Capítulo Treinta y Seis: El Expreso Muggle.

N/T: Créditos a Aspen in the Sunlight y Mercredi.

-Oh, Haryyyyy –Draco llamó con voz cantarina- Creo que te buscan.

Cuando Harry se acercó a mirar el pergamino junto a la puerta, esta vez decía: Ronald Weasley, Hermione Granger, Neville Longbottom.

-Ya era hora. –Harry murmuró. Sus amigos lo habían visitado casi constantemente cuando estuvo en la enfermería, así que ciertamente no estaba preparado para lidiar con ellas actuando como si Harry hubiese dejado de existir simplemente porque ahora estaba viviendo en territorio Slytherin- Eh, Draco, ¿Podrías abrir?

-Ciertamente –Draco respondió con ligereza- Permíteme. Abrire.

Harry se preparó para una repetición de la obviamente falsa cortesía de antes, pero cuando Draco abrió la puerta lo único que dijo fue: -Hola a todos. Entren.

Ron y Hermione volvieron a sentarse en los muebles de la sala, pero Neville seguía parado en la puerta, inclinándose hacia dentro y mirando a su rededor con mirada preocupada.

-Eh… ¿El Profesor Snape no está aquí, cierto?

Antes de que Harry pudiese preguntar, Draco le dijo calmadamente: -No, no lo está. Entra, Longbottom, toma asiento.

-¿Qué pasó con Ron, Hermione que placer verlos? –Ron hizo una mueca.

-Severus mencionó que sería político si no les miento a la cara. –Draco respondió. Las palabras pudieron haber sido hirientes, pero Draco las dijo como si solo estuviese diciendo un hecho- Y creo que la cosa sobre los nombres es solo para Harry y yo. A Severus no quiere sentir que vive en un campo de batalla. No es que Harry y yo nos llevemos bien, pero él probablemente apreciaría si siquiera lo intentamos.

Para ese entonces Neville ya se había sentado, Harry también, y Draco estaba parado alejado de ellos. Sintiéndose incomodado por el hecho, y recordando la fuerte reprimenda de Snape sobre los visitantes, Harry murmuró: -Eh, Draco—

-Claro, está bien. –El Slytherin lo interrumpió, dándose la vuelta- Dejaré interrumpir.

Harry se mordió el labio, sintiéndose avergonzado de decirlo, especialmente frente a Ron, pero aún más avergonzado de no decirlo.

-No, iba a preguntarte ¿Si es que te gustaría acompañarnos? –Preguntó.

Draco se paralizó a la mitad de un paso. Cuando se dio la vuelta, una ceja distintivamente alzada cerca de su cabello, tenía una expresión que Harry no pudo descifrar. En parte entretención, en parte fascinación y en parte astucia. Harry se preparó para una respuesta sarcástica como Vaya, Harry, no sabía que te importara… pero Draco solamente dijo "Claro" y se dejó caer en una silla.

-Harry, -Hermione le dijo con un tono de advertencia- Nosotros… eh, tal vez queramos hablar sobre temas de la Casa de Gryffindor—

Ron, sorprendentemente, no hizo objeciones, aunque tampoco fue exactamente amable de su parte el darse la vuelta a mirar a Hermione y señalar: -Sí, bueno, nos va a escuchar de todas formas, ¿No? Por lo menos de esta forma ninguno de nosotros olvidará que está escuchando.

Draco miró a Hermione y Ron, sus ojos calculando algo, pero no hizo comentarios.

-Así que, ¿Qué les tomó tanto? –Harry cambió el tema- Nunca pensé que tendría que esperar más de una semana entre visitas. –No quiso sonar tan acusativo… o tal vez sí. No había sido agradable el tener que esperar a que sus amigos lo recordaran. Casi les había escrito varias veces, pero si eran sus amigos, no debería tener que rogar. Además, al tener que usar la pluma de Draco las cartas no habrían sido tan privadas como querría. Era lo suficientemente malo que Draco probablemente haya oído sus cartas a Remus. Harry las había escrito mientras el otro chico había estado en la ducha, pero no confiaba en que eso significara algo. Si Draco tenía algo, eran trucos bajo la manga. Era un Slytherin… suficiente dicho.

-Oh, esa es la culpa de McGonagall. –Ron acusó- Ella dijo que nos acompañaría hasta acá, ¿Lo recuerdas? Y se lo pedimos el día siguiente, nos dijo El Señor Potter tiene mucho más de que preocuparse que su calendario social… y el día siguiente fue Creo que el ProfesorSnape preferiría no tener sus habitaciones constantemente plagada por Gryffindors… y luego el otro día fue ¿Está preparado para su examen de Transfiguraciones, Señor Weasley? Seguramente su tiempo libre sería mucho mejor ocupado preocupándose de ese asunto… y luego, Harry, honestamente, ¡La próxima vez que le preguntamos agendó una reunión de prefectos solo para prevenirnos de venir!

Bueno, eso ciertamente explicaba mucho, aunque no todo.

-Simplemente pudieron haber venido hasta acá sin ella. –Harry señaló.

-Lo intentamos tres veces –Neville exclamó- Hermione estaba segura de que sabía por dónde ir… ¡No puedo decirte frente a cuantas paredes distintas nos paramos y miramos!

Harry recordaba el haber bajado; no era tan complicado.

-Los corredores cambian de lugar –Draco explicó- Te acostumbras a ello si vives aquí abajo.

