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-ƸӜƷ-

CAPITULO 4

PEÓN DE SACRIFICIO

-ƸӜƷ-

En la venganza, el más débil siempre es el más feroz —Honoré de Balzac

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¿Qué significa ser un ninja, Hinata?

Si-Significa ser un guerrero de las sombras, un maestro de espionaje y enfrentamiento en lo… o-oculto —musitó Hinata con su vocecita tímida y casi imperceptible. Todas voltearon a mirarla y Chiyome le sonrió aunque su mirada le taladraba con cinismo.

Bien contestado, Hinata, por algo eres una Hyuga —alabó pero al segundo siguiente le miró con dureza —, así que si eres una Hyuga no tartamudees cuando hablas, si estás segura de tu respuesta no tienes por qué tener miedo y si no lo estás no debes dejar que nadie lo note.

Hinata agachó la cabeza con las mejillas rojas y los ojos llenos de lágrimas. Algunas la miraron con compasión.

¿Has entendido?

S-Sí.

Sí, Chiyome-sensei —le corrigió —. O solo si Chiyome-sama o Chiyome-san, llámame como quieras, pero no tartamudees ni llores o te daré motivos reales para que tiembles. ¿Está claro? ¡Responde!

S-Sí.

Vuelve a hacerlo.

Hinata no pudo, sentía un nudo en la garganta, tan aterrada como humillada se llevó una mano a la boca como si con eso pudiese protegerse de la mirada fría de Chiyome, sentía que si abría la boca echaría a llorar al instante como cuando su padre le retaba y la disminuía.

¡Hinata!

Abrió la boca, un sonido estrangulado escapó de sus labios y luego sollozó.

No seguiré con la lección hasta que no me digas un simple "Sí" sin temblar de miedo o llorar —dijo Chiyome irritada sin importarle su llanto — ¡¿Cómo se supone que…?!

¡Oiga, ¿no se está pasando?! —Hinata miró entre sus lágrimas aterradas a Sakura levantándose bruscamente de su sitio con los ojos verdes fieros y determinados, fulminaba a Chiyome con la mirada aunque sus puños tensos demostraban su miedo. Difícilmente alguna de ellas podía mirar o reclamar algo a Chiyome Mochizuki sin sentir terror.

Chiyome entrecerró los ojos.

Haruno Sakura, Konoha ¿No?

Sakura alzó la barbilla temblorosa.

Sí.

Tienes carácter —determinó de forma fría y una sonrisa despiadada surcó sus labios —, será entretenido romper tu espíritu.

Hinata no fue la única que se estremeció de pavor, Sakura palideció pero eso no le impidió replicar.

¿Qué se supone que significa eso? —exigió con voz temblorosa y aguda.

Sakura, siéntate, ya has hecho suficiente —le cuchicheó Ino tensa tirando del borde de su vestido —. Siéntate ya.

Yamanaka Ino, Konoha también —Chiyome volvió sus ojos hacia la niña rubia y soltó una risita divertida que las estremeció —. De las cuatro de Konoha solo tú eres la que tiene el concepto y percepción más correcta sobre ser un ninja, tus calificaciones también fueron buenas. Tu madre murió cuando eras una niña y tu padre intentó en lo que podía criar una hija y liderar un clan, creciste admirándolo y aprendiendo a ser fuerte para ayudarle en lo que podías. Eres la menos entretenida pero la mejor entre ellas: fuerte, inteligente, perceptiva y dura, no te andas con niñerías ni sentimentalismo barato, has aprendido a fortalecer tu carácter sola y eso me gusta.

Sakura se tensó aún más mientras Chiyome alababa a Ino que mostró una cortés pero fría sonrisa.

Tenten bufó de forma despectiva. Chiyome volvió su atención hacia ella.

Tenten —dijo. Tenten no se sobresaltó pero hubo cautela y resentimiento en sus ojos —. Una pobre niña sin apellido siquiera, que debe esperar a un marido para ser alguien en la vida…

¡No necesito nada de eso! —chilló Tenten cayendo ante la provocación y recordando los susurros que le rodearon cuando decidió ser una ninja, los susurros sobre su origen burdo, simple y deshonroso. "Las mujeres como tú solo deben esperar sentadas en la casa al marido que después de todo es el que les dará apellido y existencia" —. ¡Yo puedo valerme por mi misma! ¡Pon un arma en mi mano y verás lo que puedo hacer! ¡No necesito esta porquería de entrenamiento humillante! ¡Yo quiero ser como Tsunade-sama, no como tú!

Chiyome le sonrió un momento, luego le dirigió una mirada espantosa, tan llena de instinto asesino que incluso las tumbó a todas en el acto. A absolutamente todas.

Hinata acabó volcada a un costado de Ino, que temblando tanto de miedo como de rabia había sostenido a Sakura para protegerla del golpe, la sangre le goteaba de los puños cerrados. Hinata no hizo nada para acomodar su posición aunque sentía como la pata de una silla se le incrustaba en el costado, estaba demasiado aterrada como aquella vez cuando Sabaku No Gaara casi la mató con su arena. Aquel instinto asesino devastador había hecho añicos su espíritu.

Tenten observó a Chiyome desde el suelo con las pupilas dilatadas de horror y el cuerpo temblando sin control.

Eres tan repugnantemente estúpida —le siseó con crueldad saltando hacia su sitio y volcando las sillas sin importarle a quien golpeaba o apartaba a la fuerza. Tomó el mentón de la niña aterrada y le acarició los labios agrietados, Tenten se había negado a comer o beber en los dos días que llevaban ahí —. No vienes de un clan ninja, no vienes ni siquiera de una familia que te pueda legar un apellido y te atreves a levantarme la voz ¿A cuestionar mis métodos? ¿Qué sabes tú de ser un ninja, chiquilla tonta? Has jugado a fingir serlo encerrada en esa aldea mediocre sin conocer como es el mundo realmente, sin saber lo que significa realizar un sueño o una meta ¿Rudeza? ¿Fuerza? ¡No seas tan creída! ¡Nunca vas a llegar a parecerte a Senju Tsunade con esa estúpida ideología!

Y la soltó.

Luego dirigió su mirada al resto que le observaba en impactado silencio.

Esbozó una sonrisa atroz.

Si no quieren verme de mal humor no me tienten y tampoco mencionen de nuevo a esa mujer delante de mí —se cruzó de brazos con majestuosidad —. Ahora están bajo mis órdenes, ahora yo las voy a entrenar y van a conocer lo que significa ser un ninja real. La mayor parte de ustedes está prácticamente echada a perder, eso es lo que pasa cuando un ninja se entrena con tontos ideales de paz. Antes de las aldeas las Kunoichis eran temidas incluso por sus compañeros varones, ahora se ponen a perseguir chicos chillando como loros, antes ponían a sus pies a todos, ahora se ponen de rodillas ante otros…ustedes representan la vergüenza más grande del arte de la guerra y la seducción. Una Kunoichi es un ninja mujer, es experta en ninjutsu, taijutsu, genjutsu, espionaje, asesinato y la cama, no me vengan a discutir cuando ni siquiera están informadas bien de lo que soy —dio una patada a la silla más cercana enviándola hasta la pared donde se hizo añicos con facilidad, las astillas cayeron sobre dos chicas de Kumo —. Sí, voy a entrenarlas bien para que sean dóciles y complacientes, para que abran las piernas y finjan orgasmos, para que sonrían, bailen y entretengan, para que reciten versos y hablen con propiedad, para que seduzcan, conquisten y enamoren. Voy a enseñarles lo que es el sexo, lo que es el deseo y la lujuria, la lujuria cruda y real, no esas tontas fantasías que tienen en su cabeza, voy a enseñarles a ser las mejores amantes pero también las mejores guerreras que habrá. Ustedes lo sabrán todo, sabrán tanto de cama como de ninjutsu, sabrán de poesía como de armas, sabrán de baile como de medicina, sabrán de etiqueta como de asesinato, sabrán de ambas cosas porque una Kunoichi es una maestra del arte de la guerra.

Hoy lloran por mis palabras, mañana se pintaran los labios con la sangre de sus enemigos; hoy son estas niñitas débiles, tontas, rudas y sin pizca de gracia, mañana serán las mujeres más deseadas y las más letales. ¿No desean poder? ¿No desean ser fuertes? Hay cosas que solo una mujer puede hacer, cosas que se consiguen con una sonrisa y con encanto, de eso trata ser una artista del asesinato. Voy a despertar el deseo sexual de sus cuerpos ingenuos y aunque lloren y odien van a disfrutar también tanto del sexo como de la sangre que derramaran, solo así serán el arma perfecta que todos desean que sean. Solo así tendrán utilidad.

