Title: No more Intimate-Privacy

Pairing: Shizuo x Izaya

Rating: M

Summary: El ver a alguien en sus momentos más íntimos y privados ya es lo suficientemente incomodo. Shizuo aprendió muy bien su lección al ver a cierto pelinegro dándose placer a sí mismo. Se juro a si mismo, no volver a invadir el departamento del pelinegro JAMAS.

Bueno pequeñines pervertidos. El día de hoy les traigo un RE-MAKE de esta fanfic que cree ya hace 3 años aproximadamente. Es bello recordar esos viejos tiempos, y me alegra tanto ver que aun hay gente que la lee y disfruta de ella (pervs). En este remake hay ligeros cambios en la redacción, así como en la ortografía, y un poquito mas de smooth jijiiijiji.

Disfruten.

Disclaimer: Ninguno de los personajes de esta historia me pertenece.

El color de su rostro había sido reemplazado por una palidez fatal. Nunca había querido saber nada de la vida sobre esa maldita pulga. Y le parecía amargamente irónico que lo que tenia ante sus ojos, haya pasado por completo los limites.

Sin embargo, había tenido la mala suerte de encontrarlo de una manera que jamas hubiera querido u imaginado.

Ahí, en aquella habitación, y con la poca luz que iluminaba el lugar, se encontraba el pelinegro sentado con la espalda recargada en el respaldo de la cama, las piernas completamente abiertas, y con una mano dándose placer en su entrepierna. Era una imagen algo irreal en la mente del rubio en realidad, puesto que nunca se había imaginado en una situación parecida.

Regresando su atención a lo que tenia frente así, podía ver como ahora el pelinegro no solo usaba una de sus manos para su parte delantera, si no ahora también prestaba sus atención a la parte trasera. Ahora su mano izquierda tenia 3 dedos dentro de si y todo seguía un ritmo, su mano en su entrepierna se mantenía arriba-abajo mientras la otras dentro-fuera.

El rubio estaba atónito.

La imagen que contemplaba le daba una ligera repulsión, sin embargo, se sorprendió a sí mismo sintiendo algunas cosquillas en su estomago y un tirón por parte de su entrepierna.

Angustiado, bajo la mirada para comprobar lo que tanto le preocupaba encontrar, y efectivamente, su entrepierna se encontraba ahora completamente despierta, deseando y exigiendo atención por parte de su dueño.

Heiwajima Shizuo se sentía horrorizado. Horrorizado por el hecho de que actualmente se sintiera excitado con la imagen de un Orihara Izaya masturbándose frente a el.

Mas como un acto de desesperación, tomo su entrepierna,con el vano esfuerzo de apagar esa excitación, sin ver resultado alguno se dio por vencido. Realmente se sentía perdido, ¿que se supone que debería hacer ahora? ¿Entrar? ¿Huir? No tenia idea.

Dirigió su mirada al pelinegro que aun no se percataba de su presencia, en realidad, era probable que nunca lo hiciera, ya que se encontraba tan concentrado en sus… atenciones, que hacia al rubio preguntarse si la mente del pelinegro aun seguía en la habitación.

Fue entonces que Shizuo sintió otro tirón al ver el rostro del informante.

Otro tirón al escuchar sus gemidos.

Y uno mas al escuchar su nombre…

Momento…. ¿el pelinegro acababa de decir su nombre?

Atónito, miro al pelinegro, que comenzó a gritar su nombre una vez más, mientras llegaba a su clímax.

Shizuo no podía dar crédito a sus oídos ¿Acaso el pelinegro estaba masturbándose pensando en el? Era estupido incluso preguntárselo a si mismo.

Mientras Shizuo trataba de recuperarse de su Shock, inconscientemente dejo caer todo su peso en la puerta semi-abierta. Causando que esta se abriera por completo y caer de lleno dentro de la habitación.

Izaya reaccionando al sonido de la puerta abrirse y el de una nueva presencia ahí. Volteo de inmediato a su invasor y se sorprendió y horrorizo al mismo tiempo al ver al rubio en el suelo.

¡¿Pero qué…?!

Como pudo, trato de tomar rápidamente las sabanas de su cama para cubrirse con ellas. Avergonzado por el hecho de que el rubio lo hubiera visto de esa manera, comenzó a sentir cierta furia dentro de el. No. En realidad lo que mas le enfurecía era que el rubio haya escuchado gritar su nombre, entre gemidos.

