Uno

Rick Hunter abrió los ojos e inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho.

Un profundo mareo hizo que su visión fluctuara y girara sin control así que cerró los ojos otra vez mientras emitía un leve gemido de agonía y se llevaba las manos a la cabeza.

Su mente, confundida y en un estado de lento despertar no tenía registrado que era lo que había pasado para que el estuviera….¿dónde estaba?, no lo sabía a ciencia cierta, pero por el momento no era importante, lo que era importante era que demonios había pasado.

Haciendo un esfuerzo colosal, intentó llamar a su mente los eventos inmediatos y lo único que encontró era una especie de vacío en la que destellaban imágenes de algunas personas en lo que parecía una gran fiesta, luego nada, las imágenes se perdían en un nuevo mareo que las borraba rápidamente.

Rick tosió un poco y sintió la boca seca y con un sabor amargo en ella.

Dios mío, pensó, tengo una resaca horrible.

Y así era, y el entenderlo aclaro un poco su memoria, en efecto, un día antes había sido invitado, después de una larga y extenuante patrulla, a una fiesta de despedida de uno de los oficiales del puente del Prometeus, al principio el había rehusado ir pero la insistencia de Max lo había convencido a pesar de que lo que realmente quería era ir a dormir un poco.

¿y como no?, había volado por casi doce horas y combatido por alrededor de dos, lo que necesitaba no eran algunos tragos sino una suave y mullida cama.

Max lo había convencido aunque amenazado y arrastrado casi por los pelos era la definición correcta y de pronto ahí estaba Rick, con una cerveza en la mano en medio de mucha gente alegre en un bar de dimensiones alarmantemente grandes.

Los uniformes de sus compañeros de fiesta eran de diferentes colores lo que le indicaba que habían invitado a gente de todas las secciones de la RDF.

Alguien había encendido un karaoke y estaba cantando con mucho sentimiento (pero sin una buena voz) y los que le rodeaban le lanzaban frituras y reían a carcajadas pero el tipo de la voz horrible seguía cantando.

Max le dijo que iría por unos tragos y se perdió entre la multitud, Rick no esperaba verlo de nuevo pues se dirigía hacia la zona de Karaoke así que fue y se sentó en un sillón alejado. Entre varios mecánicos que fumaban habanos.

El humo lo hizo toser pero no se movió, aquel parecía el lugar más seguro, lejos de la pista de baile que estaban improvisando a la derecha, el karaoke y la conversación.

El plan de Rick había sido simple, se quedaría un par de minutos y luego desaparecería.

Pero no lo había hecho.

Se había quedado.

¿Por qué?

No lo recordaba.

Recordaba la música, las voces desafinadas, la música de DJ para bailar, el mesero que le traía una cerveza tras otra, conversaciones que iban y venían y luego nada hasta que…

…despertó con resaca…

Rick se masajeo las sienes antes de abrir los ojos otra vez.

El techo de un cuarto de hotel encima añadió un poco mas de misterio a su situación.

Un abanico de techo giraba con lentitud y en alguna parte había una ventana abierta pues sentía una leve brisa.

El piloto no quiso levantarse inmediatamente, mas bien paso sus manos por su rostro y al hacerlo, deseo haberse quitado el anillo pues le lastimo la cara.

La confusión de Rick se transformo en curiosidad pues el anillo, después de una cuidadosa inspección resulto ser un anillo de matrimonio.

-Debo estar soñando- dijo en voz alta y se sentó en la cama.

Estaba desnudo.

Rick miró hacia sus piernas desnudas y si, en efecto, estaba desnudo, en cueros, con las miserias al aire, con traje de Adán, en pelotas, sin ropa…es decir, estaba desnudo, en una habitación de hotel con una terrible resaca y…además de todo…

No estaba solo.

Eso fue más que evidente cuando una mano aterrizó junto a él.

La mano estaba conectada con un brazo que estaba a su vez conectado a un hombro y a un torso femenino tan desnudo como el, Rick siguió hacia abajo aquel cuerpo semi-cubierto por unas sabanas blancas y lo que vio le agrado de una manera subconsciente que hizo eco en cierta parte consciente de su cuerpo.

Así que subió su mirada hacia el rostro de aquella mujer y se dio cuenta de que estaba cubierto por la misma sabana.

Rick tomo valor y se acerco , lentamente ,probablemente había seducido a alguna chica en un arranque de Don Juan inducido por el alcohol.

Se había sentido tan deprimido últimamente que probablemente había desahogado sus penas con alguna chica extraña.

Rick no se consideraba un galán pero sabía que podía contar con la admiración femenina de algunas chicas de la base, tal vez había convencido a una para que fuera con él a un motel y…

…¿casarse?

El anillo en la mano de Rick le hizo recordar que su situación era más precaria de lo que suponía y para hacer las cosas peor la mujer aquella tenía un anillo similar en su mano.

El pecho de la mujer subía y bajaba con regularidad y de vez en cuando suspiraba todo esto inocente al hecho de que Rick estaba a punto de correr la sabana para ver su identidad.

Cuando la mano del piloto estaba a punto de pillar la sabana la mujer se descubrió el rostro y empezó a estirarse en un preámbulo para despertar.

