Disclaimer: Naruto no me pertenece, ni tampoco esta historia. Que es total y exclusivamente de Almitha-no-sabaku-chan, del foro "mundo sasusaku". Yo sólo lo transpasaré aquí, o lo transformaré a la escritura que suele verse en FanFiction.

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«Creo que me he enamorado… ¡Kya!»

Eres un poco Obstinada… ¿No crees?

«Para nada, el problema es que tú eres demasiado aguafiestas»le contestó con un tono aburrido.

Al final, Kakuzu terminó no por no aparecer, en cambio en su lugar, Konan surgió entre un montón de polvo blanco informándole que el faltante y Hidan, habían sido enviados a una misión de improviso.

Sentándose a su lado, Konan decidió quedarse junto a la chica por cualquier contratiempo, y tal vez para conocerse un poco más… Lamentablemente, lo único que surgió entre ellas fue el aburrido silencio que las embargó.

—Parece que ya pasan de las tres —musitó echándose un mechón azul tras la oreja.

—Sí… —respondió la otra.

Konan le miró de reojo y frunció el ceño, no pensó que entablar una conversación le fuera algo tan difícil—… ¿Cómo van los entrenamientos?

« ¡Shaaaaa! ¡Qué aburrido! ¡Aburrido, aburrido, aburrido, aburrido! ¡Aburrido! »

—Bien… creo — ¡Cállate! Voy a colapsar si sigues molestando.

Después que pasó una hora con exactitud, la mujer decidió retirarse, poco después, Zetsu dio acto de presencia, fundido en la corteza de un árbol viejo. Se puede decir que no era su peor pesadilla, pero no era precisamente el Akatsuki más normal.

—Empecemos de una vez, ¡Me quiero largar! —dijo la parte obscura del sujeto, con una voz malhumorada y de ultratumbas— ¿Sabías que Sakura es el nombre de una flor? —intervino la mitad blanca con tono cantarín, hablándole a su contraparte.

—Ehh… —intentó articular la muchacha, elevando la mano.

« ¡¿Por qué nos ignoran?! ¡Shaaa! »

—Siento interrumpirlos —Si es que son dos—Pero… ¿A qué hora comenzamos?

— ¡Qué impertinente! —exclamó exasperado el de piel negra, como si la sombra siempre le cubriera esa parte de la cara—Pero creo que tiene razón, deberíamos empezar de una vez —dijo la pasiva voz de la otra parte.

Sakura guió la vista a cual hablaba, detallando las contrarías facciones que se cernían en cada parte del rostro.

—Bien, nosotros te mostraremos como utilizar las plantas a tu beneficio, ya sea para rastreo, ocultarte de un enemigo, realizar alimentos… —comenzó a explicar el claro— ¡Ya! Comenzaremos de una vez, esto es desagradable —explotó el oscuro.

—Está bien…

El entrenamiento consistió en recorrer el bosque que se abría paso alrededor de la guarida, enseñándole sobre las plantas que brotaban de ese suelo; sus cualidades curativas, sus características, hasta algunas hierbas de colores que contenían un potente veneno. Sakura notó como cada palabra que pronunciaba el Akatsuki se iba quemando en su cerebro, como si sus ojos pintaran cada planta y las grabara.

Cuando el lapso de tiempo de aquel entrenamiento terminó, su personalidad amable se despidió alzando las cejas y curvando los labios, mientras el otro sólo se quejaba entre dientes. Cuando el líder apareció, envuelto en nubes de polvo, su figura difusa se fue dibujando con lentitud, su físico alto y fibroso envuelto por aquella capa oscura, y su cabello anaranjado con suavidad fueron lo más notorio.

¿Qué son esas cosas?

Se preguntó cuando las pelotas de acero que se incrustaban en la carne de su piel brillaron con la luz del sol, y su extraña mirada en óvalos grises se clavaron en ella.

—Mi nombre es Pain, y lo primero que aprenderás será el Jutsu de invocación.

Como respuesta, la muchacha asintió enseguida.

—Antes de poder llamar a una invocación, es necesario realizar un contrato con ella.

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Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por los pequeños y largo huecos que dejaban las persianas oscuras, iluminando leves partes de la habitación.

—Hmm —gruñó Sakura cuando la luz golpeó sus ojos, impidiéndole seguir con su cómodo sueño, bostezó y aun con los ojos cerrados se sentó en el colchón, dejando que el largo cabello se desparramara sobre sus piel—Maldito sol —siseó resignada—Bueno, repasemos —murmuró mentalmente—Hoy no tengo misiones… ¿O sí? No creo, sino Sasori me hubiera levantado, pero… algo me dice que tengo una cosa que hacer.

