Disclaimer: Todo esto no me pertenece, si no al genial Kishimoto. Solo me pertenece esta historia y algunos de los personajes de mí alocada imaginación.


Besos de lluvia


Un encuentro lluvioso


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Miro el cielo encapotado desde la ventana del departamento de su amiga y suspiró. Solo eso podía faltar para completar el peor día de su vida. Le acababan de echar de su trabajo por llegar tarde y eso había sido porque encontró a Kiba engañándole. Todo gracias al chico que le juro amor eterno una vez.

Maravilloso.

— ¿Segura que no quieres quedarte, Hinata? —preguntó Sakura, sacándola de sus pensamientos.

Sonrió con tranquilidad y sacudió la cabeza, se llevó a los labios la taza de té que su amiga pelirosa le había ofrecido cuando fue a buscar apoyo, y bebió el humeante liquido, se sintió por un momento bien, el té caliente le había reconfortado….pero sabía que en cuanto saliera todo aquello que la hería volvería a estar presente en sus recuerdos.

Destrozándola, como Kiba hizo cuando le encontró engañándole. Según él porque era hombre y tenia necesidades que ella no quería saciar. Tenía que haberlo sabido, Temari y Tenten siempre le advirtieron que se andará con cuidado, que los chicos siempre lastimaban.

Se mordió el labio con tristeza.

— ¿Hinata? —murmuró Sakura con un suspiro.

— ¿Hm?

—Deja de atormentarte. Si él no supo valorarte es un idiota. Vas a ver Hina-chan, eres una mujer hermosa, encontraras a alguien que te merezca y te olvidaras del cerdo ese.

Sakura, Tenten y Temari siempre pensaban eso de los hombres, que eran de lo peor, que solo lastimaban y buscaban mujeres solo para un momento de diversión, las palabras que le decía la pelirosa solo eran consuelo porque ella no creía en los hombres y trataba de animarla.

Hinata armó una sonrisa y se levantó.

—Creo que es hora de irme, gracias por el te Sakura-chan.

La Haruno asintió.

— ¿No quieres que te acompañe?

—No, gracias. Además tengo que pasar al aeropuerto a recoger a mi primo. Sasuke-kun se pondrá de mal humor si tardo mucho.

Sakura hizo un gesto de desagrado cuando mencionó a su primo. No es que le cayera mal, la pelirosa ni siquiera conocía a Sasuke, solo que la fama del actor engreído Sasuke Uchiha llegaba a todos lados y a la chica en definitiva no le gustaba la forma de ser de su primo. La peli azul en cambio sabía que Sasuke podía ser una persona muy agradable si sabias ganarte su afecto, su personalidad fría y engreída solo era pura fachada para ahuyentar a las interesadas en su dinero.

La Hyuga cogió su cartera y la acomodó en su brazo.

—Nos vemos luego, Sakura-chan.

—Recuerda llamarme cuando llegues a tu departamento. No quiero ni pensar en lo que es capaz de hacerme Neji si sabe que te deje ir así como así.

—No te preocupes.

Pero parecía que eso solo la hizo preocuparse más. La pelirosa se debatía entre acompañarla o suplicarle que se quedara ahí.

—Mejor llamare un taxi.

—No, ya tomare uno.

—Pero…

—Quiero caminar, Sakura-chan. Necesito pensar.

Esas últimas palabras salidas en un susurro fueron la que hicieron desistir a la chica de cabello rosa, con un último suspiro, acompaño a su amiga a su puerta y la despidió, rogándole que no caminara por lugares desolados y que tomara un taxi rápido.

En cuanto salió del departamento, Hinata camino con rapidez con la cabeza gacha, conteniendo las lagrimas que pugnaban por salir de sus ojos perlas. Le dolía demasiado la traición de Kiba, sabía que no debía haberle aceptado, solo logro arruinar su amistad, pero él le rogó una oportunidad que no pudo negarse. Y al final los dos salían lastimados, él porque el amor que ella podía ofrecerle no era genuino, y ella porque le acababan de engañar ante sus ojos.

