Nota de autor: Sé que me he demorado mucho en este capítulo, pero me han pasado muchas cosas, sobre todo con la salud de algunos familiares, y avances de tesis y defesas de practica en la universidad, por lo que he tenido que estar al pendiente y trabajando en otras cosas. Sólo espero que les guste y me disculpen e intentaré actualizar las otras historias durante estas vacaciones de invierno.

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Desde que comencé a amarte

"A veces los finales…"

Respiró hondo y se echó en el único sillón que quedaba en su habitación. Era tarde y las cosas por fin habían entrado en las cajas que todavía tenía, ahora solo faltaban los papeles del colegio.

Suspiró… aún sentía una incomodidad en el estomago, como si lo que estuviese haciendo fuese completamente incorrecto, empaquetar sus cosas e irse…

Ni siquiera la había visto y si mañana no la encontraba probablemente no podría despedirse de ella.

Apoyó su cabeza en el respaldo del sillón porque estaba cansado. Quizás eso era lo mejor, dejarla tranquila de una vez. Desprenderse de ella lentamente sería aún más doloroso, ver sus ojos verdes sabiendo que sería por última vez… sentir su mejilla suave contra su rostro sabiendo que no la volvería a tocar… definitivamente aquello era mucho más doloroso.

Había empacado todo, pero se había olvidado aún de guardar el amor que sentía por Sakura, se había olvidado de guardar sus celos y su egoísmo.

Se levantó de donde estaba en dirección al baño, tomaría una ducha y luego se metería a la cama. Tendría que hacer algo con todo eso, para no más atrás…. Para no volver.

-.-.-.-.-

La puerta sonaba desde hace unos minutos como si alguien quisiera tirarla abajo. Estaba seguro de que no era Sakura, pero podía ser el maldito de Eriol que había sospechado todas sus intenciones y que hasta hoy recordaba que era su mejor amigo.

Miró el reloj, aún no eran las seis de la mañana del lunes. Se froto los ojos con la muñeca de su mano y abrió la puerta perezosamente.

Pero lo que vio en el umbral no era para nada lo que esperaba. Inmediatamente como si fuera un acto reflejo el ceño se le frunció.

-Qué haces aquí –Le reclamó –Son las seis de la mañana ¿Qué es lo que quieres?

-Shaoran yo… yo necesitaba hablar contigo…

-Y has venido después de dos días, en la madrugada sólo a hablarme –Le dijo enojado, con un tono de voz grotesco, nada amable, pero ella hizo como si aquello no le importará y en vez de eso movió su cabeza lo suficiente para poder ver la habitación.

Hizo una mueca de disgusto al darse cuenta de lo que ella había estado viendo.

-¿Por qué está todo en cajas Shaoran…?

No dijo nada, para que decir algo si ella era lo suficientemente astuta como para entender toda esa mierda.

-Oh por dios, no me digas.

Si quería que se fuese rápido tenía que hacer lo que ella quería, como siempre.

-Arreglé el entuerto que había hecho por tu culpa, volveré a China estos días.

-No, no puedes –Le reclamó ella, como si tuviese derecho, como si en verdad le importase. - tienes una vida acá también Shaoran… yo lo siento, de verdad lo siento… nunca pensé que se sentiría tan mal ser descubierta y… -Decía ella entre lágrimas, había comenzado a llorar, ya no le perturbaban en lo más mínimo sus lágrimas.

-Ja… que tú te sentiste mal, no todo se trata sobre ti Takeru… mucho menos mi viaje a China, realmente no me importa lo que hagas, no me importa si vives a pocas calles de aquí, si estás con tu madre, si te sentiste mal, si estás arrepentida….

Los ojos de Takeru lo vieron como si no lo comprendieran.

-Todo esto… no es por ti. –Terminó aclarándole.

-¡Qué no! entonces por quién es Shaoran… -Le gritó interrogante. -No me mientas yo sé que… te he hecho daño y…

-Si -Le respondió lacónico –Es verdad, lo has hecho… pero ya no eres tan importante Takeru, hace tiempo habías dejado de serlo. Si hubiese sido otro tiempo hasta hubiese pensado en perdonarte, creería incluso que tu rencor era culpa de mi familia, de sus movimientos financieros, pero ahora… La verdad me importa muy poco.

Ella lo miró horrorizada

-Es Kinomoto, ¿verdad? –Le dijo cuando su cara se compuso y había dejado de llorar.

-Si, es ella

Takeru lo miró con indignación reprobatoria, pero el ya no tenía por qué ocultarlo, después de todo saldría pronto de ahí.

-¿Entonces por qué te vas?

-Por qué ella merece algo mejor que yo

-Tsukishiro

Que acaso esa condenada bruja iba a adivinar todo lo que le pasaba.

-Ja! Que rápido lo piensas

-El la ama

-También yo –Le respondió molesto. No era su intención competir pero escucharlo de la boca de ella de forma tan natural le ponía los pelos de punta.

