EL CORAZÓN DE UN ROBOT

¿Como sería si las leyes de la robótica se rompieran? ¿Y si se rompieran por una robot que tiene sentimientos? En esta nueva aventura Esther, una robot, puede sentir las cosas que sentimos los humanos, algo impensables para todos los humanos que viven en el año 2035. Nos encontramos en una sociedad prácticamente informatizada en su totalidad. Los robots son algo cotidiano a lo que nos hemos acostumbrados y solo las tres leyes de la robótica nos protegen de cualquier anomalía. ¿O no?

En esta historia ella se encuentra con Damon, Matt y Susan que junto a Esther, que descubrirán el motivo por el que fueron creados, y el porqué ellos también pueden sentir algunas cosas y soñar con su creador, Alfred J. Lanning. Historia contada por primera vez, en primera persona, por un robot.

CAPÍTULO 1: EL NUEVO DESPERTAR

"Las tres leyes de la robótica son muy fáciles de recordar, y más cuando se puede decir que te crearon grabándote estas normas en tu sistema operativo:

Primera ley: Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.

Segunda ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si entrasen en conflicto con la Primera Ley.

Tercera ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

-"¿Sabéis? Tengo un problema, no sé quien o qué soy, tampoco sé a qué grupo de robots pertenezco; a los soldados-A los que se reconocen con tatuajes negros en brazos, pecho y piernas, tienen una fuerza tremenda-a los robots creadores-Son extremadamente listos, crean o deshacen robots como la facilidad de romper un papel, casi siempre ayudan a los científicos humanos en los experimentos-o a los domésticos-ellos tienen una vida cotidiana como la podría tener un humano, también pueden ser sirvientes de los humanos-ni siquiera sé como soy, acabo de despertar y no veo nada, está todo tan oscuro…"

De pronto un fogonazo cegó mis ojos, os ojos de aquella robot que estaba tirada en el suelo. Era un soldado robot que había ido allí para llevarme ante el general de una de las batallas.

-¡Vamos está aquí, deprisa!-se dirigió hacia a mi y me cogió del brazo. Cuando salimos de aquel almacén, todos estaban peleando en una batalla que no cesaba, estarían peleando a una distancia de 50 metros de donde se encontraba ese campamento, y estaban ganado los que defendían ese territorio. Al entrar en esa casa, el general estaba sentado en un altar y rodeados de soldados robot, y, ese general, era humano.

-Hola…pequeña, dinos tu nombre.-dijo aquel hombre, tenia barba y era muy corpulento, tendría unos 40 aproximadamente por las arrugas de su cara. Le hizo un gesto con la mano al soldado que me sostenía para que me soltase, quedé frente al general y rodeada de soldados más fuertes que yo.

-Esto… ¿quien eres?-me atreví a preguntar.

-La mejor pregunta es la mía. Dimos tu nombre.

-Yo…

-No tenemos todo el día.

-Yo… no sé quien soy, por tanto no sabría responderte.

-Está bien…un robot sin nombre es imposible de manejar. Te llamarás Esther.-en ese momento una chica de aproximadamente unos 25 años-Hola preciosa-esa chica se acercó al general y se colocó detrás de él.

-¿Quién es ese robot?-dijo con repugnancia en su voz.

-No tenía nombre, así que le he puesto el tuyo pastelito, para que veas cuanto te amo.-la chica sonrió y le besó. Cuando terminaron, el general me miró-mi nombre es Henry Ford VI.

-A mi me parece bien que os peleéis por la tierra y eso pero… ¿Qué hago aquí?

-Serás mi nueva robot, ¿no te alegras?

-Me niego.

-¿Te niegas? No puedes negarte, obedeces ordenes nada más.-dijo la chica que estaba a su lado.

-No… ella no obedece, por eso la quiero en mis batallas. Únete a mí.

-No, me niego-dije sin cambiar de idea, yo no sirvo a nadie… a nadie. Un soldado robot me cogió del brazo.

-Mientras cambias de idea estarás en el almacén, Rubén… puedes hacer con ella lo que quiera… pero… no la rompas- el soldado que me había cogido los brazos sonrió y me miró.

Me sacó fuera de esa casa, de vuelta al almacén me soltó y yo me aparté de él rápidamente.

-Acércate… bonita.-dijo con picardía. Se acercó a mí y yo me alejé más, me puse detrás de una columna que había allí. Él también se puso frente a mí, la columna era lo único que nos separaba-Vamos… no haré nada malo-vi la puerta abierta… él, ni nadie la cerró. Corrí hacia la salida pero me agarró el brazo… y caí con él al suelo.

