes culparme de todas las cosas malas. Mira, realmente siento lo de tu hermana, pero no es mi culpa.

—¿No es tu culpa? —Whitby lo sacudió— ¿No es tu culpa que yo fuera llamado un sangre sucia? ¿No es tu culpa que siempre tus sangre pura nos miraran hacia abajo? ¿Cómo te sentirías, Malfoy? ¿Cómo sentirías que las personas te miraran hacia abajo? —Gotas de saliva volaron y golpearon a Draco en la mejilla.

—¿Honestamente crees que nosotros la tenemos fácil? Mi madre no deja la casa, mi padre no sabe qué día de la semana es y yo soy atacado por locos como tú. —Empujó el pecho del hombre tratando de desplazarlo.

—¿Estás seguro que los Malfoy no tienen nada que ocultar? —continuó Whitby, como si Draco no hubiera dicho nada— ¿No hay sangre sucia entre tus ancestros? ¿Lo averiguamos? —Whitby levantó su varita y presionó la punta en el cráneo de Draco silbando un hechizo, del cual no pudo entender las palabras.

La sangre de Draco estaba en llamas, sentía como si su cerebro tratara de escapar por la parte superior de su cabeza. Abrió la boca para gritar, pero ningún sonido salió. Vagamente registró a Whitby sacudiéndolo, una mirada de horror cruzaba su rostro, diciendo palabras que no podía entender, antes que la oscuridad se lo llevara.


Draco entró a una habitación extraña. Había un feo y viejo sofá remendado en varios tonos de verde. Un hombre estaba sentado en el sofá dándole la espalda, miraba una especie de rectángulo grande y brillante en el cual se reproducían imágenes, un poco parecido a un extraño pensadero. Sin saber por qué, Draco cruzó la habitación y se sentó.

—¿Señor Malfoy? —Llamó la voz de una mujer desde un lugar que no podía identificar. Miró a su alrededor y decidió ignorarla.

—Señor Malfoy es hora de despertar. —La voz llegó de nuevo y Draco sintió una sacudida repentina. Miró hacia abajo y se dio cuenta que la habitación había comenzado a desaparecer. En pánico repentino, se dio cuenta que había fallado completamente en mirar a su acompañante. Levantó la vista y se encontró mirando fijamente hacia el rostro de una mujer de ojos marrones.

—Tranquilo, señor Malfoy —dijo suavemente.

Confundido, miró a su alrededor hacia lo que ahora parecía ser una habitación de hospital, y trató de incorporarse. Casi inmediatamente cayó de espaldas contra la cama, agarrándose la cabeza.

Una vibración sorda pero insistente se instaló dentro de su cráneo, toda la piel le picaba. Sentía como si estuviera en llamas. Apartó las sabanas y miró una ventana cerrada.

La mujer de ojos marrones sacó su varita y comenzó a recitar lo que reconoció como hechizos de diagnóstico: —Usted está en San Mungo. Fue traído directamente hacia el hospital. Parece que su atacante no le hizo mucho daño. Sin embargo, me temo que no nos dimos cuenta que usted era un Veela y tiene una reacción alérgica a las pociones que inicialmente le dimos; esa es la causa de la comezón. Necesito hacerle unas cuantas pruebas, pero debe ser temporal. —Draco estaba tan ocupado deseando abrir la ventana, que casi se perdió la parte importante de la última declaración.

—No soy un Veela —dijo lentamente, rascando su brazo.

—Hey, sé que ustedes los sangre pura son quisquillosos acerca de este tipo de cosas, pero no puede engañar a su sanador. —Lo miró con una pequeña sonrisa—. Aunque apreciaría si pudiera bajar un poco su Allure, está comenzando a afectar a los otros pacientes. —Realmente no le estaba prestando atención, estaba demasiado ocupada escribiendo notas sobre él.

—No, en serio ¡no soy un Veela! —Exclamó Draco frustrado, tratando de obtener por lo menos una mirada de ella. Lo único que consiguió fue que su cabeza palpitara aún más—. Y no estoy haciendo nada para afectar a sus pacientes —protestó débilmente.

—Está hablando con la bruja que hizo sus análisis de ADN después que reaccionara adversamente a las pociones, sé exactamente qué porcentaje de sangre Veela tiene. —Lo miró y frunció el ceño como si fuera un niño travieso diciendo mentiras.

—Eso sería cero.

—Ni siquiera está cerca. Por favor desista de esto, señor Malfoy. Las pruebas no mienten y en serio, ¿qué sería lo terrible de tener sangre Veela? —Sacudió la cabeza y regresó a hacer sus anotaciones.

—Hágalas de nuevo.

—¿Qué?

—El hechizo de análisis de ADN, hágalo de nuevo. Debe de haberlo hecho mal. —Se burló, agarrando su frente.

