Los Personajes de The Prince of Tennis no me pertenecen, son de la propiedad exclusiva de Konomi Takeshi. Hago ésto sin fines de lucro, únicamente por mera diversión.
"Realidad"
"De noticias y cenas"
I
-¡Fuji-senpai! ¡Mire qué lindo!-Fuji sonrió ante la alegría deslumbrante de la joven Kurumi. Ella le enseñaba un lindo oso de felpa grande con un hermoso listón rojo en su cuello.
Las risas de la gente, los pasos de correr de los niños, las chicas chillando emocionadas y uno que otro empujón para ir a una atracción, hicieron que Fuji observara a rasgos generales y rápidos el parque de diversiones.
El día de ayer, después de la práctica de tenis y de haber ido a pasear con Kurumi a una plaza, fue a dejarla a su casa y habló con los padres de ésta, para pedirles permiso para que salieran al parque de diversiones. La madre de Kurumi había estado encantada con él, Narumi habló mucho de su tenis y que era una persona muy seria, y aunque hubiese estado el mismo director del Instituto, el padre de Kurumi no le hubiera dejado de observar con ojo crítico. Tampoco hubiese dejado de recalcar a cada minuto que en sus años jóvenes había sido un excelente cazador y que la escopeta que tenía en la pared no estaba ahí por nada, ni mucho menos por adorno.
Pero al fin y al cabo, le habían otorgado permiso para salir. Pasó por Kurumi cerca de las doce del día, habían comido en el mismo parque y luego se subieron a todas las atracciones que la chica quería, donde ella quisiera irían. Y que estuviera al tanto su padre, claro.
Kurumi tenía ésa chispa de alegría y de inocencia pura que no encontraba en ninguna chica. Para su sorpresa, adoraba estar junto con ella, tenía una ganas irrefutables de tomarle la mano, de darle un beso en la frente y abrazarla. Kurumi no provocaba ningún deseo de tipo sexual en él y no se refiere a que no la encontrara atractiva, sino que siendo tan niña, tan joven, a unos pasos de la adolescencia, le provocaba una grandes ganas de cuidarla, de protegerla y por sobretodo, de esperarla.
-¿Lo quieres?-le preguntó y Kurumi asintió de forma efusiva.
El juego consistía en que tenía que jugar con tres jugadores de baloncesto del Equipo de Ciudad, todo un reto para algunos chicos, los tenía que eludir y encestar tres veces. Hacerlo, no fue complicado, la gente incluso le aplaudió puesto que al parecer era el primero en el día en realizar aquella maniobra. Los jóvenes se sorprendieron que rechazaran su solicitud de unirse al Club de Baloncesto y que rematara diciendo que era perteneciente a un Club de Tenis. Pero ya estaba hecho, había logrado aquel oso enorme que esperaba ansioso estar en los brazos de su nueva dueña.
-¡Aquí tienes! Para tu linda hermana-Fuji notó que Kurumi observó al suelo y que cerró sus puños de forma involuntaria, también notó que el señor del puesto lo había dicho sin ninguna mala intención. Por lo que le sonrió mientras sujetaba al oso de felpa.
-No es mi hermana-le dijo, el señor los quedó observando confundidos y se giró para observar a Kurumi, pasó por su lado y entrelazó sus dedos con los de ella para caminar, al cabo de unos minutos y de llegar a una zona de descansos con baquetas, Kurumi se sentó en una de las bancas y después de unos segundos ella levantó el rostro y le sonrió de forma apacible, tratando de hacer que no había ocurrido nada.
No piensen que ellos habían conversado sobre sus sentimientos, después de un tiempo, de haber salido a algunas partes, de sus conversaciones y de de algunos gestos, ambos sabían lo que sentía el otro por uno mismo, y no hacía falta decirlo en voz alta, al menos no para ellos. Kurumi siempre hacía un esfuerzo para no salir con sus actitudes de niñas y estar a la altura de él, y Fuji siempre trataba de hacerle ver que no había ninguna distancia entre ellos. Y a pesar de que eran cosas que se esforzaban por hacer, ambos sabían que así eran de forma natural y que no podían hacer nada por ellas. Pero ambos estaban bien por el momento en ésas circunstancias, para Fuji no había mejor momento de la cita que estar con Kurumi y poder tomarla de la mano, y para Kurumi no había mejor momento de la cita que cuando Fuji le daba un beso en su frente.
