Primer día

Esa mañana Bella estaba hecha un mar de nervios, su primer día en el instituto. La verdad es que Bella no tenía muchas ganas de llegar al instituto, pero no podía demostrar su debilidad ante sus padres. Ellos y sobretodo Charlie se sentía responsable de sacar a su hija de su ambiente en Phoenix. Y es que era todo por él, ya que como el gran médico que era, su mejor amigo Carlisle le había ofrecido un excelente puesto en el mejor hospital de Seattle donde él era director.

Sus mejores amigos Edward y su melliza Alice, le habían dicho que la apoyarían en todo, incluso se habían cambiado a todas sus clases para no dejarla sola. El problema era que con todo y eso Bella tenía miedo, su sueño no había sido tranquilo, había algo en él que la inquietaba pero ignoraba la verdadera razón.

- Bella – gritó Renee su madre desde el piso de abajo. Sacándola inmediatamente de sus pensamientos. Sabía que se le hacía tarde para llegar a la escuela, así que decidió bajar de inmediato antes de que mandaran a alguien del servicio, por ella. Cuando llegó a la cocina su padre ya estaba listo para llevarla, como era tradición Charlie llevaba a Bella el primer día de instituto.

- Ya estoy lista, será mejor que nos vayamos antes de que retrase más a mi padre – dijo Bella, anticipándose al regaño de Renee.

Sin dar más oportunidad a que Renee dijera algo, Charlie se despidió de su esposa con un tierno beso, que dejaba ver cuánto la amaba. Bella también se despidió de su madre y pronto abordó el auto de su padre.

Durante el camino no dijeron ni una palabra, hasta que llegó el momento de despedirse pues habían llegado al instituto privado donde la habían inscrito y donde esperaba pronto encontrarse con Alice y Edward.

Solo bastó que Bella bajara del auto para que las miradas de los jóvenes que también iban llegando, se posaran sobre ella, si bien no gozaba de una belleza despampanante, había algo en ella que la hacía hipnótica. Subió con paso seguro las escaleras del instituto, aunque por dentro moría de nervios. De pronto una voz gritó su nombre, esa voz que conocía tan bien, esa que sonaba como el llamado de algún ser celestial. Un segundo grito sonó, otra voz tan cristalina y dulce como debería ser la de los mismos ángeles. Al voltear vio como un chico se acercaba corriendo a ella, solo para tomarla en brazos y levantarla del piso, mientras le propinaba un gran saludo.

- Bella… - inmediatamente captó el aroma del guapo muchacho que la saludaba con tanta emoción y acto seguido los recuerdos de una visión convertida en sueño regresaron a su mente.

Te amo Bella, mi Bella. Te amo tanto, le decía Edward mientras la besaba sin reparos, ella se encontraba perdida en la dulce miel de sus besos y solo se separó de sus labios para responder con una frase que le nacía del corazón y que la llenaba de emociones… Te amo Edward, te amo más que a mi propia vida.

- ¿Bella? ¿Qué te pasa? – le preguntó Alice al ver que se había quedado congelada en los brazos de su hermano. Los 3 vestían el uniforme propio del Instituto, Alice y Bella tenían la falda a cuadros en tonos azules y la blusa azul marino acompañada del listón azul que tenía la función de adornar su cuello, encima llevaban el saco azul marino con el escudo del colegio. Edward por su parte vestía pantalón de vestir beige, la camisa azul cielo, con esa corbata propia del colegio, además del saco azul marino, le hacían verse como un príncipe.

- Perdón, fue la sorpresa – era verdad era la sorpresa, pero no la de ver a sus dos amigos, sino la de recordar de forma tan vívida el sueño que la había inquietado tanto. Por primera vez veía a Edward de la misma forma que las demás chicas de su edad. Ella durante toda su vida lo había visto como un hermano, un amigo, un protector que siempre llegaba en su defensa, no importando la distancia. Pero después de 15 años se daba cuenta que Edward era un chico increíblemente guapo y encantador, un ser del que sencillamente sería natural estar perdidamente enamorada. Está cavilación se detuvo inmediatamente… ¿acaso ella perdidamente enamorada de su mejor amigo?