Rojo como tomate por la vergüenza y la rabia, grito al rubio enfadado.

-¡¿Que jodidas mierdas haces aquí?!- bramo el pelinegro.

A lo que el rubio solo se levanto avergonzado y nervioso también. Nadie hubiera imaginado a esta pareja de enemigos en una situación asi, donde el rubio se sintiera intimidado por la furia del otro.

Miro a todos lados, tratando de encontrar las palabras que deseaba decir, pero no podía.

-Y-Yo… b-bueno… es que…. -. No tenia forma de como excusarse, porque en realidad no la había, es decir, desde un comienzo el bien pudo haberse retirado del lugar silenciosamente, en cambio, decidió quedarse ahí y contemplar el espectáculo poco usual ante el.

-¿Tu, qué?-. exigió Izaya, impacientándose.

Y es cuando Shizuo lo miro serio, como buscando la determinación, para hacer su pregunta.

Mientras Izaya lo miraba aun con enfado, se preguntaba que demonios hacia en su departamento y en su habitación, sin permiso.

¿Qué jamás le habían enseñado que uno necesitaba privacidad?

¿Y que jamás debía entrar a casa de las personas sin su consentimientos?

No, claro que no. Era el bruto de quien estábamos hablando. Y es cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por la pregunta que mas temía que el rubio le hiciera…

-¿Acaso… estabas dándote placer…. pensando en mi?.- pregunto el rubio con cautela.

Izaya, deseo jamás haber escuchado la pregunta, estaba esperando a que esta no llegara, o que el bruto fuera demasiado estúpido como para darse cuenta. Pero no. Ni siquiera el bruto podía ser tan estúpido.

Pero… valía la pena intentar buscar una excusa ¿no?

-Vaya al parecer tu idiotez no solo está en tu cabeza, incluso escuchas mal!- dijo Izaya mirando a otro lado, aparentando enfado e indiferencia, dándose cuenta que era el comentario mas tonto que se le pudo haber ocurrido, pero oigan, en momentos así, ¿quien piensa con claridad?

Y efectivamente, por la mirada del rubio, pudo darse cuenta que este no se la estaba tragando.

Mierda.

-Izaya, no he escuchado mal… tu gritaste mi nombre. No me vas a engañar tratando de confundirme.- dijo Shizuo con una sonrisa de medio lado en su rostro.

¿Y no podia quedarse callado cierto? ¿Y que demonios significa esa sonrisa?

Izaya no sabía que pensar de esa sonrisa, pero suponía que no podía tratarse de nada bueno. Y sus suposiciones fueron acertadas porque, el rubio se levanto del suelo, y comenzó a caminar hacia la cama.

Izaya se sintió desconcertó al igual que asustado por la mirada del otro. La cual parecía nublada por lo que parecía ser ¿lujuria?.

-Vaya pulga, ¿Quién diría que fantaseas conmigo?- Dijo Shizuo sin borrar su sonrisa de su rostro.

Así es. Heiwajima Shizuo sabía que lo que estaba a punto de hacer, se encontraba completamente fuera de un juicio sano. Sin embargo, la pulga tenía la culpa de todo. El estar ahí, gimiendo su nombre mientras se tocaba, y fantaseaba con el sin su consentimiento, era suficiente como para darle un castigo o ¿no?

Al diablo.

Pensó el rubio, y con esta mentalidad, comenzó a acercarse más y más a la cama.

El informante sintiéndose un poco intimidado por la cercanía que estaba tomando el otro, comenzó a retroceder, así quedando al borde de la cama.

Mientras el rubio ya se encontraba encima de esta, no dejaba de acercarse mas y mas. Izaya sintiendo algo de temor por la cercanía, bajo de la cama, aun con sabana en mano intentando cubrirse, mantenía sus movimientos tratando de alejarse hasta topar con la pared del cuarto del lado derecho de la cama.

Shizuo bajo rápidamente para alcanzar al pelinegro antes de que hiciera cualquier otro movimiento, y lo aprisiono contra la pared. Así imposibilitando alguna forma de escape. Izaya cerro fuertemente los ojos, y tomo con más fuerza las sabanas, logrando que sus nudillos se tornaran blancos. Esto no le paso desapercibido al rubio, y no pudo evitar pensar que era algo lindo.

