Holaaaaaa, nuevo fic, y no se trata sobre la idea que anteriormente les había mencionado... Ni yo sé cómo transcurriría el fic, apenas tengo unas poquísimas y pobres ideas

Bueno, creo que subir esto ahora será un gran error pero no me puedo contener de la impaciencia, así que aquí está… Eso sí.. Como todos los fics que suba, quiero terminarlos, pero con este me tardaré mucho, lo sé.. Me tardaré demasiado entre capítulo y capitulo porque los bloqueos han llegado a dominar mi cerebro últimamente. Tengo tres ideas más para próximos capítulos y además la segunda parte de este cap pero ahí queda todo.

No sólo tardaré por mi bloqueo si no también porque ya empiezo a estar bastante ocupada… empiezo la universidad y además voy a curso de inglés y bueno no tendré demasiado tiempo.. así que me voy a tardar en actualizar…sólo pido paciencia

Acá los dejo con el primero capítulo de mi fic. Es un seddie en el marco de episodios de ICarly. Espero que lo disfruten.

Capítulo 1: La enamorada de Freddie, parte 1

Freddie llegaba a la escuela con una nueva Laptop, sonriendo alegremente por su adquisición. Pronto pasó por al lado de él, un chico alto y delgado, musculoso, quien le dio un pequeño empujón que lo hizo trastabillar, mientras le espetaba:

—Hola, tonto ñoño.

—Jeff —pronunció Freddie con los dientes apretados, mientras aquel chico se reía burlonamente y seguía camino, subiendo la escalera.

Jeff era el capitán del equipo de básquet de la escuela y odiaba a todos los del AV Club e inteligentes. Freddie resopló disgustado e intentó olvidarse de aquel percance y acordarse de su nueva Laptop. Inmediatamente, siguió caminando hacia la zona de los casilleros de las chicas.

Carly y Sam estaban en sus casilleros y lo primero que hizo Freddie, después de saludarlas y le dirigiera a Sam una mirada de disgusto por haberle dicho: "Hola, ñoñoso", fue sonreír con suficiencia y orgullo, mostrándoles la pantalla de su nueva Laptop.

—Mi nueva laptop… ¿Qué tal?... De un microprocesador intel Core 1… —empezaba a explicar Freddie, con gran entusiasmo.

—¿Qué te hace pensar que queremos escucharte? —lo interrumpió Sam, hablando con tono de voz de desagrado y tocándose un oído como si el sonido viniendo de la voz de Freddie fuera muy espantoso. Su mirada daba la misma impresión. Eso hizo que Freddie dejara de sonreír y cerrara su Laptop con frustración, sin quitar la mirada de Sam.

—¡Sam! —la regañó Carly.

—Hola, Freddie —dijo la voz de una chica que se acercaba a ellos, poniéndose al lado del chico. Los tres amigos voltearon a mirarla. Carly la veía con las cejas arqueadas de la confusión y Sam algo pasmada.

La chica era bastante bonita. Era alta como Freddie, llevaba el pelo enrulado hasta la espalda, unos grandes ojos celestes y una hilera de dientes perfecta. La chica no había dejado de sonreír a Freddie en ningún momento, ni de mirarlo.

—¿Quién es ella? —preguntó Sam a Freddie, incrédula.

—Oh, va conmigo al AV Club.

—Ah, hola —saludó Carly, yéndosele la confusión.

—¿Es de verdad una ñoña? —preguntó Sam. Pues no le parecía. Freddie la miró ceñudo por unos segundos, porque sabía que lo decía por el asunto de que "AV Club" significaba para ella y Carly: "Club de ñoños".

La chica sólo miraba a Freddie.

—¿Irás hoy al AV Club, verdad, Freddie? —le preguntó la chica.

—Sí, claro, Bianca.

—Genial. Nos vemos —sonrió Bianca—. ¡Adiós! —dijo después, y, dirigiéndoles una mirada a Sam y a Carly, dio media vuelta y se marchó.