- Si, te dije Edward que esas formas de saludar a Bella no son siempre la mejor idea.

- Basta, solo quería darle apoyo. – respondió un poco nervioso pero seguro de lo que decía.

- Gracias Edward – dijo Bella respondiéndole con una sonrisa que haría que a cualquiera se le fuera el aliento. Además que su cara sonrojada por el reciente acontecimiento, completaban el escenario.

Antes de que la campana sonara los tres amigos se dirigieron a su salón. El inicio de clases era ya un hecho, y como era de esperarse muchas chicas se preguntaban quien esa nueva estudiante que se ganaba un recibimiento de tal magnitud por parte del ser más deseado del instituto. Y no eran las únicas.

- Hey Mike, ¿sabes quién es la chica que está sentada con Cullen? – preguntó James, uno de los chicos que entró a la misma clase de biología.

- Es Isabella Swan – respondió - ¿es guapa verdad?

- No está mal. Solo espero que no sea una más del club de fans de Cullen.

- Según me dijo Alice, Isabella es la mejor amiga de ambos. La conocen desde que eran muy pequeños, porque sus padres son muy amigos y ahora trabajan en el mismo hospital por eso se mudó a Seattle.

- Vaya que si que le sabes sacar información a Alice, eh

- Déjame en paz – respondió Mike, muy enojado.

A la hora del almuerzo muchos esperaban como siempre compartir la mesa con los Cullen y ahora con su nueva acompañante. James llegó de sorpresa y se sentó entre Alice y Bella para ver la reacción de Edward.

- Hola soy James, tú debes ser Isabella – dijo a manera de presentación.

- Bella – dijo ella sorprendida por el joven que se interponía en la plática de las amigas.

- Pues mucho gusto. Espero que te guste el instituto y si necesitas algo no dudes en decirme yo estaré encantado de ayudarte.

- Ella no necesitará nada de ti James, para eso me tiene a mí - dijo Edward en tono molesto y de cierta manera posesiva – y a Alice. Logró decir tratando de ocultar el enojo que le daba, ver a James tan cerca de Bella.

- Uy perdón, no sabía que era tu protegida Cullen – respondió en forma sarcástica.

- Déjate de payasadas y quítate de mi lugar.

- Ahí hay más – señalando lugares de la mesa, pero que estaban lejos de Bella.

- ¡Qué te quites! – ordenó con voz fuerte, tanto que los de otras mesas voltearon a ver la escena.

- Suficiente – dijo Mike, haciéndose a un lado para que Edward se sentará entre él y Bella.

- Gracias, Mike – le dijo Alice. Pues parecía que James y Edward no tardarían en irse a los golpes si alguien no cedía. Cuando Edward se sentó, colocó su bandeja de comida, a manera de compartirla con Bella.

- Toma lo que quieras – le dijo Edward con un tono de voz, que le sonaba por demás seductor, que la hacía dudar si solo se refería a la comida. Debía ser cuestión de los nervios de estar a su lado, porque era imposible que su amigo le hablara con ese tono, ¿o no?

- ¿Me das la manzana? – exigió Bella, mientras él accedía a su petición. Cuando se la dio y coloco su mano sobre la banca, no previó que la colocaría justo sobre la de él, que descansaba en el mismo lugar. Él no se inmutó para nada ante el choque, por alguna razón esperaba que eso pasara. Los instantes que duraron así, a Bella le parecieron increíblemente largos; podía sentir los dedos largos y algo fríos de Edward. Su piel era suave, casi aterciopelada, y era casi tan blanca como la de ella. Estuvieron así hasta que Bella empezó a notar que la sangre se le agolpaba en las mejillas y la hacían lucir un poco acalorada.