Se detuvo un momento al contemplar sus diferentes expresiones: el horror, el terror, la indecisión, la ambición, el interés, el desinterés, el escepticismo, la inseguridad y todo lo demás.

El arte de la seducción requiere paciencia y ser una Kunoichi no es un camino de rosas tanto si te acuestas con tu enemigo como si simplemente le rebanas la garganta en una batalla. Van a llorar lágrimas de sangre, van a perder la dignidad, la moral e incluso la razón, se perderán a sí mismas y luego renacerán para que sean moldeadas a mi antojo. No tiene caso intentar evitarlo, mientras más lo hagan más doloroso será, mientras más se aferren a los recuerdos y a los sentimientos más les arrancaré la cordura pedazo a pedazo y lo haré de tal forma que van a desear la muerte pero nunca la tendrán. Pueden odiarme, ódienme, el odio es un sentimiento poderoso, el odio las mantendrá a salvo de todo, del amor, del dolor, de la ira y también les permitirá ser libres realmente…

De improviso cogió a Tenten del cuello y la elevó en el aire desgarrándole la blusa china que portaba. La tela andrajosa cayó y Tenten se agitó ahogándose y buscando aire, sin embargo Chiyome no quería su vida, sacó un kunai y sin que nadie pudiese evitarlo hizo tres cortes en la piel de la niña con tanta fuerza que la sangre salpicó y la tela de su sostén deportivo se desprendió dejándole expuesta ante todas. El grito desgarrador de Tenten se perdió en su violenta caída cuando Chiyome la soltó con una sonrisa torcida y lamió las gotitas de sangre que le habían caído en el rostro.

Tenten quedó tendida sobre un montón de sillas, con la pierna en un ángulo extraño, el cuello marcado y los senos descubiertos. Sin aire y sin dignidad lloró entre espasmos y quejidos, la piel desgarrada ardía pero ella no podía moverse, el golpe la había fulminado.

Hinata intentó levantarse pero Ino se lo impidió, con los ojos azules duros ella miraba casi tan acababa como todas los cortes en la piel de Tenten, los cortes que eran caracteres a la altura del corazón.

Sakura aspiró con brusquedad y horror.

Hinata solo alcanzó a formar la palabra con sus labios sin darle sonido antes de que Chiyome le abriera la chamarra con brusquedad.

く ノ 一

(Kunoichi)

Gritó.

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— ¿Qué significa ser un ninja? —la pregunta del instructor no llamó la atención de nadie, los niños jugaban, reían y se tiraban papelitos sin control. En aquel ruidoso salón con los nuevos aspirantes a ninjas en el final de la primera semana de clase el término "paz" era más notorio que nunca. Ser ninjas era ser héroes, era defender la aldea y ser reconocidos, la mayoría no entendía porque debían responder una pregunta tan obvia y tampoco estaban dispuestos a hacerlo, especialmente porque el maestro era el más aburrido y el menos respetado de todos.

Shino Aburame se ajustó los lentes y miró con inexpresiva resignación al montón de niños que celebró el timbre que daba por finalizado la clase.

Giró en su sitio acostumbrado a ello, fue hacia la mesa, ordenó los documentos y apuntes que hacía día a día para sus clases aunque rara vez los usaba porque se negaban a escucharlo u obedecerlo. En tiempos de paz los ninjas no tenían muchas misiones y entrar de instructor solo había sido por su tiempo libre y por orden del Hokage, aunque desconocía las razones de esto último.

—Un ninja es un guerrero de las sombras, un maestro de espionaje y enfrentamiento en lo oculto —Shino giró ante la voz que recitó aquello. Una niña le miraba con los cuadernos sujetos en sus brazos, se mantenía indecisa entre quedarse o irse, parecía curiosa pero también triste.

Se irguió y asintió.

—Muy bien expresado.

—Pero no es suficiente ¿no? —preguntó.

—No, no lo es.

— ¿Por qué no, sensei? —Susurró la niña agachando la cabeza — ¿Por qué no es suficiente eso?

—Trabajar en lo oculto, ser un maestro del espionaje, ser un guerrero en las sombras requiere de muchos talentos y de pocas emociones —explicó Shino con tranquilidad, estaba un poco sorprendido de que alguien le preguntase algo para variar —. Los ninjas son catalogados como asesinos silenciosos, por supuesto, en tiempos de paz las misiones son sencillas y no necesariamente requieren asesinatos, hay diversas cosas que se pueden hacer como ninja y el rango te facilita o dificulta el acceso a estas. Sin embargo, mientras más escales, mientras más fuerte te vuelvas tus responsabilidades también se elevan, ser considerado un héroe, ser reconocido por amigos y enemigos también significa que eres temido, ser temido te sirve para proteger a quien quieres pero también te convierte en un monstruo ante otros. Ser un ninja significa vivir con todo eso, soportar el peso de las decisiones y acciones que se tomen por el bien de aldea y eso no resulta sencillo.

— ¿Significa que debemos proteger a personas que no conocemos? —la niña pareció comprender un poco y sus labios temblaron — ¿Morir sin que tenga significado?

— ¿Cuántos años tienes?

—Siete y medio —susurró.

— ¿Cuáles son los requisitos que te solicitaron para entrar al entrenamiento ninja?

—Ser sano en cuerpo y mente. Tener una mente que sea capaz de soportar el duro entrenamiento y trabajo y…—de pronto ella abrió los ojos entendiendo la pregunta —…y amar a la aldea y querer ayudar a preservar la paz y la prosperidad de esta.

Shino asintió sin emoción.

—La mayor parte de ustedes entra sin meditar realmente lo que se les pide, no es que sean culpables, son solo niños, no tiene aún la experiencia ni la madurez necesaria para elecciones así. Normalmente ingresan porque son de familias ninjas pequeñas, de los grandes clanes o porque en una aldea cuya principal destreza es el arte ninja desean no desencajar. No te preocupes por eso, aún falta mucho para que termines tu entrenamiento y para que se evalúe si tienes aptitudes físicas, emocionales y psicológicas para ser una ninja, si no las tienes regresaras a formar parte de la población civil, si las tienes entonces encontraras en el camino las motivaciones y el significado para que tengas una vida y una muerte ninja digna.

La niña apretó los labios.

— ¿Y para proteger la aldea también? He visto a muchos ninjas, he visto lo felices y orgullosos que se sienten…

—La aldea también, cuando encuentres personas que ames en esta aldea querrás protegerlas y proteger el lugar en el que viven.

—La muerte es inevitable entonces…

—La muerte es inevitable seas ninja o no ¿Has perdido a alguien? —añadió casi al instante notando el especial interés en ese tema.

—Soy huérfana —dijo entonces encogiéndose de hombros —. Mis padres murieron en una misión, no quería ser ninja…

— ¿Qué haces aquí entonces? —preguntó quizá con rudeza pero también con cierta razón.

—Quería saber, comprobar si es tan bueno para dejar todo atrás. Ellos me dejaron a mí por una misión —dijo con algo de resentimiento infantil —. Si ser ninja es tan bueno para dejar a tu hija recién nacida…

—Recita el poema ninja "Arma". Lo aprendieron en el primer día de clase.

Ella lo hizo al instante con cierta monotonía extraña para alguien de su edad.

—Un ninja espera pacientemente oculto, en silencio ante el clamor de cientos de enemigos porque conoce la importancia de elegir el momento propicio para cada cosa y espera el agotamiento o el error de su adversario.

— ¿Cómo lo interpretas?

—Como la definición de un ninja, significa que debe ser alguien silencioso, alguien a quien los adversarios no deben notar llegar, preservar las misiones y llevarlas al éxito sin importar cómo.

