Declaimer: la historia no me pertenece es de la autora Lynne Graham como tampoco los personajes de Card Captors Sakura que les pertenece a las maestra del Shojo las CLAMP.

Sin más!

A leer!


La Novia Embarazada

Capitulo final

El rostro ansioso de Tomoyo Hiraguizawa se iluminó en el instante en que vio a Sakura acercarse por el parque.

-¡Gracias a Dios que has venido! -exclamó levantándose del banco.

-No quería mezclarte en esto, Tomoyo, en serio. Sólo te llamé porque necesitaba que le dieras un mensaje a Shaoran, pero ahora veo que ha sido un error...

-¡No, de ningún modo ha sido un error!

-Sí, lo es -suspiró Sakura-. No quería escribirle una carta, no sabía qué decirle... y tampoco quería hablar personalmente con él pero... nunca hubiera debido de involucrarte en esto.

¡Sakura, Shaoran está destrozado!

-¿Le diste mi mensaje?

-¿Acaso crees que diciéndole que estás bien y que quieres el divorcio va a sentirse mejor? -preguntó Tomoyo extrañada.

-Es lo mejor. ¿Te acordaste de decirle que le dejaré ver al bebé siempre que quiera?

-Sí, pero no le sirvió de consuelo como tú creías - respondió Tomoyo -. Al fin y al cabo el bebé no nacerá hasta dentro de seis meses...

-Bueno, eso no puedo evitarlo. ¿Está aún en París?

-No, según Eriol se pasó la semana buscándote. Y después se agarró la peor borrachera de su vida. Eriol lo trajo a casa a dormir, en la habitación de invitados...

-¿La peor qué? Cuéntamelo otra vez.

-Muy bien. Por orden cronológico: Shaoran se levanta y se encuentra con tu nota, ¿no es así?

-No lo sé, para entonces yo ya me había ido. Supongo que se marchó a París.

Aquella misma noche Sakura había metido unas cuantas cosas en la maleta y había salido del apartamento decidida a evitar cualquier nueva disputa con Shaoran. Sentía que habían discutido demasiado, que sólo le quedaba su orgullo. Y sólo podría conservar ese orgullo manteniéndose a distancia de Shaoran, al menos hasta que pudiera controlar sus reacciones.

-Bueno, pues si me permites decirlo la mayor parte de los maridos no discuten y luego simplemente siguen adelante como si fuera un día normal y corriente -explicó Tomoyo-. Incluso los más testarudos como Shaoran tienen sus sentimientos.

-Escucha, tú estás de su parte porque no comprendes nada y lo conoces a él mejor que a mí, pero...

-¡Qué va! La verdad es que me ha sorprendido mucho cómo se lo ha tomado. Nunca pensé que Shaoran dormiría una borrachera en mi casa.

-Así que se pasó la primera semana buscándome... -dijo Sakura expectante, incitando a Tomoyo a contarle más.

-¿Cómo crees que nos enteramos nosotros de que habías desaparecido? Shaoran llamó a Eriol. Y estaba realmente de mal humor. Tuviste suerte de no estar delante.

-Nunca le he visto beber... -confesó Sakura.

-A la segunda semana, sencillamente, se derrumbó. Se sentó y se puso a beber y a beber hasta el aturdimiento. Eriol estaba terriblemente preocupado por él. Shaoran nunca hace ese tipo de cosas. Lo tienes bien agarrado, Sakura y creo que si de verdad has decidido abandonarlo deberías de haberlo hecho de un modo más considerado.

-¡Pero si le dije que me marchaba! -se defendió Sakura levantando el mentón.

-¡Pero él no creyó que lo decías en serio!

-Para mí era evidente que nuestro matrimonio no funcionaba.

-Pues el día de su boda yo pensé que estabas loca por él, y cuando comimos juntos a la semana de volver de Taipa me lo pareció aún más. Te pasabas el tiempo hablando de él.

-Y estoy loca por él -musitó Sakura.

-Pero entonces, ¿por qué diablos le estás haciendo esto? -preguntó Tomoyo paralizada.

