Capitulo 4: La verdad detrás de Danielle
-pues… mis padres se conocieron en México hace 17 años, vivieron un amor de verano y nunca se volvieron a ver, él ni siquiera sabía de mi existencia. Cuando mis tías lo localizaron y le contaron todo lo que había pasado, el decidió hacerme un favor al adoptarme así obtuvo la nacionalidad estadounidense pero aun así se regreso pues el ya tiene su familia – relato él con una pizca de tristeza que pude fácilmente percibir, yo se que él no está acostumbrado a estar solo, como yo pero…
-y ¿Por qué no te fuiste con él? – le pregunte, ya que lo más lógico era irte con esa persona que se supone está a cargo de ti.
-no quise, preferí quedarme con mi antigua vida – me contesto – o algo así – eso ultimo lo dijo en un susurro, era obvio que él se daba cuenta que de su antigua vida, ya casi no queda nada – bueno – cambio el tema – ya es tarde y creo que lo mejor es que te vayas a dormir – pronuncio él, sin embargo no entendí nada – segunda puerta al fondo – dijo señalando el pasillo, me levante del sillón y me dirigí hasta la puerta que me señalo y ahí entendí lo que trato de decir.
El cuarto no estaba muy adornado era básicamente sencillo. Al ver la cama me deje vencer por el sueño y me recosté en ella unos segundos después caí dormida…
Al abrir los ojos me encontré con que había dormido más o menos unas seis horas, mire el reloj y eran las 5 de la mañana, trate de dormir un poco mas sin embargo no pude conciliar el sueño debido a una serie de murmullos provenientes de afuera de la habitación. Me levante con pereza para hacer callar a quien fuera, pero lo que oí fue algo extraño…
-ya deja de lamentarte – oí una voz femenina
-es que… todavía escucho; la llamada, el sonido del metal chocando – dijo con voz quebrada Freddie.
-calma, de cualquier manera se hubiera ido – trato de mejorar la situación la voz de mujer.
-si en otros 6 meses – le reclamo él.
-fue mejor así – acertó la chica, trate de reconocer la voz pero no era nadie conocido.
-¿de qué hablas? – se atrevió a preguntar Freddie y en su voz se notaba sorpresa.
-murió de forma rápida, de otra manera hubiera pasado por todo ese montón de tratamientos que le hubieran hecho más daño – explico la voz femenina.
-tienes razón – lanzo un suspiro Freddie – gracias Danielle
-gracias a ti, Freddie – contesto le chica con dulzura en su voz. Puaj
-¿Por qué?-
-por lo que hiciste en el parque, por acompañarme al hospital, por brindarme asilo, por todo – contesto la chica
-bueno una última cosa, sobre el parque… - empezó a hablar
-si solo atente al plan por favor – interrumpió ella – será mejor que me ponga mis ropas habituales y me quite estas cosas para desayunar
-sí y yo voy a comprar – dijo Freddie después solo escuche el sonido de la puerta cerrarse.
Decidí salir del cuarto e inmediatamente después choque con una chica de la misma estatura de Freddie, morena, de ojos color miel, cabello negro con luces rojas, azules, rosadas y moradas, falda de mezclilla, mallas negras y playera con escote en V y mangas que llegaban hasta los codos.
-hola – saludo muy alegremente la chica – soy Danielle
-Sam – respondí instintivamente.
-si se quién eres – dijo ella antes de que se produjera un silencio incomodo entre las dos – bueno yo me tengo que cambiar – interrumpió el silencio antes de desaparecer por una puerta.
Su rostro se me hacía muy conocido e incluso su ropa y de repente por fin supe quien era: la chica que Freddie beso en el parque, fue entonces que la más larga lista de preguntas se formo en mi cabeza…
¿Acaso eran novios?
¿Tal vez algo más?
¿Por qué vivían juntos?
¿Por qué me molesta tanto pensar en eso?
¿Estoy enamorada de Freddie?
¿Me gusta al menos?
