Los personajes de esta historia son de estricta propiedad de Masashi Kishimoto, la historia solo fue creada sin fines de lucros.
Parejas: GaaMarsu, NaruHina, SasuSaku, ShikaTema, SaIno.
Aquí vuelvo con la segunda parte que anteriormente dije que sería subida este día de San Valentín.
¡Feliz día del Amor a Todos!
.Complicada Invitación.
By
Jav
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-¿Estás segura de que esto funcionará?- Preguntó insegura mirándose titubeante al espejo.
-Por supuesto. Ha estado casi todo el fin de semana en la casa de Naruto con sus amigos, lo que quiere decir que esta acostumbrado a ver hombre sucios con ropa mal oliente, por lo que cuando llegue y te vea así, al fin caerá.- Dijo satisfecha Temari, mientras daba los últimos retoques al simple, pero bello vestido de Matsuri.
La jovencita, sonrojada, veía al espejo su figura reflejada, la cual la presentaba con un ligero vestido verde que se pegaba a sus curvas; curvas que no eran muy prominentes, pero al menos tenía. En realidad, le gustaba como le quedaba, pero le avergonzaba la idea de que Gaara la viera así.
Era un común domingo en la tarde, y el hermano de su amiga llegaría en un rato más después de pasar el fin de semana con sus amigos. Lo había extrañado bastante, pero se reconfortaba con pensar que lo vería en unas cuantas horas.
-Temari-San ¿Me podría traer un vaso de agua?- Le pidió, debido a las indicaciones de la mayor de que mientras trajera puesto ese atuendo no podría hacer nada, excepto pestañar y caminar como si estuviera flotando.
-Bien.- Respondió, antes de partir hacia la planta baja.
Matsuri, intranquila comenzó a pasearse por la habitación. No le gustaba para nada este plan, pero al menos intentaría hacer algo. Es decir, faltaban cinco días para el baile y Gaara no le había dado ninguna insinuación de que quisiera ir con ella. Bueno, el viernes cuando se habían encontrado en la tarde lo había notado extraño. Se había comportado distante y cortante. Le evitaba, y no entendía por qué, además el chico que estaba al lado de él, un apuesto pelinegro, miraba a Gaara con una engreída sonrisa y no le gusto.
No entendía nada, pero dudaba seriamente de que alguna vez Gaara la tomara en cuenta, no tenían muchos años de separación, solo un curso los distanciaba, pero aun así él nunca la había mirado con esa expresión que ponen los chicos cuando están locos por una mujer. Incomoda, intento ponerse bien el vestido. Se puso frente al espejo y se vio. El traje le llegaba arriba de la rodilla, pero no alcanzaba a verse vulgar. En un momento escuchó un fuerte sonido tras de ella, como si algo pesado cayera.
Volteó y vio a Gaara parado en el quicio de la puerta. Pero no le perturbo su expresión, si no como la miraba; donde la mirada. Los pálidos ojos del chico, se movían de arriba a abajo por su cuerpo. ¡Oh Dios, había funcionado!
-Gaara-Sempai, creí que llegaría más tarde- Le comentó sonrojada. Evitando su mirada, volteó hacia el espejo y se ordenó el vestido.
-Tengo un examen mañana- Le contestó sereno.
-Temari me contó que estuviste con los chicos este fin de semana en el apartamento de Naruto-sempai, y….bueno, yo….Temari me dijo que llegarías entrada la noche, pero aun es tarde o temprano…me refiero a que, estamos aún en el atardecer, faltan horas para la noche…. Y yo, bueno, me voy a quedar a cenar, en realidad tu hermana y yo la preparamos, especialmente yo, no creo que este muy buena, pero he estado prácticamente asíque esperamos que este comestible…- Matsuri, increíblemente nerviosa, no pudo detener las miles de palabras que comenzaban a salir por su boca. Hablaba y hablaba y ni siquiera se estaba dando cuenta del rumbo de la conversación. La jovencita, indecisa avanzó hacia él- ¿Te ayudo con el bolso?-
- No. Esta bien yo puedo- Contestó con rapidez. Gaara, un tanto ensimismado le miraba- Ese vestido es de Temari-
-¡Ah! Si, ella, bueno, ella me dijo que ya no le quedaba asíque me lo dio. No creo que me vea muy bien, pero al menos puedo salir a la calle sin verme patética- Comentó sonriendo con amabilidad. El pelirrojo, sintiéndose extrañadamente acalorado, carraspeó y volteó el rostro para evitar quedarse viendo esa hermosa sonrisa como un idiota.
-Yo, yo no creo que te veas mal- Carraspeando tomo su mochila y partió a su cuarto. Aun no estaba preparado para enfrentar sus sentimientos. Y que llevara puesto ese vestido no le ayudaba demasiado. Se veía tan linda. Tan hermosa. Maldición, se dijo al lanzar sus cosas al piso. De verdad quería invitarla al baile, pero no sabía cómo hacerlo. En realidad había sido una basura decirle a Naruto que solo se lo dijera a Hinata. Claramente no era tan fácil como sonaba.
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Como cualquier lunes por la mañana, todos los estudiantes, fastidiados de que la semana recién comenzara, caminaban agotados por los pasillos para llegar a sus respectivas clases. El día, como si quiera poner de su parte, amanecía soleado con una temperatura perfecta que no acaloraba, pero tampoco enfriaba.
Con pruebas, tareas y molestos profesores, las horas pasaban con tranquilidad. La hora del almuerzo, silenciosa llegó y alertó a ciertas jovencitas.