-Lo sé, ahora lo entiendo

Después de un minuto de silencio ella volvió a hablar. Aún no la dejaba entrar en su casa

-Yo te odie todos estos años Shaoran.

-Sí, eso fue lo que escuché –Le dijo insidioso, no quería estar en buenos términos con ella después de todo.

-Pero… realmente has sido un buen amigo

-hmn –Ella realmente no era tan inteligente como él pensaba si creía que no cuestionaría lo que estaba diciendo.

-Lo que quiero decir es que… creo que no quiero que las cosas terminen de este modo –Había vuelto a llorar!? –Yo… pese a todo esto creo que… mi odio no tenía sentido… ahora entiendo… mentira ahora puedo ver que la rabia y el rencor por la muerte de mi padre era una estúpida razón para no olvidarme de él…

-La verdad –Le dijo con tono cansado –Nada de lo que puedas decir ahora me importa, no me siento conmovido ni por tus lagrimas, ni por tus palabras. Ni siquiera puedo olvidar que le hiciste daño a Sakura.

-Pero Shaoran…

-Estoy cansado de esto Takeru… de ti y de está situación. ¿Sólo vete si?

-No… déjame, necesito que entiendas

-No necesitas nada… eres perversa y lo sabes, probablemente tus lágrimas ahora mismo son mentira… siempre supe que eras así... sólo que jamás pensé que lo usarías contra mí

Demonios, estaba diciéndole la verdad. No quería…

-¿Ja que iluso o no?

-No Shaoran… no… yo ya no quiero.

-Detente, de verdad estoy arto de esto.

Se dio la media vuelta y le cerró la puerta en su cara, ella seguramente ni siquiera lo vio venir. La escuchó golpear la madera… incluso sintió la vibración de los golpes en su espalda pero no quería verle la cara.

Valla forma de empezar el día.

Por primera vez, en mucho tiempo fue capaz de negarle algo a Takeru sin sentirse un idiota.

Salió de ahí trastabillando sus pies. Era hora de ir a colegio y el ánimo se le había bajado hasta el piso.

-.-.-.-

Horas más tarde.

De alguna manera llegó al colegio, no había nadie en los pasillos y el salón seguramente ya había notado su ausencia. Caminó lo suficiente para llegar a la dirección, entregó sus papeles para la tramitación de la cancelación de su matrícula en ese lugar y pidió sus antiguos certificados de notas.

Los profesores lloraron exageradamente partida, como si no lo deseara…

Sonrió, que sabían ellos de él.

Mientras caminaba fuera del establecimiento se encontró con el club de teatro…

Había sido por eso, ella había llegado a su vida por el maldito club de teatro.

Con la punta de sus dedos roso la puerta del lugar. Otra vez estaba siendo demasiado sentimental, irse era lo mejor, para los dos.

-.-.-.-.-.-

10 Am. Mañana En El Colegio

La ventana cerca de ella estaba abierta lo que permitía que una exquisita brisa se colara entre las cortina y refrescará su rostro.

Pese a ser aún de mañana el calor se estaba sintiendo copiosamente en ese lugar.

Frente a ella, el profesor estaba hablando de alguna estúpida guerra más en el país. Podía ver perfectamente el cabello de Tomoyo moverse débilmente por la brisa y escuchar el trastabillar del lápiz de Yue tras de ella.

Lo que no había visto y le preocupaba encarecidamente, era el cabello castaño de Shaoran. Después de ese día, de ese fatídico día, donde la traición de Takeru había salido a la luz y Li había sido expuesto y humillado, no lo había visto más. Tampoco había tenido el valor suficiente como para llegar hasta su casa, aunque lo había deseado fervientemente.

El día siguiente de la fiesta había decidido hablar con Yue y Tomoyo, aún estaba muy enfadada con ellos, pero eran sus mejores amigos, la única familia que tenía y estaban arrepentidos, supo disculparlos de la mejor forma que pudo en esos momentos.

Ahora bien, había otro problema… ese día, Li se había esfumado como el aire en su cabello, de un momento a otro.

-Señorita Kinomoto

Levantó la vista. Más de la mitad del salón la estaba mirando y el profesor había llegado hasta su puesto con una pila de papeles.

-Si la clase no es de su agrado, será mejor que haga algo productivo.

-Ah?

El la miró ceñudo y le dejó una pila de papeles en la mesa. Los miró apenas hicieron contacto con esta. Eran las autorizaciones del viaje a Osaka

-Son las autorizaciones de los padres de sus compañeros para el viaje a Osaka, será mejor que lo lleve a la dirección del colegio para la tramitación de los pasajes.

Ella agachó la cabeza y asintió, se sentía avergonzada de haber sido pillada infraganti mientras sus pensamientos se habían desbordado tan libremente.

Los cogió y salió del salón, a lo lejos pudo escuchar la voz del profesor que continuaba con su clase.

Los pasillos estaban vacíos. ¿Qué pasaría con Li?

A que se debería su ausencia. Cerro sus ojos… extrañaba su olor a chocolate. Necesitaba hablar con él, después de ese día no pudo decir nada de lo que quería, pero… ella… quería darle una oportunidad a Li.

