Aclaración: Los personajes y todo aquello que identifiquen es propiedad intelectual de J.K. Rowling, solo la trama es mía.
Epílogo!
Bien, pues después de mil millones de años de haber iniciado esta historia, aquí les traigo la última parte. Ha sido un honor escribir para ustedes, leer los reviews que se toman el tiempo de dejar y saber que he logrado sacarles por lo menos una sonrisa de vez en cuando.
Es difícil escribir esto; Casi Embarazados es una historia que he tenido mucho tiempo bajo mis alas, y decir "Se terminó" es como desprenderse de un hijo. Pero como les he dicho antes, no hay que alargar las cosas más de lo necesario, porque entonces pierden su magia.
Mil gracias por permanecer constantes y seguir leyendo hasta este punto, de verdad millones de gracias.
Cuando inicié con esto no esperaba que nadie más que mis amigos cercanos lo leyeran, y ahora me doy cuenta de que muchas personas, más de las que podría haber soñado, le han dado oportunidad a este raro fanfic.
Gracias por los 1853 reviews, cada uno de los cuales he leído y tratado de responder.
Gracias por los 234 412 views.
Gracias por los 730 Favs.
Gracias por las 570 Alerts.
Gracias por seguir estos 24 Capítulos, y por leer cada una de estas 126 303 palabras.
Nos vemos en las siguientes historias!
"Aquellos que creen en la magia están destinados a encontrarla."
El paso del tiempo es algo mágico, un día se puede ser alguien específico, y al día siguiente todo lo que parecía real deja de serlo y tus más locos sueños te golpean en la cara como diciendo "Hey, ya estamos aquí, ahora qué?", y es en ese preciso momento en el que miles de dudas acribillan tu cuerpo haciéndote dudar de tus propias capacidades, tal como el día en que Hermione aceptó casarse con él… en sentido figurado, claro está.
El viento soplaba furioso en la costa, enredando sus cabellos castaños, haciéndola lucir como una niña con las mejillas sonrojadas por el frío y los ojos brillantes, maravillados ante la belleza de la puesta de sol sobre las olas del mar. Pero él, Draco Malfoy, era completamente ajeno a la belleza que lo rodeaba, para él el único ser digno de adoración era precisamente ella, Hermione, saltando sobre la arena, jugando a escapar del agua, riéndose a carcajadas con ese sonido cristalino que tanto le gustaba.
Luego de unos momentos más de contemplación y risas, ella se acercó a él buscando cobijo bajo su brazo.
-Ahora me dirás para qué me has traido aquí, Malfoy?.- preguntó ella, apartándose el cabello de la cara.
-Paciencia, Granger.- respondió él con una sonrisa burlona bailando en sus pálidos labios.- Aunque, claro, esa no es una de tus virtudes, cierto?.- finalizó enarcando una ceja, mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo.
-Y lo dice el tipo que me pidió matrimonio solo por que por alguna estúpida razón lo besé?.- contraatacó ella, entornando los ojos con malicia.
-Oh, demonios, Hermione, nunca olvidarás eso? Estábamos ebrios, por Merlín!
-Corrección, nunca dejaré que lo olvides.- respondió la castaña giñándole un ojo.- Como sea, no te sientas tan mal, la que aceptó casarse con el hurón narcisista fui yo, así que supongo que estamos a mano con eso de los niveles de idiotez.
-Respecto a eso… Granger…- Draco detuvo su andar y clavó sus ojos grises sobre ella.- Sinceramente te arrepientes de eso?
-De casarme ebria, sobornando a un juez de registro civil, con un tipo al que no conocía y que de hecho me odiaba? Sí, me arrepiento.
-En… serio?.- Preguntó el rubio con mirada atormentada al escuchar aquellas palabras.
-Oh, claro que si.- afirmó ella, para después abrazarlo con dulzura.- Me arrepiento de que haya tenido que ser así; me hubiera gustado no se… estar sobria por ejemplo; oh, y que nos amaramos, o por lo menos nos cayéramos bien; pero en fin, así ocurrió y gracias a ello estamos aquí.