-¡Vamos Sakura! ¡Arriba el poder femenino!- Gritó Ino antes de empujar a Sakura para que corriera detrás del pelirrojo, que recién había salido del salón, por fortuna, completamente solo. La pelirrosa, resignada corrió para alcanzarlo.
-¡Gaara-San!- Le llamó cuando se encontraban en el patio alejados lo suficiente de los oídos curiosos.
-…- Volteó hacia quien le llamaba y para su sorpresa se encontró con la enamorada de Sasuke.
-Gaara-San, te quería pedir algo- Dijo con rapidez intentando reprimir las ganas de callarse y arrancar del lugar. Tragando con fuerza, respiró y se preparó. Gaara, calmado esperaba a que continuara, y es que en realidad le intrigaba lo que quisiera decir la chica, ya que nunca había cambiado muchas palabras con ella.
-Yo me… Emm, preguntaba si… Bueno, Gaara-San ¿Le gustaría ir al baile conmigo?- Preguntó con sus ojos brillantes y una titubeante sonrisa.
Impresionado, choqueado, paralizado. Esas eran las características que explicaban el estado del pelirrojo que no tenía ni idea de que ocurría allí. ¿Por qué Sakura, una linda chica que siempre había estado detrás de Sasuke, le pedía a él que fuera al baile? Viéndola, se veía tan decidida e incluso atemorizada. En realidad le gusto su personalidad, tenía coraje y fortaleza. No cualquiera se acercaría de la nada a un chico y le pediría algo así como una cita. Al menos él no se atrevía a decírselo a Matsuri. Y ahí se dio cuenta de que no importaba la respuesta, si no las agallas para hacer la pregunta. Renovado, sonrió y miro a Sakura que de inmediato se sonrojo. Que linda sonrisa, pensó la pelirrosa esperando una respuesta. Gaara, un poco extrañado, también pensó en Sasuke; ya le cobraría las veces que lo molestó el fin de semana.
-Lo siento Sakura-San, pero yo ya tengo pareja- Le contestó con una mirada suave. Calmado y tranquilo no espero una contestación, si no que partió hacia al lado sur del edificio. Buscaría a Matsuri y se lo diría.
Caminando por los pasillos, veía como la mayoría de las chicas lo miraban como embobadas, quizás les extrañaba que un chico de último año apareciera por ahí. Al fondo del pasillo divisó a un pequeño grupo de muchachitas y de inmediato distinguió el cabello de ella. Acercándose sigilosamente, le pidió en un susurro que lo acompañara.
Matsuri, nerviosa y curiosa, caminaba tras de él con todas las miradas de sus compañeros siguiéndola. Junto con el joven caminaron hacia el patio trasero y ahí se sentaron en una solitaria banca.
-¿Le pasó algo a Temari?- L preguntó un tanto preocupada, es decir, si algo hubiera pasado su misma amiga le hubiera marcado, pensó un poco asustada.
-No- Contestó escueto- Matsuri, ¿Quieres ir al baile conmigo?- Listo. Ya lo había dicho, ahora solo dependía de ella. Maldición, ¿Y qué tal si ella decía que no?
Matsuri, impactada se limito a mirarlo. Esto es una broma, pensó atontada. Tenía que serlo, es decir, asombrada vio de frente al chico, y vislumbro inseguridad. Maldición, es verdad. Pero, por qué. ¿Por qué ella? Ella no era para nada especial, es decir, su cuerpo era el de una niña, su personalidad era un asco. Ello no era nadie. No se comparaba con la perfección del pelirrojo sentado a su lado.
Nerviosa y confundida, no sentía a sus piernas. No tenía ni idea de adonde se había ido su capacidad de hablar. Su corazón, casi salvaje golpeaba su pecho; ella lo escuchaba y de seguro él también. Temblando, junto sus manos y trato de responder. Dios, su sueño se estaba haciendo realidad frente a sus ojos y ella no podía decir nada.
-Si no quieres…- Gaara, al ver que Matsuri se veía ida y no decía nada, quiso adelantarse a los hechos. Matsuri era una joven linda y agradable, ¿Por qué razón iría con él? Quizás tenía miles de ofertas más...
-Y-yo… Si Gaara-Sempai. Me encantaría ir contigo- Respondió completamente sonrojada luego de unos minutos en silencio. Sonriendo tiernamente, le miro con todo el amor que le guardaba. El joven, un poco intimidado por su expresión, y francamente medio sorprendido por su respuesta, se limito a asentir.
-Te paso a bu-
-No. Temari me ayudara a vestirme, así que, podemos irnos desde tu casa- Interrumpió decidida. Aun un poco avergonzada, seguía escuchando como su corazón bombeaba con fuerza. Quizás me dé un paro cardiaco, se dijo mirando al piso.
-Bien.- Sin nada más que decir, Gaara partió hacia su salón, dejando a Matsuri con miles de preguntas dentro de su cabeza.
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-¿Te rechazó?- Repitió incrédula Ino.
-Sí. Dijo que ya tenía pareja- Le respondió desanimada. No es que le apenara el rechazo del pelirrojo, pero ya faltaban cuatro días para el baile y casi todo el mundo tenía con quien ir, exceptuándola a ella.
-A-animo Sakura, ya verás que iras con alguien g-genial- Le animó Hinata con una tierna sonrisa.
-Oye, ¿Dónde está tu novio?- Le preguntó Ino. Hinata, no acostumbrada a que llamaran a Naruto su novio, se sonrojó violentamente.