—No necesito hacerlo de nuevo, soy perfectamente capaz de realizar mi trabajo. —Replicó con frialdad—. De cualquier manera, usted responde a las pociones para Veela.

—Por favor, sólo hágalo de nuevo… le juró que no soy un Veela. —Una vez más trató de incorporarse, ignorando esta vez el dolor.

—Si así lo desea. —Hizo un movimiento muy complicado de varita, murmuró un hechizo y un gráfico apareció frente a él—. Noventa y cuatro por ciento Veela, seis por ciento humano, ¿contento ahora? No me gusta decir se lo dije, pero ese porcentaje es bastante alto.

—¿Alto? Eso es imposible. —Draco sentía que empezaba a hiperventilar.

—Eso sucede. —Se encogió de hombros—. Las Veelas son hermosas, los hombres son débiles, presto, obtienes un bebé Veela. Aunque yo diría que no ha habido en realidad brujas o magos en su familia desde hace bastante tiempo.

—¿Está mi billetera por aquí? —Miró a su alrededor—. Ahí debo tener mi tarjeta de identificación del Ministerio. Eso le dirá claramente que yo no tengo sangre Veela.

La sanadora recogió la chaqueta de una silla y sacó la billetera, movió su varita hacia la tarjeta de identificación para extraer la información que quería. Un gesto desconcertado cruzó su rostro antes que volviera a observarlo: —¿Me disculpa por favor? Ahora vuelvo. —Y se apresuró a salir.


Era la misma habitación, el mismo sofá, la misma caja brillante de imágenes en la pared. Una vez más, Draco se acercó y se sentó junto al hombre. Estaba volteando la cabeza para verlo, cuando despertó en el hospital, sudando frió.

—¿Señor Malfoy? ¿Cómo se siente? —La misma sanadora de antes entró en la habitación con un compañero tras ella.

—Oh, usted sabe, genial —gruñó hacia ella—. Me duele la cabeza, la piel me pica, me siento terriblemente caliente y ninguno de ustedes abre la ventana para mí. Y por encima de todo eso, me dicen que soy un Veela. Todo es de color de rosa. —Ya había pasado el punto de tratar de ser amable con nadie. Había sido pinchado y cortado, tenido varitas agitándose sobre él la mayor parte del día, y al mismo tiempo parecía que todos hacían su mejor esfuerzo para ignorarlo.

—Creemos que el hechizo que le fue lanzado supuestamente iba a revelar sangre de un no-mago que usted pudiera tener —dijo ella—. Parece una variación del hechizo desarrollado por el ministerio cuando Voldemort estaba en el poder. —Draco no pudo evitar que un pequeño estremecimiento pasara a través de él por la mención de ese nombre. La sanadora continuó—. Sin embargo, el hechizo parece haber salido mal de alguna manera y el atacante ha logrado lo imposible. En lugar de simplemente revelar genes de un no-mago, parece que ha logrado revertirlos… la relativamente pequeña proporción de ADN Veela en usted se ha intercambiado con el ADN humano.

—¿Qué? —Se sentó— ¿Qué ADN Veela? ¿De qué está hablando?

—Bueno, originalmente usted tenía un seis por ciento de Veela, el resto era de sangre pura. Ahora es al revés. —Ella frunció el ceño, evidentemente molesta porque alguien hubiera realizado magia que no entendía—. Hemos ejecutado las pruebas repetidamente, pero seguimos obteniendo el mismo resultado… el atacante ha conseguido cambiar su especie.

—No tengo ninguna sangre Veela… vengo de una muy antigua y poderosa familia sangre pura.

—Hablamos con su madre, declaró que usted es un seis por ciento Veela por el lado de su padre. —Revisó sus notas—. Una tátara-tátara abuela, creo.

—Oh misericordioso Merlín. —Colocó el rostro entre sus manos y luego repentinamente miró hacia atrás— ¿No me van a crecer de repente alas y pico o una mierda como esa? ¿O sí?

—No, usted no ha cambiado físicamente y como de antemano no tenía ninguno de esos atributos, debería encontrarse bien. Sin embargo parece que ha adquirido el Allure Veela en toda su fuerza, por lo que conseguir novias repentinamente se le ha convertido en algo mucho más fácil.

—Entonces, si esto fue causado por un hechizo y no soy lo que se llama propiamente un Veela, cámbieme de nuevo.

—Me temo que, no es tan sencillo. Actualmente no sabemos qué fue lo que su atacante dijo mal durante el hechizo original, por lo tanto revertir lo imposible, es literalmente imposible. Necesitamos hacer algunas pruebas más, ver lo que puede ocurrir. —Ella lo observaba como si fuera una especie de bicho fascinante.