-Pero es que no tiene por qué ser así.- rebatió él con una sonrisa insinuándose en su rostro.
-Qué quieres decir, Draco?.- preguntó ella, confusa al sentir como el chico soltaba el abrazo.
-Quiero decir que pongas atención y grabes este momento en tu anormal cerebro de rata porque no volverá a suceder una tercera vez.
Sin entender aún, Hermione observó cómo Draco clavaba una rodilla sobre la arena, sacaba un estuche de cristal de su bolsillo y lo abría ofreciéndoselo.
-Hermione Dolor-de-muelas-Señorita-sabelotodo-Insufrible-rata-de-biblioteca-violadora-de-jóvenes-magos-ebrios-e-indefensos Granger, aceptarías, en nombre de la suerte que tenemos al no habernos asesinado mutuamente aún, casarte conmigo y soportarme por cada minuto del resto de tu vida, la cual posiblemente haga miserable? Prometo fastidiarte, sacarte de quicio y despertar tus instintos asesinos por el resto de mis días.- Draco sacó del estuche un precioso anillo de plata con una esmeralda gigantesca engarzada en él.- Pero sobre todo, prometo amarte hasta que duela, estar contigo siempre, enamorarte todos los días, despertar siempre a tu lado agradeciendo al cielo que sigas junto a mi y demostrarte a diario que esta será la mejor elección que hayas hecho en tu vida… Prometo que haré que cada segundo valga la pena, que siempre tendrás motivos para sonreír y que nada podrá dañarte.- Los ojos del chico la contemplaban con ansiosa intensidad.- Hermione, quieres ser mi esposa… una vez más?
En ese preciso momento un enorme caracol marino se estrelló contra su cabeza.
Aún después de tantos años seguía preguntándose por qué demonios ella había creido que le estaba tomando el pelo; de cualquier forma, lo importante es que en la sala de urgencias de San Mungo, luego de una botella de díctamo invertida en su cráneo, ella había dicho que si.
El tiempo, mágico agujero negro que nos engulle con deleite a cada momento, deja de importar cuando se es feliz, al grado de que cualquier día es igual al anterior, pero no nos importa porque nos sentimos satisfechos; y entonces, de pronto llega el momento en que un par de palabras transforman todo nuestro universo y vuelven a desatar el caos en una vida tranquila, feliz y estructurada; y todo lo que creímos saber se escapa de nuestras manos dejando mil dudas dentro del alma.
La boda había sido caótica; desde los paparazzies del Profeta, Corazón de Bruja y sabrá Merlín que otra mierda, hasta las neuróticas madres peleando incluso por el color de los monta dientes y el papel higiénico. A tal grado que una vez pasado "El Día", Draco sintió que se había liberado del peso más grande de toda su existencia: Qué equivocado estaba.
Luego de vivir varios meses en un cómodo departamento sobre el callejón Diagon, Hermione y él decidieron que necesitaban un descanso de la ajetreada vida en Londres, de manera que compraron una casa en las afueras de Hogsmade, con jardines amplios, un porche de madera y un montón de habitaciones. Es demasiado grande, había dicho ella, pero para él era perfecta, nunca nada es demasiado para un Malfoy.
Luego de completar la mudanza, aún después de tomar habitaciones para biblioteca, recámara principal, estudio de Draco, estudio de Hermione, alacena, sala de estar, salón de juegos, salón del té, sala de arte, vestidor, sala de tevevisión o como se diga, dormitorio para los elfos domésticos, salón del Quidditch, cuarto de lavandería, bodega, habitación de la caja fuerte, tres recamaras para invitados y cámara de los objetos tenebrosos (que por supuesto estaba vacía, a excepción de ese espantoso patito de hule que sonaba cada vez que lo tocaba; eso sí era tenebroso) aún sobraban cuatro habitaciones más, que a falta de uso quedaron cerradas permanentemente.
La vida era tranquila y feliz, ambos viajaban por chimenea al ministerio por las mañanas, él al Departamento de Innefables, ella al Departamento de Regulación de Criaturas Mágicas, cada quién comía con sus amigos, y por la tarde al llegar a casa se dedicaban a leer, ver tevevisión, y otras actividades un poco más ardientes.
