Mi Locura


Ni Shugo Chara ni sus personajes me pertenecen, este fic es de mi autoria y lo hago sin fines de lucro.

"pensamientos"

- Diálogos –

Amu POV


Capitulo 1: La rutina

¿Por qué? … ¿Por qué? ¿Cómo es que las cosas terminaron así?

Se preguntaba mentalmente mientras esperaba sentada en la cama de aquella vacía habitación, aquello ya era una rutina diaria en la que venia viviendo por mas de un año ya.

- Hinamori, es hora de salir – decía un hombre vestido de blanco de pies a cabeza mientras abría la puerta de su habitación, claro solo podía abrirse desde afuera, según aquello era una medida de seguridad.

La pelirosa dejo su lugar para caminar fuera de la habitación, desganada, pesada y tristemente caminó por aquel frío pasillo, siendo escoltada por aquel hombre. Llegaron a un salón amplio e iluminado por la luz del sol que atravesaba aquellos grandes ventanales, el hombre la dejó en el lugar y se retiró. De las mesas que se encontraban en el lugar, escogió la habitual, aquella pegada a la ventana que daba al patio trasero, le encantaba ver el jardín y los árboles mientras desayunaba, le recordaba un poco a su vieja vida, a la cual pensó nunca regresaría. Suspiró hondo mientras se llenaba de nostalgia al pensar que aquello nunca volvería.

- ¡Amu-chi! – una de sus compañeras llegaba a unírsele, como todos los días – ¡Buenos días! – agregaba enérgica y animada la castaña.

- Buenos días – sonrió falsamente la pelirosa.

- Vaya, ¿Ese es el gusto que te da vernos? – decía sarcástico un peliazul de larga cabellera y mirada ambarina al notar aquella falsa sonrisa.

- N-no, no es eso – dijo un tanto avergonzada la pelirosa – Es solo que… recordaba viejos tiempos – agrego cabizbaja.

- Oh ¿Interrumpimos Hinamori-san? – pregunto un tanto preocupado el rubio que venia detrás de los primeros dos.

- No interrumpen, y Tadase… ¿Podrías llamarme solo Amu? – decía incomoda ante tanta formalidad por parte del chico.

- Lo intentare – acepto el rubio mientras se sentaba al lado de la chica, la castaña quedo justo frente a ella y el peliazul al lado de la castaña.

- Bueno, solo nos tocara esperar el desayuno – sonrió gentil para guardar silencio. Pero estando la castaña presente aquel no duraba mucho, hablaban de todo un poco, trivialidades de la vida cotidiana, en realidad no había mucho que contar en aquel encierro, se veían como un grupo cualquiera de chicos de su edad, la pelirosa se encontraba concentrada viéndolos.

Pues yo no podría decir que este grupo de chicos tuviera algún problema… ¿De verdad están tan mal como para estar en este lugar? ¿O será que ya me he adaptado a este estilo de vida y me parece normal? ¡Argh! ¿O es que de verdad me he vuelto loca?

Suspiro de nuevo la pelirosa, mientras sus pensamientos la agobiaban.

- ¡Oye tu, el nuevo! – gritaba el encargado del comedor.

- Dígame – se acerco el castaño.

- Ve a servir la comida que los demás no están a tiempo – hablaba con molestia el hombre.

- Pero señor… soy nuevo aquí… – contesto inseguro el ojiverde.

- Eso no importa, los demás ya se han retrasado – decía insistente el hombre.

- Pero… - dijo mirando el salón lleno de mesas repletas de gente que esperaban su desayuno.

- ¡Nada de peros! Estas gentes deben desayunar ¡Ahora! Es parte de su rutina – contestaba decidido el gran hombre.

- Esta bien, señor ¿Qué debo hacer? – aceptó la orden el castaño.

- Así se habla muchacho – sonrió el encargado, que parecía mas sentirse como una especie de entrenador – Los cubiertos están en aquel cajón – señalaba – opta por todos los que sean de plástico y sin puntas, deben estar separados – decía, el muchacho solo seguía las instrucciones – Los platos están por allá – señalaba las puertas de una alacena – esos, son todos iguales no hay ningún objeto que se pueda romper ahí – indicaba el hombre – Bien, ahora déjame servir el desayuno – agregó el hombre.

- Si, señor – se quedo en espera de la próxima orden, escucho el timbre de seguridad al abrirse la puerta y se giro a ver de que se trataba.

- Disculpe Fujioka-san – tres jóvenes mas habían aparecido haciendo una reverencia – Se nos hizo tarde, no volverá a suceder – dijo uno de ellos.