Shizuo tomo su barbilla, y acerco su boca a la del informante lentamente…

Le divertía de sobremanera ver que el informante estuviera tan nervioso.

Una vez mas su mente quizo hacerlo entrar en razón por lo que estaba a punto de hacer, pero a la mierda, después podría arrepentirse todo lo que quisiera.

-A-Aléjate de mi cara de mono- grito Izaya con nerviosismo, sin abrir sus ojos.

Shizuo sonrió ante esto y acerco su boca a la de él, para así terminar en un beso salvaje.

-Nn…nnhg-. Gemía Izaya dentro del beso. Shizuo metió por completo su lengua, saboreando y disfrutando de la cavidad del pelinegro. Se separaron por la necesidad del aire, y el rubio sonrió con satisfacción al ver el estado del pelinegro.

Lo recorrió con la mirada, y se dio cuenta que este todavía tenía esa estúpida sabana cubriéndolo. Así que la tomo y comenzó a jalarla para que el pelinegro la soltara. Izaya trato de resistirse, enredándose en la misma, y de alguna manera, logrando caer con la espalda en el suelo, contando con un poco de apoyo de sus hombros para sostenerse. Shizuo aprovecho esto para arrancar la sabana del cuerpo de Izaya y aventarla hacia el otro lado de la habitación. Así quedando completamente expuesto ante el rubio.

-Quien lo diría… De cerca, realmente es una buena vista… - dijo el rubio al ver a Izaya con las piernas completamente abiertas por la caída.

Izaya al percatarse de esto, las cerró fuertemente, sonrojado. El rubio no podía creer que bien se la estaba pasando con las reacciones del pelinegro.

Y es cuando se dio cuenta que le estaba dando a Izaya un poco de su mismo jugo. El pelinegro siempre presumía de disfrutar las reacciones de los humanos, y ahora Shizuo se la pagaba con creces. Y se sorprendió a sí mismo, al ver que realmente era genial.

Así que se acerco al pelinegro una vez más, y comenzado a abrir las piernas del informante, sin mucha dificultad por la diferencia de fuerzas de ambos individuos.

Izaya trataba de resistirse, pero simplemente la fuerza del bruto estaba fuera de su nivel. Así que en unos instantes sus piernas estaban completamente abiertas, y un rubio devorándolo con la mirada.

-N-No… S-Shizu-chan n-no mires… -balbuceaba un completamente sonrojado Izaya, no podía creer que esto estuviera pasando, y mas que nada no podía creer la manera en que el rubio lo estaba mirando, simplemente era vergonzoso.

-N-naAhhh.-gimió Izaya al sentir una lengua jugando con la punta de su miembro.

Sus gemidos eran cada vez más fuertes, y el rubio sentía cierta satisfacción al ser el causante de estos.- Nng! S-Shizu-chan, no me abras t-tanto -. Se quejo completamente avergonzado el pelinegro al ver como Shizuo abría en demasía sus piernas.

Entonces el rubio, subió a su pecho, y metió uno de esos pezones rosas a su boca. Comenzó a jugar con ellos, mordiéndolos, lamiéndolos, mientras que con otra mano, se ocupaba de su miembro. Izaya pronto se encontró, gritando el nombre del rubio, inundado de placer.

Shizuo, tomo a Izaya de las caderas y lo volteo, para que así quedara boca abajo. Una vez en esa posición, tomo las caderas del pelinegro y las levanto hasta arriba. Abrió sus piernas completamente de nuevo, y se dirigió a su entrada para comenzar a lamer y meter su lengua en el pelinegro. Izaya sentía un calor insoportable en todo su cuerpo, las cosquillas en su estomago como su entrepierna no paraban de presentarse. Esa exquisita lengua tocaba cada punto exacto, desde su trasero hasta la punta de su miembro. El rubio se encargaba de lamer con tanto entusiasmo, quizá carecía de la experiencia necesaria, pero no dejaba de sentirse tan bien. El informante soltaba gemidos cada vez más altos, gritando su nombre por igual, pero el pelinegro necesitaba mas.