Pero entonces el caos atacó.
Aquel día parecía tan tranquilo y normal como cualquier otro, Hermione había salido temprano del ministerio y él esperaba encontrarla descansando en casa, sin embargo, ella no estaba ahí.
Alarmado por su ausencia recorrió cada una de las 24 habitaciones de su "modesta" casa sin éxito; desesperado, y sintiéndose un poco idiota, decidió revisar las notas de riforífico, o como se llame esa maldita cosa que enfría alimentos y hace cubitos de hielo, y en efecto, encontró un mensaje de ella, demasiado largo para ser solo una nota.
"Querido Hurón:
Esta mañana en el ministerio ha ocurrido algo realmente extraño, Harry y Ron vinieron a visitarme y me propusieron unirme a un proyecto suyo, yo acepté.
Montarán una compañía de strippers europeos y yo seré la estrella, en un momento más tomaremos un traslador hacia Brasil, (has oído lo ardientes que son los brasileños?), me duele en el alma dejarte tan repentinamente, pero quiero seguir mi sueño, se que me apoyarías, siempre he querido ser una bailarina exótica, y ya sabes que tengo fetiche con los marineros (recuerdas el disfraz de pirata de aquella vez?), asi que le pediré a Harry que la primera función sea en un puerto. Si mi alcoholismo me lo permite (y estoy segura de que seré alcohólica, porque trabajar toda la noche no es fácil), ahorraré lo suficiente para venir a verte en navidad, cuidaré no contagiarme de nada para poder darte tu Noche Buena, pero por si acaso, traeré preservativos (si me alcanza), si no, guarda los de anoche, creo que con un froteggo quedarán como nuevos.
Te amo, pero tu me enseñaste a luchar por lo que quiero, y de verdad quiero esto.
Hasta siempre, cielo; no te atrevas a olvidarme.
Besos, Hermione.
Pd.- No es cierto amor, fui al médico, llevaré sushi para la cena…"
Un suspiro de alivio interminable escapó de los labios de Draco.
Sólo fue al médico!.- exclamó con alivio antes de leer la última línea del mensaje.
"Vamos a ser papás!"
Se imaginó a si mismo comprando enchiladas suizas a las tres de la mañana.
Entonces sí se le vino el mundo encima.
El tiempo, enigma incomprensible, no solo se basta con alterar completamente nuestra vida de vez en cuando, sino que además altera lo ya alterado hasta convertirlo en algo tan fascinantemente complejo que ni siquiera imaginamos cómo podríamos enfrentarlo.
Una vez que conocemos los planes que nos depara el tiempo nos conformamos con una frágil seguridad, comenzamos a planear siguiendo un esquema y creemos, de nuevo, que éste será inamovible. Nunca es así, jamás.
La sala de espera de San Mungo estaba en absoluto silencio, únicamente resonando en el recinto los pesados pasos de un impaciente Draco Malfoy que paseaba de lado a lado con expresión ansiosa. De pronto, el sonido de unos pasos ligeros y apresurados lo sacó de sus cavilaciones, volviendo la mirada a la causa de aquella melodía.
Una pequeña de no más de tres años corrió hasta abrazar su rodilla con ternura, depositando besitos sobre su pierna. Draco contempló con dulzura a la hija de dos de sus mejores amigos y la tomó en brazos. Niccole Zabini era como una muñeca antigua, idéntica a Pansy en cada rasgo, desde el cabello y la piel hasta sus expresiones y gestos, sin embargo, sus enormes y dulces ojos azules eran los de Blaise.
-Tío Draco, ya no te duele?.- preguntó la niña sin dejar de darle besos sobre la mejilla.
-Doler?.- preguntó el rubio sin entender.- Por qué piensas que me duele algo?
-Porque parece que vas a llorar.- explicó ella.- y cuando algo me duele papá me cura con besitos y deja de doler.
Draco sonrió enternecido por la niña, y mientras acariciaba su cabello de bebé, pensó por primera vez que le gustaría tener una hija. Durante todo el embarazo de Hermione ninguno de los dos había tocado ese punto; habían decidido que fuese sorpresa, para hacer el asunto de la paternidad más interesante.