-E-esta con los c-chicos en las canchas-
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Mientras, los jóvenes se encontraban practicando en los patios, más específicamente Sasuke haciendo maniobras con la pelota; Naruto le ayudaba poniéndose en el arco. Y por último, Shikamaru veía indiferente el juego, acostado en una banca con ambos brazos tras su cabeza.
Tranquilos disfrutaban de las agradables temperaturas del día, hasta que el pelirrojo hizo acto de presencia.
-¡Hey Gaara! ¿Dónde estabas?- Llamó Naruto saliéndose de la cancha para correr hacia su amigo. Gaara, con calma tomo asiento junto al pelinegro que se enderezo para escuchar.
-Por ahí- Respondió. En realidad no quería ocultarles que iría con Matsuri, pero quería tener su pequeña venganza contra Sasuke.
-¿Por ahí, eh?- Replicó burlonamente el arrogante Uchiha. Gaara, sonriendo imperceptiblemente levanto la vista.
-Si… Es que Sakura me hizo abrir los ojos- Les comentó con un aire indiferente. Los tres chicos, sobre todo Sasuke, lo miraron interrogante. Frunciendo el ceño, el pelinegro se acercó amenazadoramente hacia el pelirrojo.
-¿Qué quieres decir?- Pregunto intrigado el rubio. Curioso y un poco divertido por la cara de Sasuke, se sentó junto a Gaara y le miro con insistencia.
-Sí, gracias a ella invite a Matsuri al baile- Les contó neutral. Casi de inmediato Sasuke suspiro aliviado, pero antes de que se recuperara, Gaara se paro junto a él.- Es curioso Sasuke, porque tú dijiste que irías con Sakura, pero ella acaba de invitarme; claro que la rechacé por Matsuri- Termino con una sonrisa inocente. Shikamaru y Naruto miraban la escena asombrados, primero por el hecho de que la pelirrosa invitara a Gaara, y segundo, por la reacción vengativa que estaba adoptando con el pelinegro de quien comenzó a nacer una peligrosa y gruesa vena desde su cuello. Sasuke, con un tic en el ojo izquierdo, caminó rumbo al edificio a grandes pasos.
-¡Esa fue buena, de veras!- Felicitó Naruto.
-Y lo gracioso es que de verdad Sakura me invito- Les confesó con su expresión normal. Tan sereno e imperturbable como siempre, se encamino hacia la cancha para practicar un poco con la pelota. Los dos chicos restantes, aun un poco asombrados por la reciente confesión, fueron a jugar un poco, y es que el pelinegro quizás tardara unas cuantas horas.
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-¿Qué trajeron de almuerzo?- Preguntaba la pelirrosa a sus amigas.- Mi mamá me mando algo raro, miren- Les indicó destapando su cajita para que vieran su contenido. Ambas amigas con una mueca de asco, retrocedieron y accedieron a compartir su comida con Sakura.
Las tres chicas, murmurando de vez en cuando chismes y comentarios graciosos, comían en paz sus alimentos. Ino, contándoles una divertida anécdota, dejo a la mitad su discurso cuando diviso a un imponente pelinegro entrando al salón.
Sasuke, sin intercambiar palabras, tomo con fuerza el brazo de la muchachita pelirrosa, quien en seguida intento desgarrase de su brazo.- ¡Suéltame! Sasuke, lo digo en serio- El resto de los compañeros, asombrados veían como la chica era arrastrada por el Uchiha menor hacia el pasillo, curiosos intentaron espiar, pero al salir ya no había nadie. Hinata e Ino, mudas de la impresión decidieron esperar la declaración de Sakura.
Unos metros más allá, en un uno de los pasillos más alejados y oscuros, dos figuras se divisaban. Una, bastante grande y a la vista poderosa afirmaba de la cintura a la otra figura más menuda y frágil frente a él.
-¡Hey! ¿Qué te pasa? ¿Cuál es tu problema?- Enojada y totalmente confundida, Sakura intento por todos los medios escapar de la prisión de los brazos de Sasuke, quien parecía mirarla con sangre en los ojos. La jovencita, un poco intimidada por la intensa mirada, se abrazo contra la pared.
-Eres una molestia- Espetó duramente Sasuke, antes de acercarse a la chica y besarla con fuerza. Sakura, anonadada se limito a recibir el beso. No era la primera vez que el pelinegro la sorprendía así, pero ahora parecía distinto, como si la estuviera castigando o algo así. Sasuke, impetuoso movía sus labios contra los de la chica. El joven, furioso con ella, la empujo hacia la pared y la tomo con fuerza por la cintura para pegarla a su cuerpo.
-S-Sasuke ¿Qué te pasa?- Logro decir cuando él comenzó a descender sus labios por su cuello. Sasuke, ensimismado en su tarea, pasaba con sensualidad sus labios por el cremoso cuello de la muchacha, quien a punto de colapsar intento empujar al chico. Juntando toda su fuerza bruta, lo impulsó hacia atrás anteponiendo sus brazos para que no acercara nuevamente.- Esta bien, dime qué sucede- Le reclamó con una dura expresión.
-Eres una molestia- Repitió con el rencor empañando sus palabras.
-"Eres una molestia" "Eres una molestia"- Con burla le devolvió el insulto- Es lo único que sabes decir; si viniste a decirme esas tonterías, me voy- Molesta se encamino hacia su salón.
