Hola, primero que nada, sé que les podría dar bastantes explicaciones o pretextos, e hice lo que más odio; tardarme siglos en actualizar. Así que lo único que puedo decirles con toda sinceridad es; lo siento.

A quién todavía recuerde este fic, y quiera darle otra oportunidad; lo agradezco n_n Ahora no les quito más tiempo. Disfruten ;D

Disclaimer:Shinrei Tantei Yakumo no me pertenece. Es de Kaminaga Manabu.

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Capítulo II – Difidencia ardiente: Celos

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Arrastraba el cuerpo inerte sobre la tierra. La piel pálida de la mujer alcanzaba una blancura espectral y un carmín intenso de donde emanaba la sangre de su piel, de las heridas en todo su cuerpo, y su cabellera teñida de líquido escarlata se deslizaba sobre el suelo y su tez. El cadáver se golpeó varias veces más en el arrastre. Una mueca desquiciada de blancos dientes se mostró ante el alba.

Te amo…

Escuchó el susurró femenino y suave, en su mente.

—Te amo —contestó al mostrarse los primeros rayos del sol.

Aventó el cuerpo a un horno de tierra, llenándole de gasolina. Aventando un fosforo, la lumbre se mostró en un horrendo esplendor que borraba las huellas de aquel crimen lentamente.

—Sólo mía —murmuró, tirando a las llamas su propio cuerpo junto a la amada. Su rostro mostraba una sonrisa, su suave y cremosa piel pacífica, así como satisfecha.

Finalmente, ella era sólo suya.

[***]

Dos días antes…

La puerta del Club de Investigación fue abierta bruscamente. Un hombre maduro, conocido para el joven que descansaba en el sillón del lugar, se acercó.

—Necesito tu ayuda —pronunció serio. El chico se levantó aburrido.

—¿Cuál es el problema ahora? —inquirió sin verdadero interés.

—Recientemente han ocurrido varios asesinatos de jóvenes —. Yakumo le observó pasible, refutando.

—No es mi campo. Puedes irte.

El aludido bufó, y soltó un suspiró frustrado. Se dirigió a la puerta, antes de abrir, murmuró.

—Los asesinatos han sido de jóvenes que tienen relación con en esta escuela —. Cerró tras de sí, dejando el rostro juvenil con cierta incertidumbre. Recordando.

Hace un día.

Se levantó de su asiento enfadada.

Bien, entonces iré yo sola —. Se dirigió a la salida y azotó la puerta.

Desde ese día no la había vuelto a ver. Suspiró muy bajito, tan bajo, que ni él mismo percibió su sentimiento.

[***]

—Y entonces, ella salió y me gritó "—¡Aléjate de mí, jamás regreses! —". Fue doloroso que aquella relación de meses terminará de esa forma —explicó calmo un muchacho de hebras oscuras, ojos grises, piel apiñonada, complexión delgada, y unos lentes que le hacían ver además de atractivo, intelectual.

—Haruka, ¿me escuchas? —. Llamó varias veces, la mencionada se disculpó al salir de sus pensamientos.

—Lo siento, estaba distraída Yamino-kun —disculpó se algo abstraída.

Éste la observó por varios segundos, detenidamente con sus orbes grisáceos, con seriedad, entrecerrando levemente sus parpados. Soltó un suspirar y continuó su relato, fingiendo ser escuchado.

Te lo dije ayer, no me interesan tus asuntos personales ni lo que hagas. Déjame fuera de tus preocupaciones y amistades —dijo serio, con un leve tono de hastío.

Sólo quiero que los conozcas, son mis mejores amigos. Ran-kun me habló porque va a entrar a la misma división que yo, mientras que Yamino-kun, el que me encontré el otro día, me pidió reunirme con él para hablar sobre unos problemas que tiene —explicaba en un intento conciliador.

Yakumo la miró aburrido, pero de forma fija. Había algo que le incomodaba, sin saber qué era.

No soy tu niñera, ve sí quieres —contestó cansado.

Bien, entonces iré yo sola —gritó y salió azotando la puerta.

—Así que por eso… ¿puedo vivir en tu casa un tiempo? —Tanteó terreno solemne, al ver la ausencia de ella, reitero como hace años —¿Verdad que sí, Ha-chan? —. La aludida, que apenas y escuchaba palabra alguna, asintió. El chico le dio un agradecido abrazo y besó su mejilla; sonrojándola.