- Vaya… hasta que aparecen, ¡casi mando al nuevo a hacer el trabajo de los tres! – regañaba el encargado.

- ¡De verdad lo sentimos! Es que nuestra madre enfermó y tuvimos que llevarla al hospital de urgencias… - se disculpaba el mayor de los tres chicos, el encargado tenia debilidad por aquellos asuntos familiares…

- Esta bien… pónganse a trabajar, no mencionare esto a los jefes – aceptó las disculpas y los mandó a trabajar, los chicos agradecieron y empezaron a moverse por toda la cocina – ¿y tu, qué esperas? – Se dirigió al castaño que se había quedado mirando aquello – ¡Ayúdales, no debes dejar las cosas a medias! – lo mandó igual.

- Si, señor – dijo un tanto entusiasmado el castaño, pues tenia ya una semana ahí y no se le permitía andar entre los internos, hasta ese momento.

- Lo siento Souma-kun, todo es nuestra culpa – decía uno de los hermanos al chico.

- No te preocupes Shiro-kun – contesto el castaño al menor de los tres hermanos. – Igual me da un poco de curiosidad este lugar, ¿Podrías guiarme? – agregó.

- Claro – contestó el castaño de los hermanos.

- ¡Amu-chi, Amu-chi, Amu-chi! – llamaba la castaña insistente a la pelirosa.

- Dime Yaya – Contestó saliendo de sus pensamientos.

- ¡Cuéntanos otra vez! – decía animada la castaña.

- Yaya… no debes molestar a Amu… - decía el peliazul.

- Awww… ¡pero Nagi! – insistía la castaña, el rubio solo miraba divertido a la castaña hacer pucheros contra la "sensatez" del peliazul.

- No te preocupes Nagihiko, no me molesta contarlo – decía decidida la pelirosa.

- ¿Segura Hinamori-san? – pregunto inseguro el rubio.

- ¿Hinamori? ¿No ibas a decirme Amu? – hablo indignada. El rubio sonrió nervioso.

- ¿A-Amu… san? – contestó dudoso el rubio, las formalidades era algo que su familia le había inculcado reciamente y no era fácil para él ser informal con los demás.

- Bueno… eso es un avance – suspiro la pelirosa – y no, no me molesta – para ella hablar de su pasado mas que molestarle le agradaba, así tendría presente de donde es que viene, a quienes ella quiso y no lo olvidaría aun estando encerrada en aquel lugar, donde todos le decían lo contrario a lo que ella creía. – Bueno, pues… era una noche… - comenzó a contar.

- Flash Back –

Aquella noche serena en la mansión de los Hinamori, se vio manchada de colores de tonalidades amarillas hasta rojizas, había comenzado un pequeño fuego en el cuarto de calderas, extendiéndose por la planta mas baja de la casa que era el sótano hasta subir a la primer planta, la familia que guardaba el sueño placidamente no habían notado aquel incidente, no hasta que su sueño fue interrumpido por un gran estuendro en la planta baja de la casa de los Hinamori, uno de los tanques de gas había explotado, causando con ello la expansión del fuego rápidamente por la planta baja de la casa, el humo empezó a llenar las habitaciones y el fuego a consumirlo todo.

Los gritos desesperados de su padre llamándola la despertaron, abrió la puerta de golpe y la chica se encontraba aun somnolienta, tosiendo por aquel humo que inundaba la atmosfera.

- ¿Q-que esta pasando? – alcanzo a articular la chica.

- ¡Un incendio, tenemos que salir! – decía el señor Hinamori, mientras cubría a su hija con una sabana para protegerla.

- ¿Y mamá? – pregunto asustada terminando de despertar.

- ¡Vamos por ella! Yo estaba durmiendo en el estudio, tenia trabajo que hacer – explicaba mientras caminaban por el largo pasillo algunas partes del techo comenzaban ya a encenderse.

- ¡¿Amu? – se escuchó un grito llamándola desde atrás, y la chica y su padre se giraron.

- ¡¿Ikuto? – Dijo sorprendida - ¿Qué haces aquí? – pregunto aturdida, no pensaba encontrarse al chico ahí y lo que mas quería era salir del lugar con su familia a salvo.

- El fuego se ve desde dos cuadras, escuche una explosión y corrí de inmediato – decía el peliazul.

- ¿P-por donde entraste? ¿Por qué no usaste las escaleras? – miles de preguntas se vinieron a su cabeza, pero no era el lugar adecuado.

