Disclaimer applied
No digas que fue un sueño
"¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda lavida es sueño, y los sueños, sueños son" – Calderón de la Barca
Epílogo: Vivir
Todo estaba destrozado…todo. En cada rincón la muerte estaba presente en su forma más decadente y espantosa. Sangre, cadáveres, barro, metal y piedras. El aire estaba impregnado de ese olor salado que deja la sangre mezclado con el inconfundible aroma del miedo y la desesperación, una mezcla que conseguía remover el estómago más fuerte.
Ni siquiera sabía cómo habían llegado a ese punto a pesar de haber estado allí, todo se apelotonaba en su cabeza como un remolino de imágenes a las que no conseguía encontrar sentido. Lo recordaba todo. Sin embargo, no podía retener las escenas en su cabeza ni pensar en una en concreto, era como si tuviera una película en su mente pero no consiguiera verla con claridad.
Pasó sobre otro cuerpo, apenas un niño, preguntándose si lo habría matado él en su éxtasis de venganza o habría sido otro. De pronto se dio cuenta de que llevaba algo en brazos… una chica… una chica de pelo rosa manchado de sangre.
Sasuke se quedó mirándola… la conocía, estaba seguro, conocía a esa chica dormida llena de sangre, tan quieta que no respiraba, que no sonreía…
—Sa-ku-ra —pronunció en un susurro de voz rota sorprendiéndose a sí mismo.
Se arrodilló con cuidado todavía con los ojos fijos en ella.
—Sakura —volvió a decir apartando un mechón rosado de su rostro pálido y frío—. He vuelto… a casa…
Pero ella no respondía.
Apenas se dio cuenta de que alguien se acercaba, sólo cuando vio un par de pies frente a él supo que no estaba solo.
—¿Qué has hecho? —preguntó el pelinegro sin despegar la vista de la chica.
—Qué hemos hecho —corrigió el recién llegado—. ¿Qué creías que pasaría, Sasuke?
—… … —el muchacho alzó los ojos enfocando la máscara de Uchiha Madara con expresión vacía pero no respondió.
—Esto era lo que tú querías ¿no? —dijo Madara algo burlón—, dijiste que querías destrozarlo todo y a todos.
—Ella siempre me quiso —murmuró Sasuke sin prestarle atención—, me pidió que me quedara con ella…
—Está muerta, Sasuke —replicó Madara con algo de exasperación.
—Sólo duerme —contradijo el muchacho pasando una mano temblorosa por los párpados de la chica.
—Me aburres —suspiró Madara con desdén—, sabía que no serías capaz de hacer lo que debías hacer, sabía que al contemplar tu obra te hundirías.
—… … —Sasuke miró a su alrededor. No quedaba nadie con vida.
—Desde el principio tuve presente que acabaría así —continuó Madara y Sasuke vio con indiferencia que empuñaba un arma—. Ahora ya no me sirves para nada.
—Quédate con tu mundo muerto —dijo Sasuke elevando los ojos para mirarle—. Espero que seas feliz gobernando tu reino de cadáveres, Madara.
Tras la máscara el Uchiha crispó su expresión antes de blandir el arma contra el chico en un mortal movimiento.
. */*/*/*/* .
—Sasuke-kun… Sasuke-kun, despierta.
El Uchiha abrió los ojos agitado al notar que alguien le llamaba zarandeando su hombro. En un movimiento reflejo, el muchacho rodó sobre sí mismo apresando bajo él a la persona que estaba a su lado. Le costó un segundo reconocer a Sakura y relajar su agarre en sus muñecas soltando un suspiro.
El pelinegro todavía estaba algo desconcertado por el sueño. Estaba empapado en sudor y las manos le temblaban levemente. Con un resoplido se dejó caer de espaldas sobre el colchón al lado de la chica y se pasó un brazo por la cara para retirarse el flequillo pegado a la frente.
—Has tenido una pesadilla —dijo Sakura dulcemente acariciándole tranquilizadoramente el cabello—, tranquilo.
El muchacho tragó saliva tratando de regular poco a poco su respiración y los desbocados latidos de su corazón. Había sido demasiado real, si cerraba los ojos todavía podía ver toda esa muerte a su alrededor,…a Sakura en sus brazos…
—¿Quieres contármelo? —preguntó la pelirrosa tímidamente. A veces, Sasuke seguía siendo algo reservado con sus cosas aunque se hubiera abierto a ella en muchos aspectos.
—… … —el chico se mantuvo algo indeciso unos segundos antes de comenzar con voz ronca—. Estaba en Konoha… y todo estaba destruido, sólo había muerte. Habían atacado la aldea… Yo había atacado la aldea —corrigió haciendo una pausa para mirar a Sakura seriamente a los ojos—. Era como si Madara no hubiera muerto y yo hubiera seguido con sus planes arrasándolo todo… Tú también estabas —cogió algo de aire como preparándose para lo que iba a decir—. Te llevaba en brazos y… y estabas muerta… creo que yo mismo te había matado, no lo sé, estaba como en shock y luego apareció Madara y me mató a mí.