Carly y Sam se la quedaron mirando boquiabiertas mientras Freddie sonreía con una ceja levantada. Después las chicas volvieron a mirar a Freddie.

—¿Qué le hiciste a esa chica, Fredward? —espetó Sam con incredulidad todavía.

—¿Qué quieres decir, Sam? —preguntó Carly.

—Bueno… No parecía una ñoña.

Freddie puso los ojos en blanco, al igual que Carly.

—Mejor me voy a clase —dijo Carly, y se alejó de sus amigos, que se dirigían sendas miradas fulminantes.

Luego de las clases, Carly llegaba al departamento con Sam. Habían empezado a hablar de la compañera de Freddie del AV Club y de lo evidente que había sido al coquetear con Freddie.

—¿Pero es humana? —preguntaba Sam a Carly, haciéndose la curiosa, mientras su mejor amiga introducía la llave en la mirilla de la puerta.

—Sam —le advirtió Carly, sin alzar la voz, abriendo la puerta y entrando. Sam entró detrás de ella.

—¡No creo que nadie de este planeta quiera salir con Freddie! —espetó la rubia, empujando la puerta del departamento para cerrarla.

—¡Sam! —exclamó Carly, volteando a mirarla un segundo, y luego, al dejar la mochila sobre el sofá, como hizo también Sam, se dirigió a la cocina. —¿Por qué dices esas cosas de Bianca? —preguntó Carly.

—¡La chicas que se fijan en Freddie no deben ser normales! —espetó la rubia.

Carly puso los ojos en blanco y no volvió a hacer ninguna pregunta más sobre el asunto.

—¿Té helado? —ofreció a Sam.

—También puedes ofrecerme costillitas de tu refri… Mamá no dirá que no —dijo Sam, sonriendo y poniendo las manos sobre su estómago.

—Oh, bue… Espera… ¿Cómo sabes que tengo costillitas…? —preguntó Carly, entrando en la cuenta.

—A la mañana me dio hambre —respondió Sam como si nada.

—¿Por qué sigue quedándose a dormir? —se preguntó Carly a sí misma, sin entenderse.

—¡Porque soy una buena amiga! —exclamó Sam, justificando. Carly largó una risita moviendo la cabeza de un lado a otro.

Horas más tarde, Sam y Carly se dedicaban a ver la televisión, comer y hacer los deberes…. Bueno, a excepción de Sam, que sólo veía la televisión y comía.

—¡Sam! —la regañaba Carly, apagando el televisor con el mando a distancia—. ¡Ya deja de ver el televisor! ¡Tenemos tarea!

—¿Eh? —preguntó Sam como saliendo de las nubes y dirigiéndole una mirada desenfocada. Carly rodó los ojos.

—Si no haces tus deberes, reprobaras…

—¿Eh? —repitió Sam, haciéndose la confundida.

—¡NADA! —gritó Carly histéricamente, del fastidio.

En aquel momento se abría la puerta del departamento y entraba Freddie. Con una camisa a cuadros de color azul marino y vaqueros.

—Oh, mira quién vino —dijo Sam con voz de que sentía algo de ternura—… El tonto —dijo después, con el mismo tono de voz, haciendo que Freddie pusiera los ojos en blanco.

—Haré de cuenta de que te invité a pasar —dijo Carly al verlo, algo resignada a que pasaran esas clases de cosas. —¿Vienes del AV Club? —preguntó Carly con curiosidad.

Enseguida, se abrió la puerta otra vez y se asomó por ella la Señora Benson.

—¡Freddie! —llamó la mamá del chico, y él volteó a mirarla algo cansado. —¡Tienes que hacerte el baño semanal de…!

—¡Mamá! —exclamó el chico para que se callara. Sam se rió.

—Hijo, hay que prevenir cualquier bichito desde ahora…

—¡MAMÁ! —volvió a hacerla callar Freddie, bastante avergonzado, dirigiendo pequeñas miradas a Carly y Sam. Sam volvió a reír. Carly sólo miraba ceñuda de la confusión.