—Sabía que eras mi mejor amiga, Ha-chan —. Ella intentó retractarse, pero al verlo tan animado, decidió callar. Yamino-kun era una buena persona, se conocían de años y estaba segura que no le haría daño.

El celular de Yamino Kaoru sonó.

—¿No vas a llegar?, ¿por qué no se lo dices tú? —Expresaba con inconformidad —. Entiendo, yo le aviso. Eres un tonto por ser así de despistado.

Colgó.

—¿Era Ran-kun? —preguntó casi segura la chica.

—Mn —aseveró renuente —. Dijo que no puede llegar por el tráfico, y que no te llamó a tu celular porque tenía pena de decirte que estaba tan entrado en su nueva novela, que perdió la noción de todo y se le olvidó que hoy quedamos de vernos —. Haruka se auto-ánimo y sonrió; se pasaría un buen día, dejaría de pensar tanto en Yakumo-kun.

—Bien, entonces ¿a dónde vamos? —. Yamino la examinó un poco, y cariñosamente la cogió de la mano.

—A una librería, luego a nuestro departamento —rió, Haruka no supo descifrar ese gesto, era diferente a su sonrisa habitual.

[***]

La puerta se volvió a abrir de golpe por segunda vez en el día.

—¿Ahora qué quieres, Gotou-san? —cuestionó irritado.

—Oh. Ya veo, seguramente Haruka-chan no ha venido, por eso estás así —se mofó un poco el detective, sin saber que había acertado.

—Sí vas a venir por tonterías, mejor ve a trabajar, que buena falta te hace —replicó sin interés, no pudiendo ocultar el ácido tenue de su voz.

—Bien, bien, no es por eso. —Su rostro tornó se serio —. Es en relación al caso de las jóvenes asesinadas —sacó un expediente, mostrando datos y fotografías. El muchacho elevó una ceja —. Observa bien, todas las víctimas asisten a ésta escuela o tienen amistades en la misma, además son jóvenes de complexión delgada, cabellos cortos y según conocidos de las mismas, eran jóvenes muy joviales.

—Sí ya sabes el perfil, ve y pon un letrero o un toque de queda —dijo, virándose sin interés, quería recostarse.

El detective rodó los ojos.

—No porque estés molesto, la descuides. Haruka-chan entra en el perfil, debes de estar alerta —los ojos impares de Yakumo se clavaron en el mayor.

—La pueden cuidar sus amigos —y se acostó de golpe.

El hombre se levantó de su silla, marchándose. Ese chiquillo era un genio, pero inexperto en cuanto relaciones sociales, suspiró.

[***]

Haruka junto a su amigo, caminaban por las librerías del centro. Encontrándose con la profesora de Historia de la literatura junto a una de sus alumnas, ambas seleccionaban una novela.

—¡Sensei! —saludó la joven, la mujer de treinta y cinco años le sonrió. Su compañera de clases asintió.

—Buen día, señorita Osawa —miró a la chica que saludó de vuelta, y a su acompañante. Ambos se saludaron con la mirada. El chico observó a la alumna y sonrió leve. Ella se sonrojo.

—No moleste a Kawaii-san, joven Yamino —advirtió, el muchacho la miró por segundos.

—No molestaría a la chica que hace unos días fue mi novia, sensei —arrastró la última palabra. La maestra le envió una mirada. El ambiente se podía cortar con el filo de una hoja.

—Va-vamonos, sensei —pidió la menor, la tutora asintió y se despidió de su alumna.

Lanzando una mirada cómplice al chico.

Una vez se alejaron, la de hebras rosadas se dirigió a su amigo.

—Yamino-kun, no debiste de hablar así, aunque Kawaii-san te haya pedido que salieras de su vida —. El muchacho se quitó las gafas, y la miro fijamente con sus orbes grises.

—Sí me lo pides así, no puedo decir que no. Me disculpó —le guiñó con galantería, ella devolvió un gesto confuso. —Además… —agregó colocándose los anteojos —en realidad que haya terminado conmigo no es el problema, sino que no me dio tiempo de buscar otro lugar, por eso debo de incomodarte —ella le sonrió, su amigo era tan bueno y se preocupaba por todo.