- La planta baja esta completamente en llamas, no pude entrar por ahí y no podrán salir por ahí – explicaba el chico.

- ¡Ikuto! Sácala de aquí – el padre de la chica la entrego al peliazul – ¡Cuídala, yo iré por mi esposa, nos vemos afuera! – agrego para girarse y seguir en dirección a la habitación donde se encontraría su esposa. El peliazul asintió y lo último que le dijo fue por donde salir para llevarse a la chica. El chico llevo a la pelirosa a un lugar seguro, no muy alejado de la casa y esperaron unos momentos ahí.

- ¿No crees que se están tardando demasiado? – pregunto preocupada la chica mientras tosía, la cantidad de humo que había inhalado comenzaba a hacer estragos y la falta de aire se hacia cada vez mas evidente.

- ¿Estas bien? – pregunto preocupado al notar a la chica, la cual solo asintió - ¿Quieres que vaya a buscarlos? – la miró a los ojos, las doradas orbes de la chica lo miraron sorprendida, y lo dudó, dudó en mandar al chico a por sus padres, se sintió culpable, ¿Qué tal que algo les había pasado? Y ella dudando… pero si aquello era cierto… no podía dejar que la persona a quien amaba… corriera aquel riesgo… sus ojos se nublaron y casi pudo sentir un nudo en su pecho, las palabras no salieron y solamente asintió – Espérame aquí, volveré – contestó el chico besando su frente para alejarse en dirección hacia la casa.

Aquella imagen la impacto, las llamas estaban consumiendo todo y el peliazul se dirigía a aquel lugar, sintió miedo, no pudo evitar preocuparse por su familia y perdió de vista al chico, seguramente ya había entrado a la casa, no habían pasado ni cinco minutos y una segunda y enorme explosión se hizo presente, la casa colapso, las llamas aumentaban y ella seguía sola en aquel lugar… todo aquello mas la falta de oxigeno causaron el colapso de la chica, cayendo inconciente al suelo.

- Fin del Flash Back –

- Cuando desperté… estaba rodeada de paramédicos y rescatistas, los bomberos habían apagado ya el fuego, de mi casa no quedaba nada mas que puro escombros y cenizas… después de despertar recibí la peor noticia "No hay sobrevivientes" dijo desganado uno de los rescatistas, informó que habían encontrado dos cuerpos, que al parecer habían quedado atrapados con la segunda explosión, un hombre y una mujer… eran mis padres – decía con la mirada fija en los árboles de afuera – Pregunté por una tercera persona… pero nadie me supo decir, buscaron en los alrededores y no encontraron nada, Ikuto había desaparecido… después de eso, llegaron mis tíos mas que preocupados, sorprendidos de verme, supongo que por las condiciones en que estaba… - recordaba la escena la chica.

- Si, supongo que no les convenía que quedaras con vida – decía cizañoso un quinto.

- ¿Aoi? – preguntó el peliazul al notar al chico a su lado.

- ¡Shinta-san! ¿Desde cuando… estas aquí? – preguntó sorprendido el rubio.

- Desde que empezó con el relato, me pareció interesante… - explicaba el pelinegro, a la pelirosa le pareció extraño aquel comentario y lo miró interesada, la castaña que estaba al borde de las lagrimas miró fijo al chico – Según se… la familia Hinamori era una de las prestigiosas entre el mundo de los negocios, con la solvencia económica como para abrirse paso aquí y en el extranjero – explicaba el pelinegro – La familia estaba conformada por Tsumugu, Midori y Amu Hinamori, la familia de Midori-san ya no existía, por lo que estaba sola, por el lado de Tsumugu-san tenia un hermano que siempre quiso su posición y… Amu Hinamori, la única heredera… si aquel incendio fue provocado, lo que se buscaba era desaparecer a la familia entera, siendo la única heredera mayor de edad no les convenía mantenerla con vida… pero ¡sorpresa! aquí esta y casualmente tachada de loca, como tu – señalo al rubio – y tu – ahora al peliazul – y tu también…. ¡Y hasta yo! – decía el chico, que si bien acertaba en algunas cosas comenzaba a perder la calma, aquello de las deducciones, conspiraciones y demás le sacaba de quicio.

- Tranquilízate Shinta – decía un tanto molesto el rubio al haberlo llamado loco.

- Y-yo… yo no estoy loca… - decía la castaña – s-s-solo… sufro de un desorden… - comenzaba a sentirse ansiosa.

