Tú y yo nos enamoraremos. (Capítulo final)
Al principio de su relación, Alfred le había ofrecido a Iván una llave gemela para entrar en su casa, que el eslavo rechazó, diciéndole que él siempre hallaría una forma de entrar en ella estando la puerta cerrada o no. Llegando un día entero más temprano de lo que debería y esperando sorprender a Alfred, hizo justo eso. Desafortunadamente la puerta ya estaba abierta, lo que significaba que no sorprendería demasiado al muchacho cuando estuviera dentro. Algunas veces pensaba que USA estaba intentando arruinar toda su diversión.
Cerrando con mucho silencio la puerta detrás de él, Iván entró más profundo en la casa, dejando su maleta a un lado y manteniendo el ramo de girasoles que había comprado en su camino hasta allá, con él. Ahora todo lo que tenía que hacer era conseguir a su amado.
Un pequeño paseo por la cocina y la habitación demostraron que no se encontraba por allí, al igual que su estudio y la otra cantidad de habitaciones en toda la casa. Finalmente notó que la puerta del baño permanecía entreabierta, con las luces prendidas y por ello se permitió entrar sin tocar.
USA se encontraba sentado en la bañera utilizando anteojos para nadar, un traje de baño con motivos tropicales, aletas amarillas en los pies y un tubo de buceo en la boca. Sus brazos estaban cruzados con fuerza en frente de su pecho y su expresión era imposible de ver al tener tantas cosas en el rostro. La bañera estaba tan llena que el agua se desbordaba al piso (que ya estaba más que empapado) cada vez que se movía.
Sin siquiera parpadear, Rusia se dobló al lado de la bañera, sonriéndole al otro.
"¿Alfred?"
USA cambió su atención hacia él con lentitud, tardando en parpadear detrás del plástico nebuloso de sus gafas de nadar. Cuando se hubo dado cuenta por completo de su presencia, se quitó el tubo de buceo de la boca.
"¿Mmm?"
"¿Qué es lo que estás haciendo?" – La pregunta era más por curiosidad que por preocupación o confusión.
Cuando USA le hubo respondido era de manera ensoñadora, como si no estuviera allí por completo.
"Oh, solamente estaba pensando en lo que podía hacerse para detener la decreciente clase media, que está dejando un peligroso vacío entre la clase baja y la alta."
"Eso no suena muy divertido, ¿se te ha ocurrido alguna idea?"
"No en verdad. Bueno, sí pensé en una, pero involucra dinosaurios, así que no creo que las personas vayan a querer seguirla. Sin embargo, estoy seguro de que funcionaría."
"Es una lástima. Traje algo para ti." – Rusia alzó los girasoles para que el muchacho pudiera verlos.
Por un momento USA los miró sin hacer nada, luego subió sus anteojos para nadar, dejándolos descansar en la coronilla de su cabeza. Tomó el ramo y lo metió dentro de la bañera consigo, medio sumergiendo los tallos de las flores cubiertas de plástico.
"Una ofrenda del demonio de los girasoles. Nada mal."
"Me alegra que te hayan gustado." – Teniendo cuidado de no inclinarse encima del agua de la bañera, Rusia le dio un beso en la mejilla al menor.
"¿Qué estás haciendo aquí tan temprano?" – Preguntó USA, parpadeando con rapidez y pareciendo que finalmente se daba mejor cuenta de sus alrededores. – "Pensé que tu vuelo llegaba mañana."
"Y así era. Pero me las arreglé para montarme en uno de último minuto, que salía más temprano. Estoy tan feliz de verte." – Explicó, acariciando los cabellos empapados del muchacho.
"¡Oh! ¡Genial! Deberíamos hacer algo especial mañana entonces. ¡Yo voto por que vayamos al parque de diversiones!" – Exclamó USA, sonriéndole radiante.
"Creo que tal vez algo que envuelva una menor cantidad de gritos sería preferible." – Le respondió Rusia, sonriendo con placer.
"¡Pero es divertido!" – Insistió USA, rodando los ojos. – "Aunque claramente eso es algo difícil de entender para alguien tan poco divertido."
Si hubiera sido antes, las palabras podrían haber provocado a Rusia, pero ya hacía mucho tiempo había aprendido que esa era la táctica favorita de USA para hacer que las demás personas hicieran lo que él quería y que casi nunca parecía fallar con Inglaterra. En lugar de eso, ofreció algo un poco más aceptable, la idea de alguna forma inspirada por la vestimenta del muchacho.
"Vayamos al Acuario mejor."
"¡Sí!" – USA se arrodilló, volviendo a entusiasmarse. – "Eso suena muy genial. ¡Vayamos!"
