Por petición popular y deseo personal aquí está la segunda parte. Espero que os guste y os advierto de que es tan M como la anterior.
Se sobreentiende que Booth no ha visto a Stewie en la sala de interrogatorios y por tanto no le ha dicho a Brennan que no quiere ser el padre si no puede ejercer como tal.
Disclaimer: Bones no me pertenece, sólo mi imaginación.
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Capítulo 2
-No quiero que uses mi esperma para tener un hijo –La súbita afirmación de Booth asustó a Brennan, que lo miró sorprendida. Habían cerrado el caso, el agente había aparecido por su casa con comida tailandesa y ahora estaban tomando una cerveza relajados. Nada le había hecho anticipar ese comentario, pero Brennan no se fiaba de su propia capacidad para leer el lenguaje no verbal.
-¿Qué? ¿Por qué? –preguntó enojada-. Dijiste que lo harías, hasta tengo tu esperma.
-Ya, pues he cambiado de idea –Booth estaba extrañamente tenso, la antropóloga no sabía qué le pasaba pero no parecía él.
-Me diste la autorización, puedo hacerlo igualmente.
-No puedes… moralmente no puedes –dijo el agente con desesperación.
Brennan suspiró.
-¿No quieres tener un hijo conmigo? –preguntó, tratando de llegar a la raíz del problema.
Booth miró aquellos ojos azules y no pudo evitar que la verdad escapara de sus labios.
-Sí que quiero pero… así no.
-¿Cómo que así no? ¿Te refieres a… la forma tradicional? –La verdad la golpeó de golpe- ¿Es eso, quieres acostarte conmigo?
-No es eso, es… -No quería sólo acostarse con ella, no quería echar a perder aquello tan maravilloso que compartían pero lo cierto era que…-Sí, Huesos, quiero hacer el amor contigo –dijo, cruzando el pequeño espacio entre ellos y capturando sus labios suavemente- y sé que te encantará.
Ante aquellas palabras y el beso, Brennan sintió cómo una corriente eléctrica la atravesaba y aumentaba aquel latido entre sus piernas.
-Pero Booth –replicó ella cuando se separaron-, eso crearía un vínculo entre nosotros.
El agente la interrumpió con otro beso, este más apasionado, y Brennan no pudo evitar gemir ante lo delicioso que era. Aquel anhelo que nunca se había atrevido a reconocer parecía haber tomado el control de su cuerpo mientras hundía los dedos en su cabello y acercaba más su boca.
-Ya hay un vínculo entre nosotros, Huesos. Y nada lo puede cambiar –replicó Booth con la cabeza hundida en el hueco entre el cuello y la clavícula de ella. El agente se estremeció ante el gemido que escapó de labios de su compañera-. Déjame hacerte el amor, Huesos… permíteme enseñarte lo que es romper las leyes de la física con alguien a quien amas…
Ambos se quedaron congelados tras esas palabras. Brennan no sabía si su compañero se refería a que ella lo amaba o a que él la amaba a ella, pero no le importaba. El agente la miró a los ojos, esperando que ella se echara atrás, que le dijera que sólo eran compañeros, que no lo amaba… Pero, en vez de eso, la antropóloga colocó ambas manos en su nuca y lo besó con más pasión aún.
Y entonces Booth perdió el poco autocontrol que le quedaba tras años de sufrir en silencio, de desearla cada día y soñar con hacerla suya cada noche. La apretó contra él y le arrancó la camisa, haciendo que los botones rodaran por el suelo mientras sus ávidas manos iban a sus pechos apretándolos ligeramente.
Aquel arrebato de pasión, lejos de asustarla, excitó aún más a Brennan que se colocó sobre su compañero, deslizando sus propias manos bajo la camisa para tocar su fuerte vientre mientras sentía la erección del agente apretarse contra su propio sexo, cubierto por la ropa. Movió las caderas en un intento por aliviar la presión entre sus piernas y fue recompensada con un jadeo de Booth.
-Temperance… llevo tanto tiempo deseándote –jadeó Booth mientras le desabrochaba el sujetador.
-No me llames… Temperance –pidió Brennan tratando de controlar la respiración mientras le quitaba la camiseta-. Es raro.
-¿Prefieres Huesos?
-Mil veces.
-Antes no te gustaba –replicó el agente con una sonrisa maliciosa.
-Antes era antes y ahora es ahora.
Cuando ambos estuvieron desnudos de cintura para arriba, se separaron un momento, mirándose.
-Vamos a tu cama –pidió Booth.
-¿Por qué? Me gusta la idea de practicar sexo contigo en mi sofá –comentó casual mordiendo el lóbulo de su oreja mientras le acariciaba la espalda desnuda-. ¿O acaso hay normas especiales para hacer el amor que obligan a que sea en una cama? –susurró contra su oído.