-Ya no me duele.- respondió Draco depositando un beso en la frente de la niña; ella sonrió y se revolvió en sus brazos para que la bajara al piso, en cuanto lo hizo fue corriendo por donde había venido.
-Cómo lo llevas?.- preguntó una voz a sus espaldas.
-Mal.- respondió el rubio volviéndose hacia Theodore Nott, que encendía con calma un cigarrillo.- Qué demonios haces? Estamos en un hospital, aquí no se fuma idiota.- regañó Draco clavando su furiosa mirada sobre el ojiverde.
-Luna me prohibió fumar frente a los niños.- protestó el castaño.- y ahora mi supuesto mejor amigo me traiciona.
-Eres un bruto.- vociferó Draco, extendiendo la mano hacia Theo.- a la mierda, dame uno, los nervios me están matando.
Las horas pasaron lentas, cada segundo arrastrando consigo el cadáver del anterior; poco después Harry Potter se unió a la espera, tratando de tranquilizar al rubio más neurótico de todo Londres.
-Solo es un poco de espera, todo irá bien, Malfoy.- decía el pelinegro con calma.
-Es fácil para ti decirlo, como tu y la mini-Weasley parecen conejos.- acusó Draco.- Cómo demonios se consigue tener tres hijos en tres años? Están enfermos, comienzo a pensar que Snape tenía razón con esa cosa de Edipo.
Theo rompió en carcajadas, y Harry, lejos de molestarse, posó su mano en el hombro de Malfoy.
-Sin importar cuántos hijos tengas, siempre será la misma angustia de la primera vez, Draco.- explicó el Elegido con calma.- La espera siempre parecerá eterna, pero vale la pena. Hermione estará bien, y tu hijo también.
-Hijos.- acotó la voz de la medimaga que emergía de la sala de partos.- Señor Malfoy, felicidades, son gemelos.
Y ahí, en ese preciso momento es donde Merlín, Buda, Alá, Jesucristo, Ctulhu, el Diablo, Mahoma y todos los dioses habidos y por haber se rien de tu cara de idiota; esa que solo puedes poner cuando te explican que lo que planeaste está mal, porque en lugar de una cuna necesitarás dos, en lugar de un biberón, prepararás dos, y en lugar de un hijo, amarás a dos… y a pesar de todo, eres el hombre más afortunado, porque has sido bendecido por dos.
-Draco, cariño, es hora.- la voz de su esposa lo sacó de sus memorias y se encontró de nuevo en su sala de estar, frente a la mujer que se había convertido en su vida entera.
Hermione Granger, quien nunca renunció a su propio apellido, en lugar de opacarse por los años había aumentado su belleza con el pasar del tiempo; lucía la misma cintura delicada y el cuerpo firme y fresco que Draco tomara veinte años atrás; su cabello, más largo ahora seguía siendo del color del chocolate y sus ojos refulgían con esa inteligencia aguda que siempre le había fascinado. A sus 37 años Hermione Granger continuaba siendo su musa, la mujer más hermosa en la historia del mundo.
-Puedes creerlo? Me siento tan anciano.- dijo él acercándose hacia ella.
-Pues tus fans no piensan eso.- dijo ella señalando la edición del Profeta que descansaba sobre la mesa de centro.- "El hombre más codiciado de la comunidad mágica: Magnate, hombre de familia e inalcanzable".- citó ella mientras le acomodaba la solapa de la túnica de gala.
-No me importa lo que piensen una bola de niñatas con exceso de hormonas.- rebatió él con un gesto de fastidio.- Te das cuenta que nuestros bebés ya son adultos? Te das cuenta que teníamos su edad cuando nos casamos?… la primera vez. Oh, Merlín, donde a Rose se le ocurra casarse ahora, te juro Hermione que la envío a un convento en Suiza!
-Tu no vas a mandar a nadie a ningún lado.- regañó ella suavemente.- Los chicos tienen que crecer, es el ciclo de la vida, al contrario, hay que dar gracias porque son tan buenos muchachos y nos han dado tantos motivos para estar orgullosos.