-Invitaste a Gaara- Reprochó de repente. Sakura, impresionada volteo hacia él, pero Sasuke miraba indiferente la pared.
-¿Hay algún problema con eso? ¿El que sea tu amigo me lo prohíbe?- Una parte de ella le alegraba que él reaccionara, pero la otra le molestaba su actitud ¿Es acaso no podía actuar como un regular hombre celoso?
-Se supone que irías conmigo- Ronco, parecía decir las palabras como si fueran ensayadas.
-¡Ya! Disculpa, pero ¿Acaso me invitaste? ¿Te acercaste y me dijiste, quieres ir al baile, Sakura? ¡No, no lo hiciste!-
Sasuke, que antes y apenas podía controlar su furia, ahora sonrió con arrogancia. Con un paso lento se acerco a Sakura, quien le miro confundida. Frente a ella, le paso los brazos por la cintura y pego su frente al de ella.
-Sakura, ven al baile conmigo- La joven, tremendamente sorprendida por el brusco cambio de humor del pelinegro, pensó en su respuesta. Por supuesto seria que sí, pero no sabía cómo decírselo. Era la primera vez que el Uchiha se comportaba tan suave e incluso tierno con ella. Y ahora que la abrazaba con ternura, le miraba expectante y le hipnotizaba con su aliento, le costaba bastante razonar. El chico de ojos carbón, le acarició con sus labios, lo que hizo que Sakura hiciera corto circuito.
-C-claro- Embobada. Esa era la única palabra que describía el estado de la chica, quien pestañando con rapidez, logro recuperarse- ¿Ves, acaso fue tan difícil?- Riendo, le paso los brazos por el cuello y sin esperar, se besaron.
Para Sasuke, ellos dos eran pareja; no había necesidad de decírselo a ella, ya que sabía que no importa qué, Sakura le seria fiel. Sabía que en la escuela decían que él era un mujeriego que salía todos los días con distintas chicas, pero la realidad era que llevaba un par de años tratando de tener a la pelirrosa, quien hace solo unos meses había accedido estar con él, a pesar de que sabía que hace años estaba locamente enamorada por su persona. Sonrió sobre sus labios. Si, quizás ella no sabía que eran novios, pero que él lo supiera, era suficiente.
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-¿Mañana tienen clases?- Preguntó una de la voces más femeninas y roncas del teléfono.
-Solo hasta mediodía, ya que de ahí en adelante los de último año, que son los encargados de la decoración, pidieron que la escuela estuviera vacía.- Respondió la voz más suave y aniñada. La chica, mientras veía un programa de televisión, hablaba con su amiga por teléfono.
-Ya veo, entonces te espero acá como a las cuatro de la tarde.- Le informó después de pensar por unos segundos.
-Pero si el baile es a la ocho- Le reclamó en seguida. Matsuri, un poco contrariada, pensaba que al menos podría dormir un poco por la tarde, pero si Temari la quería a las cuatro en su casa, a penas y podría almorzar.
-Por lo mismo. No creerás que en un par de horas estaremos listas. Además le dije a Shikamaru que me viniera a buscar a las siete, y con lo flojo que es, llegará como a las ocho y media.- Le comentó indiferente mientras elegía uno de sus abanicos para limpiarlo.
-Mm… Tienes razón- Respondió desanimada. Admitía que se alegraba enormemente al pensar que en la noche de mañana compartiría con Gaara, pero no sería ingenua pensando que él la había invitado porque le gustaba, o algo por estilo. En realidad, apostaba que como todos sus amigos irían con pareja, él también decidió asistir, y ¿Quién mejor, que alguien con quien ya tenía cierta confianza? Ese último pensamiento logro animarle un poco. Al menos era lo suficientemente cercana para ser parte de su reducido círculo. Pero aquello no era suficiente. Matsuri quería agradarle como mujer, no como una simple amiga.
Por lo cual, el día de mañana seria de los más especial, ya que sería la oportunidad perfecta para demostrarle a Gaara que ella ya no era una mera niña. Quizás él fuera a estar molesto y fastidiado, ya que no estaba acostumbrado a ese tipo de eventos, pero ella intentaría animarlo y sacarle una mínima sonrisa. Se vestiría bonita e intentaría deslumbrarlo. De seguro no se vería tan despampanante como algunas de las compañeras de él, pero se esforzaría al máximo.
-¿Hola? ¿Matsuri, me escuchas?- Llamó con insistencia Temari desde la otra línea.
-L-lo siento Temari-San, me quede pensando-
-Ya no importa. Bueno, me tengo que dormir, nos vemos mañana- Se despidió con rapidez. La jovencita, agotada colgó el teléfono y se dispuso a apagar la luz y el televisor; mañana seria un día bastante movido y tenía que prepararse para ello. Sus amigas de la clase después de enterarse que iría con un chico de último año, le habían dado una serie de consejos para atraer su atención, pero ella sabía que Gaara no era de aquellos que caían por un bonito vestido, o por hablar sensual al oído. Por supuesto que lo intentaría, pero sabía que no funcionaria. Suspirando, solo intento dormir.
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-¡Ya cállense mocosos!- Gritó la mujer que se encontraba al frente del salón. Algunas de las chicas, como Sakura o Ino, entusiasmadas con la idea de que pronto saldrían, se encontraban charlando y riendo con sus compañeras organizando ideas de cómo vestirse más rápido o como conseguir que sus citas le prestaran más atención. Ino, un poco desanimada había acordado ir con Kiba, quien encantado acepto su invitación, pero aun así no le alegraba del todo ya que había escuchado que Sai iría con una chica de su paralelo.