-Espero que se lo hayas contado absolutamente todo, Tomoyo -intervino entonces Shaoran-. La búsqueda interminable, la desesperación, las borracheras y los ataques de autocompasión...

Ambas mujeres se dieron la vuelta. Tomoyo ruborizada, Sakura pálida. Pero Shaoran sólo tenía ojos para su mujer. Tomoyo, con un gesto de culpabilidad, dio un paso atrás.

-Esta vez sí que la hecho buena, ¿verdad? -inquirió Shaoran.

-Shaoran... ¿me permites que te diga que no es ésa la actitud que deberías de tomar? -sugirió Tomoyo.

-No... Tú no sabes qué ha pasado, ni nunca lo sabrás -le informó Shaoran-. Es una suerte que hable en chino cuando bebo. Lo que ha ocurrido aquí es y continuará siendo un misterio para ti, Tomoyo.

-Meiling... -murmuró entonces la pelinegra con aires de superioridad antes de marcharse.

Shaoran se quedó perplejo, perdió el color.

-Teniendo en cuenta que te has valido de Tomoyo para llegar hasta mí no has sido muy amable con ella -observó Sakura-. Nunca habría accedido a verla si hubiera sabido que ibas a aparecer.

-Bueno, es que Tomoyo me torturó con sus preguntas en el peor momento -contestó Shaoran tenso, tratando de calmarse. Sakura lo miró con los ojos llenos de dolor-. No me mires así, me lo pones todo mucho más difícil -gruñó Shaoran.

Sakura miró a otro lado instantáneamente. Sí, por supuesto que Shaoran veía en sus ojos cómo se sentía. Siempre había sido capaz de ver en su interior. Perpleja ante la idea de que su amor le resultara tan evidente, Sakura no puso pegas cuando él alargó un brazo y la condujo hasta la limusina. Shaoran recogió el ticket del aparcamiento y traspasó las puertas. Era evidente que se sentía culpable. Sabía cuánto daño le había hecho. ¿Y qué iba a lograr tratando de evitar un encuentro que él estaba decidido a llevar a cabo?

Sakura lo miró de reojo, en silencio, mientras el opulento vehículo transitaba entre el tráfico. En dos semanas y media él había perdido bastante peso, observó. De pronto le pareció como si un abismo inconmensurable los separara. Nunca hubiera creído posible que Shaoran tuviera un aspecto tan sombrío. Aquél era el fin de su matrimonio.

-Está bien... -dijo ella.

-No, no está bien -la contradijo Dio-. ¿Dónde has estado viviendo?

-En una casa de las afueras, no tenía muchas ganas de buscar -admitió Sakura.

-¿Y no se te ocurrió que yo me volvería loco buscándote? -exigió saber Shaoran, de pronto de mal humor.

-¿Y por qué iba a pensarlo? -suspiró Sakura-. He cuidado de mí misma durante mucho tiempo, yo no soy una de esas chicas inútiles e impotentes.

El silencio se hizo más denso.

-No -concedió Shaoran-, pero puedes hacerme sentirme impotente a mí.

-¿Cómo? ¿Quieres decir impotente al buscarme y no encontrarme? No había ninguna necesidad. No pretendía desaparecer para siempre ni ninguna estupidez de ésas. Te lo dije bien claro en la nota...

-Eh... si: «Shaoran, lo siento, pero he tenido que vaciar tu cartera... -recitó él de memoria-. Casarme contigo ha sido un error. Estaremos en contacto. No me busques... Bueno, supongo que no ibas a hacerlo, ¿verdad?»

-No sé por qué tienes que recitar toda la nota que te escribí -protestó Sakura sintiéndose como una estúpida-. Estaba enfadada, y no disponía de mucho tiempo. ¡Tienes suerte de que te dejara una nota!

-Supongo que en eso tienes razón -susurró al fin Shaoran.

Sakura lo miró molesta, notando su tensión.

-Te aseguro que no pensé que te darías cuenta hasta mucho más tarde...

-Más tarde. Tardaste once días en llamar a Tomoyo - le recordó Shaoran.

-Tenía cosas que hacer.