Y ahí estaban, siendo felices a su medida, esperando pacientemente a que llegara el momento de que ambos pudieran salir formalmente. El padre de Kurumi se lo había mencionado, hasta que la joven no cumpliera dieciséis no iban a tener permiso para salir como novios, y Fuji estaba bien con aquello, no tenía problema en esperar por ella, y Kurumi era feliz con aquello, porque no podía creer que Fuji la esperara teniendo la posibilidad de estar con cualquier chica, él prefería esperarla, a ella.
Y para Kurumi no cabía mayor felicidad en aquello.
Pero era en ésos momentos, en que la gente solamente los veía como hermanos, como senpai y kohai, en los que Kurumi se deprimía de forma notable. No piensen que a pesar de tener a Fuji esperándola, éso no la podía deprimir, era todo lo contrario, ella quería tener dieciséis luego, para poder ser formalmente la novia de él.
Pero faltaba mucho tiempo.
-Kurumi-la aludida observó como Fuji le entregaba aquel oso de felpa que le había vuelto loca y lo tomó para abrazarlo de forma posesiva.-No te preocupes.
-¿Eh?
-No te preocupes por lo que dice la gente, Kurumi.-Fuji se colocó las manos en los bolsillos de sus pantalones y le sonrió-Yo te estoy esperando.
-Fuji-senpai, a veces pienso si realmente vale la pena que me esperes-A Fuji le descolocó lo que la joven dijo-Puedes tener a cualquier chica, y estás aquí, esperándome. Podrías ser feliz con otra joven, y te prometo que yo lo entendería si quieres que sea así, y no le guardaría rencor si ella te hiciera feliz.
Fuji sacó de su bolsillo de la chaqueta, una pequeña caja. Y la abrió ante los ojos sorprendidos de la joven, era un pequeño anillo, de fantasía, de ésos que a pesar de ser solo de fantasía, costaban un poco más de lo accesible. Le tomó la mano a Kurumi y lo deslizó por el dedo anular de la chica.
-Hay pocas cosas por la que siempre estoy seguro. Pero estoy seguro de ésto Kurumi, de esperarte, de estar aquí por dos años aunque sea solo dándote besos en la frente. Y con ésto, yo estoy bien. Pero si quieres que alguien vea que no eres una simple kohai, o mi hermana pequeña, te doy ésto. Llevalo siempre, y la gente no te verá más de la misma forma.
-F-fuji-senpai.-tartamudeó observando el simple anillo, era ése anillo que observó de forma disimulada en uno de los escaparates del centro comercial cuando iban a comprar unos repuestos para la raqueta del joven.
-Así también me aseguro de algo.
-¿De qué?
-De que todos los chicos sepan que ya tienes dueño.
Kurumi sintió sus orejas coloradas y que el corazón se le saldría por la boca, observó el anillo en su dedo anular y sonrió. Fuji le tendió los dedos y ella los entrelazó con los suyos.
-Diablos...-Kurumi vio como él observaba con pánico el celular.
-¿Qué ocurre?
-Son las ocho menos quince.
-¿Cuál es el problema?
-Kurumi, tenía que ir a dejarte a las ocho. Nos demoramos media hora en llegar a tu casa-A Kurumi le recorrió un frío por la espalda-Tu padre me va a matar.
II
-Momoshiro Takeshi.
-Kamio.
-¡Akira Kamio!-Momoshiro se llevó una mano al oído para apaciguar el grito del joven. Lo observó con hastío mientras que Kippei solo le observaba sonriendo, sabiendo que aquello se trataba de una advertencia muy al estilo Kamio.
-¡Escúchame bien Momoshiro! No permitiré que le hagas daño alguno a Ann-Momoshiro rodó los ojos y se cruzó de brazos apoyándose en el respaldo del sillón.
-No hace falta que me amenaces-Claramente no hacía falta que el joven lo amenazara, por el que tenían que velar era por él, no por Ann. ¡Era ella la que llevaba las riendas en la relación! La que decidía absolutamente todas las decisiones y la que en ocasiones le tiraba una pelota de tenis en sus partes cuando se peleaban. Pero cabe decir, que Momoshiro aprendió. Aprendió a no llevarle la contraria a Ann, y a obedecer cada capricho que a la chica se le ocurriera, él haría cualquier cosa que ella le dijera, cargaba con sus cosas cuando salían, le decía que iban a hacer en el día y Momoshiro en ningún momento se quejaba. Pero claro, no era algo que él, fuera un chico sometido en lo absoluto. Adoraba ver que Ann hablaba con fuerza o que sus manos se posaran en aquella cintura que él adoraba cuando ella tomaba una firme decisión. Adoraba cada cosa de Ann, que no le molestaba en lo absoluto que la chica fuera la que mandara. Pero éso, no lo sabía nadie. Y no lo iba a admitir, mucho menos frente a Kamio que esperaba solamente un descuido por su parte para aprovechar la situación.