El primer día pasó sin más sobresaltos, en la mayoría de la clases estaba de equipo con Alice o Edward. Algo que la hacía sentirse feliz y nerviosa a la vez, tenía que olvidar su sueño por el bien de su amistad; pero había algo en el comportamiento de Edward que había cambiado y eso muy en el fondo de su ser, la hacía sentirse esperanzada.

Pronto el tiempo transcurrió, las clases eran interesantes y mucho mejores que en su antiguo instituto en Phoenix; sus maestros la iban conociendo por su gran entusiasmo en las materias y sus calificaciones eran casi tan buenas como las de Edward, solo bastaba ver su expediente para saber que no se debía a que eran equipo, si no que ella siempre había sido brillante. Además los chicos seguían intrigados por ella, no solo James estaba interesado, algo que la hacía sentirse incómoda, pues no estaba acostumbrada a ser el centro de atención.

Esme, madre de Edward y Alice, se llevaba de maravilla con Renee. Así que había logrado convencerla de inscribir a Bella en la misma escuela de piano donde estudiaba Edward. A pesar de que Bella quería mucho a Esme, en ese momento cayó de su gracia. Ella sabía que no tenía grandes talentos en la música, e inscribirla con Edward era un error, solo lograrían hacerla quedar en ridículo ante él que a su corta edad ya era un experto, causa del talento innato que tenía.

- Tranquila Bella – le dijo Edward cuando pasó por ella para llevarla a la escuela de música – yo seré tu tutor si tienes problemas.

- ¿De verdad?

- Claro, es más todas las clases extras que desees, te las daré con gusto. – esto lleno de más confianza a Bella.

Como era de esperarse su primera clase fue un fracaso total, pero ese mismo fin de semana, Edward le brindó una mejor lección de la que le daría un profesor. Ella había llegado a su casa muy temprano y aprovechando que todos estaban fuera, dedicaron toda su mañana a practicar. Bella debía reconocer que él era extremadamente paciente, le enseñaba sin desesperarse en absoluto. Sin embargo mientras Bella practicaba, Edward la miraba atento, lo que hacía que ella perdiera la concentración. Para cuando cayó la tarde a Bella le dolían los dedos, pero al menos ya podía distinguir entre nota y nota. Edward se sentía orgulloso de su alumna.

En uno de sus descansos, Edward empezó a tocar las notas de una melodía que era realmente hermosa.

- Nunca había oído esa canción, es muy linda.

- ¿Te gusta?

- Mucho, ¿de quién es? – preguntó mientras se sentaba a su lado en el banco frente al piano. Él fijo su mirada en ella. Y esto la hizo temblar. Era tan fácil perderse en sus ojos verdes.

- Yo la escribí – respondió un tanto apenado. Poco a poco se fue moviendo hasta quedar muy cerca de ella.

- De…bes haber estado muy inspirado – dijo casi sin respirar. Su cercanía la aturdía.

- Bella, yo… - le decía a la vez que entrelazaba sus dedos con los de ella y guiaba su mano hasta su cara, poniendo los dedos temblorosos de Bella, cerca de su boca. Él cerró los ojos e inhaló el aroma de su piel. Bella poco a poco casi hipnotizada, y con los ojos cerrados, se fue acercando más a él. Cuando Edward abrió los ojos, se topó con su cercanía, con su calor. Soltó su mano solo para acunar el rostro de Bella. Se acercó más pero no demasiado, ahora sentía su respiración. Ella estaba ahí tan tranquila, tan delicada, tenía el rostro de un ángel en sus manos, su cabello café y ondulado adornaba su cara de la manera más hermosa que jamás hubiera visto. No resistió más y decidió acortar la poca distancia que había entre sus labios.


Canción: River Flows in You.

NOTA: La historia se desarrolla más o menos en un lapso de 12 años, así que aunque en los 1ros capítulos va muy lenta, después habrá un evento que los llevará por el paso de los años.

Es la primera vez que hago esto, deja tu Review y dime que te ha parecido.