Capítulo 2.

Finalmente, Byron, Elsie, Shawn, Jude y Nuria llegaron al aeropuerto. Era casi la una de la tarde, así que decidieron ir a la casa que había alquilado durante los quince días que iban a estar allí para dejar el equipaje, ducharse y comer algo antes de salir por la ciudad.

La casa estaba a las afueras de Catania. Tenía dos pisos: en el piso de abajo estaban la cocina, el comedor, el salón y un cuarto de baño; en el piso de arriba había dos cuartos de baño más y tres habitaciones dobles.

Cuando Nuria estaba bajando por las escaleras después de haberse duchado, se paró en medio de la misma oliendo el aire. Cerró los ojos y se dejó guiar hasta que llegó a la cocina, la escena que allí vio la dejó paralizada: Shawn, Byron y Jude estaban cocinando. La chica no pudo aguantar la risa por más tiempo y explotó.

Elsie, que había estado secándose el pelo, bajo a ver la causa del alboroto. Su reacción ante la escena de la cocina fue igual que la de su prima, mientras que los chicos no sabían donde esconderse. Cuando las chicas pararon de reír, pasearon la mirada por la cocina: la mesa estaba llena de platos, tenedores, cucharas, etc. que habían usado para cocinar. Shawn, ante la mirada estupefacta de las chicas, sujetó a cada una por un brazo y las llevó de la cocina al salón, después volvió a la cocina y cerró la puerta.

– No sé lo que están haciendo, pero sinceramente, prefiero no saberlo – comentó Nuria dejándose caer en el sofá.

– Totalmente de acuerdo – afirmó Elsie haciendo lo mismo que su prima.

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Después de comer, los cinco chicos acordaron salir a dar una vuelta por Catania. Para llegar a la ciudad, decidieron ir caminando. De pronto, Shawn recordó que había olvidado el móvil en la casa y decidió ir a por él. Los demás se ofrecieron para acompañarle, pero el chico se negó, así que al final fue solo.

Estaba llegando a la casa cuando una chica chocó contra él. La chica estuvo a punto de caerse, pero por suerte Shawn pudo sujetarla a tiempo. La chica tenía el pelo rojo oscuro y ondulado, sus ojos verdes claros contrastaban con su morena piel.

– Grazie mille – le dijo la chica con una sonrisa.

– Ehh... yo no hablo italiano – dijo Shawn con nerviosismo.

La chica le miró sorprendida, Shawn pensó que seguramente no le habría entendido. La ojiverde le miró de arriba a abajo y de nuevo sonrió.

– Non parla italiano? – el chico negó con la cabeza a la pregunta de la chica.

– Soy japonés – respondió Shawn esperando que la chica lo entendiese.

– Yo hablo un poco de japonés – comentó la chica sorprendiendo a Shawn – Me llamo Mélanie, pero prefiero que me llamen Mel.

– Yo soy Shawn – ambos se dieron las manos.

Estuvieron hablando un buen rato más, sobre Catania y los compañeros de Shawn, hasta que Mélanie se ofreció para mostrarles la ciudad. Shawn aceptó, y Mel le dio su número de teléfono, le dijo que ese día no podía pero que cualquier otro accedería encantada. Shawn miró su reloj y se dio cuenta de lo tarde que era, así que se despidió de la chica y fue a buscar a sus compañeros.

Mélanie miró a Shawn irse con una sonrisa enigmática en el rostro. Cuando perdió de vista la figura del chico, sacó su teléfono móvil y tecleó un mensaje: Primera parte hecha. Buscó un número en su agenda y le dio a la tecla de enviar, antes de volver a su casa.

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Jude, Byron, Elsie y Nuria habían encontrado una cafetería y estaban esperando a Shawn en la terraza de la misma. Las chicas empezaban a perder la paciencia ya que el chico no aparecía, pero Jude y Byron las tranquilizaron. Diez minutos más tarde, Shawn los encontró.

– ¡Ya era hora! – comentó Nuria mientras su primo se sentaba – Al menos habrás traído el móvil...

Shawn tan solo le enseñó el móvil como respuesta. Una vez que hubieron pagado en la cafetería, decidieron dar una vuelta por Catania. Todos se sorprendieron de la belleza de la ciudad y la amabilidad de sus gentes. Lo estaban pasando genial, tanto que no se dieron cuenta de la hora que era hasta que comenzó a anochecer.

– ¡Vaya! Yo que quería quedarme un rato más... – comentó Elsie decepcionada al ver el atardecer.

– Tenemos dos semanas para ver la ciudad, no te preocupes – respondió Byron acercándose a su novia y abrazándola por la espalda.

– Sí, tienes razón. Pero aún así... es que es un sitio tan precioso – replicó la peliazul, dejando caer su cabeza sobre el hombro del rubio.

– Vamos tortolitos – les llamó Nuria mientras comenzaba a caminar sin soltar la mano de Jude hacia la casa en la que se hospedaban – Aún tenemos que caminar un rato y yo ya tengo hambre.

– ¿Es que alguna vez no tienes hambre, Nuri? – preguntó burlona Elsie, provocando que todos, a excepción de la castaña, riesen.

– Sí, cuando os veo a vosotros tan empalagosos – contraatacó la castaña, guiñando el ojo a su prima para que no se lo tomase a mal.

