Disclaimer: los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y la historia es de knicnort3, yo solo la traduzco.

Epílogo

...

Mis pies estaban hinchados y me dolía la espalda todo el tiempo. Estaba lista para que mi embarazo terminara y aunque sólo faltaban un par de semanas para la fecha, cada día parecia ir lento y se sentía como una eternidad.

"Carlie, ¿puedes darme eso?". Le pregunté cuando entró en la cocina. Se me había caído una cuchara al suelo cuando estaba apartando los platos, y mi estómago de gran tamaño hacía que fuera difícil agacharse.

"Claro. Mamá, ¿por qué no me dejas terminar?". Dijo y luego cogió la copa que sostenía y suavemente me deslizó fuera del camino.

"Yo no estoy enferma". Me quejé.

"Sí, pero papá se enfadó conmigo por estar sentada mientras tú estabas lavando los platos".

"Bueno, él no tiene que saberlo... y yo no me voy a molestar en decírselo". Le dije, pero ella solo rodó los ojos.

Jacob entró por la puerta de atrás y cogió unas galletas del mostrador. "Sabía que olía a galletas. Bella, realmente tienes que trabajar en catering o algo así, éstas están increíbles". Dijo con la boca llena.

"Esas son en realidad para que Carlie las venda por lo de la escuela". Le dije mientras le quitaba dos galletas de las manos.

"Vale, las compraré. ¿Cuánto?". Él me preguntó y cuando no le contesté, se dirigió a Carlie. "¿Cuánto, renacuaja?"

"Cien dólares". Ella dijo sin dudarlo.

"¿Qué? Eso es ridículo... No, no valen eso. En realidad, ¿cuánto?"

"Estamos vendiéndolas a cincuenta centavos cada una, por lo que el precio de la caja es de cien dólares". Dijo sin humor.

"Ah, sí, ¿por qué es eso?". Preguntó fingiendo estar ofendido.

"Debido a que estás tratando de comprarlas antes de que nadie tenga la oportunidad de incluso verlas. Digamos que tendrás que esperar hasta que la venta real se abra, y algún otro chico vuelva y quiera comprar todo el lote también. Así que ahora tú estás de pie queriendo estas deliciosas galletas, pero no quieres compartirlas. La única cosa lógica que hacer es iniciar una guerra de ofertas y debido a que estas son las mejores galletas, quién sabe lo alto que en realidad podría estar. Así que creo que cien dólares es un trato justo". Dijo de manera convincente y completamente seria.

"Maldita sea Bella, ¿has dejado que se vaya a la corte contigo o algo así? Creo que va a ser un abogado, incluso mejor que tú, cuando sea mayor". Jacob dijo con una sonrisa.

"No, ella es sólo así de natural". Le dije con una sonrisa orgullosa. "Hey, ¿dónde está Tony?, pensaba que los chicos estabais en tu casa". Le pregunté mirando a nuestro patio trasero combinado y no viéndolo.

"Oh, él está ayudando a Vanessa con las cosas de la fiesta".

"Uf, le dije que no tenía que hacer eso". Le dije frustrada. Yo odiaba como todo el mundo pensaba que yo no podía hacer nada porque estaba a punto de estallar.

"Sí, ella quería, y Tony quería ayudarla". Dijo con una sonrisa y me dieron ganas de darle un puñetazo. "Además, Alice está haciendo todo lo demás, ¿qué diferencia hay?"

"La diferencia es que Alice acaba de descubrir que está embarazada, y con esto de ser su primer embarazo, ella probablemente va a estar muy cansada. Así que le dije que yo le ayudaría en la mayoría de las cosas".

"Y apuesto a que ella dijo que no". Jacob dijo como un cara culo inteligente.

"¿Y? Es el cumpleaños de mi hijo, ¡por lo que no tiene una opción en ese tema!". Le grité.

"Wow. ¿Estamos un poco hormonales, no?". Le fulminé con la mirada. "No te preocupes, no lo tomaré como algo personal". Dijo, por lo que sólo estallé. Cogí una galleta y se la tiré a la cabeza. Se agachó y fallé, por lo que se puso de pie y me miró con el ceño fruncido. "Me has dado con una galleta en perfecto estado, te habría pagado con dinero real por eso".