—No me incomodas, somos amigos —aseveró, el azabache la tomó de la mano, y besó el dorso —¿Entonces podrías llamarme como lo hacías hace años, Ha-chan? —susurró lo último.

Ella se sonrosó.

—P-pero… —él negó, alegando.

—A Ran lo sigues llamando por su nombre siendo que los tres nos dejamos de ver cuando tú decidiste aislarte por la muerte de Ayaka, ¿por qué entonces muestras más confianza con él? —Ella ladeó el rostro al tener tan cerca al chico.

—Porque Ran-kun hizo un drama por teléfono cuando le llame Kuroki-kun —. El moreno asintió conforme.

—Entiendo. Somos amigos, confía en mí o haré un drama igual que Ran —Haruka asintió resignada, aquellos dos eran como sus hermanos menores aunque los tres tuviesen la misma edad, sonrió.

[***]

Se viraba en el sillón, de un lado a otro. Observaba el techo y veía la puerta a discreción.

Cerró sus ojos impares, no le importaba.

"—Es linda; y parecer buena; ¿pero de verdad lo es? Las mujeres te dejan cuando se aburren de ti; será mejor que la cuides. Yakumo-san —"

Abrió los ojos con leve congoja mirando el techo.

Se levantó, sacudió sus cabellos y salió del club de investigación de películas.

Desde las sombras se escuchó una voz masculina murmurar con malvad.

Muy bien Yakumo, cae y hunde tu alma en la incertidumbre —observándose una risa cínica.

[***]

"—Y entonces el hombre intentaba perfeccionar sus crímenes, escogiendo a una joven al azar, pero igual a …"

Tecleó el escrito en su Lap-top, bajo aquella luz tenue.

—Sí, es perfecto. Una novela con los acontecimientos del día de hoy —se dijo satisfecho el muchacho de cabello castaño-rojizo. Recargó se sobre el respaldar de la silla.

Sacó su celular y tecleó.

[***]

—¿Ran-kun? —pronunció Osawa, recibiendo una mirada solemne del azabache —. ¿Eh? Pero es que estoy llevando a Kaoru-kun a mi departamento —se alejó el móvil de su oído, y el moreno le quitó el aparato a la chica.

—Ran, compórtate, tenemos un acuerdo —colgó.

—¿Acuerdo? —preguntó la muchacha. Él asintió.

—Sí, uno sin importancia. Ya sabes que ambos nos preocupamos por ti —sonrió, y devolvió el móvil —¿Falta mucho? —Haruka negó, caminaron unas cuadras más y arribaron al complejo habitacional.

[***]

—Tsk, maldito Kaoru —masculló. Escuchó el timbre de su apartamento, salió a atender.

—Kuroki-san, la renta ha vencido, pague o desaloje —amenazó un señor, el aludido sonrió.

—Que oportuno es, señor —. Dejó la puerta abierta, bajo la mirada curiosa y desconfiada del dueño. Sacó una maleta y aventó varias prendas y cosas, tomó su Lap-top. Caminó al arrendatario, entregó las llaves.

—Desalojo —dijo con algo de burla y se fue.

—Mocosos —farfulló el adulto.

Caminaba por las calles oscuras, su cabello entre castaño y rojizo, su pálida piel y su delgada pero atlética complexión era lo único que se percibía por la calle, además de la maleta que cargaba.

[***]

—¡Eres mi esposa! —gritó un varón. Los reclamos se oían desde la calle, contemplándose únicamente las sombras de una pareja discutiendo por las cortinas blancas de la ventana de la alcoba.

—¡Quiero el divorcio! —ahora fue la mujer. Silencio.

Objetos rompiéndose se escucharon, y sollozos.

[***]

Ding-dong.

Abrió la puerta con una sonrisa. Su rostro se iluminó ante el rostro frente a ella.

—¡Yakumo-kun! —saludo al decir su nombre.

La faz pasible del chico de ojos impares permaneció, sus facciones eran suaves.

—Gotou-san me pidió avisarte sobre unos asesinatos que están ocurriendo —no sabía qué decir, sólo había ido —el perfil de las victimas es de jóvenes alegres y con una complexión parecida a la tuya, vine para corroborar tu estado de salud, eso es todo —. Ladeó un poco el rostro, primero que nada, él no debía de estar ahí.