La rubia mujer de coletas, impaciente, apretó los dientes y miro con una expresión envenenada a los chicos- ¡O se callan o cancelo el baile-
Como si hubieran apretado un botón automático, todos los estudiantes se quedaron petrificados en sus puestos. Mirando hacia al frente vieron la mueca retorcida de la directora Tsunade, que con ambas manos a la cintura pidió silenciosamente permiso al maestro del momento para tomar la palabra.
-¡Escuchen bien! Sus compañeros del curso paralelo son los encargados de la decoración, lo que quiere decir que ustedes limpiaran- Ya cuando comenzó una protesta colectiva, la mujer continuó- Nada de alegatos. Lo que quiero decir es que ustedes serán quienes se quedaran hasta que todo termine para dejar el gimnasio en impecables condiciones ¿Quedo claro?- Ordenó. Cuando ya Naruto estaba a punto de protestar, Tsunade lo miro con sangre en los ojos. El rubio, asustado se pego a su silla.-Eso es todo. ¡Ah, antes que me olvide, cuando suene el timbre en unos minutos, no hagan mucho escándalo!- Les advirtió saliendo del aula.
El profesor, viendo de reojo el reloj, decidió que les daría tiempo libre a los jóvenes, quienes no tardaron en retomar sus conversaciones.
-¿Ya tienes vestido?- Preguntó alarmada la rubia a su amiga pelirrosa.
-Claro. Lo fui a comprar ayer en la tarde con Hinata.- Le comentó mientras le sonreía a la de ojos pálidos.
-¡Ah! Ustedes dos tienen tanta suerte. Ambas irán con el chico que les gusta- Suspiró desconforme. Sus ojos azules, desprovistos de su especial brillo, voltearon deprimidos hacia la ventana. Hinata y Sakura, preocupadas se miraron.
-No tienes porque ponerte así, cerda. Además, por lo que escuché, la chica con la que va Sai, prácticamente se invito sola, asíque hay bastantes posibilidades de que esté toda la noche pendiente de ti… - Le comento dándole ánimos. Yamanaka, ya más contenta con esa información, sonrió coqueta. Sakura soltó una risa impresionada al ver la rápida recuperación de su amiga, quien ahora miraba embobada su cabello. Hinata, sonrojada miraba de reojo a su novio quien como siempre, hablaba escandalosamente con sus amigos.
-¡Podríamos arrendar una limosina, de veras!- Propuso animado el rubio a los chicos de su alrededor. Gaara, mirando por la ventana, volteó interrogativo hacia su amigo, mientras que Sasuke suspiró aburrido.
-Arriéndala tu solo, dobe- El Uchiha sabía que esta noche tendría suerte con su chica, así que por nada del mundo compartiría el mismo aire que el atolondrado rubio que le miraba ahora fastidiado.
-Solo era una idea teme, no es para que te pongas así- Le reclamó con sus brazos cruzados. Aburrido, el chico de ojos azules intentó localizar con la mirada a la muchacha de cabellos azulados, pero cuando la encontró vio que ella también le miraba, por lo que ambos no pudieron evitar bajar los ojos sonrojados. Nervioso, no quiso demostrar que estaba avergonzado, por lo que con rapidez volteó hacia el más holgazán de los cuatro para distraerse.
-Oye Shikamaru, ¿Y al final como invitaste a Temari-San?- Gaara, al oír la pregunto volteó los ojos en una actitud cansada, mientras que el pelinegro se dispuso a responder.
-En realidad ella se invito sola- Le contó despreocupado. Efectivamente así había pasado. Hace unos días atrás, cuando Nara fue a visitar a su novia, ésta comenzó a regañarlo y reclamarle por no ser un novio más atento. Iracunda, la rubia le había, literalmente, exigido que la llevara al baile de su escuela. Por supuesto que toda la cuadra se había enterado gracias a los gritos de la mujer.
-¡Así que todos tenemos pareja, de veras!- Concluyó alegre Naruto. Los otros tres chicos se limitaron a sonreír cansados por la actitud tan inconveniente del rubio.
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-Matsuri quédate quieta- Reprendió impaciente Temari. Ambas chicas, acomodadas frente al gran espejo del baño más grande de la casa de los Sabaku no, intentaban maquillarse, o mejor dicho, la joven mujer intentaba retocar el pálido rostro de la jovencita, que hundida en los nervios, parecía no respirar. –Te juro que no dolerá- Le prometió refiriéndose al maquillaje para los ojos.
-Pero es que… El lápiz parece tan puntiagudo… ¿Qué pasa si se mete a mi ojo?- Replicó alarmada Matsuri, quien nunca antes en su vida se había pintado el rostro. Temari, fastidiada, afirmó con fuerza la nuca de la chica y se dispuso a pintar solo las puntas para no incomodarla más de lo que estaba.
El reloj más cercano de la habitación marcaba ya las siete y media de la tarde, lo que quería decir que en menos de una hora más se daría por comenzada la fiesta de San Valentín. Ambas chicas, ya vestidas y maquilladas, solo necesitaban retocarse el rostro para estar listas, pero desde que habían puesto un pie dentro del baño, Matsuri se había acobardado.
-¿Quieres llamar la atención de Gaara?- le preguntó duramente. La jovencita sentada delante de ella le miro con inocencia. ¡Por supuesto que quería! pero… ¿Por qué tenía que embellecerse con esas extrañas cosas?