-No entiendo lo que Ann vio en ti...-empezó a decir.
-Es que tú nunca la has visto...-Kamio lo tomó por el cuello de su camisa y se sonrojó ante lo que el joven estaba diciendo, soltó una risa y Kippei cambió seriamente la expresión.
-¡No digas ésas cosas! Ann no es así.
-Hey, lo único que iba a decir es que nunca la has visto cuando me mira. Menos vas a saber que es lo que le gusta de mí, enano-se apartó de él y volvió a sentarse en el sillón de la casa de los Tachibana. Los padres de Ann habían salido de compras, querían hacer un gran almuerzo puesto que era la primera vez que conocerían a Momoshiro. Ann se encontraba en su habitación alistándose y él se disponía a esperarla. Más no esperaba que en la casa de su novia estuviera aquel chico tan molesto, que siempre había revoloteado al rededor de la joven y que por supuesto en un momento fue un rival digno, pero la batalla la había ganado él.
Ann lo escogió a él, antes que a Kamio, por lo que no se preocupaba en lo absoluto.
Lo cierto era que no solo Kamio estaba en la sala de estar, sino que todos los demás titulares del Fudomine, frente a él estaba sentado Kippei serio como siempre y detrás de él estaban los demás compañeros que lo observaban de forma amenazante.
-Lamento la situación, pero todos quisieron venir en cuanto supieron que Ann te presentaba hoy a mis padres-se disculpó el hermano mayor. Momoshiro únicamente asintió y se dedicó a observar las fotos de la muralla. Donde estaba Ann con Kippei, estaba colado Kamio o algún titular. Todos conocían a la joven y le tenían una gran estima, por lo que para él era comprensible el saber que tenía por lo menos diez amenazas de muerte por si se le ocurría hacerle daño a la joven.
Se escucharon unos frágiles pasos por el pasillo y Ann se asomó sonriente, se veía muy guapa.
-¡Chicos! ¿Qué hacen aquí?-preguntó observando a los compañeros de su hermano.
-Solo vinieron a dar una vuelta.-Ann asintió a lo que su hermano dijo.
-Momoshiro, vamos. Quiero ir a dar una vuelta a la plaza mientras que mis padres llegan-Momoshiro se puso de pie y en cuanto a Ann se dio la vuelta le sacó la lengua a Kamio, gesto que solo provoco que el joven se enfureciera.
Todos observaron en como Ann tendía su mano con un bolso y en como Momoshiro lo tomaba y se lo echaba al hombro sin dudar, ni preguntar en lo absoluto. Ann se devolvió a su habitación diciendo que se le olvidaba algo, y Momo la esperó en el pasillo apoyado. El joven vio como Ann lo llamaba y él la siguió a su cuarto.
Se escuchó como se cerró la puerta, lo que irritó aún más a Kamio.
Después de escuchar unas risas y unos cuántos "Momo-chan, bájame" ambos salieron de la habitación. Kippei estaba rechinando los dientes y en cuanto salieron pudieron ver como el labial de la joven estaba corrido y de unos cuántos besos marcados en el cuello de Momoshiro. Éste último sonrió mostrando todos sus dientes a Kamio quién tenía las manos empuñadas. Ann había ido a su habitación por una chaqueta y salió sonriente.
-Nee, momo-chan.
-Dime.
-Tengo unas entradas para el cine. Quiero ir a ver la nueva versión de Romeo y Julieta-Uchimura soltó algo parecido a una risa contenida.
-¿No... no podemos ver otra Ann?-preguntó esperanzado. Ann se giró hacia él y se puso las manos en la cintura.
-Takeshi-dijo secamente-Iremos a ver la nueva versión de Romeo y Julieta-sentenció. Los titulares del Fudomine esperaban que Momoshiro replicara como siempre replicaba por cualquier cosa, pero se llevaron una sorpresa en cuanto a éste cedió a lo que la joven estaba exigiéndole.
La pareja abandonó la casa y Kippei observó a Kamio.
-Por el que hay que preocuparse es por Momoshiro-comentó.
-¿Por-por qué lo dices?
-He visto como Ann le tira pelotas ahí en sus peleas y aún así Momoshiro sigue aquí con ella.-los demás hicieron un gesto de dolor al imaginarse la situación.
-Bueno, no parece mal prospecto en todo caso.