Haruka se sentía feliz, su expresión y ojos hablaban por ella.

—Gra-

De atrás del departamento, se asomo un chico con las hebras humedecidas, con unos jeans y la camisa a medio abrochar, se secaba su cabello y caminaba a la entrada.

—¿Quién es? Ha-chan —. Yakumo frunció un poco sus cejas, Haruka le observó apenada, no quería malos entendidos, y Kaoru fingía no entender la situación.

—Al parecer no hacía falta que viniera —soltó mordaz Saitou, Haruka sintió pesar cuando observó aquellos ojos ocultos bajo sus flequillos y una opacidad en los mismos. Yakumo se viró para irse, pero un chico de hebras castañas estaba en su camino, lo observó a detalle, así como el equipaje que cargaba. Éste sonrió ladino a discreción, y corrió hacía Haruka.

—¡Ha-chan! Mi arrendatario me corrió, no tengo dónde ir —le miró con los ojos llorosos. Ella río nerviosa, pero sin dejar de ver el rostro ladeado de Saitou. Cuando éste empezó a caminar de nuevo, Osawa se alejó de del abrazo de su amigo, diciendo:

—Ran-kun —se volteó al moreno —Kaoru-kun, ustedes pueden usar mi departamento. Acomoden sus pertenencias —. Ambos sonrieron triunfantes.

[***]

Pasó por la puerta de la unidad habitacional, se llevó su mano al pecho; ardía.

Encogió la mirada.

Se revolvió los cabellos y sonrió con ironía.

De verdad no tenía que haber venido.

Empezó a llover. No le importaba, miró las nubes ocultando la luna y el cielo. Todo era oscuro.

Su mirada se empezó a opacar.

Remembró la imagen de hace unos momentos y su sangre hirvió, éste tipo de emoción no la había sentido antes. No sabía manejarla, se daba una ligera idea de qué era, pero no la controlaba, sino viceversa.

Soltaba el hálito de sus labios. El ambiente era frio.

Sintió una mano sobre su hombro, se viró a la defensiva; era ella.

Expandió sus ojos.

Y se alejó de golpe, sus ojos mostraban algo de rabia, igual a decepción.

Haruka respiraba con dificultad, y extendía bajo su paraguas un suéter medio húmedo.

—Es mío, puede que no te quede pero… —rechazó la oferta de un manotazo, la prenda cayó al suelo mojado. Se arrepentía, no quería hacer eso, pero…

Haruka recogió la tela, mientras sus labios se movían.

—Perdón —murmuró —. No quise herirte o molestarte, eres muy importante para mí Yakumo-kun, por eso quería que conocieras a mis amigos, pero —elevó un poco la voz —sí ellos están en mi departamento es por circunstancias, es decir… —no sabía cómo explicar todo en poco tiempo. El joven de ojos impares se sintió algo culpable, él tenía que disculparse, él la hizo sentir mal, otra vez, pensó.

La abrazó, sin importarle que Haruka tirase la sombrilla ni que se empapaban en esos momentos, sólo quería sentirla cerca.

Sólo teniéndola a su lado su corazón se calmaba.

Observó el complejo departamental frente a él y arrugó las cejas. Se alejó de ella.

—Es impropio vivir bajo un techo con dos hombres, tu madre me pidió que te cuidará —Haruka soltó una risita.

—Lo sé, por eso Ran-kun y Kaoru-kun van a vivir ahí mientras encuentran un lugar dónde quedarse, yo iré a casa de Shiori-chan, es una buena amiga y estaré bien ahí —sonrió.

Yakumo elevó una ceja.

—¿Ese era tu plan? —Ella asintió.

—Si, al principió pensé que no había problema, pero no me sentí cómoda y hable con Shiori-chan por teléfono, ella aceptó, así que no tengo problema en dejarlos en mi departamento —. La lluvia caía sobre sus rostros, se empezaba a disipar, así como las nubes de aquella tormenta.

—Primero debes de secarte, vamos al club de investigación —. Haruka aceptó sonrojada.

[***]

—Tch. Mis planes se fueron a la borda, eres un tonto Ran —reclamó con seriedad Yamino. El otro encogió los hombros.