-Bueno, eso explica bastante. –Hermione murmuró.

-No, no lo explica. –Harry objetó- ¿Por qué no me escribieron?

-Pensamos que tal vez él leería tus cartas. –Ron hizo una mueca, señalando a Draco con un pulgar- Bueno, de todas formas, McGonagall creyó que era buena idea al acompañarnos hoy, así que aquí estamos.

-¿Cuál crees que sea su problema? –Harry preguntó, pero nadie respondió.

-Oh, honestamente, y yo pensé que se suponía que Granger era inteligente. –Draco sonrió torcidamente- ¿No es obvio? Severus le pidió que no los trajera.

-Snape no haría eso, -Harry objetó, un tanto molesto ante la sugerencia- Dijo que podía tener a mis amigos aquí.

-Lo sé, -Draco asintió- pero quiere que nos llevemos mejor, ¿No crees? Él no quiere que vengan todos los días. –Se dio la vuelta a mirar a Hermione- Estoy sorprendido de que no usaran el hechizo Señálame.

-Hizo que su varita girara en círculos. –Neville admitió.

-Ah, parece que Snape pensó en ello. –Draco se encogió de hombros- No tengo más ideas que puedan ayudar. Lo siento, si me disculpan, tengo correspondencia de la cual me debo ocupar.

Con eso se levantó elegantemente y se dirigió a su habitación, cerrando la puerta con un ligero click.

Hermione se inclinó hacia delante para decirle quedamente a Harry.

-Eso fue incluso más extraño que la última vez.

Ron rió.

-Oh, probablemente sabía que Señálame era inútil incluso antes de sugerirlo. No hay forma de que haya intentado ayudar. No es como si quisiera que pudiésemos llegar aquí.

-Creo que en realidad estaba intentando ayudar –Harry dijo- bueno, a mí. A decir verdad me ha ayudado bastante esta semana.

-Lo sabía. –Ron reclamó- ¿No te dije que esto pasaría? Draco no es tan malo, ¡Eso es lo que estabas intentando decir!

-Lo único que estoy diciendo es que pudo ser mucho peor. –Harry dijo neutralmente- Neville, te vez un poco enfermo. ¿Qué pasa?

-Yo… creo que debería irme ya, Harry. –El otro chico respondió jadeante- S-Snape probablemente volverá pronto—

-Oh, no, no lo hagas. –Harry lo regañó- Si mis amigos van a pasar días y días sin visitarme, entonces simplemente pueden quedarse más tiempo. Hasta después de la cena está vez. En serio. Todos se van a quedar.

Hermione se aclaró la garfanta.

-Eh, ¿No tienes que en realidad verificarlo con el Profesor Snape primero, Harry?

Harry pensó que probablemente Hermione estaba en lo correcto, pero se sentía lo suficientemente seguro diciendo: -No. Yo vivo aquí, y él ya dijo que puedo invitar a mis amigos a visitarme. Yo los estoy invitando, no él. Y ustedes van a aceptar.

Neville se estremeció un poco.

-En serio, Harry, será mejor que le preguntes. Snape ha estado un poco… eh…

-Está más bastardo que de lo común, -Ron explicó- Ahora me da detenciones cada semana, el desgraciado.

-¿Qué haces para que te den detenciones? –Harry preguntó.

-¡Bueno, que lindo eso! –Ron exclamó- ¡Puede que seas amigo de él ahora, Harry, pero estoy seguro de que recuerdas cómo eran sus clases! Solo tengo que mirarlo mal, o respirar muy fuerte, juro

-Por favor no perjure en mi hogar, Sr. Weasley, -Una voz sardónica y sombría pidió al mismo tiempo que Snape entraba y cerraba la puerta. Su mirada pasó rápidamente por el grupo- Señorita Granger, Sr. Longbottom. –Luego en un tono más sombrío añadió mirando a Harry- Una pena que Draco no pudiese acompañarlos.

-Oh, lo hizo por un rato. –Harry le aseguró al profesor.

-Hmm.

-Mis amigos se quieren quedar a cenar. –Dijo Harry, sin importarle que estaba exagerando el caso bastante- Pero, eh, creen que debería preguntarle a usted. ¿Está bien, no?

-No puedo pensar en algo más agradable que tener a tus amigos para la cena. –Snape arrastró las palabras, sus túnicas ondularon en el aire cuando se dirigió a su dormitorio.

-¿Ven? –Dijo Harry, sonriendo.

-Quiere decir que le gustaría vernos servidos como cena, Harry. –Hermione exclamó.

-Oh, sí, sé eso. –Harry se rio- No puede simplemente decir que, ¿verdad? Ustedes son Gryffindor.

-Tu también. –Ron le recordó.

-Lo sé, Ron. –Harry respondió rodando los ojos. Miren, haremos algo realmente divertido para la cena. ¿Saben que los elfos domésticos les servirán lo que sea que más les guste sin que siquiera tengan que decirles? Es realmente interesante. No sé por qué no nos dejan personalizar las comidas en el Gran Comedor.

Hermione frunció el ceño, sin duda debido a los pobres elfos domésticos sobre trabajados. Harry notó, sin embargo, que cuando Draco llegó a lanzar los polvos flú para que todos pudiesen ordenar, Hermione dijo "lo que calce" al igual que todos los demás. Ella acabó comiendo lasaña, aparentemente otro plato Muggle del cual Draco nunca había oído antes. Aunque sorprendentemente no dijo algo desagradable sobre ello mientras comía su plato de langosta en salsa de vino.