"¡Uf! Vete". Le dije en un gruñido.

"Vale, vale". Él dijo con una sonrisa, y rápidamente cogió dos galletas más y salió corriendo por la puerta de atrás.

"¡Y manda a casa a Tony también!". Le grité.

Cinco minutos más tarde, Tony entró por la puerta de atrás mirándome un poco temeroso. Levanté las cejas a la espera de que confesara porque tenía esa expresión culpable.

"Vale, ahí va, yo estaba sentado con Will y él quería hacer pasteles de barro, pero le dije que no era una buena idea, pero no quiso escucharme". Dijo en un apuro.

"¿Así que te sentaste e hiciste pasteles de barro con él? Pensaba que tenías que ayudar con las cosas de la fiesta". Le dije mirando sus pantalones cubiertos de barro.

"Mamá, he intentado decirle que no, pero dijo que estaba bien". Tony dijo más fuerte, como si yo no lo escuchara.

"Cariño, vas a cumplir cinco años en dos días, y Willim acaba de cumplir cuatro. Tú eres más mayor, ¿por qué estás escuchando algo que te dice cuando sabes que no está bien?". Aunque Tony y Will se llevaban casi un año de diferencia, eran inseparables, pero a veces luchaban como si fueran hermanos en lugar de primos.

Le miré a sus ojos verdes esperando una respuesta, y casi me eché a reír por la forma en la que su pelo estaba puesto en todas las direcciones.

"Mamá, era sólo una cosa", dijo finalmente con una expresión que era exactamente como la de Edward.

Era curiosa la manera en la que Carlie y Tony eran lo contrario el uno del otro. Carlie tenía el pelo del color bronce de Edward, pero mis ojos marrones, y Tony tenía mi cabello castaño, pero los ojos verdes de Edward. Ambos sin embargo, tenían la cara de Edward, que no podía ser más perfecta.

"Eh... sí". Vanessa llegó a la puerta, probablemente después de ver el lío en el que William estaba, y quería asegurarse de que yo sabía que Tony estaba hecho un desastre también.

"¿Tan mal está Will?". Le pregunté tratando de contener la risa.

"¡Uf!". Dijo y luego se volvió atrás y se dirigió a casa. Vanessa y Jake tenían dos hijos, supongo que deshicieron sus planes de espera porque poco después de que Tony naciera, se enteraron de que estaba embarazada. Le llamaron William como el padre de Jake y con razón, porque parecía un mini Jake, excepto porque tenía los ojos verdes Masen como Edward y Vanessa, y ahora Tony. A su hija la llamaron Sarah Elizabeth como sus madres, tenía el cabello castaño y los ojos marrones, y era muy guapa.

Tony nació cuatro meses después de que Edward y yo nos casáramos. Era terco y vino con dos semanas de retraso, y juré entonces que nunca iba a quedarme embarazada de nuevo. Nosotros le llamamos como su padre, Edward Cullen Anthony Masen Jr., pero le llamábamos Tony, que era mejor. Él haría cinco años en dos días, así que estábamos muy ocupados con todos los planes de la fiesta.

Y Carlie tenía ahora doce... doce. Era difícil creer lo rápido que había pasado el tiempo, parece que fue ayer cuando conocí a Edward en ese prado mágico donde nos encontrábamos en secreto, y sin embargo también sentía como si fuera hace una vida. El tiempo era divertido así, moviéndose tan rápidamente y en un momento podía detenerse para siempre.

Y aquí estaba, con treinta años de edad y embarazada de nuevo, y una vez más, juraba que esta sería la última vez. Quedarme embarazada esta vez fue un poco duro, especialmente porque tuve que poner mi carrera en suspenso durante el permiso de maternidad forzada, que extrañamente comenzaba antes de tener al bebé.

