Por fin el último capítulo. Esta vez no os he hecho esperar tanto… ^^

Solo decir que me ha hecho mucha ilusión compartir mi historia con todos vosotros (quien quiera que lo haya leído, ya deje reviews o no…). Y este último capítulo lo he escrito con mucho cariño… así que sin más dilación, aquí os lo dejo… ¡Espero que lo disfrutéis!


Capítulo 8

La gran final: ¿rivales o amigos?

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Los dos equipos finalistas recargaron las pilas y se presentaron en el estadio de nuevo a las cinco en punto. Todo el público les recibió con una fuerte y afectuosa ovación.

Los miembros de la Élite estaban sentados en la grada presidencial, esperando presenciar una final excepcional. Tenían preparados sus bolígrafos y cuadernos para anotar sus apreciaciones acerca de cada maestro. Era muy importante tener una percepción clara y correcta de cada entrenador, ya que entre ellos estaba su relevo, para cuando fuera necesario.

La gran final comprendía tres combates con un solo pokémon. Cada entrenador debía retar a otro miembro del equipo contrario. Cada victoria individual suponía ganar tres puntos y el empate tan solo uno. Después se haría un recuento global.

Richie, como miembro del equipo que más pokémon conservaba, fue el primero en retar. El chico dio un paso al frente con decisión, y eligió a Tom. Éste sintió un pequeño vuelco al corazón, tragó saliva y miró a sus compañeras.

-Muy bien, Tom, vas a hacerlo genial—le susurró Misty. Duplica simplemente le sonrió y le apretó la mano.

El muchacho no esperaba que le retasen tan pronto. Estaba muy nervioso, ya que era la primera vez que llegaba a la final, y por tanto, la primera vez que combatía en solitario delante de la Élite. Delante de los miles de espectadores. Y contra Richie, uno de los mejores maestros de Kanto.

Llamó a Ninetales y le acarició la cabeza, tratando de conferirle ánimo y seguridad.

-¡No perdamos más tiempo!—exclamó Richie, impaciente por empezar y ganar el combate—¡Spearow ataque furia!

Ninetales esquivó el ágil ataque de su rival con un movimiento rápido, y Tom le ordenó usar Rayo confuso, lo que tuvo un efecto terrible en Spearow, quien se quedó tan aturdido que se dio varios cabezazos contra el suelo.

Richie no había planeado un comienzo así, ya que Tom había sido bastante inteligente.

Ninetales prosiguió con un ataque ascuas y Spearow notó un calor terrible, que le hizo graznar con rabia y dar vueltas sobre sí mismo.

Richie trató de calmarse y mantener la mente fría. Debía pensar una alternativa para contrarrestar los potentes ataques de su rival, que le habían pillado totalmente desprevenido.

El propio Spearow le dio la solución al tratar de mover sus alas: usar remolino para deshacerse tanto del calor sofocante como del estado confundido.

-¡Spearow, es tu última oportunidad!—le gritó—¡Usa remolino, concéntrate y usa remolino!—el pokémon no reaccionaba—¡Sigue moviendo las alas! ¡Olvida el calor!

Spearow sacudió la cabeza con ímpetu y con una concentración espectacular, logró salir del estado confuso y mover las alas con gran velocidad. Conforme ganaba fuerza, el pájaro consiguió elevarse por lo alto y crear un remolino alrededor del pokémon de fuego.

-¡Doble remolino!—exclamó Richie.

-¡Nienetales, ascuas!—replicó Tom.

Sin embargo, apenas tuvo tiempo de emitir el inicio del ataque, ya que el remolino de Spearow le arrolló y le estampó contra una de las paredes del estadio.

-¡Persecución!—prosiguió Richie. El pokémon atacó con furia a Ninetales, quien todavía estaba en el suelo—¡Golpe aéreo!

Spearow se elevó varios metros del suelo y después de realizar unas piruetas espectaculares, se lanzó sobre Ninetales y le picoteó con una fuerza atroz.

Tom estaba a punto de ordenar un giro fuego, pero no hubo tiempo. Había tardado demasiado en reaccionar. Su pokémon de fuego quedó maltrecho y el árbitro concluyó el combate, dándole la victoria a Richie.

El público le dio una gran ovación al vencedor, y éste elevó las manos en señal de victoria. Ash y Sandy le felicitaron desde la parte de atrás. Aunque en ningún momento habían dudado de que la victoria sería para él, debían reconocer que el novato se lo había puesto difícil, especialmente al inicio del combate.

Por su parte, Tom recogió a Ninetales en su pokébola y regresó junto a sus compañeras, cabizbajo y deprimido. No había sido capaz de vencer en solitario.

Sin embargo, ellas le sonrieron y le abrazaron con cariño. Estaban orgullosas de él, ya que había mejorado mucho, y llegar hasta ahí había sido todo un logro.

-¡Tom, enhorabuena!—exclamó Duplica, dándole un beso en la mejilla, lo que provocó el sonrojo del muchacho—Enhobuena, porque estás en la final del torneo de Kanto. ¡No olvides lo que hemos trabajado para estar aquí!

Tom asintió y trató de sonreír, aunque se sentía decepcionado. Había metido la pata, y ahora todo dependía de sus amigas… Él ya había jugado sus cartas.

-Tus avances han sido excepcionales—le dijo Misty. No quería que el chico se sintiera mal—Y Richie se ha quedado muy sorprendido con el comienzo del combate, he visto miedo en sus ojos… ¡Lo has hecho muy bien!

-Gracias, chicas, sois estupendas—musitó él—Esto tiene que servirme para saber que tengo que seguir mejorando.

-¡Claro que sí!—le animó Duplica. Luego dio un paso al frente y les sacó la lengua—Bueno, me toca. Es seguro que Sandy me retará a mí.

Y así fue. Durante la comida, Ash ya había anunciado que él retaría a Misty, así que no quedaba otra opción.

Las dos chicas se quedaron frente a frente, con la mirada erguida y echando chispas por los ojos. No se tenían ninguna estima entre sí y aquel combate suponía más que un reto profesional.

Misty miró a Ash. Podía percibir la preocupación en sus ojos. Sabía que Duplica era un rival más difícil de vencer que Tom. Y lo único que le interesaba a Ash en esos momentos era ganar el torneo.

-¡Vamos, Sandy, demuestra lo que sabes!—le animó el chico. Sandy le sonrió y dio un paso al frente, segura de sí mima—¡Vas a ganar!

Aquellas palabras hirieron la endeble autoestima de Misty acerca de los sentimientos de Ash hacia ella. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero trató de recuperarse y se centró en el combate.

Duplica sacó a Ditto de su pokébola, a la expectativa del pokémon que elegiría su rival. Ésta no se hizo esperar y llamó a Salamence. El pokémon saltó al medio de la zona de combate con una fuerza y una furia incontenible. Los espectadores más sensibles incluso reprimieron un suspiro. Salamence era muy grande y aterrador.

Especialmente al lado del pequeño y adorable Ditto. Pero Duplica no se achantó.

-¡Ditto transformación!—exclamó ella, con el corazón en un puño. Le costaba mantener la calma, pero tenía que ganar. Detestaba a Sandy en el aspecto personal—¡Golpe cabeza!

Salamence esquivó el golpe y contraatacó con varios Mordiscos, directos a la cabeza de Ditto. Éste perdió algo de energía y tembló, lo que hizo pensar a Duplica que su pokémon iba a regresar a su forma original. Sin embargo, Ditto consiguió recuperarse y se escabulló de su atacante.

-¡Doble filo!—gritó Duplica, algo temerosa.

-¡Escudo!—se defendió Sandy. Su pokémon quedó intacto—¡Dragoaliento!

Duplica comenzó a desesperarse. No conseguía realizar un ataque eficaz. Y si perdía el combate, no había oportunidad para que su equipo alcanzase la victoria. Todo dependía de ella.

-¡Tú puedes, Duplica!—le animó Tom.

-¡Vamos, usa también escudo y confusión!—le aconsejó Misty.

Duplica suspiró y le ordenó a su pokémon hacer lo que su compañera le había recomendado. Sin embargo, no estaba segura de que Ditto hubiera aprendido de forma correcta a usar Confusión. Aunque lo habían ensayado…

Ditto concentró sus energías para emitir ondas confusas, que se penetraron directamente en el cerebro de Salamence. El fiero pokémon se volvió contra su propia entrenadora y rugió con agonía. Trataba de controlarse, pero el dolor de cabeza y el bloqueo de su parte frontal, la que le permitía pensar, impidieron que realizase un ataque hacia su objetivo.

Sandy se retiró hacia atrás y esquivó los golpes de aliento de Salamence, que se dirigían hacia ella.

-¡No, Salamence, date la vuelta!—gritó Sandy, asustada. Los demás presentes también estaban preocupados. Incluso el árbitro tenía preparado el silbato entre los labios por si necesitaba detener el combate antes de tiempo—¡Giro rápido!