Rick contuvo el aliento mientras la sabana caia pero no pudo reprimir que en su rostro se dibujara una 'O' de sorpresa al ver que era nada menos que Lisa Hayes quien estaba ahí desnuda con el en la misma cama con un anillo de bodas en su mano, desnuda y sin que obviamente nada hubiera pasado, desnuda y desnuda y…

¡Dios mío!, Lisa y yo….¡Lisa y yo…!...¡Hey!...Lisa….y…yo

Rick empezó a moverse, despacio hacia atrás para poner un poco de distancia entre ellos y aunque le hubiera gustado desaparecer ahí se quedo, como estatua asustada, apenas tocando la cama con las rodillas mientras Lisa abría los ojos y bostezaba.

-oh, oh… ¡hasta aquí llegué!

La mujer del Delta-1 no volteo inmediatamente, de hecho, pareció tan confundida como el en un principio y lo estuvo más cuando se vio la mano que tenía el anillo.

Luego, se sentó, como movida por un resorte y se llevo las manos a la cabeza, víctima de una resaca similar a la que tenía Rick.

El verse desnuda en la cama la hizo palidecer aun más, con manos temblantes cubrió sus senos y luego empezó a girar la cabeza con lentitud hacia la izquierda, hacia donde estaba Rick que con movimientos lentos se movía lejos de su campo de visión hasta que chocó con la mesa de noche y tumbo lo que en ella había.

Lisa miro directamente hacia el, atraída por el ruido.

Sus ojos se encontraron.

No dijeron nada por un segundo.

Luego ella pegó un brinco y cayó de pie sobre la cama, lo cual la dejo expuesta ante el quien, inconscientemente, la recorrió con la mirada causando que su viejo amigo reaccionara otra vez.

Ella arqueo una ceja y permaneció como estaba por un par de segundos intentando verse tan digna como se pudiera en aquella situación y en seguida, consciente de que una parte hormonal de Rick estaba poniendo atención, busco la cobija con sus manos.

-¿¡Qué demonios estas haciendo en mi casa?- pregunto ella, pero era obvio. -¿Por qué estas desnudo?-

Rick no sabía qué decir, ni qué hacer. Estaba allí, frente a ella, como una idiota sin explicación posible

-Y por más que la tuviera, ella no la oirá – Algo que para él era un verdad innegable, como que el sol sale por el Este, era que ella terminaría culpándolo por todo-…desde el inicio de los tiempos, los hombres somos los culpables de todo, solo pregúntenle a cualquier mujer

Rick iba a reír, lo iba a hacer, se iba a tirar al suelo a carcajearse por lo estúpido de la situación pero no lo hizo, no quería que ella lo asesinara.

-¡Richard Tiberius Hunter!- ella tartamudeó un poco. -¡deja de mirarme!-

El lo hizo, se volteo de espalda mientras Lisa improvisaba una bata con la sabana y saltaba al suelo para encararse a el.

Una parte del cerebro de Rick reacciono y empezó a buscar su ropa por el suelo, para su buena suerte, sus pantalones (mas no sus calzoncillos) estaban muy cerca por lo que se lanzo por ellos y forcejeo hasta que los tuvo en su lugar.

Así por lo menos podría hablar con ella de una manera mas honorable.

-¿Qué rayos significa esto?- ella blandió la mano con el anillo como si fuera un arma y lo puso frente a su cara.

-Creo que estamos casados- apunto el, utilizando el tono de voz mas tranquilizador que tenia.

Su intento por calmarla simplemente no funciono.

El rostro de Lisa se puso rojo de una furia desconocida por el, de hecho pensó que explotaría de un momento a otro pero no lo hizo, solo se desato en una serie de insultos que hubieran hecho palidecer a un marinero experimentado.

-Lisa…- llamo el, con tono de voz casual.

-¡¿Qué?-

Rick pensó en sostenerla por lo hombros pero lo reconsidero y se cruzo de brazos.

-¿Recuerdas que fue lo que sucedió?-

La mujer del Delta-1 adoptó una pose de conservadora dignidad Victoriana que no duro mucho pues no, en efecto, no lo recordaba.

-No.- Dijo finalmente.

-Obviamente algo paso que nos hizo terminar….- El la miro de arriba abajo con real interés.-…terminar…-

-¡Deja de mirarme!- le grito Lisa y luego le dio la espalda y corrió al cuarto de baño, donde sumariamente se encerró con un sonoro portazo.

-…así- concluyo Rick y luego, para su sorpresa, sonrió por un largo minuto.

Aprovechando que Lisa estaba encerrada en el cuarto de baño el líder de Skull se puso la ropa (excepto los calzoncillos pues no estaba por ninguna parte) y se sentó en una silla cerca de la cama desde donde los objetos que había tumbado de la mesa de noche eran visibles.

Uno de ellos le llamo la atención particularmente.

Un papel con sellos oficiales y algunas firmas estampadas en el.

Como si se tratase de una bomba lo recogió y lo puso frente a sus ojos para leerlo.

En efecto, era el acta de matrimonio de Richard Tiberius Hunter y Elizabeth Marie Hayes que había sido expedida en la Capilla del Eterno Romance en las afueras de Ciudad Macross y cuyo padrino había sido nada menos que el mismísimo Elvis Presley.

Oh, genial ,esto si matara a Lisa…nos casamos en una capillucha muy al estilo de Las Vegas con Elvis como nuestro padrino y…

Sus testigos habían sido…

Max Sterling escucho su teléfono sonar mientras preparaba el desayuno pero no quería contestar, había algo en la manera de sonar de su aparato que le hacia ver que no quería hablar con Rick o Lisa o ambos.