-Si- Respondió desanimada, como si esa respuesta la sentenciara a muerte. La mayor, sonriendo con triunfo, pintó lentamente los labios de la chica con un rosa suave que apenas se diferenciaba con su verdadero color.
-Tienes lindo tono de piel, así que no necesitas tanto maquillaje.- Finalizó guardando con cuidado cada instrumento. Matsuri, abriendo con cuidado los ojos quedó ligeramente animada con la imagen que le mostraba el espejo. Se veía mayor. Madura. Linda. Sin poder evitarlo, sonrió aliviada.
-Gaara debe de estar esperándote abajo. Quedara impresionado, te ves hermosa- Le animó con una tierna sonrisa. Matsuri, sonrojada se retoco en el espejo.
-Gracias-
-Bueno, voy a buscar mi bolso, tú si quieres baja.-Le recomendó saliendo de la habitación.
Matsuri, nerviosa se sostenía el vestido entre sus manos. Tienes que bajar, se dijo firme. No tienes nada que temer, se animo. Un ligero vestido verde oscuro le cubría su cuerpo. Con un escote mediano, podía presumir sus atributos sin llegar a parecer indecente. Le llegaba a la rodilla y la falda tenia un ligero corte en el muslo derecho.
Respirando una y otra vez, se toco su liso cabello y se encamino hacia las escaleras. Paso a paso, se preparaba.
Cuando sus medianos tacones tocaron piso firme, se topo con la sala en donde se encontraba Gaara dándole la espalda, mientras parecía arreglar las estanterías de música. Se veía tan guapo con ese traje. No era un esmoquin en su totalidad ya que llevaba una camisa marrón debajo, pero aun así… Matsuri quedo con la boca abierta y con los cables de su cerebro desconectados. Impresionada por lo divino que se veía soltó un enamorado suspiro que atrajo la atención del pelirrojo.
Gaara, de inmediato volteó y se quedo con la palabra en la boca. La supuesta niña que se juntaba con su hermana casi a diario, había desaparecido en su totalidad. Frente a él, con un espectacular vestido, un sencillo peinado y un suave maquillaje, había una total mujer. Tan hermosa. Tan perfecta.
-T-tu ya estás listo- Dijo Matsuri intentando romper el hielo. Gaara de un momento a otro le había quedado mirando como si fuera otra persona y no le había gustado, ya que se supone que tendría que haber quedado maravillado o embobado, no confundido. Nada me sale bien, pensó deprimida. Lentamente se acerco a él, y espero su respuesta.
-Si- Le dijo luego de carraspear. Para distraerse vio la hora y comprobó que era las ocho menos diez. Lo cual era perfecto, ya que si se iban en estos momentos, podrían llegar cortésmente tarde. Con Temari no habría problema, ya que el señor Nara le había prestado el auto a su hijo, por lo que Shikamaru sería el encargado de movilizar a la mayor.
-¿Nos vamos?- Le preguntó ella titubeante.
Se limito a asentir y apunto de avanzar hasta la puerta principal, sintió como Matsuri se le pegaba al brazo. Nervioso y sin saber qué hacer, se encamino hacia su auto.
Matsuri, alentándose, se prometió que esta noche haría todo lo que le habían aconsejado sus amigas. Le sonreiría con frecuencia. Lo ignoraría de vez en cuando. Trataría de sacarle un poco de celos, y lo rozaría constantemente. Sabía que nada de eso funcionaria, pero al menos podría decirle a Temari que había hecho de todo.
El viaje en auto había sido especialmente incomodo, ya que Gaara no sabía qué decir, y Matsuri pensaba en su modo de actuar. El joven, de manera inconsciente conducía con lentitud para prolongar el viaje, por lo que a las ocho y media estaban entrando a los territorios de la escuela. El estacionamiento, extrañamente lleno, a penas y tenia espacio para un carro más, pero Gaara, maniobrando encontró un sitio cercano a la entrada.
-Matsuri- Le llamo antes de que la chica se bajara- Mi clase tiene que ordenar el gimnasio asíque me quedare hasta más tarde. ¿Te quedas conmigo o te irás con alguien más?- A pesar de que la pregunta se refería a si quería esperarlo mientras él limpiaba, Matsuri, creyó ver un pequeño brillo de vulnerabilidad en sus ojos. El chico, rígido y frío esperaba su respuesta, creyendo que ningún halito de inseguridad brotaba de su piel.
-Por supuesto me quedaré contigo- Le contestó sonriente.
Gaara, sin entender por qué, cerró brevemente los ojos aliviado. Recuperando rápidamente la compostura, salió del auto y espero a que muchacha lo alcanzara. Con uno al lado del otro, ingresaron al gimnasio, quedando impresionados con la decoración. Todo estaba cubierto de rojo y rosa. Corazones y cupidos colgaban desde el techo. Letreros y pequeñas citas románticas se encontraban escritas en las mesas, elegantemente adornadas.
-¡Guau! Esta muy bello- Admitió Matsuri, agarrada fuertemente al brazo derecho del chico, que se limito a admirar el sonrojado rostro de la jovencita. Se veía tan linda y tierna así. Sin poder evitarlo soltó una sonrisa que no pudo ocultar de los expresivos ojos de Matsuri. La chica, asombrada, vio como él sonreía. Bueno, al menos le había sacado una mueca, pensó satisfecha.
-¿Quieres beber algo?- Le preguntó Gaara para distraerla.
