Bueno, bueno... ¿Por dónde empiezo? Ahhhh síiiiiiii...

PERDÓNNNNNNNNN, SORRYYYYYY, GOMENASAIIIIIII!

Lamento aparecerme hasta ahora U.U

Bueno... explicaciones después, primero lean :D


Íbamos rumbo a la finca en las afueras de la ciudad de Londres. Habíamos decidido estar un tiempo ahí, mientras Esme se adaptaba a su nueva vida. Esta finca la había adquirido mucho antes de conocer a Edward, él también estuvo ahí cuando lo convertí. Habían sido duros los primeros meses ya que la sangre era su principal interés y ver la desesperación en su rostro por la sed inmensa que tenía, me dolía en el alma. Lo bueno entre todo, era que ahora podía tocarla sin problema, hasta ahí llegaba nuestro contacto.

Habíamos salido a cazar como todas las noches. Esme y yo íbamos tomados de la mano y Edward se mantenía cerca de nosotros.

-Iré hacia el este. Los veré en unos minutos –se despidió y se alejó.

-Cuídate –le dijo ella.

Esme siempre se preocupaba por Edward a pesar de saber que éramos casi indestructibles.

Nosotros continuamos sin desviarnos de la ruta original ya que era muy normal encontrar animales por el pequeño río que se encontraba en esa dirección. Empezó a llover y no quería que Esme se mojara. Vi un gran árbol en el camino, así que le hice una seña para indicarle que nos refugiaríamos ahí. Nos acercamos y permanecimos unos minutos. Las gotas de agua aún persistían pero eran menos.

Ella me daba la espalda, la abracé por detrás para cubrirla todavía más y también porque quería tocarla. No pude resistirme y le besé su cabello color chocolate. Era irónico que a pesar de todo ese tiempo que habíamos estado juntos, no la había besado. Ella sabía que la amaba y yo sabía que ella sentía lo mismo por mí, pero al parecer no había llegado el momento para que fuera especial.

-Creo… que llegó el momento –Me sacó de mis pensamientos.

Volteó y me miró fijamente.

-¿El momento? –La miré extrañado.

-Sí, el momento para esto –atrajo mi rostro al suyo y se estiró para alcanzarme.

No podía creer lo que iba a suceder.

Nuevamente, sentí ese fuego recorrer mi cuerpo. Era la misma sensación de cuando nos besamos en el hospital pero ahora se intensificaba más con cada segundo que saboreaba sus labios.

No sé cuánto tiempo transcurrió, pero otro deseo comenzó a surgir dentro de mí, era la primera vez que lo sentía pero sabía exactamente lo que significaba. Sin embargo, no quise apresurarme, quería que nuestra primera vez fuera muy especial e inolvidable. Ella se separó de mí regresándome a la realidad.

-Es extraño… pero hace mucho, tuve un sueño donde nos besábamos y tus labios sabían igual que ahora –me acarició el rostro.

Volví a recordar ese momento mágico y sonreí avergonzado al decirle:

-No fue un sueño.

Su rostro mostró total desconcierto.

–Realmente sucedió, aunque sólo duró un instante.

Desvió la mirada por la vergüenza, así era ella.

-No tienes por qué avergonzarte, fue algo maravilloso –sonreí para tranquilizarla.

Todo estaba bien, absolutamente bien.

Me miró y me mostró una sonrisa hermosa y angelical. Se acercó y se colgó de mi cuello para volver a besarme. La recibí gustoso y la atraje para tenerla lo más cerca posible. Me deleité nuevamente de su boca perfecta. La degusté como si fuera la última vez que la probaría y esperaba de todo corazón que eso no sucediera. Realmente estaba hechizado por sus labios tersos y dulces. Así estuvimos hasta que nos separamos al cabo de un rato que pareció un segundo.

-Soy una tonta –desvió la mirada pero después me besó rápidamente–. Por haber desperdiciado el tiempo –dijo entre besos.

-El tonto he sido yo, no te imaginas lo que has hecho. Acabas de hacer realidad mi sueño –acaricié su rostro.

