Nota: Capítulos 1-7 editados. Sería bueno que los leyeran de nuevo.


VECINOS

Capítulo 8: Feliz Abrazo

Una bonita mañana con sol, pájaros cantando y todos esos clichés, Sasuke Uchiha se encontraba dormitando en casa ajena. Y por casa ajena quiero decir la casa de Hinata y por dormitando quiero decir más despierto que vampiro en plena noche. ¿La razón? Pues nada, la misma de siempre, su aparente homosexualidad abriéndole más puertas de las que creyó jamás.

Ya saben, Hinata en su inocencia (o estupidez, a estas alturas Sasuke ya no sabía) les había invitado a una "pijamada" después de pasar todo el día nadando como pececitos en la piscina del lujoso hotel más caro que un riñón que Naruto había alquilado. Como toda buena pijamada, había habido más helado (y Sasuke creyó que vomitaría en cualquier momento de tanto consumirlo), películas románticas, depilación y pantalones cortos… muy cortos. También risas estúpidas y cosas de ese tipo. Sin embargo, como en una mala pijamada, e cansancio los venció y los asistentes durmieron… todos en la misma cama King Size de Hinata. ¡Qué importaba que hubiera más cuartos en la casa! ¡Qué va! Mejor todos apachurrados haciendo lío de brazos y piernas como sardinas en una.

Bueno, pero regresamos a Sasuke y a su muy bien justificado insomnio. Llevaba dos horas con los ojos bien abiertos, mirando el techo sin mirarle porque estaba muy oscuro como para notar cualquier cosa. Una pierna sobre su estómago y una mano sobre su pecho. La pierna era de Naruto, no se emocionen. La mano era de Ino y, si Sasuke odiara poquito menos a la chica rubia, seguro que hubiera sentido alguna clase de placer sexual por el contacto, pero no, la detestaba como si no hubiera un mañana y por ello sus instintos básicos no se despertaban. Claro que, si fuera Hinata, la cosa hubiera sido muy distinta. Tal vez ya hasta la tendría debajo de él o algo. Y hablando de Hinata, la chica se encontraba en una esquinita de la cama, hecha bolita porque tenía frío. ¿Qué cómo frío si estaban en verano? Pues bueno, se inventó el aire acondicionado.

Un gruñido, un quejido y un par de pedos después, Sasuke se hartó de su triste situación. Si no iba a dormir entonces haría algo productivo. Ya saben, robar wifi, barrer y trapear no era lo suyo. Se levantó lanzando a Naruto sin cuidado y quitándose la mano de Ino como si fuera una babosa. Se deslizó cual gusano entre las finas sábanas y salió por abajo como serpiente. Gateó unos segundos y luego, recuperando toda la dignidad que había perdido haciendo tal clase de contorsionismo, se puso de pie y caminó hacia la sala.

Se echó sobre el sofá más grande y cómodo, y sacó su celular caro. Primero jugó Candy Crush porque, vamos, Candy Crush es Candy Crush y es infinito, y a Sasuke no le gusta dejar cosas sin terminar. Cuando se le acabaron las vidas y se negó rotundamente a comprar unas cuantas en la tienda estafa de King, navegó por internet buscando cosas estúpidas que le alegraran la madrugada como las preguntas que hacen en Yahoo! Answers y así. Luego fue a su Facebook, ignoró muchas solicitudes de amistad de chicas haciendo casting para Play Boy y petición la solicitud de etiquetado de una foto que Naruto tomó de la pijamada que había ocurrido apenas unas horas atrás. ¡Yupi!

—¿Sasuke? —oh, sí. La voz provenía de Hinata, la luz de la casa, el ángel personal de Sasuke—. ¿Qué haces despierto? Son las seis de la mañana.

—No podía dormir.

—¿Mmmh? A mí me ha despertado el hambre. Esas galletas con helado no llenaron mi estómago.