Como por ejemplo tratar de vivir sin él, tratar de descubrir cómo seguir existiendo con aquel dolor agónico que se intensificaba con cada hora que pasaba, tratar de olvidar todos los buenos recuerdos, el sexo. Para Sakura hacer el amor con Sakura había sido alucinante, perfecto. ¿Pero cómo podía saber qué había sido para él? Shaoran se había mostrado entusiasta, pero quizá fuera sexualmente insaciable.

-Y bien, ¿qué has estado haciendo?

-He estado haciendo planes -mintió Sakura, que no había hecho sino vagar de un lado a otro. Sakura salió de la limusina y se dio cuenta entonces de que no habían llegado al apartamento de Shaoran, sino a la preciosa mansión que habían estado visitando justo el mismo día en que lo abandonó-. ¿Qué diablos estamos haciendo aquí?

-La compré -explicó Shaoran.

-Sí, dijiste que sería una buena inversión -recordó Sakura abriendo la puerta.

-Era una broma.

¿Sería eso cierto?, se preguntó Sakura, que había pasado dos semanas recordando cada una de las frases de Shaoran y tratando de fortalecerse. Había sido una pérdida de tiempo. Un simple vistazo a aquel cuerpo y estaba hipnotizada. A pesar de aquel nuevo aspecto se sentía tan atraída hacia él como la misma primera noche de Taipa.

-¿Y qué has hecho con el resto de mis cosas? -preguntó Sakura tratando de llenar el silencio.

-Están aquí.

-¿Dónde?

-En el dormitorio principal.

-Ah, bien. Así que no les has dicho a los sirvientes que no iba a volver -comentó Sakura comenzando a subir la enorme escalera.

-¿A dónde vas?

- Voy a hacer la maleta, así aprovecho que estoy aquí.

-Sakura... -comenzó Shaoran a decir con voz cansada- ... sé que me he comportado como un completo idiota...

-Shaoran, no quiero oírlo -anunció Sakura subiendo las escaleras deprisa-, no ha sido culpa de nadie. Nos casamos simplemente porque estaba embarazada, y fue una estupidez... ¿de acuerdo? Pero no es para tanto, ¿vale?

-¿Cómo que no es para tanto? -repitió Shaoran.

Sakura no pudo resistirse. Al llegar al descansillo de la escalera volvió la vista hacia él.

-Escucha, lo único que trato de decirte es que no quiero hablar de ello. No hace ninguna falta.

Shaoran apareció en la puerta del vestidor mientras Sakura descolgaba frenéticamente su ropa de la percha. Las manos le temblaban. ¿Qué le estaba ocurriendo? Un minuto más y se humillaría y lloraría histérica preguntándole qué tenía aquella helada mujer del Ártico para que la prefiriera antes que a ella.

-Meiling estaba detrás de aquel artículo de la prensa... -declaró Shaoran.

Sakura se quedó muy quieta y luego, de pronto, se dio la vuelta con los ojos muy abiertos. Shaoran le devolvió la mirada con ojos ámbar y atormentados, con los puños cerrados.

-Entonces supongo que habrá caído de ese pedestal donde la tenías... -comentó Sakura sintiendo que si dejaba de hablar se derrumbaría y hundiría en sollozos.

Por fin veía en los ojos de Shaoran aquello que más temía ver: el horror ante el descubrimiento de la verdadera naturaleza de Meiling.

- Yo no la tenía en un...

-Lo siento, Shaoran, pero cualquier mujer la habría calado a un kilómetro de distancia. Pero claro... -Sakura cambió de tema enseguida, incapaz de hablar de algo tan doloroso-. ¿No es reconfortante saber que estaba completamente decidida a conquistarte?

-Sólo por... sólo por quién soy y lo que tengo.

-Sí, bueno -sonrió Sakura-. Sé sincero. Tú valoras las mismas cosas que ella. Toda esa educación similar, el estatus, las convicciones, el dinero.

-No espero que me perdones por haberme negado a creerte -aseguró Shaoran cerrando los ojos con la cabeza bien alta.