-S-Shizu…ahh…nng, m-metemela- ahhh-. Exigió Izaya, a lo que el rubio se alejo de su entrada, comprobando que ya la tenía suficientemente dilatada, y acerco su miembro.

Lo metió de golpe y comenzó a embestir, logrando una exclamación ahogada del pelinegro, creando temblores en todo su cuerpo. Shizuo comenzó a moverse lentamente… sacando y metiendo, esperando a que fuera mas fácil el moverse dentro del pelinegro, no contaba con mucha experiencia en esto, pero sabia que si no tenia cuidado, podía lastimar al otro gravemente.

Una vez pudo sentir que el pelinegro se adaptaba a sus movimientos, comenzó a aumentar la velocidad.

Se sentia tan bien.

Izaya apretaba fuertemente su miembro, y eso solo lograba que el rubio sintiera cosquillas por todo el cuerpo, sentía cierto sonrojo en sus mejillas debido al calor de su cuerpo, y se pregunto si el pelinegro estaría igual.

No conforme con el no poder ver su rostro, decidió cambiar de posiciones.

Así que cargo al pelinegro hacia la cama, sorprendiendo a este y lo sentó sobre si, causando que el informante cayera con mas profundidad sobre el miembro del rubio. A lo que soltó una fuerte exclamación, y pudo ver que sus ojos lagrimaban un poco por el ligero dolor que sintió, sin embargo, gran parte también se debía a la excitación que estaba sintiendo.

Shizuo no podía creer lo bien que se veía el cuerpo de Izaya sobre el, su miembro hinchado y palpitante frente a el, subiendo y bajando con cada embestida, la entrada del pelinegro cada vez mas profunda, y esa cara llena de excitación….

Dios…

-Tan… salvaje S-Shizu-chan… -comento el pelinegro con una ligera sonrisa al sentir la mirada del rubio sobre el, le encantaba la manera en que lo veía, y eso lo hacia sentirse mas excitado. Pero el rubio nunca había sido admirador de esas sonrisas de medio lado…

Así que paro todo movimiento, a lo que Izaya protesto disgustado, ¿como podía detenerse así como así?

-Si quieres mas, tendrás que moverte tu pulga.- comento el rubio, con un destello de diversión en su mirada, el pelinegro un poco irritado por el repentino cambio de ritmo, bufo, a punto de seguir su orgullo y mandar todo por la borda. Sin embargo, al parecer su miembro, y esas leves palpitaciones en el, así como en el de Shizuo pensaban lo contrario. Solo querían disfrutar de mas.

Así que olvidando su orgullo, comenzó a usar sus piernas para sostenerse y así subir y bajar en el miembro del bartender.

Shizuo sonrío ante los movimientos del mas pequeño con cierta satisfacción por conseguir lo que quería y no dudo en tomarlo de las caderas subiéndolo y bajándolo, brindado ayuda al pelinegro con esa fuerza inhumana que tenia.

Izaya ya prácticamente gritaba. Y no le importaba en lo mas mínimo que sus vecinos le escucharan. El rubio también no tenia ya noción de lo que pasaba a su alrededor mas que de la persona frente a el.

Shizuo sintió su clímax aproximarse así que trato de dar en el punto exacto, antes de terminar, sacando gemidos sonoros de parte del pelinegro.

Unas cuantas embestidas más y los dos se encontraron así mismos en el clímax tan anhelado.

-No puedo creer que haya hecho esto…-. Se decía incrédulo el informante, después de haber logrado recostarse con cansancio a lado del rubio.

-Todo fue tu culpa, pulga-. Decía Shizuo que igualmente respiraba un poco agitado, pues había sentido tantas cosas en tan poco tiempo.

-¿Mi culpa? Pero si tú fuiste el que vino a invadir mi privacidad.- dijo Izaya con reproche, acomodándose un poco para ver al otro. Shizuo, solo lo miro con una cara de aburrimiento y lo abrazo, atrayéndolo contra sí, una vez mas, no importándole mucho lo que hacia.

-Sí, si, como digas, Buenas Noches.- Izaya perplejo por la despreocupación del rubio, y por lo que eso podría significar en su relación de persecuciones y maquinas de sodas voladoras. Solo se dio cuenta de una cosa.

"Shizu-chan, eres un animal."