Reto a la carta.
#7 Declaración.
Claim: Sora T / Tai K.
Advertencias: Ninguna.
Disclaimer: Digimon no es mío. El Fic en cuestión sí. No al plagio. Gracias, de nada.
Notas de autor:
Se me fue el muy cojudo malparido internet, pero descuiden, no perdí el tiempo. Me puse a hacer algo de sumo provecho.


DECLARACIÓN


Estaba harto del coqueteo. Tenía que declarársele a Sora pero, ¿Cómo hacerlo? Si cada noche planeaba meticulosamente cómo iba a confesárselo; repasaba sus diálogos, ensayaba frente al espejo, mas cuando llegaba el día las palabras se le esfumaban cada que miraba sus ojos rojizos.

Bufó fastidiado.

Taichi se preguntaba cuándo carajo iba a tener el valor suficiente para decírselo a Sora. En muchas ocasiones lo había intentado, pero su garganta se le secaba, no lograba emitir sonido, simplemente las palabras no fluían.

Desde siempre habían sido amigos, pero de un tiempo acá la empezó a ver de manera distinta, de hecho ya había tenido varias citas y se la pasaban de lo mejor juntos, él funcionaba con ella. Era el tiempo de empezar una relación. Pero maldito cobarde que era.

El sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos.

―Hola ―saludó mediante el teléfono.

―Ya estamos afuera de tu departamento. Baja.

―Ya voy Matt, no te desesperes.

Tomó su chamarra y antes de abrir la puerta se formuló en su mente el pensamiento de "esta noche será". Sonrió bobamente.

―Ya era hora señorita ―mencionó Matt ―Déjame decirte que tanto maquillaje no te sirvió de nada.

Tai primero observó quiénes iban en el auto; Matt y Mimi en los asientos detrás iba Takeru, pero ahora ya lo acompañaban él y su hermana.

―¿Y los demás? ―esperaba ver a Sora en el auto.

―Izzy, Davis, Yolei, Ken y Cody van con Jou ―dijo la castaña ―Sora dijo que llegaría por su cuenta. Su mamá la dejaría de paso o algo así.

―No te preocupes hermano, allá la verás.

Tai se sonrojó. Matt que lo observaba con el espejo retrovisor sonrió ante el gesto de su amigo. Los demás chicos soltaron una enorme carcajada.


―Este lugar no se parece nada a los que frecuentamos ―mencionó el castaño al entrar a un pequeño pero acogedor bar.

―Tienes razón; es menos concurrido y ruidoso ―Tk observó de punta a punta el lugar ―Pero no me parece mal este cambio de aires. Además es mucho más íntimo y cómodo.

―¡Y lo mejor tiene karaoke! ―gritó entusiasmada la castaña.

Los otros chicos no tardaron en llegar, se sentaron en una mesa grande que daba enfrente del templete donde se ponían a cantar. Mimi esperaba ansiosa la hora de poder cantar. Izzy, Kari, Takeru y Jou mantenían una larga conversación, ambos tenían diferentes bebidas alcohólicas. Davis y Yolei discutían cómo ya les era costumbre, Ken armado de paciencia miraba a su novia y a su amigo, él más que nadie sabía cómo eran. Tai que estaba un poco más alejado del resto miraba atento la puerta, esperando a que una cabellera roja la atravesara.

―Mimi, ¿Estás segura de que Sora vendrá? ―rascó su cabeza.

―Completamente segura ―entrecerró los ojos al contestarle.

―Es que ya ha pasado mucho tiempo.

―Ya Don Juan, solamente han pasado treinta minutos. No debe de tardar ―le dio un sorbo a su margarita.

El moreno le dio un largo trago a su cerveza, el alcohol le daría el valor. Se había propuesto declarársele hoy. Aunque la suerte y el mundo girara en su contra. Tai al terminar su bebida, se levantó para ir a la barra y pedir más.

―Me da otro tarro de cerveza ―le pidió al barman.

―¿Qué te ocurre Tai? ―Mimi se acercó al moreno. Lo notó distinto todo el camino ―¿Es por Sora?, ¿Discutieron?

―Pienso pedirle que sea mi novia ―le soltó rápidamente a la castaña.

Maldición. Por qué ahora no se apenó en decirlo. Era un estúpido.

―Aquí tiene señor ―dijo el barman ―¿Gusta algo señorita?

Mimi negó con la cabeza. Y por unos minutos hubo un largo silencio.

―¿Qué te impide pedírselo? ―no comprendía el problema.

―Se me va la voz cuando quiero decírselo.

―Hmm ―se giró a él ―Tai Kamiya sintiendo vergüenza, jamás en vida me imaginé que escucharía eso ―la castaña sonrió ―Venga Tai, tú eres el digielegido del valor, eso te hace el más valiente de todos ―meneó su cabeza, buscaba las palabras correctas ―No hay ningún riesgo, si ese es el miedo. Ella te quiere y tú la quieres a ella. ¡Adelante!

―Pero.

―Pero nada Tai. No tienes nada que perder amigo. Te traerá cosas maravillosas una simple preguntita ―lo alentó ―Tendrás ganancias muy buenas ganancias. Solo tienes que calmarte, armarte de paciencia y hacer que el valor fluya por tus venas y así…

―Las palabras vendrán ―ambos sonrieron ampliamente ―¡Gracias Mimi, eres la mejor! ―Tomó su bebida ―¡Brindo por ti!