Elsie, quien no se esperaba una respuesta así por parte de su prima, no supo como contestar. Byron sonrió, conocía bastante bien a Nuria y sabía que no debía tomárselo a mal. Shawn no pudo evitar soltar una risa y Jude tan solo hizo como si no hubiera escuchado nada.

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Tres cuartos de hora más tarde, los chicos ya habían llegado a casa. Se sentaron a cenar y estaban a punto de comenzar cuando alguien tocó al timbre. Los chicos se miraron entre ellos confundidos, preguntándose quién podría ser. Finalmente, Shawn fue a abrir y descubrirlo. El chico volvió escasos minutos más tarde con un sobre entre las manos y un interrogante en la mirada.

– ¿Qué pasa hermanito? – preguntó Elsie confundida.

– Esto... Oye Nuria... ¿Alguien tiene la dirección de esta casa? – preguntó Shawn confundido.

– Pues... mucha gente, supongo – respondió su prima esbozando una sonrisa.

– Me refiero a alguien que te fuese a enviar una carta – Shawn le entregó el sobre a la castaña.

Nuria cogió el sobre sorprendida. Tan solo venía escrito su nombre por fuera del sobre, no traía remitente. La castaña se levantó para ir a por un cuchillo para abrirlo mejor, mientras tanto, sus amigos miraban sus movimientos sin perderse un detalle. Cuando volvió, ya estaba leyendo la carta. De pronto, el papel se le resbaló de las manos y se cayó al suelo, mientras la mirada de la castaña permaneció perdida. Jude se levantó rápidamente y, con infinito cuidado, empujó a Nuria hasta que esta estuvo sentada en una silla, después le ofreció un vaso de agua que ella rechazó.

Mientras tanto, Elsie se había levantado y había ido por la carta. La leyó y entendió la reacción de Nuria, aunque a la vez no comprendía nada. Estaba segura que su prima debía entender de lo que hablaba esa carta mucho mejor, pero no quería agobiarla con preguntas.

– Nuria, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado? – preguntó Jude preocupado. El chico estaba agachado junto a la castaña, tenía sujetas sus manos entre las de él.

– La carta... – murmuró Nuria, intentando reaccionar y dejar de estar asustada –Es imposible.

– Nu, tranquilízate – le dijo Shawn en tono calmado – Cuéntanos qué pasa... despacio.

– Creo que yo puedo explicar algo – intervino Elsie, viendo que su prima no iba a ser capaz de hablar – La persona que envía la carta habla de una libreta o algo así de supertécnicas.

– ¿Una libreta de supertécnicas? – preguntó Byron, acercándose a Elsie y mirando por encima de su hombro la carta.

– Algo así – continuó hablando la peliazul – Al parecer, esa libreta perteneció a... Ray Dark.

Todas las miradas se dirigieron a Nuria. La castaña estaba sentada y no levantó la vista del suelo en ningún momento mientras su prima hablaba. Los demás esperaron pacientemente a que la chica les explicase lo que pasaba, pero ella parecía tan perdida como los demás.

– Nuria... – la llamó Jude, la castaña levantó la mirada y la dirigió a su novio - ¿Qué es esa libreta?

– Es una larga historia... – la castaña suspiró resignada antes de continuar – Al poco de morir Ray Dark, un paquete misterioso llegó a mi casa. Cuando lo abrí, era una libreta en la que había todas las supertécnicas que Dark nos había enseñado en la Royal Academy, y muchas más de las que nunca había oído hablar. En una nota, Dark me pidió que cuidase de esa libreta y que nunca se la diese a nadie.

– ¿La has usado alguna vez? – preguntó Shawn, mientras intentaba comprender toda esa historia.

– Sólo una vez. De ahí saqué la Rosa Negra.

– Pero aún así... ¿Por qué se habla de esa libreta en la carta? – intervino Byron.

– La persona que la envía quiere esa libreta a toda costa... Y... dice que si no se la entrego él... – a la castaña le costaba terminar la frase, lo decía tartamudeando – Él matará a mi familia.

(Continuará...)


Notas de la autora:

Quisiera disculparme por haber tardado tanto en subir este capítulo, pero mi mente se había quedado en blanco :S Por suerte, ese problemilla se ha resuelto y he podido acabar el capítulo :) Aquí os dejo las respuestas a los reviews:

Elsie: Aquí tienes el segundo capítulo de mi reto, mientras que yo sigo esperando por el tuyo... (sí, es una indirectaa) ;)

Lily: Muchas gracias por tu revieew :D Y ya sabes que espero impaciente jejejej ;)

Julietainlove: Ahora ya sabes el contenido de la carta jajajaja :) Y lo de odiar a Byron... desde el primer momento que salió en la serie le odie xD Eso le pasa por destrozar mi querida Royal Academy jummmmmm ;)

Emily: Jajajaja, cada vez que leo tu review lo hago cantando xD Muchas gracias por tu revieeew :D

Kaylee Dark: Gracias a la suerte las doy yo porque haya lectores tan maravillosos como tú :) Muchísimas gracias por molestarte en leer mis historias!

Gracias a todos por leer este fic. De verdad, hacéis posible que siga escribiendo :) No olvidéis dejar un review ;) Besoooos ^^