—Exacto —dijo Shino con tranquilidad —. Un ninja debe cumplir las misiones sin importar cómo, sin importar los sacrificios que se deba hacer, incluso apostar su vida si eso lleva al éxito, solo al éxito. Aprendemos, entrenamos y pulimos nuestros talentos para obtener lo mejor y solo lo mejor y si morimos en el proceso al menos será con la certeza de que hemos cumplido nuestro deber, un ninja solo puede caer en batalla, un ninja solo puede caer con la victoria en sus manos. El fracaso es amargo pero la pérdida es mortal, saber que has triunfado aunque mueras es lo único que te puede dar paz, llevar a tu equipo y a ti mismo a la muerte y al fracaso es una condena terrible y contundente. Si tus padres murieron debió ser con la frente en alto, cumpliendo su misión y estando seguros que su hija estaría a salvo en la aldea que protegían. Los padres protegen a sus hijos y hacen elecciones y sacrificios que muchas veces no se entienden hasta mucho después. ¿Has entrado para obtener una respuesta? Entonces obtenla, esa es una motivación más grande que entrar por la fuerza o por moda.

— ¿Y si murieron sin cumplir su misión? —cuestionó ella frunciendo el ceño — ¿Si murieron sin honor?

—El honor es relativo en el mundo en que vivimos —sentenció Shino —. Ya te lo he dicho, aquí los llamamos héroes, en otros lugares los llaman monstruos.

—Pero si…

—Entonces no puedes hacer nada, nada excepto conseguir tu respuesta y saber si este camino vale la pena. Eso es algo a lo que yo no puedo responder.

La niña suspiró.

Shino la miró sin rastro de emoción.

—Tenía una compañera, se llamaba Hinata, era bastante amable y tímida, era una buena persona pero su carácter era demasiado blando y decepcionante para el clan Hyuga. Debes haber escuchado sobre el clan Hyuga.

—Es el segundo clan más antiguo, honorable y poderoso de Konoha.

—Técnicamente debería ser el tercero, pero el clan Senju desapareció al formarse Konoha y hoy en día muchos de los habitantes de la aldea deben provenir de sus ramas extintas. Pero si, esa es la idea, es el segundo clan más poderoso y es también el único que aún sigue tradiciones firmes y antiguas. Hinata era su heredera, era su derecho y su deber, pero se le arrebató porque no la consideraron digna de él. Hinata no tenía nada malo, tenía un cuerpo y una mente sana, era amable, reservada, educada y bondadosa, nunca le vi hacer berrinche alguno como a Ino o Sakura, era quizá demasiado buena e inocente y eso la arruinó. ¿Entiendes lo que digo? El defecto de Hinata era su inocencia, una inocencia que su clan repudiaba, con la sangre Hyuga en sus venas Hinata debería ser sido muy poderosa y dura pero no lo fue…—murmuró —…Un ninja debe aprender a anular sus emociones, su debilidad y su inocencia con la experiencia, solo así se puede sobrevivir. Si quieres seguir este camino, si quieres encontrar tu respuesta debes ser fuerte, no debes dejar que nadie note lo que sientes porque eso te destruirá inevitablemente.

— ¿Ser bueno es malo?

—No, no lo es —Shino suspiró de forma apagada—. O al menos no debe serlo.

—Su compañera… ¿Qué…le pasó? ¿Murió?

—No, está viva. Fue alejada de la aldea con otras compañeras para un entrenamiento especial para fortalecer su carácter y sus habilidades.

— ¿Sensei?

— ¿Sí?

— ¿Ser una kunoichi es lo mismo que ser un ninja?

"Afortunadamente esas prácticas fueron abolidas casi en su totalidad al formarse las aldeas, las Kunoichis fueron reformadas para comenzar desde cero con nuevos entrenamientos, hoy en día son fuertes e independientes y tiene un orgullo tan grande que se sentirían ofendidas de ser usadas de esa forma. Por eso se desarrollaron tantas técnicas, departamentos y escuadrones de espionaje e infiltración. Las Fuerzas ANBU son consideradas la única excepción a la regla, después de todo los ANBU son ninjas sin existencia, sin emociones, sin moral, son la cascara vacía de una persona destruida en espíritu y cuyo cuerpo respira para ser un arma perfecta"

—Sí.

La niña asintió.

—Entonces intentaré encontrar mi respuesta. Gracias, sensei—y se fue.

Shino se quedó mirando el lugar por donde había desaparecido mientras las palabras de Shikamaru repercutían en su mente y se preguntó si había hecho lo correcto al decirle eso.

Quizá no.

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—Sigo diciendo que esto es una estupidez...

—Ah, ah…

—Tsk, ¿Me estás escuchando siquiera?

—No.

—Maldito Kakashi ¿Por qué siempre te crees tan guay?

—No es mi problema que seas un negado, Obito.

—Si Rin nos ve…

—Si Rin nos ve significa que somos unos fracasos como ninjas. Un ninja siempre examina la situación en silencio y espera a actuar…

— ¡Deja de recitarme las malditas líneas de los poemas ninjas, carajo! —chilló irritado —. Como si no tuviera de la misma cantaleta con Itachi y Shisui en el barrio Uchiha.

—Tu primo y tu hermano son más inteligentes que tú.

—Te juro que…

— ¿Realmente…—una siniestra voz hizo que los hombres se estremecieran en la oscuridad de su escondite. Tras ellos sintieron un chakra escalofriante y tragaron saliva mientras una gota de sudor resbalaba de sus sienes lentamente —…quieren que los mate, no?

—R-Rin…—la voz aflauta de Obito se desvaneció en un chillido poco masculino. El hombre giró lentamente temblando y palideció al ver a su adorada y normalmente amable compañera de equipo sonriendo de forma forzada con los puños preparados. No, no tenía la fuerza de Tsunade-sama, pero era suficiente para hacer que el valor huyera de su cuerpo —Q-Que cosas ¿no?

—Rin —Kakashi fue un poco más sereno aunque no pudo evitar estremecerse también aun sonriendo al ver la mirada oscurecida de Rin y la sonrisa algo nerviosa del joven que la acompañaba. Decidió que solo una cosa podía evitar su muerte temprana —. Obito fue el de la idea.

— ¿QUEEEEEÉ? —el aludido chilló indignado y asustado — ¡Kakashi traidor! ¡No fue solo idea mía, Rin! ¡Te lo juro por mis ancestros! ¡Por mi apellido! ¡Está bien, te lo juro por ti!

— ¡Mueran! —sentenció la kunoichi sin piedad alguna abalanzándose sobre ellos.

El joven que estaba con Rin, de cabello y ojos marrones, prefirió alejarse temiendo despertar también el instinto asesino de su prometida. Los chillidos le alcanzaron a los pocos pasos que dio antes de encontrarse cara a cara con el Hokage y su esposa. El chico se inclinó de forma respetuosa y el rubio líder de Konoha le sonrió amablemente sin hacer caso a los gritos de súplica de sus alumnos, había sido llamado genio por algo y entrometerse en la paliza de Rin a sus dos alumnos sería suicidio.

—Sora —saludó palmeándole la espalda —. Es un gusto verte.

—Gracias Hokage-sama —dijo el joven alzando la cabeza y sonriendo alegremente —. Es un gusto verla también, Kushina-sama.

La mujer de largo cabello rojo le sonrió de forma divertida.

— ¿Qué hicieron esos dos ahora, 'ttebane?

—Nos estaban siguiendo en nuestra cita —Sora sonrió también divertido —. Entiendo que Kakashi-san y Obito-san se preocupen por Rin, pero parece que ella superó el límite de su paciencia.

—Esos dos son unos celosos sin remedio, 'ttebane —Kushina se carcajeó —. Se lo merecen, así aprenden a dejarla de tratar como si fuese de cristal.

—Pensé que ya lo habían aceptado—Minato sacudió la cabeza resignado —. Después de todo en cuanto se casen Rin abandonara Konoha y te seguirá hasta Kusagakure.

Sora pareció algo incómodo.

—No quiero apartar a Rin de su aldea…

—No la estarás apartando, le estarás ofreciendo una vida nueva —El Hokage le sonrió con agradecimiento —. Cuando me fue asignado mi primer y único equipo gennin no estaba seguro de si podría manejarlo, después de todo yo también era bastante joven y los roces entre las grandes aldeas estaban ya en límites irreversibles y unos años después estalló la Gran Guerra. Obito, Kakashi y Rin eran tan pequeños, no quería que su forma de vida fueran tan penosa y oscura, pero éramos y somos ninjas y debíamos responder al título que teníamos. Cuando casi murieron…por un momento creí que había fracasado, que había dejado morir a esos pequeños niños que habían crecido con fuerza ante mis ojos. Nunca te estaré lo suficientemente agradecido por socorrer a Rin durante aquella batalla y salvarle la vida, eso le permitió salvar a Kakashi y Obito durante la batalla por la destrucción del puente Kannabi y eso detuvo la guerra. Ahora le ofreces amor y felicidad ¿Qué más puedo desear para mi alumna?

