Autora: 22.05.16 Lo reescribí. Era ya lo único que sentía que era capaz de hacer tras tanto que me pidieran continuarlo. No lo iba a seguir si estaba como antes, donde un niño de diez años escribía mejor que yo.

Disclaimer: Himaruya tengo un lado de mi armario lleno de fotos tuyas con bigotes y unicejas dibujadas. ¡Esa es mi venganza porque no continúas la serie ni tampoco me das derechos sobre APH!

Advertencia: Hasta la hora... nada más que la mente de Estados Unidos.

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Convirtiéndote en un caballero: "¡Qué demonios!"

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Días libres…

Qué bonito se escucha. Con una lata de cerveza se recuesta en su sofá favorito, apoyando su cuello en el respaldo. Una sonrisa satisfecha se dibujó en sus labios.

Tras soportar una infinidad de recontraburridas reuniones, tanto con sus superiores como con las naciones (las muy malditas que seguían sin comprender su magnificiencia), estar rodeado y casi sepultado por una cantidad insana de papeles que estaban sobre su escritorio (los cuales si no hubiera dejado para última hora no estarían apilados), e incluso tener que sonreír a las dos chillonas y desagradables hijas de Obama cada vez que iban a darle la lata, ahora, por fin, podía descansar.

¡Oh, hermosos y anhelados días libres! ¡Les haría una oda si es que le interesara una pizca la poesía! Estados Unidos desde el fondo de su corazón, sólo podía desear que no acabaran nunca.

¡Gracias Obama por ser tan considerado con el grandioso héroe!

Por fin, por fin, ¡por fin! Tras todas esas semanas agonizantes, donde era obligado a despertarse a las seis de la mañana, muerto de frío y con el cerebro todavía reposando sobre la almohada, hoy ha dormido hasta las once sin escuchar el despertador. El despertador nuevo y excesivamente barato que habría desempacado la noche anterior pues… porque habría roto el anterior en la mañana.

El mismo trágico final que tuvieron todos sus demás despertadores a lo largo de su vasta existencia.

Tenía una bodega llena de despertadores, todos comprados al por mayor a China. La excesiva fuerza podía tener sus contras, como era este el caso.

Obviamente, no era culpa de él que los despertadores fueran tan delicados y todavía no existiera uno especialmente para él. ¡Además era injusto! ¡Perdía un dineral en comprar todos esos miserables relojes que le duraban un mísero día!

Aunque eso hoy no importa porque...

Estaba en sus días libres.

Y días libres no era solo dormir hasta tarde, sino que también un cambio fenomenal en su dieta. Se levantaría y comería las porquerías que se le vinieran en gana, porque nadie podría retarle por tener una mancha de ketchup en la corbata ahora que estaba en sus...

¡Días libres!

Después de terminar de comer (tragar) su desayuno 100 por ciento americano, fue a darse un largo y merecido baño.

Fuera del basurero estaban los restos del tocino y la cantidad insana de cáscaras de huevos. Ya lo podría limpiar en otro momento.

Desnudo, hizo tronar sus articulaciones, libres del peso del estrés y esas malas posturas de la silla. ¡Libre! Hizo correr el agua hasta conseguir que se entibiara y finalmente se metió.

― ¡Buen día Brittania! ― Aprieta el patito de hule. Queda claro que cualquier ser humano o nación que pusiera en duda su masculinidad o madurez por darse un baño junto a patito de goma sufriría de una peligrosa visita de la CIA encabezada por él mismo.

¡Además estaba en los grandiosos Estados Unidos de Norteamérica! ¡Tenía libertad de pensamiento y acción! No opinen donde no les concierne. Dicho sea de paso, esto era permitido totalmente pues… estaba en sus días libres.

Jamás se cansaría de repetirlo, porque es la misma sensación de lo que lo liberaran de la peor cárcel existente.

¡Esto sí que era vida!

Brittania graznó apoyándolo.

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Hoy tenía ánimos de calentar su hermoso y atlético cuerpo con algo de ejercicio. Aunque las envidiosas naciones le trataban de un sedentario sin cerebro, él era un genio amante del deporte.

¿Y cómo sino demostrarlo? ¡Pues bailando como Michael Jackson en su Wii!

Tras terminar de vestirse se dispuso a buscar en el armario de la escalera.

Si su memoria no le falla, está entre los palos de Hockey que le regaló Canadá y los muñecos de acción de la Liga de la Justicia. Y justamente no estaba ahí sino en tres casilleros más arriba del mueble, junto al traje de Superman que ha sentido ese último tiempo que cada vez le queda más ajustado en ciertas partes.