- ¿Ah si? ¡¿Entonces por que estas aquí? ¡Estas loca! ¡Y tu también! – empezó a señalar al rubio quien estaba perdiendo la calma, y cuando lo hacia… se ponía extremadamente violento, el peliazul se levanto enseguida en busca de alguien que pudiera parar aquella pelea y controlar al pelinegro, que al parecer comenzaba a entrar en esos ataques de manía que le provocaba la esquizofrenia.

- ¡Que no estoy loco! – dijo enfurecido el rubio para echársele encima, la castaña trataba de detenerlo pero no sirvió de mucho, le dio un golpe al chico.

- ¡¿Ves como si lo estas? Hinamori… estas aquí porque no moriste… ¡todo lo que te digan es mentira! ¡No les creas! ¡Esas personas solo quieren tu dinero! ¡Tu posición! Y lo mas seguro… es que ellos hayan desaparecido a tu querido Ik… - no terminó de hablar pues llegaron los enfermeros, lo contuvieron entre dos y un tercero aplico un sedante, mientras que un cuarto sostenía al rubio que se encontraba enfurecido, aquellos se llevaron al pelinegro pues se sabia que su condición podía llegar a ser critica en algunas ocasiones y ocasionar problemas a mas de uno.

- Shinta comerá en su habitación – sentenció uno de los enfermeros – Hotori, tranquilícese si no quiere comer en las mismas condiciones – agregó, pero habiendo retirado la raíz del problema el rubio se tranquilizó y se sentó nuevamente en su lugar. Los demás enfermeros calmaron a los demás individuos del comedor y se retiraron.

- ¿Y si tiene razón? – pregunto por lo bajo la pelirosa, aquellas palabras del pelinegro se le clavaron en su cabeza.

- ¿Tu también nos crees locos? – pregunto con duda el rubio.

- ¿Eh? – la pelirosa se desconcertó

- Si Amu-chi, dijiste "¿Y si tiene razón?" – secundó la castaña.

- Ah… no hablaba de eso… hablaba de… - decía la pelirosa.

- De cualquier forma… ¿Cómo sabe Aoi tanto sobre tu familia? – se sentó nuevamente el peliazul con sus compañeros.

- No lo se – contestó dudosa – Pero no pude haber inventando la existencia de Ikuto… él es real… ¿Por qué cada que lo menciono la gente no sabe quien es? ¿Por qué… los que se supone lo conocieron niegan haberlo hecho…? ¿Por qué desapareció? – decía con la mirada baja.

- Yo te creo Amu-chi – la castaña la tomo de las manos.

- Yo también – secundo el peliazul

- Si, ese sentimiento que florece en ti cuando hablas de él… no puede ser inventado, yo también te creo – se unió el rubio.

- Gracias chicos – dijo sincera, "Al menos ellos me creen" pensó la chica, miro a su alrededor y… "Tal vez no sea de mucha ayuda que los únicos que me creen son los internos del lugar…" suspiró hondo "Pero al menos cuento con su apoyo" sonrió para sus amigos.

La comida empezó a servirse, y los internos por fin pudieron desayunar.

- Uff… - decía un cansado castaño – Repartir la comida entre cuatro para tanta gente es cansado – agregó.

- Si, aunque esta vez éramos cuatro, siempre somos nosotros tres – contesto el pelirrojo – Gracias por la ayuda Souma – agregó.

- Ni que lo digas, fue un placer Haru – contesto gentil el castaño al hermano del medio de aquellos tres que se encargaban del lugar. El menor se acerco al castaño y…

- Bueno, es la hora de salir al jardín ¿Querías que te guiara? – preguntó mientras dejaban la cocina limpia.

- Por favor – aceptó el castaño - ¿Qué es lo primero que debo saber? – preguntó en seguida.

- Ah bueno, me imagino que te habrás dado cuenta de la diferencia entre los pacientes del ala este y del ala oeste – decía el menor.

- Si, los del ala oeste se ven mas lucidos y la ropa que usan es diferente – contestó el ojiverde.

- Así es, los del ala oeste son los pacientes que conservan la razón, pero que tienen algunos trastornos mentales, pueden estar mezclados entre ellos, me refiero a cuanto su genero, debido a esto mismo, se les considera como a los pacientes que podrían reintegrarse a la sociedad y vivir mas o menos una vida normal, pero para esto deben estar primero en tratamientos y ya después los médicos dictaminan si son aptos para salir o se deben quedar mas tiempo… - explicaba el chico, que conocía muy bien el tema – Y los del ala este son los pacientes que pues, perdieron la razón y que pueden ser un peligro para los demás o para ellos mismos, ellos llevan ropas mas sencillas por la misma razón de que se pueden dañar o dañar a los demás, no pueden mezclarse hombres y mujeres y…. – decía el castaño cuando fue interrumpido.