Hundida en sus pensamientos, caminó hacia el baño individual, dando paso al agua y dejando que la tina se llenara. Doblando el cuello, se miró en el gran espejo, detallando su cuerpo por el vidrio que comenzaba a empañarse por el vapor, comenzó a despojarse de su ropa, viendo todos los cambios que habían ocurrido en los tres años que habían transcurridos, tres años en los que había podido recordar su edad, y el día de su nacimiento, pero algo tan relevante no le causaba emoción, ya que ni siquiera recordaba su apellido.

Caminó por el frío suelo, y se sumergió en la tibieza del agua, viendo como algunas pequeñas y claras cicatrices se habrían paso por entre su carne. Y como su cabello rosáceo bailaba, casi llegándole a las rodillas, sus piernas eran fibrosas y torneadas, moldeadas por el forzoso entrenamiento al que había sido expuesta, también sus ojos se habían afilado con delicadeza.

Se miró los pechos, y pensó que tal vez no le habían crecido tanto, pero las caderas anchas y la cintura pequeña lo compensaban.

Pasado unos minutos, se levantó y se envolvió en una toalla color blanco, caminó a su habitación, y abriendo un gran ropero, comenzó a elegir su vestimenta para aquel día. Una blusa color negra cubrió su torso, y una pequeña falta blanca la parte de abajo, lentamente comenzó a subirse las mallas negras sobre sus piernas, unas botas de igual color bajo la rodillas, y un cinturón con un bolso a un costado.

—Bien —sonrió cubriéndose con la capa de la organización, y notando como se filtraba levemente el inicio de la espada que reposaba a sus espaldas.

Detalló las nubes de color rojizo, y recordó como había sido aceptada en la organización. Ya tenía catorce años en ese entonces, y había sido enviada con Sasori a una misión que le habían encargado, él corría a una velocidad impresionante, pero podía correr a su ritmo gracias a el entrenamiento que le había dado el de la mascara.

Nee… Sasori lo llamó con voz dulce y suave.

¿Qué pasa ese? le respondió volteando los ojos para mirarla. No recordaba desde cuando había comenzado a llamarla por su inicial, aunque servía mucho para ocultar su identidad, y abreviar su nombre. Además en ese tiempo ambos tenían confianza uno en el otro.

Verás musitó mordiéndose el labio interior con disimuloCreo que si ese pergamino es tan importante, y lo enemigos a la altura de este… ¿Por qué Pain me eligió a mi para acompañarte? Es la primera vez que salgo tanto de la guarida.

¿Acaso no querías ser miembro? le murmuró volteando la vista hacia el frente.

¡No es eso!... Sino que, bueno… ¿Qué tal si fallo? ¿No es demasiado imprudente elegir a una novata?

El pelirrojo volteó sonriéndole levementeEso es porque el líder… Confía en ti le dijo, y Sakura no alcanzó a responder cuando aparecieron ante ellos los enemigos esperados.

—Es una pena —suspiró con nostalgia, mientras salía del cuatro y comenzaba a trenzarse el cabello a un lado, peinando un fleco hacia la derecha. Los Akatsuki ya no la entrenaban, ella debió aprender a hacerlo por su cuenta, ellos ya no tenían nada más importante que enseñarle, aunque se aliviaba de ya no tener que pagarle a Kakuzu por sus enseñanzas.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando un recuero vino a su mente. Tenía trece años cuando cometió su primer error.

Los pequeños tacos de sus botas resonaron hasta la mediana cocina, tenía mucha sed después de ese entrenamiento, así que tomando un vaso, lo llenó de agua. Bebió hasta la última gota, y cuando iba a dejarlo encima de la mesa, tropezó con un pequeño sitio humedecido.

Viendo el piso casi golpearla tuvo que decidir en milésimas de segundos cual era la mejor opción, si salvar el vaso o su cara. Aunque claro, tan sólo era un pedazo de vidrio, así que lanzando el objeto a donde fuese, alcanzó a alargar las manos y sostenerse con ellas en el piso.

Suspiró

Sakura uno, vaso cero pensó riéndose levemente, mientras se ponía de pie, pero todo se le revolvió al ver frente a ella, a Kakuzu mirándola fijamente.

Rió con nerviosismo— ¡Ho-Hola! ¿Cómo te va? Lamento dejarte, pero Konan me habló hace rato, así que ¡Adiós! balbuceó hablando lo más rápido que pudo, llegando con las piernas tiesas al marco de la puerta, entonces una mano dura se cernió sobre su hombro con fuerzaHay mamá que no recuerdo gimió con las mejillas azules, y volteando el rostro levemente.