-Si ha aguantado hasta éso por Ann...-Kamio se cruzó de brazos de forma seria.
Kamio era capaz de cortarse sus partes por Ann.
III
-Ésto no está funcionando.
Tomoka se apretó los brazos con sus manos y se mordió su labio inferior.
Su cita estaba siendo un desastre y lo fue desde que empezó diciendo que quería un cambio de cabello y Kaidoh no le creyó ni una sola palabra. ¡Y es que no podía creerle en lo absoluto! Él veía siempre como la chica cuidaba su cabello y decía que le gustaría tenerlo tan largo como el cabello de su mejor amiga. Y ahora venía, a su cita, con el cabello corto, que apenas llegaba dos centímetros por debajo de sus orejas, diciendo que le dio por un cambio de cabello. ¡No le creía en lo absoluto! No iba a decir que no se veía guapa, se veía muy guapa, más madura, más fina, más... guapa, y él en sí, ya encontraba guapa a Tomoka siendo con sus coletas de siempre, pero no podía creerle. Era como cuando jugaba con alguien a un partido de tenis y podía sentir si el otro jugador estaba jugando con su máximo potencial o no.
La chica no solamente estaba llevando su cabello corto, sino que andaba tapada como si fuera a llover en cualquier minuto y él sabía perfectamente que Tomoka odiaba andar abrigada hasta el cabello. Ella le estaba ocultando algo y él, como su novio, quería saber de qué se trataba.
-¿A-andas con otro?-estipuló sin una pizca de sensibilidad. Vio como Tomoka se sobresaltaba ante la pregunta, pero no vio nerviosismo en su mirada.
-Claro que no-le creyó.-¿Por qué lo dices?
-¿Qué me estás ocultando Tomoka?-la chica se rascó el cuello y supo que sí le estaba escondiendo algo, definitivamente lo estaba haciendo.-¿Y bien?
Tomoka se rascó el brazo, el cuello y comenzó a rascarse por todas partes. Kaidoh supo que se había puesto sumamente nerviosa, y entonces, en un descuido, la manga del suéter de la chica se deslizó, y pudo ver algo que lo dejó impactado. La tomó rápidamente y la arremangó. En la muñeca de Tomoka estaba una zona morada y se podían marcar visiblemente un par de dedos. Tomoka apartó su mano de golpe y se tapó lo más rápido que pudo, siendo una acción en vano.
-¿Qué te pasó ahí?
-Nada.
-¡Tomoka!-le dijo alzando la voz-No me digas que nada.
-¡No fue nada Kaidoh!-el joven la tomó por los hombros y la quedó mirando por un largo instante. Tomoka bajó la mirada y se mordió el labio.
-¿Quién fue?-inquirió nuevamente. La mandíbula de Tomoka comenzó a tiritar y le miró nerviosa.
-Ikeda-san y su grupo-admitió. Kaidoh supo de inmediato a quiénes se refería su novia. Eran compañeras de su grado y se autodenominaban su Club de Fans oficial, o alguna patraña parecida. Tomoka comenzó a sollozar y él la abrazó. No hizo ninguna pregunta más y caminaron de forma lenta a su casa. Su familia no estaba, por lo que Tomoka se sentó en la cama de su novio, Kaidoh deslizó por sus brazos su suéter y la chica solamente se quedó con su camisa delgada y él pudo ver como tenía más marcas por alrededor de su cuerpo.
Ésa tarde, Kaidoh se dedicó únicamente a besar cada rincón del cuerpo de su novia, ésta lo agradeció y lo abrazó en cuánto éste subió para besarla.
-¿Piensas que estoy gorda?-Kaidoh frunció el ceño ante la pregunta.
-Eres hermosa.
Kaidoh la abrazó, y pensó en que definitivamente iba a solucionar el problema en cuánto a ésas chicas que le hicieron daño a Tomoka. La chica sonrió, aunque en su interior pensó en que Kaidoh no respondió a la pregunta que ella le formuló, eso quería decir que estaba gorda.
Tenía que solucionar, de forma pronta ése problema.