- Pareces saber mucho del tema… - dijo sin pensar el ojiverde, interrumpiendo así al chico

- Eh… pues si, llevo trabajando aquí cinco años, mis hermanos entraron primero que yo y pues me les uní… - rascaba su mejilla el menor.

- ¿Cinco años? ¿Y no te has vuelto loco? – hablo sarcástico y rió, causando gracia en el chico, quien rió también.

- Para nada – contestó tranquilo – atender a estos pacientes, en especial los del ala oeste es especial – mientras platicaban, se dirigían al jardín.

- ¿Especial? – preguntó curioso el ojiverde.

- Si, hay personas únicas que ni allá afuera puedes encontrar, te das cuenta que realmente si no fuera por su enfermedad harían un gran papel en el mundo exterior… - explicaba el castaño, quien sentía una conexión especial hacia sus pacientes – Te darás cuenta cuando los conozcas, por ahora ya te dieron señal verde para que convivas con ellos – agregó.

- Pues espero sea tan agradable como lo cuentas ¿Es que siempre están ustedes vigilándolos? – preguntó curioso.

- Así es, aquí siempre debemos estar los enfermeros de confianza, recuerda que ellos no han perdido la razón… no es como los del ala este que ni se dan cuenta quien los atiende – sonrió el castaño

- Umm… interesante… ¿Quiere decir que podré ser de confianza? – sonrió el ojiverde.

- Si te la ganas – contesto el menor.

- Espero no sea un problema – sonrió el ojiverde mientras caminaban por el jardín, se detuvieron unas cuantas veces a revisar a los pacientes, algunos se veían agradables y parecían tener conversaciones como cualquier persona normal. Solo se acercaban a los que parecían necesitar ayuda, o a los que les tocaba su tratamiento. El ojiverde suspiro con desgana, no había conseguido su objetivo por completo.

- ¡Ah! ¡Siempre me gusta más este lado del jardín! – exclamaba la castaña mientras se sentaba en el césped para echarse de espaldas y regocijar cual cachorro en el lodo.

- Yaya… - rió el peliazul al verla tirada en el suelo.

- Eso es típico de ella – sonrió el rubio.

- Aunque a mi también me gusta mas este lado del jardín – contestó la pelirosa

- ¡Si! Esta mas iluminado, mas verde, mas, mas… ¡bonito! – Decía la castaña – ¡Amu-chi! – Se levanto de inmediato – cuéntanos como conociste a Ikuto – hablaba de lo mas emocionada.

- ¿Otra vez? – preguntó curioso el peliazul

- Mooooo…. ¡Nagi eres un amargado! No hay mejor lugar para escuchar historias hermosas como este – decía señalando el jardín – ¡Y la de Amu-chi es una historia hermosa! ¡Nunca me cansare de escucharla! – agregó. La pelirosa sonrió.

- ¿Estas preparada para eso Hinamori-san? – preguntó el rubio en forma irónica.

- Claro – contestó sonriente – A mi me encanta recordarlo, me siento mas cerca de él – agregó con aquella mirada calida.

- Entonces no se diga mas – contestó el peliazul de mirada ambarina

- Ikuto era la mano derecha de mi padre en su empresa, recuerdo el primer día que lo contrató estaba tan fascinado con sus capacidades para los negocios que me sentía celosa de él, al parecer Ikuto era como el hijo que mi padre nunca tuvo y me moría de rabia cada que mi padre lo mencionaba – sonrió – que tonta fui… - volvió a sonreír – un día mi padre nos propuso a mi madre y a mi que conociéramos a su mano derecha, nunca imagine que seria aquella persona que yo aborrecía… entonces nos llevarían a un recorrido por la empresa, coincidió con algunas remodelaciones que se estaban haciendo así que mi madre y yo aceptamos encantadas… - contaba la chica

- Flash Back –

La chica y su madre esperaban en la sala de juntas, estaban impacientes y ansiosas de conocer a la persona que había ayudado a su padre y esposo con su empresa, haciéndola crecer un poco cada día, sin mencionar que se había convertido en la persona de más confianza del presidente con el cabo de algunos meses.

- Pasa Ikuto – escucho a su padre mientras entraba por la puerta principal

- ¿Qué? ¿Ikuto? – dijo por lo bajo en forma de queja la pelirosa.