Disminuyo su andar conforme se acercaba a la salida. No tenía ganas de hacer nada, saco su celular y mando un mensaje a Neji para que recogiera a Sasuke, sabía que no lograría llegar al aeropuerto y fingir que todo estaba bien, Sasuke se daría cuenta y luego golpearía a Kiba, y no quería eso.

Poco a poco pequeñas gotas saladas resbalaron de sus ojos, recorriendo sus mejillas y perdiéndose en la curva de su cuello, frunció los labios para acallar los sollozos que querían salir de sus labios. Tenía que ser fuerte, no podía derrumbarse, ella era Hinata Hyuga, la que renunció a toda su herencia por cumplir sus sueños de ser diseñadora.

Había conseguido un buen trabajo y lo perdió por quien no merecía la pena, se llevó las manos a la cara y trato en vano de limpiarse las lágrimas, nuevas las reemplazaban con rapidez. ¿Ahora qué haría?

Y entonces el cielo se puso también en su contra, la lluvia que espero comenzó a caer a chorros bañándola al instante, ni siquiera trato de ir a algún lugar a cubrirse hasta que la lluvia disminuyera.

No, en vez de hacer algo tan sensato como eso, alzo la cabeza, dejando que el agua cayera de lleno en su rostro, refrescándola. Un suspiro de alivio se escapó de entre sus labios.

Lo mejor sería ir a su departamento, pensar las cosas y al día siguiente comenzar a buscar un empleo. No dejaría que nadie volviera a lastimarla, tenía que olvidar a Kiba.

Alzo la mirada, agradecida que la lluvia camuflara perfectamente sus lágrimas. Miró a su alrededor, ya tenía unas cuantas cuadras del edificio donde vivía Sakura, ni siquiera se dio cuenta del momento en que caminó.

Estaba frente a la corporación Uzumaki.

Era una de las empresas de ropa más importante del país. Nunca había intentado pedir trabajo ahí, principalmente porque su padre se encargaría de cerrarle todas las puertas en los lugares más reconocidos y no quiso perder tiempo. Pero, bueno, tenía que intentarlo, esta vez lo necesitaba.

Mañana volvería.

Agarro su cartera con más firmeza y levantó la mano para parar un taxi que venía en esa dirección. Afortunadamente paró, sonriendo para sí misma alzó su mano para abrir la puerta del taxi.

Pero algo se lo impidió.

Una mano bronceada se poso sobre la suya. El contraste contra su pálida piel le sorprendió, miro para atrás para ver con sorpresa como un joven rubio de unos veinte años de edad la mirada también sorprendida. El joven rubio no quitó la mano de la suya y no se quejo, era cálida al contacto y se sentía protegida.

—Ah, lo siento, dattebayo —se disculpó el joven segundos más tarde retirando su mano.

Hinata bajo la cabeza sonrojada, el chico era muy guapo. Lindo, amable y sus ojos azules como el cielo tenían un brillo de seguridad y felicidad que le cautivo completamente. Sus rasgos varoniles eran fuertes y afilados aunque el puchero de sus labios le hacía ver infantil y le disminuían edad. Espiando a través de sus pestañas, aún sonrojada observo la apostura y calidez que desprendía. Sentía mariposas en su estomago, y porque más que quería no podía hilar una frase decente.

Nunca se había sentido así.

¿Quién sería aquel extraño que le hacía sentir emociones nuevas?

Naruto miró con creciente curiosidad a la hermosa joven de cabello azul y ojos perlas, de bonito cuerpo que le había casi quitado el taxi que llamó desde la empresa. Haciendo un gesto infantil el rubio carraspeó.

—Eh…creo que mi taxi espera, ´ttebayo.

El taxista les miraba con expresión aburrida. No tenía idea de cuánto se demorarían aquellos jóvenes en mirarse.

La Hyuga alzó la mirada sorprendida.

—L-lo….s-siento —murmuró sonrojada. ¿Por qué tartamudeaba? —p-pero y-yo pare el taxi.

El rubio frunció el ceño.

—Ese taxi es mío.