IV
-Tienes que estar tranquila...-Sakuno suspiró ante lo que el ojiverde le decía. ¡Ella no podía estar tranquila! Verdaderamente no podía, ésa noche iba a ser la cena en la casa de su novio e iban a informar que ella estaba esperando un hijo. ¡Dios! ¿En que se había metido ahora? No era decir que tenían una mascota, era decir que tenía un bebé en su vientre. Era decir que ella no iba a poder terminar su curso ése año, que iba a tener que vivir con Ryoma y ver cómo se las arreglaban como padres prematuros. Los llantos a las tres de la mañana, el mal genio de Ryoma al ser despertado. ¡Por que Ryoma odiaba que lo despertaran! Los pañales, las mamaderas, los pasos, todo. ¡Todo! Era un hijo, no era cualquier cosa. Ella sabía que iba a poder mudar a su hijo tranquilamente pero ciertamente ella no se imaginaba al prodigio del tenis con un bolso lleno de pañales, talco y chupetes, y con un bebé en brazos.
¡No podía estar tranquila!
-No puedo-dijo y pudo sentir la risa leve de su novio a través del celular. Sakuno estaba en su habitación, o en la que pretendía serlo. Había ropa por todas partes, la chica se había puesto a buscar a última hora la teñida perfecta para ésa tarde hasta que logró encontrarla. Esta reposaba en su cama, de forma ordenaba y ella estaba acostada con el cabello húmedo y envuelta en una toalla.
Tenía que estar lista para ésa cena. Nadie se alista para que la maten y viva para contarlo.
-Todo va a salir bien, Sakuno.-la joven asintió con la cabeza aunque el joven no pudiera verla. A pesar de todo, el chico supo que ella lo hacía.
Después de tanta espera, de que la noche fuera insufriblemente lenta, el día había llegado. Estaba demasiado nerviosa, ella no quería pasar por aquella situación de decirle a su abuela que iba a ser madre a tan temprana edad.
La iba a matar.
Después de una despedida, Sakuno colgó su celular y estiró los brazos en la penumbra de su habitación. Se vistió con parsimonia, el vestido celeste le llegaba por las rodillas y un escueto bolero blanco hacían juego con sus zapatos. La joven se dejó el cabello suelto mientras se secaba, y al cabo de unos minutos se lo tomó todo en una trenza baja que descansaba en uno de sus hombros.
Su abuela iba a estar en la casa un poco antes por la cena, mientras que ella no dejaba de comerse las uñas por los nervios. Se miró en el espejo grande de su habitación y se fijó en su vientre, puso sus manos sobre éste mientras sentía que el corazón le latía hasta en la punta del cabello.
Le dieron ganas de vomitar.
A pesar de no tenía nada en el estomago, las ganas estaban ahí.
Tenía un nudo en la garganta, ganas interminables de ir al baño, querí vomitar lo que comió hace tres días y sentía que su corazón latía en todas las partes de su cuerpo. El miedo que la recorría era indescriptible, iba a decirle a su abuela que iba a ser mamá. ¡Ellla! Que tan solo era una niña, y aunque fuera contradictorio, ella lo sentía así. Ya no era una niña, las niñas no tenían relaciones sexuales y aunque las hubiese tenido, ¿Por qué justamente ése día no cuidó? ¿Por qué no lo hizo? Porque era claramente que ella en lo último que pensó en ésos minutos era en cuidarse, ni siquiera se puso a pensar en las cosas de su escritorio que Ryoma botó de un golpe para sentarla en el escritorio y tomarla ahí mismo. No pensó en nada, solo se rindió ante las caricias de su novio. Y ya no podía culparse por ello, estaba hecho. Todo ya estaba hecho y ella tendría que salir adelante, no sola como esperaba hacerlo. Sino que junto con Ryoma.
Aquello no podría ser tan terrible, y aunque no fuera así, la incertidumbre le daba miedo.
Pánico.
¿Qué iban a hacer? ¿Cómo iban a conseguir el dinero para su hijo? ¿Cómo?
Ella podría trabajar en alguna tienda hasta que sintiera que no pudiera moverse más, a lo mejor Ryoma tendría que trabajar los fines de semana y ganar unos cuantos yenes en aquello, que los ayudarían de sobremanera en cualquier circunstancia que ellos se encontraran.
-¡Sakuno!-la chica pegó un respingo y miró la hora de su celular.
Quedaba tan poco para ir a la casa del ojiverde. Quiso esconderse debajo de la cama como cuando era niña, o tomar una manta y meterse en el guardarropa y no salir nunca de ahí como cuando habían tormentas.
Pero Sakuno ya no era una niña, tenía quince años e iba a ser mamá.
Los juegos de las escondidas ya no servían para apaciguar sus problemas. Con decisión tomó su bolso y se miró por última vez en el espejo antes de bajar a donde su abuela le llamaba.
Ya no era una niña.