-Bien, porque no iba a hacerlo -continuó Sakura buscando por el enorme vestidor-. Así que pensabas que ella estaba muy por encima de todo eso, y ahora que conoces la verdad te sientes bastante mal. Y, por cierto, ¿cómo has sabido la verdad? -preguntó de pronto curiosa.

-Un periodista habló. Meiling había estado investigándote.

-Eso podría habértelo dicho yo.

-Concertó una cita con un periodista y le entregó el informe completo. Se lo dio bajo la condición de que el artículo debía humillarte. Incluso fue tan arrogante que ni siquiera se molestó en tratar de borrar su rastro.

-Quizá pensara que era demasiado arriesgado confiarle el trabajo a otro -sugirió Sakura con las mejillas llenas de lágrimas, sin dejar de descolgar ropa del perchero.

-¿Viste la entrevista que hice sobre ti?

-No... -respondió Sakura sorprendida.

-Esperaba que eso te hiciera volver a casa. Sabía que le habías prometido a Tomoyo encontrarte con ella, pero me advirtió de que le costó bastante que accedieras -confesó Shaoran tenso-. Y eso de que sólo quisieras fijar tu cita con ella con una semana de antelación sinceramente, tenía pocas esperanzas de que aparecieras hoy por el parque.

-Yo no le haría nunca eso a Tomoyo, es una buena persona.

-Al principio, cuando hablé con Meiling la primera vez, ella no dejó de mentir. Luego mencioné el comentario que Tomoyo le había oído hacer el día de nuestra boda y...

-¿No es maravilloso comprobar que crees a todo el mundo menos a mí? Crees al periodista, a Tomoyo... -lo condenó Sakura con amargura.

-Honestamente, no podía creer que Meiling fuera capaz de hacer algo así -respondió Shaoran apretando los dientes-. Es decir... hasta hace dos semanas, cuando fui a verla y finalmente ella perdió los nervios al comprender que había perdido.

-Ella nunca perdió, Shaoran, ha salido victoriosa todo el tiempo -lo contradijo Sakura con sencillez mientras las lágrimas corrían por sus mejillas-. Tú y yo no teníamos mucho en común para empezar... pero cuando ella terminó su trabajo ya no teníamos nada. Sin embargo no debes engañarte a ti mismo creyendo que la culpa es de ella.

-Sé de quién es la culpa. Sé que te defraudé y que te hice infeliz. Me odias, ¿verdad?

-A veces... como por ejemplo ahora mismo, ¡sí! - soltó Sakura de pronto dando la vuelta por donde estaba él, con ojos verdes y brillantes-. Aquel día me asustó de verdad. ¡Hizo todo cuanto estuvo en su mano para persuadirme de que abortara! Insultó a mi madre, me insultó a mí de todos los modos en que se le ocurrió, ¡Y tú ni siquiera me escuchaste!

-Sakura… yo -comenzó a decir Dio dando un paso adelante.

-¡Cállate! -lo interrumpió Sakura furiosa -. ¡Fui una estúpida casándome contigo! Ese día estaba tan enfadada que...

-Tenías todo el derecho del mundo a estarlo. Lo único que sé es que nunca he estado tan cerca de la violencia como el día en que me enfrenté a Meiling -declaró Shaoran con crudeza-. ¡La forma en que habló de ti era casi como para pegarla!

-¿En serio? -preguntó Sakura, contenta por fin de poder gobernar sus emociones para escuchar gozosa aquel detalle-. Entonces, ¿significa eso que no va a haber una reconciliación? -Shaoran la miró perplejo-. Quiero decir, ¿Ya no vas a casarte con ella después del divorcio?

-¿estás loca? ¿Casarme con ella? -exclamó Shaoran incrédulo-. ¡Pero si es una hipócrita arpía!

-Bueno, te ha costado toda una vida darte cuenta, pero al fin lo has comprendido. Enhorabuena. ¿Podrías darme una maleta?

-¿Una maleta?

