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"Muy bien señoritas, será mejor que aclaremos las cosas. Soy el Teniente Rogers. Y deberán responder a todas mis órdenes con un simple y sencillo prefijo. "señor Si señor.". No es tan complicado mariquitas. ¡Bienvenido sean!,- al programa de reclutamiento.

Aquí no aprenderán nada que no hayan visto en los siete años de Defensa Contra las Artes oscuras en Hogwarts, es más bien un repaso de lo que ya saben. Pero si les garantizo que habrá plenitud de desmaius, y hechizos aturdidores.

La única misión de los reclutas, es seguir órdenes, presentar apoyo y servir en labores secretariales dentro del departamento Auror y el departamento de Entrada en Vigor de la Ley Mágica. Ustedes no manejaran casos, ni arrestos, ni interrogaciones y ciertamente tampoco como persecutores de la ley. Y no tendrán esas bonitas clases de estrategia que el colegio de Aurores les enseña a sus cadetes. Pero es un requerimiento actual del ministerio que sus funcionarios tengan un entrenamiento básico de defensa después de lo sucedido en la guerra. Y no solo se limita a los empleados del ministerio, Ustedes pueden servir como guardias de seguridad en tiendas y negocios particulares, y por supuesto el banco mágico de los duendes Gringotts."

"Señor, Si señor!" respondieron a coro. Pero Draco solo movió los labios para decir la contestación.

Seguía mirando al alto rubio de un metro noventa, no, eso debía estar mal, el hombre era de unos dos metros. Era imponente, rudo y horrible.

"¡Harán tres kilómetros corriendo en un tiempo de tres minutos!" Ordeno el hombre bañándolos de saliva. "¡Malfoy hará cuatro!"

Comenzó a correr, sintiéndose débil y desnutrido como nunca antes. Los demás reclutas lo dejaron atrás con prontitud. Pero ordeno a sus piernas a seguir corriendo, y doblo su orgullo para convencerse que solo el esfuerzo traía recompensas. Peleando en contra del sentimiento de furia, y las ganas de contestarle al Auror con insultos a todas sus órdenes.

Pero cuando llego a casa en la mañana. Sucio, deprimido y más cansado.

Encontró el sentido cuando vio la brillante sonrisa de su madre quien lo había esperado toda la noche, sosteniendo el sobre con su primer sueldo que Potter le había mandado directamente a casa.

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"Malfoy…" dijo Harry entrando en el cubículo enfrente de su oficina. "MALFOY"

Draco despertó desconcertado, sintiendo el dolor de músculos que no sabía que podían doler. No después de haberlos corridos, nadado y saltado en medio del bosque. Pensó que había perdido la habilidad de sentir dolor mientras subía la colina, pero aparentemente se había equivocado.

"Potter…"

"Mayor Potter…" contesto Potter frunciendo el ceño. "Te has quedado dormido…"

"Lo siento, el examen físico fue demasiado intenso…" contesto restregándose las marcas de hojas en sus mejillas. "Solo he dormido dos horas…"

Potter sonrió sarcástico y dijo. "Es un examen semestral, será mejor que te acostumbres…"

"¿Algo en especial que necesites Potter?"

Harry Potter se sonrojo ante sus ojos de la manera más increíble. Había algo pervertido de ver a un hombre que despedía virilidad y autoridad, que se podía sonrojar como una doncella.

Luego, como toda perversión, reconociendo que estaba mal admirar tal cosa. Frunció el ceño con coraje hacia su superior.

"Mi nombramiento es mañana, Y…" dijo revolviéndose en su lugar. "Quiero que me acompañes de inmediato a callejón Diagon y me escojas algo presentable para la gala…"

"Es mi trabajo…" respondió el encogiéndose de hombros y señalando la puerta. "Es mejor que lo hagamos ahora…"

"Son horas ministeriales" contesto Potter escandalizado.

"Eres el jefe del departamento…"

"Hay crímenes que necesitan ser resueltos y…"

"Y ninguno de esos casos los manejas personalmente, nadie notara que te has ido unas horas…"

"Está bien, de acuerdo, pero esto no será una ocurrencia regular…"

Y parece una escena lógica para el mundo, nadie los mira más que de reojo, como si aceptaran que Draco ahora no es más que un sirviente de Potter que le sigue los talones con la cabeza baja.

Quizás piensan que Potter lo escolta como a un prisionero con su brillante túnica escarlata. Y no hay nada que lo enoje más que esa reacción de la gente. Potter no es su protector, ni tampoco su salvador. Y sin embargo, la gente lo ignora por primera vez desde el final de la guerra. Casi como eran las cosas antes, la libertad de caminar en la calle sin bajar la cabeza avergonzado.