V
-¡Vaya! Pero qué guapa estás Sakuno-la joven sonrió ante lo que su abuela le mencionó. La mujer estaba vestida de forma casual, afortunadamente no llevaba esa ropa deportiva que llevaba a todas partes. No era que Sakuno se avergonzara de su abuela si ella llevase ésa vestimenta, era que solamente la cena en la casa de Ryoma meritaba un poco más de esfuerzo. Su abuela le acarició el rostro y le sonrió-¿En qué minuto dejaste de ser la niña asustadiza que se escondía detrás mío?-y le besó la frente-Eras una ternura, y ahora mírate. Vas directo para ser una linda mujer-Sakuno sintió que su corazón latía lentamente a lo que su abuela le estaba diciendo.
Salieron de la casa, notó como faltaban solo unas horas para que empiece el atardecer. En aquellas tardes, con el cielo anaranjado, ella adoraba salir a pasear con Ryoma. Y a pesar de que éste se mantenía en silencio la mayor parte del tiempo o en que jugaba con su cabello, ella era feliz. Adoraba estar con el ojiverde en cualquier situación.
Iba a necesitar estar con él más que nunca en ése minuto, necesitaba su mano, apretarla y que le hiciera sentir segura.
El camino a casa de Ryoma se hizo rápido y torturoso, estaban a tan solo dos cuadras de llegar y las ganas de salir a esconderse aumentaron de forma considerable.
-¿Ocurre algo Sakuno?-la chica se sobresaltó ante la pregunta-Debes estar nerviosa, por fin podrás conocer formalmente a la familia de Ryoma. Nanjiroh es un depravado, pero es una buena persona.-La joven asintió y cuando volvió a mirar al frente se vio de caras con la casa de Ryoma, la abuela tocó y escuchó unos pasos apresurados, a los segundos una joven peliazul les sonreía alegremente.
-¡Bienvenidas!-sonrió efusiva-Tú eres Sakuno-chan-la chica le tomó las manos y Sakuno asintió nerviosa. Nanjiroh salió a recibirlas y molestó a la que había sido su entrenadora en su momento y le sonrió alegremente a la joven, la abuela le pegó en la cabeza y éste se quejó.-Mi nombre es Nanako, supongo que Ryoma te ha hablado de mí ¿Cierto?-Sakuno si recordaba que en ocasiones Ryoma le hablaba de Nanako, la chica que era su prima y se estaba quedando unos minutos en la casa. La joven vio como la susodicha esperaba una respuesta afirmativa, como si aquello quería decir que Ryoma le tenía aprecio por hablarle de ella a su novia.
-Sí, Ryoma me ha hablado mucho de ti-la joven no pudo caber en su felicidad y le invitó a pasar. La casa de Ryoma en su momento le pareció más grande que las otras veces. Apenas entró a la casa, un aroma a comida casera le inundó y su estomago rugió levemente, de forma afortunada solo lo escuchó ella.
-¡Ho! Así que tú eres la novia de Chibi-suke-Sakuno se quedó pasmada al ver al que suponía, que era el hermano de Ryoma. Y es que a pesar de que éstos no fueran hermanos sanguíneos, no podía evitar el hecho de que fueran sumamente iguales.
-Un gusto, mi nombre es Sakuno Ryuzaki-hizo una leve presentación y pudo escuchar como el chico silbaba.
-Chibi-suke fue a comprar, pero ya debe de estar por llegar. Siéntate como en tu casa-Sakuno sonrió. Vio como su abuela se ponía a discutir sobre temas de temas junto con el padre de Ryoma y como Ryoga se unía a la conversación. Escuchó las risas de Nanako y de la madre de Ryoma, a la cual no había visto. Se sentó en el tatami y escuchó un leve maullido. Karupin se acercaba a ella de forma cariñosa buscando de forma ansiosa las manos de la joven, quién no dudó en hacerle cariño.
-¿Sakuno?-la voz dulce hizo que Sakuno saliera de su ensoñación con Karupin. La chica se puso de pie y pudo ver claramente a la madre de Ryoma. Rinko, con mucha delicadeza le abrazó suavemente-Bienvenida a la Familia, Sakuno.-la joven le quedó observando extrañada ante lo que la madre del tenista dijo.-Eres mucho más hermosa de lo que recordaba vagamente, Ryoma es muy afortunado al tenerte. Ten un poco de paciencia con él.-Sakuno asintió sonrojada.
-¡Hey, ya llegó Ryoma!-El corazón de Sakuno dio por lo menos tres corridas por el mundo a una velocidad sorprendente.
Ryoma entró y vio a su madre junto a Sakuno, quién movía los dedos de forma nerviosa. El chico le sonrió levemente y su padre junto con Ryoga empezaron a silbar molestándolo.