—Ustedes no me harán nada más. Me voy a casa. —Sacó las piernas de la cama.

—Señor Malfoy, realmente no le aconsejaría…

—No-Me-Importa. Me voy a casa. Necesito hablar con mis padres. Yo, sólo quiero irme a casa. —En este momento Draco comenzaba a hiperventilar un poco. Estaría condenado si alguien lo detenía.

—Bien, voy a darlo de alta si usted está de acuerdo en ver a un sanador-mental como paciente externo. —Lo miró fijamente.

—No necesito un sanador-mental. No estoy loco ¿está esto sucediendo realmente? —Le regresó la mirada.

—Sí, el sanador Boot, que es nuestro principal experto en Veelas, será capaz de ayudarle a hacerle frente a este importante cambio en su vida. —La Sanadora no dejaría de insistir.

—No necesito aprender cómo ser un Veela, encontrare la cura y entonces ya no voy a serlo. —Draco miró alrededor buscando sus ropas, viéndolas dobladas sobre el respaldo de una silla.

—Bueno, hasta que usted encuentre una cura, necesitara visitar al sanador Boot una vez por semana. De lo contrario voy a tener que recluirlo en la sala de Janus Trickey hasta que logre mantener ese Allure bajo control. —La Sanadora se cruzó de brazos y simplemente lo miró.

—¡Bien! Visitare al estúpido sanador. Devuélvame mi varita. —Extendió la mano y ella sonrió, sacando la varita de su bolsillo.


Ahí estaba otra vez. Entró en la habitación, se sentó en el sofá con la mano caída en el asiento junto a él. El hombre puso su mano sobre la de Draco, y… nada. Eso fue todo, ninguna conversación, ningún otro reconocimiento. Draco ni siquiera sabía cómo se veía el hombre. Era el mismo sueño cada noche, aunque la cosa de las manos era nueva. La erección con la que despertó no lo era.


—¿Un Veela, padre? —Draco miró a Lucius. Había estado en casa cerca de tres días, pasando la mayor parte de ese tiempo investigando en la biblioteca de la mansión y hablando con su madre. Esta era la primera vez que su padre había estado lo suficientemente lúcido para dar una respuesta.

—¿Umm? —Lucius le dio una mirada vacía. Había estado así desde que fue atacado hace cinco años, justo antes de su juicio. Los sanadores pensaban que el ataque, junto con todo el abuso sufrido en las manos de Voldemort, había afectado su mente, causándole que se refugiara en sí mismo. Sus atacantes nunca habían sido capturados.

—Sangre Veela, aparentemente viene desde la tátara-tátara-tátara abuela Arial. No trates de fingir que no lo sabías. ¿Por qué no pensaste en decírmelo? —El kneazle mascota de Narcissa, que había estado siguiendo a Draco por todos lados desde que regresó de San Mungo, merodeaba en la habitación e inmediatamente comenzó a frotarse contra las piernas de Draco, dejando pelos por todos sus pantalones. Era como si la estúpida criatura pensara que era un kneazlenip o algo así. Resistió la urgencia de patearlo; su madre nunca lo perdonaría.

—Oh Draco, que lindo verte de nuevo. —Lucius volvió su mirada vacía hacia la ventana.

—Escúchame, viejo bastardo —dijo Draco en voz baja, evitando al gato e inclinándose hacia su padre—. Madre puede que sea demasiado amable por lo que has hecho, pero yo no. Ahora, respóndeme.

Lucius comenzó a tararear para sí mismo en voz baja.

—Te olvidas de un hecho importante aquí —susurró Draco, en su oído—. Yo que estas fingiendo. ¿Cuánto tiempo crees que durarías en un hospital antes que se den cuenta de esto, hmm? ¿Qué tan rápido antes que te encuentres de vuelta en Azkaban? —Estaba blufeando; siempre había sospechado que Lucius había tramado todo esto para mantenerse fuera de la prisión, pero no tenía evidencia y la actuación era muy convincente.

Los ojos grises de Lucius lo miraron, Draco estaba seguro que había un destello de conciencia en las profundidades que habían estado ahí un momento antes: —Te pareces tanto a mi madre, ¿la conoces? —preguntó Lucius, inocentemente.

—Sí, padre, conocí a mi abuela, como tú conociste a la tuya. También conociste a tu bisabuela, ¿no es así? Háblame acerca de Arial. —De repente el kneazle brincó al regazo de Lucius y comenzó a olfatear la cara de Draco. Dio un salto hacia atrás en repugnancia; la criatura tenía un profundo amor a lamer sus propios testículos.