Lo odia, lo odia de verdad, pero al mismo tiempo esta aliviado de sentirse normal de nuevo.

Juntos entran en Browns Túnicas para caballeros y el hombre detrás del mostrador lo reconoce, pero también reconoce a Potter. Y su expresión de desprecio se borra de inmediato.

"¡Señor Potter!" dice halagador. "Permítame atenderlo.."

"No se moleste, estamos bien…" contesta Potter mirando las túnicas en exhibición. "supongo que eres un experto en esto…" agrega mirando a Draco con una expresión pasiva.

Parecía que habían pasado años desde la última vez que el había entrado en una tienda de elegantes túnicas. Y se dejó engañar con la ilusión de que estaba de regreso en esos años.

Se paseó entre las estanterías, y miro los cortes de las túnicas mientras Potter se sentaba a una silla a esperar. Volvió diez minutos después cargado de túnicas y le ordeno que fuera al probador.

Recordó como su padre solía hacer lo mismo. Lucius había prestado especial interés en su guardarropa, pero detestaba pasar las tardes en las tiendas, y usualmente solo se sentaba en las sillas mirando mientras Narcissa y el apilaban ropa junto a él.

"¿Cómo me veo?" pregunto Potter unos momentos después sacándolo de sus recuerdos.

"Como una mierda…" respondió. "Ahora prueba esta.."

Draco descarto la mayoría, después de que Harry se las probaba.

"¿Qué tiene de malo esta?" pregunto ajustando las solapas de la última.

"Que te vez como un idiota…" respondió con una sonrisa sarcástica. Potter gruño en respuesta.

"Se supone que vienes a ayudar" dijo Potter con un suspiro. "Creo que debí preguntarle mejor a Hermione…"

"Y entonces te verías como un nerdo…"

"Pero entonces nadie te habría roto la nariz.."

"¿Es una amenaza?" pregunto Draco frunciendo el ceño.

"Básicamente una advertencia…" respondió Potter entrando en el cambiador.

Draco tomo la última túnica que había escogido, y abrió la cortina del cambiador con furia. Repentinamente parecía una idea muy idiota, Potter se quitaba la túnica anterior, enredándola sobre su cabeza, mientras que exhibía su cuerpo entero.

La respiración se le corto súbitamente ante la vista y olvido todo sobre su furia. Potter era delgado, atlético y varonil con piel rosada llena de pequeñas cicatrices. Una línea de vellos rizados que empezaba desde la base de su ombligo y bajaba para perderse entre sus boxers, donde se delineaba un bulto que vio por un pequeño instante cuando Potter se giró en el ángulo correcto.

Sintió como la sangre se le subía al rostro en un sonrojo. Y su corazón comenzó a palpitar dentro de su pecho con alarmante rapidez.

Potter se quitó por fin la túnica, y no reacciono al verlo mirando su cuerpo. Extendió la mano. Y por un segundo Draco pensó que Potter lo invitaba adentro del cambiador. Pero se maldijo de inmediato cuando le quito de las manos la túnica negra y cerro las cortinas de inmediato.

Potter abrió la cortina momentos después con una expresión expectante. Modelando delante de él. Mientras que su corazón continuaba palpitando tontamente en su garganta.

"Perfecto…" murmuro sonrojado.

"Dios, pensé que nunca te decidirías. Me parece bien, esta túnica me agrada."

Draco trago saliva con trabajo, y le extendió unos zapatos. "Creo que esta es tu talla correcta…"

"No lo dudo, le has atinado a todo…" contesto Harry calzándose los zapatos. Luego sonrió cuando estuvo listo. "Ahora solo necesito una corbata y una camisa…"

De inmediato le empujo los artículos frunciendo el ceño y cerrando la cortina. Potter emergió con el atuendo completo unos momentos después.

"Creo que estoy listo… " respondió Potter mirándose en el espejo. "Vaya, debo admitir que has elegido bien…"

Draco asintió en silencio. Mirando con envidia la ropa que modelaba Potter. Era el tipo de atuendo que él hubiera elegido para sí mismo.

"Nada mal…" seguía Potter admirándose. Luego, volteo a mirarlo con una sonrisa. "Solo faltas tú…"

"¿Yo?" pregunto confundido.

"Estarás de servicio en mi nombramiento" contesto Potter. "Y si vas a estar conmigo en la fiesta de nombramiento, creo que es apropiado que tengas una túnica de gala…"

"Tengo mi propia ropa.." contesto Draco sonrojándose de nuevo. Luego de unos momentos se sintió ofendido y avergonzado.