Su mamá avisó que faltaba poco para servir la cena, Nanako fue a ayudarla corriendo en cuánto Ryoga le tocó los dedos de las manos suavemente. Nanjiroh se dedicó a conversar con la abuela de Sakuno, y Ryoma le hizo un leve gesto para que fuera a caminar al jardín de su casa. Apenas salieron, Sakuno pudo soltar un suspiro leve pero lleno de nerviosismo. Ryoma se quedó mirándola y le sonrió de forma tranquilizadora.
-Tranquila-musitó levemente. Sakuno negó con la cabeza.
-No, Ryoma. No puedo estar tranquila-negó nerviosamente-¿Sabes qué me dijo tu mamá?-el chico hizo un gesto para que ella siguiera mientras veía como ella se sentaba en una de las bancas del jardín.-Me dijo que fuera bienvenida a la familia... ¿Será posible qué...?-
-No-le interrumpió de golpe-Mi madre no sospecha nada, es solamente que siempre hay un dicho en mi familia...-Sakuno le observó con curiosidad-Dicen que un Echizen solo se enamora una vez y por lo general son con las personas que terminan para siempre-Sakuno se sonrojó levemente-Nunca ha existido una excepción.
-Oh, ya veo-se quedó callada y Ryoma atrapó los dedos de su mano en un rápido segundo.
-Por éso te dio la bienvenida.
-Éso quiere decir que...-la chica se sonrojó levemente y pudo ver como un leve sonrojo aparecía en las mejillas pálidas del chico mientras éste asentía con pena.
A pesar de haberlo dicho miles de veces, de demostrarlo como sino hubiera un mañana, Ryoma siempre se avergonzaba al decir que estaba enamorado de ella.
Y mucho más ahora que Sakuno conocía aquel dicho, de repente todas las confesiones que él le decía diciéndole que le quería tomó mayor peso y aprecio.
VI
Nanako observaba desde un pequeño trozo de la ventana que daba al jardín a la tierna pareja que estaban sentados en el jardín, Ryoma tomó la mano de la joven y ambos aguardaban un tierno sonrojo en las mejillas. Se veían tan adorables, tan tiernos y estaba contenta por el hecho de que iban a estar juntos siempre. Era una verdadera historia de amor.
-Son realmente adorables, ¿Cierto?-Nanako se giró sobresaltada y le sonrió a la abuela de Sakuno, quién desde un poco más atrás pudo ver claramente como Sakuno besaba la mejilla de Ryoma-He visto a Sakuno tanto tiempo detrás de Ryoma, que pienso que ella debe de estar en una nube en éstos momentos.
-Al parecer salían desde hace un tiempo-comentó la peliazul y miró a la abuela que estaba sonriendo al ver como Nanjiroh iba a molestarlos. Ryoma se veía enfurecido y con un gran sonrojo en el rostro, Sakuno se reía levemente y pudo ver que Rinko estaba seria esperando a que su marido se comportara de forma seria.
-Algo sospechaba-reconoció.
Las personas que estaban en el jardín entraron lentamente, y supieron que la cena ya debería de estar lista. Sakuno y Ryoma se quedaron unos segundos más afuera y finalmente entraron a la casa.
Adentro, en la sala con tatami que Ryoma adoraba, se sentaron al rededor de la mesa cuadrada. Nanjiroh se sentó a la cabeza mientras que a su lado iba a estar Rinko, frente a él se sentaron Ryoma y Sakuno. Ryoga se sentó a la izquierda de su padre dejando un lado para Nanako y Sumire se sentó frente al mayor de los Echizen. Mientras que Nanako junto con Rinko servían la cena, Sakuno no dejaba de tener la mano apretada junto a la de Ryoma por debajo de la mesa.
Una vez todos sentados, Nanjiroh sirvió sake a todos los invitados menos a los menores de edad, quienes se conformaron con un zumo de naranja.
-¡Hay que brindar!-dijo Nanjiroh sonriente-Por fin éste jovencito tiene una linda novia-Ryoma apretó la mano de Sakuno y brindaron.
La cena recién estaba comenzando y Sakuno más que nunca quería vomitar de los nervios.
VII
Bastó que viera que Ann tenía totalmente dominado a su novio, como para que éste no le pareciera ofensivo o inadecuado en lo absoluto. Ann le decía incluso que era lo mejor para comer y lo que no, y a pesar de que Momoshiro tenía ganas de comer todo lo que estuviera a su alcance comía lo que su hija le decía y no se arrepentía en lo absoluto.