Pronto la Señora Benson agarró a Freddie del brazo y lo empezó a arrastrar hasta su departamento y Freddie empezó a resistirse. Pero la Señora Benson tiraba con más fuerza que él.

—Ay, no, mamá, no, ¡mamá! ¡No! ¡Mamá! Ay, no, no —se quejaba el chico, como sollozando.

Sam y Carly largaron una risita. Pero a los dos segundos Freddie llegaba y gritaba:

—¡No dejaré que me inyectes esa cosa…!

Luego, cerró la puerta del departamento, se puso los pulgares en los bolsillos delanteros de los vaqueros y suspiró, como si no hubiera pasado nada. Afortunadamente, la Señora Benson no volvió a aparecer, pero Carly y Sam se reían.

—¡Ya, chicas! —gritó Freddie, que quería que acabaran de reírse.

—De acuerdo, para ya, Sam —dijo Carly.

—Está bien —dijo Sam, como si no le quedara otra. —¿Y qué onda con tu novia ñoña? —preguntó Sam a Freddie, entendiendo el chico que se refería a Bianca.

—Bianca no es mi novia —aclaró el chico, yendo a sentarse en el banquito frente a la mesita que dividía el living y la cocina.

—Al menos estás de acuerdo en que es ñoña —dijo Sam.

Freddie puso los ojos en blanco ante aquel comentario.

—Le gustas —dijo Carly a Freddie.

—Claro que no —dijo Freddie. —A ella le gusta Jeff.

—¿El capitán del equipo de básquet?

—Me habló de él la otra vez… Dijo que intentaba por todos los medios acercarse a él, pero él sólo se alejaba. Le dije que era linda y que podría conseguirse a otro chico…

—Eso hizo que se fijara en ti —habló Carly, sonriendo.

—¿Qué chica se fijaría en Freddie? —preguntó Sam a Carly—. ¡Ya lo veníamos hablando, Carly!

—¡Sam! —la calló la castaña.

Freddie miró a las chicas boquiabierto. ¿Ya lo venían hablando? ¡Ah, qué bien!

—Yo puedo gustarle a muchas chicas, Sam —espetó el chico, disgustado, señalándola con el dedo índice.

—A muchas ñoñas, querrás decir —replicó Sam.

En aquel momento, empezó a sonar el PearPhone de Freddie. Freddie lo agarró de uno de los bolsillos delanteros de los vaqueros y vio que le había llegado un mensaje. Se trataba de Bianca.

—Ouh, sí le gusto —dijo Freddie con orgullo, que se le notaba en la mirada.

—Oooow, orgullo nerd —expresó Sam.

—¿Es de Bianca? —preguntó Carly, refiriéndose al mensaje.

Mientras Freddie contestaba que "Sí", Sam se acercó a él y le sacó el PearPhone de la mano con brusquedad, para leerle el mensaje.

—¡SAM! —gritó Freddie, boquiabierto.

Pronto, Sam empezó a leer el mensaje en voz alta: "Hola, Freddie, ¿quisieras venir conmigo al museo tecnológico?". Sam se rió.

—¡SAM! ¡Podrías habérmelo pedido! —exclamó el chico, arrebatándole el PearPhone a su vez.

—¿Me lo hubieras dado?

Freddie se quedó pensando unos segundos…

—Eh… No —respondió luego.

—¿Irás? —preguntó Carly a Freddie—. ¿Con ella?

—Estoy esperando que tú... —empezó a decir Freddie, mirando a Carly. Sam no dijo nada en aquel punto.

Carly miró a Freddie con advertencia en su rostro.

—¿No pasará?

—No —dijo Carly inmediatamente.

—Entonces, creo que sí iré con ella —respondió entonces Freddie.

—Tengo una duda —empezó a decir Sam, mirando a Freddie a la cara con el entrecejo arrugado y acercándose un poquito más a él, quien la miró ceñudo de la confusión. —¿Qué es lo que te ve? —preguntó entonces ella, haciéndose la incrédula, agarrando el mentón de Freddie y moviéndole la cabeza de un lado a otro, examinándolo. Freddie le dio un manotazo para que apartara su mano de la cara.