Unas semanas después de nuestra luna de miel, Edward tuvo que declarar en el juicio para llevar Aro ante la justicia por las cosas horribles que hizo. Yo estaba preocupada por él, porque tenía que contar con detalles todo el abuso que sufrió, y la completa falta de atención por parte de Aro. Pero Edward lo manejó increíblemente bien y Aro fue condenado a siete años de prisión, aunque después de seis meses, fue golpeado a muerte por otros reclusos. Pudieron haber sido violadores, ladrones y asesinos, pero que alguien abusara de los niños y que hubiera contribuido a estos actos atroces, era terrible para ellos y castigado con la muerte. Fue una manera horrible de morir, pero digamos que ninguno de nosotros estaba llorando por la noticia.

Pero algo bueno vino de eso, conocí a la abogada de Carlisle, Charlotte Petters, y después de volver a la escuela para obtener mi título de abogado, abrimos nuestro propio bufet como socias. Me alegré de haber estado con ella lo suficiente para saber que lo manejaría todo bien mientras que yo estaba embarazada.

Edward seguían trabajando en la compañía que Anthony comenzó y le dejó, y también seguía componiendo y escribiendo música. Estaba muy ocupado con todo, pero nunca tuvo problemas para tener tiempo libre cada vez que quería, o cuando simplemente necesitaba un descanso. Su mente nunca saltó de nuevo, y mantuvo su memoria completa, como dos personalidades, aunque ahora ni siquiera notaba la diferencia.

Hace unos años, Edward fue a Oregón, y compró la viña de su abuelo. Dijo que había sido de su familia durante mucho tiempo, construida y mantenida desde el principio por su tátara-tátara-abuelo, y él no se sentía bien dejando que un extraño fuera dueño de ella. No iba allí, Edward había contratado a personas para que cuidaran de todo, pero era un hermoso lugar para ir de vacaciones.

No oímos nada de la madre de Edward y Vanessa de nuevo. Me gustaría pensar que Lizzy todavía estaba en alguna parte, pero estando enferma de la manera en la que estaba, era dudoso que ella todavía estuviera viva, pero creo que nunca lo sabríamos.

...

Dos días después, todos los invitados comenzaron a llegar por la tarde, vestidos de negro, con capas y colmillos falsos. Faltaba mucho para Halloween, pero muy a nuestro pesar, Tony creció escuchando las historias de Jacob acerca de vampiros y en vez de tener miedo como lo tenía Carlie, absolutamente le encantaban. Así que teníamos una fiesta temática de cumpleaños, era de vampiros, con ataúdes y toneladas de cerezas con sabor a sangre falsa.

"Uf, quien dijo que las fiestas de los niños eran divertidas estaban dementes". Rose dijo mientras perseguía a sus gemelos. Eran dos niñas de tres años, Sofía y Madeline, y tenían a Emmet completamente envuelto alrededor de sus dedos. Seguía dándoles más y más dulces, y Rose estaba frente a las consecuencias.

Esta fue una de las últimas fiestas organizadas para cualquiera de nuestros hijos, porque simplemente Alice estaba muy enferma por su embarazo. Ella y Jasper nunca antes hablaron sobre tener niños, pero hace seis meses, se enteraron de que Alice tenía un problema con el equilibrio hormonal y los médicos le dijeron que probablemente nunca tendría hijos. Alice se limitó a asentir completamente perturbada, y ahora aquí estaba, embarazada, y no se sorprendió lo más mínimo. Ella debió haberlo soñado, por lo que nunca se preocupó.

"Bella, ¿quieres que te ayude con algo?". Heidi preguntó mientras iba con algunos niños que necesitaban lavarse las manos.

"No, creo que lo tengo todo bajo control, aunque gracias". Le dije cuando cogí la tarta de la nevera y estratégicamente colocaba cinco velas en la parte superior.

Demetri, el marido de Heidi, se hizo cargo, como socio, de la compañía de Edward cuando su padre Marcus murió, y en realidad éramos muy buenos amigos desde entonces. Siempre había querido ser como Heidi, la odiaba porque estaba con mi marido, aunque él no recordara ser mi marido en ese momento.

