El japonés se despidió formalmente de sus compañeros del trabajo. Justo a las 3 de la tarde. Hora en la que salía de su aburrido trabajo de editor de novelas graficas. Todo era tan monótono y aburrido. Como odiaba eso.

Siempre hacia lo mismo; Llegaba a casa, iba a comprar comida, cocinaba, terminaba cosas de su trabajo, dormía, se duchaba e iba a trabajar nuevamente. Repitiendo eso todos los días. Con algún altercado, como que la marca de papel higiénico que suele comprar no estuviera… Que osadía.

Pero ese día, iba a ser diferente desde que el pequeño asiático entro en el metro. Fue a sentarse, colocando su maletín por encima de sus piernas y miro al frente, con cara monótona y carente de expresiones. Continuo meciéndose constantemente por el trayecto, hasta que, en al siguiente parada, subió un chico. Tal vez un par de años menor que él, rubio con los ojos verdes. Con una camiseta sin mangas, con el logo de alguna banda. Algo rota al igual que sus pantalones y sus tenis. Tenía varios pircings y uso audífonos grandes en su cuello. El rubio observo el vagón y observo que iba lleno, así que, despreocupadamente se recargo en una pared y se dispuso a escuchar música, ajeno a lo que pasara a su alrededor.

El japonés tan solo se le quedo viendo, no pudo evitar quitar la mirada de él. Era tan… Atrayente. Ese hermoso pelo rubio, despeinado y descuidado que le hacía verse tan despreocupado. Y unas peculiares cejas, algo grandes, pero para nada le quedaban mal. Más bien, le daban estilo. Lo a complementaban, por así decirlo. De cierta manera, Kiku sentía celos de aquella persona. Podía notarse que su vida no era nada comprada con la de él. Seguro que la suya no era monótona y aburrida. Debía de vivir muchas emociones en un solo día.

En fin, el pelinegro suspiro. Su parada ya estaba cerca. Arreglo sus cosas y espero a que el metro se detuviera. Cuando lo hizo, estaba listo para pararse, cuando se dio cuenta de que el rubio le estaba mirando y se acercaba a él. Se paraba justo enfrente y se agachaba para tomar algo del piso, darle una ojeada rápida, y tendérselo al japonés.

-Se te callo esto…Kiku.-Dijo con una simple sonrisa esperando a que lo tomase. El asiático no daba crédito a lo que pasaba. ¿Porque sabía su nombre? Con manos temblorosas, estiro su mano para tomar dicho objeto.

-G-gracias…-Musito en un hilo de voz, sintiendo como su cara se empezaba a sonrojar y agachado la vista. Se le había caído su credencial. ¡Qué descuidado era! Con razón el rubio le había llamado por su nombre. Alzo al vista solo para ver como el otro se alejaba y salió tras de él. Comenzaron a caminar por el mismo rumbo, hasta que partieron en direcciones contrarias. Japón tomo nota mental de eso.

-"Eso significa que… vive por aquí…"-Sintió algo por dentro. Estaba emocionado por eso. Pero, ¿cuáles eran las posibilidades de volverlo a ver? Cerró el puño con determinación. -Definitivamente, si lo veo mañana… Sera una señal…-Dijo al aire mientras caminaba a su casa y la gente lo miraba raro por hablar solo…


¿Review~s?:3

Un fic qe se me ocurrio en el taxi. La historia puede ser diferete a como se la estan imaginando ahora. Qiero escribir mucho aqi para qe piensen qe tiene mas palabras(?)