Snape estaba… Bueno, era Snape. Difícilmente iba a estar feliz comiendo la cena con cinco adolecentes. Insistió que Neville transfigurara dos sillas en dos sillas de respaldo recto y alto para usar en la mesa, y luego se burló de los resultados clamando que eran casi tolerables, cuando en realidad eran bastante buenos. Cuestionó a Hermione sobre Pociones, haciéndole preguntas hasta Séptimo año, y luego le dijo con burla que aún le faltaba mucho por aprender. Le dijo a Ron que continuaría teniendo detenciones mientras creyera que el tiempo de clases era un momento adecuado para fulminar con la mirada, y luego burlesco le dijo que puesto que no existía algo llamado la Mirada de la Muerte Gryffindor, debería rendirse.

Luego, como si no tuviesen invitados, centró su atención en Harry y Draco y les preguntó sobre cada detalle de la lección que habían estudiado ese día.

Cuando todo había acabado, y Harry estaba bajo los cobertores, apunto de dormirse, supo que tenía que decir algo. Después de todo, Dudley llegaría el día siguiente, y Harry no quería que Draco volviese a usar su versión burlesca y sarcástica de modales. Dudley no sabría cómo lidiar con un Draco burlesco y asqueado, en verdad que no.

-Eh, te portaste bien con mis amigos. –Harry admitió mientras estaba recostado en la cama, mirando las sombras oscuras moviéndose por el techo.

-¿Qué fue eso? –Draco preguntó, saliendo del baño con el cabello humedo- No te oí.

-Sí, sí lo hiciste.

Draco se rió, un sonido bajo con malicia y gusto.

-¿Lo hice? Hmm, supongo que sí. Bien, no sé por qué estás tan sorprendido. Te dije que tenía modales.

-Sí, pero de verdad los usaste. –Harry murmuró. Oyó a Draco decir Finite para apagar las luces en el baño, y moverse hacia su cama al otro lado de la habitación- Incluso hablaste de Quidditch con Ron.

-Que mal que sospechara que solo quería una mirada a la estrategia Gryffindor. –Draco arrastró las palabras y añadió- Sabes, si hubiese sido un poco más descuidado, quizás habría aprendido algo.

Harry rio ligeramente.

-Lo extrañas, ¿eh? No lo había notado hasta esta noche, que ya no estabas en tu equipo como yo.

-Verás mejor que nunca para cuando Severus termine contigo, -Draco murmuró, un tono de amargura colorando sus palabras- No hay un Elixir para que yo entre de nuevo a Slytherin. Así que no reclames sobre Quidditch conmigo, Potter. Tu volverás a tu equipo.

-No me llames Potter. –Dijo Harry.

-¿Le vas a decir a Severus y meterme en problemas? –Draco lo atacó.

-No. –Harry bostezó, y se estiró para alcanzar su dosis diaria de Dormir Sin Sueños –Buenas noches.

Estaba casi dormido cuando oyó a Draco responder: -Sí. Buenas noches.

Habían pasado un par de horas después del almuerzo del día siguiente cuando el pergamino al lado de la puerta repentinamente tenía escrito Albus Dumbledore y mascota. Draco casi se atraganta riéndose.

-Harry. No creo que la magia recíproca se haya encargado de todo. Ven a ver esto.

Harry estaba menos que divertido.

-¿Mascota? –Exclamó- Eso es irrespetuoso.

-¡Bueno, no es mi culpa! –Dijo Draco aun riendo- El pergamino no ha sido encantado para interpretar a otras personas que no sean magos, eso es todo. Muy bien, entonces ¿Hago los honores?

La puerta se abrió de golpe revelando al director usando túnicas que, para él, eran extremadamente sencillas. Sin embargo, esa no era la sorpresa más grande. Dudley estaba parado a su lado usando túnicas también. Túnicas de estudiante, con el escudo de Hufflepuff. Su rostro estaba aún más delgado que la última vez, y se veía nervioso.

No era el único que se sentía así. Harry estaba casi retorciéndose con lo preocupado que estaba sobre qué personalidad Draco adoptaría: estudiante normal, aristocrático pura sangre snob, o una parodia burlesca de cortesía.

Aunque el director no le dio a Draco la oportunidad de actuar de manera alguna, por lo menos no de inmediato. El momento que la puerta se abrió, entró a la habitación sin ser invitado y dijo: -Así que, aquí estamos, llegamos sanos y salvos. Por supuesto que conoces a Harry, y el otro muchacho es Draco Malfoy. Estoy seguro de que conocerás al Profesor Snape más tarde. Éstas son sus habitaciones, pero ha sido lo suficientemente amable como para compartirlas con dos chicos en necesidad.

-Eh, ¿Qué tal? –Dijo Dudley, mirando a Draco con desconfianza. Bueno, no era de extrañarse. Aun cuando no estaba intentando hacerlo, Draco tenía un aura de privilegio y riquezas. Harry lograba lidiar con ello diciéndose que Draco no era el único con una bóveda llena de oro. Dudley no podía decirse eso.

-Hola, -Draco respondió serenamente. No estaba sonriendo, pero tampoco estaba haciendo una mueca de asco. Eso tenía que contar para algo.