—¿Arial? Solía tener una abuela Arial, un nombre tan bonito. Ella siempre me decía, un día soñaras con tu pareja verdadera, moverás cielo y tierra para hacer tuya a esa persona. ¿Has soñado con tu pareja, Draco? —¿Soñado a su compañero? ¿Qué carajos era esto ahora? Seguramente Merlín no pensaba que tenía una "pareja verdadera" o una tontería como esa. La imagen de un hombre sin rostro sentado en un horrible sofá verde voló a su mente.

—¿Esa es una cosa Veela? —balbuceó, maldiciéndose por verse vulnerable frente a Lucius.

—¿Draco? —La mirada de Lucius se volvió vacía de nuevo—. Qué bueno verte de nuevo. ¿Has tenido un buen fin de curso? Manda a Dobby que me traiga un poco de earl grey, se un buen chico.

—No, padre, estabas hablándome sobre la abuela Arial. —Draco gruñó de frustración.

—¿La abuelita Arial? Por los cielos, Draco, la abuela murió hace años.

—¿Era una Veela?

Lucius comenzó a tararear otra vez. Draco fue a hablar con su madre, asegurándose de dejar atrapado al gato en la habitación con Lucius.


Draco entró en la habitación y se sentó junto al hombre, quien en silencio puso su mano sobre la de Draco y enlazó sus dedos. No había nada en este estúpido sueño para hacerlo tan jodidamente caliente.


Su primera semana de regreso al trabajo fue horrible.

Cualquier cosa con pulso parecía desearlo y no se restringía a la raza humana, o siquiera a criaturas que lucieran como humanos. El kneazle de Narcissa fue sólo el primero de una larga lista de animales que pensaban que Draco era un pijama de gato. Había elfos domésticos, los pavorreales de la mansión, los crups que los aurores usaban para rastrear, las lechuzas del correo, los duendes de Gringotts, un niffler y alguna extraña cosa que había escapado del Departamento de Misterios de la cual había tenido que ser rescatado. Un Auror que era animago y que se convertía en perro había tratado de saltar a su pierna (aunque todavía en forma de perro) y en cuanto a los humanos, bueno mejor decir lo menos posible, pero ya no tomaba el ascensor.

Había tenido varios encontronazos con Percy Weasley, por pequeños trabajos no dignos de él que consistían en llenar formularios, y Percy realmente había tratado de lamerle la cara… ¡repugnante! Se estaba sintiendo extrañamente territorial y literalmente había agarrado a Percy y lo había lanzado fuera de su oficina porque no sólo no podía soportar estar cerca de él, sino que también le molestaba tener a alguien más en su espacio personal.

Se había topado con el viejo Weasley una vez en el comedor, pero afortunadamente tenía más autocontrol y no parecía ser afectado. Había visto una vez a la Comadreja caminando por un corredor, pero repentinamente ambos recordaron que en realidad querían caminar hacia otro lado.

Por supuesto, había huido de Potter en las escaleras. Era muy inquietante, el hombre realmente le había sonreído y había dicho hola. Draco murmuró un hola y huyó de regreso a su oficina… la última cosa que necesitaba era a Potter sobre él, no de esta manera. Había fantaseado con Potter desde la escuela, no creía poder hacerle frente al hombre que repentinamente mostraba un interés sólo a causa del Allure Veela.

Ciertamente no ayudaba que desde su incidente Veela parecía que estaba caliente todo el tiempo.

Por lo menos tenía su propia oficina para esconderse e investigar una manera de revertir toda esta mierda Veela.


Draco debe haberse detenido frente a la puerta de la División Mágica del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas por lo menos diez minutos antes de aventurarse a entrar. El problema era, que sentía que una vez que entrara estaría admitiendo su derrota. Tan pronto como dejará que alguien lo ayudara a lidiar contra toda la "cosa Veela", no solamente estaría admitiendo que eso había sucedido, permitir que alguien le "ayudara a enfrentarlo" sería como renunciar a la búsqueda de encontrar una cura… y Draco estaba muy firme en que podría encontrar una cura.

Suspirando para sí mismo, entró. Era mucho más tranquilo aquí que en el resto del ministerio, un simple corredor con algunas puertas a cada lado. Tomando otra respiración profunda, llamó a la puerta marcada como "Psicología: Sanador Boot" y giró la perilla.

Al entrar a la oficina, se detuvo en seco. Había una cabeza familiar de ensortijado cabello castaño agachada, buscando en un armario detrás de lo que parecía ser el escritorio de una secretaria. Draco consideró brevemente darse la vuelta y regresar por donde vino, pero entonces la cabeza giró hacia él para revelar que estaba en lo correcto, esa en realidad era Hermione Granger.

—Hola, Malfoy —dijo, volviéndose hacia los archivos en su mano—. Estaré contigo en un minuto.