Me miró sin comprender.

–Mi sueño anhelado era poder besar tus labios –bajé la mirada a su boca y recorrí con mi dedo pulgar sus labios que estaban ligeramente inflamados.

-Carlisle…

-Creo que de ahora en adelante, no desperdiciaremos el tiempo.

Aprovecharía cada momento para besarla y ella parecía estar de acuerdo. Sonrió y se acercó. Aquí venían nuevamente esa gloriosa boca pero un segundo más tarde reaccioné, ella ya no se encontraba en mis brazos. El aroma de la sangre humana la había atraído. Seguí su rastro hasta que la encontré. Edward la tenía en el suelo mientras ella lo atacaba. Me dolió verla en ese estado, sabía que llegaría el momento en que eso pasaría pero no pude evitar sentirme mal.

-¡Esme, tranquilízate! –Dijo Edward tratando de contenerla.

Ella era más fuerte que él, no iba a poder sostenerla por mucho tiempo.

-¡Déjame ir, Edward! – Lo atacó a pesar de haberlo reconocido.

-Debemos alejarnos lo más pronto posible –me acerqué y la sostuvimos entre los dos.

Continuó agrediéndonos pero logramos neutralizarla y con mucha cautela, nos dirigimos hacia la finca. En el camino ella se quejaba amargamente, me partía el corazón todo eso. Cuando finalmente llegamos, ella ya estaba calmada.

-No te preocupes, estamos bien –contestó Edward.

Deduje que le había leído los pensamientos.

-Te llevaré a tu habitación –la cargué en mis brazos sin esperar una respuesta.

Subimos a su habitación. Entramos y me senté en la cama recargándome en la cabecera. Me acomodé bien para seguir sosteniéndola en mis brazos.

-Por favor Carlisle, perdóname –me abrazó por el cuello.

La pobre realmente se sentía fatal por lo sucedido.

-Estamos bien, Esme –comencé a acariciarle la espalda y me acerqué a su oído–. No te preocupes por lo que pasó.

Ella se separó un poco y me miró con amargura.

-Pero te lastimé y a Edward también. No pude detenerme al oler la sangre humana, mi…

La detuve al poner mi dedo índice sobre sus labios.

-Es normal la reacción que tuviste. Edward y yo pasamos por lo mismo. Con mucho entrenamiento podrás controlarte, ya lo verás –levanté su barbilla y la besé.

Ella volvió a abrazarme y susurró:

-Te amo, Carlisle.

Sonreí como un tonto ante su afirmación.

-Yo también te amo, Esme –la atraje hacia mí y continué acariciando su espalda–. ¿Quieres saber cómo nos ocurrió a Edward y a mí?

Me parecía buena idea contarle nuestras vivencias, la ayudaría a estar mejor.

Ella me miró extrañada y pregunté explicándome mejor:

-¿Quieres saber lo que sucedió cuando olimos la sangre humana, Edward y yo?

Sólo alcanzó a asentir.

La acomodé en la cama, ella recargó su cabeza sobre la almohada y se puso de lado, yo tomé la misma posición, sólo que me apoyé en mi brazo. Así comencé el relato, ella escuchaba atenta, de vez en cuando ella me preguntaba sobre algo y yo le respondía. Estuvimos hasta la madrugada charlando. En ocasiones hacia una pausa para besarla y retomaba mi narración. Y así, había sido nuestro primer beso oficial.

Tiempo después, volvíamos a la finca. Moría por verla y estrecharla entre mis brazos, comérmela a besos si fuera posible.

-Ella lo está haciendo muy bien, ¿No lo crees? – Edward me sacó de mis pensamientos.

Imaginé que no quería enterarse de qué más sería capaz de hacerle a esa mujercita que esperaba en casa.

-Sí, su control está mejorando a pasos agigantados –contesté imaginando su rostro en forma de corazón.

-Está desesperada por ir a cazar –me advirtió Edward.

Había estado casi 24 horas sin beber sangre y eso la inquietaba demasiado.