—Deberías dejar de comer helado —y deberías dejar de darme helado, pensó. Si comía una vez más su organismo estaría tan saturado de él que probablemente lo cagaría así, neto, sin digerir y con cerecita incluida.

—Si, tal vez. ¡Pero es tan bueeeeno!

—Lo que sea.

Hinata dio una sonrisa adormilada y se dirigió a la cocina a conseguir alimentos. Sasuke se quedó leyendo un artículo sobre la salida del Play Station 4 en noviembre y pensó en si podría sobornar a unos cuantos ejecutivos de Sony con autos nuevos para que le dieran la consola a él en esa misma semana. Y si funcionaba hacía lo mismo con Microsoft y el Xbox One. Y si lo ignoraban iría a huevearle las casas a esos bastardos desalmados que no querían que él disfrutara de esas pequeñas bellezas pronto.

—Sasuke, ¿quieres algo para el desayuno? —gritó Hinata desde la cocina. Sasuke pensó en pedirle el WiiU para el desayuno, pero eso no se comía.

—Nada —dijo y siguió escribiendo con su nombre de usuario falso correos de amenazas a Naruto.

A los pocos minutos Hinata regresó con… ¡Dios mío! Más helado y un par de bananas y chocolate. Sasuke, cuando la vio, sintió arcadas. ¡No! Más helado no, por favor.

—Dije que deberías dejar de comer helado.

—Sí, lo sé, pero no hay nada más.

—¿Qué tal cereal?

—No hay leche.

—Naruto.

—Ino.

Ambos rieron. Esos rubios eran gemelos perdidos o algo, tenían unas manías similares. Molestar a Sasuke como la más destacada de ellas.

—Vamos a la cocina. No puedo seguir viéndote comer helado. Haré algo de comer.

Los ojos de Hinata brillaron. ¡Sasuke le haría de comer! Oh, qué bella se estaba poniendo su vida. Pero, aunque Sasuke había dicho lo que había dicho, de cocinar sabía un poco más que nada y un poco menos que algo, y las pocas y decentes cosas que preparaba eran huevos con tocino. Y eso hizo: huevos con tocino. Nada más y nada menos. La joven idol, mientras, preparaba jugo de pepino porque era lo único que le quedaba. Esperaba que a su moreno amigo no le molestara, su papá aborrecía el sabor del agua de pepino.

—¿Sabes, Sasuke? Estoy muy contenta de tenerlos a ti y a Naruto como amigos. Jamás me había divertido tanto y tan libremente como en estos días. Gracias por compartir sus vacaciones conmigo. Me hacen feliz.

Y siendo consecuente con su repentino ataque sentimental, Hinata se acercó a Sasuke y le abrazó por la espalda. No quería que esos días acabaran nunca porque sabía que no volvería a tener una libertad como aquella y ser simplemente Hinata, una chica normal, no la joven perfecta que aparecía en las retocadas revistas y editados programas de televisión.

A Uchiha le supieron mal las palabras que dijo Hinata; ella estaba siendo sincera y él no. Apagó la flama de la estufa y se volteó. Hinata se negó a dejar de abrazarle. Parecía niña pequeña. Diablos, comenzaba a tener remordimientos. Sasuke dio un suspiro sin saber cómo actuar ahora.

—Hinata… te huele la boca —fue todo lo que pudo decirle.


Si me ponía demasiado dramática al final esto dejaría de ser humor xD. Según mis cálculos mal calculados le quedan unos dos o tres capítulos a Vecinos. Me urge terminarlo, es decir, le publiqué en abril del 2011 como mi cuarto fanfic jamás publicado y ahora estamos en agosto 2013 y tengo más de 200 historias y todavía no puedo terminarlo D: *se suicida*.

Bueno, muchas gracias por sus sensuales reviews que nuevamente no serán contestados (tienen derecho a decirme groserías por ello xD) porque abarcarían más espacio que el mismo capítulo :)

¡Besos embarrados de Nutella para todos!