—Los míos igual. Ni siquiera sé porqué apareciste —refutó, el de hebras oscuras sonrió con misterio.

—Por el mismo motivo que tú; Haruka.

[***]

Al día siguiente, en la Universidad bajo la cátedra de Historia de la Literatura.

—Bien, jóvenes. Eso es todo por hoy. Revisen su libro, y hagan un reporte de los capítulos del 4 al 7 para la próxima sesión —anunció. Los chicos empezaron a recoger sus útiles y salir del aula.

La maestra Inoue Keiko al ver que todos se retiraban, dijo;

—Señorita Kawaii, su reporte de la vez pasada tiene fallos, vaya a mi cubículo —la alumna asintió.

Haruka observó de reojo antes de retirarse.

[***]

La acariciaba, y besaba sus labios, empujándola contra el escritorio.

—Kawaii, ¿por qué siempre andas con un chico y otro? ¿No entiendes mis sentimientos? —la acarició, la joven asintió.

—No hemos hecho nada, Keiko. Sólo es para cubrir las apariencias. No quiero que tu imagen se vea manchada —la abrazó.

—¿Cerraste la puerta? —preguntó la profesora, mientras desabotonaba la blusa de su alumna —No quiero que nos encuentre alguien como lo hizo Yamino-san hace unos días —y la volvió a besar.

—La cerré —. Y se perdieron en las caricias de la otra.

[***]

Llevaba un ramo de flores, quería contentarse con su esposa por romper las vasijas, y su enfado de la noche anterior.

Se encontró con una muchacha, y se acercó con timidez.

—Disculpa —ella se viró, poniéndole atención.

—¿Sabes dónde está el cubículo de la profesora Keiko —Osawa parpadeó, y asintió.

—Vaya derecho, giré a la izquierda, camine hasta llegar al fondo, suba las escaleras, camine de frente, vuelva a girar a la izquierda, y el tercer cubículo es el de la profesora.

—Gracias, es muy amable —reverenció un poco, ella igual.

Osawa decidió pasar a ver a Yakumo antes de ir a su departamento por unas prendas y después a casa de shiori.

[***]

La perilla giró, abriendo la puerta.

—Ah… —se escuchó un gemido. El hombre se sintió traicionado, ahora entendía todo. Su esposa quería el divorcio porque tenía a alguien más. Sintió ira recorrer su cuerpo, quería entrar y acabar con su mujer y el amante.

Se dio la vuelta.

[***]

—¡Hola! —se escuchó la alegre voz. Saitou estaba por decir "—¿Y qué quieres?—" o "—¿Cuál es el problema ahora?—", pero se limitó a alborotar sus cabellos, y verla.

Llevaba una falta amplia y ondulada, y una blusa de tirantes con un pequeño suéter transparente que acentuaba sus atributos, pasó saliva.

La miró con intensidad, Haruka se sintió incomoda.

—¿Y esa ropa? —preguntó con indiferencia.

—Me veo rara ¿verdad? —empezó a balbucear, en realidad no le importaba mucho su apariencia ni lo que los demás pensarán, simplemente no estaba acostumbrada a usar ese tipo de atuendo —. Es que mi ropa no se secó y Shiori-chan tuvo que prestarme unas prendas suyas —rió un poco.

—Es mejor cuando te vistes normal —declaró.

Haruka asintió un poco desilusionada, y se sentó frente a la mesa del club.

—¿No vas a ir con tus amigos? —dijo él, arrepintiéndose después.

Osawa negó.

—Prefiero estar aquí, me gusta ver tu cabello alborotado y me encanta ver esos hermosos ojos —se sonrojo muy leve. Yakumo llevó su mano a su ojo escarlata. Ella era la única que lo veía hermoso, se permitió una muy ligera sonrisa, casi imperceptible.

Recordó las palabras de Gotou, y se levantó.

—Hay un caso de jóvenes asesinadas, vayamos al último lugar del crimen —. Ella lo siguió.

[***]

Llegaron a un puente casi en ruinas, ya no se usaba en realidad.

El muchacho observó el espectro de una chica, tenía hebras cortas, y se veía en pena.

Se acercó a Haruka, y empezó a hablar. Ella se mareó un poco.

—No te entiendo, él es el que puede ayudarte —dijo apenada, algo frustrada.