La pequeña broma que les habían jugado los chicos de la base le enviaría a una corte marcial nada menos, pero, por todos los cielos, ¿Qué no se habían dado cuenta de nada?, ¿Qué no se habían dado cuenta de la farsa en que los habían metido?

Max y las chicas del puente, excepto Claudia, habían visto como se embriagaban Lisa y Rick después de encontrarse en la fiesta a la que ambos habían sido arrastrados y, cuando el momento fue oportuno, se los habían llevado, los habían metido en la cama (por separado y cuidando no ver de mas) y se habían ido, incluso, habían pedido un desayuno lunamielero para ellos que debía de estar llegando mas o menos en un rato mas.

De seguro al despertar desnudos se habían asustado y las sortijas y el registro matrimonial falso habían hecho el truco.

Max se rio levemente, consciente de que su jefe lo mataría pero es que ya lo tenia hasta la coronilla con su Lisa esto, Lisa aquello, que si Lisa lo estaba molestando, que si Lisa lo odiaba y por otra parte estaba la misma Lisa que siempre andaba haciendo comentarios sobre Rick cuando iba a visitar a Dana, que si Rick esto, que si Rick supiera que lo amaba, blah blah blah.

Su jefe era un experto piloto de combate, si, pero para las artes amatorias era el más completo idiota.

Y Lisa era muy fría y calculadora pero cuando se trataba de Rick era una inútil.

Miriya no sabía nada, claro estaba, de lo contrario, ella misma lo habría arrastrado para que explicase todo.

Su celular volvió a sonar,

Y como, en efecto el que llamaba era Rick y lo apagó, metiéndolo después en un cajón de la cocina.

¿Cuánto tiempo les tomaría saber que todo había sido una broma?

No lo sabia pero lo mejor era desaparecer por uno o dos días, no quería que su Jefe, O Lisa, o ambos lo descuartizasen al saberlo.

Miriya, inocente y bella, apareció cargando a la pequeña Dana, últimamente no se había sentido muy bien pero no querían apresurarse a pensar que próximamente serán padres por segunda ocasión, aunque la idea parecía cada día más y más atractiva.

-Hola, cariño,- dijo Max sonriéndole.

-Hola- respondió ella, alegremente y sentó a Dana en su silla alta.-¿Cómo termino tu gran fiesta anoche?-

El recuerdo de su celular apagado en el cajón de la cocina lo hizo casi reír.

-Oh, pues…bien, creo.-

-¿Rick se divirtió?-

Max asintió enfáticamente.

-Oh, si, claro que lo hizo-

Rick cesó en su intento por buscar a Max cuando la puerta del cuarto de baño se abrió y Lisa salió como una tromba a recoger su ropa para después desaparecer de nuevo en lo que se había convertido en su guarida.

¿podría él simplemente salir e irse?

Si, claro que podía, de hecho, sus llaves ya estaban en su bolsillo, aunque tenia que admitir que no sabía dónde podía estar el automóvil que encendían aquellas llaves porque, según recordaba, él no tenía coche.

-¡No te muevas de tu lugar!- grito Lisa cuando empezó a ponerse de pie a lo que el respondió sentándose con la espalda muy recta y las manos en el regazo.

Alguien estaba tocando a la puerta.

¿Debía Rick quedarse donde estaba o era seguro el ir a abrir la puerta?

-¿Qué estas sordo?- pregunto Lisa, -Mira quien es-

-Ufa…creo que esto es real…no llevamos ni un día de casados y ya me esta mandoneando – por un momento la extra conocidísima frase -si querida- rondó por su mente, pero no salió de sus labios

Afuera estaba un empleado del hotel con un carrito de servicio con lo que parecía un suculento almuerzo y a buena hora, pues estaba hambriento, de seguro el haber…oh, cállate Hunter, pensó el cuando sus pensamientos se dirigieron al hecho de que había dormido con Lisa.

-¿Señor Hunter?-

-¿Si?- preguntó él cautelosamente.

-El almuerzo para usted y la señora Hunter, tal como lo pidió anoche.-

El piloto le lanzo una mirada de advertencia pero el empleado del hotel estaba tan sonriente (en parte por la propina pagada para montar esa charada) que no pudo evitar que hablara tan alto.

La comandante Hayes, ya vestida de uniforme aunque sin haber colocado correctamente sus botones, salió y se plantó junto a (su esposo) Rick, con los brazos cruzados.

-¿Quién nos hizo esto?- pregunto con furia contenida.

-¿Perdón?

-¿A que hora llegamos aquí?-

-Señora Hunter, yo…- tartamudeo el empleado, - yo solo traje el almuerzo.-

Lisa miro al carrito de servicio y lo jaló dentro de la habitación con un movimiento fluido que sorprendió a los dos hombres.

-Buenos días- dijo secamente y le cerro la puerta en las narices.

Con el carrito en medio de ellos, se miraron fijamente por unos segundos, luego, ella hablo.

-Debemos comportarnos como adultos.-

-Esta bien, - aceptó el hombre con el anillo de bodas. -¿Qué te parece si nos sentamos, comemos este almuerzo e intentamos desentrañar este misterio.-

-¡Deja de mirarme así!- exigió Lisa, -¡o lo hablaremos por teléfono!-

¿La estaba viendo de nuevo?,

Eh, tu, zoquete, contrólate resonó la voz de Roy en su mente.

-Lo siento, lo siento…es que yo…- el levanto la manos en señal de rendición.