—Sólo era una pesadilla —susurró Sakura con ternura abrazándose a él.
—¿Lo era? —preguntó entonces Sasuke—. Quiero decir, si yo no hubiera peleado con Madara y regresado a Konoha, tal vez todo hubiera acabado así… y si fuera un recuerdo.
—¿Un recuerdo de qué? —casi rió la pelirrosa— Sasuke estamos vivos, no puedes recordar eso porque simplemente no ocurrió. Sólo es un sueño.
—Precisamente tú deberías saber que los sueños pueden ser más de lo que parecen —le recordó.
—Sí, pero hay veces que los sueños, son simplemente sueños, Sasuke —sonrió Sakura.
El Uchiha asintió alzando una mano para acariciarle el brazo pensativo.
—Puede que tengas razón, aunque no dejo de pensar en esto como una especie de cielo y que todo lo que pasé hasta encontrarte fue una clase de purgatorio que merecía por todo lo que había hecho.
—¿Merecía yo también ese purgatorio? —preguntó Sakura suavemente.
Sasuke movió los ojos hasta encontrar los de ella para mirarla seriamente.
—No —negó rotundamente. No, ella no merecía ningún castigo. Desde luego si hubiera muerto, no tendría que haber sufrido todo aquello porque ella no había hecho nada para merecerlo.
—Esto no es el cielo, Sasuke —dijo la pelirrosa dulcemente—, siguen ocurriendo cosas horribles en el mundo aunque nosotros seamos felices. Y de todos modos, aunque fuera cierto que esto fuera otra vida, que hubiéramos muerto en algún otro lugar. ¿Importaría realmente?
—La verdad siempre importa.
—Entonces te daré una verdad —sonrió la chica tomando la mano de él y guiándola hasta su corazón mientras ella deslizaba la suya hasta el suyo—. Estamos vivos y felices a pesar de todo por lo que hemos pasado y seguramente todavía nos quedan muchas cosas por pasar, pero te quiero y quiero pasarlas contigo. No digas que todo eso es un sueño.
Sin despegar sus ojos negros que ardían como el fuego de los verdes de ella, Sasuke giró de nuevo para atraparla bajo él enrollándolos a ambos en las sábanas y comenzando a repartir besos desde su cuello hasta sus labios.
—Tienes razón —susurró contra su boca deteniéndose un momento—, si esto fuera un sueño, o el cielo, o lo que sea, ¿para qué estarían todos los demás idiotas? Con nosotros dos bastaría.
Sakura rió distraídamente mientras él volvía a deslizar sus labios por su clavícula contenta de que él olvidara sus negros pensamientos hasta que algo pareció cruzarse de pronto en su mente.
—¿Qué hora es?
—Hmp. Qué más da —espetó Sasuke con la voz ronca.
—No, en serio —dijo la chica dándole un manotazo e incorporándose para buscar un reloj con la vista—. Oh, mierda. No puedo creerlo, programé esta estúpida cosa anoche —se quejó Sakura volviendo a dejar violentamente el despertador en la mesilla—. Ves, en el cielo estas cosas no pasan.
—¿El qué?, ¿que el despertador no suene permitiéndote quedarte en la cama hasta la hora que quieras? —preguntó Sasuke enarcando una ceja—, creo que nuestro concepto de cielo es ligeramente diferente.
Sakura le lanzó una mirada fulminante y finalmente decidió ignorar el comentario.
—Levántate —ordenó la pelirrosa lanzándole un cojín que el chico no se molestó en esquivar—, te juro que si no le diré a Suigetsu que venga a sacarte.
—Qué lo intente —retó Sasuke con un deje de amenaza—, no entiendo por qué siguen viviendo con nosotros. Tendrían que haberse buscado otra casa cuando Karin y él se casaron y no seguir viviendo a mi costa, como si esto fuera una comuna.
—¿Una comuna?, ¿no era el cielo Sasuke-kun? —preguntó Sakura con malicia.
—Hmp —se limitó a gruñir el muchacho mientras ella correteaba de un lado a otro vistiéndose y por el pasillo se oían ruidos y gritos que indicaban que el resto de los habitantes de la casa ya se había despertado.
Escandalosos. Pensó Sasuke suspirando. Cuando habían vuelto a Konoha, los tres Taka se habían instalado con él y al volver Sakura, el Uchiha pensó que se buscarían otro sitio ya que evidentemente, la pelirrosa iba a vivir con él en esa casa y no necesitaba ni quería verlos molestando por ahí… aunque al parecer ellos no habían captado la indirecta —o no habían querido hacerlo—. Karin y Suigetsu se habían hecho los locos ante sus insinuaciones de que se largaran y en cuanto a Juugo, Sakura le había adoptado como si fuera un niño huérfano llegando a regañar a Sasuke por decir palabrotas en su presencia, de modo que no había manera de que él dejara la casa.