-Es cierto, mi Scorpius aplastó al hijo de Potter en las últimas cuatro temporadas de Quidditch.- dijo Draco con satisfacción.
-Oh, ya vas a empezar?.- preguntó la castaña rodando los ojos.- Madura Malfoy.- dijo apretando un poco más de lo necesario el cuello de la túnica de su marido.
-Qué? Tu dijiste que hay que estar orgulloso de los chicos.- se defendió él.- Y mi Rose, premio anual como sus padres, acabó con la hija de Weasley en la competencia por la beca a Praga!
-Hey, Rose es muy inteligente también…
-La OTRA Rose.- puntualizó el rubio, refiriéndose a la hija de Ron y Padma.- Nunca fue rival para MI Rose.
-Oh, cállate, Malfoy.- lo frenó ella depositando un beso sobre sus labios.- Vamos, ya es tarde y no queremos perdernos la graduación de los chicos.
A regañadientes, Draco Malfoy permaneció en silencio todo el trayecto hasta el colegio de su infancia. La nostalgia se apoderó de su corazón de serpiente al contemplar la enorme construcción de piedra donde había conocido a sus mejores amigos, y donde por una pelea estúpida había encontrado al amor de su vida.
Encontrándose frente a Hogwarts, Hermione no pudo sino sonreír al pensar en la suerte que tuvo aquella mañana de septiembre al encontrar la carta que cambiaría su vida. Con calma contempló a su ahora esposo, y sintió la misma sorpresa de siempre ante lo guapo que era, a pesar de los años, nunca acababa de acostumbrarse a su genética perfecta.
Conservaba el cuerpo atlético de sus días de Quidditch, salvo que ahora su rostro, aunque lucía joven, tenía una expresión más madura; una perfecta barba de tres días daba a sus mejillas ese tacto rudo que tanto le gustaba, sus ojos de plata aún conservaban la frialdad y altanería de siempre, ese aire de misterio escapando de su sonrisa torcida, y el cabello rubio que caía tan elegantemente sobre su frente de alabastro.
Un grito de alegría la devolvió a la realidad; ambos padres se volvieron hacia sus amados hijos.
Rose era una joven realmente hermosa, con el cabello rubio como el de Draco y rizado como el suyo; su cara era idéntica a la de Hermione, salvo por los ojos de un gris azulado tormentoso; y su Scorpius , era un auténtico monumento: tan alto como su padre, con el cabello castaño y lacio, y el rostro idéntico al de Draco desde la sonrisa cretina hasta la mirada retadora.
Su hijo corrió directo hacia ella, levantándola en brazos, mientras Rose se abalanzaba sobre Draco en un abrazo constrictor. Definitivamente, la efusividad viene de mi lado de la familia, pensó la castaña.
La ceremonia de Graduación se desarrolló como todas las demás desde mil años atrás; luego de las formalidades y los lloriqueos, los jóvenes egresados continuaron celebrando en el gran comedor con el baile de Graduación.
El despacho del director conservaba su apariencia, tal y como en los tiempos de Dumbledore, salvo que ahora éste, Snape y la profesora McGonagall se habían añadido al muro lleno de retratos de los exdirectores del colegio.
Luna Lovegood, ahora Luna Nott, se encontraba inspeccionando las criaturas disecadas que decoraban lo alto del librero de Harry; después del colegio, la rubia había tomado la carrera de bióloga mágica, y sorprendentemente, lo que había elevado su carrera a niveles astronómicos fue la demostración de la existencia del Snorckak de Cuernos arrugados, sobre el cual escribió un libro que dedicó a su padre; por su parte, Theodore Nott, que charlaba animadamente con Zabini, había dedicado su vida a comercializar entre los magos los inventos muggles, adaptándolos al funcionamiento mágico, tanto así que el mundo mágico ya contaba con internet y tenían su propio Magicpedia.
Blaise Zabini, por increíble que parezca, incursionó de lleno en el negocio de la moda, creando en colaboración con Pansy una exclusiva línea de ropa y accesorios que ha conquistado el gusto de todas las mujeres del mundo mágico. Es decir, ella se encarga del diseño, y él de las finanzas, un equipo perfecto.
