Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, y para los que ya han leído las novelas que adapto, aclaro que esta historia no es mia. Yo sólo me limito a compartirla con ustedes cambiándole ciertos detalles para que se adapte mejor a los personajes que tanto amamos y en esta novela en particular he creado nuevos encuentros y nuevos momentos Edward-Bella con la intención de que ustedes lo disfruten.. así que es un tantito diferente a la versión original jejeje.
Y bueno como ya hemos llegado al final compartiré con ustedes que la autora de esta linda historia es Trish Wylie y se llama "Amantes y amigos". Como siempre les agradezco por haber seguido de cerca la historia y haber soportado que me haya demorado bastantito en culminar las actualizaciones. Un abrazo grande!
Capítulo 12: Desafío Final
—Tú lo sabías, verdad?.
Rose observó impertérrita el airado rostro de Edward.
—Sabías que no se había ido con Matthew, porque no me lo dijiste Rose? —preguntó él.
—Todo el mundo lo sabía Edward —respondió muy calmada.
—¿Ah, sí?, ¡pues yo no! —le gritó él fuera de sí.
—Bueno, pues ahora ya lo sabes —dijo ella encogiéndose de hombros.
—¿Y dónde ha estado todo este tiempo?
—Tampoco es que sea un gran secreto ni nada de eso —farfulló—. Todo el mundo sabía que se había mudado a su casa.
Edward sintió deseos de estrangularla.
—Pero yo no!
—Bueno, no me lo preguntaste, y te pasaste semanas como un zombi, de casa al trabajo y del trabajo a casa y luego pasando el tiempo con "amigas" por ahí y por allá.
—Rose por favor, sabes que Tanya solo es una amiga, además la cita que tuve con ella se debió a lo de la subasta, ya te lo dije.
—Ya veo… pero no creo que la gran "cita debido a la subasta" como tú le llamas, significara estar de manitas calientes.
—Yo nunca estuve de manitas calientes! Rayos, tu sabes que no puedo pensar en otra mujer que no sea Bella.
—Bueno con mayor razón debiste comportarte de mejor manera, digo, sabiendo que Bella podía enterarse.
—Por todos los cielos! Yo no sabía que Bella seguía aquí en el pueblo!
—Ah es decir que como no sabías que Bells estaba en Forks, está bien que hayas estado de arrumacos con la Denali? –Le dijo la rubia amiga levantando su ceja inquisidora.
—Que no Rose! Basta! Cuantas veces tengo que explicarte que con Tanya no pasa nada, lo juro! –dijo Edward casi arrancándose los cabellos de la impotencia.
—Está bien Edward te creo, te creo! No es para que te pongas así tampoco! Igual después terminé pensándolo mejor… creo que no fue tan grave, aunque hiciste llorar a mi amiga y eso fue lo que realmente me enojó.
—Bella estuvo en el restaurante? –Edward preguntó sorprendido
Un enorme suspiro salió de Rosalie.
—Ay Edward, de verdad que toda esta situación está matando tus neuronas. Claro que Bella estuvo ahí… y tal vez yo puedo entender que esa rubiecita intentara conquistarte en la única oportunidad con la que contaba, pero tú también le andabas cogiendo la manito. Nosotras te vimos, así que ni intentes negarlo.
Edward contrajo su entrecejo tratando de recordar a lo que se refería Rose; repasando cada momento de la cena, hasta que dio con ello.
—Qué? —sonrió Edward sin humor— sólo le estaba agradeciendo Rose, realmente no fui un buen acompañante esa noche y Tanya contrario a lo que piensas, se portó como una verdadera amiga; sabía que yo estaba mal por Bella. Lo juro!
—Ya, ya, ya está bien te creo —dijo restándole importancia— ahora solo te tocará convencer a Bells y te aconsejaría que comiences cuanto antes —terminó golpeándole la espalda a manera de consuelo.
—Gracias Rose. Ahora necesito que me digas algo ¿Por qué no me dijo que él la estuvo engañando con otras?
—¿Para qué? ¿Para que fueras a matarlo a golpes? Bella no quería que acabaras en la cárcel —le dijo con una sonrisa.
—Ese canalla… —murmuró Edward sacudiendo la cabeza—.Y pensar que la pobre Diane no sabe nada.
Rose esbozó una sonrisa traviesa.
—Bueno, por eso no hay que preocuparse. Creo que se hizo una pequeña idea de qué clase de hombre es Matthew, en realidad antes de que se marcharan.
Edward se quedó mirándola boquiabierto.
—¿No le dirías…?