Salamence dio vueltas sobre sí mismo y se golpeó la cabeza contra el suelo, ante la mirada atónita de su entrenadora. La chica no comprendía cómo en apenas unos segundos, la batalla había cambiado en su contra. Era consciente de que un ataque confuso era muy difícil de sobrellevar. La única opción era realizar algún giro rápido, aunque en esa ocasión no había servido de nada. En su bolsillo conservaba algunas bayas que regresarían a su pokémon a su estado habitual, pero no estaba permitido utilizarlas.

-¡Cabezazo!—gritó Duplica.

Ditto reaccionó con una velocidad cósmica, y en apenas unas centésimas de segundo, alcanzó a Salamence y le propinó fuerte golpe en el costado. Éste se retorció de dolor y se golpeó a sí mismo de nuevo.

Sandy no podía hacer nada por ayudar a su pokémon. Se encontraba desolada y frustrada, mirando cómo Salamence se autolesionaba. Sabía que no había solución, y se le saltaron las lágrimas al contemplar el dolor y la agonía que desprendían los ojos de Salamence.

La chica cerró los ojos y bajó la cabeza. Antes de que su rival ordenase otro ataque, alzó la mano y regresó a su dragón a la pokébola. El combate había terminado.

El público aplaudió con gran énfasis y admiración. Habían presenciado una batalla excepcional.

Sandy se retiró en silencio, y no aceptó lamentaciones ni palabras de consuelo por parte de sus compañeros. Se sentía avergonzada y humillada. Nunca pensó que perdería el combate.

Richie le puso una mano sobre el hombro, pero ella se alejó con brusquedad. Necesitaba estar un rato sola. Ash la miró con pena. Comprendía cómo se sentía. Ahora le tocaba a él conducir a su equipo hasta la victoria.

Duplica no podía creer que hubiera conseguido vencer. El arduo entrenamiento al que había sometido a su Ditto había dado sus frutos. Felicitó a su pokémon y regresó al banquillo junto con sus compañeros.

-¡Increíble, has estado increíble!—exclamó Misty, abrazando a su amiga—¡Enhorabuena!

-Gracias, pero el mérito es sobre todo de Ditto—reconoció Duplica, algo entristecida—Y por supuesto tuyo… Me frustré cuando no conseguía atacar, y me diste la idea de confusión… ¡Muchas gracias!

Misty sonrió y suspiró. No era momento de hablar, sino de combatir.

Al cabo de un minuto, tanto ella como Ash fueron llamados a la zona de combate. Era el enfrentamiento definitivo, del que dependía la victoria de uno u otro equipo.

Ambos maestros dieron un paso al frente y se miraron con determinación y admiración mutua. Estaban deseando comenzar.

Misty llamó a Golduck, y Ash a Pikachu. Ambos pokémon se sonrieron y se saludaron en su lenguaje. Estaban contentos de combatir el uno con el otro.

-¡Misty, espero que no nos decepciones!—exclamó Ash—Pikachu ha accedido a luchar contra ti porque yo le insistí, aunque como sabes él no quería.

-Gracias, Pikachu—dijo Misty, acercándose al pequeño roedor y acariciándole la cabeza—Sabes que te quiero mucho. Pero ahora debemos enfrentarnos y dar lo mejor de nosotros mismos. ¡Espero que estéis a mi altura!

-¡Pikachu-piii!—aseguró Pikachu. Concentró sus energías y erizó las orejas. Misty dio varios pasos atrás y regresó a su zona—¡Pika-pikaaaa!

-¡Golduck, golpe cabeza!—gritó Misty, dando comienzo al enfrentamiento. Pikachu lo esquivó sin problemas y Golduck se estampó contra la pared lateral, justo lo que pretendía su entrenadora—¡Perfecto!

Ash sabía que su rival pretendía aumentar el dolor de cabeza del pato, para que subiera de nivel. Contra aquello no podía hacer nada, pero sí que podía tratar de disminuir su energía cansándolo. Por ello le ordenó a Pikachu que emitiera varios ataques rápidos y pequeñas descargas eléctricas sobre Golduck, que lograron desconcentrarle.

-¡Golduck hidrochorro!—contraatacó Misty. Pikachu recibió el potente chorro de agua y cayó hacia atrás—¡Confusión!

-¡Onda trueno!—ordenó Ash, antes de que Golduck tuviera tiempo de iniciar el último ataque.

-¡Protección!—se defendió Misty.

-¡Amago!—gritó Ash, sabiendo que gracias a ese ataque se anulaba la protección para Golduck. De esa forma, el pokémon acuático recibió la descarga eléctrica de Pikachu y disminuyó su poder—¡Doble impact trueno!

Golduck recibió el tremendo impacto de electricidad y quedó paralizado durante varios segundos, que Pikachu aprovechó para acercarse y propinarle unos arañazos. Misty animó a su pokémon y cuando se hubo repuesto, le ordenó utilizar pistola agua y rayo confuso. Pikachu recibió la oleada de agua y no tuvo tiempo de reaccionar, por lo que esta vez no consiguió esquivar la confusión.

Ash contempló como Pikachu se golpeaba a sí mismo contra el suelo, y maldijo la rapidez de la pelirroja. Temía que le ocurriera a Pikachu lo mismo que a Salamence. Sin embargo, el joven maestro tenía otra carta bajo la manga. Le ordenó a su pokémon usar impact trueno, y aunque Pikachu se lo lanzó sobre sí mismo, consiguió anular su estado confuso.

Misty sonrió para sus adentros. Ash era un gran rival y estaba emocionada de poder combatir contra él. Ambos estaban haciendo acopio de su gran conocimiento sobre los pokémon y de su destreza como maestros.

-¡Golduck, hidrochorro!—insistió ella.

-¡Pikachu, Onda trueno!—contraatacó Ash.

Ambos ataques chocaron en el centro de la zona de combate, generando una bola de energía de una fuerza descomunal. Los haces de luz y las gotas de agua salpicaron a los espectadores que se encontraban más cerca. Sin embargo, los dos pokémon apenas sintieron una disminución de su energía, tan solo se desplazaron unos metros más atrás.

Antes de que ninguno de los maestros pudiera alzar la voz para ordenar un nuevo ataque, las luces del estadio se apagaron. Los presentes gritaron a causa del sobresalto, pero la mayoría pensaron que se trataba de un cortocircuito debido a la fuerza del reciente ataque acuoeléctrico. Sin embargo, no se trataba de eso, pues el sistema eléctrico del estadio estaba perfectamente preparado para ese tipo de situaciones.

Unos segundos más tarde, un foco de luz iluminó la parte superior del estadio. Poco a poco se pudieron vislumbrar dos siluetas humanas, que descendían con una cuerda desde lo alto del edificio.

-¿Buscáis problemas?—alzó la voz una de las siluetas. Se trataba de una mujer de pelo fucsia.

-¡Pues escuchad nuestro lema!—continuó su compañero.

Todos en el estadio quedaron asustados y sorprendidos. El Team Rocket había regresado. En los últimos años habían insistido en que podían ganarse la vida de forma honrada, pero en esos momentos demostraban los contrario…Les habían engañado a todos fingiendo haberse vuelto buenas personas. Ash y Misty se sintieron decepcionados, pero no tan sorprendidos como el resto de los presentes. Se miraron y se colocaron en línea, dispuestos a defenderse del Team Rocket. Pikachu y Golduck también intercambiaron una mirada cómplice. El combate había cambiado de rumbo. Y especialmente, de objetivo.

Jessie emitió una risa aguda, similar a la de una bruja de cuento, y James la secundó.

-¿Creíais haberos librado de nosotros?—preguntó la mujer.

-¡Pues aquí estamos renovados!—continuó James.

-Para robar cada pokémon de cualquier tamaño, forma y color…

-Para mostrar nuestra belleza más allá del espacio exterior…

Misty y Ash se miraron de nuevo, estupefactos. Aunque al menos habían cambiado el lema…

-¡Jessie!

-¡Jaaaaamesssss!

-¡Bien dicho!—concluyó Meowth, apareciendo de la nada.

Tal y como acostumbraban hacer en sus buenos tiempos, el Team Rocket extendió una red para capturar a los pokémon que corrían libremente por ahí. Los agentes de seguridad corrieron hacia ellos, cargados con sus porras, pero Jessie le ordenó a su villeplume utilizar espora paralizadora, con lo que quedaron todos petrificados y por los suelos.

-¡Pikachu, Impact Trueno!—exclamó Ash, dando un paso al frente. El pequeño pokémon emitió una fuerte descarga eléctrica sobre Jessie, James y Meowth, pero resultaron ilesos—¿Qué pasa?

-¿Os creéis que después de tantos años no hemos aprendido nada?—preguntó Jessie, riéndose—Llevamos trajes especiales anti-electricidad.

-¡Además nos quedan estupendos!—añadió James, orgulloso. Él había sido el diseñador—¡Divinos y maleantes!

Misty dio un paso al frente, harta de tanta estupidez. Ese trío de delincuentes habían arruinado la gran final de su torneo. Del torneo que pensaba ganar.

-¡A ver qué hacéis contra esto!—gritó ella, enfadada—¡Golduck hidrochorro!