Dudley extendió su mano, y Draco la miró como si en realidad no estuviese completamente seguro de estar preparado para tocar a un Muggle, de todas las cosas. Aunque con Harry y el director mirándolo expectativamente tuvo que hacerlo.

-Entonces, -Harry invitó, aliviado de que Draco no se hubiese limpiado la mano en su camisa, o algo así- Tomen asiento, Dudley, Director.

Dudley se fue a sentar en el sillón, Draco hizo una pequeña mueca al ver cómo éste cedía bajo su gran peso. El director, por otra mano, sacudió la cabeza.

-Tengo otros asuntos de los cuales encargarme, -Explicó, mirándolos por sobre los cristales de sus gafas- Y me imagino que tú y tu primo tienen bastantes cosas de las que hablar.

-Oh, está bien, -Harry accedió, acompañándolo hasta la puerta. No fue un gran trayecto, ciertamente no lo suficiente para que decidiera qué decir y cómo- eh, ¿Director?

-Sí, Harry. –Albus hizo una pausa ante la puerta abierta con una mano en ella.

-Eh, le dije unas cosas horribles y me gustaría disculparme, -Harry susurró- Yo solo… -Miró hacia Dudley, consciente de que no sería considerado el decir demasiado sobre el tema- Es difícil, el saber que usted estaba consciente de… ciertas cosas, y no me ayudó.

Albus sacudió la cabeza lentamente, su barba moviéndose de lado a lado.

-Harry, la cosa de la que estaba más consciente, día a día, es que en esa casa estabas vivo. Quería que te mantuvieras así. Era la mejor ayuda que sabía cómo entegarte.

-Lo sé, -Harry suspiró- Bueno, gracias por traer a Dudley desde Hogsmeade.

Una sonrisa amable.

-No tienes de qué preocuparte. –Dejó que la puerta se cerrara detrás de él una vez que se fue.

Cuando Harry regresó a la habitación, vio que Draco también se había dejado caer en una silla. Todavía tenía puesta una expresión que Harry había aprendido a reconocer como una neutralidad cuidadosa y controlada. No permitía dejar ver qué era lo que pensaba de estar sentado con un Muggle.

Probablemente es para mejor, Harry decidió mientras escogía su propio asiento.

-Pues, es bueno verte, Dudley. –Harry comenzó. Realmente, se sentía increíblemente incómodo, y no solo porque Draco estaba sentado allí viendo cómo sucedía todo. Nunca había tenido algún tipo de relación con Dudley, y un par de conversaciones por teléfono tampoco contaban como una, pero no había más que hacer que comenzar de una vez- Eh, ¿Por qué no te relajas y te sacas las túnicas? Draco y yo no solemos vestirnos formalmente aquí abajo, aunque el Profesor Snape tiende a hacerlo.

Cuando Dudley se puso de pie y se sacó las túnicas, Harry no pudo evitar hacer una observación mirando a su primo con asombro.

-Vaya, Dudley, es increíble. ¡Has perdido tanto peso! ¡Me alegro por ti!

Draco hizo un ruido que comenzó como una risotada de sorpresa, pero que rápidamente se transformó en un ataque de tos.

-Lo siento. –Dijo, la palabra solo media jadeante mientras Harry lo fulminaba con la mirada. Era claro para él que no era de esto de lo que se trataba el asunto. A pesar de todo el peso que Dudley había perdido, aún era considerablemente gordo; Draco estaba teniendo problemas concibiendo que el chico hubiese sido más esférico antes- Eh, creo que necesito un trago, -Dijo Draco, aun intentando cubrir su tos- ¿Qué te gustaría, eh… Dudley?

Dudley se sonrojó, y Harry no supo si estaba avergonzado por el comentario de Harry o si acaso había comprendido lo que pasaba con Draco. Probablemente se trataba de lo primero. Dudley nunca había sido capaz de captar los insultos sutiles, puesto que su familia era tan espantosamente directa.

-Coca-Cola dietética. –Respondió calladamente.

Draco miró a Harry pidiéndole ayuda.

-Eh, no estoy seguro de que tengamos eso aquí. –Harry admitió- Los elfos dom—eh, los sirvientes aquí pueden conseguirte prácticamente cualquier cosa natural que quieras, pero tal vez no conozcan algunos productos Muggle.

-Oh, está bien. –Dijo Dudley, pensando en su respuesta- Agua con limón.

-¿Harry? –Draco preguntó.

-Eh, lo mismo, creo. –Dijo Harry. Lo que quería era una cerveza de mantequilla, pero no creía que fuese lo correcto pedir una cuando Dudley solo iba a tomar agua.

Draco se levantó y se dirigió a la chimenea, su mano se acercó al recipiente con los polvos flu sobre ésta.

-Espera. –Harry exclamó, y se inclinó hacia delante diciendo- Estamos acostumbrados a hacer magia todo el tiempo aquí. ¿Eso te molestará?

Dudley sacudió la cabeza.

-La Señora Figg y yo hablamos sobre ello. ¿Sabes que ella creció en una familia m-magica sin ella tener poderes? Y después también hablé con ese agradable Señor Lupin que vino contigo al hospital. Además Marsha. Creo… bueno, puede que sea agradable aprender más sobre cómo eres en realidad, Harry. Así que está bien.

-¿Estás seguro? –Harry presionó- Muchas cosas se verán extrañas para ti—

-Oh, en el nombre de Merlín. –Draco los interrumpió- ¿Me vas a tener parado todo el día aquí dejando caer polvos Flu sobre la alfombra de Severus? ¡Él dijo que estaba bien! Además sobrevivió el camino hasta acá, ¿No? ¿Cúantos fantasmas crees que vio?