Satisfecho, Rusia se levantó y ladeó la cabeza mientras miraba hacia abajo para observar al joven.
"¿Te gustaría ir al supermercado conmigo? Revisé la nevera mientras estaba en la cocina y me di cuenta de que le hacía falta comida que valiera la pena ingerir. Tú solo dejas que todo lo que en verdad se puede comer se vea reducido cuando no estoy."
"Tus estándares de lo que es comestible es demasiado alto." – Dijo USA, agitando la mano para alejar el comentario del mayor. – "Pero está bien, iré. Aunque solamente para asegurarme de que no sólo traigas céleri y apio o algo así. Sólo déjame secarme y cambiarme."
"Muy bien, yo atenderé tus flores entonces." – Ofreció Rusia, tomando de vuelta el ramo y agitándolo con gentileza para quitar los excesos de agua.
"Claro, estaré listo en unos minutos." – USA se quitó las gafas de nadar y las hizo a un lado, mientras Rusia dejaba la habitación al tiempo que se quitaba una aleta del pie.
Tarareando para sí mismo, Rusia encontró un jarrón en donde dejar los girasoles. Los estuvo organizando por un momento, para luego estallar en risitas.
"Y él piensa que yo soy raro."
XXX
Rusia se encontraba examinando una cebolla, para encontrarla satisfactoria luego y la metió en la pequeña cesta que tenía colgando de su brazo, teniendo todas las cosas necesarias para la cena de esa noche. Sus ojos comenzaron a deslizarse por el área en busca de USA, quien se había ido a pasear por allí. Hubo una chispa de curiosidad dentro de él, cuando finalmente ubicó al muchacho mirando intensamente a lo que parecía ser un calabacín bastante grande. Y aquí estaba él, pensando que a Alfred no le gustaba nada sano. Tal vez él estaba comenzando a ser una buena influencia en la dieta del norteamericano.
Ajustando su cesta, Rusia se acercó a USA.
"¿Estás interesado en eso, lapushka?" – La pregunta logró hacer que el muchacho se volteara hacia él con una enorme sonrisa de diversión en su rostro.
"¡Mira esto Vanya, es tu pene!"
Rusia frunció el ceño sin parecer para nada divertido por el comentario, al tiempo que USA se reía a carcajadas. Una mujer que estaba parada cerca de ellos se alejó con un sonido de disgusto. El eslavo se inclinó muy cerca del muchacho, dirigiéndole una mirada severa.
"Por favor no digas comentarios tan hirientes, o la próxima vez usaré un objeto en ti para hacer comparaciones. ¿Da?"
"¡Ja!" – Comenzó USA, habiéndose formando una chispa de preocupación en sus ojos y rápidamente intentó arreglar la broma. – "¡Sabes que sólo estaba jugando! ¡Tienes un tamaño maravilloso!"
Rusia lo miró de una manera que ponía nervioso al muchacho por unos segundos más, antes de volver a sonreír.
"Si eso es todo, entonces estamos listos para irnos."
USA le siguió, murmurando cómo le parecía que el otro no tenía sentido del humor. Para el tiempo que estaban caminando por la calle, su ánimo se había elevado de nuevo y charlaba de manera entusiasta acerca de los últimos estrenos que quería ver esa temporada. Al menos fue lo suficiente cortés para cargar con la compra, sin parecer que siquiera notaba su peso, mientras agitaba las bolsas con descuido a cada lado.
XXX
La cena no estaba exactamente iluminada con velas y sin embargo estaba muy buena. Por alguna razón, USA sentía una enorme oposición a ese tipo de cenas bajo la luz de los candelabros, diciendo que era porque le venían a la mente los horribles recuerdos de ser encadenado a una silla, mientras cierta persona le daba de comer lo que probablemente era carne de caballo disfrazada de bistec. Iván le dijo que eso era ridículo. ¿En dónde podría haber encontrado a un caballo para cocinarlo con tan poco tiempo? Por alguna razón eso no parecía ayudar.
Muy profundo, USA estaba comenzando a gustarle mucho la comida rusa (aunque la estadounidense será la mejor para siempre). Rusia no tan secretamente descubrió que podía soportar la comida norteamericana, pero en verdad no la prefería como norma general. (Aunque nunca superaría la vergüenza de que el muchacho lo hubiese encontrado una vez disfrutando una hamburguesa).
Luego de que terminaron de comer, Rusia miró de forma afectuosa a USA, provocando que el otro arqueara una ceja.
"¿Tengo algo en mi cara?"