Mientras tanto Lisa había empujado el carrito hasta donde había dos sillas y se había sentado en una.

-Siéntate- ordeno.

-Oye, Lisa, no tienes porque hablarme así - se quejó Rick - ¿en qué posición me pones?-

Ella hizo una cara, el comprendió que la palabra no había sido adecuada así que, en silencio pero rumiando algunas palabrotas, se sentó frente a ella.

El almuerzo consistía en pan tostado, café, jugo de naranja, huevos fritos con tocino y salsa a la mexicana con pan recién horneado.

Contrario a lo que ella hubiera pensado tenía hambre.

El jugo de naranja estaba fresco y fue exactamente lo que la animo lo suficiente como para calmar su temperamento y empezar a pensar fríamente.

Mientras le daba vueltas al asuntillo en que estaba metida empezó a comer , su almuerzo estaba delicioso.

Rick no empezó a comer hasta que ella ya llevaba más de la mitad del suyo y lo hizo lentamente y cuidando de mirarla en absoluto, cosa por demás difícil si consideraban que estaban uno frente al otro, pero lo consiguió.

El respiro que se dieron mientras comían su almuerzo fue reconfortante para ambos y les dio tiempo para pensar su siguiente movimiento.

-Rick,- llamo ella con voz tranquila, -creo que ambos sabemos lo que sucedió aquí.-

El asintió con un gesto y luego le dio un sorbo a su café.

-Nos embriagamos, fuimos a una capilla y nos casamos.-

-Así es.- Aceptó la esposa del líder del escuadrón Skull

-Luego vinimos aquí- el miro alrededor y luego hacia afuera por la ventana, el panorama del campo restaurado artificialmente de los distritos exteriores de ciudad Macross no le dijo nada sobre su ubicación, tal vez si hubiera estado volando pero no lo estaba así que regreso su atención a la bella mujer del otro lado de la mesa.

-no puedes dejar de mencionarlo, ¿cierto?-

-Solo enlisto los hechos.- Se defendió el encogiéndose de hombros.

-¿Qué haremos?-

-Pues, divorciarnos, claro.- Se apresuro a decir él.- Creo que el casarnos en una capilla como…- ahí iba otra vez, la clásica mente ágil de Rick que hablaba a veces sin pensar primero, era lo malo de ser un piloto, no puedes darte el lujo de pensar mucho, solo actúas, a veces por instinto, a veces por reflejo, a veces por entrenamiento pero siempre actúas.

-¿Capilla?- pregunto ella, con curiosidad, - ¿una capilla como en Las Vegas?-

El asintió enfáticamente.

-Con Elvis como nuestro padrino.- Añadió.

La carcajada de Lisa lo sí que lo sorprendió, no la esperaba, pero ahí estaba, ella se desternillaba de risa en su silla, golpeando ocasionalmente la mesa haciendo brincar graciosamente los restos del almuerzo.

-¡Elvis! - la mujer del Delta-1 se volvió a doblar de risa por un minuto mas y luego, jadeante se recargó en su silla y cerró los ojos. - voy a matar a alguien- aseguró - alguien tuvo que firmar como testigo, y espero que no hayan sido extraños que pescaste por ahí sino alguien conocido…-

-¿A que te refieres con 'pescaste'?- interrumpió Rick y se inclino hacia ella, un poco ofendido.

-¡Pues es obvio que tuviste que ser tú!- argumentó Lisa cruzando los brazos.- Tu eras quien te querías casar, ¿no?-

Eso si golpeo a Rick.

-¿¡De que hablas?- inquirió el, ofendido. - ¡dijiste que no recordabas nada!-

Ella alzo la voz.

-¡Y así es!-

-¿¡Entonces como sabes que no fuiste tú quien consiguió los testigos, tal vez tú me convenciste…-

El orgullo de mujer de la comandante Hayes salió en su defensa.

-¿Convencerte?- gritó, -¿convencerte de casarte conmigo?, ¿Quién te crees, Richard?-

-¡No me levantes la voz!- el se puso de pie con aire desafiante, -Y no me llames Richard, ¿Qué sigue?, ¿me regañaras por no sacar la basura?-

-AH, ¿ahora me gritas?- Lisa lo encaró.-¿Después de todo lo que hemos pasado me gritas?, yo necesito que me apoyes en esto,- y modificando su tono de voz para que fuera ácido concluyo con - Richard!-

Súbitamente se dieron cuenta de lo que pasaba...estaban peleando, su primera pelea conyugal, eso si que los hizo enfadar.

Rick suspiro para calmarse e hizo señales de alto con ambas manos.

-Se quien nos puede decir que pasó- declaro el piloto.

Ella se cruzo de brazos y se volteó de espalda pero al sentir la mirada de Rick lo pensó mejor y regreso a su posición anterior.

-Sea quien sea esta muerto.-

2.

La pareja salió del hotel con aire casual pero cuidando de no tocarse para nada durante el trayecto hasta el estacionamiento e ignorando las miradas y sonrisas de los miembros del staff del hotel que resultaba llamarse -Hotel Bello Amanecer.-

Saliendo como una exhalación llegaron a la fila de vehículos aparcados en el exterior y ahí se quedaron pues ninguno recordaba el coche en que habían llegado.

Al examinar el llavero encontraron un control remoto que activaron.

Un pequeño coche descapotable empezó a prender y apagar las luces al ritmo de una bocina desafinada.

Rick trepó al asiento del conductor mientras ella subía al del copiloto.