-¿Fantasmas? –Dudley jadeó, sus ojos abriéndose de par en par con alarma.

-Vaya, gracias, Draco. –Harry arrastró las palabras- Sí, tenemos fantasmas, pero no te hacen daño ni nada como eso.

-Amenos que cuentes el morir del aburrimiento porque te cuentan las mismas historias una y otra vez. –Draco se burló. Sin decir más, arrojó un puñado de polvos Flu y llamó a la cocina. Dudley se movió más contra los cojines cuando un elfo domestico apareció entre las llamas y preguntó cómo podía ser de utilidad- Dos aguas con limón y una cerveza de mantequilla, -ordenó- Sin hielo.

En menos de diez segundos más tardes, una bandeja de madera con triángulos de ébano apareció sobre la mesita frente a ellos.

Dudley jadeó y sacudió la cabeza frenéticamente cuando Harry intentó entregarle su vaso.

-Eh, no. Ya no tengo tanta sed.

-Dudley, solo es agua. No te hará daño.

-¿Por qué no le das un poco de tiempo para acostumbrarse, Harry? –Draco sugirió, su voz traía un deje de desdén en ella, pero solo un poco. Y el cual desapareció por completo cuando se dirigió a Dudley- Has tenido un largo viaje. ¿Disfrutaste el tren?

-Sí, ¿Cómo entrarse a la plataforma? –Harry quiso saber.

-El Señor Lupin me ayudó a cruzar. –Dudley dijo, temblando un poco- Estaba parado en la plataforma, la normal, en King's Cross, y él me tomó del brazo y me dijo que cerrara los ojos- ¿Has notado alguna vez que tiene una voz muy amable y calmante?—y luego me dijo que no me iba a doler pero que me iba a sentir un poco mareado, y entonces sentí como que me estaba derritiendo o algo así. Y cuando abrí los ojos estaba en una plataforma distinta.

-Tampoco me gusta Aparecerme. –Harry se compadeció- Me hace sentir nauseas.

-El Señor Lupin. –Draco reflexionó, su voz resonando con contemplación- ¿Dijiste que estuvo con Harry en el hospital?

-Sí, pero ¿Sabes? No parecía tan amigable en ese entonces.

-Imagino que no. –Draco respondió, mirando directamente a Harry- Probablemente no parecía serlo en absoluto. Diría que no era el mismo.

Harry se encogió de hombros. Claro que Draco se daría cuenta de algunas cosas. Eso era probablemente inevitable.

-Así que el Señor Lupin te llevó hasta el tren, ¿Pero no vino contigo? –Harry presionó.

-Dijo que no podía –Dijo Dudey- Dijo que ya casi era tiempo para su retiro mensual, y que no podía perdérselo, y que tu entenderías.

Dándose por vencido con el agua de Dudley, Harry dejó el vaso de lado y comenzó a beber del de él.

-Bueno, cuéntanos sobre el tren. –Draco pidió.

-Ambos han estado en él, -Dudley comentó, mirándo del uno al otro- Harry, y…yo tengo que preguntarte algo. –Sus grandes ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- Eh, esto es muy difícil. S…sé que no la pasaste bien mientras crecías, y que no serías normar si no tuvieses algún rencor horrible debido a eso, p-p-pero cuando Mamá fue enterrada, tu fuiste. Pensé que también te vería en el de Papá. No por él… por .

Harry apretó los puños. Una parte de su mente registró que a la mitad del discurso de Dudley, Draco se había ido de la habitación silenciosamente, dejándolos para que trataran sus asuntos familiares en privado.

-Lo siento. Y…yo habría ido. Pero no pude.

La mirada silenciosa y desafiante de Dudley hizo que Harry se diera cuenta que tendría que decir más.

-Es complicado, -Comenzó- los magos malvados que destruyeron tu casa—

Dudley hizo un ruido de acongojo.

-Lo siento, -Harry se apresuró a decir- N…No sé si debería decirte esto. Lo que me pasó está ligado con lo que te pasó a ti. ¿Es mejor no pensar en ello?

-Sí. –Dudley admitió- No, eso no es cierto. Solo es más fácil. Sé que Marsha me diría que lo mejor sería enfrentarlo. Así que… oh, solo continúa. –Probablemente olvidando cómo el agua había aparecido en la mesa, Dudley tomó su vaso, y comenzó a tomar sorbos lentamente mientras escuchaba.

Harry no le dijo todo, solo o que pensó que tendría sentido para alguien como Dudley. El mago malvado que había intentado matarlo cuando era un bebé intentó hacerlo de nuevo. Harry había sido herido. De hecho había quedado ciego, y estuvo casi comatoso por una semana, pero todo estaba mejorando. El Profesor Snape lo había rescatado y lo había cuidado, y Harry tenía que vivir con él ahora porque el mago malvado simplemente no sabía cuando detenerse. Harry todavía estaba en peligro, pero estaría en menos riesgo si Dudley le pudiese ayudar al profesor con unos hechizos protectores.

-Oh, sí, el Señor Lupin también mencionó eso. –Dudley recordó. Luego dijo con una expresión extraña- Pensé que mis cosas habrían llegado ya. No empaqué muchas cosas. No tengo muchas cosas, solo algunas cosas que la Señora Figg me compró.

