Hola! Antes que nada me gustaría hacer una aclaración, este fic ya lo he subido antes a otra página, soy Liz-cam (Liz_cam) es igual...
Es la primera vez que publico aquí, también este fue mi primer fic, es un SasuSaku. Me han dicho que es triste y romántico, yo no lo sé, sólo que más de una vez lloré, tal vez sea muy simplista en ese aspecto, pero fue en el momento. Espero puedan aceptarlo y desde este momento agradezco su lectura.
Los primeros capítulos serán cortos, después al avanzar la historia serán más largos.
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Esta cruda realidad.
La vida de los universitarios suele ser dura, al menos la mayoría de las veces. Abandonan sus hogares, piden dinero a sus padres cada mes, y en algunos casos tienen que trabajar para poder pagar sus estudios, una vivienda y pan que llevarse a la boca.
En fin, ella sabía que a partir de este año las cosas iban a ser difíciles. Haruno Sakura había quedado huérfana a sus 19 años de vida, su madre había muerto dos meses atrás, y su padre cuando apenas era una bebé de un año; no tenía a nadie, así que estaba prácticamente sola. Pero, ¿cómo podría arreglárselas en una ciudad tan grande como lo era Tokio?, no estaba segura, pero al menos ya había podido conseguir una casa más pequeña, no era mucho pero estaba cómoda.
Su madre y ella nunca habían tenido una casa propia, la anterior estaba sólo en renta, así que al no poder pagarla decidió optar por encontrar otra más económica y cerca de la universidad a la cual asistiría dentro de unas semanas. Quería que las cosas funcionaran, y para eso debía conseguir un trabajo con urgencia, aunque los lugares se le agotaban, no todos tenían un horario adecuado para ella, otros estaban demasiado lejos de su vivienda, pagaban mal, y sobre todo no la aceptaban. Y no hacía falta aclarar que la chica estaba desesperada, deprimida y cansada, no había dormido en días, preocupada por no conseguir dinero para mantenerse, todo lo que le había quedado de su madre lo había dado para la renta por adelantado de la casa, la cual exigían para asegurarse.
Sakura Haruno, la chica de exótico pero extraño cabello color rosa lloraba en su cama desde hacía horas, extrañaba mucho a su mamá, las dos siempre habían sido muy unidas, nunca se habían separado, lo que resultaba aún más difícil su pérdida. La señora Haruno al ser madre viuda había sacado adelante a su pequeña y hermosa hija Sakura, y a pesar de la muerte de su esposo ella supo llevar la situación y encontrar una manera de salir de los problemas. Pero el punto es que su madre la había tenido a ella al fallecer su padre, pero en cambio Sakura estaba sola, sin nadie más para apoyarla que ella misma, y eso era algo duro que quizás no podría saber llevar.
No sabía cuanto tiempo había estado en la misma posición, llorando ya casi en un susurro poco audible, como rindiéndose ante todo, solo deseaba que todo eso fuera una pesadilla de la cual despertaría en cualquier momento, pero eran pocas las horas en las cuales podía dormir, y al abrir de nuevo los ojos se encontraba con el mismo panorama, en esas cuatro paredes, sin nadie más a su lado que la foto de su madre.
Se levantó sin gana alguna reflejada en su cuerpo, se miró en el espejo como tratando de conocer esa figura que veía, estaba demacrada, pálida y con los ojos hinchados. Si no fuera porque estaba sola hubiera pensado que se trataba de otra persona, un fantasma sin un propósito. Caminó hasta el pequeño cuarto de baño y se dio una corta ducha para activarse un poco, no quería seguir triste ni mucho menos llorar. Ya había sido suficiente, y sobre todo no quería decepcionar a su mamá rindiéndose tan fácil.
—Ya basta de tonterías Sakura, ponte seria —se dijo para sí en voz alta cuando terminaba de vestirse, y caminó hasta la cocina cogiendo un plato hondo, leche y un poco de cereal, que se había convertido en su único desayuno en las últimas dos semanas.
Al terminar de desayunar lavó lo que utilizó, cepilló sus dientes y rápido cogió su bolso y las llaves. Hoy sería otro día más donde trataría de encontrar empleo, y no regresaría hasta encontrar uno, eso lo decidió al cerrar su puerta y salir casi corriendo por la calle…
La vida no podía ser tan injusta, estaba exhausta, había recorrido casi la mitad de la ciudad y no había podido encontrar nada, no sabía a donde más acudir, y para colmo el sol estaba por ocultarse. Decidió hacer un último intento en un pequeño mini-súper antes de regresar a su casa, tampoco quería vagar tan tarde por las calles. Entró decidida al establecimiento cruzando los dedos antes de preguntar lo que llevaba repitiendo durante todo el día.