- Sh… hija – la silenció su madre mientras mostraba una amplia sonrisa

- ¡¿Tu lo sabias? – pregunto sorprendida la pelirosa, no se esperaba aquel complot en su contra, la señora Hinamori no hizo mas que sonreír y hacerle la señal del silencio a su hija.

- Querida, Amu, él es Ikuto Tsukiyomi, mi mano derecha – los presentó su padre con una gran sonrisa, él bien sabia que cada que mencionaba a Ikuto en su casa, su querida hija se veía envuelta en rabia y celos, así que pensó que la mejor opción era presentarle a la persona que odiaba sin conocer, tal vez conociéndolo llegaría a agradarle.

- Ikuto Tsukiyomi, un gusto conocerlas – se presentó el peliazul tomando la mano de la señora Hinamori y depositando un suave beso en ella

- Midori Hinamori, Querido, que lindo muchacho has escogido – sonrió la mujer con aquel gesto

- Tiene una bella esposa Hinamori-san – halagó el chico, quiso hacer lo mismo con la pelirosa pero ésta no movió un solo músculo, dejando al chico con la mano extendida – y una encantadora hija – sonrió de lado el chico.

- Amu… - reprocho su madre.

- Amu Hinamori – dijo seca para satisfacer a su madre.

- Bueno, señorita Hinamori un gusto conocerte – contestó el chico.

- Lastima que no puedo decir lo mismo – refunfuño la pelirosa y se giro hacia la ventana que quedaba justo detrás de ella, su madre rió por lo bajo y su padre no sabia que hacer ahora

- Hinamori-san tiene usted una hermosa familia, y es un honor que haya querido presentármela – decía el peliazul.

- Déjate de formalidades muchacho, estamos en confianza – el señor Hinamori palmeo el hombro del chico, la pelirosa estaba exasperada por aquella actitud del hombre y mas, que su padre y su madre estuvieran encantados con él.

- ¿Es que solo sabes adular a las personas? ¿Fue así como ganaste tu puesto? ¡Si tanto te gusta la familia de mi padre anda y ve con la tuya propia! – salio molesta de la sala de juntas no sin antes escuchar a su madre llamándola por su nombre, ya sonaba a regaño, pero no estaba dispuesta a soportar un minuto mas a aquel farsante.

- Me disculpo por el comportamiento de mi hija – hacia una reverencia la señora Hinamori.

- Disculpa Ikuto, iré a hablar con ella – salió de la sala el padre de la chica.

- No se preocupe, entiendo que desconfíe de mi y me vea como una amenaza – sonrió el chico.

- Hija… creo que te comportaste algo grosera con Ikuto – intentaba tranquilizarla.

- ¿Grosera? Groserías son esas de andar besando la mano de tu esposa, eso de querer ser parte de tu familia… - decía molesta.

- Amu, estas exagerando las cosas, lo del beso es un gesto… y sobre la familia, no puedes ser tan insensible, no sabes nada de él, no puedes expresarte así – su padre intentaba hacerla entender.

- ¡Pues se lo suficiente! Te la pasas hablando de él todo el tiempo… - los celos habían salido a relucir, su padre sonrió y la tomo por los hombros.

- Querida, siempre serás mi pequeña hija, mi consentida, mi princesa, que de eso no te quede duda, si me expreso de una manera u otra de Ikuto es porque en estos momentos si yo llegara a faltar, él seria la única persona a la que le encargaría mi familia y mi empresa – decía sincero el hombre.

- Pero papá… apenas llevas unos cuantos meses de conocerlo… y además, estoy estudiando para ayudarte con la empresa no es necesario alguien mas, ¡ya solo me falta un año! – habló la pelirosa, le aterraba la idea de que su padre dijera aquella frase "si llegara a faltar"

- Yo se que eres capaz hija, pero mírame, hasta yo necesito de un apoyo, aun estas estudiando y no quiero ver esos estudios interrumpidos, Ikuto es un hombre estudiado y unos cuantos meses han servido para conocerlo, es una buena persona sin malas intenciones, le he tomado cariño – concluyó su sermón.

- Tsk – reprochó la chica al escuchar esto ultimo.

- ¿Sabes que Ikuto no tiene familia? – ya conocía a su hija, si no era por las buenas… de alguna manera lo aceptaría y se disculparía

- ¿Ah no? – preguntó intentando sonar indiferente pero no pudo evitar sentirse culpable

- No, y talvez tu… tocaste un tema que no debiste haber tocado… por mi y por cortesía, se que Ikuto no dirá nada… pero si mi querida hija se equivoca, tengo que hacerle ver sus errores – decía el padre de la chica mientras se dirigía de nuevo a la sala de juntas, entró cerrando la puerta de tras de él y respondió a la mirada expectante de su esposa con un guiño, a los segundos entró de nuevo la chica para colocarse al lado de su madre y quedarse en silencio.