-Eh, pensé que irías a vivir con la Tía Marge. –Harry remarcó con una mueca.

-Marsha pensó que era mejor que no, no si me quería llevar mejor contigo.

Hmm, Harry pensó que la Señora Figg probablemente le había dicho a la terapista sobre el incidente con la tía Marge. A la Tía Marge le habían hecho un Obliviate, claro, pero no se necesitaba ser una genio para ver que probablemente odiaba tanto a los magos como su hermano.

-Bueno, tienes diecisiete. Supongo que puedes hacer lo que quieras, incluso puedes conseguir un trabajo y todo eso, ¿No? ¿Has pensado en lo que te gustaría hacer?

-Ni idea. –Dudley admitió.

-Bueno, tienes tiempo para pensar en ello.

-¿En serio? –Dudleu terminó de beber su agua y comenzó a succionar un pedazo de limón. Harry se sentía increíblemente agradecido de que Draco se hubiese ido. El otro chico probablemente había hecho un sonido de asco, y luego habría fingido otro ataque de tos para cubirlo- No me puedo quedar con la Señora Figg para siempre.

-No, pero lo resolverás. –Harry le aseguró.

-Supongo. Eh, ¿Sabes en cuánto tiempo más van a traer mis cosas? Tu director me dijo que las dejara en la plataforma y que las traerían de inmediato.

-Estoy seguro de que ya están en el dormitorio. Los elfos domésticos –esas son criaturas como la que viste en el fuego—no acostumbran a buscar y cargar cosas solo hacen cosas aparecer y desaparecer en las habitaciones.

-Oh, como los vasos. –Dudley murmuró asintiendo. Harry notó que se veía ligeramente más calmado- Está bien, ¿Podemos ir a revisar? Porque el Señor Lupin te envió algo, y me dijo que me asegurar de que lo recibieras lo más rápido posible.

La puerta estaba cerrada, así que Harry golpeó la puerta y Draco los invitó a entrar. Estaba recostado en su cama, leyendo un libro de Transfiguraciones de séptimo año. Cuando lo cerró, se transfiguró en una piedra pequeña. Dudley se quedó mirando, sus pertenencias olvidadas, y Draco se encogió de hombros.

-Un escritor estúpido decidió hacer que los estudiantes practicaran su trabajo con la varita cada vez que quisieran abrir el libro para estudiar. –Le explicó, fingiendo una mueca de horror.

-¿T-tu puedes cambiarlo de regreso? –Dudley jadeó.

-Claro, -Draco respondió con simpleza- Mirá. Libris veni. –movió su varita y tocó la piedra con ella, y volvió a convertirse en un libro.

-Vaya, -Dijo Dudley, sonando más admirado que asustado. Harry supuso que de verdad se estaba acostumbrando a la magia- ¿Puedes hacer cualquier cosa?

-Claro, -Draco respondió, su expresión neutral comenzando a desvanecerse de a poco, convirtiéndose en una pequeña sonrisa. Bueno, era de esperarse. A Draco Malfoy le encantaba presumir, y difícilmente podías pedir una audiencia más fácil de impresionar- Bueno, con algunos límites.

-Así que estas deben ser tus cosas. –Dijo Harry con una mirada de advertencia a Draco- Eh, ¿Por qué no te acomodas, desempacas lo que quieras? Te puedes quedar con mi cama, Dudley. Yo voy a dormir en el sillón.

-No, no. –Draco interrumpió- Eso no sería lo correcto. Estoy seguro de que tienen todo tipo de cosas de primos de las que hablar. ¿Qué mejor momento que durante la noche? De todas formas, Severus y yo ya decidimos que yo dormiría en el sillón.

-¿Cuándo tú y Severus discutieron esto? –Harry preguntó frunciendo el ceño.

-Oh, estarías sorprendido de lo que podemos discutir durante una Poción o dos. –Draco respondió.

-¿Y estás de acuerdo con esto? Draco Malfoy, ¿Durmiendo en un sillón? ¿Qué clase de soborno te dieron?

-Bueno, no voy a estar en un sillón por mucho tiempo. –Draco hizo una mueca- Dudley va a poder ver algo más impresionante que una piedra transformándose en un libro, si es que quiere verlo. ¡Y no me dieron soborno alguno, Potter! ¿Supongo que ni siquiera se te cruzó por a cabeza de que sea capaz de un ápice de consideración por alguien más? ¡Claro que no! ¡Soy un Slytherin!

-Slytherin no tiene que ver con eso, -Harry respondió- Me agrada un Slytherin, ¡No lo olvides!

-Sí, como si pudiera hacerlo, cuando al igual que un Gryffindor, ¡Practicamente lo exudas!

-¿Quién es Severus? –Dudley los interrumpió.

Harry tomó una bocana de aire.

-Eh, ese es el nombre del profesor.

Dudley frunció el ceño.

-¿Por qué no lo llamas eso, si Draco lo hace?

-Bueno, porque es mi profesor, -Harry explicó- no sé. Lo otro parece un atrevimiento. Algo inapropiado.

-También es mi profesor, -Draco sonrió maliciosamente- pero también es mi amigo.

-¿Él no es tu amigo también? –Dudley cuestionó.

-Oh, él es… eh, tal vez lo comprendas cuando lo conozcas, -Harry murmuró, frustrado- No me puedo imaginar llamarlo Severus a la cara.