—Está bien, tengo una cita con el sanador Boot —murmuró Draco, en respuesta—. Esperó que no sea el latoso sabelotodo de la escuela.

—¿Y exactamente cual "latoso sabelotodo" sería? —Hermione se sentó sobre sus talones y de repente se dio cuenta que ella tenía un embarazo bastante avanzado.

—Tú sabes, Boot, en nuestro año, Ravenclaw… —Buscó alrededor por un nombre, exclamando con alivio cuando por fin llegó a él—… Tony ¿Puedo ayudarte? —Cruzó la habitación hacia ella y le ofreció la mano, los modales que su madre le había inculcado de niño repente entraron en juego.

—Ah, ese latoso sabelotodo. Bueno, estas de suerte, no es él; ese particular Sanador Boot trabaja en Daños por Hechizos en San Mungo. —Ella puso los archivos sobre el escritorio y usó su brazo para ayudarse a levantar—. Tu cita es con su esposa. —Juntó todos los archivos, caminó alrededor del escritorio y fue hacia una puerta que daba a una oficina interior—. Es mejor entrar. —Mantuvo la puerta abierta.

—¿Tardará mucho? —preguntó Draco, mirando más allá de ella.

—¿Quién? —Granger lo introdujo a la oficina y cerró la puerta.

—La Sanadora Boot —dijo Draco, con una repentina sensación de aprensión.

—Está aquí —dijo Granger con una sonrisa forzada, confirmando los temores de Draco—. Me aseguraré de darle tus saludos al "latoso sabelotodo" de Terry, mi marido.

—¿Te casaste con Boot? ¿Qué paso con la Comadreja?

—¿Ron? Bendito sea, es un hombre dulce y encantador, pero él y yo no éramos exactamente adecuados… no todos se casan con su novio de la infancia sabes. —Le dio esa sonrisa condescendiente que en la escuela lo había hecho odiarla tanto.

—Pensé que eras la secretaria —dijo Draco, principalmente para molestarla.

—No, mande a Brian por un almuerzo tardío para evitarte, es bastante susceptible al Allure Veela, lo que realmente no hace de este un buen lugar de trabajo para él. —La última cosa fue dicha en uno de esos tipos de voz "entre tú y yo" y Draco no estaba seguro de quererlo de Granger.

—¿No son susceptibles todos? —Señaló—. No puedo de moverme sin ser molestado, incluso las lechuzas de correo me saltan encima.

—Actualmente, un pequeño porcentaje de personas son naturalmente inmunes al Allure Veela, ya debes de haber notado que no estoy atraída en lo más mínimo hacia ti, que es por lo que se me ha asignado como tu Sanadora. También es posible desarrollar o aprender a ser inmune. —Sacó un block de notas y comenzó a escribir.

—Me había dado cuenta que afecta más a unas personas que a otras, pero evitó a la mayoría de las personas. A veces parece que también es lo mejor para los demás, tenía la esperanza que se estuviera disipando. —Encontró bastante desconcertante que ella estuviera escribiendo notas sobre lo que él decía.

—¿Disipándose? Parece poco probable. Las personas serán más o menos afectadas dependiendo en que tan atraídos estaban hacia ti en primer lugar, por ejemplo un tipo completamente heterosexual o una mujer gay difícilmente serían afectadas porque simplemente no hay manera de que alguna vez les hayas gustado. ¿Qué ejercicios has estado haciendo para mantener el Allure bajo control?

—¿Ejercicios? No sabía que tenía que hacer alguno. —Trató de no mostrar ningún interés, ¿de qué podrían servirle estos ejercicios cuando él volviera a ser normal? Sin embargo, le encantaría aprender a controlarlo.

—Por supuesto que deberías, ¿de qué otra manera crees que los Veela aprenden a controlar el Allure para poder moverse dentro de la sociedad? Aunque claro, normalmente ellos comienzan a aprender esto desde la pubertad, mucho antes de los veintinueve. ¿Probablemente ya has investigado esto?—Hermione le pasó unos folletos.

—Me he estado concentrando más en como "dejar" de ser un Veela que en cómo lidiar con esto —respondió, mientras miraba los materiales.

—¿Cómo dejar de ser un Veela? No es algo que puedas "dejar" de ser, es lo que eres —dijo con una especie de incredulidad, casi medio riéndose.

—No es lo que era hace unas semanas cuando sólo "deje" de ser humano. —Le alzó una ceja—. Si pude ser convertido en un Veela, debo ser capaz de revertirlo. No voy a aguantar estas tonterías. —Volvió a ver los folletos en su mano.

—Malfoy, por tus notas parece que el hechizo que originalmente te pego fue de pura chiripada, revertirlo es casi imposible. —Sonaba como si estuviera tratando de "ser razonable".

