Notas capítulo:
Por favor hacedme el favor de LEER ESTO
Debo confesar sin lugar a dudas que me siento terriblemente avergonzada, arruiné mi fic y arruiné las espectativas de mis lectores, personalmente creo que esta es una de mis peores creaciones literarias dentro del fandom Kuroshitsuji
Simplemente mi cabeza se secó completamente e incluso llegué a estar a punto de borrar esta historia, el hecho de saberme incompetente para encontrar un final me frustraba, pero pensé en los pocos lectores que me quedaban y no podía ser capaz de cometer tal atrocidad de imaginar las ancias que tendrán algunos por saber le final de este fic.
También sé que he dicho esto muchas veces, pero siento una enorme decepción de Kuroshitsuji, no me gusta, creo que he llegado a detestarlo, me colapsó, no lo aguanto, llené mi pieza de posters, de peluches, compraba las figuritas originales, todos los 18 a leer el manga, a ver la segunda temporada, escribir/leer fics, dibujarlos...
Simplemente creo que ya me hartó, sobretodo, como habrán notado ya algunos, los fines de lucro de ANIPLEX arruinaron la serie, llenandola de fanservice, de pechos femeninos, de gemidos - a mi gusto - innecesarios y bueno, creo que eso es todo.
Cabe también destacar que recibí una serie de reviews que me llegaron enormemente, al leer la opinión de aquella lectora me di cuenta de que caí en lo que más odio:
La cursilería
Y de paso me odié a mí también, noté una serie de faltas ortográficas que me desgarró el autoestima como supuesta escritora, errores gramáticales imperdonables, en fin, colapsé.
Creo que este fic no lo hice con mucha pasión y realmente pido perdón a quienes se entusiasmaron con él, les dejo aquí el final y realmente les pido perdón por arruinar sus espectativas respecto al final...
Gracias por todo, os quiero...
Gélido
Nuestro amor era igual que una mañana sin fin, imposible también, como no morir…
Pudo ser y no fue, por ser la vida como es, nos dio la vuelta del revés… Lo ves… ¿Lo ves?
Y ahora somos como dos extraños que se van sin más,
Como dos extraños más que van quedándose detrás…
Este extraño se ha entregado.. ¡Hasta ser como las palmas de tus manos!
Y tú sólo has actuado…
¡Y aún sabiendo que mentías me callé! Y me preguntas si te amé… Lo ves… ¿Lo ves…?
- Olvídalo y ya déjame en paz – Respondió con desprecio, volteando, pero el de negra cabellera le detuvo bruscamente por el brazo – Veo que no entiendes tu posición… - El cielo blanco por las nubes y la nieve decoraban el ambiente, todo… Todo era tan hermoso – Sebastián, fue mi error… - Tensó sus músculos – Yo debí ser más firme, debí madurar antes, pero no. Siempre, siempre fui débil y penoso – Sus puños temblaban apretados – Y así como yo estoy intentando madurar – Volteó – Quiero que tú hagas lo mismo – Le miró a los ojos firmemente, claro, debía hacerlo, la frase de aquella manera llegaría más y calaría profundamente en su ser – Es el destino ¿Lo ves?
Sebastián pareció entender el mensaje, lentamente aflojó su mano derecha y le soltó, la muñeca quedó libre y finalmente le volvió a dar la espalda.
- Quiero que entiendas… - Musitó Ciel – Que hay dos familias de por medio, dos familias que no merecen el dolor ni la soledad, dos familias que nos aman y que nos esperan en casa… - Sonrió con tristeza – No me niego a ti porque no te quiera… Me niego porque es lo que debo, porque siento que por primera vez debo tomar el camino correcto… Pero a pesar de todo y de todos, ojalá jamás olvides que te quiero…
Sus pasos quedaban marcados en la nieve, sus pequeños pies en esos enormes zapatos de piel, veía la pequeña silueta alejarse lentamente, lenta, tan lenta… Lo había matado, lo había destituido de todo, de su vida, de su felicidad, del amor, del orgullo.