-Nunca me ha molestado en absoluto. –Draco respondió despreocupadamente, su nariz en el aire.

-Cállate, Malfoy.

-Pensé que ustedes dos eran amigos. –Dudley les dijo confundido.

Draco comenzó a reír estrepitosamente, lo cual por alguna razón molestaba a Harry.

-Tenemos una historia, -Dijo con voz tensa, y cuando ese comentario solo hizo que Draco riera más fuerte, perdió la paciencia- El padre de Draco fue el que intentó matarme y me dejó ciego y me dejó en el hospital por días –Harry escupió- Y se ve tal como él, ¡Así que perdóname si no es mi persona favorita para pasar el tiempo.

Dudley había sacado una caja de su mochila. Mientras la sostenía con ligereza, dijo con voz quebradiza: -Bueno, mi padre nunca fue bueno contigo, tampoco. Y—yo no creí que fueras así, Harry. Juzgando a las personas por sus padres.

-¡No lo soy!

-Oh, claro que no. –Draco dijo burlesco.

-¡Bueno, lo siento! –Harry gritó- ¿Todo esto porque no creí que pudieses tomar el sillón por tu propia voluntad? ¡Pues, lo siento de nuevo! Es solo que no me pareció que tu quisieras seguir un plan como ese. ¿O Snape insistió?

-Potter, tú no sabes lo que soy o no soy. –Draco anunció pesadamente- ¡Porque no te molestarás en aprenderlo! Y no, para tu información, Severus no insistió. Lo discutimos y decidimos que sería el mejor arreglo.

-Porque estás tan preocupado de que pase tiempo con mi primo a solas. Claro. –Harry arrastró las palabras.

-Porque estábamos preocupados de que no dormirías por una semana si yo estaba solo en una habitación con tu primo, ¡Maldito idiota! –Draco gritó, su rostro rojo por la ira- ¡Severus sabe que no confías en mí! Y estaba preocupado por ti, como de costumbre, ¡Claro! ¡Deberías considerar un ofrecimiento de gracia con el espíritu con el que se te da! ¡Si es que tienes algunos modales!

-Tal vez debería dormir en el sillón. –Dudley ofreció tentativamente.

-¡Ja! –Draco estalló- ¡El Muggle tiene mejores modales que tú!

-No lo llames Muggle así. –Harry apretó los dientes.

Draco levantó las manos exasperadamente.

-Ten, Harry. –Dudley los interrumpió, empujando una caja a sus manos, su intención era obviamente el desviar la atención de la pelea que escalaba rápidamente. Cuando sus dedos se tocaron, Harry dio un salto y se alejó.

-Lo siento, -Murmuró- no eres tú. No puedo soportar que me toquen, desde que… fue bastante mano, lo que me pasó hace unas semanas. –Hizo un esfuerzo para pararse más erguido y fortalecer su voz- Así que, ¿Esto es de Remus? Eh, ¿El Señor Lupin? –Rápidamente le quitó el envoltorio para revelar una caja de madera con agujeros en ella. Harry se asomó por uno de ellos- ¡Sals! –Exclamó.

Había una nota pegada a la tapa de la caja. Harry se apresuró a quitarla y abrirla, instintivamente girándose hacia la pared para tener un poco de privacidad mientras leía.

Querido Harry,

Gracias por tus cartas. Estoy completamente recuperado, sí, y justo a tiempo para enfrentarme nuevamente a la luna. Realmente espero verte pronto. Le he enviado varias cartas a Severus sobre ello, y he recibido respuestas de una sola palabra consistiendo de una variación de "no" o "después". He pensado en apelar directamente a Albus pero considerando dónde estás viviendo, creo que eso realmente molestaría a Severus. Fue muy bueno el verlos llevándose tan bien, Harry. No tengo deseos de causar problemas entre ustedes.

Tu pequeña serpiente parecer haberse recuperado por completo del incidente con la red Flu. ¿Podrías por favor explicarle que necesita encontrar otro lugar cálido para descansar? Fallé completamente en explicarle el concepto, y la he encontrado en la chimenea varias veces. Temí que el Aparecerla a la plataforma pudiese afectarla, así que me tomé la libertad de ponerla en un trance. Un simple Ennervate bastará para despertarla. Severus lo hará por ti, estoy seguro, si aún tienes dificultades con tu varita.

Continuaré preguntándole a Severus cuándo me permitirá visitarte. No te enojes con él, Harry, no por mi culpa. Es un buen hombre, y sí, todavía está haciendo la poción Matalobos para mía. Sé que piensa que está haciendo lo mejor para ti. Tengo que respetarlo por eso, aun cuando no concuerde con su razonamiento.

En cualquier caso, Harry, realmente lamento todo lo que has tenido que pasar por mi causa. Tus cartas dejan bastante claro que no me culpas, y mientras lo aprecio profundamente, si me considero responsable. Severus no hace mal en criticarme.

Te deseo lo mejor y espero verte pronto,

Remus Lupin

Harry parpadeó y le quitó la tapa a la caja para sacar a Sals. Era más pequeña de lo que recordaba, y muy lacia. Harry con cuidado le hizo cosquillas en la cabeza con un dedo, pero no reaccionó.