El motor encendió con facilidad.

Pero no se movieron de ahí.

-¿Dónde estamos?-

-No tengo idea.- Espetó Lisa, -Vamos, arranca ya, Max es hombre muerto.-

Un teléfono celular empezó a sonar en el bolso de Lisa así que lo tomo y contesto.

-Lisa Hayes.-

Del otro lado de la línea Sammy fue la encargada de hablar pero siempre rodeada por las Kim y Vanesa.

-Buen día, Comandante Hayes, -

-¿Qué sucede, Sammy?-

-Oh, solamente me reporto para recordarle que tiene junta en treinta minutos con el Almirante y Exedore y, como no se ha reportado a su puesto pues yo…-

-Ahí estaré- Aseguró Lisa y suspiró, la muerte de Max Sterling se retrasaría por algunas horas.

-Y por cierto, El Capitán Hunter no llegó a su puesto, el Teniente Sterling se ofreció a liderear la misión de escolta hacia la base en Rusia, ¿por casualidad sabe dónde podría estar ?-

Ella miró a su teléfono con suspicacia, ¿Sería posible que supieran lo que había pasado?, peor aún, ¿tenían algo que ver en el asunto?

Lo averiguaría, pero más tarde.

-No lo sé, llegare a tiempo.- Respondió ella y, apresurando a Rick a que moviera el coche rumbo a la salida con sus manos continuo con su conversación -Oye, Sammy, ¿Qué tal la fiesta anoche?-

Lisa no sabía, claro estaba, que la joven oficial había sido instruida sobre lo que la ahora estaba intentando la señora Hunter y aunque probablemente lo intuía, como quiera hizo el intento por extraerle información.

-Oh, estuvo genial, - exclamó la joven, - conocí a un chico precioso que me invito a conocer el nuevo parque de diversiones en Ciudad Kristal., creo que me estoy enamorando porque…-

-Llegare tan pronto como pueda.- Aseveró y corto la comunicación cerrando su teléfono.

Lindo, muy lindo, el único que podía decirles que paso estaría de regreso en tres días., Sammy no había visto nada y …Rick seguía sin decidir que camino seguir.

-¿Por qué no preguntas?- con un gesto, la dama en el asiento junto a Rick indico a un grupo de tres personas a la orilla del camino probablemente esperando el transporte público.

-¿Bromeas?- se mofó el hombre, - Puedo orientarme bien.-

-Típico- Señalo Lisa cruzando los brazos.

3.

El Almirante y Exedore se levantaron de su asiento para recibir a Lisa Hayes quien entro casi corriendo a la sala de consejo portando sus carpetas y su bolso de mano.

-Lamento la tardanza,- dijo ella, apenada y sintiéndose completamente desaliñada, -mi taxi dio un mal giro y nos vimos en medio de un embotellamiento.-

-Está bien, - dijo Exedore, sentándose. - lo entendemos.-

El Almirante asintió y encendió su pipa.

-No sabía que se había casado.- Declaro Henry Global.

Lisa utilizo toda su fuerza de voluntad para no arrancarse el dedo en el que traía el anillo, con toda la agitación y la vuelta en sentido contrario que había dado Rick había olvidado retirarse el anillo.

Rápido, Hayes, piensa.

-Solo es una reliquia que encontré en mi casa, - dijo con voz profesional. -No estoy casada.-

-Lo siento, pensé que finalmente usted y el Capitán Hunter habían arreglado su situación.- Señaló el Almirante pero antes de ella pudiera decir cualquier cosa, Exedore empezó la junta con las habituales gráficas de actividad Zentradi en la zona y como el mundo se estaba yendo al demonio sistemáticamente.

¿Qué quería decir el Almirante con 'su situación'? ¿acaso se había dado cuenta?, no creía ser tan obvia pero tal vez el hecho de que estuviera limpiando su casa todos los días y que se peleaban hasta por lo mas estúpido les había dado la pista necesaria para saber que sentía algo por el.

Claro, amaba a Rick Hunter pero no quería casarse con el, bueno, si quería, pero no así, en un arranque de borrachera en la que seguro había dicho estupidez tras estupidez y en el cual, seguramente, el la habría confundido con 'cierta cantante de 19 años' mientras ambos disfrutaban de su luna de miel.

¡Y ella simplemente, llanamente, no quería que fuera así!

Ella quería que Rick la amara y no que hubiera sido el alcohol quien lo hubiera inducido a casarse.

Lisa se echó atrás en su silla mientras Exedore cambiaba la grafica y empezaba a hablar de la cantidad de Zentradis micronizados.

Necesitaba una ducha, quería sentirse limpia de una buena vez, pero al mismo tiempo, quería también recordar exactamente como había sido su noche de amor con Rick, quería recordar lo que había sentido y dicho, como había reaccionado ante sus caricias y no podía, eso era lo que la hacia sentirse sucia, como un simple cleptomaniaco que descubre que ha robado dulces de una tienda sin tener memoria de ello.

Necesitaba salir de ahí pero no podría por las siguientes horas.

Tendría que tomárselo con filosofía.

Rick se enjabono la mano y abrió el grifo en su cocina en lo que seria el intento número 33 de la tarde.

Con un movimiento fluido cerró el chorro de agua y se aprestó a retirarse aquel artefacto del dolor que llamaban anillo de bodas…¡¿Quién hubiera creído que era tan resistente?

Un par de tirones y ahí estaba, exactamente donde mismo, bien puesto en su dedo.