¿Qué hay con ese vaso, mocosa? preguntó con sus ojos verde intensos brillando peligrosamente. Sakura tragó saliva con dificultad.

Ehhh, pues… ¿Está roto? preguntó fingiendo sorpresa, mientras se llevaba la mano a la boca. El hombre frunció el ceño rechinando los dientes.

Así es, está roto… y tendrás que pagar por ellos gruñó arrastrándola hacia la cocina.

Aun recordaba que en ese tiempo no tenía ni un yen, así que su paga fue cocinar para el hombre una semana entera, claramente, cargándose también la de Hidan, quién alegaba que por ser del mismo equipo, debía también cocinarle a él.

—Que recuerdos —suspiró divertida. Había pasado mucho tiempo con cada uno de ellos, y aunque era peligroso, y la mayoría del tiempo los integrantes eran tenebrosos, había aprendido a entenderlos, cada uno de ellos guardaba un pasado doloroso y triste, y aunque ella no lograba recordar si el suyo había sido igual, ya no importaba, porque todo lo que necesitaba ya lo tenía ahora.

—Bien, has suspirado mucho ¿No? —se burló con su fría voz Konan, apareciendo en uno de los pasillos—Estas enamorada, o simplemente muy pensativa.

Sakura rió sonrojada—Sólo pensaba en todo lo que he vivido aquí —le contó sonriéndole, mientras ambas entraban a la cocina, y tomando algunas cosas, comenzó a preparar el desayuno como todos los días.

Cuando había llegado a aquel lugar, lo normal era que cada uno consiguiera de donde comer, y hacerlo solos en sus habitación, de alguna forma no le había gustado, y es que sintió que ella siempre comía acompañada, y con muchas risas.

—Haber —murmuró Konan, comenzando a conversar de las nuevas con ella como siempre— ¿Sabes que el hermanito de Itachi está causando muchos problemas? —Sakura asintió, curvando la boca en una mueca triste, desde que había crecido y madurado, se había enterado de cada vida que habían tenido los miembros de Akatsuki, y aunque cada uno de ellos se lo contaba a su manera, la de Itachi fue la única que le había hecho llorar.

Y es que él había hecho muchas cosas de las que no se sentía orgulloso, había manchado sus manos con la sangre de la gente que lo amaba, sólo para salvar a su querido hermano menor, había actuado como un cruel asesino, sólo para mantenerlo a salvo. Y lo que la vida le había dado a cambio, había sido la muerte inminente bajo las manos de la persona que lo odiaba.

Ella sabía que faltaba poco para perder a Itachi, y no podía hacer nada para cambiar ese destino.

— ¿Problemas? —preguntó dudosa, mientras picaba las verduras con rapidez. Estaba enterada que el Uchiha menor se había escapado con uno sennin, y convirtiéndose en un traidor para su aldea. Algo que Itachi no había tenido previsto.

—Ajá —asintió—Verás, hace poco Zetsu llegó con la información de que Uchiha Sasuke había dado fin a la vida de Orochimaru —contó sentándose encima de la mesa—Nunca me cayó bien, incluso cuando estaba en Akatsuki —acercó su mano para poder probar algo, cuando Sakura le arrebató de las manos el aperitivo, Konan suspiró y siguió contando—Ahora está formando un grupo para matar a Itachi… Es realmente molesto.

Apretó el cuchillo con fuerza. Odiaba a ese chico, en verdad entendía que ese rencor que sentía hacia Itachi era porque no conocía la verdad, pero aun así, no lograba razonar como todo el amor que había sentido por él en algún momento habían desaparecido sin más.

Cuando tuvo todo listo, los miembros ya se encontraban sentados desayunando.

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—Ha pasado mucho tiempo —murmuró viendo el portarretratos que anteriormente se encontraba en la pequeña mesa— ¿No, Sakura-chan? —entonces, una gota cayó sobre la chica, difuminándole el rostro. Naruto limpió con el pulgar, logrando rechinar el vidrio, pero otra gota volvió a caer.

Había perdido al rival que consideraba un hermano, y a la mujer que había amado. Había perdido todo por lo que había luchado, y al final, él también se había perdido en algún lugar.

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—Oe, Sasuke… ¿Ahora a donde vamos? —preguntó con aburrimiento Suigetsu, dejando de beber el agua de su recipiente.

—A la cárcel de sur de Orochimaru.

El otro paró su andar enseguida—No querrás decir donde Karin ¿No? —preguntó con desagrado.

—Hmp —respondió con afirmación, sin quitar su expresión fría ni dejar de caminar.