- Aléjate de mí… - Susurró – Huye de mí, Ciel Phantomhive… Así es mejor… Aléjate… Yo nada más sé hacer sufrir – Una sonrisa se dibujó en ese entristecido rostro, Ciel tenía razón, ahora quien debía asumir su posición y madurar era él mismo, sí, él…
Él que por sus impulsos y caprichos desarmó el hilo de una historia que se veía avanzar correctamente, Ciel Murió…
Epílogo
Los tacones resonaban en el avanzar por el pasillo de una fábrica llena de trabajadores que corrían de un lado para otro con el fin de intensificar la producción, los ojos azules voltearon hacia uno de ojos carmesíes, su piel se erizó, sus manos sudaron, era la viva imagen de…
- Berith Michaelis, señor Ciel Phantomhive – Se presentó amablemente, tendiéndole una mano y ofreciéndole una sonrisa, Ciel vaciló – Soy el nuevo administrador del área B del edificio, fui contratado por su mano derecha, Constanza, mucho gusto.
- Mucho gusto… - Respondió no tan a gusto, el cabello rubio y los ojos carmesíes eran preciosos, claro, tenía la melena de su madre y los ojos de su padre - ¿Y tú hermana…?
- ¿Se refiere a Ciel? – Ciel abrió enormes orbes - ¡Ah, sí! ¡A mi padre le gusta mucho el nombre "Ciel" y llamó así a mi hermana mayor, es Ciel Michaelis!
- Ciel… Michaelis… - Que nombre más horroroso.
- Ella viajó al extranjero, está en España practicando el español, le gusta mucho ese idioma, señor Ciel – Sonrió alegremente – Mi padre habla maravillas de usted, dice que es muy decidido y determinante, me insistió en sobremanera para que pidiera trabajo de administrador en las empresas Phantom, de hecho, ayer mismo él y yo hablábamos de usted – Ciel sonrió de lado, no podía creer lo que le pasaba.
- Me alegra mucho saber eso… Sebastián y yo… Fuimos amigos por largo tiempo… - Bajó la mirada, manteniendo la gélida sonrisa – Pero cuando se casó con tu madre se volvió un hombre muy apegado a su hogar y ya no salíamos tanto, al final nos distanciamos y sólo quedan recuerdos – Berith le mirada ensimismado, le agobiaba la duda – Eso fue hace casi ya veinte años…
- ¡Mucho tiempo! – Sonrió y volvieron a estrechar manos – Me dio mucho gusto conocerle, Ciel Phantomhive, me dirigiré a mi trabajo en el área B – Dijo cortando de raíz la comunicación, volteó indignado y apretó sus puños, caminando con decencia y elegancia – "Fuimos amigos por largo tiempo" – Repitió textual de aquellas palabras – Mentiroso, me cree estúpido, yo sé que fueron amantes, por eso mamá sufre tanto… - Esos ojos rojos parecían iluminarse, el odio inundaba sus venas – Maldito…
Estaba shockeado ¿Por qué motivo Sebastián habrá incitado a su hijo a trabajar en su empresa, teniendo él una propia? ¿Qué pretendía ahora…?
Flash Back
Habían sido nada mas 3 días desde la boda, la botella del fino vodka descansaba vacía en el piso, sus ojos de pronto se llenaban de lágrimas al recordar todo lo que le había hecho Sebastián al sacarlo de la casa de sus padres, creía que nada podía ser peor, que todo estaba perdido, acabado, arruinado.
- ¡Ciel Michaelis! – Exclamó el mismo - ¡Yo no soy Ciel Michaelis! ¡Esto es un error! ¡Un error! – Sus gritos comenzaron a retumbar por los alrededores, sacando a Sebastián de su tranquila estancia, corriendo hacia Ciel, le tomó los hombros, lo zarandeó con fuerzas.
- ¡Esto no es un error, Ciel Michaelis! ¡Tú eres mío desde que diste el "sí" frente a ese hombre!
- ¡Yo no soy tuyo! ¡Jamás podré amarte!
- ¡¿Tú crees que yo sí te amaré? – Todo quedó en completo silencio, se escuchaba nada más el angustiado jadeo de Ciel – Tú eres un error en mi vida, Ciel – Pronuncio fríamente, quitando el corbatín del pequeño traje, abriendo la camisa – Un error que podría traerme mucha, mucha satisfacción…
Ciel comenzó a patalear, claro, quería soltarse de él, más, aún así, le fue imposible y dentro de pocos minutos terminó siendo penetrado por aquel que ahora se hacía llamar "su dueño".