El pato lanzó una enorme bola de agua contra el trío de malvados, quienes cayeron de bruces contra el suelo.

-¡Pikachu, arañazo!—añadió Ash, sonriendo.

Pikachu alcanzó a Jessie y le arañó la cara. La mujer gritó con histerismo y trató de deshacerse del pokémon. Le estaba destrozando su delicado rostro.

-¡Golduck, confusión!—prosiguió Misty.

No pudieron esquivar el último ataque de Golduck, por lo que quedaron en un estado de estupidez todavía mayor del habitual en ellos. Se golpearon los unos a los otros, incluidos sus pokémon.

Ash se echó a reír, al tiempo que todo el público abucheaba al Team Rocket. Misty esbozó una sonrisa y miró a Ash. Todo era como el los viejos tiempos. Los dos uniendo sus fuerzas y luchando contra el Team Rocket.

Ash correspondió a la mirada de Misty y le sonrió. Ambos estaban recordando aquella primera batalla contra el Team Rocket. Aquella batalla, ya tan lejana, en la que se descubrieron en uno al otro como entrenadores excepcionales, y sobre todo, con grandes sentimientos.

Ash se sintió orgulloso de su amiga. Ésa era Misty, su compañera de batallas, su mejor amiga, la gran entrenadora de pokémon acuáticos. Esa niña que siempre le acompañaba en sus primeras aventuras. La que siempre le gritaba por todo, pero también estaba siempre dispuesta a ayudar, tanto a él como a los demás. Ésa era Misty, valiente y decidida, gruñona y bondadosa. Ash sintió una emoción muy intensa al pensar en ella, una emoción diferente a la adrenalina del combate. Le hubiera besado allí mismo. Delante de todos. Pero sabía que no era el momento. Primero, le debía una explicación a la chica. Y segundo… ¡aún tenían frente a ellos al Team Rocket!

-¡Ash, ataque combinado!—propuso Misty, sacándole de sus pensamientos—¡Hidrobomba!

-¡Onda Trueno!—añadió Ash, lleno de vitalidad.

Ambos ataques se fundieron en uno solo, creando una enorme bola de energía que chocó contra el Team Rocket y les envió volando al espacio.

-¡El Team Rocket despega de nuevo!—gritaron ellos.

Ash y Misty chocaron sus palmas, contentos por el buen trabajo hecho, al tiempo que todo el estadio estallaba en una gran ovación.

Pikachu saltó a los brazos de Misty, y Golduck abrazó a Ash. Tanto los pokémon como sus entrenadores estaban emocionados. Habían recordado muchas vivencias pasadas, y tenían los nervios a flor de piel.

La voz del Presidente de la Élite interrumpió los aplausos, a través del megáfono. Todos callaron en el acto y miraron hacia el centro del estadio, donde un foco de luz iluminaba al hombre.

-En vista del buen combate ofrecido por Ash Ketchum y Misty Waterflower, hemos decidido dejar en tablas el torneo—dijo él—El combate no puede alargarse más. Y ambos maestros han demostrado ser auténticos expertos, inteligentes, decididos, y grandes estrategas. ¡Ambos equipos ganan el torneo de este año!

El público ovacionó de nuevo, con más énfasis que la anterior vez. Todos estaban de acuerdo con las palabras pronunciadas por el presidente.

Ash y Misty reprimieron las lágrimas que les inundaron los ojos. Para ellos tenía una enorme importancia el hecho de ganar el torneo. ¡Habían luchado tanto por alcanzar aquella meta!

Misty se tapó la cara, sin poder contener el llanto. Ash se acercó a ella y la abrazó, conmovido. Ambos sintieron un escalofrío al notar el contacto de sus cuerpos, que desapareció de forma brusca segundos más tarde, cuando todos sus compañeros saltaron sobre ellos y les abrazaron, también emocionados.

Una vez se disolvió aquella piña humana, Richie y Ash fundieron en un afectuoso abrazo, mientras Sandy quedaba relegada en un rincón. Luego Richie la abrazó también, aún sabiendo que ella esperaba la felicitación de Ash… Pero él tan solo le sonrió desde la distancia. Sabía que un abrazo podría alimentar falsas esperanzas en la muchacha.

Duplica, Tom y Misty se abrazaron al mismo tiempo, y saltaron de alegría. Habían ganado el torneo, algo que jamás hubieran imaginado. Se trataba de un doble premio: superar la primera ronda eliminatoria por primera vez, y ganar el torneo.

El comité organizativo decidió que tan solo podía subir al podio un miembro de cada equipo, para recibir el premio, ya que no había demasiado espacio. Era la primera vez que se otorgaba el trofeo a dos equipos.

Ash enseguida señaló a Richie, sin dudarlo un momento. Sandy también estuvo de acuerdo. Al fin y al cabo, era el único que había vencido su batalla individual.

-No, chicos, creo que es mejor que vayas tú, Ash—dijo él, muy halagado—Tú nos has salvado del Team Rocket, y podrías haber ganado también el combate contra Misty…

Ash negó con la cabeza. Quería que su amigo subiera al podio. Era lo más justo según su criterio. Richie terminó aceptando, sabiendo que se trataba de una gran responsabilidad.

En el otro equipo, la decisión también estaba clara. Esa vez fue Duplica la primera que habló.

-Misty, quiero y necesito que subas tú a por el trofeo—dijo la chica, con lágrimas en los ojos. Misty no se lo esperaba. Pretendía que fuera su amiga la que subiera, siguiendo el mismo criterio que Ash respecto a Richie—Tú nos has animado a seguir adelante cuando nos hemos hundido, y jamás habríamos llegado tan lejos sin ti.

-Es cierto—corroboró Tom, sonriendo—Misty, tú nos has dado esperanza de ganar, y nos has llevado a la final. Si por mí fuera las dos deberíais subir, pero creo que en este caso debes ser tú…

Misty se limpió las lágrimas con la manga, y sollozó, al tiempo que abrazaba a sus amigos, sin poder contener la emoción. Luego se reunió con Richie y ambos subieron al podio. El estadio vibró gracias a los vítores y aplausos en los que se fundió el público.

Misty y Richie recogieron el trofeo entre los dos y lo alzaron, orgullosos de aquel premio que les recordaba que eran los mejores maestros de toda la región de Kanto.

-¡Gracias a todos!—exclamó Richie. Miró a Sandy y a Ash y les señaló con la mano—Esto no habría sido posible sin mis compañeros… Yo tan solo he subido como portavoz de Ash y Sandy, que son grandísimos maestros, de los que he aprendido muchísimo en estos años en los que llevo combatiendo junto a ellos—luego se dirigió a su compañera pelirroja—¡Y a ti, Misty, qué decirte! Que no podría estar más orgulloso de compartir el premio contigo, que te conozco desde hace tantos años, y siempre has demostrado tu inteligencia y tu valentía—ella no esperaba aquellas palabras por parte de Richie, y se emocionó de nuevo—Me alegra mucho que te decidieras a ser una maestra pokémon, porque tienes mucho talento—luego miró a Duplica y a Tom, quienes permanecían atentos al discurso del muchacho—Y por último, deciros a vosotros dos que representáis la lucha y la superación, que es cierto que pocos confiaron en vosotros… y nos habéis demostrado a todos que con la perseverancia y la lucha diaria todo es posible.

El público aplaudió de nuevo, emocionado ante las palabras de Richie. Había demostrado que no se trataba tan solo de un buen entrenador sino una gran persona. Misty le abrazó y le dio las gracias en un susurro. Apenas podía emitir sonido alguno. Estaba muy conmocionada.

-Como cada año, los entrenadores nos sorprenden con nuevos ataques y estrategias—indicó el Presidente de la Élite—Este año vamos a tener difícil elegir a los cuatro mejores maestros. Así que sin más dilación, nos retiramos a deliberar. Como siempre, a las nueve nos vemos en el Salón de la Fama, para otorgar los galardones—miró a los ganadores del torneo y sonrió—Hemos descubierto nuevas promesas y eso siempre es bueno. ¡Enhorabuena a todos!

El público aplaudió de nuevo y las luces principales se apagaron. Había sido una final de lo más emocionante. Los ganadores aún estuvieron abrazándose y comentando sus percepciones durante unos minutos más, hasta que Ash miró el reloj y comprobó que se estaba haciendo muy tarde.

-Chicos, tenemos cuarenta minutos para ducharnos y arreglarnos para la cena—les dijo a sus compañeros, riéndose—¡Así que a correr, sobre todo las chicas!

-Oye que tú también tardas en ponerte la gomina—se burló Misty. Los demás se echaron a reír—Pero es cierto, vamos o no llegaremos a tiempo a la entrega de premios.

Los seis abandonaron en estadio y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, aún sin poder creer que eran los nuevos ganadores del Torneo.