—Espera… ¡Esa cabeza de escoba es una pesada! —gruñó corriendo para llegar hasta él.

—Si es de tu agrado me tiene sin cuidado.

—Tks —refunfuñó enojado.

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—Caliente —se quejó Sakura, soplando la comida entes de echársela a la boca, sentada como siempre entre Konan y tobi.

Al pasar el tiempo, había logrado que Akatsuki aprendiera a llevarse mejor, como una familia que era algo disfuncional.

Una vez que la comida se acabó, el líder comenzó a hablar—Sasori, Deidara —les nombró con el tono frío que siempre habituaba—Hay una misión para ustedes…

Sakura prestó atención, y es que le encantaba escuchar las misiones que serían realizadas por los demás, no es que fuera chismosa, sino más bien que… bueno, sí era chismosa.

—Irán por el Ichibi, su Jinchuriki, el Kasekage de Sunagakure, se llama Sabaku No Gaara.

— ¡E-Espere ahí! —interrumpió la pelirrosa poniéndose de pie mientras le apuntaba, dejando entre ver que su carácter siempre le hacía tratar a todos igual— ¿Cómo está eso de "Sasori, Deidara" —gruñó imitando su voz exageradamente— ¡Se supone que la compañera de Sasori soy yo! Deidara acompaña a Tobi.

—Esta misión es importante, ellos son los más adecuados para cumplirla —le respondió con el mismo tono neutro anterior—Tu y Tobi tiene otra misión —Sakura se sentó de inmediato tomando atención—Conseguirán información sobre el Nibi, en la aldea de la nube —los cuatro asintieron, y los integrantes comenzaron a dispersarse.

Pocas horas después, la pelirrosa y su compañero se encontraban en el bosque.

— ¡Sakura-chan! ¡Mira lo que Tobi puede hacer! —le dijo emocionado, mientras le mostraba como podía correr a gran velocidad con las manos .

— ¡Tobi no es el único que puede! —le respondió sonriente, haciendo lo mismo que él con un poco más de dificultad.

Ambos Akatsuki, eran los más rápidos en la organización.

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—Te ves muy extraño así —le dijo Deidara, viendo como Sasori estaba cubierto por la marioneta de Hiruko, algo espeluznante aún. Arribó la vista al frente, y calculó que aun tardarían un par de días para llegar a Suna—Al menos Sakura tardará más —se burló divertido, recordando que Kumo se encontraba más lejano—Espero que ese estúpido la cuide…

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Sakura se cubrió el mirar con la mano recta, la niebla se espesaba alrededor, viéndose tan sólo el pico de algunas montañas. Aquella aldea, se encontraba tan alto en esos sitios, que las nubes podían tocar la superficie. Dio un paso al frente, y el suelo crujió con facilidad, el terreno era rocoso, y carecía de vegetación, como si en aquel lugar hubiera una sequía desde hace años.

Un suelo algo incomodo para pasar desapercibidos. Aunque por algo aquella aldea poseía ninjas fuerte, entrenados para sobrevivir en aquel tosco lugar, y por ende un villa que ostentaba con una gran cantidad de dinero, pero lo que más le había interesado a ella, fue escuchar que era bastante común que sus ninjas practicaran el arte de la espada, lamentablemente, por ahora debería aguantarse las ganas de una buena batalla y pasar desapercibidos.

—Ocultar nuestra vestimenta será lo mejor —opinó comenzando a quitarse la capa.

— ¿Sakura-chan se desnudará? —preguntó en un balbuceó el de la mascara.

— ¡Claro que no, idiota! Quítate la capucha —le gruñó logrando que el muchacho lo hiciera de inmediato—Mejor vamos a comer —se animó con hambre.

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—Dios, estoy sediento —suspiró Suigetsu, mientras sacaba la botella de agua de entre sus ropas.

— ¡Pero si acabamos de parar! —chilló exasperada la pelirroja, mientras caminaban por el desierto— ¿¡Qué no puedes vivir dos minutos sin agua!?

Para ese momento, el grupo que había sido bautizado Hebi ya estaba completo, con sus cuatro integrantes presentes.

— ¡Sólo cállate, zanahoria! ¡Nadie te dijo que hablaras! —le respondió con hastío, Sasuke tan sólo se encargó de ignorarlos, mientras se dirigía a una guarida secreta del clan Uchiha.

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El sol caía por entre los cerros, casi oscureciendo, mientras que en el horizonte se observaba la mezcla de colores.

— ¿Es ella? —preguntó atreves de la mascara.