—Casi imposible no es lo mismo que realmente imposible. —Se burló—. Debe ser posible, sucedió. Encontraré una manera de cambiar de nuevo.

—Bien, has eso, pero hasta entonces necesitas aprender a vivir con ser un Veela. —Hermione se cruzó de brazos. A Granger, según recordaba claramente Draco, no le gustaba que estuvieran en desacuerdo con ella.

—Entonces dime lo básico —dijo, agitando los folletos frente a ella—. El mínimo de lo que necesito saber para pasar esto. ¿Cómo evito que todo con pulso intente emparejarse conmigo? Y ya que estamos en el asunto, ¿cómo evito sentirme tan malditamente caliente? —El sonrojo de la psicóloga lo complació, hace tanto tiempo que Hermione se encontraba mucho más avergonzada que él, estaba feliz.

—Bueno, puedo mostrarte unos ejercicios que te ayudaran a aprender a controlar el Allure. La mayoría de los Veela crecen haciendo esto, así que para el momento que tienen tu edad y su Allure así de fuerte, ellos pueden encenderlo y apagarlo a su voluntad. Tu Allure parece permanentemente atorado en la posición más alta, está afectando a la mayor parte del ministerio. Tus hormonas probablemente piensan que para ahora ya deberías de tener una pareja. —La mirada de Hermione le daba a entender claramente que estaba siendo burlado de vuelta.

—Todo esto me parece bastante inútil, sin embargo. —Entrecerró los ojos observándola—. Si me ayudaras a encontrar una cura en lugar de perder tú tiempo en esto, entonces yo no tendría este estúpido Allure Veela y no necesitaría aprender a lidiar con él.

—¿Y tú estás bromeando con la mujer embarazada? —dijo, escribiendo más notas—. Tú vienes aquí, una vez por semana y aprendes como enfrentar ser un Veela, y yo hago algo de investigación en mi tiempo libre para tratar de ayudarte a revertir el hechizo.

—¿Vas a tener algún tiempo libre? —Hizo un gesto hacia la curvatura de ella—. Parece que está a punto de caer.

—Oh, todavía me faltan unos meses. —Sonrió—. Y el descanso por la maternidad suena tan aburrido. Entonces, ¿vamos a seguir adelante? —Le extendió la mano para estrecharla y cerrar el trato.

—¿Seguir adelante? ¿Nosotros? Supongo que hay una primera vez para todo. —Estrechó su mano.


Unas semanas más tarde, Draco decidió que esconderse en su oficina no le estaba haciendo ningún bien. Usualmente trataba de evitar lugares con mucha gente, pero el comedor del ministerio era uno de los pocos lugares en el edificio que estaban sobre el nivel del suelo y tenía ventanas reales, con luz del sol real pasando a través de ellas. Descubrió que ahora ansiaba la luz del sol más que nunca antes. Se sentó en el rincón más lejano con un libro, tratando de evitar a todos.

—¡Harry! —Draco levantó la vista y gruñó cuando una familiar mujer pelirroja caminó a través del comedor

—Hey, Gin. —Potter se levantó dejando su almuerzo y la abrazó, riendo— ¿Cuándo regresaste?

Desparramándose en una silla junto a él y robándose una de sus papas, Ginny se encogió de hombros.

—Oh, tu sabes, ¡mañana! —dijo ella con una sonrisa.

Draco frunció el ceño ante ellos. ¿Qué le hacía pensar a Potter que todo el comedor quería escuchar su ridícula conversación? Ni siquiera se había enterado que Potter y la Weasley aun estuvieran juntos, de hecho, lo último que había escuchado, es que Potter jugaba en el mismo equipo que él… y oh, había deseado haber sido más amable con Potter en la escuela cuando escuchó esta pequeña y jugosa noticia.

Regresó la mirada hacia su almuerzo pinchando alrededor de su plato, deliberadamente dejó de escuchar la charla de la Comadreja menor cuando hablaba de algo que había hecho en Barcelona. Ensalada de pollo. Iugh. Suspirando, abandonó su patético almuerzo y decidió regresar a su oficina, de todas maneras ya se sentía enfermo de todas las miradas que atraía.

—… hermoso! —El susurro atrapó su atención mientras se acercaba a Potter y la Weaselette.

—¿Uh? —Potter miraba a su novia con el ceño perplejo.

—¡Es hermoso! Nunca se vio así en la escuela. ¡Oh por Dios, viene para acá! ¿Cómo me veo? —Aplacó su cabello y ajustó su top.

—Luces bonita, como siempre. ¿Qué hay de Ben? —Potter puso su mano en el brazo de Ginny, en un intento para detenerla de que se bajara de la banca.