Rick gruñó, enojado.

Nada de lo que había en su casa que fuera resbaloso había ayudado, parecía, después de tantos intentos que el anillo simplemente había aparecido ahí, ajustado a la milésima cuando en realidad su dedo se había inflamado ante su necedad de quitárselo de encima.

Con un gesto de molestia en su rostro se dejó caer en un sillón de su sala y luego miro su dedo con rencor, dejo su mano descansar sobre su regazo busco, con la mirada, el control remoto de la televisión.

Como Max estaba ocupando su lugar al mando del escuadrón Skull, él tendría que hace lo propio con el de su amigo pero no antes de 12 horas, lo cual era un beneficio pues podría curar su resaca.

Lo primero en su lista había sido quitarse el anillo pero ahora que veía que no había podido se resignó y decidió continuar con la siguiente misión: Eliminar el dolor de cabeza, la boca amarga y la poca resistencia a la luz…¿Cómo había sido posible que hubiera podido manejar un descapotable con tal resaca?

Rick creía que muy probablemente el deseo de escapar del aquella situación, pero ahora que estaba en casa….¡Cielo Santo!, la cabeza le daba vueltas, sentía el estómago como si se hubiera tomado un litro de salsa picante y una cajetilla de cerillas encendidas, luego el sabor amargo en su boca… era horrible.

El malestar se extendía a sus articulaciones que dolían (más incluso que su mano izquierda).

La voz de Roy Fokker llego hasta el como lo hacia siempre que tenia una situación en la que no sabia que hacer y aun y cuando no siempre seguía sus consejos la escucho, tal como siempre lo hacia.

Para la peor resaca siempre hay comida picante.

Como el estomago de Rick parecía una caldera ardiente desecho esa idea inmediatamente.

Esta bien, llorón, ¿Qué tal una cerveza?, ya sabes, hermano, un clavo saca a otro clavo.

Rick asintió con un gesto, tal vez si se tomaba otra cerveza finalmente moriría y se acabaría su sufrimiento lo malo es que Lisa terminaría viuda al día siguiente de su boda.

-Maldición- dijo en voz alta, - esto esta empezando a volverme loco, yo NO estoy casado con Lisa Hayes-

Para reafirmar su postura (y probablemente su sentido de independencia), marcho hasta el refrigerador, el refrigerador de SU casa de SOLTERO , lo abrió y sacó una de las 6 cervezas que tenía junto a la comida china del día antes de antier y un poco atrás de un pedazo de pizza que había dejado ahí dos semanas antes.

-Debo limpiar el refrigerador- apuntó el piloto al ver que, en efecto, toda la comida era tan vieja que bajo ninguna circunstancia la hubiera comido y es que, ¡por los tornillos del Skull-1!, desde que habían regresado del espacio había comido muy poco en casa y mucho en donde quiera que le pescara el hambre así que lo que había en el refrigerador se limitaba a sobras de comida comprada afuera y un par de vegetales que yacían, momificados, en el fondo de la caja de verduras.

Rick le dio un trago a su cerveza y le supo a gloria, era fresca, ligera y burbujeante así que la tomó, como hubiera dicho Roy, en una sola exhibición para luego aplastar la lata con la mano y lanzarla, sin puntería, hacia un cesto de basura.

La lata trazo un elegante arco por toda la cocina, rebotó en la pared junto al bote de basura y se fue, deslizándose ruidosamente por toda el piso de la pequeña sala de Rick y hasta quedar en los pies de Lisa Hayes que estaba en ese momento abriendo la puerta del frente.

Antes de darse por enterado oficialmente de que la mujer (SU mujer) estaba ahí, el piloto se inclinó hacia el refrigerador y tomo otra cerveza pues sabía que la necesitaría al término de la conversación que seguía.

-Caramba, Rick, ¿más alcohol?- fue lo primero que le preguntó Lisa ya que lo último que quería era verlo ebrio de nuevo.

-Solo aplico un viejo remedio contra la resaca.- explicó el aludido sentándose en uno de los bancos que tenía frente a la barra de la cocina. - ¿cómo seguiste?-

-Me duele un poco la cabeza pero sobreviviré- ella se sentó en un sillón cercano a él, -la junta estuvo horrible. –

Dale algo de comer, bobo, las mujeres no pueden pelear con el estómago lleno.

-Gracias, Roy.-

Ella se estaba masajeando las sienes.

-¿dijiste algo?-

-No, solo pensaba en voz alta. – Rick empezó a hojear la guía telefónica de Ciudad Macross -¿quieres comer algo?-

Lisa negó con un gesto.

-No, gracias, -

Insiste, le susurró Roy.

-Yo invito, - insistió él, levantando el teléfono al ver un restaurante de comida mexicana que ya sabía que entregaba a domicilio,

-No tengo apetito, -

-Pediré algo suculento lleno de grasa que nos ayudará a recuperar las fuerzas – Rick empezó a marcar, ella, al oír los teclas del teléfono siendo presionadas, se levantó y colgó presionando su dedo índice contra el botón de 'Terminar llamada'

-Dije que no tengo apetito. – señaló ella pero Rick ya tenia planteada su estrategia.

-¿Qué te pasa, Lisa? – pregunto el, retirando la blanca y bella mano de la mujer con suavidad, - ¿ya no puedes tolerar el comer conmigo?, le hemos hecho miles de veces.-

Y la miro, directamente a los ojos, con una leve sonrisa, como diciéndole 'mira, soy yo, Rick'.