—Disculpe señorita, lo que pasa es que quería preguntarle si no están solicitando una empleada —dijo amablemente a la chica que atendía en el lugar.
—Bueno, que yo sepa no —Sakura entristeció su rostro al oír eso— pero tal vez deberías preguntarle al jefe, quizás él pueda ayudarte —le dijo la chica regresando el rayo de esperanza que tenía la pelirrosa.
— Te lo agradezco mucho —mencionó con una pequeña sonrisa, la cual la empleada le regresó.
—Por allá esta la oficina del jefe, toca antes de entrar por favor —Sakura vio hasta la puerta que le indicaba la muchacha y avanzó hasta ahí, no sin antes agradecerle de nuevo.
Mientras caminaba hasta la puerta que le habían indicado, Sakura no dejó de rezar ni un solo momento, deseaba con toda su alma que la aceptaran, que esa persona se tocara el corazón y le diera el tan añorado empleo que había estado buscando durante semanas. Tocó suavemente la puerta y unos segundos después pudo oír un adelante. La chica abrió la puerta despacio y un tanto nerviosa. Al entrar pudo ver a un hombre de escasos 45 años, un poco robusto y calvo, estaba tras su escritorio con unos papeles en mano. No le dirigió la mirada hasta un momento después que a la chica le parecieron eternos. El hombre la observó de pies a cabeza, y ante eso ella se sintió un poco incómoda, pues la mirada que ese sujeto le propiciaba no le gustaba para nada. El hombre parecía muy entretenido en lo que hacía, como si jamás hubiera visto una joven en su vida. Por primera vez Sakura deseaba que no la contrataran, ese señor no le daba buena espina.
—Toma asiento por favor —le indicó el hombre mostrándole desde su escritorio la silla, se sentó no muy segura de querer hacerlo— ¿en qué puedo ayudarte jovencita?
—Ah… lo que pasa es que quería saber si tenía un empleo disponible… pero olvídelo —sentía que las manos le sudaban, pero aun así continuó— no quiero hacerlo perder el tiempo…
—Para nada —la interrumpió el dueño con una sonrisa extraña surcando sus labios. Sakura no pudo evitar ver sus horribles dientes amarillos— sabes, he estado pensando que no me vendría mal una asistente.
ASISTENTE, esa palabra ya sonaba peligrosa viniendo de ese hombre, a como iban las cosas era mejor despedirse y buscar por otro lado. No quería tener problemas, ni mucho menos terminar de "la querida" de cierto individuo que no conocía ni quería hacerlo. Debía inventarse una excusa rápido o lo lamentaría después.
—Yo… le agradezco mucho su oferta pero… —el señor la miraba impaciente— ser asistente no es lo que estoy buscando en realidad, y creo que eso conllevaría mucho trabajo —sólo esperaba que eso resultara y el hombre no dijera nada.
—Puedes ser una asistente con derechos —le dijo en tono coqueto, o al menos eso le pareció, la chica tragó saliva antes de contestar.
—Lo siento pero no puedo —se levantó de golpe, y a causa de eso casi tiró la silla donde segundos antes estaba sentada— muchas gracias, disculpe —y diciendo eso salió corriendo casi dando un portazo. La mujer la vio salir un tanto sorprendida por su actitud.
Corrió y no se detuvo hasta llegar a su casa. Si bien no se encontraba cerca pero tampoco muy lejos. Aun así le dolieron los pies, pero su actitud de loca corriendo por las calles se justificaba, ese sujeto se había pasado, seguro era del tipo que buscaba aventuras con sus empleadas, y precisamente eso la hizo pensar, ¿la chica de la tienda que la había ayudado tendría algo que ver con ese hombre?, tal vez nunca lo sabría.
Con cara de derrota se dirigió a la cocina para preparar la cena, estaba hambrienta después de andar deambulando por las calles toda la mañana y parte de la tarde. Otra vez no comería bien, pero algo era algo, y agradecía no tener que vivir en la calle, aunque como iban las cosas eso podría pasar. Comió casi sin ánimos, lavó lo que utilizó y después de ver la tele un rato se quedó dormida en el sillón.
