LIOS DE ESCUELA

CAPITULO 1

- "Han pasado ya cuatro largos años Shaorán desde la última vez que te vi en aquel aeropuerto donde me prometiste volver. ¿Te seguirás acordando de mí? ¿Me seguirás amando? ¡Oh! Shaorán... ¡No sabes las ganas que tengo de verte!"

Habían pasado ya cuatro años desde que Sakura y Shaorán se despidieron en aquel aeropuerto, cuando este último debía regresar a Hong Kong. En ese tiempo, Sakura había cambiado mucho, se había convertido en una jovencita de quince años preciosa. Su cuerpo había madurado, convirtiéndose en el de una joven alta y delgada, con una fina cintura que junto a su piel pálida, le daba cierto toque de fragilidad que había heredado de su madre. Sus cabellos, los había dejado crecer considerablemente, puesto que ahora le llegaban hasta la altura de su cintura y con los años había tomado una tonalidad algo más clara volviéndolos prácticamente rubios, y sus ojos... sus ojos aún conservaban ese brillo característico aunque ahora denotaban algo de tristeza y añoranza. Además no solo había cambiado con respecto a su físico, también lo había hecho un poco en carácter, era más responsable y seria para algunas cosas. Se había convertido en una alumna modélica sacando las mejores notas en todas las asignaturas, y también era más responsable con respecto a la magia, pero aún conservaba su dulzura, inocencia y bondad y seguía siendo buena deportista, por no decir la mejor. Esta combinación hacía que muchos chicos babeasen por ella, mas su corazón seguía estando ocupado por la misma persona: Shaorán Li, su rival, su amigo, su amor.

- Sakura, Sakura... ¿En qué piensas?- Le preguntó su buena amiga Tomoyo.

- En nada.- Le contestó con una sonrisa.

- Le añoras mucho ¿Verdad?

- ¿Cómo sabes que yo...?

- ¡Vamos Sakura! Te conozco mejor que nadie, y sé cuando piensas en él. Además... ¿Acaso crees que no me he dado cuenta que has mejorado en los estudios por él? Te has refugiado en los estudios para no pensar tanto en él, y no echarle tanto de menos.

- Es que... le quiero tanto, Tomoyo. Si por mí fuese, cogía el primer vuelo a Hong Kong y me plantaba en su casa... pero, mi familia no puede permitirse un gasto así.

- Sakura... yo... si tú quieres... puedo...

- No Tomoyo, ya has hecho bastante por mí.

- Sakura... pero yo...

- Venga, vamos a dejarlo ¿Sí? Además, mejor regreso a casa, mañana hay examen de mates y no lo llevo muy bien... todavía no consigo solucionar los problemas "c" y "h" de la página 51 y según creo saldrán en el examen...

- ¡Vamos Sakura! ¡Pero si nadie lleva mejor las clases que tú! ¡Seguro que sacas la nota más alta!

- Bueno... yo creo que todavía debo repasar, así que mejor me voy. Hasta mañana, Tomoyo.- dijo a la vez que salía corriendo y se despedía con la mano.

Sakura llegó a su casa y tras cambiarse de ropa se puso a estudiar el libro de matemáticas. En realidad, ella ya dominaba todos los problemas de matemáticas, que iban a entrar en el examen, pero igualmente ella comenzó a estudiar los problemas que todavía no habían dado en clase.

- Sakura... ¿Otra vez estás estudiando? Creía que ya te sabías lo que entraba e ese examen.- Le dijo Kero a la vez que se acercaba a ella.

- Es cierto, pero quiero adelantar un poco más.

- ¡Vamos Sakura! Deja los libros un poco. ¿Por qué no haces un pastel, o galletas? ¿Por qué no prácticas un poco la magia? O... o... lo que sea... pero deja un poco los libros. ¿Sí?

- Pero Kero... me gusta estudiar.- Le dijo con una sonrisa.

- ¡NO ES CIERTO! Lo haces para olvidarte del mocoso.

- Kero... te he pedido muchas veces que no le llames mocoso a Shaorán.

- Lo siento, Sakurita... se me escapó.

- Está bien...- Dijo cerrando el libro.- Prepararé un delicioso pastel de chocolate.

- ¿De verdad dejarás los libros un rato?- Se ilusionó Kero.

- Sí

- ¡BIEN! ¡VENGA, VAMOS ANTES QUE TE ARREPIENTAS!

Tres o cuatro días después les iban a dar los resultados del examen y Sakura estaba muy nerviosa porque aquel día en vez de repasar, había estado preparando un pastel y jugando con Kero... aunque igualmente cuando le dieron los resultados, sacó la máxima nota.

- ¿Lo ves, Sakura? Otra vez has sacado la mejor nota. Ni tan siquiera Shaorán lo habría hecho mejor... ¡Ups!.- Dijo Tomoyo a la vez que se tapaba la boca por haber nombrado a Li.- yo... Sakura... lo siento mucho... yo...