Nos estacionamos a un costado de la casa y bajamos del coche, ya deseaba verla y como por arte de magia, ya estaba frente a mí, cumpliéndose mi deseo.

-¡Carlisle! – Me abrazó con mucha fuerza.

Esa cualidad aún no la controlaba bien, estaba a punto de romperme las costillas.

-Esme… amor…

Se dio cuenta de lo que ocurría y se separó un poco.

–Gracias.

Su efusividad me demostraba que aún me amaba tanto como yo a ella. Ahora fui yo quien la abrazó para darle un candoroso beso. Ella se separó al cabo unos segundos y miró a Edward.

-¡Hola, Edward!

El saludo me hizo darme cuenta dónde estaba y con quién. Edward estaba ahí y lo habíamos ignorado.

-Mil disculpas por esto, Edward.

-No te preocupes –me sonrió pero después se enfocó en Esme –. ¿Estás lista para cazar?

-Estoy lista desde hace mucho. Hoy siento que será diferente, tal vez tenga suerte y encontremos venados.

Había encontrado la sangre de venado como una delicia. En cuanto a la sangre humana, sólo había bebido de la que nosotros le traíamos.

-Bien, entonces escoge a dónde quieres ir –le acaricié la mejilla.

-Al Norte, ahí fue donde los vimos la última vez.

-Yo iré al Sur –nos guiñó el ojo Edward.

Me sentí un poco avergonzado. Sólo pude agradecerle con la mente, por la privacidad.

–He visto pumas por ahí. Nos veremos más tarde.

-Espera –Esme ya estaba frente a él–. Cuídate, por favor –le besó la mejilla y lo abrazó. Él respondió de la misma manera.

-Sí querida hermanita.

Habíamos decidido que ellos aparentarían ser hermanos ya que parecían de la misma edad. Aunque la verdad es que se trataban como si realmente lo fueran.

Edward desapareció. Tomé a Esme de la mano y salimos al rumbo contrario que Edward.

A pesar de haber cazado cientos de veces juntos, siempre tenía la sensación de la primera vez. Ella parecía una diosa, el viento le revolvía el cabello, el vestido se pegaba a su cuerpo haciendo que su silueta resaltara. Para correr, se recogía el vestido con la mano libre, haciendo que sus piernas suaves relucieran. Tenía que estar muy enfocado para no perder el control y lanzarme hacia ella. Manejar mi excitación sobre todo estando cerca Edward, era algo que estaba aprendiendo a hacer, igual que Esme con su sed.

Encontramos alces y osos, sin embargo, ella continuaba con sed. Yo ya estaba satisfecho. Decidimos continuar más hacia el Norte. Ahora ella no estaba a mi lado, a veces lo hacía como parte de un juego, aprovechaba que su velocidad era casi el doble que la de nosotros y desaparecía. Comencé a seguir su rastro, corría lo más aprisa que podía pero de repente, se atravesó una liebre y la atrapé. Bebí con calma. Miré hacia el cielo, estaba despejado y había luna llena, el bosque era iluminado por la tenue luz y recordé a la mujer que iluminaba mi vida. Seguí su rastro hacia un lago donde no habíamos estado antes.

No pude evitar preocuparme cuando la vi completamente mojada. Llegué a su lado en un instante.

-Estás empapada, ¿Estás bien?

-Sí. Estaba del otro lado y no me importó mojarme un poco –dijo haciendo referencia al venado, después me sonrió–. ¿Encontraste algo? Has tardado mucho –presumió de su velocidad, era encantadora hasta en eso.

-Sí, una pequeña liebre que apareció justo por donde pasaba tu rastro –le tendí la mano para que se pusiera de pie.

Lo hizo de forma seductora y de la misma manera, caminó unos pasos hacia la orilla del lago. La luz de la luna bañaba su cuerpo y relucía más por estar mojada. Fue algo hipnotizante.

-¿No te parece hermoso? –Dijo con voz suave.

"Sí" contesté en mi mente y entré en un estado de trance, ya que parecía que ella me atraía con una fuerza sobrenatural, incapaz de resistir aunque yo la verdad no ponía resistencia.