—¿Hmm? ¿Cuál Ben? —Se sacudió la mano de Potter y se levantó, dando un paso en la trayectoria de Draco—. Hola, Draco ¿Cómo estás? —Sonrió tontamente, batiendo las pestañas— ¿Sabías que he sido escogida como la buscadora del equipo de Inglaterra para la próxima Copa Mundial?

—No. Weasley, no sabía que continuabas jugando. Buenas tardes, Potter. —Malfoy les asintió con la cabeza y caminó dándole la vuelta a ella.

—Por supuesto, voy a tener que tomar un descanso de mi carrera como modelo para hacerlo, pero hey, es sólo que ¿qué tantas fotos que pueden hacerte antes de que se vuelva aburrido? ¿Cierto? —Ginny dio un paso delante de él otra vez y dio lo que obviamente ella creía que era una sonrisa ganadora.

—Umm, hey, Malfoy ¿Has oído que me promovieron? —Interrumpió Potter, mirando a Draco fijamente con esos penetrantes ojos verdes.

Grandioso, eso era todo lo que necesitaba.

—¡Oh, no tú también, Potter! Promovido a que, ¿rey del mundo? —dijo Draco con una mueca, antes de empujar a Weasley pasándola y acabando el acoso.

—¿Qué demonios fue todo eso? —Escuchó a Potter preguntar mientras se alejaba.


El día de Draco fue de mal en peor.

Bajaba por las escaleras para regresar al Departamento de Juegos Mágicos y Deportes en el séptimo piso, después de haber aprendido muy rápidamente que estar en un ascensor con personas que tratan de abusar de tí, no era una buena idea. Desafortunadamente, no había sido la única persona que había tomado las escaleras. El gordo Stebbins de la Oficina de Trasladores, había tomado las escaleras en un intento de hacer algo de ejercicio y había caído por estas, al mismo tiempo que trataba de impresionar a Draco con un viril despliegue de qué tan rápido podía correrlas. Draco había pasado sobre él y escapado lejos.

Regresó a su oficina para encontrar a Vicky Frobisher de la oficina de Patentes Absurdas, envuelta a lo largo de su escritorio en lo que él supuso que era ropa interior sexy, excepto que no estaba seguro porque nunca había encontrado a ninguna mujer sexy, sin importar que es lo que esta usara, pero especialmente no en ropa interior. Vicky se marchó a casa en un mar de lágrimas porque él precipitadamente le había arrojado sus ropas y la había empujado fuera de su oficina instruyéndole que nunca volviera. Luego su jefe, Terence Higgs, había culpado a Draco por el incidente, exigiéndole que asistiera a su próxima reunión con la Sanadora Boot para tratar de tener su Allure Veela bajo control… se las había arreglado para faltar a su cita anterior alegando estar enfermo.

Luego fue lo del segundo escritorio… uno que había aparecido en su oficina junto con algunas cajas y una planta. Cuando había asaltado de nuevo la oficina de Higgs y exigido una explicación, le había dicho casualmente que tenía que compartir su oficina con alguien del MLE debido a algún tipo de contaminación que había causado el cierre de toda la segunda planta. Ningún argumento o rabieta logró que el escritorio desapareciera de su oficina.

La maldita planta aún seguía ahí, invadiendo su oficina con sus grandes y brillantes hojas. No estaba seguro del porque le molestaba tanto.

Por la tarde asistió a una reunión con el Ministro Francés de Deportes, quien le había profesado su amor eterno a Draco en frente de Ron Weasley, quien había encontrado todo el asunto hilarante, y Percy Weasley, que parecía como si fuera a saltar sobre el escritorio y ahorcar a monsieur Laurent con sus propias manos.

Cuando regresó de nuevo a su oficina la planta aún estaba ahí, burlándose de él.

En realidad era una planta bastante agradable. Tenía grandes y brillantes hojas y los comienzos del capullo de una flor blanca sobre ella. Esta persona nueva no debería tener la planta. Realmente él debería marcar su territorio, dejarlos saber de quién era realmente esa oficina.


Estuvo ahí hasta el anochecer. Todos los demás se habían ido a casa hace una hora y Draco, que se había quedado hasta tarde tratando de ponerse al día con su trabajo, estaba bastante determinado a marcar esa planta y por lo tanto toda la oficina como su territorio antes que el intruso se presentara mañana. Como realmente debía de haberlo esperado, conociendo su suerte, la puerta de la oficina se abrió de golpe justo cuando se estaba desabrochando la bragueta. Una caminante pila de cajas y archivos entró por la puerta.

Draco saltó y lanzó un indigno chillido, causando que los archivos y cajas cayeran de los brazos del mismísimo y único Harry Potter. Papel, plumas y otros artículos se desparramaron por el suelo.