Tiempo después, Suigetsu les había sorprendido a todos gritándole a Karin si quería ser su esposa. Esos dos todo se lo decían gritando, Sasuke todavía no se explicaba cómo podían estar juntos si aparentemente ninguno soportaba al otro, pero así había sido. La pelirroja había respondido un "¡Está bien, imbécil!" con los ojos brillantes de emoción cuando él le había dicho "¡Entonces cásate conmigo de una puta vez, zanahoria!" en mitad de una de sus habituales discusiones mañaneras.
Aun hoy, un par de años después del feliz enlace, todavía había gente que apostaba por el tiempo que tardarían Karin o Suigetsu en dejar al otro. Sasuke había dicho que eso nunca ocurriría por la simple razón de que los dos eran tan gorrones que ninguno quería dejar su casa. Fuera cual fuese la razón, lo cierto era que esos dos seguían juntos aunque parecieran el perro y el gato.
¡Oh!, y por supuesto al hablar de gorrones no podía olvidarse de Naruto. Como tomó la costumbre de desayunar y cenar con ellos prácticamente todos los días, decidió aparentemente que irse a dormir a su propia casa era un paso innecesario. Sasuke agradecía interiormente a Hiashi Hyuuga por permitir que su hija fuera a vivir con él cuando se prometieron unos meses atrás, si no, estaba seguro de que aun tendría al rubio acampado en su sofá para el resto de su vida.
—Algún día conseguiré echarlos a todos de nuestra casa —masculló el Uchiha estirando los brazos para desperezarse mientras Sakura rodaba los ojos y le dedicaba una sonrisa divertida.
Ellos no se habían casado oficialmente ni tenían prisa por hacerlo, a todos los efectos eran como un matrimonio así que daba igual si estaba escrito o no en un papel, era algo secundario. Todo el mundo sabía que se pertenecían el uno al otro —y pobre del que no lo supiera—. Incluso había gente que llamaba a Sakura "señora Uchiha", algo que enfurecía notablemente a la pelirrosa haciéndola gritar que ella tenía su propio apellido y que si querían llamaran a Sasuke "señor Haruno".
—Seguro que te alegrarás de tenerlos por aquí para ayudarnos con el niño —dijo Sakura caminando hacia la puerta—. Levántate, Tsunade-sama nos gritará si llegamos tarde. Voy a preparar el desayuno.
—¿Qué niño? —preguntó Sasuke con voz ronca cuando su cerebro volvió a funcionar. Sin embargo, su pregunta quedó en el aire pues la chica ya desaparecía por el pasillo con una sonrisa.
—Sakura, ¿qué niño? —volvió a reclamar el Uchiha asomándose al pasillo.
—¿He oído algo de un desayuno? —Suigetsu acababa de doblar la esquina con el pelo revuelto y los ojos algo empañados por el sueño todavía—. Vaya, vaya, voy a empezar a pensar que quieres seducirme, Sasuke-kun… sé delicado, ya sabes que soy una chica decente —se burló el espadachín imitando la voz de una damisela de película mientras miraba al chico sólo vestido con unos pantalones—. Pero vístete antes de que mi mujer te vea o me pondré celoso.
Pero Sasuke no le estaba escuchando, seguía dándole vueltas a las palabras de Sakura hasta que, por fin, una sonrisa socarrona apareció en su rostro y salió disparado tras la pelirrosa dejando a Suigetsu con la palabra en la boca.
Cuando finalmente la alcanzó, la tomó sorpresivamente por la espalda levantándola en el aire en un abrazo y girando ambos hasta entrar en por la puerta más cercana que resultó ser una despensa. Sin separarse de ella la apoyó en la pared y la besó mientras ella reía y él deslizaba una mano hasta su vientre.
Y en esa ocasión, por primera vez en su vida, Sasuke decidió que la verdad importaba menos que su felicidad. Que podría haber muerto mil veces antes de eso y le seguiría dando igual. Y que si aquello era el cielo o un sueño, lo único que quería era no despertar jamás.
Hola! Y hasta aquí llega este fic.
Espero que el epílogo os haya gustado, no voy a aclarar si están o no muertos, eso es algo que dejo a la decisión de cada uno, creo que hay tantas razones que apoyan tanto una cosa como la otra así que ninguna de las dos opciones es descabellada, tal y como dijo Sasuke, finalmente no importa.
Bueno, me despido de todos vosotros con una sonrisa y un gran agradecimiento por haber seguido esta historia y haberme animado y acompañado hasta el final. Muchas gracias a todos. Y no os preocupéis que tan pronto como pueda volveré con otra historia, ya tengo varias cosas en mente así que espero no tardar demasiado.
Hasta siempre. Besos Ela.
~Dedicado a todos aquellos que se han despertado alguna vez deseando que no fuera un sueño~