Rose se fingió ofendida.
—¿Por quién me tomas, Edward Cullen? Simplemente le hice saber que Matthew me había dicho que quería hablar con ella de algo, antes de que empezara la subasta, y que la esperaba en el pasillo, detrás del escenario.
Edward se rió con ganas por primera vez en varios días.
—¡Dios, Rose, eres terrible! Es bueno saber que ahora estás de mi parte! –ambos rieron por la ocurrencia de Edward.
*Un par de días más tarde*
—¿Que Edward ha hecho qué? —Rose se encogió de hombros con aire inocente.
—Sí, va a dejar el trabajo, con quince días de preaviso según he entendido —dijo Rose de forma despreocupada.
—¿Pero por qué?, ¿y qué va a hacer ahora? –respondió Bella casi en un grito.
—¿Y a ti por qué te importa Edward de repente?
—¡Rose!, ¿cómo puedes decir eso?
—¿Qué? Te lo digo en serio, Bella. ¿No te parece que lo has castigado bastante por lo que hizo? Obligarme a no decirle nada con respecto a que seguías en el pueblo y que no te habías ido con Matthew, sabes muy bien lo que él creía al respecto y ni se diga lo de ir a ese baile con Jacob Black, eso fue un golpe bajo.
—Primero el hecho de que haya creído que me había ido con Matthew lo hace más estúpido todavía, y está claro que no le interesa. Y lo de Jacob, yo solo quería darle celos a ese idiota, así como él también salía con su amiguita "Tanya", tenía que darse cuenta de lo que se estaba perdiendo, pero no reaccionó. Bueno, sí reaccionó, pero no como yo quería —aclaró al ver que su amiga enarcaba una ceja.
—Bells, lo de Tanya ya te lo expliqué! Esto se te ha ido de las manos, amiga —murmuró Rose sacudiendo la cabeza—. Edward te quiere, pero es muy orgulloso, y se va lejos porque no soporta verte con otro hombre, ya sea Matthew, Black, o cualquier otro.
Bella sentía deseos de ir a estrangularlo.
—¿Y si me quiere por qué demonios no lo dice? ¿Tanto le cuesta? —masculló irritada, conteniendo lágrimas de rabia—. Además, ¿a dónde diablos se supone que piensa ir?
—No sabría decirte. Lo oí decir algo de unos tigres en peligro de extinción en la India o algo así… —Bella había salido disparada hacia la puerta de la tienda sin dejarla terminar—. ¡Eh, Bella!, ¿a dónde vas? —pero no trató de detenerla y cuando la hubo perdido de vista, sonrió triunfal.
Edward no estaba en la oficina de la obra. Bella corrió hacia el parque central donde le agradaba estar, y al fin lo vio, con un grupo de turistas que estaban admirando el monumento antiguo de la plaza central de Forks.
Nada más verla, el rostro de Edward se iluminó, y se dirigió hacia ella.
—¡Eh, Swan! Estaba esperando que…
Bella no lo dejó acabar.
—¡Pedazo de alcornoque! —masculló dándole con el índice en el pecho—. ¿Qué es eso de que lo dejas todo?
—No es lo que crees. Yo…
Pero ella no lo estaba escuchando.
—¡No podías quedarte y luchar por mí!, ¿no es cierto? No, el gran Cullen no…
—Espera, si me escucharas un momento…
—Te partirías el cuello por cualquiera de tus nobles causas, por salvar el mundo entero, verdad? pero no eres capaz de mover un solo dedo por mí, ¿por qué?, ¿por qué? —exigió saber irritada.
—Bella, por favor…
La joven lo miró con ojos relampagueantes llenos de rabia.
—¿Por favor qué? ¿Que me calme? ¿Que hablemos de ello en otro sitio? ¿O es que te estoy asustando? Ah, ah, ah?
—Bella…
—¿Qué? Vas a irte a la India en otra de tus cruzadas, según me acabo de enterar por Rose —le gritó furiosa—. Y me pregunto, ¿por qué viajar tan lejos para matarte cuando yo misma puedo ayudarte a hacerlo… y aquí mismo en Forks? —y lo empujó con todas sus fuerzas, haciéndolo caer al agua de la pileta que se encontraba en medio del parque.
—Espero que disfruten de la visita —les dijo Bella con una dulce sonrisa a los turistas, que habían observado la escena anonadados.
Se giró sobre los talones, pero antes de que hubiera dado dos pasos, Edward se levantó de la pileta donde había caído sentado, escupiendo agua y llamándola a gritos.