La peli azul le miró desafiante. Necesitaba llegar a casa rápido, no iba a dejar que él le quitara su medio de transporte.

—No, es mío —menos mal que ya no tartamudeó.

— ¡Que es mío, dattebayo!

—No, ¡yo lo pare!

— ¡Yo lo llame desde agencia! —exclamó Naruto haciendo un berrinche.

— ¿Eh? —Hinata le miró sorprendida —Ah…b-bueno, si es a-así. Lo lamento.

Se hizo para atrás. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? Hizo el ridículo por un taxi, y al final el chico le había llamado, ahora tenía que buscar otro taxi.

—No hay problema, dattebayo —dijo Naruto feliz de haber ganado la discusión. Estaba a punto de subir al taxi cuando miro de nuevo a la chica, parecía un ángel con aquella belleza celestial, aunque un ángel no lloraba, o por lo menos no se hacía llorar a alguien tan linda. Notaba como sus ojos perlas parecían un poco rojos, producto del llanto.

Miró el taxi, seguro ella lo necesitaría más que él. Ya buscaría otro, además si sus padres se enteraban que peleó con una chica por un taxi en lugar de cedérselo se iban a enojar.

—Hey —llamó.

— ¿Si?

—Está bien, si quiere sube, dattebayo.

La Hyuga trató de no cambiar su expresión. No era justo, si él había llamado al taxi él tenía que subir, la culpa fue suya por pelear en vez de comportarse como una dama. Sacudió la cabeza con suavidad, al tiempo que apretaba su chal más contra su cuerpo, la lluvia seguía cayendo sin piedad.

—No, gracias.

—Yo buscare otro taxi. Te estás congelando.

—T-Tu también.

Y era verdad, él también tiritaba de frío. Las gotas de lluvia caían sobre rostro hermoso y se perdían en su camisa blanca que se pegaba a su cuerpo mostrando perfectamente sus trabajados pectorales. Se sonrojo al notar eso y apretó mas su chal, consciente de que su vestido azul cielo también se pegaba contra su cuerpo y lo que menos necesitaba era que alguien se diera cuenta de eso.

—Si no subes, tampoco lo hare —Naruto se cruzó de brazos con gesto testarudo.

—N-No…p-podría —murmuró Hinata aun sonrojada, y mirando al suelo —t-tu l-llamaste al taxi.

—Pero te estoy diciendo que puedes subir tu, dattebayo.

—N-No.

—No puedes esperar que deje que una mujer se quede bajo la lluvia e irme como si nada. Mis padres no me educaron así, dattebayo.

Ella levanto las manos y jugó con sus dedos. Era una manía que tenía cuando se ponía nerviosa, notaba como su rostro se ruborizaba cada vez más.

—No, g-gracias.

—Pe…

— ¿A qué hora decidirán si van a subir o no? —exclamó el taxista ya harto.

Naruto hizo un gesto con la mano para que se fuera.

— ¿O sea que me llamaron para las puras? —dijo el hombre enojado. El rubio suspiró y sacó su cartera pagándole. El taxista se fue contento, dejándolos a los dos bajo la intensa lluvia que por azares del destino los acababa de unir.

—Naruto Uzumaki —se presentó el rubio alzando su mano.

Hinata sonrió tímidamente.

—H-Hinata Hyuga.

Cuando sus manos volvieron a entrar en contacto sintieron otra vez aquella calidez que les hacía sentir tan bien. Y supieron que ese día nunca lo olvidarían.

Bajo la lluvia sellaron uno de los tantos encuentros que tendrían, donde nació su amistad y más tarde el amor.


Hola!

Dirán…. ¿No se cansa de hacer fics? Y mas que no termino la mayoría, pero tenía esta idea desde hace unas semanas y no pude aguantar las ganas. Además será un fic cortito de tres o cinco capis.

Espero que les guste realmente y me dejen un lindo review. ^.^

Para los que leen mis historias, solo decir que el quinto capi de Mi Dulce Castigo estará listo el martes sin falta.

Es todo.

Besos

Hasta la próxima actualización

Bella Scullw.

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