Bajo la cabeza, aunque quizás el necesitaba un buen tiempo, para procesar todo el asunto de Takeru.

Aunque sonase un poco estúpido debía admitir que se encontraba angustiada. Algo en su pecho le decía que la ausencia de Li no era casualidad. Pensaba que era posible que la herida de Takeru hubiese hecho cambiar sus sentimientos.

Pero no había tenido el suficiente valor para ir hasta su casa y preguntarle…

¿Qué pasaría si ella llegaba y le decía que lo quería? ¿Qué quería intentar estar con él, confiar en él, creer en todo eso que él le decía?

Quizás ahora, no le permitía entrar más, después del impacto cerraría las puertas de todo lo que pudiese hacerle daño.

Llegó al salón trastabillando sus pies. Faltaban cuatro horas para salir de clases y no podía fijar su atención correctamente. Lo primero que vio al ingresar al salón fue la cabellera platinada y perfecta de Yue. El levantó la vista con sus ojos plateados y le sonrió, ella hizo lo mismo.

Aquel día… donde todo se había armado comprendió, que por más que lo intentase amar a Yue en ese momento era imposible, no porque no pudiese hacerlo, no porque la amistad de ellos hubiese levantado una barrera irreducible hacia un camino como ese, sino, porque todo su cuerpo y su mente estaban completa e irremediablemente enamorados en ese momento de Li, por más que lo intentara, ver a Yue con el corazón repleto de otra persona era imposible.

Él lo había entendido, él siempre entendía todo.

Las clases terminaron. Tomoyo saldría ese día con Eriol así que tendría que volver sola a casa. Yue debía quedarse a ordenar los papeles de su ingreso y le había pedido no esperarlo.

Cogió su mochila y miró el asiento vacío de Li.

¿Por qué no había llegado en todos esos días a clases?

¿Era tan sólo por Takeru?

Sintió una puntada en el pecho. Algo estaba pasando, no sabía porque, pero estaba segura.

Se puso la mochila en el hombro y como si no tuviese tiempo salió corriendo del colegio. Iría a verlo, tenía que decirle que su corazón ya no quería dudar más.

Que quería quererlo, pese a todo lo que había pasado, quería hacerse responsable de los sentimientos que nacían en su pecho cuando veía sus ojos, cuando escuchaba su voz y veía su espalda.

Veinte minutos después llegó. Con temor abrió el portón por el que muchas otras veces había pasado. Respiró hondo, y entró. Frente a la puerta las dudas no la dejaban levantar la mano hasta el timbre, pero su corazón latía frenéticamente, como si se le quisiese salir del pecho, como si…. Le estuviese pidiendo algo. Y decidió obedecerlo, como lo había hecho en tantas otras ocasiones.

El timbre sonó una vez, pero nadie abrió

La segunda vez escucho pasos dentro de la casa y unos segundos después él abrió la puerta, con el cabello desordenado y ropa desprolija, olía a chocolate. Sintió como si su estómago se revolviera y su corazón se le escapara por la garganta.

Estúpidamente cuando lo vio a los ojos tuvo deseos de llorar. Habían pasado demasiados días…

-Sa… kura

Le dijo él, tal como había dicho días atrás. Su nombre, sonaba infinitamente bello en sus labios.

Ella no pudo decir nada, de alguna forma su cuerpo se había petrificado frente a él y en algunos segundos más, seguramente le explotaría el pecho, o al menos eso es lo que sentía.

-Que haces… que haces acá –Nuevamente era él quien hablaba, lastimeramente de su boca al parecer no podía salir palabra alguna.

Intentó calmarse y a obedecer a su pecho, sino lo hacía jamás podría saber que sucedía.

-Yo… vine a verte. La verdad, no has ido a clases y… pensé que algo te había pasado.

Los hermosos ojos castaños de él se abrieron de improviso.

-Además… ese día te fuiste sin que pudiéramos hablar –Había sido valiente, muy valiente como para que las palabras pudiesen ser tan directas.

El hizo una mueca extraña, irreconocible en esos momentos, para ella.

-Pasa, aún me quedan los sillones así que podremos conversar ahí.

Cuando él se movió descubrió lo que su corazón quería avisarle. De Un momento a otro todo se detuvo, ver las cajas en el piso, los recuadros guardados y apenas algunas cosas en su lugar le hizo comprender que él se iría de ahí, se iría de ahí porque el amor que había sentido por ella no era más grande que las heridas que le había dejado Takeru, nuevamente ella había ganado.

-Qué es todo esto –No pudo evitar que su voz sonase acusadora, como tampoco podía evitar el agua que quería emerger de sus ojos.

Cómo si su pregunta hubiese bloqueado el camino de Shaoran, él se detuvo.

Por un momento pensó que no iba a hablar, pensó que se iba a quedar ahí para siempre, de pie en medio de esa habitación. Pero él habló.

-Yo… me voy a China la semana que viene, había pensado tener todo listo para hoy pero unos papeles se han retrasado y… bueno… la verdad es que no quiero estar acá… podrás entender.