"No puedo creer que vayas a desperdiciar la oportunidad de hacerme gastar, además, no es nada en realidad, ya que estamos aquí…"

Draco lo miro con una ceja levantada, y dijo. "Podrías arrepentirte cuando veas los precios…"

"Probablemente.." admitió Harry. "Pero no puedo dejar que mi asistente se ande paseando con túnicas viejas y pasadas de moda…"

"Te arrepentirás…" señalo Draco con una sonrisa final, pero ignoro a Potter y se fue en busca de una túnica para sí mismo.

Por supuesto, a él no le tomo nada el decidirse y encontrar la túnica perfecta. Regreso con el atuendo en las manos.

"¿no vas a probártela?"

"No es necesario" respondió entregándole las cosas. Y cuando Potter fue a la caja a pagar, el salió de la tienda y se recargo en el poste de una farola. Frunciendo el ceño por que se sentía confundido.

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"¿te sientes bien?" pregunto su madre poniendo un estofado muy aguado frente a él.

"Todo bien…" respondió distraído. Pero esa era una mentira por que no había podido quitarse la imagen de Potter en el cambiador de la cabeza, donde continuaba repitiéndose interminablemente.

"Te ves distraído…" contesto ella frunciendo el ceño. El aroma del caldo se esparció por la habitación. Su madre abrió una ventana.

"Deja al chico en paz…" interrumpió su padre mordiendo de la hogaza de pan.

Por supuesto, un día comiendo adecuadamente, y su padre lo convierte en el hijo prodigio.

"Draco…" dijo su madre con suavidad. "Estoy muy orgullosa de ti…"

"No tienes por qué estarlo, solo soy un recluta…" murmuro hundiendo distraídamente la cuchara de peltre. Era delgada y se doblaba, no eran nada en comparación del juego de cubiertos de plata de los Blacks que su madre escondía debajo de su cama. No podía entender por qué no podían usarlos más. Era casi como si su madre se aferrara a ellos, y tuviera miedo de que si los continuaban usando, se desgastarían para siempre.

"Oh hijo, no es necesario que seas un alto funcionario político para que me sienta orgullosa; Tu padre era un funcionario y mira a donde nos ha llevado…" ella sonrió. Su padre gruño molesto. "No debes subestimarte, tu solo te has conseguido el empleo"

Eso no era necesariamente verdad. Pero admitirles a sus padres que el ministro Kingsley y Harry Potter le tenían lastima después de un fallido intento de prostitución. Era algo que prefería guardar en silencio para toda la vida. No quería volver a pensar en eso.

"A decir verdad, hoy recorrí el vecindario" agrego su madre con emoción. "Y buscaban ayuda en una pequeña tienda que vende todo tipo de cosas, les he pedido el trabajo y me lo han dado de inmediato.."

"¿Qué?" pregunto Draco sorprendido.

"Ahora tengo trabajo en una tienda muggle…" dijo ella con una gran sonrisa.

"Realmente no tienes que hacerlo Madre, sé que no gano mucho dinero, pero tú no tienes que hacerlo.."

"Trabajar no es una deshonra…contrario a lo que tu padre te ha hecho pensar. Contrario a lo que mis propios padres me hicieron pensar."

"Muggles…" gruño Lucius con brusquedad. "Malditos muggles…"

"Este no tiene que ser el final.." dijo ella. "No sé si algún día podremos recuperar lo que hemos perdido, probablemente no. Pero este es un nuevo inicio, y como nuestros ancestros antes que nosotros, solo tenemos que superarlo, después de todo, no es la primera vez que los Malfoy pierden su herencia."

Draco miro la mesa con concentración recordando la historia de su tatara tatara abuelo quien había perdido todo en una mala inversión. A la familia le había costado generaciones recuperarse, pero eventualmente lo habían hecho después de unos cuantos matrimonios ventajosos que intercambiaron pedigree por dinero. Sin embargo ellos habían perdido mucho más que la herencia familiar, tener la sangre limpia después de la guerra no significaba nada ahora.

"Lo único realmente importante es que estamos vivos…"

El asintió pensativo. Pero se distrajo de inmediato cuando su padre comenzó a llorar amargamente sobre la mesa. Repentinamente sentían el peso de la perdida fresco sobre sus cabezas.

Termino su cena amargado. Incluso con su resolución por mejorar las cosas, no podía dejar de lamentarse por la gran casa y los lujos con los que había vivido, porque nunca antes había considerado vivir de otra manera. Y ahora estaban atorados en una casa de ladrillos viejos, ventanas sucias, y alacenas vacías.