El bien conocido temperamento de la mujer del Delta-1 se apagó como si lo hubieran desenchufado, producto de la sonrisa de su muy amado Richard Hunter.

-Esta bien, - accedió ocupando el banco a la derecha del hombre del cabello siempre despeinado. -pero pide algo sin cebolla para mi…y realmente no quiero que tenga…-

-…Ajo, ni mucho aceite, ni queso sintético, lo sé- la interrumpió Rick – ah, hola, ¿Dolores?, habla el Capitán Hunter –él tapo el auricular con la mano -¿soda de dieta? – Preguntó, y al verla asentir continuo hablando por teléfono.- …estoy bien, gracias, si, quiero una orden especial de quesadillas, si, quesadillas de queso y …-

Verlo solicitar la comida le dio una sensación de tranquilidad a Lisa que la relajó, aquella escena era tan cotidiana y tan natural que le recordó, muy apropiadamente, que sin importar lo que hubiera pasado la noche anterior (aunque todavía quería saberlo) eran los mismos de siempre, Rick y Lisa, Lisa y Rick.

De seguro, después de cierto tiempo se reirían de aquello.

¿y si resultaba embarazada?

La idea le cayó como balde de agua fría…no recordaba haber visto cajas de preservativos en el cuarto de hotel…eso significaba que habían tenido sexo sin protección y, aunque las ETS estaban fuera del cuadro de riesgos la posibilidad de un embarazo si lo estaba.

Una mezcla de emociones le llenó inmediatamente después, la más fuerte era el temor y la incertidumbre, luego en segundo lugar era algo similar a la felicidad anticipada, un hijo de ella y Rick, ¡Que romántico!, la tercera era, por supuesto, la idea de que el lo rechazaría, después de todo, él no la quería, bueno, si la quería pero no como ella deseaba, Él estaba enamorado de 'la cantante que les dio la victoria'.

¿Por qué evitaba usar el nombre de 'la famosa diva del SDF-1?, no lo sabía, tal vez temía que, ahora que estaba ridículamente cerca de Rick el conjurar su nombre la hiciera aparecer de la nada entre una nube de humo y música Calipso para llevárselo lejos de ella un poquito más.

Y no lo toleraría, aunque tenía que hacerse a la idea de que tarde o temprano tendrían que remediar aquella situación de una manera u de otra.

Era muy pronto para hacerse una prueba de embarazo, así que dejó el asunto para después jurándose que no traería tal tema a discusión.

-¿Alguien notó el anillo?- preguntó el al colgar el aparato. – no me lo pude quitar. – y se lo mostro.

-Nadie, - mintió ella escuchando en su mente las palabras del Almirante, esas en las que le decía que pensaba que finalmente había arreglado su situación con Rick.

-Oh, esta bien, - el piloto se levanto y se estiró, parecía que finalmente las dos cervezas que se había tomado habían resultado y se sentía mejor (aunque un poco mareado) – la comida llegara en algunos minutos, ¿quieres algo de tomar? –

-No, gracias, Rick. –

-¿lo ves? –el cruzo los brazos juguetonamente. – creo que ya somos amigos de nuevo. –

Ella sonrió.

-si, supongo que si.-

Rick se encamino a la sala y, al escuchar de nuevo la voz de su sempai, regreso sobre sus pasos.

-Sentémonos en la sala. – la invitó – ahí podremos platicar mejor –

Ella accedió y pronto estuvieron sentados uno frente al otro.

-Bien, -empezó el, - ¿Qué tienes que hacer mañana?-

-¿Por qué? –

-Podemos ir a divorciarnos, - declaro él, tanteando las aguas. – de seguro será rápido, nadie tiene por que enterarse de esto, no quiero que tengas problemas, ¿sabes?-

Lisa asintió.

-Si, creo que mañana estará bien, hoy quiero ir a casa y descansar. –

-Entonces tenemos un acuerdo, - apuntó Rick, recargándose en su sillón.

El tono de voz usado pero el piloto le sugirió que estaba molesto.

Lisa no quiso investigar el porque, no quería hacerlo.

No por el momento.

-Puedes estar segura de que en caso de que ocurra una eventualidad, ahí estaré para poner mi parte.-

-Eventualidad – repitió ella, con un tono amargo, así que entonces esa sería la postura de Rick en caso de embarazo, lo llamaría una 'eventualidad', es decir, seria 'Eventualidad Hunter Hayes' - claro, - continuo, recuperándose , no podía darse el lujo de mostrar sus sentimientos al respecto porque no sabia exactamente:

1. si estaba embarazada.

2. lo que haría si estuviera.

3. si se atrevería a pedir a Rick que 'pusiera su parte' (que en caso de estar embarazada ya habría hecho)

Obviamente, Lisa sabía que podía criar un hijo por sí sola, lo que no sabía era si `podría tolerar que el actuara como si no se tratara del hijo de ambos.

Rick es un caballero, se dijo ella, pero no se si también será un padre.

-Es muy pronto para pensar en 'eventualidades' – apuntó ella haciendo gestos de comillas con sus dedos. –pero supongamos que no pasa nada., ¿te parece?-

¿Estaba Lisa molesta?, su voz se lo indicaba pero su manera tan natural de sentarse lo confundía; ella quería divorciarse, de hecho él estaba seguro de que ella lo hubiera hecho inmediatamente de haber podido…y si así era, ¿Por qué parecía estar molesta?.