Basto con ver que Momoshiro le miraba de forma paciente y dispuesto a hacer todo lo que ella quisiera, y bastó con saber por parte de su hijo que incluso Ann cuando se enojaba con él le lanzaba pelotas de tenis en sus partes y él no decía nada más que para quejarse del dolor y terminar cediendo ante lo que su hija discutía.
-¿Sabes papá? Con Momoshiro iremos al cine a ver la nueva versión de Romeo&Julieta-exclamó su hija emocionada. Notó que Kippei disimulaba una risa ante una tos y que Momoshiro se había atragantado con lo que estaba comiendo. Ann lo miró lentamente de reojo y el joven después de tomar un poco de agua sonrió nervioso.
-Sí, parece ser que va a ser una excelente versión-Ann sonrió de forma complaciente.
-Bueno, Momoshiro-dijo llamando su atención y el joven cambió su expresión-¿Estás en Seigaku entonces?
-Sí, señor.
-¿Y qué tienes planeado después del Instituto?-Kippei prestó atención a lo que iba a decir Momoshiro, incluso Ann aunque ya supiera la respuesta.
-Me gustaría poder seguir en el mundo del tenis, a pesar de que no soy tan bueno como Echizen-ante la mirada del padre de Ann añadió-Un amigo, mi mejor amigo. Kippei y Ann lo conocen-ambos asintieron-Por lo que me gustaría poder estudiar Kinesiología-el padre de Ann asintió con la cabeza dando su aprobación total a lo que el joven había dicho.
Su señora estaba encantada con Momoshiro y a pesar de los reclamos de Ann, ésta le seguía dándole de comer todo lo que pudiera, aunque habían unas cosas que Momoshiro tenía que rechazar por las miradas de su novia. Estaba contento, su hija salía con un chico divertido, formal, serio y que podía soportar el genio demandante de Ann y éso era decir mucho.
El celular de Ann vibró y vio disimuladamente por debajo de la mesa un mensaje de texto de su amiga Tomoka.
"Espero que todo salga bien con Sakuno"
Y a pesar de que Momoshiro pensaba que era algún mensaje de Kamio pidiendo dinero por su cabeza, Ann no le dijo que de trataba el mensaje de texto.
Ella solo esperaba que todo saliera bien en la casa de Ryoma.
VIII
A Nanako se le cayeron los palillos junto con el poco de salmón que se iba a llevar a la boca. Rinko se quedó pasmada al igual que Sumire. Nanjiroh había dejado de tener ésa risa alegre y burlesca, solamente Ryoga fue el único que atinó a preguntar.
-¿Ésto es una broma, cierto?-pero la mirada acuosa de Sakuno y el leve temblor de sus hombros quería decir que no lo era. Ryoma sostenía la mano de la chica por encima de la mesa, y sentía como Sakuno la apretaba cada vez más, incluso podía sentir sus manos sudadas y estaba seguro que no era por los nervios de la chica.
Al ver que ambos seguían callados en la cena, Nanako se atrevió a preguntar que era lo que les ocurría, no esperaban que estuvieran tan nerviosos al ser novios formales. En lo absoluto, nadie se lo esperaba, quizás una que otra timidez, pero nada más. Así que como no estaban preparados para aquello, mucho menos lo estaban para que Sakuno y Ryoma dieran una noticia así.
-No es una broma-dijo Ryoma mirando a su padre a los ojos. Nanjiroh estaba serio mirando a su hijo, el cual estaba mucho más tranquilo que Sakuno, quién no dejaba de temblar.
La iban a matar, estaba segura. Por instinto se llevó la otra mano al viente y éso lo notó Rinko.
-Estamos esperando un hijo-sentenció Ryoma con voz pulcra y firme.
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Nota: ¡Vaya! Si que tenía olvidada ésta historia. El día de ayer me puse a husmear entre mis historias y la volví a releer y como por arte de magia, hoy escribí todo el capítulo de sopetón. Espero que las personas que seguían la historia puedan decirme qué les parece. Para ser sincera, he cambiado un poco en cuanto al tiempo referente de que subí la historia, por lo que se notan unos cuantos cambios y me costó poder tomarle nuevamente el ritmo.
Bienvenidas sean las nuevas lectoras y espero que me digan que les parece la trama. De momento estoy de vacaciones y sin trabajo cabe aclarar. Vale decir que estoy con mucho tiempo libre, así que no veo el porqué no pueda culminar la historia éste año.
Saludos.
Besos.
Srta Frutilla.