—Sí. Yuugito Nii, Jounin de la Nube y Jinchuriki de Nekomata, el bijuu de las dos colas —citó lo dicho por el líder, con el mismo tono—Entonces —susurró viendo como la nombrada entrenaba con esfuerzo, sin notar la presencia de ellos—Entrena dos veces al día; mañana y tarde. En un pequeño escenario de batalla algo alejado de la civilización —se echó un cabello atrás, sintiendo el calor que se sentía entre las hojas de ese árbol—Es rápida, pero nada excepcional —se burló quitándole importancia—Parece fuerte, pero aun no lo sabemos, en fin… esto es aburrido.

—No socializa mucho. Al parecer es renegada como todos los bijuus —comentó, y Sakura sintió que algo le revolvía las entrañas, como si esas simples palabras le hubieran recordado una sensación, o que había algo importante entre tantas cosas que no podía recordar—Será fácil atraparla.

Sacudió la cabeza—Sí, sólo la observaremos un par de días más, para ver si realiza la misma rutina a diario.

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Deidara jadeó, aguantando el aire en sus pulmones, mientras mandaba sus arañas explosivas para tratar de derrocar el escudo perfecto que Gaara formaba con la arena. Per al final tras una larga batalla, el poder del mapache escondido, no pudo resistir más, defendiendo con su poder a la aldea que reinaba y estaba bajo su alero.

Hallando su oportunidad, le dejó inconsciente con un inteligente ataque, y llevándolo con él, voló para encontrarse con Sasori.

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Tsunade apreció, desde la altura de aquella torre, la aldea que había prometido proteger, apoyada en el marco blanco de la ventana, con los brazos entrelazados y la mente divagando en la imagen de la que fue su antigua alumna, y aunque no pudo estar mucho tiempo con ella, ni poder verla transformarse en la gran Ninja que había soñado con ser, había dejando una gran huella el haberla perdido.

Luego estaba Naruto, quien había partido acompañado de su equipo, y de aquel Ninja médico, Ino, hacia Sunagakure, llamados para ayudar a la aldea vecina, quien había sido victima del secuestro que su kage, y el envenenamiento del hermano mayor.

Las cosas se estaban comenzando a tornar más negro de lo anterior. Y tenía un mal presentimiento.

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—Bien —sonrió saliendo del cuarto, con el antídoto al fin en sus manos. Había decidió quedarse en ese lugar, cuando los integrantes restantes de su equipo habían olfateado el rastro de Sasori gracias a un trozo de tela arrancado por una marioneta de Kankuro.

Con Pakkum liderando, habían corrido para encontrar a Gaara.

Quedarse en aquel sitio había sido lo mejor para ella, que n o estaba a la altura de un miembro de Akatsuki, ahora simplemente regresaría a casa, esperando que todo resultara lo mejor posible.

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—Ya van dos días —pronunció Tobi, con voz aburrida y adormilada.

—Parece que no tuviera vida… Ni siquiera un novio —inquirió la pelirrosa, detallando a la muchacha en la lejanía

—Sólo entrena, come, duerme y toca esa cosa… —musitó el chico, mientras estiraba el cuerpo para acostarse en una roca.

—Suena muy lindo ¿No? Se llama shamisen —susurró en una sonrisa, mientras cerraba los ojos tratando de recordar la suave melodia—Que lastima que tenga que morir, pero la vida es injusta —suspiró con una pena que Tobi no supo si era real o fingida— ¡Pero bueno! Vámonos Toi, me cansé de seguirla.

Pero cuando Sakura giraba el cuerpo para marcharse, frente a ella la imagen de la rubia comenzó a dibujarse con rapidez, su cabello largo bailó con el viento, y sus ojos azul grisáceo le miraron con sigilo—Así que —murmuró con desinterés—Ustedes son los que me espiaban.

—Bueno —inició Sakura mientras comenzaba a mover la mano quitándole importancia—Técnicamente no espiábamos, porque no invadimos algún espacio personal, más bien estábamos… Emh… ¿Cazando? —preguntó mientras ladeaba la cabeza hacia la derecha. Tobi, a su lado, asintió a todo lo que decía su temporal compañera.

—Imbéciles, ¿Tienen idea de con quién se meten? —gruñó mientras en su cara se formaba una ligera sonrisa engreída.

—De hecho, sí —afirmó Sakura quitándole importancia a su persona—Yugito Nii, Jounin de Kumogakure; una chica que vive entrenando, y que por cierto, no tiene novio —se burló, haciendo que la mujer se sonrojara levemente por la vergüenza—Pero la pregunta es ¿Sabes tu, con quienes hablas ahora? —y con un movimiento rápido, su cuerpo quedó envuelto en negro y nubes rojas.