Carly puso los ojos en blanco. ¿Esto entre Sam y Freddie no acabaría nunca?

—No, no lo entiendo —dijo entonces Sam, dándole palmaditas al rostro de Freddie. Una en cada mejilla.

Quiso seguir dándole golpecitos pero Freddie empezó a dar manotazos a sus manos, haciendo que comenzara una pelea de manos. Dándose palmadas a las manos uno al otro.

—Dejaré que se maten por hoy —dijo Carly, dándose por vencida, poniéndose de pie, yendo hacia las escaleras y empezando a subirlas hacia su enorme y nueva decorada habitación.

—¿Celosa? —preguntó Freddie, sonriendo, siguiendo con la guerra de manos. Sam detuvo sus golpes y se quedó mirando a Freddie—. Ya sé que estás enamorada de mí, Sam —dijo el chico con tono burlón. Pero entonces vio la cara que le dirigía Sam, una no muy linda, y empezó a correr por todo el living y la cocina, con Sam persiguiéndolo.

Freddie intentó dos veces llegar a la puerta del departamento pero Sam le bloqueó el camino en esas mismas ocasiones y Freddie siguió corriendo por todo el living mientras Sam lo perseguía, pidiéndole a la rubia que parara.

—¡Basta, Sam! ¡Sam! ¡No! ¡Basta!

Spencer llegó del baño y, por una milésima de segundos, miró extrañado el comportamiento de Sam y Freddie, pero luego sonrió. Y mientras se dirigía a las escaleras, no dejó de mirarlos ni de sonreír.

—Chiquitines —expresó entonces, como si estuviera viendo algo realmente hermoso, sonriendo, y luego, subía las escaleras. Como la vez que su hermana había ido con aquel chico al baile de "Las chicas invitan".

Freddie siguió corriendo unos segundos más hasta que, finalmente, luego de correr sobre el sofá y dar un salto, quedó ante la puerta del departamento, que abrió y cerró en el momento en que Sam llegaba a ella. Ella no se inmutó en ir a buscarlo y se quedó pensativa viendo la madera de la puerta.

¿Celosa? ¿Cómo podía estar celosa tratándose de Fredward Benson?, pensó Sam. Ay, él era un gran idiota por decirle algo así por segunda vez y hacerle pensar por semejante tontería. ¿Cómo podía estar celosa? No, nunca estaría celosa tratándose de él.

Sam pensó todo eso olvidándose o haciéndose la tonta frente a ciertos recuerdos:

Me siento mal por ti —le dijo Freddie a Carly. Carly y Sam habían entrado al departamento de la primera, las dos mojadas de pies a cabeza, luego de intentar que el público de "El Ritmo de Seattle", viera un cartel de ICarly porque querían tener más público y luego había empezado a llover. Después, Freddie miró a Sam y dijo—: No por ti.

Sam se acercó disgustada a Freddie y escurrió su cabello mojado en la cara de él.

Estaban Carly, Freddie y ella en la cocina del departamento de Carly. Carly les había dado té helado y le había puesto una rodaja de limón al vaso de Sam.

Oh, Carly puso una rodaja de limón en mi vaso, ¿cómo se le ocurren estas cosas? —preguntó Sam, dirigiéndole la mirada a Freddie.

Carly tiene clase —le respondió Freddie.

Sí que le molestó aquello a Sam.

Ah, ¿y yo no tengo clase? —le preguntó la rubia a Freddie.

Estaban viendo unos vídeos de baile en el departamento de Carly (para un concurso en ICarly), sentados los tres en el sofá, y puntuándolos. Carly dijo un número y Freddie aportó la misma puntuación que Carly.

Qué raro, igualito que Carly —espetó Sam, con sarcasmo.

Qué raro tu comentario —dijo Freddie, volteando a mirar a Sam confundido.