-S-si- Respondió enseguida. El chico, sin hacerse esperar, fue a buscar unos vasos para beber, mientras que la muchacha controlaba su desbocada respiración.
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-S-Sasuke-Kun- Gimió suavemente la chica, mientras sentía como el joven le pasaba gentilmente las manos por la cintura. La pelirrosa, atrevida le devolvió con pasión el beso, mientras que el Uchiha la empotraba más a la pared. Se besaban como si no hubiera un mañana, mientras que a unos metros más allá, se llevaba a cabo la fiesta de San Valentín.
Los jóvenes, ocultos en una oscura esquina, se protegían de miradas curiosas mientras se deleitaban el uno del otro. El, impaciente pasó las manos por los muslos de la joven, quien escandalizada fue consciente de donde se encontraban.
-S-Sasuke-Kun, d-detente- Pidió acalorada. El, pretendiendo no escucharla continúo besándola con ardor. –A-alguien puede venir.- Con fuerza y un poco avergonzaba, lo empujó.
-¿Qué ocurre?- Le preguntó con la respiración entrecortada. Sasuke, con la vista un poco nublada y con los labios entreabiertos, le miraba impaciente.
-Deberíamos irnos Sasuke-Kun, alguien podría vernos aquí- Le pidió sonrojada. No es que no quisiera estar con él, pero la simple idea de que alguien los descubriera la hundía de la vergüenza.
-Hmp- Sasuke, sin ánimos de discutir, tomó la mano que la jovencita le ofrecía y juntos se encaminaron al centro del gimnasio en donde se estaba llevando a cabo el baile.
Nada más poner un pie en medio del establecimiento, el fuerte sonido de la música golpeó sus oídos. Ambos chicos, con los ojos entrecerrados veían como sus compañeros de clases y demás, bailaban como maniacos al ritmo de la canción. El pelinegro, fastidiado y molesto, pensó en dirigirse a un lugar menos plagado de tontos, mientras que Sakura sonriente veía como algunas chicas le miraban con pura envidia. Satisfecha se pego al brazo de su acompañante, apoyándose amorosamente a su hombro. Sasuke, extrañado le miro, y cuando vio su sonrisa suspiró molesto. Es tan obvia, pensó mientras caminaban, pero eso no quería decir que no le gustara complacerla. En un rápido movimiento, alzo el rostro de la chica y le dio un simple y suave beso que dejaría en claro con quien estaba Sasuke Uchiha.
Sakura, emocionada se pegó aun más a su costado. Alegre volteó hacia sus alrededores, esperando ver alguna cara conocida. Y ahí, pegados a la mesa de comida se encontraba la más reciente pareja de la escuela; Hinata y Naruto, ambos sonrojados y riendo se servían algunos de los bocadillos allí dispuestos, o mejor dicho, Uzumaki devoraba los alimentos ahí ordenados. La pelirrosa rió con suavidad.
En realidad estaba bastante contenta por sus dos amigos; Hinata era demasiado tímida cuando se encontraba cerca del rubio, pero no dudaba que con los días y los meses, el amor que sentía hacia su novio vencería y no se comportaría tan avergonzada. Al mismo tiempo, Naruto, aunque no lo pareciera era bastante atolondrado en lo que se refería a la linda Hyuuga. Bastaba con mirarlo para saber que a penas y podía dejar de babear cuando la miraba.
Desviando su vista, se encontró con Ino, quien aburrida escuchaba el parloteo de su castaño acompañante.
-Sasuke-Kun, yo voy y vuelvo ¿Vale?- Con un paso rápido y una mirada preocupada se acercó a la hermosa joven de rubios cabellos.
-Ino ¿Me acompañas?- Le preguntó intentando salvarla. La chica, alegre y aliviada le sonrió.
Ambas caminaron hacia un lugar menos ruidoso para hablar.
-¿Estás bien?- Le preguntó Sakura
-Claro, solo estaba aburrida por los constantes halagos que le mandaba Kiba a su perro- Le comentó con un resoplido- Además… quiero que disimuladamente voltees hacia tu izquierda- Le dijo con una mirada triunfante. Sakura, con una ceja alzada, hizo lo que le pidió. Nada más voltear se topo con la cínica sonrisa de Sai. El chico, mirando en su dirección, no despegaba la vista de Ino.
-¡Guau! No para de mirarte- Le felicitó. Ino, pestañando coquetamente también le devolvía la sonrisa al extraño muchacho.
-Lo sé. Iré a hablar con él… ¿Cómo me veo?- Le preguntó cautelosa. Sakura, guiñándole el ojo la empujo para alentarla. Sakura, desde un punto alejado vio como su amiga, con un aire maduro y sensual se acerco a su objetivo. La pareja no tardo en charlar y reír, mientras que la chica no perdió oportunidad de tocarlo. Sakura, satisfecha partió en busca de su cita.
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Nerviosa, observaba como diversas parejas bailaban en la colmada pista de baile; algunas de ellas coqueteaban simuladamente, repartiéndose caricias y besos durante los bailes, otras, más tímidas, intentaban mantener un mínimo de dos metros de distancia para así a penas rozar a su pareja durante alguna canción, y ya unas pocas, se ignoraban, prestando atención más a sus amigos que a la persona que los había acompañado.
Matsuri, con una risa nerviosa pensó que ella se encontraba entre los dos últimos grupos. Gaara hace ya rato que había desaparecido para buscar las bebidas, y con su mala suerte, podría jurar que lo vio hablando con sus amigos, asíque lo más probable era que ya no volviera.