―Espera ―alejó la bebida de la boca de su amigo ―Sea lo que sea, no sigas bebiendo. Que feo que estés ebrio en un momento tan especial. Tai el valor está en ti, no en el alcohol.

―Disculpen señoritas, pero el pueblo aclama su presencia en el karaoke ―interrumpió Matt.

―¡Sí! ―exclamó alegre ―¡Karaoke!

―Y a ti qué te ocurre ―le interrogó Matt una vez que Mimi se fue dando brincos de alegría a cantar.

―Qué tienes mucha suerte, tienes una gran novia Yamato Ishida ―provocó que las mejillas del rubio se sonrojaran ante el comentario ―Y que si la haces sufrir, te las verás conmigo.

―Tranquilo defensor de las causas nobles, yo sé cuidarla y quererla ―pasó su brazo por el hombro de su amigo, para demostrarle que hablaba en serio.

―Lo sé confío en ti.

―Y en cuanto a ti, yo te digo lo mismo ―movió de arriba a abajo sus cejas (1313) ―Y cuándo…

―Hoy ―lo interrumpió rápidamente ―Hoy es el día, al fin me armé de valor.

―En ese caso felicidades. Ya era hora Romeo.

Ambos se sonrieron. Sora había llegado a la velada, se disculpó con los chicos por la demora. Los chicos se estaban divirtiendo, fue ameno escuchar a Mimi en las primeras quince canciones, pero ellos también se contagiaron de ese entusiasmo y una vez que la castaña soltó el micrófono, no en muy buenos términos. Davis y Ken tomaron el escenario, y a sorpresa de todos llevaban un buen ritmo.

Tai había tratado de acercarse a Sora pero fue imposible hablarle porque no estuvieron tanto tiempo a solas.

―¿Te parece si damos una vuelta por ahí? ―le susurró a Sora.

La pelirroja asistió con la cabeza y ambos salieron del lugar.

Hacía frío, las calles estaban algo desiertas debido a que era muy tarde. El cielo estaba completamente lleno de estrellas.

―Qué bonito cielo ―la pelirroja lo contempló.

El castaño sonrió, sus ojos brillaban más con la luz de las estrellas. Siguieron con su caminata, hablaban de nada, pero el silencio era agradable para ambos. Las últimas semanas en la vida de Sora habían sido las mejores, porque salió con Tai. ¡Tai! Su mejor amigo, el chico popular, el capitán del equipo de fútbol. Sin dudas este era un sueño… un mágico sueño.

―Sora ―Tai se detuvo ―Estas semanas han más que buenas para mí. Me la he pasado genial contigo.

―Las mías igual ―caminar tan cerca de Tai, sentir su calidez no lo cambiaba por nada.

―Este ―aclaró su garganta. Joder el perfume de ella lo aturdía ―Yo…

―¿Tú? ―arqueó la ceja. Acercándose más a él.

Taichi se detuvo. Entrelazó sus manos con las de Sora y ambos se miraron fijamente por un rato; él se sentía anclado a sus ojos. Y ella ni se diga, estaba más que anclada.

―Me preguntaba si ―ya se le fueron las palabras. ¿Dónde estaba el valor en esos momentos? ―este…

―¿Si? ―después de todo tenía intuición femenina.

El chico bajó un poco la vista para concentrarse en un punto; los labios de Sora. Tan rojos, carnosos, apetitosos ¿Y deliciosos?

―Uh ―murmuró con tristeza. Era la misma historia, él que quedaba mudo. Ella que creyó que por fin sería su novia.

―Esto ―impulsivo cómo siempre. Se acercó y le dio un beso en la comisura de los labios.

―Tai, ¿Qué hiciste? ―se sonrojó un poco, eso no se lo esperaba.

―Es cierto. ¡¿Qué hice? ―se regañó porque quería más. Ahora chocó sus labios con los de la chica, era un suave beso que quería llegar a más. Con delicadeza pidió permiso para profundizarlo; le fue concedido. Eso era el cielo. Con ternura, acarició la boca de la chica con su lengua. Se separaron para tomar un poco de aire.

¡Tai la había besado! ¡La besó! Trató de no soltar un chillido de mera alegría. Estaba que no cabía de la emoción. Tai por su parte sabía que tenía que hacer la pregunta formal… recordó las palabras de Mimi y recordó el beso que se acababa de dar con Sora, si eran novios podrían besarse más y más. Sus mejillas se tiñeron rojizas.

―Si quieres más besos ―puso cara de galán ―Tendrás que ser mi novia ―habló con socarronería.

―Entonces qué me recomiendas ―se abrazó del cuello del chico.

―Fácil, qué seas mi novia.


No hay Taiora malo verdad? ;_; Gracias por leer y seguir leyendo. La señora Darcy no está dada conforme con esto, más que la última parte. Pero es lo que hay. Yo sé que todos los Taioras son bien recibidos XDD (Bueno no todos, pero no quiero sonar petulante). Espero que les haya gustado, review, crítica y sugerencia bienvenida.