A Shannon le gusta Freddie —dijo Gibby, luego de terminar aquel show de ICarly en el que armaron un juego para que Gibby tuviera una cita con Shannon. Terminó teniéndola con Carly, pero aquello no era relevante.

Yo amo a alguien más —dijo Freddie, con los brazos cruzados y mirando a Carly.

No pasará —le decía Carly a Freddie, frente a la nueva insinuación del chico.

¡Ya lo sé! —dijo Freddie.

Sam puso cara de "no lo va a entender nunca", doliéndole aquello, alzando un milisegundo sus cejas y comiendo chili frío del recipiente que había sacado de la heladera de Carly .

¡Nadie desea ver a Freddie! —exclamó Sam mirando hacia la televisión, durante un show de ICarly. Allí se veía a una chica (llamada Valerie) de pelo corto ondulado, sentada en la cama y abrazando a una almohada. Freddie se acercó y luego empezaron a hablar hasta que la conversación se selló en el acuerdo de una cita entre Valerie y Freddie.

Bien, Valerie, manda un correo con la dirección de la institución mental en donde estás recluida y allí lo tendrás —espetó Sam, dándole luego a Freddie una mirada de gran disgusto. Mientras Freddie la miraba algo enfadado.

Sam encontró a Freddie y a Carly bailando lento en Licuados Locos. Algo que pegó fuerte. ¡Fue como una patada al hígado! ¡Y quiso vomitar sangre! Si aquello no era pegar fuerte… Entonces, decidió no seguir viendo eso, dio media vuelta y se marchó, dando una última mirada.

¡Besé a Freddie! —le gritó Carly desde su departamento, mientras Sam permanecía vestida de soldado (uniforme de camuflaje), un casco con ramas y hojas y sosteniendo una pistolita de pintura en sus manos, al otro lado de la puerta.

Al escuchar eso, Sam se quedó pasmada. Su cara evidencia que no le había gustado aquello.

¿Celos? —le preguntó Freddie, en Ridgeway, al notar que Sam lo molestaba mucho por verlo emparejado con Carly.

No soportas a Carly y a mí como pareja. —dijo Freddie después de una contestación de Sam.

Cierto… Me hace querer vomitar sangre —expresó la rubia.

Freddie golpeó la puerta de la habitación de Carly y entró. Luego pasó una chica muy bonita.

Sam miró aquella situación sintiéndose rara, y en la mirada se le notaba un cierto shock.

¿Quién es tu amiga? —preguntó a Freddie, con cierta molestia.

Luego, mientras Carly se quedó hablando con Ashley, Sam se quedó mirando fijamente a Freddie, y él tan sólo sonrió al descubrirla.

—Psss —expresó Sam, incrédula—. ¿Celosa por el ñoño? Seguro. —Dijo sarcásticamente.

Días más tarde, era día de ensayo de ICarly, y Sam y Carly estaban ya en el desván esperando a Freddie, quien tenía una tardanza de cinco minutos. Las dos estaban sentadas en los pufs de colores. Sam, en el amarillo; y Carly, en el rojo.

—¿Dónde está este chico? —preguntó Carly, al tiempo que le llegaba un mensaje a su PearPhone. —Es de Freddie.

—¿Dónde está ese tonto? —espetó Sam.

Carly suspiró al leer el mensaje.

—Dice que no podrá venir al ensayo. Bianca le pidió el favor de ayudarla con Matemáticas.

—¿Está en su departamento? —preguntó Sam, molesta, poniéndose de pie.

—Sí, pero… —respondió Carly, confundida, y se sintió más así cuando vio que Sam iba como un rayo hacia la puerta del desván. Enseguida entendió que iría al departamento de Freddie a buscarlo y traerlo a rastras por el piso o a cuestas sobre su hombro. No sería la primera vez. Inmediatamente, se puso de pie y salió a retenerla. —¡Sam!