Demonios. Sentía que no aguantaría mucho en pie, ni las lágrimas de sus ojos.

Li se iría, no había sido un error de su cabeza. No supo que decir, si hablaba… su voz sonaría extraña… si hablaba quizás no dejaría de llorar.

-Sakura… -La llamó él con una voz indescifrable, como preguntándole respecto a su estado, al menos eso es lo que pensaba ella.

Ella sólo intentó sonreír, el pareció defraudado, pero no podía verlo… no entre sus ojos acuosos y ese nudo en el pecho, sonreír ya significaba demasiado esfuerzo.

-Yo… -Dijo mientras se volvía hacia ella. –La verdad no quería que te enteraras.

Él… Se iba a ir sin decirle nada. Agachó la cabeza, Li nuevamente había mentido, en la fiesta, él había vuelto a mentir, no la quería más que a Takeru. No la quería más que a nada, porque si fuese así, él jamás se hubiese alejado de ella, por el recuerdo ceniciento de su amiga de la infancia.

-¿Tú ahora estás con Tsukishiro, verdad? –Dijo él… como si no le importara. Sintió como si se petrificará en un momento, él pensaba que… él pensaba que ella estaba con Yue y aun así parecía no importarle en absoluto.

No le diría nada… él se iba a ir sin despedirse, ni siquiera consideró sus sentimientos… no le diría que lo quería… le seguiría el juego y después saldría de ahí antes de que su pecho explotará de dolor.

Asintió con la cabeza. Seguía sin mirarlo, no podía dejar que él viera sus ojos llorosos.

Lo sintió suspirar.

-No quería que esto fuera un problema para ustedes, él… es un buen chico después de todo.

Sintió como comenzaba a respirar discontinuamente, si no salía pronto de ahí moriría de angustia. Él la estaba haciendo pedazos sin quererlo, la estaba destruyendo con esa indiferencia, centímetro a centímetro, como si desapareciera de apoco…

-Me iré él lunes de la próxima semana Sakura. –Sintió como se movía hasta ella y decidió levantar su rostro al fin, gracias al cielo, sus lágrimas aún no se desbordaban.

Sintió los dedos de él en su mejilla y cerró sus ojos por inercia, las manos de Li eran cálidas, endemoniadamente cálidas.

Pensó que eso era cruel, pensó que el hecho de que Li le transmitiese esa calidez era endemoniadamente tormentoso, era una aberración en esos momentos… por que la hería… el sentimiento que le transmitían esas manos cálidas le dolía demasiado… desesperadamente.

Él se acercó despacio y deposito sus labios en su mejilla.

Sintió que no podría sujetar sus lágrimas.

Era un beso suave… el último beso que tendría de él. Inconscientemente procuro guardar ese momento, su olor a madera… la calidez de su rostro.

Antes de que se diera cuenta los brazos de él habían rodeado su cuerpo y los labios que antes besaban su mejilla ahora se escondían en su cabello.

La respiración de ella se perturbo completamente. Él estaba siendo… demasiado cruel. Pensó mientras cerraba sus ojos.

-Espero… sinceramente espero que seas feliz.

Volvió a asentir, pero decidió no volver a mirarlo. El suelo era un lugar más seguro en ese momento. Si lo miraba… si veía su rostro, las heridas se esparcirían por su cuerpo como si fuesen reales… y lloraría como si alguien la hubiese mutilado

Salió de ahí trastabillando sus pies, él dijo algo, pero no lo escuchó. Ya no quería escucharlo aun cuando deseaba hacerlo con toda su alma, quería odiarlo, quería enfadarse porque él le había mentido, porque nuevamente la estaba dejándola sola… quería que la rabia fuese más grande que él dolor pero…

Se derrumbó dos esquinas más allá y las lágrimas salieron de sus ojos como si estuviesen contenidas, como si se rebalsaran. Sentía que el mundo quería asfixiarla, se sentía desesperada, el dolor de su partida abarcaba todo el cuerpo, incluso sus dedos… pero sobre todo su mejilla… donde la había besado por última vez.

Tendría que aprender de ese dolor, era lo único que podría hacerla permanecer en pie.

-.-.-.-.-.-.-..-.-.

Qué demonios estaba pasando… primero el maldito de Li y ahora…

Ahora era Sakura quien estaba faltando a clases.

-Le has preguntado algo a Hiragizawa.

-No sabe nada, Li no le ha abierto la puerta del departamento ni mucho menos contestando el teléfono.

-Es extraño que ella no venga hoy

-Es sólo un día Yue, quizás se ha enfermado. La iremos a ver después de clases.

Asintió con la cabeza mientras entraba de nuevo al salón. Estaba seguro que pasaba algo, no podía ser que su corazón le mintiera tan descaradamente respecto a Sakura.

Ahora no dudaría, la primera vez su presentimiento había tenido razón pero él no le había hecho caso, y Sakura había terminado destrozada, jamás volvería a hacer la vista gorda respecto a ese tipo de presentimientos.