—Usted fue muy amable al extender su tratado de paz hacia Kusagakure cuando fue elevado a Hokage —dijo Sora con voz solemne —. Gracias a usted tenemos esperanza y paz, no tiene nada que agradecerme. Salvar a Rin fue salvarme a mí mismo, es la mujer que amo después de todo.

Kushina observó el intercambio con una sonrisa nostálgica. Era extraño como los niños crecían ante sus ojos, aun podía recordar a Kakashi, Obito y Rin como esos pequeñajos que iban siguiendo de un lado a otro a Minato, los podía recordar entrenando y cuando ella les llevaba aperitivos o comida; y ahora Rin ya era una mujer lista para dar el último paso para completar su vida y ser plena.

—Rin me estuvo comentando el otro día —intervino la pelirroja haciéndoles un gesto para seguir caminando —. Dejaran el arte ninja una vez que se casen ¿no?

—Estuvimos pensándolo muy bien —dijo Sora —. Creo que ya hemos vivido el tiempo suficiente como ninjas, ya es hora de tener una vida sin esas sombras detrás. No me malinterpreten por favor, pero ser un ninja es bastante sacrificio, admiro mucho a los que siguen siéndolo una vez que han tomado la decisión de una formar una familia, pero para Rin y para mí lo más importante ahora es estar juntos y ser felices el tiempo que podamos. Encontraré un trabajo bueno y decente y Rin seguirá con sus prácticas médicas, pero el arte ninja será parte de nuestro pasado en cuanto unamos nuestras vidas.

Minato le miró con una sonrisa triste. Ciertamente ser ninja expresaba un sacrificio más allá de todo lo humano.

—Gracias —dijo —. Gracias, Rin estará bien contigo.

Sora sonrió.

—A todo esto ¿A dónde estamos yendo?

—Hacia las puertas de la aldea, Kazekage-sama llegará en breve, debo recibirlo —dijo — ¿Quieres acompañarnos?

—Si no hay problema alguno.

—Nah, Gaara-chan es un amor —intervino Kushina jovialmente —. Ojala ese hijo mío fuera también así, 'ttebane.

—Kushina…—

—Sí, sí, protocolo —afirmó la pelirroja rodando los ojos —. A Gaara no le molesta.

—Que no le moleste no significa que…

—Ah, Minato, deja de ser tan pesado, 'ttebane —le chilló la mujer tirando de una de sus mejillas —. La paz no se construye solo con formalidad sino también con amistad.

—Y respeto —insistió el aludido como podía mientras su mujer se negaba a soltarle.

—Y respeto —concordó la mujer —. Y le doy el respeto que le corresponde cuando la situación le amerita, ´ttebane. Eres peor que esos viejos chochos de los grandes clanes.

Sora rio divertido al ver la tan familiar escena.

—Soy el Hokage —le recordó Minato algo infantilmente.

—Y yo tu esposa, así que no me repliques, ´ttebane.

Y mientras Kushina tiraba de su marido sin dejar de caminar y él hacía gestos de dolor intentando soltarse, sucedió.

Hubo un ligero estremecimiento en el aire, Sora levantó la cabeza bruscamente, Kushina giró al instante con los ojos rojos y un kunai en alto y Minato se limitó a mirar con ojos entrecerrados y duros mientras Genma, Raido e Iwashi aparecían de la nada rodeándolo de forma protectora. Obito, Kakashi y Rin también aparecieron protegiendo a su maestro de forma instantánea, en menos de un minuto el Hokage estaba rodeado de personas que estaban dispuestos a protegerlo sin importar el precio a pagar.

Durante un largo minuto de tensión no dijeron nada, se mantuvieron recelosos y en silencio observando el preciso lugar donde había aparecido esa sombra deforme con aquel chakra extraño y sobrecogedor. La sombra había desaparecido casi al instante dejando atrás un pergamino.

—Tráiganlo —ordenó el Hokage en voz baja cuando comprendió que aquel extraño chakra se había ido. Nunca había sentido algo así y sintió un presentimiento horrible.

—Puede ser una trampa, Minato-sama —dijo Iwashi en tono preocupado.

—Si es una trampa ustedes están aquí, confío en vuestra capacidad —les dijo el Hokage con una sonrisa.

Genma suspiró de forma teatral y sacando el senbon de su boca recogió el pergamino.

Kakashi y Obito fruncieron el ceño, Rin intercambió una mirada con Sora.

—Sensei —dijo la Kunoichi.

—No te preocupes, Rin. Lo creas o no sé lo que hago.

Ella suspiró, por supuesto que confiaba en su maestro. Les hizo un gesto a Kakashi y Obito y ellos se encogieron de hombros y retrocedieron un paso dándole un respiro a su maestro. A pesar de la paliza descomunal que habían recibido se mostraban serenos y firmes, las heridas apenas se notaban, el chakra enorme que tenían había borrado rápidamente lo peor de los golpes. Rin no solía ser violenta, de hecho era demasiado noble y amable para ser una ninja, pero era claro que la compañía de Tsunade le había hecho adquirir malas manías. Kakashi y Obito se cruzaron de brazos con la misma pose orgullosa y defensiva, incluso la cautela se notaba en su respiración compenetrada y en sus ojos Sharingan.

Genma extendió el pergamino hacia el Hokage pero antes de que él pudiese tomarlo Kushina le arrebató el pergamino con una mirada insolente.

—Eres un completo inconsciente —le regaño cerrando los ojos y formando sellos con una mano —. Hokage o no, necesitas ser más cauto, 'ttebane.

—Kushina —Minato le sonrió con resignación, ella sabía que él pensaba hacer lo mismo pero siempre quería ganarle en todo y por supuesto los sellos Uzumaki eran más fuertes de la heredera natural.

—Ahora sí, léelo, tíralo, adorna tu pupitre con esta cosa si quieres —anunció tras el jutsu de sellado que prevenía cualquier ataque. Se lo lanzó directo a la cara pero Minato lo interceptó antes de que lo golpeara y lo abrió. Todos esperaron.

La sonrisa de Minato se volvió un gesto tenso y duro desde la primera línea y cuando terminó de leer el contenido alzó la mirada de forma peligrosa.

Kushina le examinó con preocupación.

— ¿Qué pasa, 'ttebane? ¿Qué dice? ¿De quién es?

Minato le tendió la nota al responder.

—De Chiyome-sama.

La pelirroja se congeló al recibir el pergamino y levantó la mirada bruscamente hacia su marido como todos.

— ¿Chiyome Mochizuki? ¿Esa Chiyome, 'ttebane?

—No hay otra. Léelo, léelo en voz alta.

Ella no se hizo esperar.

Estimado Yondaime Hokage, Namikaze Minato, saludos.

Es un placer volver a comunicarme con usted tras todos estos años. Le será grato saber de mí como de las Kunoichi que dejó a mi cargo hace siete años.

Los siguientes puntos a tratar han de disolver todas sus flagrantes dudas sobre mis años de silencio y la desaparición de sus ninjas. Me ocupé tal como prometí en mi trato a todas las naciones de su formación como Kunoichis del tipo fatal y sus debilidades, ahora mismo vuestras niñas son mujeres a temer y usar a su conveniencia, son seres sin sentimientos, sin emociones, sin debilidades obtusas ni niñerías. Era claro que necesitaban mano dura y por supuesto, sin pretender despertar vuestra furia, me atrevo a insinuar que vuestros ideales de paz les lavaron el cerebro casi de forma irreversible, me tomó mucho tiempo arrancarles del alma todo lo que les hacía humanas, me tomó mucho tiempo moldearlas a mi antojo teniendo que llegar hasta extremos algo indecorosos pero certeros. Ahora, tras largos siete años puedo decir que he logrado el cometido por el que pedí su tutela y puedo devolvérselas como armas perfectas.