Ron Weasley ha sido recientemente nombrado director de seguridad mágica de Gran Bretaña, consolidando por todo lo alto su deseo de convertirse en Auror y sobrepasando ampliamente sus expectativas, y Padma, su hoy esposa, se dedica tranquilamente a cuidar de sus cinco hijos y escribir cuentos infantiles que, de hecho, comercializa una de las empresas Malfoy.
Harry Potter, el niño que vivió, luego de muchos años de dedicarse a enseñar Defensa Contra Las Artes Obscuras, ha encontrado su lugar en el mundo, tomando la dirección del colegio de magia más importante de toda Europa, mientras su esposa triunfa como capitana del equipo de Quidditch, las Arpías de Holyhead.
Draco Malfoy lucha por su candidatura para Primer ministro de magia, y Hermione Granger se dedica a Promover los derechos de todas las criaturas mágicas; además, claro, de dirigir entre ambos las numerosas y ridículamente multimillonarias empresas Malfoy, que algún día pasarán a manos de sus pequeños, que dejaron de ser "feos y asexuales muñecos de plástico" y se convirtieron en hermosos niños de verdad.
Harry Potter, el actual director de Hogwarts, el más joven en la historia del colegio, los recibió cálidamente haciéndolos pasar para reunirse con los demás.
-Draco, hermano!.- saludó Theo apretando a Draco como si la vida se le fuera en ello.
-Cuidado Hermione, dicen que a los cuarenta se les voltea la tortilla.- susurró burlonamente Zabini al oído de la castaña.
-Idiota!.- Bramó Draco, soltando un puñetazo en el hombro de su idiota amigo.
-Ves? Esto si es amor varonil!.- dijo Zabini con tono burlón, esforzándose por disimular el dolor del golpe.
-Ay si, mucho amor.- se burló Ron, pasando su brazo sobre el hombro de Harry.
-Las serpientes amorosas!.- secundó Harry soltando una carcajada.
-A quién le dices amoroso, Potter?.- preguntó Draco, retadoramente.- Estoy seguro de que puedo patear tu decrépito trasero con tanto amor que tus nietos nacerán con la suela de mi zapato tatuada en una nalga.
-Ya lo veremos, Malfoy.- respondió Harry clavando sus ojos verdes sobre los grises del rubio.
-Al campo de Quidditch..!.- lanzó Ron como grito de guerra.
Y así, sin más, los respetables adultos abandonaron el despacho ante el silencio atónito de sus mujeres.
-Hombres, no importa cuántas canas traten de esconder, siguen siendo unos niños idiotas.- dijo Pansy bebiendo su Whiskey de Fuego.
-Blaise tiene canas?.- preguntó Ginny, riendo a carcajadas.
-Theo también tiene.- dijo Luna inocentemente.- incluso en lugares donde no sabía que podían salir.
-Tienes que contármelo todo, Lovegood!.- dijo la ex serpiente sonriendo con malicia.
El campo de Quidditch lucía desolado, todo el mundo se encontraba en el gran comedor disfrutando de su último baile escolar; sin embargo, los hermanos Malfoy discutían cuestiones de vida o muerte sentados en las gradas de Slytherin.
-Perdiste.- dijo Scorpius Malfoy, mirando fijamente a su hermana.
-Que sean 6 de diez?.- preguntó ella, observando con frustración cómo su hermano negaba con la cabeza.
-No pienso pasarme toda la noche de graduación jugando bezoar, veneno o embrujo contigo.- dijo el castaño, tomando entre sus manos las manos de Rose.- Vamos, Rosie, no es tan difícil…
-Que no es tan difícil? Papá me va a matar!.- dijo la chica abrazando desesperada a su hermano.
Scorpius acarició con ternura el cabello de su hermana y soltó un profundo suspiro.
-Está bien, yo le diré primero a papá que le voy a dar un nieto…- un silencio tenso se instaló entre los dos.- pero después tu tienes que decirte que te vas a casar con Albus Potter.
En ese momento, la furiosa voz de Draco Malfoy les hizo saber que se había desatado el infierno.
Fin