Akatsuki —pensó la portadora, dando un paso hacia atrás mientras se ponía en defensa. Bien sabía que si eran integrantes de aquella organización, era fuerte y peligrosos (por contrario que pareciera con ellos dos) sobre todo para su vida, y lo que habitaba en su interior.

—En realidad —habló tobi por primera vez—No teníamos que llevarte hoy, pero ya que insistes...

—Disculpa, Tobi, pero es mi turno de divertirme —musitó Sakura, avanzando mientras tenía la aprobación del mencionado—Comencemos.

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— ¡Aaaggh! —gruñó Gaara, que levitaba entre las grandes manos de roca de aquel lugar. Akatsuki, parado en cada dedo que se alzaba, entrelazaba los dedos para realizar el Jutsu correctamente.

Lentamente, la esencia de la bestia fue extraída por completo, mientras era encerrada en uno de los tantos ojos que se abrían para recibirlo. Poco tiempo después, cuando lo integrantes ya se había dispersado, el incompleto equipo 7 llegó hacia la guarida de extracción.

Deidara les esperó con una sonrisa, sentado en el cuerpo del kage de Suna, y junto a él, Sasori.

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—Muy lenta —escuchó Yugito a sus espaldas, se giró rápidamente, recibiendo una fuerte patada que se incrustó en la parte baja de su estómago, lanzándola lejos.

— ¿Cómo mierda…? —gruñó escupiendo un poco de sangre—Es demasiado rápida —pensó levantándose apresurada, observando con detalle a la muchacha que le sonreía con cinismo—Está jugando conmigo, ni siquiera ha desfundado su espada.

— ¿Qué pasa, Yugito Nii? —le preguntó soltando una inocente risita.

— ¡No te burles de mi! —chilló corriendo hacia ella, mientras saltaba y alzaba la pierna para golpearle en la cara, pero Sakura le detuvo con la mano derecha.

—Eres molesta —pronunció borrando su sonrisa, mientras la lanzaba al aire, y cerraba los puños para el Taijutsu.

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—Gaara—gruñó Naruto, llamándole constantemente mientras veía como el nombrado no respondía. Chiyo, a su lado, unida en aquel viaje de improvisó, trató de calmarle.

—Lo siento… ¿No lo ves? —señaló a Sabaku, mientras colocaba el pie sobre la cabeza del muchacho—Está muerto desde hace un rato. —Naruto apretó los dientes, y Deidara comprobó que el portador del zorro era aquel rubio.

— ¡Bastardoo! ¡Te mataré! —le chilló señalándolo, cuando Deidara de un salto voló en su gran ave de arcilla hacia el exterior, llevándose congio el inerte cuerpo del pelirrojo.

Chiyo y Sai vieron a los demás perseguirlo, en cambio ellos, permanecieron viendo la cara de Sasori.

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Sakura jadeó, definitivamente estaba fuera de practica, tanto tiempo fuera de misiones la había oxidado un poco. Apretó el puño, viendo como la rubia también jadeaba, sonoramente y con el sudor perlándole la piel.

—Tal ves sea mejor ocupar eso —susurró recordando como en un entrenamiento con Zetsu había descubierto una habilidad especial, no se podría decir que fuera un Kekkei-genkai, porque algo como eso sólo lo tenías miembros de clanes, en cambio lo de ella era algo más especial.

Mira esta le dijo Zetsu, mostrándole una de las tantas flores extrañas que habitaba en aquel lugar, tan entretenida que estaba, que no notó como se aproximaba a una zanja, que sería el hogar de unos cuanto árboles.

Cuando cerró los ojos esperando llegar al suelo, sintió una presión sobre su mano, alzando la mirada, esperó que tal ves se tratara de su maestro, pero él le miraba sorprendido desde la altura, entonces detalló su extremidad y como era sujeto por la corteza de una planta, y como esta se cernía suavemente sobre todo su cuerpo para dejarla en la superficie y volver a esconderse.

¿Qué mierda fue eso? le había preguntado Sakura.

Las plantas son seres vivos, y al parecer sin notarlo en algún momento les has dado un poco de tu chakra supuso murmurandoHas creado un lazo con ellas.

Levantó una de sus manos, envuelta en chakra, hacia Yugito, quien alzó una ceja con extrañeza, es chica de pelo raro ya la estaba hartando— ¿Pero qué…? —gruñó la rubia, sin poder acabar con su frase, sintiendo como la hierva se hacia más grande y comenzaba a apresar sus piernas, la tierra tembló, y la planta se extendió por casi todo su cuerpo, apresándola con fuerza— ¿Qué mierda es esto? —gruñó tratado se zafarse, pero esa cosas parecían más de acero que de cualquier otra cosa.