Ash se duchó con rapidez y se detuvo frente al espejo, tapado con tan solo una toalla. Observó con orgullo lo mucho que había cambiado en diez años. Tanto física, como mentalmente. Y por fin había conseguido aquello por lo que tanto había luchado. Ya solo faltaba que le eligieran como mejor maestro de Kanto. Entonces sí que se habrían cumplido todos sus sueños…

Porque lo otro que también le quemaba por dentro sí que estaba en sus manos. Y de esa noche no pasaba. Debía confesarle a Misty todo lo que sentía por ella, y que por fin había comprendido.

Mientras se vestía, el móvil sonó. Se trataba de Broc. Como no tenía mucho tiempo para hablar, puso el manos libres, para poder charlar mientras continuaba arreglándose.

-¡Ash, enhorabuena!—exclamó Broc—He visto el combate en la tele, habéis estado fabulosos. Tanto Misty como tú. ¡Me alegro mucho por los dos!

-Gracias, Broc, pero tendrías que haber venido a vernos—replicó Ash, sintiéndolo de veras.

-Sabes que no podía ir—recordó Broc, apenado—De todas formas la última vez que hablamos me dijiste que vendrías pronto a verme, ¿no?—Ash sonrió mientras se ponía una camiseta demasiado ajustada—¿Te preparo habitación para la semana que viene?

-Sí, sí, prepara—dijo Ash. Se quitó la camiseta y se probó otra, no tan ceñida—Pero iré con Misty, así que dos habitaciones…—luego se echó a reír—Bueno, a lo mejor con una sirve…

-¿¡Ash, qué dices!—se alarmó Broc. No sabía si su amigo hablaba en serio. La última vez que charlaron no lo encontró nada receptivo sobre ese tema—¿Me he perdido algo?

Ash sonrió, aún sabiendo que su amigo no podía verle. Se puso su pantalón vaquero favorito y se miró en el espejo. Broc le interrumpió con un grito. Aún esperaba la respuesta.

-¿Qué quieres saber?—preguntó Ash, divertido. Aunque en el fondo le avergonzaba hablar sobre él y Misty—Pregunta…

-¿Pero es que ya te has decidido?—inquirió Broc—¿Ya os habéis sincerado…?

-Bueno, no del todo—explicó Ash, rojo como un tomate. Trató de que no se notase la turbación en la voz—Pero ya tengo claro que me gusta… aunque te parezca raro—abrió el armario y buscó un cinturón que le quedase bien—Y es que ya no aguanto más… Ayer nos besamos…

-¿Que os besasteis?—exclamó Broc, eufórico—¡No lo puedo creer!

-Pues créetelo, que es verdad—dijo Ash, rememorando aquel momento tan bonito—La besé yo y ella no se resistió. Lo que pasa es que ya no pudimos hablar, así que hoy tenemos que darnos alguna explicación… ¡No puedo pillarla de nuevo y liarme con ella sin decirle nada!

-¿Ash, estás seguro que te gusta?—insistió Broc, algo preocupado por su amiga—Misty lleva tiempo enamorada de ti y no me gustaría que esto fuera tan solo un calentón…

-¡Claro que no, Broc!—le interrumpió Ash, molesto—Si fuera un calentón ya me la habría tirado…—luego suspiró y se retractó de sus palabras—Quiero decir que ya habría hecho caso a mis impulsos. Precisamente si he tardado tanto en decidirme ha sido porque era Misty… Y además, ¿de verdad ella estaba enamorada de mí?

-Claro, Ash, pero tú no te dabas cuenta—le explicó Broc—Aún no sé cómo ha aguantado tanto tiempo esperando por ti…

-¿Esperando por mí?—se sorprendió Ash, incrédulo—¿Qué quieres decir, que nunca ha salido con ningún chico ni nada?

-No, Ash, ella siempre ha estado pendiente de ti—dijo Broc—Así que más vale que la trates bien.

El chico sonrió de nuevo, tras escuchar la afirmación de su amigo. Así que Misty llevaba tiempo enamorada de él. ¿Y cómo no se había dado cuenta antes? No importaba, lo único que debía tener en cuenta era que Misty le quería. Y no podía desaprovechar la oportunidad de confesarle sus sentimientos. Porque él también estaba coladito por ella.

Entretanto, en la habitación de la chica se había organizado una reunión previa a la fiesta. Dawn se había quedado con ella porque decía que se aburría mucho con Max. Ya lo había tenido que aguantar suficiente tiempo durante el combate. Y Duplica había corrido hasta allí con varios vestidos, para terminar de arreglarse juntas. Las tres muchachas estaban muy emocionadas, nadando entre camisetas, faldas, vestidos y demás complementos. Para ellas no se trataba tan solo de la entrega de premios, sino una ocasión donde lucirse, y tal vez, con suerte, entablar una relación con algún chico.

-¡Estoy ansiosa por que empiece la fiesta!—exclamó Dawn, emocionada. No dejaba de dar vueltas por la habitación, probándose diferentes modelitos—He visto un montón de chicos guapos… Richie es más guapo ahora que antes, lo he visto espectacular luchando, todo sudoroso y sexy…

Misty puso los ojos en blanco. Su amiga no tenía remedio. Siempre estaba pensado en lo mismo. En cambio, Duplica se quedó algo preocupada, temiendo que Dawn se convirtiese en una nueva rival. Misty notó la mirada sombría de Duplica y le puso una mano sobre el hombro, indicándole que tenía todo su apoyo.

-¡Y Gary también está tremendo!—prosiguió Dawn, sin percatarse de la reacción de las otras chicas—Hacía tiempo que no lo veía, y me ha parecido que ha mejorado un montón.

-Pues todo para ti—se burló Misty, mientras se pasaba la plancha por el pelo—Yo no me juntaría con Gary por nada del mundo…

-¡Ya tuviste ocasión!—recordó Duplica—Pero como estás cegada con el otro…

-Ya, Ash es el primero y el único para Misty—añadió Dawn. La aludida hizo una mueca, y estuvo a punto de quemarse con la plancha—¡No te pongas así!

-Es que siempre me estáis tomando el pelo—protestó ella. Luego suspiró y se le escapó una sonrisa—Aunque ya no lo voy a negar más—hizo una pausa y bajó la voz—Sí, me gusta Ash. Y ayer…Ayer me dio un beso…

Sus amigas se quedaron perplejas tras la confesión, y gritaron con histerismo. No comprendían por qué Misty había tardado tanto en contárselo. Ella alegó que el día anterior estaba demasiado preocupada por el torneo como para escuchar sus consejos. Prefirió no hablar del tema y concentrarse en el tema de los combates. Y todo había salido bien. Ellas le dieron la razón, pero insistieron en que les diera más detalles.

Mientras terminaban de arreglarse, Misty les contó a las chicas todo lo sucedido durante el día anterior. Ellas saltaban de emoción. Casi parecían más contentas que la propia protagonista.

-Pero yo no estoy segura de que Ash esté por mí—reconoció, entristecida—Pienso que debería haberme dicho algo, no dejarme así como así…

-¿Dejarte así?—le interrumpió Dawn, maliciosa—¿Dejarte con el calentón?

-¡No, sin explicaciones!—protestó Misty, avergonzada. Las otras dos se reían—No os burléis, no tenía que haberos contado nada.

-Venga, Misty, no te enfades—intentó suavizar Duplica, siempre conciliadora—Te entiendo perfectamente. Pero tú espera a esta noche, tendrás tiempo de sobra para hablar con Ash…

-Eso me preocupa todavía más—dijo Misty—Me da tanta vergüenza hablar con él ahora… Después de lo que ocurrió.

-¡No seas tonta!—le regañó Dawn—¿Qué te crees? ¿Que Ash no tendrá vergüenza? Lo conozco perfectamente, y nunca ha mostrado ningún interés por ninguna chica. ¡Ni siquiera en mí! ¿Y por qué? ¡Porque esta coladísimo por ti, tonta!

Misty se sonrojó y no fue capaz de reprimir una sonrisa fugaz. Ojalá fueran ciertas las afirmaciones de Ash. Sería un sueño para ella.

Una vez vestidas, peinadas y maquilladas, se miraron en el enorme espejo del vestidor, y se encontraron estupendas. Dawn se había puesto un vestido azul metalizado con un enorme escote, que apenas dejaba nada para la imaginación. Las otras dos, divinas pero mucho más discretas, la miraron con recelo. Los chicos se volverían locos al verla… Y eso no les convenía nada.

-¿No vas un poco ligera de ropa?—le espetó Misty—¡Se te ve todo!

Dawn negó con la cabeza y se echó a reír. Su amiga era demasiado mojigata según su opinión. Sacó su cámara de fotos y convenció a las muchachas para tomarse varias fotografías en diferentes posiciones.

Estaban riéndose con las fotos cuando alguien golpeó la puerta.

-¡Misty, vamos, que tenemos que llegar pronto al salón de la fama!—exclamó Ash, desde el otro lado de la puerta.

La chica notó un vuelco en el corazón, al tiempo que sus amigas le daban codazos y se reían por lo bajo. Ella no pudo soportar la tensión y se chocó contra la puerta.

¿Por qué tenía que venir justo ahora?

-¡Ahora voy, espera un momento!—gritó ella. Apretó los puños con fuerza y respiró lentamente, como si estuviera sufriendo un ataque de ansiedad.