Encendí las velas del pastel de Drácula, y todos cantaron feliz cumpleaños a un muy colorado Tony. Apagó las velas con rapidez y se sintió aliviado de que apartaran la atención de él cuando la multitud se dispersó de nuevo. Él era un poco como yo a la hora de tener a todos mirándole, era sólo una sensación incómoda para él, a diferencia de su hermana que era una mariposa social.

Cuando todo el mundo estaba disfrutando del pastel de crema y del helado, el piano de Edward empezó a sonar suavemente en el fondo. Carlie era natural, al igual que Edward, y ella nunca perdía la oportunidad de tocar para la multitud.

Cuatro horas y un gran lío más tarde, la fiesta finalmente se calmó y se fue el último de los invitados. Carlisle y Esme permanecieron durante unas horas más para ayudar a limpiar, pero todavía tenían un camino de tres horas de coche por delante. Bree estaba viviendo en California ya que iba a UCLA, así que no había venido a la fiesta, pero llamó y nos envió su amor.

"Necesitas sentarte". Edward me dijo en voz baja al oído mientras él envolvía sus brazos alrededor de mí por detrás, y me frotaba el estómago con ternura.

"Odio estar sentada". Le dije cerrando mis ojos mientras me besaba en el cuello.

"Sí, pero tus pies están hinchados, y yo te estoy ofreciendo mis servicios". Su aliento fresco en mi cara envió ondas eléctricas a mi espalda.

"Oh sí, ¿y qué tipo de servicios son esos?". Le pregunté después de darme la vuelta y poner mis brazos detrás de su cuello.

"Un masaje en los pies". Dijo con una sonrisa.

"Vale". La ligera decepción era evidente en mi voz.

"Estás tan caliente todo el tiempo". Se rió de mí, sabiendo que me gustaban mucho más otros servicios.

"Sí, lo estoy". Le dije patéticamente. "¿Crees que alguna vez dejaré de estarlo?". Le pregunté con una sonrisa socarrona.

"Dios, espero que no". Él mostró su sonrisa torcida que tanto amaba, antes de arrástrame y llevarme arriba.

Nuestro bebé nació una semana más tarde, una niña de tres kilos y medio a la que llamamos Mackenzie Marie Cullen. Mackenzie era la abuela de Edward y Marie era mi segundo nombre, que era también el nombre de mi abuela. Ella era un bebé gordito que tenía un dulce temperamento, y al igual que su hermana, estaba a favor de Edward por encima de cualquier otra persona, pero no me quejaba.

Sentí realmente que nuestra familia estaba completa, pero aún más importante, me sentía como si nuestras vidas no pudieran haber sido más felices. A veces, cuando pensaba en la forma en que todo pasó, no podía dejar de mirar hacia atrás y saber que había valido la pena. Cada dolor, cada lágrima, y cada horrible agonía que pasé cuando estábamos separados.

Yo solía creer que a todos en la vida sólo se les permitía tener cierta felicidad, antes de su buena suerte se acabara. Y después de perder a Edward en la forma en la que lo hice, esa creencia se reafirmó en mi mente hasta el día en que la magia del prado lo trajo de nuevo a mí para siempre. Ahora creía en los milagros, y en un poder mayor que cualquier cosa que pudiera comprender. Llamarlo fe, o tal vez aún más simple que eso, tal vez sea sólo la creencia común de que el amor está en todos. Pero cualquiera que sea el caso, sé en el fondo de mi alma que Edward y yo estaremos juntos a través de las pruebas que el tiempo nos dé.

... Y si por alguna razón, alguna fuerza imprevista viniera a amenazar nuestra apacible existencia celestial, los sueños premonitorios de Alice nos advertirían para que lo tuviéramos en cuenta.

FIN

Y llegamos al final de la historia, como ya he dicho bastantes veces, muchísimas gracias por esos comentarios que me han animado mucho, tanto que el lunes subuiré otro, jejeje.

Y tambien muchísimas gracias a la autora knicnort3 por escribir esta increible historia y la que viene, que espero que os guste tambien :D

Besos para todas y nos vemos en el siguiente ;)