- No te preocupes, Tomoyo.- Sonrió ella.- Bueno, nos vemos luego, voy al equipo de atletismo. Hasta luego.

- Sakura... "A mí no me engañas, Sakura. Te mueres de ganas de viajar a Hong Kong y estar con él... pero igualmente no quieres recibir ningún tipo de ayuda. Si tan solo me dejases echarte una mano..."

- Señorita Daidouji... ¿Dónde se encuentra la señorita Kinomoto?- Dijo en ese precioso momento una de las profesoras de la secundaria.

- Acaba de marcharse a entrenar con el equipo de atletismo, señorita.

- ¿Podría hacerme el favor de ir a buscarla y decirle que la espero en mi despacho?

- Sí, señorita.- Dijo Tomoyo confundida.

Salió corriendo en busca de su amiga, a la que encontró ya vestida con el uniforme del equipo.

- ¡Sakura!

- ¡Tomoyo! ¿¡Que estás haciendo aquí!?

- Sakura...- Dijo a la vez que recobraba el aliento.- La señorita Nekoi, quiere verte en su despacho. Me ha pedido que te viniese a buscar.

- Pero voy a comenzar el entrenamiento...

- ¿Qué ocurre, Kinomoto?- Dijo la entrenadora.

- Señorita Inu, la señorita Nekoi desea hablar con Sakura y me ha mandado a buscarla.- Dijo Tomoyo.

- Ves Kinomoto, pero si acabas antes de que haya terminado el entrenamiento, ven de inmediato.

- Sí, señorita Inu.

Sakura se marchó junto a Tomoyo, sin ni tan siquiera cambiarse el uniforme de atletismo y se dirigió hasta el despacho de su profesora de lengua.

- Adelante.- Se escuchó desde dentro del despacho cuando Sakura llamó.

- Yo me quedaré aquí, Sakura.- Le murmuró Tomoyo justo antes de que esta abriese la puerta.

Cuando Sakura entró se encontró que sentado en el escritorio no se encontraba su profesora de lengua, sino el señor Kubaya, el director, de pie a su derecha estaba la señorita Nekoi que tenía una gran sonrisa.

- ¿Me han mandado llamar?

- Siéntese, señorita Kinomoto.- Le dijo el señor Kubaya.

Veinte minutos más tarde Sakura salió del despacho con una cara que era una mezcla entre confusión, incredulidad e infinita alegría. Sin previo aviso abrazo a Tomoyo y le dijo que iría a cambiarse, para volver a casa.

- Sakura... ¿Qué te pasa desde que saliste del despacho de la señorita Nekoi que irradias felicidad?

- Ay, Tomoyo...¡Es fantástico! Ven a mi casa, así tú también lo sabrás cuando se lo explique a mi padre y a mi hermano.

- Pero... ¿El qué?

- ¡Ya lo sabrás! Ven corre, vamos a entrar. Hoy mi padre regresaba temprano.- Dijo a la vez que le cogía la mano y entraban dentro de la residencia Kinomoto, mientras Sakura gritaba.- ¡YA HE VUELTO!

- Sakura, hija... que pronto has vuelto. ¿Qué no tenías entrenamiento con el equipo de atletismo? ¡Ah, Tomoyo! Que sorpresa.

- Sí, pero me han dispensado. ¿Y Touya?

- Hoy volverá tarde... tiene que entregar un trabajo importante en la universidad.

- Bueno... pues entonces lo explicaré sin él.

- ¿El qué?- Dijeron tanto el señor Kinomoto como Tomoyo.

- No lo vais a creer.. Pero... ¡Me han ofrecido una beca para estudiar en la Academia Femenina Litsú, en Hong Kong!

- ¿Qué?- Dijeron los dos.

- Lo que oís. Por lo que se ve, la directora de esa academia me vio en la última competición en la que participé y se interesó en mí. Vio que era buena estudiante y buena deportista y se lo han comunicado a la secundaria y hoy la señorita Nekoi me ha llamado a su despacho, porque el señor Kubaya quería comunicármelo. ¡Mañana debo dar la respuesta!

- Espera... espera, hija. ¿En qué consiste esa beca?- Dijo el señor Kinomoto mientras se sentaba en el sofá.

- Me ofrecen el poder estudiar en la Academia todo el bachillerato, haciéndose cargo de los gastos, además como es una academia interina no tendríamos que preocuparnos por el alojamiento.

- Pero hija... no nos podemos permitir el viaje a Hong Kong...

- También se hacen cargo de esos gastos. Papá, ¿puedo aceptarla? ¿Puedo?

El señor Kinomoto permaneció en silencio durante unos minutos y después de mirar a su hija sonrió y asintió.

- Mañana puedes decirle a la señorita Nekoi que aceptas la beca.

- ¡SI! ¡GRACIAS, PAPÁ!

- Ahora podrás viajar a Hong Kong. Estarás muy contenta.- Le dijo Tomoyo.

- Lo estoy.