- Bueno, creo que podemos empezar con el recorrido – sonrió el señor Hinamori mientras dirigía a su ahora grupo por la empresa, ya habían visto la mayor parte y cuando su padre anuncio que ya solo les quedaba un lugar por visitar tomo del saco al peliazul para evitar que avanzara mas, dejando que sus padres se adelantaran. El chico al sentir aquella traba se giro para ver de qué se trataba.

- D-disculpa – dijo un tanto apenada la pelirosa – Por lo de hace rato – volvió a decir soltando al chico, quien se sorprendió un poco, pues no esperaba disculpas de parte de la chica después de la actitud que le mostró.

- No hay problema – contestó sin más el peliazul.

- Lamento si… te ofendí o dije algo que te hiciera sentir mal – volvió a decir la chica, no estaba acostumbrada a pedir disculpas, pero tenia que reconocer que se había equivocado.

- Ah… Tsumugu-san te contó sobre mi familia ¿cierto? – Cayó en cuenta el peliazul – si es así, no acepto tus disculpas – se giro para seguir caminando, la chica mas desconcertada no pudo quedar.

- ¿Eh? ¡Ey! – Lo siguió – Te pedí disculpas, lo normal es que lo aceptes – decía un tanto molesta.

- No quiero que te disculpes solo para sentirte bien contigo misma, no quiero tu lastima – contestó frío el peliazul, la chica se quedo estática, por un momento aquel tono frío que el chico uso le causo un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal.

- A-así que así eres realmente… - si, tenia que serlo, frío, despiadado, orgulloso, que se escondía detrás de aquella mascara gentil… "Tonta Amu… estas empeorando las cosas" se dijo así misma "¿Qué tan difícil podía ser ofrecer disculpas?"

- ¿Realmente? Así es como soy todo el tiempo… no me escondo detrás de ninguna mascara… y lo peor que puedes hacer por mi es sentir lastima, no la necesito… bastante he sufrido por mi cuenta para llegar a donde estoy como para que una niña malcriada venga a sentir celos y después lastima por mi – decía tranquilo, pero se podía notar molestia en su tono.

- ¡¿Malcriada? Estas muy equivocado… es cierto que sentí celos… y lastima… - recordó las palabras de su padre "si mi querida hija se equivoca, tengo que hacerle ver sus errores", se estaba comportando de mala manera y lo sabia, pero que le llamaran malcriada no era de su agrado, en especial porque no nació en cuna de oro si no en una familia normal que con trabajo y dedicación llego a donde estaban ahora – ¡Lo siento! – Se disculpo de nueva cuenta, no se pondría a discutir temas que no debían ser tocados ni en ese lugar ni esa situación – Tienes razón… discúlpame por todo, los celos, la lastima, mi conducta inapropiada al conocerte… - no podía creer que cediera ante aquel sujeto "Estas haciendo lo correcto" se repetía mentalmente una y otra vez. El peliazul se sorprendió ante aquello.

- Yo… también lo lamento – contestó el chico, también para él era difícil pedir disculpas – por haberte llamado malcriada… se que no lo eres, conozco la historia de tu familia, perdón – agregó sincero; fue inexplicable el alivio que sintió en ese momento la pelirosa, giro su mirada al frente y sonrió.

- En verdad es un gusto conocerte – extendió su mano, aquella simple discusión le basto para retractarse de lo que había dicho antes, el sujeto no parecía una mala persona después de todo. El peliazul tomo la mano de la chica y la estrecho.

- El gusto es mío, Amu – sonrió de lado, se giro y sin soltar la mano de la chica empezó a caminar.

- ¿Q-que haces? – pregunto apenada y sorprendida, una pelea y ya le tenia esa confianza.

- Pues buscar a tus padres, ¿o te sabes el camino? – contestó de lo mas normal el chico.

- N-no… ¿pero es necesario ir así? – el rubor en sus mejillas era evidente.

- Así estaré seguro que no te perderás – sonrió de lado mientras giraba su cabeza para mirarla.

- Es que tampoco soy una niña… - reprochaba, mas sin embargo tomo la mano del chico también.

- Fin del Flash Back –

- Así fue como nos conocimos – sonrió la pelirosa, a los chicos les gustaba ver aquella sonrisa, que solo cuando hablaba de él aparecía, a la castaña le encantaba escuchar aquellos relatos.