No tema usarlas, ahora obedecerán sus órdenes como mejor disponga. Entrenadas tanto en el ninjutsu, taijutsu y genjutsu como el fino y delicado arte de las palabras y la elegancia nata, aquellas niñas derribarán a sus enemigos sin sentir piedad alguna, puede tomar el país que desee, las aldeas que quiera, puede aniquilar y aplastar al resto del mundo y hacer a Konoha la potencia mundial si es su deseo. El poder conlleva ciertos sacrificios y usted entendió aquello cuando me las entregó, sus sacrificios merecerán la pena, os juro.

Sakura Haruno, Hinata Hyuga, Ino Yamanaka y Tenten están preparadas para su causa, para la guerra, para la sangre y la matanza.

Sakura a quién escogí entre todas para liderarlas, llevará todos los documentos que necesite para disipar cualquier duda sobre ellas y sean aceptadas de nuevo en la cuna de Konoha. Cuando este mensaje llegue a sus manos sus Kunoichis estarán de nuevo ante ustedes.

Sin más que expresar, reitero mis saludos y me despido, Hokage.

Chiyome Mochizuki.

— ¿Arrancarles del alma todo lo que les hacía humanas, 'ttebane? —Repitió Kushina en tono sombrío arrugando el pergamino — ¿Qué hizo con ellas?

— ¿Cuándo el mensaje llegue a sus manos sus Kunoichis estarán de nuevo ante ustedes? —repitió Kakashi lentamente mirando al frente, las enormes puertas de la entrada a unos metros y pensó en Sakura —. Eso quiere decir qué…

Sora entrecerró los ojos al igual que Kushina que miró hacia la entrada con tensión. Minato arrugó el ceño mirando el pergamino deshecho.

—Se aproximan seis chakras —dijo el joven con cautela.

—Seis chakras oscuros —detalló Kushina enseñando los dientes —. Pero puedo sentirlo, son ellas…y hay otros dos que no reconozco.

—Sensei —llamó Rin — ¿Qué hará? Esto tiene que discutirse, un consejo debe ser llamado.

—No hay tiempo para un consejo —replicó Minato —. Lo ha hecho deliberadamente para aceptarlas sin darnos tiempo a nada, además ¿Qué podríamos discutir? Su salida de la aldea fue aprobada al igual que su entrenamiento, la única explicación que debe es haber sobrepasado dos años del pedido que hizo.

— ¿Las aceptarás entonces? —cuestionó Kushina arqueando una ceja.

—Sí —Minato avanzó hacia las puertas —. Genma, Raido, Iwashi, pueden retirarse. Sora, no es mi intención incomodarte pero debes retirarte también.

—No se preocupe, Hokage-sama, entiendo —respondió y le dio a Rin una última mirada antes de irse.

Kakashi y Obito avanzaron tras él cuando los guardaespaldas de Minato se retiraron a sus puestos en las sombras. Kushina avanzó tras ellos con Rin al lado y un profundo ceño fruncido, no le gustaba nada eso, no por las Kunoichis en sí sino por el peligro que entrañaba Chiyome por sí misma y por sus ahora pupilas. Se trataba de algo más que cariño, apego o añoranza y era el bienestar de Konoha que como ninja y mujer del Hokage debía anteponer a todo, incluso a Sakura y Hinata. Lo mismo opinaba Kakashi que iba en silencio pensativo y que Obito había notado perfectamente tal como Rin. Sí, se había autorizado la salida de las Kunoichis y por eso también se les permitiría la entrada pero todos ellos habían sido muy conscientes de lo que había significado aquello, del sacrificio que se había hecho y eso tenía sus riesgos.

Cuando llegaron a las puertas y se posicionaron seis figuras aterrizaron ante ellos.

Kushina las detalló de una en una aunque las capas con capuchas las cubrían en su totalidad podía sentir el chakra turbio desprenderse como un aura, podía sentir su oscuridad, su rencor, su vacío y su desesperación, pero también podía sentir su fuerza, su fortaleza y aquel punto que rozaba la cordura y la locura en ellas. Torció los labios en un gesto duro y parco mientras ellas se mantenían quietas un momento, luego una avanzó con movimientos cautos pero casi provocativos, casi incitantes, no parecía hacerlo a propósito pero sus movimientos sutiles eran como los de una gacela, gráciles y coquetos.

Obito silbó apreciativamente aunque sus ojos eran fríos. Kakashi hizo una mueca como única reacción a aquello, la muchacha miraba en su dirección con los labios curvados en una sonrisa extraña.

— ¿Qué clase de sensei no reconoce a su alumna, eh? —le regañó bajándose la capucha y mirándole con severidad —. No ha cambiado mucho Kakashi-sensei, sigue tan irresponsable como siempre.

La capucha reveló un rostro precioso, de facciones cinceladas y apreciables, el cabello rosa, los ojos verdes, las pestañas tupidas, las mejillas ruborizadas al igual que los labios, todo era un conjunto conocido ya pero nuevo también, nuevo y salvaje, crudo y seductor. Había una belleza extraña y aplastante en Sakura, algo que portaba como la más fina de las joyas en su cuerpo sin esforzarse, algo que hablaba sobre placer, lujuria y perdición, sobre sexo y sangre.

Minato la miró sintiendo claramente lo que Chiyome había logrado, el cuerpo podía responder al incitamiento pero su mente era más fuerte.

Sakura ladeó la cabeza al ver las miradas evaluativas sobre ellas, se encogió de hombros con diversión.

—Aun no soy lo suficientemente buena si no os he hecho perder la cabeza —concluyó notando la desconfianza.

Luego sonrió.

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Tsunade tamborileó los dedos con hastío contra la madera de su escritorio, aburrida e irritada mientras leía los informes médicos del día, el papeleo tenía la virtud de cansarla más rápido que Jiraiya, que por cierto seguía en uno de esos viajecitos suyos tan frecuentes, aun no entendía porque Minato le daba tanta libertad, debería encadenarlo a un poste como un perro para que no dejara Konoha cada dos semanas.

—Tengo mis motivos —rio Jiraiya ingresando por la ventana y adivinando correctamente el rumbo de los pensamientos de su amiga.

—Motivos estúpidos seguramente —dijo Tsunade aburrida sin levantar la mirada siquiera y sin sorprenderse por su repentina aparición. Jiraiya iba y venía tan imprevistamente como el viento, un día estaba en Konoha y el otro no.

—No exactamente. He estado siguiendo a Akatsuki.

Tsunade levantó la mirada de los papeles finalmente con el ceño fruncido.

— ¿Y has conseguido algo realmente? ¿O es la misma excusa de "es una organización muy secreta"?

—Qué poca fe —replicó el sannin indignado tendiéndole unos papeles.

La rubia lo miró con una vena hinchada en la frente ¿Más papeles?

—Creo que mejor te lo digo —dijo Jiraiya algo asustado de la mirada asesina que le había dado —. Luego de que secuestraran a Gaara hace cuatro años y medio salí de la aldea con el objetivo de buscar toda la información posibles sobre esa organización ¿Quién es su líder? ¿Cuál es su objetivo? ¿Quiénes lo integran? ¿Y que desean al capturar a los bijuu? Lamentablemente la información era prácticamente nula, Akatsuki es una organización en las sombras que tuvo su origen durante la Tercera Guerra Ninja —la rubia finalmente le prestó atención —, me llegaron rumores lejanos cuando estuve en Amegakure en este último viaje.

— ¿Qué hacías allí? —Replicó la mujer frunciendo el ceño, de pronto acudió a su mente el recuerdo de tres niños en harapos — ¿Fue por esos niñatos?

—No les digas así —Jiraiya le miró con severidad —. Fueron mis alumnos.

—Y están muertos —dijo ella sin piedad —. Visitar Amegakure no significa nada ahora, solo consigues empeorar tu corazón.

—Ah, ¿Estás preocupada por mí? —preguntó divertido.

—Cierra el pico y continúa.

—Bien —ya luego le molestaría por eso —. En realidad no fue una información exacta o contundente, no había modo de probar eso, pero me recordó mucho lo que escuché durante la guerra. ¿Te acuerdas de esos rumores de un grupo clandestino al que Hanzo quería destruir?

— ¿Esos rebeldes que incitaban un cambio total en el gobierno de Amegakure? —Tsunade frunció el ceño recordando aquello. Por supuesto, por aquel entonces casi había enloquecido al encontrar a la asesina de Dan, sus recuerdos no eran muy nítidos — ¿Que supuestamente buscaban paz pero en realidad querían apoderarse de esa aldea y luego del resto de las naciones? Hanzo los aplastó ¿no?

