HOLA SE QUE ME PERDI MUCHO TIEMPO PERO A KI ESTOY DE VUELTA Y PIENSO TERMINAR TODAS MIS HISTORIAS AKI LES TRAIGO UN CAPITULO MAS DE ESTA EMOCIONANTE HISTORIA.

BUENO SIN MAS QUE DESIR AKI LES DEJO EL CAPITULO .


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Capítulo 8

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Inoue.

Rukia se enfrentó a aquella mirada interrogante con aplomo.

— ¿Por qué lo preguntas?

—No sé, te veo... cansada. Más que cuando nos marchamos.

—En ese caso, me alegro de haber traído este tónico —Rukia dejó la botella de champán que había llevado encima del mostrador de la cocina—. Tú, por el contrario, estás guapísima.

Rukia contempló el delicado bronceado de su amiga, que vestía una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos.

—Lo que pasa es que tengo mucha hambre —añadió Rukia—. ¿Qué es lo que huele tan bien?

Inoue encogió los hombros.

—Roast beef y la guarnición de costumbre. Sé que hace demasiado calor para esta comida, pero a Ishida le encanta y no sé negarle nada.

Inoue indicó con un dedo las puertas de cristal abiertas que daban al patio y, en ese momento, oyeron una maldición en la distancia.

—Está construyendo una caja para dar de comer y beber a los pájaros —luego, alzó la voz en dirección al jardín—. Querido, deja eso, Rukia ya ha llegado.

Su marido se reunió con ellas, chupándose los nudillos de las manos.

—Malditos pájaros —Ishida dio un beso a su esposa en la cabeza y abrió la botella—. ¿Todo bien, Rukia? Se te ve...

—Cansada —dijo Inoue al ver titubear a su marido.

Ishida sirvió el champán y dio una copa a cada una.

—Kia, cariño, deberías ir a Grecia —dijo Uryu—. Es el sitio perfecto para descansar.

—Te creo —respondió la ojivioleta sonriendo.

«Aunque es el último lugar en el mundo al que iría».

—Bueno, Rukia, dime qué tal sigue la guerra que te traes con tu abuelo —preguntó el moreno sentándose en una silla—. ¿Lo has convencido ya de que entienda tu punto de vista?

—Digamos que... aún mantengo la esperanza—respondió la pelinegra evasivamente.

Ishida vació su copa de champán y se puso en pie.

—Bueno, será mejor que vuelva al trabajo. ¿Quieres venir a ayudarme? —le preguntó a Rukia.

—Me encantaría, pero voy a quedarme aquí viendo a tu mujer cocinar. Quién sabe, a lo mejor aprendo algo —respondió Rukia.

A Inoue se le iluminaron los ojos.

— ¡No me digas que quieres aprender a cocinar! Dios mío, ¿significa eso que has conocido a alguien?

Durante un instante, Rukia se sobresaltó. «No, no lo saben. No puede ser que lo sepan».

— ¿Qué quieres decir?

—Bueno, al parecer, cuando una mujer conoce a un hombre, lo primero que quiere hacer es darle de comer. A mí me pasó eso. Estaba loca por impresionar a Ishida con mis habilidades culinarias —Inoue se interrumpió para mirar a su marido con una expresión de ensoñación—. Y lo segundo es tener un hijo.

—Ah —Rukia se los quedó mirando a los dos—. ¿Significa eso que...?

—Sí, eso es —respondió Ishida—. Inoue, vas a ser madrina.

— ¡Es maravilloso! —Exclamó la ojivioleta con voz ronca—. ¿Desde cuándo lo sabéis?

—Nos enteramos justo antes de irnos de vacaciones, por lo que hemos tenido dos semanas para hacer planes —la peli naranja hizo una pausa— Para empezar, voy a dejar mi trabajo.

—Pero si te encanta tu trabajo...

—Sí, pero ahora tengo otras prioridades —Inoue suspiró—. Ya sé que tú no estás de acuerdo, pero intenta comprender que, para mí, el amor es lo primero.

—Quieres decir que no puedo comprenderlo porque soy una mujer fría y dura a quien sólo le importa su carrera profesional, ¿no es eso? —Rukia se acercó a ambos y les dio un abrazo—. Lo siento, amigos. La verdad es que creo que es la mejor decisión que podíais tomar.

—Oh, cielo — Orihime tragó el nudo que se le había puesto en la garganta— No sabes cómo me gustaría que fueras tan feliz como nosotros.

—Lo seré —prometió Rukia—. Eso sí, a mi manera.

Fue un almuerzo maravilloso: sol, risas y una comida deliciosa.

Rukia vio a sus amigos desde una perspectiva distinta, fijándose en cómo se comportaban el uno con el otro, en cómo se miraban y hablaban, íntimas sonrisas, ternura...

Eran personas normales enamoradas, pensó ella con un doloroso nudo en la garganta.

De repente, la asaltó el recuerdo de los fuertes latidos del corazón de Ichigo bajo su mejilla, de aquellos brazos alrededor de su cuerpo, de dormirse sintiéndose extrañamente segura con él.

Pero, al despertarse, había descubierto que todo era una ilusión.

«Quiero lo que vosotros tenéis», pensó Rukia con profunda pena. «Pero algo me dice que jamás seré tan afortunada».

Era ya por la tarde cuando la ojivioleta se despidió de sus amigos, prometiéndoles volver pronto.

En el asiento trasero del taxi, empezó a sentir una sobrecogedora pesadumbre y, de repente, se dio cuenta de que se debía a que no quería volver a la soledad de su piso.

Un destino diferente le había pasado por la cabeza.

Bruscamente, se inclinó hacia el taxista y le pidió que la llevara a Hildon Yard.

Sólo para volver a verlo, se dijo a sí misma. Eso era todo lo que quería. Sentarse y hablar con él de verdad. Quizá pudiera verse de vez en cuando, ser amigos y... a lo mejor, amantes de vez en cuando.

«No lo comprendo. No sé qué me está pasando», pensó confusa.

Cabía la posibilidad de que él no quisiera verla o que se echara a reír cuando le explicara el motivo de su visita.

Pero pasarse el resto de la vida preguntándose si no podría haber sido todo diferente era mucho peor.

A pesar de ser domingo por la tarde, la zona estaba muy concurrida, y ella tuvo que acercarse al estudio dando un rodeo, evitando el ruido y la actividad de la gente cargando camiones.

Tuvo que detenerse a esperar que un camión pasara. Y, mientras esperaba, se dio cuenta de que la puerta del estudio se había abierto. Al instante, vio a Ichigo salir por la puerta, pero no iba solo.

Rukia vio el oscuro cabello de la compañera de él. Luego, la vio poner la mano en la mejilla de El ojimiel antes de que ambos se dieran un abrazo.

Rukia se dio media vuelta y se alejó, diciéndose a sí misma que tenía suerte de no haber llegado antes, de no haberlos encontrado juntos. Al menos, se había librado de esa humillación, aunque no de la agonía que ahora sentía.

Con el corazón encogido, llegó al taxi, que la estaba esperando.


ESPERO QUE ESTE CAPITULO LES GUSTARA SE QUE TENDRE QUEJAS PERO NO ME MATEN SI ES SOLO QUE MI VIDA A ADO UNOS GIROS INES PERADOS Y PUES NO TENIA TIEMPO DE ESCRIBIR

PERO YA NO DEJARE DE ACTUALIZAR ASI QUE ESTEN AL PENDIENTE DEL ULTIMO CAPITULO DE

"ERROR IMPERDONABLE" POR QUE ESTARA SUPER INCREIBLE.

JAJAJAJAJAJA

ATT:Naoko Tendo.