Sakura se sentía poseída por una necesidad imperiosa de mantenerse ocupada. Shaoran estaba minando su resistencia, y ella estaba decidida a que eso no ocurriera. Sakura dio un paso adelante y estuvo a punto de caer ante una montaña de ropa tirada en el suelo. Miró para abajo y vio que era de Shaoran. La sorteó y pasó al lado de él. Pero entonces Shaoran la agarró de la mano.

-¡Tienes que escucharme!

-¿Me escuchaste tú a mí? ¡No, cuando trataba de explicarte lo que ocurría tú siempre decías o que estaba celosa o que estaba irritada a causa del embarazo! ¿Pues quieres que te diga algo, Shaoran? Ahora no me ocurre nada de eso, ahora lo que me ocurre es que estoy al límite de mi paciencia. ¡Suéltame!

Shaoran la soltó. La ira coloreaba sus duras y masculinas mejillas, pero era el dolor escondido en sus ojos ámbar lo que emocionó a Sakura y la dejó atónita.

-Siento todo esto mucho más de lo que jamás imaginarás -respiró él.

Pálida y temblorosa, Sakura comenzó a buscar una maleta. Era una locura, era absolutamente irracional seguir haciendo la maleta en medio de aquel torbellino sentimental, pero no podía soportar ver a Shaoran herido. Y todo por culpa de aquella arpía, que le había sorbido el seso. Sakura se estremeció. Por fin encontró las maletas.

-Deja que te la baje yo -se ofreció Shaoran quitándosela de las manos.

-¿Sabes?...aún no eres consciente, pero antes o después te darás cuenta de la suerte que has tenido librándote de mí -musitó ella en voz baja, apresurándose a volver al dormitorio que nunca compartirían.

-Sakura... por favor, siéntate para que podamos hablar -insistió Shaoran con una humildad casi patética-. Necesito contarte cosas sobre Meiling.

Sakura se sintió tan perpleja ante aquel ruego que se derrumbó al borde de la cama. Quizá Shaoran necesitaba un hombro en el que llorar, ¿pero por qué tenía que ser el de ella? Entonces lo comprendió. Shaoran quería hacerle una confesión completa. Su conciencia no se conformaba con menos. Estaba a punto de escuchar una confesión que la deprimirían durante los próximos treinta años. Shaoran la observó en silencio y dejó la maleta. Luego se aclaró la garganta.

-Yo...

-¿No podrías tratar de abreviar? -rogó Sakura. Shaoran se puso aún más tenso. Su aspecto era tan lamentable que Sakura se compadeció. Tenía que enfrentarse, por fin, a aquella declaración. Shaoran había amado a Meiling. Quizá en ese momento sintiera repulsión hacia ella, pero la había amado.

-Mi padre me dijo por primera vez que Meiling sería una maravillosa esposa para mí cuando yo tenía cinco años.

-¿Cinco años? ¿Y cuántos tenía ella?

-Ocho.

- ¡Cinco años! ¡Por Dios, eso es lavar el cerebro! -exclamó Sakura.

-Mis abuelos murieron en un accidente automovilístico cuando mi padre era aún joven. Él se crió con la familia de su padre. Y tienes que comprender que a él le enseñaron a sentirse avergonzado de la familia de su madre, que era más humilde.

-¿Quieres decir que lo criaron para que fuera un completo snob? - Shaoran asintió-. Y él quería asegurarse de que tú no fallabas en ese sentido, ¿no es eso? -Shaoran volvió a asentir-. Así que desde pequeño te enseñaron en la creencia de que Meiling sería tu futura mujer.

-Sí, en un futuro que yo no dejaba de posponer - Shaoran respiró hondo-. No podía ni siquiera confesarme a mí mismo que no me gustaba Meiling...

-¿Que no te gustaba Meiling? -lo interrumpió Sakura atónita.

-¿Es que a ti te resultó agradable cuando la conociste en Taipa?

-No, pero...

-Nunca supe poner ninguna pega a su comportamiento -continuó Shaoran endureciendo su expresión-. Todos se pasaban el día halagando su comportamiento ante mí, y es cierto que tiene muchas virtudes. Forjaron mi mente de modo que siempre creí que tenía que casarme con ella.