Entretanto, Bianca y Freddie estaban sentados en el living del departamento de este último. Sobre sus rodillas tenían sus correspondientes carpetas de Matemática abiertas y los libros con toda la información, sobre la mesita ratona. Freddie estaba explicando cómo despejar una incógnita en las inecuaciones, señalando sus notas o escribiendo algún que otro número, pero Bianca lo estaba mirando perdidamente a los ojos, sonriendo. Cuando Freddie le hizo una pregunta, la miró, notó que lo estaba mirando de aquella manera y que no le respondía su pregunta, y se puso un tanto incómodo.

—Bianca, los ejercicios están justo aquí —dijo Freddie con prontitud, agarrando su carpeta, abierta, e interponiéndola entre el rostro de ella y el de él.

Bianca bajó el cuaderno, diciéndole a Freddie:

—No seas tímido.

—Em… ¡No es eso!

Pero Bianca no lo escuchaba. Se lo quedó mirando a los ojos otra vez con cara soñadora y sonriendo.

—Eh… Bueno… Terminemos por hoy —dijo Freddie, poniéndose de pie. Bianca parpadeó confusa y se puso de pie también.

—Freddie, creo que ya deberíamos avanzar en nuestra relación —le propuso Bianca, acercándose a él, que estaba más confundido que antes. ¿De qué relación hablaba?

—¿Qué? —preguntó él.—Sólo fuimos al Museo juntos…

—Ay, no seas bobo… Creo que ya es el momento de nuestro primer beso.

—Bianca, nosotros no…

Bianca no dejó que terminara de hablar. Acercó su rostro al de él para darle un corto beso en los labios. Freddie quedó boquiabierto ante tal acto.

—¡Bianca! —Ella sólo sonreía. —¡Mamá, ya voy!

—Yo no escuché que te llamara.

—Oh, sí… Estamos conectados… Telepáticamente —Freddie dijo aquello último apresuradamente. Su voz había sonado como si aquello fuera lo único que se le había ocurrido en el momento. Y luego pensó que fue lo más patético y ridículo que pudo haber dicho.

Al segundo, empezó a empujar a Bianca, con sus manos sobre sus hombros, hacia la puerta del departamento.

—No seas tímido, amorcito.

—¡Adiós, Bianca, nos vemos! —le exclamó el chico, abriendo la puerta. Luego la empujó afuera y volvió a cerrarla.

—¡Oh, de acuerdo, amorcito! ¡Nos vemos mañana!

Al día siguiente en la escuela, Freddie llegaba a la zona de los casilleros de las chicas. El chico llevaba puesta una peluca de pelo sintético negro, largo y ondulado, un gorro con visera y anteojos grandes y negros. Además, caminaba mirando de aquí para allá por si se encontraba con alguien a quién quería evitar a toda costa. Carly y Sam, que estaban acomodando unos libros en sus casilleros, vieron acercarse a Freddie de ese modo (lo reconocieron enseguida), por lo que se lo quedaron mirando confundidas.

—¿Qué hay con tu traje? —preguntó Sam, cerrando su casillero. Luego se puso al lado de su mejor amiga.

—¿Freddie? —preguntó Carly—. ¡SAM! ¿Qué le hiciste ahora? —le cuestionó a su mejor amiga, dirigiéndole la mirada.

—Cada vez que Freddie esté asustado, ¿tengo la culpa yo? —preguntó Sam, ofendida.

—Sí —dijo Carly de una.

Sam alzó las cejas sólo un segundo.

—¡Esta vez no! —exclamó Freddie—… ¡Y no estoy asustado! —aclaró después.

—Hagamos de cuenta de que te creemos —dijo Sam, y Freddie la miró con el entrecejo fruncido.

De pronto, una pelota rebotó en la paste posterior de la cabeza de Freddie.

—¡Au! —exclamó el chico, llevándose la mano a la parte de la cabeza golpeada y dolorida y volteando a mirar, como Sam y Carly, de donde había venido.

Jeff sonreía con suficiencia y se acercaba a asir la pelota de básquet del suelo sin dejar de mirar a Freddie.