Comenzaba a caer la noche, Ciel jadeaba cansado sobre el montón de paja del establo, desnudo y sin orgullo, Sebastián subía la cremallera de su pantalón de pie frente a él.
- No olvides bañarte antes de ir a presentarte a la mesa para cenar – Le dio la espalda – Ya tengo un esposo cobarde, inquieto y borracho… No pretendo que también se transforme en uno sucio e irresponsable.
Fin flash back
Su mano se posó quedamente sobre su rostro, no pudiendo evitar la ola de malos recuerdos que le invadían, lo odiaba, lo odiaba tanto…
- ¡Ciel! – Constanza corría hasta él, tomó su mano derecha con alegría y le llevó hasta un pequeño cuarto.
El rostro de Ciel no parecía comprender lo que sucedía, su mente seguía inmersa en esas sensaciones del pasado…
Flash Back
El invierno se sentía con intensidad en Sudamérica, podía ver su aliento y frotaba sus manos con desesperación. Sus antiguos amigos de la mansión Fritzler lo vieron ingresar con ropas de noble y se le quedaron viendo con asombro, sobretodo Constanza que se asomó por una ventana al escuchar el nombre de Ciel ser gritado por uno de sus amigos.
Fernando, el perro de inmediato sintió su olor y corrió sobre sus cuatro patas ágilmente hacia él, lanzándosele con entusiasmo y lamiendo su rostro, Ciel lo recibió con cariño y lleno de nostalgia, los malos recuerdos de esa mansión le atormentaban, leves escalofríos le atravesaban el cuerpo, a la vez, acompañado de una descarga eléctrica al recibir un apretado abrazo conjunto a un beso húmedo y cálido sobre sus labios.
El mundo se detuvo sobre esos instantes…
Era ella, Constanza; la misma a la cual había prometido volver a buscar, la misma que le dio un beso al despedir, esa que lo ayudó a escapar. Constanza no le soltaba e incluso se mostraba entusiasta en abrir su boca y prolongar el beso, lo que ella no sabía es que en su cuerpo ni una sola emoción era capaz de articular; los ojos de Ciel se cerraron recordando a Sebastián, ese salvajismo en sus besos, esas caricias mezcladas de amor y resentimiento, esa ola de sensaciones que invadía sus entrañas, ese Sebastián que ahora estaba tras las rejas….
- ¡Ciel! – Exclamó con una sonrisa, abrazándole nuevamente, saltando de la emoción - ¡A estas alturas ya creí que no volverías! – Ciel sonrió completamente rojo, bajando la mirada con tristeza.
- Un Phantomhive siempre cumple sus promesas – Alzó la mirada - ¿Estás dispuesta a dejarlo todo por mí…? – Constanza se quedó callada ¿Es que acaso el quería…? – Ven a Inglaterra conmigo, a mi mansión, donde jamás, jamás te faltará nada…
Los ojos grises de la dama se llenaron de lágrimas, contrastando con una noble sonrisa llena de emoción, abrazando de nuevo a Ciel y plantándole un beso en los labios, Ciel correspondió el abrazo con una mirada frustrada, no le gustaba esta chica, ni siquiera le atraía, debía ser claro con ella, el hecho de que se la llevara a Inglaterra no quería decir que él…
- Te quiero… - Musitó abrazada a él, lloraba de la emoción – No sabes cuán feliz me hace esto… Que quieras estar conmigo, yo siempre, siempre quise estar contigo así… Te quiero, Ciel…
Miraba el techo, el movimiento del navío pasaba completamente desapercibido, no quería esto, no lo quería…
La chica dormía a su lado, abrazada a él, estaba incómodo, incómodo al punto de estallar, él quería volver a Europa y ver a Sebastián, él quería…
- Ciel… - Al parecer no estaba dormida – Yo… - Se posaba sobre el pequeño que le miraba con indiferencia – Yo quiero ser tuya… - Abrió enormes orbes, la chica comenzaba a desabotonar su camisa – Ciel, yo… - Se acercó y lamió su oído, le temblaban los brazos.