-¿Pero estás bien de la cabeza?—le susurró Dawn, alucinada con la exagerada actitud de su amiga.

-¿Estás vestida?—preguntó Ash, riéndose.

-¡Claro que sí, idiota!—replicó Misty.

Tras la respuesta, Ash giró la manivela y entró a la habitación, seguido por Richie. Ambos chicos se burlaron de las muchachas, que tan sorprendidas habían quedado.

-¿No os esperabais que dos hombres tan esculturales como nosotros vinieran a buscaros?—se burló Richie, riéndose. Luego miró a las chicas y les dio un repaso de arriba abajo—Estáis guapísimas.

-Gracias—respondió Dawn, dedicándole la mejor de sus sonrisas—Vosotros también estáis guapísimos—luego miró a Ash con picardía—Tranquilo, Ash, que no te voy a echar la caña, sé que estás ocupado.

El chico la fulminó con la mirada, pero en contra de lo que todos esperaban, no contestó, sino que apremió a sus amigos para salir ya hacia el salón de la fama. Estaba ansioso por recibir los galardones, y estaba seguro que ese año merecía uno. Tan seguro como que después de esa noche las cosas entre él y Misty iban a cambiar.

Cuando llegaron al salón de la fama, Dawn se despidió de sus amigos y se reunió de nuevo con Max, que la esperaba en la primera fila de los palcos. Ambos tenían entradas vips tanto para la entrega de premios como para la cena y la fiesta posterior.

Los dieciséis maestros se colocaron en el palco principal, por estricto orden alfabético, esperando la resolución de la Élite.

Tras una ostentosa presentación formada por un espectáculo protagonizado por Butterfrees y Rapidash, el Presidente de la Elite subió al podio y cogió el micrófono. Misty notó cómo el corazón se le paralizaba. En cambio, el de Ash latía con más fuerza que nunca. Ambos estaban con los nervios a flor de piel, al igual que el resto de sus compañeros.

-Como cada año, vamos a otorgar un galardón a los cuatro mejores maestros—dijo con énfasis el presidente—Este año ha habido muchas sorpresas… Equipos que nunca habían llegado a la final, entrenadores a los que apenas habíamos visto combatir… —los aludidos sonrieron, halagados—Eso siempre es positivo. Sin embargo, también nos ha costado más deliberar—hizo una pausa y miró en dirección a sus compañeros de la Élite—Así que sin más dilación, diré los nombres de los ganadores de este año.

Misty se llevó las manos a la boca. Sería muy importante para ella estar entre esos nombres. Y sabía que tenía posibilidades, ya que había llegado a la final. Duplica también consideraba que podía llevarse, por primera vez, un galardón. Al fin y al cabo había llegado a la final y había realizados buenos combates. Ash estaba casi seguro de que tendría que estar entre los dos mejores entrenadores. Sabía que lo había hecho fenomenal, y quizá, tan solo Misty o Richie podrían superarle… Éste, por su parte, estaba más acostumbrado a llevarse un galardón, pero temía quedarse sin ninguno, ya que en ese torneo había visto un gran nivel. Gary estaba decepcionado consigo mismo. Sabía que no lo había hecho bien, pues el juego individualista de su equipo no había dado buen resultado. En cambio, Ashunta y Markus no veían sus errores y opinaban que, pese a no haber llegado a la final, debían estar entre los mejores. Sandy no sabía qué pensar, y Tom descartaba por completo escuchar su nombre en los labios del presidente.

-Tras mucho deliberar, diré el maestro que ocupará el cuarto puesto del Salón de Fama—anunció el Presidente, ante un sepulcral silencio—La persona es… ¡Sandy Tanaka!

La chica saltó literalmente de la silla y salió a recibir su galardón. Todos le aplaudieron con afecto y admiración. Incluso Misty y Duplica. Aunque no le guardasen ninguna estima, debían reconocer que había combatido muy bien.

-El tercer premio es para…¡Richie Hiroshi!—prosiguió el Presidente.

Esta vez, el aplauso de Misty y Duplica fue mucho más fuerte. El chico sonrió y recogió su galardón con la humildad que le caracterizaba. Su posición había mejorado respecto al año anterior, por lo que podía estar satisfecho.

Duplica hizo números. Estaba convencida que los dos primeros puestos estarían destinados a Misty y Ash, por lo que ella quedaba fuera. Bajó la cabeza y suspiró. No quería ser mala, pero envidiaba a Sandy por su cuarto puesto. Al fin y al cabo, ella la había derrotado con su Ditto.

-Ya solo quedan los primeros y más importantes puestos—dijo el Presidente—El segundo es para…—Ash y Misty cerraron los ojos y cruzaron los dedos—…¡La nueva maestra, Misty Waterflower!

La muchacha no podía creerlo. Era la primera vez que participaba y ya había sido elegida como la segunda mejor maestra. Estaba emocionada y algo aturdida. Tardó unos segundos en reaccionar. La gran ovación por parte del público y de sus compañeros, le hicieron volver a la realidad.

Tras recoger el galardón y regresar a su lugar, Ash la miró y la felicitó en un susurro. Ella le correspondió con una sonrisa.

-El primer premio es para ti—dijo en voz muy baja, cerca de su oído. Ash se sonrojó—Estoy segura.

-¡Y el premio más importante, el que corresponde al Mejor Maestro de la Región de Kanto va a ser anunciado!—exclamó el Presidente—El premio es para… ¡Ash Ketchum!

El muchacho saltó de la silla y alzó el puño con fuerza, aún sabiendo que ya no tenía edad para ese tipo de celebraciones tan eufóricas. Caminó apresuradamente, escuchando la ovación del público, que iba dirigida únicamente a él, al mejor maestro pokémon. Entre los aplausos escuchaba vítores con su nombre, que retumbaban en sus oídos como una dulce melodía. Se encontraba totalmente extasiado. Tanta dedicación y empeño había dado buenos resultados.

El Presidente entregó el galardón al muchacho, que lo recibió como si se tratase del mejor de los tesoros. Al regresar a su asiento, le guiñó un ojo a Misty, aparentando suficiencia, pero ella pudo comprobar cómo sus ojos estaban inundados por lágrimas.

Tras la entrega de premios, y después de las pertinentes felicitaciones, los maestros se dirigieron a la sala donde tenían preparada una suculenta y lujosa cena.

Misty compareció a Duplica, quien, a su juicio, merecía haber ganado un galardón. Sin embargo, irradiaba de felicidad al pesar en su propio premio y en el trabajo que le había costado conseguirlo. Se sentía completamente orgullosa de sí misma.

Ash también estaba pletórico. Sus amigos le sentaron en el sitio presidencial y cantaron su nombre una y otra vez, lo que provocó su sonrojo. El campeón abrió una botella de champán y sirvió a todos sus compañeros. Cuando le tocó el turno de llenarle la copa a Misty, se detuvo y le acercó la cara, risueño.

-Primero tu felicitación—dijo él, señalándose con un dedo la mejilla.

A Misty le sorprendió aquella ocurrencia, y se quedó algo avergonzada. Miró a su alrededor y comprobó que nadie miraba, ya que todos estaban brindando y hablando en pequeños grupos.

Suspiró y acercó sus labios a la mejilla de Ash, con gran lentitud. ¿Por qué tanta vergüenza ante un tonto beso en la mejilla? Se maldijo a sí misma por ser tan tímida. Y cuando ya estaba decidida, Ash giró la cara, y sus labios se encontraron de nuevo. Fue un beso muy rápido y dulce, un piquito que les dejó ganas de más. Misty se sonrojó de los pies a las orejas, y Ash sonrió con una picardía forzada, que tan solo pretendía esconder su propio rubor y fascinación por ella. Luego se retiró y continuó llenando las copas de champán, dejando a Misty muy confundida.

¿Por qué me hace estas cosas? ¡Si se está riendo de mí me las pagará! ¡Maldito Ketchum!

El resto de la cena trascurrió con tranquilidad, entre cantos, chistes y sobre todo copas de vino y champán. La celebración del torneo de Kanto debía ser por todo lo alto.

Los únicos que se retiraron pronto fueron Ashunta y Markus, quienes ya le habían advertido a Gary que asistirían a la cena para únicamente para cumplir el protocolo de la convección. Gary no compartía la actitud de sus compañeros, y pensó seriamente que el próximo año debía cambiar de grupo. Aquellos dos eran fuertes e inteligentes, pero no tenían ni un ápice de deportividad.

A las doce empezó la fiesta, en la sala baja del centro pokémon, que había sido ambientada como una discoteca. Antes de entrar, las chicas fueron juntas al baño para retocarse. La cena tan animada había hecho estragos en su maquillaje y sus peinados. Allí se reunieron también con Dawn, cuya cena en compañía de Max había sido más aburrida, como bien se encargó de repetir una y otra vez.