—¡Bella! ¡Bella, por amor de Dios, espera!
Un turista japonés lo fotografió cuando se encaramó chorreando de la pileta, entre las miradas divertidas de los demás.
—Castañas… —les dijo Edward esbozando una media sonrisa—, tienen un carácter horrible.
Y salió corriendo tras ella.
—¡Bells!, Bella quieres esperar? —pero ella no se detenía—. ¡Swan, por favor! ¡No voy a dejar mi trabajo, ni me voy a ningún sitio!
Bella se paró en seco y se giró hacia él. ¿No la dejaba? ¿No se iba? Pero Rose había dicho… Edward seguía acercándose jadeante hacia ella.
—Le pedí a Rose que te dijera eso porque no se me ocurría otra cosa para hacerte venir hasta aquí —confesó.
Aquello volvió a enfadar a la joven. ¡Rose la había engañado!, ¡su propia amiga la había engañado! Resopló y siguió andando.
—¿Me has oído? —la llamó él desesperado—. ¡Oh, vamos, Swan!, ¿no irás a hacerme hacer esto aquí, verdad?
Bella no estaba dispuesta a prestarse a sus ridículos juegos infantiles. Si quería hablar con ella que la llamara por teléfono, se dijo apretando el paso.
Aquella vez la voz de Edward sonó más alta y clara todavía:
—¡Bella Swan! Puedes detenerte un momento para poder decirte que TE AMO! Por todos los cielos Bella, necesito que me escuches!
Bella se quedó de piedra. Inspiró profundamente, y se giró y lo miró de una forma que si las miradas matasen él hubiera quedado fulminado en ese preciso instante.
—¿Y por qué diablos querría hacer algo tan estúpido como escucharte, Cullen?
Edward se encogió de hombros y extendió los brazos hacia ella. El peso del agua estaba deformando las mangas de su jersey, y parecía el tierno espantapájaros de El Mago de Oz.
—Porque estoy tan loco por ti que ni siquiera puedo pensar cuando no estás a mi lado.
Bella sintió que el corazón iba a salírsele del pecho, pero se cruzó de brazos en un intento de mantenerse inflexible.
—¿De veras? ¿Y cuándo tuviste esa revelación, eh Cullen?
—Pues… supongo que… bueno, mes más o mes menos… hará unos diez años de eso, tal vez un poco más..
Bella se quedó boquiabierta, y Edward echó a andar hacia ella con decisión.
—Fue exactamente el día de tu cumpleaños.
Bella abrió los ojos como platos. —¿Cuando cumplí los dieciocho?
Edward asintió, deteniéndose frente a ella. —Me dijiste que estabas enamorada de Matthew, y aun así no podía quitarte los ojos de encima.
—Me sentía como un canalla, deseándote de aquel modo cuando estabas con Matthew —le estaba diciendo Edward a Bella—, pero no podía evitarlo. Después de todo, yo te conocí antes que él.
La joven esbozó una pequeña sonrisa.
—Diez años, Edward… —murmuró—. ¿Todo ese tiempo estuviste enamorado de mí y nunca me dijiste nada?
Edward se encogió de hombros y dio un paso más hacia ella.
—Tú me dejaste —le dijo con una sonrisa—, dos veces si no recuerdo mal. Una de ellas incluso fui detrás de ti. Y no hacía más que pedirte que volvieras, ¿recuerdas?
—Si me hubieras dicho la razón, tal vez hubiera vuelto antes —respondió Bella con suavidad.
Edward le pasó una mano mojada por la mejilla y se miró en sus ojos chocolates.
—¿Y por qué volviste, Swan? —la cuestionó con tono suave.
—Por ti, Cullen, esa es la verdad que tanto me negaba, volví por ti —le susurró ella poniendo su pequeña mano sobre la de él—, porque estoy enamorada de ti, porque estaba enamorada de ti desde que nos conocimos, solo que no lo sabía y soy muy cabezota para haberlo admitido antes.
Edward sonrió.
—Perdóname, Bells, perdóname por haber dudado de ti, pero es que, siendo aquello por lo que más debería haber luchado, eras también lo que más temía perder.
Bella tomó su mano para enredarla con la suya.
—Entiendo la sensación. Yo también temía tanto perderte Edward. Siempre supe que tú eras parte sustancial de mi vida, que eras quien le daba un verdadero significado a lo que soy, pero jamás quise ponerle un nombre a todos los sentimientos que se arremolinaban en mi interior. Tomé el camino fácil y denominé "Amistad" a todo esto que estoy sintiendo y que siempre sentí.