Suspirando, se dio la vuelta, pretendiendo pedirle a Draco si es que podía hacer un Ennervate. Le molestaba el pedirle algo justo después de su pelea, pero estaba lo suficientemente preocupado por Sals que lo haría de todas formas. Este estado le recordaba demasiado de Sals en el túnel, solo a penas capaz de moverse. Y aun así, Salsa se había movido, había subido las escaleras y pudo advertirle a Remus que Harry estaba en problemas. Harry casi no podía demostrarlo, pero sabía que le debía bastante a Sals, y no podía soportar el no saber si su serpiente estaba bien o no.

Draco no estaba en la habitación cuando se dio la vuelta, pero Dudley sí.

-Oh, ¡Asco! –Dudley gritó, y dio un salto hacia atrás. Tal vez dos, Harry reflexionó- ¡Ayuda!

Draco estaba de regreso en la habitación instantáneamente, sus ojos inspeccionando la situación.

-¿Qué? –Y luego- Oh, eso. Asco es apropiado. ¿Qué haces con una serpiente?

-Remus la envió. –Harry explicó, recordando entonces lo que había oído. Draco le temía a las serpientes. Pero esta era solo Sals. No le haría daño a nadie- Esta es Sals. Es mi mascot.

-Una serpiente como mascota. –Draco se quejó- Una serpiente en mi habitación.

-Es una pequeña y dulce serpiente –Harry insistió- pero Remus la puso a dormir durante el viaje. Eh, lamento tener que pedírtelo, pero ¿Podrías por favor hacerle un Ennervate por mí?

Dudley estaba contra la pared para ese punto.

-Ennervate, -Jadeó- ¿Qué es eso?

-La va a despertar. –Harry explicó.

Draco se cruzó de brazos. Harry notó que no se había acercado ni un paso desde que vio a la serpiente. A un par de metros de distancia, anunció: -Si tienes que tener una serpiente aquí, realmente creo que prefiero una dormida, así que no.

-Draco. –Harry dijo con un tono amenazante.

-Harry. –Draco repitió de la misma forma- ¿Qué parte de noencuentras confusa? Es una palabra bastante simple.

-Vamos, -Harry le pidió- Escucha, Sals no te hará daño. No hay razón para tenerle miedo—

-Yo –Draco lo interrumpió fríamente- no tengo miedo. Simplemente creo que las serpientes son asquerosas.

-¡Eres un Slytherin!

-Gracias por señalar lo obvio. Sospecho que tú tampoco querrías un león aquí, así que ese argumento difícilmente es relevante.

Harry sabía que esto era ridículo, y simplemente podía esperar a que Snape lo ayudara más tarde. Pero se sentía bastante desesperado y quería ver a Sals despierta y moviéndose. Lo suficientemente desesperado como para decir: -Daco. Tú dijiste que harías algo por mí si te lo pedía—

-Oh, ¿Y no lo hice? –Draco respondió con simpleza- Las Luces. Las comidas. Interrumpir la conferencia del director con Severus porque simplemente tenías que hablar con él. Mi pluma. Haciendo Accio cada vez que me lo pides—

-¡Está bien, has sido agradable! –Harry admitió- ¿Eso es lo que querías oír?

Draco sonrió lenta y calculadoramente.

-Bien, bien. Realmente quieres ver a tu serpiente despierta. Hmm, como dijiste, soy Slytherin, lo que quiere decir que necesito un momento para descifrar en qué me puedo beneficiar de esto… Oh, ya sé. ¿Qué tal Draco, me disculpo por mi comportamiento grosero de hace un rato?

-Estás bromeando. –Harry jadeó, dividido entre indignación y risa.

-¿En serio? –Draco levantó una mano y estudió casualmente sus uñas.

-Snape lo hará por mi más tarde, ¿Sabes?

-Sí, lo sé, -Draco estresó- Severus sabe lo que pienso de las serpientes, pero sin duda que nuevamente pondrá tus intereses ante los míos. ¿Por qué no? ¡Tú eres el héroe que nos salvará a todos! Podrías usar esta instancia como oportunidad para admitir que no eres tan jodidamente perfecto después de todo ¿Sabes? Pero no¸ solo me vas a mandar y esperar que Severus—

-Draco, me disculpo por mi comportamiento grosero de hace un rato. –Harry suspiró.

-Yo también me disculpo. –Dijo Draco, sorprendiéndolo. Levantó la varita y susurró el encantamiento, luego se alejó un par de pasos cuando Sals comenzó a despertar.

-¿Qué tal? –Harry murmuró a su palma, acariciando la cabeza y espalda de Sals con sus dedos- ¿Me recuerdas? Te extrañé mucho.

Dudley estaba boquiabierto.

-¿Q—Qué está haciendo?

-Oh, está hablando Parcel. –Draco comentó, estremeciéndose- El Lenguaje de las serpientes. Harry puede hablar con las serpientes, ¿Asqueroso, no?

-Es… horrible –Dudley gimió- Oh, me siento mal, suena como… como un siseo largo y feo…

Sals levantó su cabeza y se movió de lado a lado, ubicándose. Deleitado, Harry se inclinó más sobre su palma y le dio un pequeño beso en la cabeza.

-¡Oh mi Dios! –Dudley exclamó, al mismo tiempo que Draco reclamaba- Merlín.

Harry sonrió y levantó la mirada, observando la forma en que Draco y Dudley se mantenían al otro lado de la habitación.

-Parece que tienen algo en común. –Les dijo y rio.

A Continuación en Un Año Como Ningún Otro:

Capítulo Treinta y Siete: Tres Magos y un Muggle.