Desde el suelo, una hermosa y larga flor, parecido a un lirio dorado y rojo que no dejaba de brillar, como si la sangre y el oro se hubieran fundido en sus pétalos, que se juntaron lentamente, y luego se abrieron con rapidez, lanzando un aroma suave.

—Misión cumplida —sonrió viéndola luchar por no dormirse, hasta que sus ojos se cerraron por completo, y cayó de bruces al suelo cuando la planta desapareció. Tobi se acercó hacia ella, y se la echó en la espalda, para luego comenzar a caminar.

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— ¡Naruto! —le gritó Kakashi desde atrás— ¡No podemos alejarnos tanto! ¡Sai y Chiyo podrían necesitarnos! —pero Naruto pareció no escucharlo, o no querer escucharlo, porque siguió corriendo por entre los troncos hacia Deidara, quien se alzaba en el aire con la arcilla voladora.

Una bomba cayó cerca del Ninja que copia, pero este lo esquivó con facilidad, había captado desde algunos momentos que el propósito de aquel Akatsuki era alejarlo de Naruto, pero él haría todo lo posible por no separarse.

No perdería a otro alumno de nuevo.

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—Su veneno es muy peligroso —le advirtió la anciana, Sai asintió, controlado por los hilos de la mujer, como si fuera una marioneta. Sasori sonrió, engreído imitando su acción, y preguntándose si a Sakura le habrían tocad enemigos igual de fuertes, sólo esperaba que estuviera bien.

No ha problema —pensó mientras apretaba con la mano, el estuche de su costado, recordando el episodio antes de haber salido por Gaara.

¡Esperen! había gritado Ino acercándose hacia ellosToma esto, Sai le dijo entregándole tres pequeños tubos que contenían un líquido verdoso, mientras sus mejillas adquirían un tono rosado, Sai supuso que debía ser por el calor de la aldea, pero nunca sospechó que era porque su imagen le recordaba al primer hombre que había amado.

¿Qué es esto? le preguntó tomando lo ofrecido, tocando sin querer las manos de la chica y haciéndola sonrojar aun más.

Son… Son antídotos le respondió controlando su nerviosismoHe encontrado el antídoto al veneno enemigo, pero sólo he podido hacer tres inyecciones, lo siento.

Muchas gracias musitó mirando el color del remedio.

¡Gracias Ino! Pero tenemos que irnos ya´ttebayo exclamó Naruto con ansias.

Buen trabajo, Ino felicitó Kakashi, mientras se daba la vuelta y acomodaba el bolso en su espalda.

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—El objetivo de la existencia de este equipo —comenzó Sasuke, con las manos entrelazadas ocultando su expresión, mientras descansaban en la guarida familiar.

—Cierto, habla, Sasuke-kun —dijo en un suspiro la pelirroja, mientras detalla esa pose genial que le había casi babear.

—Es encontrar a Uchiha Itachi, miembro de Akatsuki —Suigetsu alzó la vista al escuchar ese nombre—Él debes morir en mis manos.

Karin volvió a suspirar, mientras sus ojos se deformaban en dos grandes y rojos corazones, admirada de la determinación y frialdad del Uchiha.

— ¿Akatsuki? —preguntó tratando de comprobar, mientras su vos se volvía de un matiz serio.

—Hmp —asintió.

— ¡Muy bien! —celebró glorioso—He oído que, Hoshigaki Kisame, uno de los legendarios espadachines de la niebla está ahí.

— ¡Ya cállate, dientes de serrucho! No dejas que Sasuke-kun piensa —le reprochó con un mohín.

— ¿Qué él no puede defenderse solo? —burló con desinterés.

—Saldremos en una hora —interrumpió el morocho ignorando la estúpida discusión, mientras se levantaba para comenzar a prepararse.

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—Pain-lider-chan, nos va a regañar —musitó Tobi con voz gangosa, dejando ver como le llamaba a escondidas. Sakura a su lado, negó con la cabeza sonriendo, mientras caminaban por lo que comenzaba a transformarse en un bosque.

— ¡Claro que no! Él comprenderá, y se pondrá feliz cuando vea que atrapamos a la chica-Nibi —le consoló viendo a la rubia aun dormida en la espalda de su compañero. Tobi asintió, y ambos siguieron con su platica, tratando de pasar el tiempo en ese aburrido viaje que les quedaba.

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Kakasho utilizó su Mangekyuo Sharingan, y aquella técnica que aun estaba desarrollando, intentando de mandarlo a otra dimensión, pero cada intento se veía fallido por la velocidad del Akatsuki. Al menos había logrado arrancarle un brazo.