La imagen realizó un extraño gesto con su mano, los ojos de Haruka se llenaron de lágrimas.

—¿Mia-chan? —murmuró, el ente asintió.

Saitou evitó mirar a Haruka a los ojos, pero disimulado, preguntó fijando su vista en el espectro.

—¿La conoces? —Haruka aseveró.

—Vamos… —se corrigió con pesar —íbamos en la misma carrera, aunque ella es mayor, por lo tanto mi superiora, pero siempre fue muy amable. Era la alumna predilecta de Inoue-sensei —explicó.

El femenino fantasma intentó hablar.

Miró al chico y le pidió algo. Saitou negó, miró a Haruka, ladeó la mirada.

—No puedo ayudarte —cerró sus ojos.

—¿Qué dijo? —preguntó la chica, Yakumo no dijo nada.

—Vámonos —. Ella lo tomó de la camisa, y con sus ojos azul purpurea lo observó intentando descifrar algo.

—¿Sabes dónde vive Inoue Keiko-san? —Osawa movió su cabeza en afirmación.

—Debemos buscarla —. Ambos emprendieron camino.

[***]

—¿Le has dado todo lo necesario? —preguntó la voz espectral de un varón.

—Por supuesto, ella es muy obediente. Es la amante perfecta para esa profesora —sonrió.

[***]

Llegó a su residencia, vería a su esposo y pediría de nuevo el divorcio. Estaba segura que amaba a esa chica tan inteligente, que la escuchó en muchos momentos y la apoyo en la etapa más difícil de su matrimonio, no era carnal; la amaba de verdad.

—Cariño, ya llegué —anunció con la voz cansina. Su esposo, un hombre japonés común, la saludo desde la cocina.

—¿Qué tal te fue? Pensé en ir a buscarte, pero preferí esperar por ti —mintió.

—¡Oh!, ya veo. —se acercó a la cocina —. Me gustaría hablar contigo —. El hombre dejó de preparar la cena.

—¿Es por el divorcio? —inquirió frio, ocultando su molestia y enfado.

—Si —tomó un vaso de agua, bebió un poco —creo que no somos compactibles. El amor se acabo —rió con melancolía mirando el vaso.

—No es verdad, yo no he hecho nada contra ti, ¡Jamás te he traicionado o engañado! —gritó lo último. Ella dejó el vaso, y empezó a elevar la voz.

—¡Eres un celoso enfermo! ¡Siempre me encerrabas cuando veías que hablaba con algún compañero de la universidad! —alegó.

—¡Pero fue error mío! ¡Pensar que me engañarías con una estudiante! —había dolor, después de ver la mirada asombrada de su esposa, murmuró —siempre vi en tus amigos, compañeros, en todos posibles enemigos que te arrebatarían de mí, pero… siempre quise lo mejor.

—Desde el principio, esto fue un error. No te amo —aclaró, el señor Inoue sintió furia, tomó una bolsa de basura, y la colocó sobre su mujer, asfixiándola. Al sentir que se resistía, cogió el sartén y la golpeó en la cabeza con el.

Cayó sin respiró alguno al piso, el cuerpo estaba inerte.

El señor tomó el cadáver, y lo subió a su camioneta.

[***]

—Está en la casa vacía que usaban para tener sus relaciones —lanzó la llave de un auto.

La chica parpadeó.

—¿Por qué me ayudas? —preguntó.

El muchacho sonrió con perversidad.

—Es una orden, después de todo cumpliste con enamorar a la profesora, y hacer que su esposo las encontrara ésta tarde. Finalmente tu deseo se hará realidad —. Se retiró entre las sombras.

[***]

Yakumo y Haruka corrían a la residencia de Inoue-sensei. Según Mia-san debían de apresurarse.

Osawa sacó su celular al ver una camioneta salir de la casa.

—¿Qué haces? —. Ella tecleó varios números.

—Llamo a Ran-kun para que nos preste su auto —explicó lo más rápido que pudo.

[***]

Mientras tanto, Yamino Kaoru y Kuroki Ran iban entrando al departamento de Haruka. Sonó el móvil de uno.

—¿Oh? ¿Ha-chan? —Ambos jóvenes se miraron. — En cinco minutos estoy ahí.