Jiraiya asintió con sequedad.

—No es algo oficial, pero lo más probable es que ese grupo fuera Akatsuki.

—Hanzo los destruyó —repitió Tsunade lentamente, como si temiera que Jiraiya se hubiese vuelto más estúpido.

—No a todos seguramente —murmuró Jiraiya a quien ese grupo de alguna forma extraña le hacía recordar a Yahiko, Nagato y Konan. No obstante, era imposible, sus alumnos habían muerto años antes de eso.

—Hanzo no deja vivo a nadie, fue por eso que nos dio el título de sannin ¿Lo recuerdas? —le dijo ella reclinándose contra su asiento, apartó sus papeles de su mesa y alzó una botella de sake que había dejado en el suelo —. Porque sobrevivimos pese a su deseo de aniquilarnos y no fue precisamente porque no pusiera empeño en eso. No hay modo alguno que alguien sobreviviera así nada más a él, nadie excepto nosotros o…

—Algunos de nuestros alumnos, sí —asintió Jiraiya —. Debió haber sido alguien muy fuerte por eso mismo. Amegakure estuvo en silencio durante años antes de que alguien masacrase a Hanzo y a toda su familia, desde entonces su nombre fue prohibido y castigado de ser mencionado. Conjeturas llevan a una cosa y a otra y tengo la certeza de que los sobrevivientes de ese grupo clandestino aguardaron años antes de un contraataque, años antes de una venganza cruel.

Tsunade endureció el gesto.

— ¿Realmente lo masacraron? No puedo creerlo, Hanzo era muy fuerte.

—Debemos preocuparnos entonces. Aquel que lo masacró debe ser el líder de Akatsuki.

—Akatsuki —repitió Tsunade sintiendo que la bilis subía por su garganta. Rin poco había podido decir a pesar de que había combatido junto a Chiyo de Suna con uno de ellos cuando secuestraron al Kazekage— "Luna Roja" ¿eh? Algo debe significar ese nombre.

—También se puede leer como "Amanecer" —musitó Jiraiya.

—No importa cómo se lea, están tras los bijuu y han capturado ya a muchos. Si llegan a poner sus manos sobre Kushina…

—Mientras este en Konoha no podrán tocarla.

La rubia sacudió la cabeza y le miró fijamente.

— ¿Has averiguado otra cosa?

—Sí, tienen un gran número de seguidores, pequeños mercenarios o algunos medianamente importantes, pero solo diez son Akatsuki oficialmente, si caen son reemplazados pero siempre son diez los miembros importantes y para marcarlos como tal llevan un anillo con un kanji. Trabajan en parejas para capturar a los bijuu y actualmente ya tiene siete de nueve.

— ¡¿Siete?! —gritó Tsunade levantándose bruscamente.

—Solo les falta el Hachibi y el Kyūbi.

— ¡Maldición! —tronó la rubia dando un puñetazo a su escritorio que se astilló —. Debes comunicarle esto a Minato ya, no me extraña que el resto de las grandes naciones no haya dicho ni "pío". Ese Tsuchikage y ese Raikage son unos orgullosos de mierda ¿Qué carajo piensan que quieren hacer con los bijuu? ¿Tenerlos de colección? ¡Traman algo oscuro sin importar lo que sea! Debemos movilizar escuadrones y cazarlos.

—No es tan sencillo, llevan ocultos mucho tiempo —informó Jiraiya frustrado —. Luego de que secuestraran al Kazekage y le arrancaran su bijuu estuvieron desaparecidos por años, recientemente han reanudado sus movimientos y antes de que nos diésemos cuenta se habían hecho con seis bijuus más. ¿Cómo podemos pararles si no los conocemos?

—No me interesa como mierda los detenemos pero de que lo hacemos lo hacemos. Les arrancaré los…

—Tsunade —llamó Jiraiya —. Hay algo más.

La rubia dejó de gritonear y miró a su compañero tensa al escuchar su tono de voz, el tono de voz que usaba cuando daba noticias que no quería dar.

—Escúpelo de una vez ¿Qué pasa?

—Aún no está confirmado pero…

— ¡Dilo de una jodida vez, Jiraiya!

—Chiyome Mochizuki es aliada de Akatsuki.

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Antes de que alguien pudiese decir algo más nuevas figuras llegaron a la entrada. Kakashi apartó su mirada de Sakura solo un segundo para ver a Shikamaru liderando el equipo destinado a proteger al Kazekage, pudo ver a Naruto, Kiba, Neji y Sasuke con el ceño fruncido mirando a las figuras encapuchadas desde su sitio, era claro que no podían ver a Sakura porque la hubiesen reconocido de forma instantánea por su llamativo cabello pálido. Miró de nuevo a su alumna y sintió algo extraño al ver que Sakura seguía sonriendo de esa forma extraña mientras miraba a la nada, sonriendo de esa forma ¿insolente quizá? con la mirada al frente pero con su atención hacia atrás.

Minato se adelantó alternando su mirada en ambos grupos sin parecer estar seguro de cómo proceder.

Sakura cerró los ojos.

—No se preocupe, Hokage-sama, podemos esperar, atienda al Kazekage que es su prioridad. Después de todo, Chiyome-sensei le debe haber enviado apenas la nota anunciando nuestro regreso, ni siquiera debe haber discutido con el consejo sobre aprobar nuestra entrada de nuevo.

—No hay nada que discutir —replicó Minato con calma mirándola —. Ustedes fueron, son y serán siempre Kunoichis de Konoha…—miró a Naruto que detrás de Gaara se veía pálido y extrañamente distante —…Sakura.

Naruto levantó la cabeza bruscamente al igual que Kiba, Neji entrecerró los ojos al igual que Sasuke y Shikamaru miró con sorpresa como el ligero viento agitaba con delicadeza unos largos cabellos del color de los cerezos. Sakura pareció sentir las miradas sobre ella, ladeó la cabeza para mirarlos a través de los espacios que había en la formación de sus compañeras, ellas se mantenían calladas e inmóviles a la espera de alguna orden.

— ¿S-Sakura-chan, 'ttebayo? —llamó incrédulo.

Sakura paseó su verde mirada sobre ellos y luego lo enfocó en Naruto con intensidad, el muchacho sintió como si ella extrajese su fuerza vital con esa mirada tan llana y hambrienta y se estremeció. Había sido la misma mirada que le había otorgado en aquella ilusión de la noche anterior, esa mirada vacía pero también fría que había quedado en su mente con insistencia del mismo modo que había quedado grabado en su boca el suave tacto de los labios de aquella mujer a la que llamó Hinata. Esas dos mujeres que en realidad debían haber sido los espíritus de los que todos hablaban.

No obstante, esa mirada desapareció casi al instante, Sakura le sonrió casi con burla y cariño.

—Vaya, ahora eres más alto, supongo que ya no puedo molestarte con eso ¿eh?

—Sakura-chan…

—Sakura-chan, Sakura-chan —le imitó rodando los ojos —. No me ves en siete años y lo único que puedes hacer es repetir mi nombre como un tonto.

— ¡Sakura-chan! —chilló sin importarle su burla corriendo hacia ella y alzándola en vilo, la muchacha se sostuvo a sus hombros como pudo notando con cierta sorpresa que Naruto había crecido más de lo que había pensado, sus pies se levantaron varios centímetros del suelo cuando él la alzó de la cintura riendo y llorando.

— ¡Eh! —reclamó aturdida dándole palmaditas en la espalda con una mano y sosteniéndose con la otra de su hombro —. No pensé que podías ser tan sentimental, Naruto-baka.

—Sakura-chan, lo siento ¡lo siento, 'ttebayo! —gimoteó sin importarle el público que tenía. Minato y Kushina cerraron los ojos mientras oían las disculpas desesperadas de Naruto a Sakura, ellos poco habían podido hacer para que su hijo no cargara con la culpa de impedir la salida de su amiga — ¡Juro que quise detenerlos! ¡Juro que quería que te quedaras, 'ttebayo! ¡Rompí mi promesa! Debes odiarme, soy un tonto, dattebayo.

—Siempre has sido un tonto —le regañó Sakura riendo —. No creí que te culparías por eso, baka, no había nada que pudieses hacer, fue la decisión de los Kages y los líderes que nos pusiéramos bajo el mandato de Chiyome-sensei. Y no hay nada que lamentar, para nosotras fue lo mejor que nos pudo pasar.