-¡Ay, chica, no protestes tanto!—exclamó Misty, mientras se repasaba la raya negra del ojo—A mí Max me cae genial, lo que pasa es que a ti solo te gusta hablar de tonterías y de chicos…

-¿Tonterías?—replicó Dawn, en un tono de voz muy agudo, acentuado por el vino que había bebido durante la cena—¿Son tonterías pensar en hombres?—luego se echó a reír—Mira, sé que tú estás tan interesada como yo en los chicos… ¡Solo que no lo reconoces!

-Una cosa es estar interesada, y otra no dejar de hablar de eso—protestó Misty. Se había hecho la raya del ojo totalmente curvilínea, ya que el alcohol ingerido había afectado a su pulso—Así que la razón es mía.

-¡Ala, vosotras dos, callar de una vez!—les interrumpió Duplica, mirándose por última vez en el espejo. Abrió la puerta y salió del baño—¡Nuestra fiesta nos espera!

Dawn y Misty siguieron a su amiga y se dirigieron a la discoteca, temiendo besar el suelo a causa de los zancos que llevaban como zapatos.

Entretanto, los chicos ya habían llegado y habían pedido la primera copa. Se reunieron en grupos para bailar o charlar. Ash presentó a Max y a Tom, sabiendo que ambos enseguida encontrarían un tema sobre el que hablar.

-Max pretende presentarse este año a la liga—explicó Ash, orgulloso de su amigo—Y seguro que la gana…

-Ojalá sea así—dijo Max, sonrojado por los halagos de Ash—Es la tercera vez que me presento y sé que es difícil ser el mejor.

-Yo me presenté cuatro veces—le contó Tom—Desde los doce años llevaba con esa idea en la cabeza, y al final lo logré… Es cuestión de perseverancia.

-¡Fijaos, yo me presenté a los diez años!—exclamó Ash, riéndose—Y hasta los dieciocho no logré ganar… ¡Sin embargo, ahora soy el maestro number one!

-¡Presumido!—se burló Misty, que tan solo había escuchado la última frase.

Los tres chicos clavaron la mirada en ella y abrieron el círculo para hacerle hueco. Ash le sonrió, pero no se defendió. Misty se quedó callada. Aún no sabía cómo había encontrado el valor para dirigirse a Ash, teniendo en cuenta lo avergonzada que se sentía. Sin embargo, no había podido desaprovechar la oportunidad de meterse con él. Lo cierto era que insultarse era la única forma que ella conocía para relacionarse con Ash.

-¿Y las otras chicas?—preguntó Tom.

-Han ido a pedir—respondió Misty.

-¿Y tú no quieres nada?—se sorprendió Ash, quien ya casi había terminado su cubata. Ella negó con la cabeza—Vamos a la barra de atrás, que ponen mojitos.

Tomó a Misty por el brazo y la empujó literalmente hacia la multitud, aunque ella no se resistió demasiado.

-¿Hay una barra atrás?—preguntó Max, extrañado.

-No sé, será que sí—dijo Tom, encogiéndose de hombros.

Al poco rato, ya estaban los dos hablando de nuevo sobre la liga pokémon, capturas y batallas, que eran sus temas favoritos. Ash no se equivocó al presentarlos, sabiendo que ambos muchachos tenían mucho en común.

Él trató de tomar la escurridiza mano de Misty, y conducirla hacia algún lugar más alejado para poder hablar, pero se toparon con Duplica y Dawn, que venían cargadas con dos cubatas cada una.

-¡A ver, tías, que la barra libre no se acaba en toda la noche!—se burló Ash, opinando que sus amigas tenían un afán alcohólico algo preocupante—Podéis ir de uno en uno…

-¡Son para Richie y Gary, listo!—replicó Dawn, señalando unos metros a la izquierda. Ambos muchachos saludaron con la mano, y Ash se echó a reír—¿O los queréis para vosotros?

-¿Y a dónde vais tan juntitos?—inquirió Duplica, con una sonrisa maliciosa. Ambos se sonrojaron—¿Tenéis algo que contarnos?

-Vamos a por los mojitos—dijo Misty—En la barra de atrás…

Duplica se echó a reír, y cogió a Dawn del brazo.

-Anda, vamos con los chicos—dijo ella, nada convencida—¡Disfrutad de los mojitos!

Las dos muchachas se alejaron riéndose y dando saltos, emocionadas porque Richie y Gary hubieran mostrado interés en estar con ellas.

-Qué amigas se han hecho de pronto—le susurró Misty a Ash, extrañada.

-¿Crees que a Dawn le gusta Richie?—le preguntó Ash.

-Le gustan los dos—se rió Misty. Ash hizo una mueca de incredulidad—Ya sabes cómo es ella…

-Pues ojalá termine la noche con Richie—dijo Ash—Así se olvidará de la pesada de Sandy.

A Misty no le gustó nada escuchar el nombre de Sandy. Sentía celos cada vez que aquel nombre salía de los labios de Ash. Además, esperaba que no se cumpliera el deseo de su amigo, pues Duplica saldría lastimada si aquellos dos terminaban juntos.

Ash aprovechó el ensimismamiento de Misty y se colocó tras ella, rodeando con sus brazos la fina cintura de la chica. Ella se estremeció y dio un respingo. Giró un poco la cabeza y se encontró con la cara de Ash, muy cercana, demasiado. Al llevar unos tacones tan elevados, apenas había diferencia de altura entre ambos, por lo que en cuanto se acercaban, sus rostros quedaban muy próximos. Misty notó que la sangre se acumulaba en su cabeza.

-¿Qué te pasa?—le preguntó Ash, con voz grave, que a la chica le resultó de lo más sensual. La apretó un poco más hacia él, y ella retiró la mirada—¿Estás enfadada?

-No, claro que no—dijo la chica, muy nerviosa. Se desembarazó de Ash y le miró de frente—¿No vamos a por lo mojitos?

-¿Dónde hay mojitos?

-¡En la barra de atrás, tú mismo me lo has dicho!

Ash se llevó la mano a la cabeza y se rascó con torpeza, como cada vez que no sabía qué hacer o decir.

-Misty, no hay ninguna barra en la parte de atrás—confesó finalmente, riéndose. La pelirroja era demasiado inocente y le fulminó con la mirada—¡No te enfades!

-¡Siempre te estás riendo de mí!—protestó ella—Es que te crees que soy idiota, ¿verdad?—giró sobre sus talones y se alejó de Ash—¡Tú sí que eres idiota!

Ash le sacó la lengua y se marchó por el lado contrario. Se reunió con Max y Tom de nuevo y se unió a su conversación. Quizá Misty era demasiado inmadura para él. ¿Quién era ahora la que no pillaba las indirectas? El día anterior parecía muy dispuesta a estar con él, y ahora se ofendía por una tontería. Aquella chica era incomprensible…

Entretanto, ella se reunió con Duplica, a la que percibió algo decaída. La encontró charlando con un par de maestros con los que no tenía demasiado trato, y le sorprendió.

-¿Y los otros?—inquirió Misty, interrumpiendo la conversación.

-Están bailando—desdeñó Duplica, señalando sutilmente con la mano.

Misty miró en la dirección que le indicaba su amiga y vio a Dawn bailando con los dos chicos, de forma provocativa y sensual, como solía hacer ella. La chica no tenía ningún miramiento al demostrar que le gustaba un chico, y en esos momentos estaba haciendo alarde de todos sus encantos para seducir a cualquiera de los dos. A ratos, bailaba muy pegada a Gary, y al cambio de ritmo de la música, se acercaba a Richie. Los chicos se mostraban encantados con la cariñosa chiquilla.

-¿Por qué no vas con ellos?—le preguntó Misty, un poco harta de la actitud de Dawn.

-Sobraba—musitó Duplica.

-No creo que sobrases—replicó Misty, molesta—Pero si te han hecho ver que sí, es que son idiotas todos—cogió de la mano a su amiga y la arrastró hasta la barra—¡Vamos a beber, es nuestra fiesta y tenemos que estar contentas!

Duplica sonrió y siguió a su amiga. Las dos chicas se tomaron otro cubata y bailaron como locas el reggaeton que sonaba en esos momentos. Algunos chicos se acercaban a bailar, y ellas les seguían el juego durante unos minutos, hasta que se cansaban de ellos.

Al poco rato, Gary se aproximó a ellas y trató de entablar una conversación. A Duplica le preocupó el acercamiento, ya que probablemente eso significaba que Richie se había quedado a solas con Dawn…

En cuanto Ash se percató de que Misty estaba hablando con Gary, sintió una fuerte oleada de celos recorriendo su cuerpo. Dejó a sus amigos con la palabra en la boca y se dirigió hacia Misty. Sin embargo, antes de llegar, se cruzó con Sandy, quien le tomó de las manos para bailar.

-¡Vamos, Ash, ni siquiera un baile me vas a conceder!—protestó ella, haciendo un mohín. Se acercó más a él y le puso las manos en el cuello—¡Un bailecito!

Ash levantó la cabeza y contempló cómo Misty charlaba animadamente con Duplica y Gary. No parecía echarle de menos en absoluto. Así que apretó a Sandy contra sí y se limitó a seguir sus pasos. El muchacho no era un experto bailarín, sino todo lo contrario, pero a Sandy parecía no importarle. Estaba encantada.