Más tardo en colgar que en bajar e ir pos su automóvil, seguido de Kaoru.

Ran conducía con rápidez.

El celular de ambos sonó. Se miraron con desconfianza e irónicamente contestaron con las mismas respuestas.

—¿El trabajo? No se preocupe, está listo —las llamadas terminaron, y sonrieron entre sí.

[***]

—En cinco minutos están aquí —dijo apresurada, mirando el reloj.

Yakumo observó a Mía-san y volvió a negar.

Haruka quería saber, pero prefirió esperar a que el muchacho hablase por sí.

Minutos después, un carro negro aparcó a centímetros de ellos.

Subieron, y Saitou dio la dirección que el fantasma le informó.

—Haruka —la llamó, ambos estaban en los asientos traseros. Los amigos de ésta miraron por el retrovisor. Yakumo se detuvo unos segundos —Será mejor que te quedes en el auto.

—Quiero estar contigo —respondió ella, temía dejarlo solo, siempre se angustiaba más por Yakumo-kun que por ella misma.

El aludido tomó su mano y la apretó.

—Obstinada —fue lo único que emitió, el demás camino fue en silencio.

[***]

Sintió un golpe con un metal, se desmayó sin identificar la silueta borrosa, soltando el cuerpo de su mujer.

[***]

Estacionaron el auto, bajaron con prisa, Yakumo no soltó la mano de Haruka para disconformidad de Yamino y Kuroki.

La haló hacía sí, y abrazó, evitando así que ella viera la escena.

—¿Yakumo-kun? —murmuró apenada.

—No mires, sólo camina así —Haruka cabeceó en afirmación sobre el pecho del chico.

Pasaron a lado de un destrozado cuerpo, el olor a muerte inundaba la casa.

Siguieron un camino de sangre que se perdió en el patio de tierra. El alba empezaba a salir. Continuaron el camino de pasto aplastado, siguieron hasta ver un fuego intensó, y a una chica sonreír enfermamente.

Sólo mía —Aventó su propio cuerpo a las llamas, su faz con una sonrisa complacida.

Finalmente, ella era sólo suya.

Haruka se volteó, era doloroso. Kawaii-san se había aventado al fuego por voluntad propia. Soltó una ligeras lágrimas, mirando a Yakumo.

Él siempre tenía que presenciar estos actos tan crueles, tristes, y pesarosos. Seguramente su corazón por eso se cerraba, sin embargo; ella quería acompañarlo siempre.

Yakumo apretó más la mano de Haruka sin dejar de ver el fuego ardiente. Escuchaba lo que Mía decía, el relato de aquel drama. Se dio cuenta que los celos sólo traen desgracia, penas e incluso la muerte.

No quería sentirlos, no quería que su corazón se transformara así, tampoco quería retener a Haruka a su lado ni dañarla, pero no la podía dejar ir.

Así que lo único que pudo hacer fue aferrarse a su mano, y sentir que ella le correspondía con un leve apretón.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó Gotou al llegar. Yakumo le había hablado desde antes de llegar a la mansión de los Inoue. Así que empezó a relatar.

—Hace un año la profesora Inoue fue transferida a la facultad que Haruka asiste —en ningún momento aparto su mirar de las llamas ni su mano de aquel agarré —. Al parecer sufría de maltratos de su esposo, pues él era muy celoso, por eso el cambio de institución de Inoue-sensei. Después conoció a Kawaii Chika-san, ambas empezaron una relación que pasó del consuelo a la necesidad y se tornó en pasión. Ambas sentían empatía por la otra. Kawaii-san tuvo varias relaciones amorosas para ocultar su verdadero lazo con la profesora, ahí conoció a una persona que estuvo meses con ella, pero rompieron hace poco por unos problemas.

—Es todo lo que Mia-san sabe —explicó. El detective Gouto preguntó —¿Cómo sabe ella eso? —frunciendo el entrecejo.

—Las jóvenes asesinadas con el perfil que dijiste fueron muertas bajo la mano de Kawaii-san, pensaba que Inoue-sensei podría dejarla por alguien de la facultad o conocidas, así que cuando sentía amenaza, las asesinaba.

—¿Y el cuerpo de la entrada? — preguntó Ishii-san.

—Pertenece al señor Inoue —especificó. Miró a Yamino, y anunció.