Naruto no respondió, se limitó a abrazarla hasta estrujarla pero Sakura no se quejó, con una sonrisa un tanto vacía, un tanto triste siguió dándole palmaditas en la espalda y respondiendo el abrazo hasta que sintió otra mirada sobre ella. Los ojos de Sakura dieron de frente con los oscuros de Sasuke, mirando la escena como un espectador podía sentir la apatía de Sakura y el vacío hueco en sus ojos, ella no le sonrió ni le llamó con palabras, se limitó a mirarle con una fijeza estremecedora, le miró mientras acariciaba la espalda de Naruto, le miró mientras ladeaba la cabeza y vio como sus labios hacían contacto con el cuello de Naruto, le miró y su mirada vacía pareció adquirir vida, fuego, que le encendió la sangre bajo la piel.

"Sasuke-kun"

Su mirada decía de todo y Sasuke sintió como sus instintos ardían por esa mirada que quemaba con el hielo de su indiferencia incitante.

—Kazekage —Minato sacó a todos del trance en que estaban al mirar la escena y se acercó a Gaara para estrecharle la mano. Lo mejor era dejar que Naruto se tranquilizara —. Bienvenido, espero que el equipo que envié para su protección haya cumplido correctamente su deber.

Gaara asintió.

—Estoy satisfecho con la protección que Konoha me dio, Hokage —respondió con su voz monótona pero tranquila y amable.

El Hokage asintió, una mirada al resto le hizo comprobar que estaban aturdidos, sin saber bien cómo reaccionar, el resto de las muchachas seguían con la capas sin dar la menor muestra de fastidio o hartazgo al seguir en esa posición.

—Bienvenidas también, Sakura, Hinata, Ino y Tenten. Obito y Kakashi las acompañaran a la torre Kage para que me pongan al día de lo sucedido en estos siete años. Por favor, síganlos.

—Yondaime-sama —intervino Sakura desde los brazos de Naruto —. Muchas gracias, pero quiero pedir un favor antes de que haya algún malentendido.

— ¿Favor?

—Sí, como ve, somos seis. Dos de mis compañeras son de Suna —Gaara giró a mirarlas con sorpresa —, me acompañaron en el viaje para prevenir cualquier imprevisto, por favor, permítales la entrada por unos días, luego se irán hacia su aldea.

Minato miró a Gaara un momento y luego asintió en silencio.

—Hablaremos con más calma dentro. El viaje debió haber sido agotador para ambos grupos. Kazekage, le guiaré hasta sus habitaciones para que descanse, póngase cómodo y duerma, más tarde discutiremos los asuntos a tratar.

El pelirrojo desvió la mirada del grupo y asintió parcamente.

Kushina les dio una larga mirada evaluativa y desprovista de toda emoción antes de seguir a su esposo con Rin a su lado de forma protectora. La mirada de Sakura se mantuvo un larguísimo segundo sobre el cabello rojo como la sangre que se agitaba con ligera presunción en los pasos soberbios de la esposa del Hokage y finalmente se separó de Naruto. Entonces la tensión llenó toda la escena mientras las chicas se mantenían en su sitio y los chicos detrás de ellas mirándolas con fijeza divididos entre una gama extensa de emociones contradictorias, entre la felicidad, el aturdimiento y la sospecha. Siete años habían sido largos, siete años habían sido suficientes para la tristeza y el anhelo pero también la resignación y el recelo, en ese mismo instante no estaba seguros de sí darles la bienvenida o preguntar que hacían allí después de todo ese tiempo.

Kakashi les ahorró el drama.

—Andando, luego podrán saludarse todo lo que quieran —comenzó a caminar de forma perezosa acomodando la bandana ninja sobre su ojo izquierdo para que tapara su Sharingan.

—Y rápido —terció Obito aburrido siguiendo a Kakashi y desactivando su Sharingan del ojo derecho—. Y pensé que iba a haber acción y sangre, que decepcionante.

—Deja de ser tan infantil, Obito.

—Cierra la boca, Kakashi, que aún no olvido lo que dijiste a Rin —le gruñó indignado —. Maldito bastardo.

—Ah, ah.

— ¡Eres un…! —Obito le chilló algo ininteligible y Kakashi asintió con desgano sin prestarle verdadera atención, varios pasos por delante de ellos su discusión parecía tonta e infantil de costumbre pero sus miradas eran frías y peligrosas. Antes de que Rin se fuera les había dado una mirada que había encerrado todo lo que nadie había dicho "Sospecha". Eran esas niñas de doce años que habían partido, eran esas niñas delicadas, ingenuas y dulces que se habían desvanecido en la nada, una de ellas había sido alumna de Kakashi y él la había querido como no pensó querer a una niña, pero…pero ya no era lo mismo. Los años cambiaban a la gente y ellos habían notado el cambio de forma instantánea, el cambio que se leía solo en Sakura en su mirada, en su sonrisa y en su belleza extraña, pero que también se leía en la obediencia y postura inmovible de las otras que seguían sin decir ni una palabra.

Chiyome Mochizuki… ¿Qué había hecho con ellas exactamente?

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La respuesta les llegó poco tiempo después mientras Minato Namikaze leía con serenidad pero con ojos sombríos la información que Sakura le había proporcionado en varias carpetas. Obito y Kakashi se mantenían a sus costados y sus ojos también iban y venían entre las líneas que contaban una historia realmente horrible y despiadada. Asuma, Kurenai y Gai habían sido llamados al despacho del Hokage y se mantenían a un costado sin dejar de mirar a sus alumnas que finalmente habían abandonado las capuchas también.

Hinata resaltaba entre ellas por la palidez de su piel que brillaba tenuemente en la oscuridad del despacho pues ya estaban cerca del atardecer, su largo cabello oscuro caía sobre su grácil figura acariciando sus curvas que se notaban a pesar de la pesada capa que no había abandonado aun. Kurenai había notado al instante que el característico rubor de sus mejillas que la había hecho tan adorable como tierna en algún tiempo la había abandonado tal como la calidez en sus ojos lavandas plateadas. Hinata había sido la primera en bajarse la capucha y la primera mirada que había dirigido había sido a ella, una mirada carente de toda inocencia, una mirada que decía todo sobre violencia y desesperación y su corazón se estrujó al comprender que Chiyome la había quebrado más allá de toda esperanza. Intentó decirle algo, llamarla sin levantar la voz y de algún modo Hinata pareció comprender y le sonrió suavemente, una sonrisa triste y reacia, una sonrisa que encerraba lo poco que quedaba de su alma destrozada.

No parecía ser la tímida niña que Hiashi Hyuga había dejado a su cargo decepcionado y amargado por su poder escaso, y ella tampoco pretendía serlo, simplemente se mostraba tal y como la habían dejado.

Kurenai cerró los ojos sintiendo las lágrimas pugnando por salir, las lágrimas tan traicioneras, tan débiles a las que no debía ceder. Asuma le sostuvo la mano de forma distraída, con dureza, con firmeza, fumaba de forma continua, el cigarro se apagaba y el encendía otro mientras la consolaba y miraba a Ino.

Ino había sido la segunda en abandonar la capucha y su belleza había sido tan deslumbrante y mortal como los Kunais que los ninjas sostenían, los Kunais cuyo metal resplandecía de forma hermosa pero cruel con sangre y vidas enemigas, así era Ino, así se veía durante la primera impresión y la segunda y la tercera y todas las que precedían a esas. Era tan hermosa, incluso más que Hinata y Sakura, y tan devastadora con una sola mirada cargada de un halo seductor y sensual que parecía hacerla brillar en el más mínimo movimiento, al pestañear, al echar hacia atrás su largo cabello rubio o al humedecerse suavemente los labios. Ino había sido la única del grupo que había saludado a su sensei con su alegre y espontánea forma de ser, agitando una mano de forma escandalosa y haciendo el símbolo de paz y amor, ciertamente a pesar de la oscuridad que leía en sus ojos Asuma también vio que no había perdido su confianza arrolladora.

No supo si sonreír o temer por ella, si Ino había sobrevivido a Chiyome Mochizuki más intacta que las otras aquello hablaba bien de su carácter pero también era preocupante.