"Nada, además de lo que está siempre allí. Te traje algo más. Iba a esperar un poco más para dártelo, pero creo que ahora es un momento perfecto. Estaré de vuelta en un momento." – Dijo Rusia, dirigiéndose a la otra habitación.
USA esperó con impaciencia a que el eslavo regresara. Los regalos de Rusia siempre estaban en el extremo de dar en el clavo o de fallar de forma horrorosa. Siendo los regalos que daban en el clavo algo como aquel genial sombrero ruso que una vez le llevó, los que fallaban de forma horrorosa eran del tipo parecido a las "mentas para besar en el desayuno" extras y los que siempre esperaba eran los girasoles. Aún así, siempre se emocionaba un poco cuando Iván se molestaba en llevarle algo, especialmente cuando USA amaba recibir regalos por cualquier razón que fuera.
Un minuto más tarde, Rusia retornó con uno de sus puños cerrado alrededor de algo. Debía se pequeño. El muchacho intentó no mirarlo con demasiado interés, fallando espectacularmente de paso.
"¿Qué es?"
"¡Cierra tus ojos!" – Le ordenó Rusia con entusiasmo.
"…No vas a molestarme, ¿no es así?"
"Hoy no. Sólo cierra tus ojos." – Un poco renuente, USA lo hizo. El eslavo se acercó a él, abriendo su mano; una pequeña horquilla para el cabello con una brillante y metálica rosa descansaba en su palma. Con un cuidado delicado echó para atrás un mechón del cabello del muchacho y lo aseguró con ella. Había practicado con su propio cabello para asegurarse de poder hacerlo bien. – "Muy bien, está listo."
"¿Qué es esto?" – Preguntó de inmediato USA, parpadeando en confusión y alcanzando con sus dedos la horquilla para tocarla.
"Ve a ver." – Le dijo simplemente Rusia, sonriendo con ánimos.
Sin estar seguro de si debía estar divertido o enternecido todavía, USA se levantó y se dirigió al espejo de la otra habitación, estando Rusia siguiéndolo también. El muchacho examinó el adorno en su cabello, volviendo a alcanzarlo con los dedos una vez más.
"Uh…"
"Cuando lo vi pensé que simplemente era perfecto." – Le sonrió radiante Rusia. – "Después de todo, la rosa significa mucho para ti, ¿da? Y pensé que sería bien que combináramos." – Explicó, alcanzando con los dedos también el prendedor de girasol que estaba en su bufanda. – "¿Te gusta?"
"Es como que gay." – Fue el único comentario que hizo USA, mientras ladeaba la cabeza y se alejaba para mirar de lejos.
"Que es lo que tú también eres."
"…Supongo. No lo sé, quiero decir, es un buen pensamiento y todo, pero…"
"Pensé que un héroe estaría más que feliz de llevar puesto un regalo simbólico que le fue regalado por la persona que ama." – Comentó Rusia, estando preparado para eso.
Bueno, cuando lo ponía de esa forma. USA compuso su sonrisa más encantadora, subiendo la cabeza con orgullo.
"Supongo que un héroe podría perfectamente hacerlo. Voy a atesorarlo." – USA se inclinó hacia Rusia y besó su quijada. – "Sin embargo, no me lo pondré en público en lo absoluto."
"Ya lo veremos." – Dijo Rusia, volteando su rostro para besar la mejilla del muchacho.
Ambos sonrieron al otro sabiendo que, aunque no fuera algo importante por ahora, este definitivamente iba a convertirse en un argumento bastante significativo. Y ambos estarían más que preparados para el momento en que llegara.
XXX
Vestido con sus pijamas, USA entró a la sala de estar mientras todavía se cepillaba los dientes. De inmediato se reclinó en contra del marco de la puerta, mirando a Rusia leer en el sofá. Sorbiendo en su cepillo de dientes, le habló al eslavo, sonando las palabras un poco apagadas por la espuma de la crema dental.
"¿Todavía estás leyendo?"
"¿Mmm?" – Rusia ni siquiera levantó la mirada, provocando que el muchacho rodara sus ojos y se acercara al mayor hasta estar frente a él e inclinándose hacia el eslavo.
"¿Vas a seguir haciendo eso o vendrás a la cama?"
"Voy a ir a la cama cuando esté listo." – Le informó Rusia, quitando la mirada de su copia de Eugene Onegin, para mirar al menor. – "Por favor no vayas a llenar de crema dental mi libro."
Estrechando los ojos, USA se enderezó y salió de la habitación. Se pudo escuchar el suave sonido del agua del lavamanos y del muchacho pisoteando con fuerza por un momento. Luego hubo casi quince minutos de una bendita paz y calma. Justo cuando Iván estaba comenzando a volver a meterse de nuevo en la trama de la historia, la introducción de la música volvió a hacerlo salir de ella. Al principio intentó ignorarlo, hasta el punto en que fue subido el volumen hasta su máximo de capacidad.