Era sábado por la mañana, la linda pelirrosa se despertó pasadas las nueve, no tenía ánimos de seguir buscando ese día, pero no tenía muchas opciones y menos darse el lujo de negarse a salir en busca de empleo. Como era rutina todas las mañanas se bañó y desayunó.
—Deséame suerte mamá —dijo sonriéndole a la foto de su madre que se encontraba en la sala— por favor, ayúdame a encontrar una persona buena que me acepte —cerró la puerta y continuó con su búsqueda, pidiendo a ruegos que esta vez la encontrara.
No llevaba mucho caminando, pero sabía que en ese lugar no encontraría empleo, pues ya había indagado días antes en ese sitio y nada. No tenía que buscar por ahí, no había muchos negocios, más bien parecía un pequeño vecindario, bonito y tranquilo, nada comparado con su casa pero supuso que vivían familias más grandes que la de ella, con al menos dos o tres integrantes por familia, y eso era algo que ella no tenía.
Suspiró un poco melancólica, pero aun así continuo. Entró a un mini-súper cerca de ese vecindario, sabía que no había estado ahí antes, pues el vecindario anterior sólo lo conocía de vista. Empujó la puerta de entrada, y por ir distraída no se fijó en la persona que justo quería salir, lo que ocasionó que las bolsas que llevaba en sus manos cayeran al piso.
—¡Cuánto lo siento! —gritó la chica muy apenada y agachándose para ayudar a su víctima a recoger las bolsas. Siempre le pasaban esas cosas, chocaba con la gente por su torpeza.
—No te preocupes cariño, fue un accidente —le dijo una mujer muy bella, tenía el cabello negro, lacio y largo, sus ojos de igual color y piel blanca. A primera vista le pareció buena persona.
—Discúlpeme por favor, muchas veces suelo ser muy torpe —y tenía razón, ni ella misma sabía como se las arreglaría en caso de tener un trabajo, la mayoría del tiempo lo emplearía en no romper alguna cosa.
—Tranquila, eso le podría haber pasado a cualquiera —dijo la mujer con una sonrisa que Sakura no dudó en responder— soy Mikoto Uchiha —se presentó.
—Sakura Haruno —dijo la pelirrosa haciendo una reverencia.
—Lindo nombre Sakura, pero bueno, no te distraigo más en tus compras —la chica sintió un impulso de contestar, deseaba de alguna manera contar sus problemas, que alguien la escuchara aunque fuera una desconocida.
—Bueno, en realidad no vengo precisamente a comprar —Mikoto le prestó atención nuevamente— estoy buscando trabajo.
—¿Trabajo?, ¿Acaso no vas a la escuela? —preguntó la señora Uchiha con cierto interés.
—Oh, no es eso, voy a la universidad, pero tengo que encontrar un trabajo de medio tiempo para seguir pagando mis estudios —la chica de pronto se tornó triste— pero hasta ahora no he tenido suerte, pero sé que a mamá no le gustaría que me rindiera tan fácilmente —Sakura de pronto recobró su ánimo. Y al parecer a Mikoto la conmovió.
—Sabes Sakura, yo estoy buscando a una chica que me ayude en mi casa para cuidar a mi hijo. Estoy pensando en buscar trabajo pronto y necesito a alguien que se quede en mi casa mientras yo no estoy —Sakura comenzaba a comprender, Mikoto le estaba ofreciendo trabajo— solo necesito saber si por las tardes estas libre.
—Bueno, creo que salgo de la escuela a las 2 de la tarde —dijo la pelirrosa haciendo memoria.
—Me parece perfecto. Mi hijo llega de la escuela a la 1:30 PM —agregó la mujer.
—¿Pero él puede llegar solo de su escuela? —Sakura pensaba que tal vez la escuela del niño estaba muy lejos de su casa y no recordaría el camino.
—Claro, por eso no te preocupes, es muy independiente, no te dará problemas. Solo ocúpate de que coma bien y no le pase nada.
—Muchas gracias señora Uchiha, yo…
—Nada de señora —la interrumpió la hermosa mujer— llámame Mikoto.
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El siguiente cap. estará más enfocado a Sasuke, su situación.
Espero de verdad que les haya gustado, por el momento es todo y si desean dejar reviews, adelante, ayudarían a alejar mi pesimismo xD
Gracias! Bye!