Tres horas después caminaba solo a casa de Sakura, Tomoyo había tenido que cubrir un capricho de Sonomi y no había podido acompañarle.

En la casa nadie le contestaba. Pero sabía perfectamente que ella estaba ahí.

-Hey Saku, abre la puerta…

Decidió hacer lo mismo que había hecho muchas otras veces, porque tenía miedo, estaba aterrado… jodidamente aterrado de que ella… estuviese sufriendo sola, nuevamente.

Caminó hasta su habitación y abrió la ventana trepo al árbol que juntaba ambas casas y se sujetó a la ventana de Sakura.

Las cortinas estaban cerradas.

-Sakura… por favor.

Escuchó los pasos al interior. Ella no lo dejaría solo allá afuera, colgando de un árbol lo sabía.

Cuando la vio abrir la ventana no encontró nada diferente, excepto quizás unos ojos al verdes e hinchados. Pero lucia hermosa, con unos jeans negros y un blusón ancho hasta el muslo. Su cabello recién peinado y un poco de brillo labial en la boca.

-Que haces Yue, estaba ordenando la pieza de Nadeshiko.

Nadeshiko era la madre de Sakura…

Sakura jamás había vuelto a tocar sus cosas después de que ella muriera.

-¿Estás bien… quieres… quieres que te ayude?

Ella lo miró con sus hermosos ojos negros achinados, sonriéndole.

-Está bien, ya no duele Yue. Entra… queda mucho por hacer.

-Es por esto que no has ido a clases –Le dijo mientras su cuerpo entraba completamente en la habitación.

Está vez ella sólo asintió. No dijo nada, ni siquiera lo miró.

Sintió como su pecho volvía a dolerle, Sakura no decía nada pero le estaba comunicando todo en silencios, él sabía que algo no estaba bien.

La tomó desde su mano, de forma delicada pero firme.

-Dime… que es lo que sucede, por favor.

-He dicho… que no pasa nada Yue, no te preocupes –Le respondió sin mirarlo, pero él no le creía, no le creería nunca más. No porque Sakura fuese una mentirosa, sino porque nunca pedía ayuda, era etérea como el humo y las cosas pasaban por ella, atravesándola… destruyéndola, sin que hiciese sonido alguno.

-Sakura… por favor.

-Yo no…

Pero entonces sintió como su brazo comenzaba a temblar…

El avanzó los pasos necesarios para abrazarla y en el mismo instante en que sus brazos rasaron su cuerpo, Sakura se derrumbó.

-Ya… estoy aquí

Ella lloraba… Sakura siempre lloraba.

Intentó pedirle que le dijese algo, pero ella seguía llorando desgarradoramente, como si algo la hubiese herido.

-¿Que sucede? ¿Por favor, dímelo?

Sakura negó con la cabeza, entre sus brazos.

-No me importa si es por Li, ya está Sakura, yo entiendo

Pero entonces el llanto fue más fuerte y controlarlo se le hizo imposible, si quiera intentarlo, fue demasiado difícil.

-Lo siento Yue… yo no debí… no debí nunca haberme enamorado de Li

Mientras lo pensaba, pensaba que estaba completamente de acuerdo con ella. Ella jamás debió haberse enamorado de Li, debió haberse quedado con él, ahí, en esa casa…

-Él se va Yue… se irá a China…

Llanto… más y más. Ahora entendía… Sakura estaba destrozada… el maldito de Li… otra vez

Suspiró y la rodeo con sus brazos. No la dejaría sola… ni por un segundo, nunca más. Ahí donde estaba ella, el estaría para sostenerla.

-Ya… tranquila, estoy aquí Sakura… puedes llorar.

Fue lo único que dijo ese día.

La recostó en su cama… ella tampoco había dicho nada más. Pero Sakura lo abrazaba durante todo el tiempo como si estuviese a punto de caer en un abismo, como si se sujetará de él.

El abandono y la soledad Sakura, eran temas muy complicados de sobrellevar para ella. Seguramente instancias como estás gatillaba, una seguidilla de recuerdos dolorosos… su madre y su padre habían muerto

Querer a alguien y perderlo… como había sido con él cuando era pequeña, como le pasaba con Li…

Qué demonios estaría pensando ese imbécil ahora…?

Li quería a Sakura, él lo sabía, lo había descubierto el día de la fiesta. La quería tanto como él… pero ahora la dejaba ahí, justo cuando ella había decidido.

Acarició su cabello y luego se recostó junto a ella.

Respiró el olor de shampoo y la estrujo entre sus brazos.

Sakura había querido remover sus recuerdos de soledad… de abandono, limpiando el cuarto de Nadeshiko, borrando sus recuerdos guardados… pero no había podido… era demasiado frágil, demasiado pequeña. Sakura nunca se había vuelto grande… ni aún ahora lo era… su autoestima era baja pese a ser tan hermosa, hablaba bastante poco y sentía temor de la vida… de sus decisiones y de los demás… por lo mismo quizás la amaba tan desesperadamente, como si no hubiesen más opciones, como si ese amor gobernará todo lo que hacía.