-Así que decidiste casarte con ella y tener una amante que te compensara.

Shaoran comprendió que aquello era una rabieta de Sakura y la miró con una expresión de reproche.

-Ese tipo de matrimonios no es tan raro en el mundo en el que yo vivo. Nunca supe qué me iba a perder hasta el día en que te conocí.

-Eso no puedo creerlo -suspiró.

-Bueno.., es cierto que hubo unas cuantas mujeres en mi pasado -admitió Shaoran-, pero ninguna me caló tan hondo como tú. Tú y yo tuvimos aquella primera noche mágica y luego yo lo eché todo a perder. Pero no podía permanecer lejos de ti...

-Así que te casaste conmigo y volviste a echarlo todo a perder -terminó Sakura por él.

Shaoran se acercó a Sakura y levantó los ojos para observarla. Luego alzó las manos tratando de tomar las de Sakura, pero ella las retiró. Shaoran torció la boca.

-La noche en que me dijiste que estabas embarazada comprendí que estaba enamorado de ti... completamente loco por ti.

-Serías capaz de decirme cualquier cosa con tal de no perder a tu hijo, ¿verdad? -musitó ella medio sollozando.

Los brillantes ojos de Shaoran temblaron. Tomó las manos de Sakura y las agarró con fuerza.

-Mi peor error fue no decirte cómo me sentía aquella noche en mi apartamento. En aquel momento comprendí que nunca me casaría con Meiling, pero fue entonces cuando comencé a sentirme terriblemente culpable. Además, justamente me llamó ella después de que tú y yo hiciéramos el amor, y eso me hizo sentirme aún peor.

Sakura vio un atisbo de esperanza. No podía dejar de mirar la expresión del rostro de Dio, atenta a cada una de sus palabras. Y recordaba su forma de reaccionar tras la conversación telefónica, en la cama.

-Debiste de contármelo todo entonces.

-No quería que te enfadaras -explicó Shaoran soltando el aire contenido-. Ni me parecía bien, a esas alturas de nuestra relación, hablarte de ella. Primero tenía que verla a ella y decirle que me había enamorado.

-¿Y fue eso lo que le dijiste?

-¿Qué otra cosa hubiera podido decirle? -preguntó Shaoran a su vez con ojos inquisitivos-. Sabía que la noticia no la impresionaría, pero era la verdad. Cuando saliste de la consulta de Eriol y me dijiste que estabas embarazada me sentí muy feliz, pero me temo que mi sentimiento de culpa hacia Meiling era tan fuerte que arruiné lo que hubiera debido de ser una ocasión muy especial

-Comprendo cómo has debido de sentirte.

-No, no lo comprendes. Estaba enfurecido conmigo mismo por haberle dejado pensar a Meiling que nos casaríamos durante tanto tiempo, sentía que la defraudaba -confesó Shaoran-. Pero eso no fue nada comparado con lo que sentí cuando fui a verla a París.

-¿Qué te dijo? -preguntó Sakura agarrando con fuerza las manos de Shaoran.

-Jugó conmigo -contestó él enervándose con el recuerdo-. Me dijo que era el hazmerreír de todo el mundo, que ningún hombre querría casarse jamás con ella. Pero no dejó de repetir que por supuesto me comprendía y me perdonaba... ¡Estuve horas con ella! Me sentí como un bastardo, estaba convencido de que había arruinado su vida.

-Es una terrible actriz... o quizá... quizá realmente te quiso, Shaoran.

-¡Debes estar bromeando!

-Yo te quiero... ¿por qué no iba a quererte ella? Te conoce desde mucho antes de mí...

-Sakura... -la llamó Shaoran dando un salto y arrastrándola con él. Su mirada, fija, mostraba un intenso placer y alivio ante aquella sencilla confesión , cariño, deliciosa Sakura... -respiró entrecortadamente-. Meiling no me prestaría ni un minuto de su tiempo si yo no tuviera dinero.

Está obsesionada con casarse con un hombre rico, no puede creer que no me guste ni que no quiera hablarle de amor... Incluso me dijo que si quería podía conservarte a ti como...