El consideraba que el pensar en las eventualidades sociales de lo que la gente pudiera pensar y su iniciativa para entrar en su defensa en caso de que alguien le hiciera comentarios mordaces sobre el tema o que le quisieran arruinar su reputación le serviría para rescatar la amistad que tenía con ella porque, era más que cierto que Rick NO deseaba que ella se molestase con el al grado de dejar de hablarle o tener amistad con el.

La situación era rescatable, según su punto de vista, porque en realidad no había recuerdos de lo que había pasado, por lo tanto, no podían recriminarse mutuamente, había sido un error y eso era todo.

Lo único que le molestaba a Rick era que ella había querido divorciarse de el y lo había dicho como si se él fuera una verruga en una parte visible, como si le pesara ser la 'señora Hunter'.

Eso le había pegado en el ego pero en fin, no había mucho que hacer, le concedería el divorcio con tal de rescatar su amistad.

¡Que gracioso! , pensó, ¿y si ella pretende no ser tu amiga?, ¿Qué vas a hacer?, ¿Negarle la separación?, ¡de seguro Elvis se pondría muy triste!.

El dolor de cabeza regresaba, Rick necesitaba otra cerveza, pero se contuvo y continúo con el tema.

-¿A que hora estás libre?-

- ¿Qué te parece a las nueve de la mañana? –

Oh, si, entre mas temprano mejor.

El timbre de la puerta sonando les sorprendió a ambos, él consultó el reloj digital que estaba sobre la barra de la cocina y se dio cuenta de que no habían pasado ni diez minutos desde que colgara el teléfono así que, no podía ser el chico del restaurante con su comida.

Ellos se miraron, con ánimos de conspiración, ¿y si negaban estar ahí no haciendo ruido?, sea quien fuere les vería los anillos y se podría hacer todo un chisme.

Lamentablemente para ellos, una voz femenina empezó a hablar desde afuera.

-Sé que estas ahí, Lisa, he visto tu Jeep, abre la puerta. –

Era Claudia Grant.

Como niña regañada, Lisa se encaminó a la puerta y la abrió con la mano derecha cuidando de mantener la otra lejos del campo visual.

Y si, ahí estaba Claudia Grant, alta y morena, con un regalo en las manos y muy detrás de ella, mirándose en franca conspiración estaban las tres bridge-bunnies , Vanessa, Kim y Sammy portando sendos obsequios también.

Claudia le plantó el regalo en las manos y Lisa no tuvo mas remedio que tomarlo y mostrar su anillo de bodas pero la morena mujer del Puente no necesitaba verlo para abrazarla fuertemente.

-Sabía que ustedes dos se casarían un día u otro – declaró, feliz, separándose de ella y, aunque Lisa le hizo gestos para que se callara no pudo detenerla para que no entrara y abrazara a Rick con fuerza a lo que el piloto reaccionó con tímida complacencia. -¡Finalmente has abierto los ojos!-

-Claudia, yo…- empezó a decir la señora Hunter.

-Nada, nada…- la interrumpió, Claudia haciendo un gesto amplio de 'Alto' con sus manos– no estoy enojada contigo por no invitarme como tu dama de honor, pero lo que sí no te voy a perdonar es que no te hicimos despedida de soltera…-

Y ahí estaba Lisa, con un regalo en las manos, un regalo finamente envuelto en papel nupcial que de seguro era un horno de microondas dado su peso, sin saber que decir y ni hacer so pena de arruinar el buen humor de su amiga (después de todo SI estaba casada).

Lo único que quería evitar era que continuara hablando…no quería que Rick se enterara de sus sentimientos así.

El destino la salvó.

Claudia le arrancó el regalo de las manos y se lo pasó a Rick quien fue sumariamente regresado a su sillón por el peso de lo que pensaba Lisa era un horno de microondas.

-Ten, cariño – le sonrió la novia eterna de Roy Fokker. – y aunque sé que la quieres tener toda para ti… - Claudia tomo a su amiga por los hombros y la empujó hacia la puerta. – nos la llevaremos para hacerle los honores por haber, finalmente, atrapado al Líder de Skull.-

En el estado mental de Rick, las palabras de Claudia entraban por un oído y salían por el otro sin causar ningún tipo de reacción, porque todo estaba pasando muy rápido.

-Te la regresaremos intacta….y luego tú la podrás cansar hasta dormirla, galán –le dijo guiñándole sugestivamente un ojo

Lisa intentó resistirse pero fue literalmente arrastrada hacia la salida y luego hacia el automóvil de Claudia con sus tacones casi haciendo surcos en la banqueta.

Antes de que pudiera reaccionar, Rick se encontró sólo en compañía de un horno de microondas.

Y ahí se quedo, con la puerta abierta, los ojos tan abiertos como platos hasta que una ligera moto de repartidor llegó.

El chico del restaurante se encamino hasta la puerta y miró hacia el interior, mostró a Rick las bolsas con su comida y, como no vio respuesta, se animo a hablar.

-¿Capitán Hunter? –

El piloto reacciono dejando la caja en el suelo y acercándose al chico.

-¿Cuánto es? – pregunto, sacando su cartera.

-veinte noventa y nueve, - le indico el chico extendiendo su mano izquierda para que Rick tomara la comida mientras que con la derecha tomaba el dinero. –gracias y, felicidades por su boda. –

Rick cerró la puerta, dio media vuelta y suspiro.