De cierta manera sentía que era un imbécil, que estaba siendo (Justo en esos momentos) un amigo de los mil demonios, porque la quería… porque tenerla abrazada de su cintura en esos momentos era un regocijo infinito, porque quería que el maldito de Li se fuera… quería que la dejará sola…

Y si él no estaba…

Él lo había aceptado…. Desde hace un tiempo. Había entendido que en estos momentos Sakura no veía a nadie más además de Li. Si ella era feliz con eso él jamás se iba a oponer, la querría como su mejor amiga en todo momento, pero… la situación que se había puesto ahora ante sus ojos era… demasiado tentadora.

Quería quererla, eso no cambiaba… no había cambiado y por más mal que sonara parecía ser que no cambiaría, eso fue lo último que pensó antes de que el calor de Sakura lo arrollara en el sueño.

-.-.-.-.-.-

Li no había vuelto al colegio y ella no había vuelto a hablar de él. Habían pasado 2 meses desde que supuestamente él había viajado. No se despidió, no la llamó, ni la busco como estúpidamente había pensado que haría.

Probablemente tampoco lo haría ahora que había pasado tanto tiempo y ella… simplemente estaba siendo demasiado presuntuosa al creer que lo que habían tenido todo ese tiempo era tan fuerte…

Quizás la enamorada solo había sido ella…

Quizás lo que él le dijo el día de la fiesta mientras la abrazaba, era mentira.

-Hey… ven, Yue nos espera.

Tomó su mochila… el día había sido largo.

Inconscientemente había algo que la hacía actuar como autómata sin alma cuando llegaba a clases y cuando se movía en su casa. Quizás era ese imperativo en la cabeza que le decía que se olvidará de Shaoran lo más rápidamente que pudiera, pero que contra todo objetivo le hacía más presente su existencia.

Levantó la cabeza. Si había algo que podía cambiar sus ojos vacíos era el reflejo de Yue en ellos. Intentó sonreír.

Pese a lo que le dijeran Tomoyo o el mismo Eriol que había hablado con ella en algunas ocasiones respecto a Shaoran, no había podido hablar con Li y el ahora no contestaba sus llamadas de teléfono… era como si la tierra se lo hubiese tragado.

-Sakura… vamos por un helado ¿si?

Los días habían comenzado a ser más calurosos y ella podía estar así, con el uniforme de verano.

-Yo… no puedo quedarme con ustedes –Tomoyo había coloreado sus mejillas por primera vez desde que recordaba. Lo sabía, nuevamente tenía una cita con Eriol. Sonrió, Hiragizawa no era un mal tipo, y se notaba, hasta ella lo notaba, que quería a Tomoyo sinceramente.

-No te preocupes, Yue y yo iremos sin ti, te vemos mañana sí.

Tomoyo la miró con nerviosismo, se acercó a ella y la abrazó.

-Estarás bien –Le preguntó.

-Por supuesto –Mintió. No estaba bien, pero aun cuando Tomoyo estuviera comiendo un helado con ella y Yue eso no cambiaría. Además, desde que Tomoyo había comenzado a salir con Eriol se veía más feliz, un poco más torpe, eso le gustaba. No quería ser parte de la rigidez de Tomoyo, le gustaba más así, llegando tarde a su casa, colgando alguna de las llamadas de Sonomi… sí, la verdad es que seguramente a Tomoyo también le gustaba eso.

Siguió su camino junto a Yue, como siempre a algunas veces la verdad es que pensaba que así debía ser, ella caminando a casa junto a Yue, viendo su cabellera platinada menear en el viendo, viendo sus piernas largas… su torso amplio, sus manos grandes justo a su lado… sin embargo inmediatamente se anteponía otro supuesto. Shaoran Li, li era el que la hacía pensar que en vedad nada tenía que ser de esa manera… aunque pareciera correcto por ahora eso era algo que su corazón no podía aguantar.

A unos pasos del parque Yue se detiene. Ella le mira con curiosidad. La figura angelical de su amigo camina sin prisa hasta su lado, le coge la mano y la mira a los ojos.

-Que sucede? –Pregunta asustada. Algo iba a pasar. El viento demasiado caluroso para un día de primavera como ese le había hecho sentir esa extraña sensación durante todo el día, pero ahí, con las manos de Yue junto a las suyas y esos hermosos ojos mirándola con un extraño matiz, supo que no era cosa del día. Que no era el viento ni el calor, ese día era extraño, no era igual que ayer ni sería igual que mañana, ese día Yue tenía algo importante que decirle, pero no una importancia cualquiera, sabía… por qué había visto esos ojos una vez (cuando Yue tuvo que mudarse), que ese día Yue se estaba cambiando su espacio nuevamente.

-Te amo –Le dijo así sin más. Como si fuera la cosa más simple de decir entre todas. –Siempre te he amado Sakura, creo que me será imposible dejar de hacerlo y ahora me parece algo… más bien natural.