—No quise comportarme como un cavernícola, pero es que te amo tanto y no supe como hacer las cosas bien –dijo Edward bajando su rostro apenado.
Bella sonrió por el dulce gesto que le recordó tanto las razones por las que amaba a ese hombre. El simplemente lo era todo para ella y tal vez le llevaría un buen tiempo dejar de recriminarse lo tonta que había sido pero se daría la oportunidad de amarlo como nadie lo había amado.
—Me perdonas? –volvió a preguntar Edward, interrumpiendo las cavilaciones de Bella.
—Perdonarte, mmm, no lo sé! –respondió divertida.
—Swan? –le recriminó pero con una enorme sonrisa dibujada en su rostro al darse cuenta de que jugaba.
—Espera, estoy pensando Cullen!
—Muy bien Swan, pongámoslo así. O me perdonas o… —Bella lo miró asustada porque adivinó sus intenciones, bastante conocía a Edward.
—Oh no! No te atreverías Cullen, no lo harías –se soltó de su agarre con la intención de echarse a correr.
—Oh si! —Le respondió Edward alcanzándola por la espalda sin dejarla escapar y abrazándola con su cuerpo, empapándola toda a su paso ya que su ropa aún seguía estilando el agua de la pileta.
—Edward! —Se quejó entre risas, volteando sin importarle que su ropa siguiera humedeciéndose por seguir en brazos de él. Se miraron divertidos y fue Bella quien acercó su mano para acariciar la mejilla de Edward. Las risas cesaron y cada uno se concentró en los ojos del otro.
—Perdonarte? No podría perdonarte si antes no me perdonas tú a mi. He sido una necia y ciega por mucho tiempo; y no niego que también he actuado como una chiquilla al final de todo, pero Te amo Edward Cullen y prometo enmendar mis errores, amándote como lo hago ahora, con cada partícula de mi ser.
La sonrisa y el brillo en los ojos de Edward nunca habían lucido tan radiantes. La tomó por la cintura y la hizo girar para luego besarla con todo el amor y la pasión que reinaba en su corazón.
—Te amo Bella Swan
—y yo te amo Edward Cullen.
Se volvieron a besar y abrazar como si la vida se les fuera en ello. Hasta que él se apartó un poco de ella para mirarla a los ojos con una sonrisa traviesa.
—Eh, Swan, ¿estarías dispuesta a hacer una última apuesta?
—Oh, no, la época de las apuestas se acabó para mí, caballero.
—De acuerdo… un desafío entonces —murmuró Edward.
—Mmm, estoy escuchando.
—Muy bien Swan, te desafío a pasar conmigo el resto de tu vida.
Una enorme sonrisa se dibujó en los labios de Bella. Ella se guindó del cuello de Edward para responderle al oído.
—Acepto gustosa el desafío Cullen.
Edward se inclinó hacia ella.
—Mmmm… respecto a aquello de los doce hijos…
Bella abrió los ojos como platos.
—¡Caíste! —se rió Edward. Y aprovechando su distracción, la volvió a besar, con toda la añoranza del tiempo que había permanecido lejos de esos labios. Acercó su cuerpo completo a ella y nuevamente se fundieron en un abrazo sin romper el beso, seguros que ese sería el comienzo de la tan ansiada felicidad que sabían solo la obtendrían permaneciendo juntos para siempre.
Fin
Oooohhh y se acabó... les gustó? Al fin este par de cabezotas estan juntos sin tapujos... me encantan los finales felices, aunque ya he de buscar uno triston por ahi para poder adaptarles jejeje
Gracias chicas por acompañarme en esta loca y divertida historia... me apena haber tardado un poco en los últimos capitulos pero ya les conté.. soy nueva mamá! eehhh! asi que gracias, gracias por la paciencia y por todos esos reviews hermosos... me voy muy muy feliz... Ya buscaré algo nuevo en que trabajar para compartirlos con ustedes, espero que sin atrasos.
En este último capituo mis agradecimientos especiales para Jolli Cullen, Alilu Cullen, Maya Cullen Masen (siempre presenteee muaahhh), Neny W- Cullen (bienvenida), Silves (ya extrañaba tus comments jeje), Caro BereCullen (lindaaa), Samantha Annia y Bella Marú. Y un abrazo grande para todas las que estuvieron presente a lo laaargo de este fic aaahhh y mis cariños inmensos para mi cloncito Meli8114, Yeya Cullen y Stardropper, se las extraña niñas!
Nos veremos o escribiremos en la proxima... les dejo mi twitter vivitace
Muaaahhh
Vivitace