Esa noche se acostó sobre la cama pensando en la imagen de Potter casi desnudo en el cambiador. La confusión regreso en toda su expresión.

Antes de que la guerra los arrastrara. El nunca había pensado en….. "sexo". Había sido apenas un niño que pensaba que las chicas eran una molesta pérdida de tiempo, y luego en sexto todo se había ido a la mierda, dejándolo solamente con la constante preocupación por el bienestar de sus padres. Y de ahí al terror de la guerra.

Sabía que tenía fantasías, por que soñaba con cuerpos ajenos tocándolo de manera intima. Había tenido unos escasos sueños así durante los últimos años.

Sin embargo, el no había prestado especial atención a nada relacionado con eso. No había chica alguna que lo hiciera sentirse diferente. No había nadie para el de esa forma. Solo conocía el amor de sus padres. Y Merlín que eso era patético.

Pero ahí estaba la imagen de Potter rondando constantemente en su cabeza. Y la tensión dentro de sus pantalones dolorosamente apretada. Su miembro rogándole atención.

Estaba tan excitado en ese instante, que quería hundir el rostro en la almohada con vergüenza.

La verdad era que se sentía humillado. El sexo era un tema tabú en la familia. Nunca había sentido una necesidad así. Y mucho menos el atreverse como adolescente a preguntarle a sus padres lo que sucedía con su cuerpo cuando comenzaron los sueños húmedos.

Al final de cuentas, aprendió sobre el tema en constantes conversaciones de adolescentes en la escuela que a veces parecían demasiado falsas para ser verdad. Respecto a sus sueños, siempre había tenido quien se encargara de cambiar las sabanas, Los elfos nunca decían nada en particular, y menos respecto al desastre en las cobijas.

Podía contar con los dedos de la mano el número de veces que había logrado superar su vergüenza para tocarse a sí mismo, y luego enfrentar la culpa en la mañana. Como si estuviera haciendo algo sucio, algo pervertido, inaceptable.

Y no había palabras para describir lo que sentía con respecto a Potter. Era algo ajeno y desconcertante. Pero no podía parar de pensar en él.

Finalmente, con tortuosa lentitud, deslizo una mano dentro de su pijama. Torpemente cerró los dedos alrededor de su cabeza y masajeo tentativamente con la imagen de Potter como estímulo. El orgasmo lo golpeo de inmediato después de unos cuantos tirones. Y se revolcó dentro de las sabanas ahogando cualquier exclamación.

Las paredes de la casa era delgadas y sentía un temor indescriptible ante la perspectiva de que sus padres lo encontraran. Avergonzado limpio el desastre con la varita, se recostó sobre la cama mirando el techo sintiéndose extraño.

Potter, Potter, Potter…

Siempre había sido Potter.

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Draco pensó que todas las personalidades importantes del mundo mágico estaban ahí. La directora Mcgonagall, el director del Profeta, el líder de comerciantes de callejón Diagon. Celebridades del mundo artístico, jugadores de Quidditch, y absolutamente todos los jefes de sección y del Wizengamott. Estos últimos rara vez se encontraban todos en un mismo lugar.

"Sé que es sumamente irregular mi nombramiento, y no puedo simplemente cambiar a los actuales miembros del gabinete, así que no se preocupen, aún tienen sus empleos.." dijo Kingsley con una sonrisa, a lo que el público respondió con una carcajada nerviosa. "Sin embargo, es necesario el nombramiento de un nuevo jefe del departamento de Aurores, dado que he dejado yo mismo el puesto…"

Hubo una serie de murmullos curiosos entre el público.

"Habrá quienes cuestionen este nombramiento, pero yo no puedo pensar en alguien más calificado para servir al mundo mágico, en especial por su capacidad de sacrificarse en el cumplimiento del deber. Puede ser joven, pero cuenta con la más grande de las experiencias. Es un honor para mí anunciar, al jefe de Aurores más joven de la historia. Harry James Potter…"

Para sorpresa de Draco, hubo políticos del ministerio que fruncieron el ceño con desaprobación, y una corta, pero obvia ola de críticas. Pero los aplausos terminaron de acallar los murmullos.

Potter subió al estrado. Y Draco sonrió con satisfacción. El joven lucia elegante, serio y al mismo tiempo moderno. No habían podido hacer nada con el cabello, pero era parte de la imagen de Potter. El había escogido una túnica de tres piezas con elegantes solapas bordadas, y botones color plata que hacia juego con el reloj de cadena que Potter se había puesto. Le daba un toque conservador.