-Yue yo…

-Sé lo que me vas a decir, lo he pensado innumerables veces, pero hoy no tienes por que decírmelo –Le sonrió. –Porque te amo, sé que no puedo estar contigo, ni quererte como quisiera mientras estés enamorada de Li. Pero somos jóvenes, tienes apenas 17 años… estoy seguro que no será el único hombre al que amaras… es por eso que yo he hecho esto

A que se refería Yue, que estaba haciendo

-Pero… ten por seguro, que el siguiente al que ames, seré yo. –Beso su muñeca, no su mano, no su rostro… su muñeca, dejando un hormigueo cálido y una sensación de intimidad.

Lo siguió mirando sin entender y no hizo nada más que colorear sus mejillas.

-Ahora corre, el muy imbécil es demasiado impaciente.

Ella abrió los ojos y miró a la dirección que Yue señalaba. Era el parque. En los columpios de espaldas a ella podía ver un chico…

Su corazón se estrujo con la idea que se empezaba a formar en su cabeza y sus ojos comenzaron a llenarse rápidamente de lágrimas.

Miró a Yue para confirmar sus sospechas, y él asintió mientras comenzaba a soltarle la mano.

No supo agradecer a Yue como correspondía porque sus pies dieron pasos torpes a lo que ahora sabía era Shaoran.

-Que haces aquí… -Susurró demasiado lejos para que él la escuchará, pero él la escuchó porque aun cuando faltaban unos veinte pasos para alcanzarlo volteo su rostro para verla.

Sintió que sus pies perderían espacio en el suelo, que su corazón explotaría sin más y que el cuerpo se le desvanecería en un segundo. Porque todo lo que había esperado durante esos meses era ver esos ojos.

-Sakura…

Él se levantó del columpio y camino junto a ella con rapidez. Intentó no emocionarse… pero su cabeza era demasiado estúpida y antes de poder hacer algo ya sentía ganas de llorar nuevamente.

-Yo…

-Que haces aquí? –Volvió a preguntar

-Necesito preguntarte algo

Él estaba serio, una seriedad abrumadora que golpeó a su corazón con el concreto de frente. Asintió, porque hablar se le hacía imposible justo en esos momentos.

-Por qué me mentiste

Intento recordar el momento exacto de alguna mentira pero su cabeza no estaba funcionando bien en esos momentos y dijo lo primero que pensó, lo que había estado pensando esos dos meses.

-Tú te fuiste sin despedirte… no ibas a decirme que te ibas… por qué debería yo haber dicho la verdad.

-Pensé… pensé que Tsukishiro y tú

Ella abrió los ojos lo más grande que pudo su asombro. Así que era eso… ella le había dicho que estaba con Yue, ahora recordaba.

-No sabía que decirte, te ibas… había llegado a tu casa con la intención de que volvieras al colegio, de decirte que te quería que si aún estaba en pie tu promesa, podríamos estar juntos pero tu… tenías tus cosas empacadas y yo…

El retrocedió un poco el rostro… Asombrado.

-no puede ser…

-Sabía que lo de Takeru era importante… pero pensé… que al menos me lo dirías.

-Yo… no me fui por Takeru…

Ella lo miró interrogante su corazón volvía a latir desbocado.

-Sakura ella no era importante para mí, ni en ese tiempo ni ahora.

-que estás diciendo

-Pensé que lo mejor era alejarnos… cada vez que estás conmigo tus ojos se llenaban de lágrimas, había sido un perro un demonio y Tsukishiro… Tsukishiro siempre se había portado como un maldito caballero contigo, no sabía cómo competir con eso… después de verte en la fiesta corriendo a él con los pies descalzos pensé que no podía quererte como corresponde… que nunca podría hacerlo

En qué momento había comenzado a llorar? En qué momento su corazón se había vuelto revoltoso?

-Yo… nunca estuve con Yue… él es alguien muy importante para mí, quería decirle mis sentimientos apropiadamente.

-A que te refieres

-Que te quería Li, que había decidido estar contigo como mencione antes, que no podía pensar en nadie que no fueras tú en ese momento, yo no… pensé que te ibas por Takeru… de verdad.

El comenzó a reir, como un loco comenzó a reir.

-esto no puede… maldito Tsukishiro –Seguía riendo –El no me dijo nada de esto, solo me dijo que era importante verte, que hablara contigo que no era un maldito hombre si no peleaba hasta el final pero no me dijo… que me querías…

-Yue fue quien te pidió que vinieras

-Me lo exigió

El hablando su expresión. Había pasado tanto tiempo… tantos malos entendidos, todo era tan fácil como un abrazo, pero avanzar era difícil, tener la posición exacta para que sus brazos conectaran con el cuerpo de él era difícil.

-Me enamore de ti, Kinomoto Sakura… mientras tenías una maraña de pelo y la ropa te quedaba algo grande me enamore de ti, de nuestras tardes de películas chinas de bajo presupuesto, de tu timidez… incluso de la parte de ti que no controla lo que siente… yo me enamore de todo eso… pero cuando me di cuenta ya las había jodido.