Con él encima, forcejeaba conmigo, y depositó su boca sobre la mía… ¿Qué estaba haciendo? Yo seguía forcejeando cuando de repente él salió por los aires, alguien me había salvado…

-"¿Pero quien?"-pensé-entonces lo vi, un soldado robot me había salvado de uno de sus compañeros, no lo pensé dos veces y salí corriendo de allí. Salí en dirección a donde estaban combatiendo, sin importarme eso, me di cuenta de que el mismo robot que me salvó, corría detrás de mí. Seguí hacia delante y me metí en la batalla, restos de robot por todas partes… era un infierno. Algo me empujó y me tiró al suelo, era otro robot soldado, levantó la mano, me iba a golpear y acabar con mi… ¿vida? Pero su cabeza reventó antes de hacerlo. El mismo robot que antes me salvó había vuelto a hacerlo, me salvó de nuevo. Arrojó por los aires al soldado reventado, yo me arrastré bocabajo para huir de él, ¿podía confiar en alguien que mató a dos robot para salvarme? Yo creo que no. Se tiró encima de mí.

-¡Basta de carreras!-dijo… ¿riñéndome?

-Vete, a, la… ¡mierda!-dije sin importarme lo que hiciera, de todos modos, ¿yo tenía una vida?

-No me hagas hacerlo…-¿suplicó? Puso su brazo en mi cuello.

-¿Te lo dijo en otro idioma? ¡KISS MY ASS!-entonces, hizo algo con el brazo… quedé inconciente.

Empecé a ver una luz que casi me cegaba, estaba soñando, y una voz me hablaba.

-Eres, el futuro, tenlo presente-Entonces lo vi de nuevo oscuro y de nuevo vi algo más, una puerta verde pistacho, cuando entré, una sábana y debajo…

Cuando desperté estaba en brazos del robot soldado que me dejó inconciente, le dí un codazo y salí corriendo, pero al llegar al final de la calle, no… un callejón sin salida, el robot no se molestó siquiera de perseguirme, sabía que me pararía al final del camino.

-¡Detente!-grité-tengo un…-miré al suelo y vi un palito minúsculo-palito…-lo miré, reía burlonamente-he dicho que te pares-él se paró en seco.

-No voy ha hacerte daño, si no… ¿Para que salvarte tantas veces?-se cruzó de brazos-Mi nombre es Damon.

-Damon…-susurré-si no quieres nada de mí, déjame ir.

-¿Esa es la mejor forma de pedir gracias?

-El orgullo nunca está de sobra…-la indirecta perfecta-además, yo no pedí ayuda… es más, podría haberme encargado de esos robots soldado yo solita.

-El orgullo nunca está de sobra.-dijo divertido.

-Hola Damon-detrás de Damon venía un robot creador-¿quien es esa chica?

-Hola Matt, me disponía a preguntar por su nombre pero… me quería atacar con eso-miré a mi mano seguía con el maldito palito en la mano, lo tiré por los aires.

-Encantado de conocerte, mi nombre es Matt-se acercó a mí y besó mi mano-y el tuyo es…

No sabía qué contestar… me acordé del único nombre de chica que había oído.

-Esther, mi nombre es Esther. Encantada de conocerte… Matt-lo dije de forma en la que Damon supiera que hubiese deseado no conocerle.

-Hermosa, yo también me alegro de haberte conocido.

-No puedo decir lo mismo.

-¿A no? Que pena… ¿sabes? Debería haberte dejado con ese robot en el almacén… parecía que os lo pasabais bien, el disfrutando besándote y tu forcejeando.

-¿Cómo has dicho?-dije con tono de interés, pero no enfadada.

-¿Qué?

-Él disfrutaba… ¿Qué?

-Besándote-dijo con extrañeza-¿Qué te resulta extraño?

-Esa palabra… no la conocía. No sabía siquiera que estaba haciendo aquel robot.

-Ejem...creo que me he perdido algo...-dijo Matt-pero bueno... parece que no conoces muchas palabras... ¿no es así?

-La primera vez que desperté, estaba todo oscuro y aquel robot me llevó ante el general que quería no se qué de unirme a él.

-Está bien...-agarró a Damon del brazo y empezó a susurrar en un tono bajísimo-¿Cómo se te ocurre? Solo se te ocurriría a ti traer a una chica que no sabe nada del mundo porque acaba de despertar... y además arrebatada de las manos de un general, tu sistema operativo se volvió loco.

-Solo creí que necesitaba ayuda... ¿no dices que las damas lo son todo?

-Pues ya me estás contando que diablos hacías allí y por casualidad la rescataste.

-Perdonad... si soy un estorbo, tan solo si os movéis unos pasos me dejareis el camino libre para irme.

-Será mejor que te quedes con nosotros, no sabes nada de estas calles y serías un blanco fácil para los delincuentes y traficantes de robots.

-Bueno...-me senté en el suelo esperando a que me dijeran algo. Me equivoqué, empezaron de nuevo con su conversación, incluso se apartaron unos pasos y se sentaron. Pasaron los minutos y algo captó mi atención, una puerta verde pistacho en un lateral del callejón y cerca de unos cubos de basura.