-Como amante...

-Pero yo le dije que te amaba demasiado como para hacerte eso -continuó Shaoran apartándole el pelo de la frente con dedos cariñosos y ojos tan tiernos que Sakura tuvo finalmente que creer en sus palabras-. Cuando la vi hace dos semanas, sin embargo, fue sincera. Me dijo que si le hubiera surgido algún partido mejor se habría casado hacía años.

-Me alegro de que estuviera enfadada en lugar de herida - admitió Sakura.

-¿A pesar de todo el daño que te ha hecho? -preguntó Shaoran sin disimular su incredulidad.

Sakura le soltó las manos con cuidado y contestó:

-Puedo ser generosa cuando gano.

Shaoran la estrechó entre sus brazos con fuerza y posó los labios sobre los de ella con pasión. Luego, al enterrar el rostro en el cabello de Sakura, ella tembló y se sintió débil.

-Nunca soñé que significaría tanto para mí el que una mujer me confesara su amor -admitió Shaoran.

-Y pensar que tú podrías habérmelo dicho a mí en lugar de ir a contárselo a Meiling... -comentó Sakura sin poder resistirse-. Si me hubieras dicho que me amabas nunca te habría abandonado.

-Pero no vas a volver a abandonarme nunca más -exigió Shaoran con entusiasmo.

-No me atrevería ni a soñarlo... -bromeó ella regocijándose en aquella nueva intimidad de mutua confianza que le permitía hacer y decir lo que quería si vas a emborracharte y a autocompadecerte...

Shaoran la llevó a la cama y la miró con intensos ojos ámbar.

-Eres una picara...

-Te conozco bien... así que será mejor que te andes con cuidado...

-Te adoro -declaró Shaoran con voz ronca-. Pero no vas a decirme lo que tengo que hacer.

Sakura deslizó los dedos por la achocolatada cabellera y susurró:

-Bésame...

Y Shaoran lo hizo. Después levantó la cabeza con un brillo cómplice en los ojos y mirada intensa y comentó:

-Embarazada, descalza y en el dormitorio, mi amor.

-Lo has dicho mal, no era así.

-Lo he hecho a propósito -contestó él con una sonrisa.

-Bueno, pues si estamos negociando, ¿qué hay de todo eso de «tú no eres mi dueña, no puedes decirme lo que tengo que hacer, a dónde tengo que ir ni con quién»? -inquirió Sakura.

-Sabía que recordarías cada palabra.

-Me reservo ese derecho.

-Podrías haber sido un agente realmente provocador en el departamento de mantenimiento de las corporaciones Li International -comentó él con ojos ámbar brillantes, llenos de deseo y de satisfacción -. Creo que es mucho más seguro tenerte en mi cama.

-Pues yo debo de confesar que la cueva familiar resulta bastante confortable -suspiró Sakura feliz, con una mirada de aprobación a su alrededor.

Y, tras una risa ronca, Shaoran la besó y procedió a demostrarle los beneficios de compartir aquella cueva familiar.


Sakura dejó a su hijo Hien en la cuna. Tenía cuatro meses, y era adorable. Con el cabello castaño claro y los ojos ámbar, la combinación resultaba espectacular. Y dormido parecía un ángel.

Las últimas veinticuatro horas habían estado repletas de acontecimientos. Shaoran había celebrado una fiesta en Tokio para conmemorar su primer aniversario de boda, y luego habían viajado a la isla y pasado el día con la familia de él. Había transcurrido todo un año. Sakura apenas podía creer que llevaran tanto tiempo de casados. Y la magia no sólo había perdurado, sino que se había fortalecido.

Sakura entró en el dormitorio y se puso un vestido de satén dorado de estilo flamenco, una prenda especial para la ocasión. Y después se dirigió a la casita de la playa tras encargarle a una sirvienta que le diera un mensaje a Shaoran. Llevaba en las manos una revista en la que había un artículo sobre la espléndida boda de Meiling Chang. Apenas había tenido tiempo de leerlo.