- ¡NO! – Gritó.
Constanza quedó literalmente helada, Ciel la apartó de encima y salió al baño, encerrándose, se mantuvo allí toda la noche. Sus jadeos llenaban la estancia del baño, estaba agachado en un rincón, tomaba su rostro con total angustia, las lágrimas no tardaron en rodar cristalinas por sus mejillas, lloraba, no lloraba por ella ni por él… Lloraba por "él"…
Fin Flash Back
La muchacha terminaba por cerrar la puerta rodando la llave y posteriormente prosiguió con quitar sus ropas, para ejecutar el acto al cual ambos ya estaban tan acostumbrados.
La joven dama continuaba, percatándose entonces de que la mente del conde se encontraba en otra parte, se detuvo abruptamente y se volvió a poner el abrigo, se acercó a él angustiada y acarició su mejilla.
- ¿Estás arrepentido de haberte casado conmigo? – Ciel le miró – No noto nada de entusiasmo en ti desde que comenzamos a vivir juntos, es como si vivieras en otro mundo… Es nuestro pasado… ¿Verdad? Nuestro negro y sucio pasado…
- Por más que lo intente… Jamás podré olvidarlo… - Musitó mirando el suelo de aquel cuartito escondido en la fábrica - ¿Por qué aceptaste al hijo de Sebastián Michaelis?
- ¿Qué? ¿Era su hijo? ¡Deben haber más Michaelis en Inglaterra!
- La otra parte de la descendencia Michaelis se encuentra viviendo en Francia… - Suspiró y cerró sus ojos, se dirigió a abrir la puerta.
- La cabeza de los Michaelis murió hace cuatro años…
Flash back
Ella viajó al extranjero, está en España practicando el español, le gusta mucho ese idioma, señor Ciel – Sonrió alegremente – Mi padre habla maravillas de usted, dice que es muy decidido y determinante, me insistió en sobremanera para que pidiera trabajo de administrador en las empresas Phantom, de hecho, ayer mismo él y yo hablábamos de usted…
Fin Flash Back
- Imposible… - Musitó Ciel - ¡Imposible que haya muerto hace cuatro años, su hijo hoy me dijo…!
- Él murió – Repitió – Cáncer, él tenía cáncer diagnosticado hace muchos años, la enfermedad consumió su cuerpo lentamente, poco a poco… Hasta consumir también su vida, su edad lo requería.
- Entonces ese muchacho me mintió… Si lo que tú dices es cierto, él me mintió…
Sí… "Ese muchacho" se encontraba escuchando todo tras la puerta, él estaría pendiente de Ciel Phantomhive, el hombre que arruinó su vida y su familia con su fantasma en la cabeza de su padre. Su madre lloraba, sufría, gemía todos los días al recordar que su marido no la amaba, que cuando le hacía el amor pensaba en otro, en un hombre, en un indecoroso y molesto hombre, lo prefería a él antes que a ella, y ella lo sabía, sabía que cada gesto, cada mirada le recordaba a ese niñito. Jamás pudo luchar contra su fantasma, jamás tuvo cabida mayor en el corazón de Sebastián, por eso Sophie sufría y él, Berith Michaelis sería el encargado de vengar el sufrimiento de su madre, porque las últimas palabras en vida que tuvo Sebastián, no fueron usadas para decir "te amo, Sophie", sino que fueron desperdiciadas en un "Pídele a él que me perdone por todo el daño que le hice…" Maldito cargo de consciencia, malditos remordimientos, maldita memoria, mataría a Ciel Phantomhive… Lo mataría con la misma pistola que Sophie usó para matar a su padre gracias a la depresión que la desquicio y arruinó toda su familia...
- Despídete… Si mi padre no fue capaz de rehacer su vida, tú tampoco podrás jamás rehacer la tuya…
La puerta se abrió y disparó…
Notas finales:
"Gélido" es una palabra que leí en un fic de Yami no Matsuei que no sé por qué, me marcó enormemente...
Quise, sin lugar a dudas, utilizarle como base de mi inspiración, el hielo, la nieve, el frío y la soledad...
Perdónenme y "ahí" nos vemos...