Lo último que quiero contigo, Kagome, es sexo.
-Sí, ya me lo dijiste. Más de mil veces, creo. Por si no son más.
Kagome miró al exterior. No era justo. No era justo que sólo él se dignara a amarla de la forma más pasiva y sensata mientras que ella, además de eso, lo quería de una forma mucho más física. Muchísimo más carnal.
-¿Soy una puta, verdad?-dijo mientras tomaba su bolso y miraba al exterior nuevamente.- Y soy de las peores de ellas: soy de las insistentes.
-No lo sé, sólo sé que te amo. Y no me importa si eres la prostituta más cara del Japón o la ejecutiva más importante de Haití. Eso me da igual. Sólo sé que Kagome es Kagome en todos los tiempos y lugares. Sólo eso.-dijo Sesshomaru antes de abrazarla y posesionar su hermoso rostro en el hueco de entre su cabeza y su hombro.
-Muérete Sesshomaru. Nos vemos después.- dijo antes de salir de la casa y cerrarla para que el muy bastardo durmiera bien. Ella velando por sus malditas necesidades y él no haciéndolo por ella.
-Tu cara de resentida social sólo significa una cosa: Sesshomaru te rechazó de su cama de nuevo ¿Cuándo desistirás? Supongo que nunca.-dijo el hermano menor del amor de su vida, mientras subía las escaleras por dónde ella pasaba.
-Y a ti que te interesa Inuyasha. A mí me vale un cuerno tu vida, esperaba que a ti te valiera lo mismo la mía. Pero parece que no.
-Y nunca lo va ser, Kagome. Sabes que me gustas. Y precisamente no como novia. Tú me entiendes muy bien ¿Verdad? Cómo aquel sábado 14 de febrero del año pasado que Sesshomaru no te llamo… aún lo recuerdo como ayer: Tú, con tu vestidito negro, llorando como desgraciada frente de mi departamento, mientras que él estaba de viaje en dónde sabe Dios y ni siquiera avisándote que se iba a ir. Típico de él ¿No? Haciéndote llorar y su hermano aprovechándose de ello…
-Inuyasha, eso nunca más va a volver a pasar. Primero, porque no me interesas en verdad, y su segundo porque te casas pasado mañana ¿No tienes vergüenza, acaso?
-Cierto, cierto…hablando de la boda.- dijo mirando la pared y ocultando sus iris en sus párpados.- Tu hermana quiere que la llames para tu vestido de madrina. Esta desesperada, pues intentó llamarte toda la tarde. Háblale cuando puedas.-habló despreocupado mientras subía.
-¿Cómo puedes poner esa cara cuando hablas de Kikio? ¡Te vas a casar con ella. Imbécil! Mínimamente, hazlo con algo más de cariño. Eres un verdadero estúpido.
-Y tú una zorra. Estamos empate.- habló, cerrando la puerta mientras dejaba a una Kagome con el rostro desencajado.