Deidara que aún volaba sobre el ave de arcilla, se precipitó hasta el suelo. Naruto mientras tanto, veía todo con asombro, preguntándose en qué momento su sensei había aprendido a realizar esa extraña técnica, pero no perdió el tiempo, así que creó clones de sombra que sujetaron al sujeto de manos y pies mientras este aun no llegaba al suelo.

Cuando estaban cerca de la rocosa tierra, los clones de Naruto azotaron a Deidara contra esta, luego de un movimiento rápido se abalanzaron contra él, con la furia latente mientras ensartaban los nudillos en su cuerpo, rompiéndose la piel, y descubriendo tras un rasengan, que sólo se trataba de un clon de arcilla.

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Hebi se encontraba en medio del bosque, con Sasuke liderando perdido en sus pensamientos—Nos separaremos para buscar información —espetó con venenos en palabras, teniendo en su retina la imagen de Itachi que se le repetía una y otra ves en la mente.

— ¡Yo voy contigo, Sasuke-kun! —se apresuró a hablar la pelirroja.

—Iremos por separado —dijo volteando el rostro levemente, para dar las ultimas ordenes a su equipo nuevo—Recluten información que encuentren sobre Uchiha Itachi, o Akatsuki —saltó a una rama con agilidad—Sean discretos.

Juugo caminó hacia el sur, siendo guiado por los animales salvajes que le entregaban todo lo que sabían. Los dos restantes decidieron cubrir el territorio de las aldeas cercanas

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— ¡Y boom! ¡Apareció el arte de Deidara-kun —contó entre risas la muchacha, mientras relataba moviendo las manos para acentuar sus palabras.

—Pero… ¿No has pensado como consiguió tener bocas en sus manos? —preguntó el muchacho mientras acomodaba a la bijuu de mejor manera en su espalda, mientras colocaba un aura pensativa.

—Siempre creí cuando niña que en una de sus explosiones le surgió una extraña mutación… ahora, también lo creo —rió divertida, pensando si eso no había sonado estúpido. Pero una mujer saltó de un árbol al suelo, quedando a unos pocos metros de ellos, Sakura agudizó sus sentidos, pero cuando la pelirroja pareció no tomarles atención, hasta que notó que quien llevaban a sus espaldas, era una de las bestias que Akatsuki buscaba

Akatsuki —pensó aguantando la respiración, sintiendo como ambos pasaban por su lado. Rápida y sigilosamente, escribió una nota y la mandó.

—Oye, oye chica —la llamó elevando una mano— ¡Oye tu! —Sakura volteó con el ceño fruncido, y tomando levemente su espada.

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Juugo se hincó, escuchando con detalle como una pequeña ardilla castaña le chillaba que dos personas con extraña ropa negro y rojo estaban en una parte del bosque.

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—Gracias —dijo sonriéndole a la muchacha con sus extraños dientes, ella como respuesta se sonrojó también riendo, pero de forma boba. Alzando la mano, se despidió corriendo hacia el bosque—Un par de forasteros que cargaban al Nibi herido… Sí, claro.

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"Encontré un par de Akatsuki en la parte norte del bosque. Karin"

Sasuke afiló los ojos, mientras comenzaba a correr hacia la dirección nombrada.

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—Y así es como llegas a Suna —le explicó con una sonrisa—Pero te aviso que hace mucho calor.

—Ah, sí… gracias —balbuceó nerviosa, sin saber que más decir.

—También tienes que tener cuidado con los animales del desierto. La otra ves —le relataba alegremente.

—Eh… Sa-chan —intentó de llamar Tobi.

—Me encontré con una especie de perro, pero era muy pequeño para ser un perro —siguió hablando, sin tomar en cuenta a su compañero.

—Sakura-chan —volvió a llamar, con voz más complicada.

—Entonces después de una larga inspección, era una rata del desierto —una cara asqueada desfiguró sus facciones, recordando como lo había acariciado.

— ¡Sakura!

— ¡¿Qué?! —le respondió también gritando, mientras le volteaba a ver.

—Yugito está despertando —dijo señalando con la cabeza a la rubia, quien parpadeaba constantemente para despvilarse.

—Oh —expresó sorprendida—Pues suéltala, para darle otro… —frunció el ceño para voltear la cara, cubierta por el gorro de paja que le cubría gran parte del rostro— ¿Quién eres tú? —preguntó cuando sintió al recién llegado

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Espero que haya sido de su agrado, siento mucho la demora de este y las demás Historias. El final de Sex and Revenge se subirá esta semana, espérenlo con ansias, es que sólo necesito la aprobación de este para subirlo.

Beso.

Nekiitha.