¡Es porque sigue desarrollándose!

Iba a coger el aparato cuando de repente suena el timbre de la casa.

— ¿Huh?— No había quedado con nadie para hoy, al fin y al cabo, anoche le avisaron de que lo liberaban del trabajo.

Sale de su cuarto dirigiéndose al primer piso. La puerta sonaba impaciente a los golpes. Abre con curiosidad.

Gigante fue su sorpresa y más aún su sonrojo cuando se percató quién aguardaba en la entrada del pórtico:

Inglaterra.

Siente como su corazón comienza a latir con una fuerza infernal, temiendo que rompa las costillas y se le escape de donde debe estar. Una estufa se le subió a la cara, y maldijo cuando comprendió que su rostro le estaba jugando mal y ahora estaba sonrojado.

Mierda, se le había olvidado como hablar.

— Aaah… ¿Qué-Qué haces aquí?— Inglaterra alza sus gruesas cejas tras escuchar esas palabras. Bravo Alfred, se felicitaba con ironía, que agradable saludo ¡Habrás quedado como la persona más inteligente en la Tierra! Sin contar que le salió esa estúpida voz parecida a cuando se traga helio y la voz pasa a ser una imitación de ardilla ahogándose.

Espléndido. Sencillamente espléndido.

— Qué educado. Cómo se nota que yo te cuidé ¿No?— Señaló mordaz. Estados Unidos sonríe pensando en porqué no se hacía un gigantesco agujero en la tierra y lo tragaba.

¿Pero por qué diablos la mayor superpotencia mundial actuaba tan ridículamente?

Claro, que otra cosa se podría esperar si tan solo hace dos semanas descubrió que estaba tonta y profundamente enamorado de su ex- tutor. El mismo ex-tutor que llega de improviso hoy a su casa y lo está mirando con una cara de mala leche para joderse.

—Eh...— ¡Brillante! ¡Su cerebro se había ido de viaje al caribe y dejó a cargo a su, a su... a su apéndice de todas las actividades intelectuales!

Momento.

¡Demonios!

Como alma que lleva el diablo, se subió sus pantalones hasta el límite que su humanidad le permitiera y que por poco y le llegaban a las rodillas. Debía esconder un vergonzoso secreto.

¿Por qué mierda se le ocurrió ponerse los calzoncillos con la cara de Elmo?

— ¿Estás tomando drogas?— La nación europea observaba todo el espectáculo como quien mira a Francia desnudo en medio de una cena de gala. Horror.

América ríe apretando la manilla de la puerta hasta casi pulverizarla. Debía dejar de hacer el ridículo. Llamó a su autocontrol que parecía dormido en alguna parte oscura de su cabeza. Normal. Normal. Debía actuar normal en estos momentos. Inglaterra le seguía mirando raro.

— Nada, no es nada. Sólo que me sorprendí de verte aquí tan de repente— Excusa perfecta y que no escapaba de la realidad.

El problema fue que Inglaterra le miró confundido.

— ¿Sorprenderte? ¿Cómo sorprenderte pedazo de idiota si tu presidente tuvo que avisarte?— ¿Avisar? ¿Avisar de qué? ¿Disculpa?— Debido a tu deplorable comportamiento y la vergonzosa opinión que dejas a todas las naciones, tu presidente me llamó para poder disciplinarte.

"Disciplinarte"

Verbo. Una simple palabra.

Una mísera palabra que hacía eco en su mente, esa oscura y vacía mente donde la imagen vino a la de Inglaterra disfrazado de policía porno tirando latigazos, se acerca sensualmente donde él, que está curiosamente amarrado a una silla.

"— Debo disciplinarte, América— Susurró con sus labios a pocos centímetros de los suyos"

Demonios, demonios, demonios... ¡Fuera imágenes!

Debía borrar eso de su mente antes de cierta zona despertara y lo dejara en serios problemas.

¿Qué cara habrá puesto como para que la otra nación se alejara prudencialmente de él?

— ¿Estás bien?— No. No lo estaba. Negó con la cabeza y le sonrió débilmente.

— ¿Qué haces aquí?— ¡Hey! ¿Pero por qué le mira con pena?

— ¿Tú eres idiota o te pagan? Me debo quedar a vivir en tu casa para comportes tal como un caballero— Señaló sus maletas y Alfred sintió como lo empujaban a un pozo oscuro y sin fondo.

Un pozo muy oscuro...

¿Qué demonios?

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Notas: Esta ha sido una de las historias más votadas para continuar, primero debo corregirla y editarle unas partes que están espantosas, antes de dar la correcta actualización. Pero será menos. Los capis de este fic son cortitos.