—El novio de Kawaii Chika-san eras tú, ¿qué sabías? —había desconfianza en las palabras. El aludido con su rostro serio miró el fuego, luego a Yakumo y los demás.

—Éramos más amigos que novios, sabía yo que Chika era una persona celosa por Ran, pero jamás lo fue conmigo. No le di importancia, vivíamos bajo el mismo departamento pero nunca hubo nada entre nosotros. Ella salía varias veces por las noches, y nunca dije nada, respeté siempre su privacidad. Hace unos días la encontré en una situación comprometedora con Inoue-sensei, me retiré y cerré la puerta. Al atardecer, ella me gritó y dijo que no quería volver a verme, así lo hice. Fue la primera vez que la vi agresiva, usualmente era tímida.

Haruka que no pasó inadvertido algo, así que preguntó.

—Kaoru-kun, ¿por qué Ran-kun conocía a Kawaii-san sí acaba de transferirse? —. Yamino no pudo evitar sonreír ante la incomodidad del otro.

—Kawaii-san es el apellido de soltera de la mamá de Ran. Kuroki es el apellido del padre. ¿No lo recuerdas Ha-chan? —Ella negó.

—Es verdad, Chika era mi hermana, mi madre se fue y nos abandonó. Mi padre y yo quedamos solos, pero eso fue antes de conocer a Ha-chan —enunció Ran, mirando el fuego intenso.

—¿Celos, eh? —murmuró el de castañas hebras rojizas.

[***]

—¡Hola! —. Yakumo miró con esa heterocromía a la mujer.

—¿Y? A menos que sean espíritus, deja de venir por todo —mencionó frio. Haruka suspiró.

—¿Mia-san, Kawaii-san e Inoue-sensei, se fueron en paz? —preguntó mirándolo con esperanza.

Yakumo la observó por segundos que parecieron minutos.

—Si —. En realidad Mia-san sí se había ido en paz, pero jamás vio a las otras dos almas. Pero prefería suponer que sí se habían marchado tranquilas.

Haruka se relajó.

—¿Algo más? —ella aseveró. —En realidad, quiero que me acompañes a un concierto —él le miró, ella negó con las manos —. N-No es una cita, es sólo que tengo que ir a una presentación que va a haber, y me gustaría que fueras conmigo —sus mejillas estaban rosas.

El menor encogió la vista.

—No me interesa.

La muchacha bajó la mirada, y se dispuso a salir. Yakumo se acomodó en el sillón de espaldas a ella. Él no tenía la culpa que Haruka ande muy sonriente desde que esos amigos suyos aparecieron en su vida hace unos días. Ni estaba celoso, había aprendido a no sentir celos enfermizos, era sólo que esa molestia de irritación no se iba.

Escuchó la puerta cerrarse, y apretó sus parpados.

Otra vez lo había dejado, pero de verdad que no le importaba.

Sintió una mano acariciar su mejilla, y se alejó al abrir los ojos.

—¿No te habías ido? —preguntó algo confundido, ella sonrió.

—Lo dije ¿no? —Haruka volteó a otro lado y acarició los cabellos del muchacho que parecía en cualquier momento iba a ronronear —quiero estar contigo —. Yakumo soltó un leve respiró.

—Sólo te acompañaré —y se acurrucó, pudiendo conciliar rápidamente el sueño bajo aquel acicalamiento.

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Muchas gracias, de verdad que agradezco de corazón a quienes se tomaron su tiempo en dejar reviews, y créanme que me siento apenada por la tardanza, me comprometo a actualizar (sí todavía les gusta este fic) cada quince días en fin de semana.

AbbyKoikeD'Franco, Mary-chan, Kuchiki Yamiko, tsubasa14, Vicki-chan, Loliipop, Mere Mitsuky Taiyoukay, SakucHan, Koneko-chan, Reika Deathless, Kmi-nyan, Andrea and Naturberd

Son sumamente amables, y lindas conmigo (y mi historia, intenté mejorar mi ortografía, espero que sí haya podido). Eh, quiero dar un agradecimiento especial a Andrea and Naturberd sin ella probablemente seguiría sin inspiración.

Nuevamente gracias, por leer, por su paciencia y su tiempo.

Saludos.

Att: Tsuki-chan