"Gracias, es un honor para mí el que el ministro Kingsley me considerara para el puesto. Muchos dirán que soy demasiado joven para una responsabilidad tan importante. Pero no estoy solo, el departamento de Aurores está conformado por hombres y mujeres firmes en su labor de restaurar las cosas, contamos con los mejores elementos….."

Draco abandono de inmediato la sala. Sentía la garganta apretada mientras caminaba torpemente por los pasillos del ministerio, dio vueltas durante un cuarto de hora en lo que terminaba el discurso de Potter. Y estaba tan distraído que ni si quiera vio que estaba a punto de chocar con otro sujeto hasta que fue demasiado tarde y el hombre lo empujo para apartarlo.

"¿Malfoy?"

"Hagen…" afirmo Draco con nervios.

"Años sin verte…" dijo el joven en respuesta. "No pensé que nos encontraríamos aquí…"

El énfasis en el "aquí" no pasó desapercibido en especial por la mirada de repugnancia que le dirigió el otro joven.

"No pensé que te dejaran entrar si quiera en el edificio" completo el hombre con un toque de sarcasmo.

Draco frunció el ceño. Pero utilizo la pequeña pausa en la conversación para mejorar su postura.

"¿Te has cansado de gastar la fortuna de tu familia en América?" pregunto con tono agrio.

"Por lo menos tengo una…" respondió el joven con una sonrisa. "Las noticias saltan mucho más rápido las aguas, en especial que los Malfoys ahora son mucho más una porquería que nada…"

"Y te gustaría pensar eso, dado que los Hagen había ocupado ese lugar durante siglos…"

El joven soltó una carcajada alegre. "Siempre fuiste un mal perdedor Malfoy.."

Draco alzo el brazo para maldecirlo, pero una firme mano lo detuvo del codo de inmediato. Volteo airado a mirar quien lo había detenido, pero se encontró con la mirada desaprobadora de Potter.

"¿Sucede algo?"

"Señor Potter me supongo…" dijo el joven con una sonrisa encantadora. "Mi nombre es Ashley Hagen, es un placer conocer al salvador del mundo…"

Potter se sonrojo de inmediato, retorciéndose incómodo. Draco soltó su brazo atrapado y se separó con furia. Mientras los otros dos se estrechaban la mano. El miro el encuentro con odio, dado que Potter nunca se la había estrechado a él.

"¿Paso algo?" insistió Potter volteando a mirarlo con el ceño fruncido.

"Un indeseable encuentro" dijo Ashley. "no sabía que el ministerio le permitía la entrada a sucios y pobres mendigos…"

"Draco Malfoy trabaja para el ministerio de magia ahora.." respondió Potter con paciencia.

Hagen soltó una carcajada. "Señor Potter. Tengo diez minutos aquí, y ya pienso que el ministerio debería saber escoger mejor a sus empleados. Ya sabe, elegir a la gente correcta"

Potter frunció el ceño de inmediato. A Draco también la había parecido un extraño eco del pasado.

"El ministerio sabe elegir a su gente, aunque si se encuentra inconforme, puede llenar una papeleta de queja en las oficinas de atención en horas ministeriales. Con permiso señor Hagen, necesito a Malfoy…"

"Adelante, quite esa escoria de mi vista…" contesto Hagen, despidiéndose con la mano y siguiendo su camino.

"Que idiota…" murmuro Potter.

"¿Qué es lo que quieres?" pregunto Draco con hosquedad.

"Necesito que busques unos papeles en mi oficina, están el primer cajón de la derecha."

"Por supuesto.." dijo Draco sintiendo una decepción que desconocía.

Naturalmente el final de la guerra había traído de vuelta a todos los exiliados que habían dejado el país espantados por la amenaza de Voldemort hace 30 años. Algunos de ellos no habían vuelto ni si quiera cuando murieron los padres de Potter y el mundo se estuvo en paz por 17 años. En especial las familias como los Hagen que habían tenido dinero pero no las suficientes generaciones como para que Voldemort los considerara parte de su círculo. Pero el definitivo final de la guerra los había traído de regreso esta vez por un motivo poderoso.

La escalera social había dejado vacíos tantos lugares en el ámbito empresarial y político. Algunos puestos que habían sido prohibidos o inalcanzables con las familias como la suya aun en el poder. Pero ahora ya no había ninguna familia como la suya. Y la clase media se estaba peleando por ver quien subía mas rápido de posición con tantas oportunidades aventadas hacia abajo. Sucias escorias como aves de rapiña que compraban mansiones como la suya.