- Bien muchachos, es hora de regresar, todos adentro – indicaba uno de los enfermeros, y los pacientes empezaron a regresar.

- ¡Aaaaahh! ¡Quería escuchar la historia completa esta vez! – rezongaba la castaña, se levantaron de su lugar y se dirigieron a la entrada.

- Ni modo Yaya, será mañana – decía el peliazul.

- Si, se nos fue bastante rápido el tiempo hoy ¿no? – habló el rubio.

- ¿Me demore tanto en platicarlo? – Se preguntaba la pelirosa – Tal vez debería de omitir detalles… - dijo por lo bajo.

- ¡No no no no! ¡Los detalles son perfectos! ¡El tiempo no importa! – decía emocionada la castaña, mientras los demás reían.

Y otra vez vuelvo al encierro de esta vacía habitación… la soledad de estas cuatro paredes me sofoca y no me queda nada mas que pensar en ti… Ikuto…

- Oye… ¿y que me dices del chico que causo el alboroto en la mañana? – recordó el castaño aquel incidente, que aunque ellos se mantuvieron al margen presenciaron cuando se lo llevaban un tanto alterado.

- ¿Te refieres Aoi Shinta? – Preguntó con duda el castaño menor – El sufre de esquizofrenia – contestó.

- ¿Y no debería de estar en el ala este? – preguntó el ojiverde con apuro.

- Lo estuvo… - contestó el castaño – por un encuentro con una chica recupero la razón, fue algo extraño, la verdad que los doctores no mencionan mucho el tema – agregó

- ¿Por una chica? – Preguntó ahora curioso el ojiverde - ¿Se enamoró? – dudó en la posibilidad de que una persona que perdió la razón pudiera enamorarse.

- No creo que haya sido amor… pero gracias a ella recuperó la razón – contestó pensativo el menor.

- Interesante… ¿Y la chica sigue en el ala este? – mas que curiosidad parecía investigar algo.

- No, de echo… la chica recuperó primero la razón que él y la transfirieron al ala oeste, después de algunos días Aoi recupero la razón y fue transferido después de pruebas y estudios que lo constataban – contaba el castaño.

- ¿Entonces están juntos? – preguntó sorprendido el de mirada esmeralda.

- No todo el tiempo, pero se reúnen en grupo… creo que se están adaptando… ya hace mas de 6 meses que están aquí y al parecer esta chica tiene algo que controla los ataques de los que la rodean – explicaba el menor dirigiendo al ojiverde hacia el interior del edificio, el cambio de turno estaba por llegar.

- ¿Qué dices? ¿Algo así como un superpoder? – rió divertido el castaño mayor.

- No, claro que no – rió el menor – pero desde que ella esta aquí, los ataques de los chicos que se juntan con ella se han reducido, tanto que este es el primer ataque de manía que le da a Aoi en más de 3 meses – abrió la puerta dejando pasar al ojiverde.

- ¿A que se deberá? – preguntó curioso el castaño.

- No lo se… Bueno Souma-kun, ya llego la hora de salida así que te veré mañana – se despedía el menor.

- ¿Qué? ¿De verdad? ¿Pues que hora es ya? – pregunto sorprendido, no había sentido el transcurrir del tiempo.

- Son pasada de las seis – contesto el castaño – Aunque no lo creas hicimos bastantes cosas.

- Mmm… no recuerdo haber hecho mucho, solo deambular por ahí, platicar y… - decía el ojiverde haciendo memoria.

- ¿No es así este lugar? – Sonrió el castaño – ¡Nos vemos mañana Souma-kun! – se despidió, al ojiverde no le quedo mas que despedirse y partir a su casa.


Chan chan chan~!

Aquí de nuevo yo, trayéndoles una nueva historia :D! me tarde como una semana pensando como escribirla xD tenia la idea en la cabeza pero no me salía nada a la hora de querer escribirla xD Espero les guste esta nueva trama :P y el fic completo n.n y ahora…

¡¿Amu, Tadase, Yaya y Nagihiko locos? "Locos"… ¡¿Dónde esta Ikuto? Y… ¡¿Qué papel juega Kukai en este fic como para aparecer tanto en el primer capitulo? Véanlo en el siguiente capitulo :D! (¡Ah! Ya extrañaba decir esto xD!)

Agradezco de antemano que lean este nuevo capi :D y les agradeceré mas que me dejen un review *w*!

Y aquí empezamos de nuevo :D!

Nos leemos en el próximo un capitulo! Les mando un beso enorme *3*!

Bye :3!