-Llevo 4 años deseando estar en tu cama –contestó el agente con sinceridad mientras la levantaba y los llevaba a ambos al dormitorio.
-Yo también llevo 4 años deseando que estés aquí –replicó cuando llegaron a su cuarto y Booth la bajó hasta dejarla tumbada en la cama, mirándola embobado-, soñando cada noche con que me acariciabas… soñando que eran tus manos y no las mías las que lo hacían –susurró, abriendo los pantalones de su compañero y tirándolos al suelo. El agente se los quitó del todo y se colocó sobre ella, marcando su cuerpo con la boca, desde el valle entre sus pechos pasando por su ombligo hasta la cintura de sus vaqueros, quitándoselos de un rápido y fluido movimiento-. ¿Y tú, Booth? –preguntó, a pesar de saber ya la respuesta-. ¿Te has masturbado alguna vez pensando en mí?
Ante aquella pregunta tan directa Booth creyó que su cuerpo no soportaría la presión. Aún así, siempre había sido sincero con ella, no iba a dejar de serlo precisamente en aquel momento.
-Prácticamente cada noche desde hace 3 años. Cuando estuve en la clínica para dar la muestra… también.
Por algún extraño motivo aquella confesión hizo estremecerse a Brennan, el hecho de que él la encontrara a ella más estimulante que toda aquella pornografía era excitante. Muy excitante. Lo empujó, colocándose sobre él y tomando el mando.
-¿Y qué imaginaste, Booth? ¿Que te llevaba a mi cama? ¿Que me desnudabas? ¿Que te besaba hasta dejarte sin respiración? –preguntó mientras lo hacía para ir deslizándose poco a poco por el cuerpo de su compañero hasta llegar a la cintura de los bóxers-. ¿Que te corrías en mi boca? –preguntó, bajando abruptamente los bóxers e introduciendo su miembro en la boca.
-Joder, Huesos –dijo, a punto de perder el control por las palabras de ella y sus increíbles labios alrededor de él-. Avisa a un hombre antes de decir estaaaaas coooooosas… Mmmm… -gimió ante las atenciones de su compañera.
Esta súbitamente lo liberó y se colocó sobre él, momento que Booth aprovechó para volver a girarlos y colocarla debajo.
-Me imaginé haciéndote el amor, fuerte, contra tu puerta –Brennan gimió al sentir los cálidos dedos de su compañero en su sexo, acariciándola cada vez más rápido.
-Booth, por favor… hazlo ya –rogó la antropóloga y este asintió.
El agente la penetró lentamente, mirándola a los ojos y Brennan sintió con intensidad lo que transmitían sus miradas. Pasión, comprensión, la seguridad de que no había vuelta atrás… y aún así nada que lamentar.
Los movimientos de Booth fueron haciéndose cada vez más rápidos mientras sentía su propio control desaparecer. Brennan salió a su encuentro en cada estocada, sintiendo cómo su racionalidad, su apariencia fría, se derretía ante el amor y la pasión de lo que estaban haciendo.
Practicar sexo con tu mejor amigo es un error, pensó Brennan, pero hacer el amor con la persona que te complementa no lo es. Ella tenía razón, había un vínculo entre ellos, sólo que hasta aquella noche no había sido consciente de la verdadera naturaleza de aquel.
Cuando el orgasmo la arrasó con el nombre de su compañero en los labios se dio cuenta de que no era química cerebral, no sólo. Era amor.
Booth cayó sobre ella cuando alcanzó su propio éxtasis y Brennan no pudo evitar reír frenéticamente.
-¿Qué pasa? –preguntó el agente, sorprendido por aquella risa. No le parecía momento de reír, la verdad…
-Que ahora sé a lo que te referías con lo de qué es romper las leyes físicas con alguien a quien amas.
-¿Ah sí?
-Sí. He tenido una revelación –sonrió, cogió aire y dijo-. Estás enamorado de mí.
El agente sonrió.
-Eras la única que no se había dado cuenta –Ya lo sabía, su gran secreto había sido revelado. Debía estar asustado ante las posibles siguientes palabras de Brennan pero se sentía liberado. Al fin ella sabía lo que por tanto tiempo había callado.
-Yo estoy enamorada de ti, Booth –El agente sintió cómo su corazón se henchía de alegría. Aún así no estaba seguro.
-Tú no crees en el amor –replicó con tristeza.
-Pero creo en ti. Y no creo que lo que sienta por ti lo pueda definir la ciencia. No puedo probarlo todo –De repente cayó en la cuenta de algo-. ¡No hemos usado protección!
-Eh… Huesos, querías quedarte embarazada –le recordó Booth con una sonrisa feliz, abrazándola contra él.
-Entonces está bien –sonrió Brennan, acomodándose en el pecho de su compañero-. Pero tal vez deberíamos volver a intentarlo, ya sabes, por si la primera vez no has acertado –sonrió, besándolo con pasión.
FIN
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