—¡Ou, le dolió al ñoño! ¿Tuviste una nueva reunión del AV Club hoy? —le preguntó el chico despectivamente, y al segundo, mientras Freddie lo miraba ceñudo del disgusto, el capitán del equipo de básquet se reía a carcajadas y se alejaba de ellos. Carly tenía una mirada ceñuda de la confusión y el disgusto y se cruzaba de brazos.

—Odio que otros tomen mi trabajo… El que te insulta sólo soy yo —sólo dijo Sam, mirando hacia la nada, entredientes y con los ojos echando chispas, a lo que Carly y Freddie le dirigieron miradas confundidas, sin saber cómo tomar aquello.

—¿Y bien? —preguntó de pronto Carly—. ¿Por qué estás vestido así?

—Sí, como si funcionara —habló Sam, recordando que Jeff lo había reconocido.

—¡Es Bianca!

—¿Qué sucede con ella? —quiso saber Carly.

—¿Se dio cuenta de que eres un tonto? —preguntó Sam.

Freddie puso los ojos en blanco tras sus anteojos oscuros. Antes de explicarles, miró hacia atrás con cuidado para cerciorarse que no estaba en peligro.

—¡Ella piensa que estamos en una relación! ¡Me ha llamado "amorcito", por lo menos, unas quince veces!

—¿Estás en una relación con Bianca? —le preguntó Carly.

—¡No! —exclamó Freddie.

Sam sólo miraba con mirada impasible mientras Carly miraba con confusión.

—¿Y entonces por qué ella…? —empezó a preguntar la castaña.

—¡No lo sé! —gritó Freddie. Se encontraba con semblante desesperado. —¡Y ha puesto sus labios sobre los míos!

—Qué agallas —dijo Sam.

Freddie y Carly la miraron como diciendo: "Mira quién habla". Sam recordó el beso entre ella y Freddie y no volvió a decir ni una palabra.

—¿Hay que tener agallas para besarme a mí? —se ofendió Freddie, pensando en Sam como la única chica a la que había besado—. ¡No creo que hayas hecho mucho sacrificio cuando tuviste que besarme! —espetó Freddie, quitándose los anteojos y mirando ofendido a Sam.

Carly miraba de uno a otro, confundida.

—¡Ni Carly tampoco! —se apresuró a exclamar el chico, acordándose de Carly en ese instante, de un sopetón y señalando a la castaña un segundo.

Sam puso los ojos en blanco.

—¡Yo no dije nada! —se defendió la castaña, cruzándose de brazos.

—¿Freddie? ¡Freddie! —gritaba la voz confundida de Bianca, por atrás del chico.

Freddie volteó a mirar y vio que la chica caminaba a cinco metros de ellos mirando a su alrededor, por si lo veía. Inmediatamente, Freddie se puso los anteojos otra vez y se fue a esconder detrás de Carly, empujando a Sam a un lado al dirigirse hasta allí.

—¡BIANCA! ¡FREDDIE ESTÁ ACÁ! —gritó Sam.

Sí, ya sé... El peor momento para cortar el capítulo y no tiene nada de suspenso, ¿no?

Me falta poco para terminar la segunda parte y tal vez la suba rápido... Pero, como ya dije, los próximos capítulos no los tengo escritos... Sólo tengo tres ideas más :(... Espero que este bloqueo se me termine de una vez. En el anterior fic apenas tenía bloqueos tres o cuatro días, ahora llevo una semana y sigue y sigue... :(

¡Dejen Review, por favor! Pongan lo que les gustó y lo que no... Siento que este fic no será tan disfrutado como el anterior y no sé por qué :(...

¡Review, por favor!

Review, review, ¡se los agradecería!

¡Ah, otra cosa! Esas pequeñas escenas de la serie han sido sacadas de mis recuerdos y no copiadas de los episodios, por lo que tal vez haya algún que otro error... ¡Pero lo esencial no cambia y ya me entendieron, o no! ;) ¡Sí, lo celos de Sam en los episodios por Freddie! ¡Y faltan más, pero no los escribí porque no me acordaba cómo venía la mano! jeje... Pero creo que con esos están bien...

¡Saludos!