En uno de los giros, Ash quedó frente a la mirada inquisitiva de Misty. La chica apretó los puños sin disimilar su enfado y caminó en dirección a la pareja.

-¡Ésta la lía!—exclamó Duplica, saliendo tras su amiga.

Gary siguió a Duplica, divertido ante la situación.

-¿Ahora por qué bailas con ella?—le preguntó Misty a Ash, dándole un leve empujón.

Él se quedó perplejo y se separó de Sandy. Estaba harto de los arranques nerviosos de su amiga, que casi siempre iban dirigidos a él. ¿Por qué se creía con derecho a pegarle un golpe cada vez que le venía en gana? Ya no eran niños, y esa actitud estaba fuera de lugar.

-¡Mira, cuando te aclares me avisas!—le gritó Ash—¡Pero entonces igual ya no estoy!

Ash se alejó con pasos rápidos y Sandy aprovechó para seguirle. Ambos salieron al recibidor y se sentaron en un sofá. Ash apoyó la cabeza en la pared y estiró completamente las piernas. Sandy se aproximó a él y le acarició la mejilla.

-¿No ves que es una estúpida?—espetó la chica, con envidia—No merece estar contigo porque no sabe lo que quiere. Es una niña…

Ash resopló y se puso en pie. Todo lo que afirmaba Sandy era cierto. Misty era una chica muy complicada… ¿Sería capaz de aguantarla si entablaban una relación más allá de la amistad?

No lo tenía claro. Lo que sí sabía a ciencia cierta era que no quería dejarse engatusar por Sandy. Debía librarse de ella…

Sigo con muchas ganas de ver a Misty… Necesito hablar con ella, no lo puedo evitar… soy un idiota…¿Qué me ha pasado?

Y cuando estaba a punto de pedirle a Sandy que le dejase solo, apareció la pelirroja en el umbral de la puerta.

-¿Ash, me perdonas?—le preguntó ella, arrepentida. No le importaba que estuviera Sandy escuchando, tan solo quería arreglar las cosas con Ash—No quería golpearte… Hoy ha sido un día de muchas emociones… Y he sido una borde contigo.

Ash se acercó a ella y le puso las manos sobre los hombros. Poco había sido necesario para conmoverle. Los ojos acuosos de la chica le perdían por completo, y estaba tan atractiva con ese vestido rojo y ajustado que sabía que caería rendido a sus pies una y otra vez.

Regresó al mundo real al recordar que Sandy aún estaba allí. Miró a la chica y le hizo un gesto con la cabeza, indicando que sobraba. Ella captó el mensaje a la primera y se levantó con muchos aires y la cabeza alta. Sabía que sobraba, y le dedicó a Misty una profunda mirada de odio. Ésta la ignoró y se dedicó a contemplar al hombre que tenía frente a ella, al que amaba con locura… con demasiada locura.

-¿Pero qué es lo que quieres, Misty?—le preguntó él, en un susurro.

-No sé, Ash, ¿qué quieres tú?—respondió ella con otra pregunta.

-Yo lo que quiero…

-¿Qué…?

Parecía que ambos se habían quedado sin palabras en el momento menos indicado. Tal vez con la mirada se lo estaban diciendo todo, pero eso no bastaba. Debían aclarar las cosas entre ellos. O terminarían desquiciados. La tensión se había vuelto insostenible.

En ese instante, apareció Duplica, y al encontrarse frente a ellos, se derrumbó y se echó a llorar. Sus amigos corrieron a consolarla y se sentaron los tres en el sofá, uno a cada lado de la chica.

-¿Qué ha pasado?—le preguntó Misty, preocupada.

Duplica les explicó, entre sollozos, que había visto a Richie y a Dawn besándose en la fiesta, y que no había podido aguantar más. Misty la abrazó, y Ash no supo qué hacer. Ni siquiera conocía los sentimientos de Duplica hacia Richie. Estaba muy sorprendido.

Dejaron que la chica llorase y se desahogase durante unos minutos, y luego trataron de consolarla y animarla. Comprendían que había sido un día duro para ella. Primero, no había sido elegida entre los cuatro mejores maestros, pese a ganar el combate de la final, y luego, el chico al que quería se iba con otra.

Después de secarle las lágrimas, Ash señaló que se trataba de una chica muy guapa y buena maestra—las cualidades que más valoraba Ash en una mujer—y que podía conseguir al chico que quisiera. Y que si Richie no sabía valorarla, no merecía su cariño. Así que la obligaron a entrar de nuevo en la fiesta y empezar a divertirse. Se unieron a Tom y Max, y se dedicaron a beber y bailar, sin pensar en otra cosa. No tardó en unirse a ellos Gary, quien estaba algo ebrio. Ash le miró de reojo, desconfiado, pero enseguida se tranquilizó, al comprobar que a quien más se acercaba era a Duplica. Ash y Misty intercambiaron una sonrisa pícara y se entendieron con la mirada. No sabían si se trataba del estado de embriaguez que les envolvía, o que ciertamente sentían alguna atracción entre sí, pero la cuestión fue que en pocos minutos, Gary y Duplica pasaron del baile a los besos…

-¡Qué fuerte!—exclamó Misty, alucinada ante las parejas que se habían formado durante esa noche—Richie y Dawn, Duplica y Gary… ¡Quién lo iba a decir!

Ash se echó a reír y cogió a Misty por la cintura, para bailar.

-Bah, no creo que duren más allá de esta noche—le quitó importancia él. Misty trató de seguir sus pasos de baile y se acercó más al muchacho—¡Chica, bailas peor que yo!

Ella hizo una mueca e intentó demostrarle sus dotes bailarinas, pero no lo consiguió. Aunque tampoco les importaba mucho. Por fin se encontraban tranquilos y podían disfrutar de la fiesta. Parecía que la vergüenza se había mitigado, en parte gracias a la gran cantidad de alcohol ingerida.

Misty estaba completamente anonadada, a causa del cambio de actitud de Ash hacia ella. Años atrás, jamás hubiera imaginado una situación así con él, esas sonrisas, esas miradas cómplices. Ya no eran simples amigos… Por fin había conseguido que Ash se fijase en ella como mujer… y le resultaba muy extraño.

Con la excusa del baile se fueron acercando más, hasta casi rozarse las narices. Ambos se sonrieron con dulzura, y Ash pensó que era el momento oportuno…. Pero la canción era muy movida y Misty no paraba de hacerle girar…

Misty, Misty… ¿qué me ha pasado contigo?

¿Quién le iba a decir a él que acabaría tan enamorado de aquella chiquilla? Aún no comprendía por qué motivo su corazón había quedado prendado de ella. Ni tampoco la causa de su reciente obsesión, si hasta entonces no se le habría pasado por la cabeza tener una relación con ella… Era… raro.

Raro y fascinante… Una nueva aventura y un nuevo reto al que enfrentarse. Quizá el reto de hacerse mayor…

Al cabo de varios reggaetones y salsas mal bailadas, Ash no pudo resistirse más y sujetó con fuerza a su pareja. Ella notó el aliento del chico sobre su nariz, y su cuerpo totalmente pegado al suyo. Se movieron rítmicamente al son de la música, esta vez una balada, una de esas canciones lentas que indicaban que la noche estaba terminando…

-¿Sabes lo que haría ahora?—preguntó Ash en un susurro.

-¿Qué?

-Darte un beso…

Misty se quedó de piedra. Lo estaba sintiendo desde hacía rato, pero no podía creer que Ash le estuviera diciendo aquello… Se sentía como flotando, como en un sueño… La cabeza le daba vueltas.

-¿Y eso?—inquirió ella. Otra vez se quedaba sin réplicas coherentes.

-Por todo lo que me haces enfadar…—dijo Ash, sonriendo con dulzura.

-¿Y eso que tiene que ver con darme un beso?—se rió Misty, aún sin entender por qué reía en un momento así.

-Nada, pero es lo que haría—repitió Ash, con decisión—Y de hecho lo voy a hacer…

Y lo hizo.

Misty alucinó, y Ash no podía creer que por fin estuviera ocurriendo. La espera había merecido la pena.

Misty veía las estrellas de mil colores y no pensaba en nada más que en Ash. El chico la esta besando de nuevo, ¿otra vez a causa de un impulso físico? Prefería no pensarlo… Se limitó a sentir sus labios dulces y húmedos, tan apasionados como aquella primera vez.

Y en esta ocasión lo estaban haciendo en público. Pero no les importaba. Sujetó a Ash con todas sus fuerzas para que no se le escapase. El chico notó el abrazo de Misty y experimentó una sensación de satisfacción nueva para él. Ambos apretaron sus cuerpos lo máximo posible, desafiando las leyes de la física. Notaban su respiración acelerada, sus corazones atropellados.

Ash acarició la espalda de la chica, su cintura, sus brazos… Misty se pegó al torso del muchacho sin importarle lo que pudieran pensar los de alrededor.

Al cabo de unos minutos, él se detuvo y se separó un poco. Misty le miró con ansiedad y preocupación.