–Es tan tranquilo y la vista es excelente. -continuó.

Sí, el lugar era increíble y con ella, parecía el lugar y momento perfecto. Me acerqué y la abracé. Le di un beso en el pelo. Ella continuó hablando pero no presté atención, sólo pude sentir sus brazos sobre los míos. No resistí la tentación, le besé la oreja y se rió. Bajé un poco más a su cuello y también la besé, se erizó pero no dijo nada, así que continué. Con suavidad, descubrí su hombro también para besarlo, y después hice lo mismo con el otro. Mis ansias crecían a cada segundo, quería hacerla mía cuanto antes. Bajé el cierre del vestido y desabroché su sostén. Las prendas cayeron y ella se giró hacia mí. Dejé de respirar, no tenía palabras para describir la belleza que tenía frente a mis ojos. Solté el aire cuando la miré a los ojos y comprendí que ella también quería lo mismo que yo. Se alzó sobre la punta de sus pies y me besó mientras me quitaba el saco. Continuó con la camisa y demás ropa hasta que estuvimos desnudos.

Volví a admirar completamente su cuerpo. Cada parte de ella gritaba que la tocara y besara, sus senos perfectos, su vientre, caderas y piernas. Así, nos unimos bajo el manto de estrellas y césped fresco y húmedo. Mil sensaciones que no había experimentado antes, fluían en mí y no las detuve. Estar dentro de ella me hacía ir y venir de otra dimensión, a otro lugar donde ella y yo éramos uno mismo, un mismo ente, que había sido separado en dos y ahora volvía a ser unirse. Una y otra vez hicimos el amor, hasta que amaneció, daba gracias que el cansancio no nos afectara, pero debíamos volver, aunque no quisiera.

-Debemos irnos, Esme –la besé dulcemente–. Edward ya debe estar en casa –me levanté con pocos ánimos y abotoné mi camisa.

-Espera –se puso frente a mí, me veía de manera suplicante–. Aún tengo sed –se acurrucó en mi pecho.

Bueno, sabía que tenía que regresar a la realidad, su deseo por la sangre seguía siendo grande y yo en cambio, había adquirido una nueva manía, obsesión, deseo o locura, ya tenía su corazón y ahora su cuerpo que desearía a cada segundo.

-Quizás podamos conseguir algo rápido, como una liebre –le besé la nariz, tratando de ocultar mi resignación.

-No me refería a eso, aún tengo sed… tengo sed de ti y no creo que pueda saciarme algún día.

Podía ver en sus ojos la sinceridad de sus palabras. Qué estúpido me sentía, éramos una sola persona, deseábamos lo mismo, debía hacerme la idea de ahora en adelante.

-Esme… -la abracé con fuerza y la besé con ahínco.

No me importó que ya fuera de día, hicimos el amor una y otra vez.

Ahora, ella era dueña de mi cuerpo porque mi alma y corazón, le pertenecieron desde que la vi en esa calle poco iluminada. Por primera vez en mi vida, agradecí ser un vampiro para ser suyo y ella, ser mía y tenerla toda la eternidad para amarnos.


OKKKKKKKk ahora sí este es el fin de esta hermosa historia.

Les platico -me da mucha vergüenza decir esto-, este epílogo ya lo tenía listo desde que puse el final de esta historia. Lo séeeeeee, lo séeeeeee no tengo perdón, pero es que... la verdad es que... la verdad es que quise hacer otro epílogo haciendo alusión a otro momento y no al mismo que mencioné en el epílogo de Esme pero la verdad es que nunca pude armarlo en mi cabeza y por lo tanto, no logré desarrollarlo. Hace dos días recibí un review y me recordó que esta historia estaba incompleta, por eso decidí subir este epílogo.

Espero que les haya gustado tanto como a mi.

Nuevamente, muchas gracias a tod s por leer. Espero poder hacer ese otro epílogo pero como una historia aparte y contada por un narrador.

Un beso a todos y espero poder volver a escribir algo de esta bella pareja de Crepúsculo.

Saludossssssssssssssssssssssss T-T