El novio era un aristócrata de sangre azul, y el aspecto de Meiling era triunfante. Sin embargo se rumoreaba que la ausencia de la familia del novio en la ceremonia era indicio de que no aprobaban la unión. Según parecía Meiling no era lo suficientemente buena. Su árbol genealógico no iba lo suficientemente atrás. Pero en opinión de Sakura aquel matrimonio marcharía bien. El marido de Meiling era tan frío como ella.

Sakura dejó la revista a un lado, encendió las velas y apagó la luz. Y se puso a bailar. Aquél era su regalo especial de aniversario para Shaoran. Le encantaba sorprenderlo. Y cuando vio por el rabillo del ojo que entraba hizo un enorme esfuerzo para no mirarlo. La música llegó a un momento de salvaje crescendo y después finalizó. Entonces Sakura miró a Shaoran y ardió ante la intensidad de su mirada.

-¡Es tan fácil impresionarte! -comentó en broma. Shaoran la estrechó en sus brazos como un hombre de las cavernas. Sakura se estremeció de excitación. Por sus venas corría el fuego del deseo sensual.

-Así que volvemos al principio...

-Pero ahora tenemos a Hien -asintió Sakura.

-No he olvidado a nuestro hijo ni por un instante... ni a la maravillosa y sexy mujer que me lo ha dado -contestó Shaoran con impresionante intensidad -. Creo que te amo aún más que antes.

-¡Me haces tan feliz! -contestó ella abrazándolo.

-Ésa es la razón de que haya venido -continuó Shaoran mientras trataba de besarla y de llevarla a la cama al mismo tiempo, cosa que al fin logró-. Y también para darte esto... antes de que te atrevas a sugerir que he venido sólo porque no podía soportar más no acostarme contigo.

Sakura contempló el exquisito anillo de esmeraldas que él deslizó en su dedo.

-Oh, Shaoran, es... precioso.

-He mandado que le graben la fecha del día en que nos conocimos.

-¡Te estás volviendo tan romántico! - suspiró Sakura.

-Sí, puede que tú te hayas encargado de las velas, pero yo me he ocupado del champán y de poner una rosa en la almohada.

-¿Quieres decir que no te he sorprendido?

Shaoran asintió con un gesto. Sakura curvó la boca en una sonrisa y lo empujó sobre la almohada.

-Me encanta tu falta de tacto.

-No te comprendo -contestó Shaoran observándola con ojos llenos de admiración.

Sakura se tumbó sinuosamente junto a él. La ansiosa mirada de Shaoran cuando temía haberla herido la volvía loca de pasión.

-Las mentes grandes piensan de un modo parecido -susurró ella.

-Eres asombrosa... -continuó Shaoran estrechándola con tal fuerza que apenas podía respirar.

Respirar, sin embargo, no era en aquel momento algo importante. Mucho más urgente resultaba compartir su amor de un modo íntimo. Sakura hubiera deseado decirle que él también era asombroso, pero la electrificante combinación de pasión y felicidad desatadas lo hacía imposible en ese momento. Lo haría a la mañana siguiente.

FIN


Hooolaaaa como están espero que estén bien, bueno lo prometido es deuda actualice rápidamente para que no que coman las uñas de tanto misterio, Awww mi primera adaptación terminada estoy tan feliz pero aun más feliz por la aceptación que tuvieron con esta historia de verdad muchísimas gracias por su apoyo jejejeje.

Bueno muchísimas gracias a:

Angeldelaesperanzalira, Didi, LMUndine, Princessmalfoy10, ruyshka, kata, Amizumi Hiwatari, -Naomi in Black- chii tusuki hime, saki25, y a lfanycka….

A ustedes que algunas me apoyaron desde el comienzo de la historia y también gracias a los que leen pero que no me dejan comentarios, gracias también y para terminar a los que me tienen en sus favoritos y alertas jejeje de verdad muchísimas gracias de verdad estoy muy feliz… bueno me despido espero que les guste este ultimo capitulo y próximamente estaré subiendo otra asi que no se olvidaran de mi tan fácilmente ehh? jejejeje las quiero =)

Nos vemos pronto!

Endri-chan