Marcando la página con fastidio, Rusia se levantó para ir a bajar el volumen. Cuando Alfred estaba haciendo pucheros podía ser tan– Y justamente el centro de sus pensamientos entró en la habitación de repente. En lugar de decir algo, el muchacho comenzó a bailar hasta llegar a Iván, sus labios moviéndose en sincronía con la letra de la canción. El mayor de los dos hizo todos sus esfuerzos por mantener una mirada de desaprobación, pero todo se derritió en una sonrisa cuando Alfred tomó sus manos y comenzó a empujarlo hasta el centro de la sala. El joven al instante acercó sus cuerpos, imitando con torpeza una mezcla perezosa entre un vals y un tango.
Iván se relajó al instante, riendo mientras dejaba a Alfred liderar el extraño baile, quién estaba ahora cantando ligeramente fuera de sintonía con las letras. Los dos pasaron por toda la habitación unas cuantas veces, antes de que el eslavo acercara más al menor hacia sí, meciéndose con él. Alfred abrazó a Iván con fuerza y apoyó su cabeza en el espacio que había entre el hombro y el cuello del mayor.
Mientras la música seguía sonando, Iván presionó sus labios contra el cabello del muchacho y cerró los ojos. Ese sentimiento que lo había embargado antes, el que le hacía querer caerse para nunca más levantarse, se había desvanecido por completo. El doloroso vacío en su corazón había cesado, siendo llenado con una calidez que podía tal vez derretir incluso el invierno más frío.
Por su parte, Alfred ya no soñaba despierto con finales felices. Después de todo, ¿quién querría que una felicidad como aquella terminara?
FIN.
N.T: ¡Pañuelos! ¡Pañuelos! ¡Ya terminamos chic s! Okay, antes de que terminemos definitivamente, vayamos a unas cuantas aclaraciones.
El libro que estaba leyendo Iván, Eugene Onegin, es uno escrito por el famoso Alexander Pushkin, que en verdad fue un escritor genial y fundó unas muchas bases en la literatura rusa. Es llamado el Shakespeare ruso. Así que, sí. Es importante.
Y la canción que estaban bailando era definitivamente "Can´t take my eyes off you" de Franki Valli and the 4 seasons. Dios, me encanta esa canción, es una de mis favoritas de los 60.
Bien chic s, ahora sí, en serio les digo que en verdad fue un placer traducir esto para ustedes. Demonios que parece el final de una novela o de una muy larga y cursi película. De todas formas la disfruté bastante a decir verdad y espero que ustedes también la hayan disfrutado como yo.
P.S: Sí, me reí como por 15 minutos con lo de Alfred en la bañera con traje de baño de palmeras tropicales, gafas de agua, aletas en los pies y tubo de buceo, cuando ni siquiera estaba debajo del agua. Solamente estaba allí en la bañera sentado, con los brazos cruzados contra el pecho. :I
P.P.S: Y sí después casi que lloro de la risa con lo del calabacín por si no lo esperaban y si no se rieron ustedes, las golpeo. KJnsdafg no, mentira pero es que kjsdnfg ¡Pft! Por si no saben lo que es un calabacín, aquí les dejo dos links:
es/productos/productos_ ?familia= 5&producto=
2010/07/11/ calabacin-con-bacalao/ Si le dan clic a las imágenes pueden verlas más grandes.
P.P.P.S: "Can't take my eyes off you" es una de las canciones más románticas que se pueda cantar a la persona que en verdad se ama y que estuviera aquí solamente hace 4000 veces más asombroso este relato. Ah y que Rusia rechazara la llave para entrar en la casa de USA porque él siempre iba a "encontrar una forma de entrar en ella, estuviera cerrada la puerta o no" es una de las cosas que me parecen más significativas de todas; especialmente luego de la historia entre ellos dos, en la que desde el principio Iván siempre encontró a Alfred sin importar en donde estuviera o llegaba a él a pesar de los obstáculos. Definitivamente romántico… de una forma poco sana, pero al demonio. ¿Quién es el que pone la regla de normalidad en el juego? ¡Uno mismo! ¡Jajajaja!
P.P.P.P.S: Sería mejor que no escribiera las postdatas, pero así es más divertido. :I Ahora sí, ya no tengo más nada que decir… Disfruten de esa sensación cálida que les deja en el estómago todos los finales cursis de las buenas historias cursis.
Hasta la vista, baby.