Entre muchas más. De entre todas ellas solo una parecía tener respuesta: mi mente le empezó a dar vueltas hasta llegar a la respuesta. Cuando por fin supe no pude hacer más que dirigirme a la pequeña sala y sentarme en uno de los sillones a tratar de asimilarla. De repente el sonido de la puerta abriéndose me saco de mis pensamientos.
-Sam – me saludo Freddie con cierto tono de sorpresa - ¿estás despierta?
-no, soy sonámbula tarado – dije sarcásticamente.
-¿tienes hambre? – cambio de tema muy rápidamente para mi gusto
-claro – conteste yo, el hecho que este toda revuelta en mi mente no impide que me de hambre - ¿Qué tienes?
-tocino, huevos y leche – me contesto sacando unas cosas de una bolsa de supermercado
-a mama le gusta – me alegre. Mi estomago gruñía como nunca. Freddie comenzó a preparar el desayuno y yo simplemente lo miraba y todas las preguntas que hace un segundo me había hecho regresaron a mi mente, necesitaba respuestas y solo una persona me las podía dar – Freddie ¿sales con Danielle? – pregunte algo temerosa por la respuesta.
-no ¿Por qué? – respondió de forma alivianada.
-pues ayer en el parque, vi que la besaste – dije algo… no se describir como me sentía.
-a eso – dijo él y paro un segundo de hacer lo que hacía para después seguir tranquilamente – solo era un amigo ayudando a otro, como cuando… ya sabes, como cuando nos besamos – dijo el nervioso. Al mencionar esas palabras pude percibir melancolía en su voz, o simplemente tal vez yo era la melancólica… odio sentirme así.
-sí, solo una amiga con la que vives – dije sarcástica tratando de ocultar el enojo en mi voz.
-¿Por qué lo dices? – me pregunto el extrañado.
-digo, que normalmente una chica de su edad debería de vivir con sus padres la vida "perfecta" – conteste haciendo comillas en la palabra: perfecta.
-si por vida perfecta te refieres a vivir con un padre que sufre de trastornos neuróticos y psicóticos, creo que tienes razón – escuche decir a la voz de Danielle detrás de mí. Voltee para encontrarme con una chica que en nada se parecía a la muchacha del parque: llevaba puesto un pantalón de mezclilla entubado, una playera de manga larga pegada al cuerpo y cola de caballo que trataba de disimular las luces de colores.
Me quede en silencio mientras Freddie servía el desayuno y la Danielle sacaba algo del refrigerador. Freddie me entrego un plato con tocino, huevos revueltos y un vaso de leche. Danielle tomo una pepi-cola y la tomo casi de un sorbo mientras Freddie desayunaba conmigo.
-diantres – maldijo Danielle
-¿Qué sucede? – pregunto Freddie acabando de terminar su bocado.
-es domingo y tengo muchísima flojera como para salir – dijo sentándose en el sofá.
-no vayas – contesto el muy confiado
-tengo que – contesto Danielle, seguía mirándola y en ese momento me pude dar cuenta de su extraña mirada – y tú me vas a acompañar – no lo sé pero tengo un mal presentimiento.
-ya que – contesto Freddie y luego me volteo a ver - ¿vienes Sam? – me pregunto con una sonrisa.
-sí pero ¿A dónde? – por fin hable en un largo rato
-al hospital – dijo el recogiendo mi plato y el suyo.
-a – solo pude articular por qué no sabía exactamente para que fuéramos a un hospital.
Freddie se dirigió a la salida del apartamento por la que hace unos momentos había salido Danielle, lo seguí hasta la parada de autobús y no hablamos nada en todo el camino hasta un hospital psiquiátrico. Al bajar nos encontramos con una recepción… la verdad no ponía atención así que no se en qué momento llegamos hasta una habitación completamente blanca excepto por un collage de fotografías pegadas en una pared eran todas de un señor de unos cuarenta años de edad y una pequeña niña regordeta…
Hasta aquí… en el siguiente capitulo sabrán que hacen en un hospital y por qué Danielle vive con Freddie además que Sam deberá tomar una decisión para ayudar a su amigo… lamento mi tardanza. Se despide su humilde servidora
Próximo capítulo: Internado
SIBUNA