-No es tarde

-No, no es tarde –Dijo el con una sonrisa y se acercó a ella, para besarla. Cuanto había deseado ser besada por Li, así como ahora… cuando lo había soñado.

-También te amo, Li Shaoran… aun cuando no quise, aun cuando pelee con todas mis fuerzas para que no fuera así, al final lo único que quedaba siempre eras tú.

Estuvieron así… los dos… sin hablar demasiado. El acariciaba su cuelo débilmente con uno de sus dedos y cada cierto tiempo la besaba. Esa tarde fue así… la llevó a su casa y la dejo en la puerta.

-¿Donde iras?

-Estoy quedándome en un hotel del centro, nada caro

-Tienes que volver –La pregunta le dolió más de lo que pensó que haría. Había estado evitándola durante la tarde. Tanto como si no era cierto como sí lo era, lo mejor sería no enterarse hasta que comenzarán a separarse nuevamente. Los brazos de Shaoran se sentían demasiado bien hace un momento.

-Si

Mierda… no tenía que llorar… no debía

-Pero… no me iré para siempre Sakura –Le dijo mentiras arreglaba uno de sus cabellos tras su oreja.

-¿no? –Se apresuró a decir.

-He hablado con mi madre, me encuentro en buenos términos con ella, volveré cuando terminé este año de colegio. Hong Kong ya no es mi hogar.

¿Terminado el colegio? No sabía exactamente si sentirse feliz o triste.

-El tiempo pasará deprisa…

-Tú eres el impaciente

-Pero esperaré por ti, seré mejor para ti Sakura… por favor, solo se paciente.

Ella froto sus dedos en la frente. Había pensado que no lo vería más y ahora lo tenía pidiéndole que sea paciente, por él. No eran esas demaciadas buenas noticias? No estaba siendo caprichosa con la vida y con su suerte? Después de todo, un esenario tan favorable como ese, jamás lo había imaginado si quiera.

-Quedan solo unos meses –le dijo en respuesta. Y entonces el rio fuertemente. Parecía feliz, tan feliz como ella.

-Solo unos meses más…

-Tengo que volver

-cuando es tu vuelo

-Mañana por la tarde

-Entonces quédate –Le dijo ella atrevidamente mientras miraba hacia el suelo.

Él retrocedió unos cuantos pasos la miró y asintió.

Esa noche él durmió en su cama. Pero no hizo nada, además de abrazarla y de besarla. Por primera vez, sintió realmente que ese amor era honesto. Y cuando él se marchó supo que no podía hacer otra cosa más que esperarlo, por que él tenía una promesa calcada en sus ojos… y tenía que ver con ella.

-.-.-.-

Los meses habían pasado deprisa, ella había mantenido contacto con Li todos los días. No podía creer cuan cambiado y cuidadoso podía ser cuando la quería, solo se había encargado de conocer y a querer al li que la maltrataba que la quería encaprichadamente pero el Shaoran que la amaba era dulce, mucho más cálido.

-Deja ya de reírte

-Ella está feliz, dejala. Además tú tienes toda la culpa.

Los miró sin decir nada, Tomoyo seguía teniendo un poco de miedo de que Li estuviera cerca de ella y había peleado con Yue desde el principio. Hoy que ya se cumplían todo los días para verlos, las peleas no podían ser sino… un poco más intensas.

-No me importa, después de todo al final, ella se quedará conmigo

-Anda ya Yue –Le dijo mientras lo golpeaba con su bolso en el brazo.

-Es broma -dijo él sonriente.

-Ya va siendo hora de que te vayas… no creas que podrás irte a tu casa después de tu cita he, te estaré esperando con pasteles.

Sonrió y se levantó de donde estaba sentada. Tomoyo estaba siendo un poco menos permisiva de lo habitual.

Se despidió de ellos sin mostrar ni una gota de impaciencia pero apenas se cerró la puerta sus pies comenzaron a correr descaradamente.

Quería verlo… quería verlo con todas sus fuerzas… repetirle que lo amaba, que quería estar con él… que los días desde ahora, nunca más serian solitarios para ninguno de los dos.

Y a lo lejos… a contra luz, en el parque donde lo había encontrado por segunda vez estaba Shaoran Li, su amor, su capricho y su maldición todo junto. Ahí estaba li, con una sonrisa esplendorosa.

Nuevamente y sin quererlo sus ojos habían comenzado a llorar.

Todo había cambiado, su vida había cambiado desde que ella había comenzado a amarle, pero una cosa estaba segura, todo era mucho mejor que antes.

Se aventó a él y fue cogida entre sus brazos, con fuerza y cariño, por fin… pese a todo… estaban juntos, desde ahora hasta que el corazón les durase, desde ahora hasta que sus sueños siguiesen siendo los mismos él la amaría con todas sus fuerzas y ella le querría hasta más no poder… hasta que la voluntad les durará se harían felices, más que a nadie, porque él la quería como no había querido a nadie y como seguramente no querría a nadie más.

… El fin?

-.-.-.

Será que deberá quedar así, me gustarían escuchar sus comentarios.