—¡Potter! —exclamó Draco, abrochándose rápidamente la bragueta— ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

—Umm, mudándome. —Harry se arrodilló y comenzó a recoger sus cosas—. Traté de decírtelo antes. —Potter miró a Draco y luego hacia la planta, sus ojos chispeantes de malicia—. No estoy tratando de ser gracioso aquí, pero por favor dime que no estabas a punto de orinar en mi lirio japonés de la paz.

—¿Qué? No, claro que no. ¿Qué te dio esa idea? —Podía sentir el rubor creciendo en su rostro.

—Oh, nada. Por cierto, te faltó un botón. —Potter sonrió. Draco miró hacia abajo y revisó su bragueta, la cual estaba bien—. Te hice mirar. —Potter se rió en voz alta, ignorando las dagas que Draco estaba tratando de lanzarle por los ojos, mientras recogía los archivos.

—No entiendo. ¿Qué estás haciendo aquí? —gimoteó Draco, mirando el culo de Potter—. Los Aurores no necesitan oficinas, deberías de estar atrapando criminales todo el día.

—El nuevo titular de la División-C, a tu servicio —dijo Potter, mientras empujaba sus gafas por su nariz—. Como titular de la división tengo una oficina, así puedo planear como vamos a salir y atrapar a los criminales. No te preocupes, estaré fuera casi todo el tiempo y es sólo mientras lo del gas venenoso es tratado, cuando mucho un mes.

—¿Gas venenoso? Sabía que el Departamento de Aurores era un pozo de pulgas, pero ¿gas venenoso?

—Había una caja hechizada de juegos artificiales en la oficina del Uso Indebido de Artefactos Muggle, cuando trataron de quitarle el hechizo explotó, dejando a Arthur Weasley en San Mungo por una noche. —La camiseta de Potter rodó hacia arriba mientras se estiraba tratando de alcanzar un reporte extraviado, mostrando una porción bastante grande de la espalda.

—Pero seguramente ahora puedes regresar, ¿no? —preguntó, desesperado porque Potter no estuviera en su oficina por el próximo mes.

—No, resulta que el humo que se desprendía tenía propiedades alucinógenas, todos pasamos un día volando tan alto como cometas antes que cerraran el departamento. Tenemos que esperar que se disipe antes que nos sea permitido volver. Oh, y por cierto, Arthur está bien, gracias por preguntar. —Potter agarró lo último de su basura que estaba junto al pie de Draco, sus nudillos apenas rasparon la piel de su bota.

—¿No hay otras oficinas que podrías invadir? ¿Por qué tiene que ser la mía? —preguntó, con petulancia, convencido de que podía sentir su pie hormigueando por el toque de Potter.

—Confía en mí, Malfoy, tampoco tuve elección en esto. Hay un montón de nosotros que de repente nos quedamos sin oficina. Me tocó la paja corta y fui arrojado pesadamente contigo, y no hay nada que cualquiera de nosotros pueda hacer al respecto. —Potter se levantó y puso el resto de sus pertenencias sobre el escritorio.

—Podrías haber hecho eso con magia, sabes —dijo Draco sarcásticamente, tratando de esconder el hecho de que había estado admirando el insolente culo de Potter mientras se inclinaba en esas ajustadísimas cosas muggles llamadas "jeans" que llevaba.

—Lo sé. —Potter se encogió de hombros, luego se iluminó un poco— ¿Has terminado por la noche? ¿Por qué no vienes a comer algo conmigo?

—Potter —dijo Draco, frotándose los ojos con una mano— ¿Estas invitándome a salir?

—Sólo me preguntaba si querías algo de comer. Si tenemos que compartir una oficina durante el próximo mes podríamos tratar de llevarnos bien, ¿no lo crees?

—Mira, Potter, tú me odias, de acuerdo. Sé que puede no parecerte así en este momento, pero lo haces, confía en mí en esto. —Draco regresó a su escritorio para mostrarle a Potter que no tenía intenciones de ir a ningún lado con él.

—Odiar podría ser un poco fuerte, Malfoy. La escuela pasó hace años, todos nosotros hemos cambiado, ¿qué hay de las segundas oportunidades? —Potter le dio una sonrisa vacilante.

—Tengo cosas que hacer. Buenas noches —dijo Draco fríamente, regresando su atención al reporte que había estado escribiendo antes que esa planta hubiera sacado lo mejor de él. Escuchó a Potter suspirar y dejar la habitación.


N/A:

Esperamos que les guste esta traducción, la verdad es muy graciosa, pobre Draco, perseguido hasta por las moscas, jajaja.

Les pedimos que por favor dejen un comentario, es la mejor manera de saber si les va gustando el fic, y felicitar a la autora por tener una imaginación tan increíble, así como también apoyarnos y darnos ánimos para seguir compartiendo.

Hasta luego!