-Te quiero—susurró Ash, regalándole el brillo y el cariño de sus ojos.

En ese momento Misty sí que alucinó totalmente, incluso más que cuando recibió el beso, tanto que estuvo a punto de caerse de espaldas. ¿Ash ketchum diciendo "te quiero"? ¿Y a ella?

Ash tampoco podía creer que se hubiera atrevido a hacerlo. Pensó que las copas le habían ayudado… ¡Bendito alcohol, que le había liberado de toda la tensión acumulada! Desde que vio a Misty en su fiesta de proclamación como maestra pokemon. Tan guapa. Tan elegante. Tan cambiada. Y a la vez… tan Misty.

La chica se quedó mirándole fijamente sin saber cómo reaccionar.

-Misty, no te lo tomes mal, pero podrías contestarme algo…—masculló Ash, entre molesto y preocupado.

-Ash, no sé que decir… bueno si que lo sé, pero no puedo…

-¿No me quieres? ¿Ni siquiera te gusto un poco?

Misty estaba a punto de echarse a llorar.

-Claro que me gustas, Ash…—reconoció al fin, muerta de vergüenza— Me gustas más que nada, más que los pokémon… y espero que esto no sea una broma de tu parte o te mato…

Ash esbozó una enorme sonrisa y volvió a besarla, porque algo dentro de él le aseguraba que Misty le amaba. Ella se dejó besar una y otra vez, con mucha más pasión, con más seguridad. Sabiendo que Ash correspondía a sus sentimientos completamente, su percepción era distinta.

Ya todos sus amigos se habían percatado del gran paso que había dado la pareja, y comentaban a su alrededor, entre divertidos y admirados.

Ellos, en cambio, habían olvidado que estaban rodeados de gente. Solo existían ellos dos, sus cuerpos, sus labios y sus caricias.

Misty se notaba más extasiada que nunca. Jamás creyó poder compartir un momento así junto a Ash. Todas aquellas sensaciones eran nuevas para ella, sus besos, sus caricias, su pasión…La saliva y la lengua de Ash moviéndose dentro de su boca le producían tanto amor como excitación…

Al cabo de unos minutos, la fuerza de la inercia les llevó a apoyarse en el respaldo de un sillón, sin importarles quién puede mirarles ni a quién pudieran molestar. De hecho, un grupo de amigos que estaba ahí sentados, se levantaron y se alejaron o un poco, riéndose.

Ash se encontraba muy excitado, y más aún cuando entreabría los ojos y se aseguraba de que la chica que tenía entre sus brazos no era otra que su querida Misty. Aunque se tratase de una situación extraña, debía reconocer que se sentía más feliz que nunca. Su mejor amiga se había convertido en la fuente de su deseo y su pasión, algo que jamás hubiera imaginado.

De pronto Misty notó que se quedaba sin respiración y se separó un poco. Le dedicó a Ash una mirada dulce e inocente y se mordió el labio con nerviosismo.

-Me gustas tanto que se me nubla la vista y te quiero tanto que me cuesta creer que por fin me lo hayas dicho—soltó de golpe. Por fin podía decirlo—¿Ash Ketchum declarándose? ¿A mí?

-¿Por qué no?—se sorprendió Ash, conmovido por la poca seguridad que tenía Misty en ella misma. Pese a que a veces aparentaba todo lo contrario— Eres la más maravillosa chica que he conocido, la más valiente, cabezota, mandona y…

-¿Y eso es bueno?—protestó ella, frunciendo el ceño.

-Para mí sí, porque así te quiero… —confesó Ash, sonriendo—Y no me has dejado terminar…

-¿Qué mas?

-Generosa, divertida, enfadica, celosa…

-No empieces con lo malo…

-Inteligente, guapa y sexy…

Misty se sonrojó. Definitivamente tenía que estar soñando. O había bebido demasiado alcohol. ¿O tal vez alguna sustancia alucinógena en su cubata?

Ash la abrazó con todas sus fuerzas, y ella supo que no era un sueño. Tanto esperar, tanto sufrir había merecido la pena. Ash era el único hombre capaz de hacerla sentir una mujer importante.

Y él por su parte opinaba lo mismo de Misty. La quería más que a nada.

Lo que no comprendía era por qué había tardado tanto en darse cuenta de lo mucho que la amaba.

-Ash, entonces ahora… ¿somos rivales o amigos?—preguntó Misty, con una sonrisa.

Él se echo a reír ante la ocurrencia de la chica.

-Ni lo uno ni lo otro—respondió él, en tono pícaro.

-¿Entonces qué?

-Dímelo tú.

-¿Por qué yo?

-Porque yo te he dicho que te quiero antes que tú a mí…

Misty frunció el ceño. Él tenía razón.

-¿Qué somos?—repitió Ash, riéndose y sin soltar a la chica.

Misty se mordió el labio de nuevo. Estaba totalmente sonrojada. Ash comprendió que a ella le costaba vencer su orgullo, en parte por inseguridad.

-Misty, ya te he dicho que te quiero—le ayudó él, acariciándole las mejillas—Sé que no he estado muy avispado para darme cuenta, pero el caso es que ya lo sé, y que no quiero que te separes de mí nunca más…

Ella lo pensó por un momento. Ash se le había adelantado de nuevo… Y debía hacer algo por alcanzarle… Así que sin pensarlo dos veces, le echó las manos al cuello y le besó en los labios. Esa vez él no se lo esperaba y sintió un vuelco en el corazón.

-Quiero que seamos novios—terminó diciendo ella, roja como un tomate.

-¿Para qué quieres que seamos novios?—replicó Ash, divertido. Aunque la palabra "novios" le asustaba y atraía por igual—Si hace tiempo que lo somos…los novios más cabezotas, orgullosos y despistados del mundo…

Misty se echó a reír y abrazó al muchacho. Cuántas peleas y discusiones les faltaban por vivir. Pero esta vez no pensaba escaparse.

Porque su sueño más dulce ya estaba cumplido. Los demás sueños y las aventuras que le quedaban por vivir, quería hacerlo junto a Ash.

Y él tampoco pensaba escaparse nunca más.


Uf! Por fin lo he terminado… ¡y en el fondo me da mucha pena! Porque he disfrutado mucho inventado y escribiendo… ahora es el momento de los aluviones de críticas y los tomatazos… Sé que podría haber terminado de muchas otras formas, pero esta, tan bonita, es la que me pedía el cuerpo jejej…

Lo cierto es que quedan algunas cosas en el aire, y que después de esta declaración de intenciones por parte de Ash y Misty, no creo que su relación sea un camino de rosas… ¡pero de momento el fic acaba aquí y acaba bien! Lo que venga después… en otro fic, tal vez… jejej (qué mala soy…)

Y por último daros las gracias a todos los que me habéis apoyado con rewies, porque anima mucho ver que hay personas que siguen tus historias y que las comentan…¡Muchas gracias a todos! (aunque algunos hace tiempo que no me dejais comentario eeeeh?jejej espero q sea por falta de tiempo y no porque os haya dejado de gustar mi fic!)

HoshitaSweet: mil gracias por tus comentarios, no sabes la ilusión que me hace tu entusiasmo en el fic, que se nota que vives la historia y eso es lo que más me gusta!Me alegro que te gustase el momento del beso, espero no haberte decepcionado con este ultimo capitulo, donde aparecen un monton de besos mas jejje… Lástima la pobre Duplica, la verdad que me hubiera gustado hacer un final más feliz para ella, pero de momento no pudo ser!

MistyqueSiren: gracias por tu apoyo en lo de las batallas, trato de mejorar en cada una de ellas. ¡Y ánimo con tu fic, ya lo retomarás cuando todo se solucione!

Eli: gracias a ti tb, me gusta tu entusiasmo y sé que me has dejado un comentario siempre que has podido. Muchas gracias! Ya has visto que Ash no ha perdido el tiempo en cuanto ha comprendido sus sentimientos… ¡si en el fondo no es tan tonto! Jejeje

Valmuoz: gracias por tu comentario, pese a andar con la mano vendada! Espero que ya estés bien! Ya viste que no he tardado en actualizar mucho! Yespero no haberte decepcionado con el ultimo capitulo.

Anonima: me alegra que te divirtieras con el momento de la cama, si es que estos dos no se pueden quedar solos… jaaja…

Andy Enric: me alegra que hayas percibido toda la tensión sexual previa entre ash y misty, porque eso es precisamente lo que pretendía. Creo que en este último capítulo la tensión ha ido aumentando todavía más hasta casi explotar! Jeje espero que te haya gustado. Muchas gracias por comentar, espero tu review del ultimo capitulo, aunque solo sea para criticarme jejej…Ya viste que por fin ash ha aclarado sus sentimientos…! Creo que fue responsable y no hizo nada antes del torneo para no descentrarse, ni él ni Misty

Bueno, repito muchas gracias a todos y todas, y sobre todo espero no haberos decepcionado demasiado con el capítulo. Recordad que vuestra opinión es importante. Especialmente ahora que el fic está completo.

¡Un saludo muy grande!