Gai se mantenía por otro lado en expectativas extrañas, una parte de sí quería romper esa tensión asfixiante, saltar y gritar con festejo hacia su alumna con su habitual y desbordante pasión pero también era un ninja y era cauto y sabio cuando la situación lo requería. Evaluó a Tenten que había sido la última en echarse hacia atrás la capucha para cruzar los brazos con algo de insolencia extraña en ella; Tenten había sido una chica razonable, amable y práctica, no hacía berrinches ni se portaba de forma malcriada, sin embargo era exactamente eso lo que veía en su postura y en sus ojos duros. Tenten le había mirado también como el resto de las chicas y Gai había respondido con una sonrisa resplandeciente y el pulgar hacia arriba con ánimo, y por un momento, por un escaso momento, creyó ver ira en sus ojos marrones antes de que soltara una risita resignada como diciendo "No ha cambiado nada, sensei" y le saludara. Aquello le hizo acabar con sus expectativas de festejar su regreso dando cincuenta vueltas alrededor de la aldea.

Cada una tenía sus diferencias, desde la silenciosa y rota Sakura hasta la dura y malcriada Tenten, pasando por la triste Hinata y la grácil y expectante Ino. No podían ver más de lo que ellas dejaban ver, no más que sus rostros y sus larguísimos cabellos que rozaban sus caderas, Tenten era la única que lo tenía completamente atado en sus habituales moñitos pero estos eran más grandes que antes dejando entrever que su cabello tenía el mismo largo que el del resto. Sakura lo llevaba atado a dos coletas que les hacía recordar de forma inevitable a Tsunade, Hinata lo tenía suelto y despejado, Ino se lo había amarrado a una alta coleta que no disminuía en lo más mínimo su belleza. Y eso era lo que primero que llamaba la atención de ellas, su belleza, ciertamente los años las habían favorecido mucho, habían afinado sus rasgos, modulado sus voces y formado las curvas de sus cuerpos, pero no era eso lo que les daba esa belleza tan perturbadora, no era eso lo que hacía que ellos sintiesen esa mezcla de emociones y de ecos en sus chakras, esos ecos de sangre, desesperación y lujuria.

Finalmente Minato dejó caer las carpetas ruidosamente sobre su escritorio sin dejar entrever ninguna emoción en su rostro a pesar de que sus alumnos notaban la repugnancia que sentía por todo lo que había leído.

—Los siete años de entrenamiento distaron entre etiqueta y seducción, fueron adiestradas para saber bien del arte del engaño como el de la cama —pareció ser una pregunta pero fue una afirmación.

Los senseis se tensaron esperando a que respondieran.

—Sí, por supuesto —respondió Sakura —. Fue un entrenamiento exhaustivo y también complejo por eso Chiyome-sensei no nos dejó partir hasta que lo completamos y solo ahora ella está satisfecha con nuestro rendimiento en el arte de la seducción. Fue por eso que nos ella llevó ¿no? Sus entrenamientos distan mucho de la enseñanza de Konoha sobre infiltración.

—La seducción es un tema bastante delicado —explicó Minato apoyando la barbilla en sus manos entrelazadas —. Algunas Kunoichis requieren cierto tipo de adiestramiento de esa naturaleza pero siempre es con su consentimiento como del de su maestro pues se debe asegurar su entereza y su fortaleza para eso. Hay muchas que no tienen la capacidad emocional y psicológica para cargar con misiones así y por eso no es algo común sino la excepción a la regla.

—Los ANBUS —asintió Sakura entendiendo —. Siendo la fuerza oscura de Konoha son los únicos que hacen todo tipo de trabajos, incluyendo el asesinado, la tortura y la seducción.

—Exacto.

—Pero las Kunoichis solían tener ese tipo de adiestramiento antes —dijo la muchacha encogiéndose de hombros —. Chiyome-sensei nos dio muchas lecciones tanto prácticas como teóricas, la misma mujer del Shodaime Hokage, Uzumaki Mito, fue una Kunoichi de ese tipo.

—Y por eso mismo Shodaime Hokage visualizó un futuro de paz al crear el sistema Shinobi, para acabar de una vez con esas prácticas que destruían a las Kunoichis.

Sakura apretó los labios.

— ¿Entiendo que no está satisfecho con nuestro rendimiento entonces, Hokage-sama? —preguntó bajando la cabeza.

Minato suspiró con tristeza.

—No, su entrenamiento fue impoluto —alabó aunque pareció un lamento — y destructivo. Como Hokage les pido perdón por haberlas expuesto de ese modo aberrante a esas prácticas que debieron ser abolidas en su totalidad, sin embargo para proteger al resto y tener paz se necesita tanto de luz como de oscuridad, de bien y de mal, y ustedes como tantos fueron sacrificios en este círculo de poder y sangre que es el mundo Shinobi.

Algo pareció bailotear en la mirada verde de Sakura antes de que se apagara.

—Somos Kunoichis, somos ninjas mujer, somos armas preparadas para ser utilizadas como mejor se disponga. No debe pedir disculpas, Hokage-sama, fue nuestro deber, el suyo enviarnos con Chiyome y el nuestro aprender.

Por toda respuesta Minato abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó cuatro bandanas ninjas con el símbolo de Konoha, sus bandanas, las que habían dejado atrás por la fuerza y las que le eran devueltas de la misma manera.

—Tengo toda la confirmación que necesitaba para comprender — ¿Comprender qué? El Hokage no lo aclaró solo les miró con serenidad —. Regresen a sus antiguas posiciones, sirvan de nuevo a Konoha con lealtad, fuerza y resolución. Bienvenidas y perdón de nuevo.

Sakura fue la primera cuyos dedos tocaron la superficie fría y metálica de la placa ninja y durante un momento deseó que esos siete años hubiesen sido un sueño, un sueño espantoso, una pesadilla terrible, pero que hubiese sucedido solo en su mente, sin embargo la realidad le recibió como siempre como agua helada cuando notó como el simple contacto le devolvía todos sus recuerdos de golpe, todos los recuerdos felices, entrañables y tan lejanos, tan distantes como la inocencia rota de sus trece años. Sus ojos fueron hielo cuando apretó la bandana entre sus manos y retrocedió controlando su respiración errada.

Hinata le siguió, para ella no hubo dudas ni temor, cogió con suavidad pero frialdad la bandana mirándola como si mirara un objeto extraño y apático, un objeto que no significaba nada para su alma, que era menos que un trozo de tela desgarrado, que era menos que todas sus lágrimas y toda su cordura rota en pedazos. Hinata que a pesar de su carácter tranquilo y pasivo era la más aterradora por su mente deshecha a sus catorce años.

Ino lo sostuvo con tranquilidad pasmosa como quien evalúa algo que no era valioso ni barato, algo que era suyo pero que carecía de importancia para su mente más sofisticada. Esbozó una sonrisa a Asuma mientras enredaba los dedos finos y largos en la tela andrajosa.

La última fue Tenten que cogió la bandana y la ató a su frente sin darle una mirada siquiera, como quien se pone un adorno solo por poner.

Para las cuatro fue un choque de recuerdos, sentimientos y emociones, fue el pasado y el presente acoplándose lenta y devastadoramente y el tiempo no pudo retroceder, ellas habían dado el último paso, ajustado la última pieza en aquel tablero de ajedrez lleno de peones, alfiles, caballos y reyes en ambos lados.

El juego comenzaba y el rey por ser rey no se salvaba de ser un peón sacrificado.


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Edición: 20/09/15

*Jiraiya siguió los movimientos de Akatsuki porque seguía a Orochimaru, sin embargo en esta historia ya que los tres están en la aldea, Jiraiya solo comenzó sus movimientos una vez que secuestraron a Gaara.

Como dato curioso, lo que expone Minato sobre la decisión de la Kunoichi y el sensei para un entrenamiento de seducción era algo que siempre tuve en mente a poner en esa situación desde que mentalicé el fic, sin embargo hasta ahorita no me explico cómo no lo puse en su momento, afortunadamente estoy arreglando todos los errores poco a poco y aquella escena se quedó en mi mente con insistencia hasta ahora que finalmente lo pude poner.

Edición: 21/11/16

En realidad como dije, no tenía pensado subir ningún capítulo más hasta terminar todo el fic, (y realmente sigo escribiendo de vez en cuando, pero no en orden), pero ya que estoy publicando bastante one-shot, me dije ¿Por qué no subir los únicos capítulos que logré arreglar al completo? No puedo ofrecerles más, lo siento.

Besos, Bella.