Se sintió desilusionada con ese pensamiento; no es que tuviera grandes expectativas para esta noche, pero se podría decir que era su primera cita, por lo que si, cúlpenla, porque estaba emocionada, cúlpenla, porque dentro de ella, guardó la mínima esperanza de que algo podría ocurrir; no un beso, una declaración, o un osado abrazo, pero si un pequeño roca de manos, una discreta mirada, algo así, pero en vista de que su compañero ni siquiera aparecía, se escabulló por entre los estudiantes. Con la mirada un poco turbada intentó localizar a Temari para decirle que todo había fallado, que ya no se preocupara.
-¡Matsuri-Chan!- Escuchó tras de ella. Un poco contrariada volteó para encontrarse con un compañero de clase, Taro. En realidad era un chico bastante agradable, al cual conocía gracias a que tiempo atrás lo había ayudado a conseguir a su novia actual, una amiga de ella.- ¿Qué haces por aquí sola? Según lo que me dijo Akaya vendrías con un tipo de último año- Con una picara sonrisa, guiñó sus azules ojos y le dio un leve empujón, mientras que Matsuri se limitaba a reír con condescendencia, en realidad no se encontraba de humor para bromear, pero encontró que seria grosero dejarlo con la palabra en la boca.
-¿Y dónde esta Akaya?- Preguntó con una sonrisa forzada. El chico junto a ella apuntó a un grupito de muchachas que reían entre ellas. Matsuri asintió con una pequeña sonrisa. Taro, que la miraba sonriendo, de un momento a otro volteó la vista hacia detrás de ella para cambiar su expresión a una precavida y hasta avergonzada. Matsuri, curiosa volteó y se encontró cara a cara con Gaara que venía con dos vasos en sus manos. De verdad fue a buscar refrescos, pensó abochornada al mismo tiempo que sentía sus mejillas enrojecer. Flotando en una nube le sonrió con ternura y recibió el vaso que él le ofrecía. Al alzar la vista esperó encontrarse con sus pálidos ojos, pero él miraba fijamente hacia atrás de ella.
-¡Oh! Gaara, él es Taro, un compañero de clases. Taro, él es Gaara, mi….él…el hermano de una amiga- Taro, intimidado sonrió temeroso alzando la mano; Gaara, internamente frustrado pensaba en el modo en que ella lo presentó. ¿El hermano de una amiga? ¿Qué se supone que era eso? ¿Un tipo de indirecta? Con una expresión serena tomó firmemente la mano del otro chico, quien adolorido abrió mínimamente la boca y retiro rápidamente su mano para restregarla simuladamente a su costado lo que logro sacar una minúscula mueca en el pelirrojo.
-¡Oh escuchen! Tengo que sacar a bailar a Akaya- Dijo el compañero de Matsuri cuando escuchó una popular canción, encontrando la excusa perfecta para alejarse de ese extraño chico que pareció disfrutar de su dolor. Gaara, sacando el aire que inconscientemente estaba reteniendo, volteó hacia Matsuri que se balanceaba al ritmo de la música. Ella, por otro lado, respiraba con irregularidad. Se sentía nerviosa, ansiosa, avergonzada, pero sobre todo, esperanzada. El esta aquí, a mi lado, se repetía sin poder creerlo del todo. Echando un leve vistazo a las parejas que bailaban en la pista, volteó hacia Gaara, quien parecía horriblemente aburrido. Respirando profundamente, sacando pecho que le faltaba y girando con decisión, preguntó:
-Gaara ¿Te….tu, Gaara, quieres bailar…?- Impactado era decir poco sobre el estado de Gaara, quien con los labios semi abiertos no pudo articular palabra. ¿De verdad Matsuri le invitó a bailar? Tragando plomo, vio con atención el rostro escarlata de ella, quien le miraba con ansias. Sus pestañas más recargadas de lo normal, pestañeaban barriendo al mundo, sus labios suaves y rosados a la vista se encontraban cerrados pero aun así invitadores. Simuladamente miro a los que bailaban en la pista, para luego tomar delicadamente la mano de Matsuri, no sin antes dejar ambos vasos en una mesa cercana. Ambos, con el corazón bombeando avanzaron silenciosos. La canción era lenta, romántica, suave y extremadamente tierna. Gaara, sin saber muy bien como hacerlo, colocó sus manos en la cintura de ella, mientras que Matsuri posicionaba su rostro en la curvatura de su cuello y hombro, apoyando sus manos tras el cuello de él, logrando rozar así unos cuantos cabellos. Gaara, inconscientemente acercó su rostro al cabello de ella, el cual desprendía un sutil aroma a fresas, colonia de niña y algo que no supo descifrar, pero le gustaba. Y mucho.
Matsuri, sintiendo como su corazón intentaba romper sus costillas, respiraba irregularmente sobre la pálida y tersa piel de el muchacho, enviándole involuntariamente potentes corrientes eléctricas. Sin saber qué hacer, comenzó a acariciar los cabellos de él, tan suaves, lisos y rojos; siempre había querido tocarlos, y ahora que por fin podía hacerlo, no podía quitar sus manos de encima. Gaara, enterrando su nariz en el cuero cabelludo de ella, se halló pensando en que no quería separarse. No quería que la canción finalizara. Embargado por un sentimiento que se negaba a pensar era desesperación, la abrazó; la abrazó con fuerza apretándola tiernamente contra él. Podía sentirlo todo, su corazón, su rostro, sus manos, su cuerpo. Cerró los ojos y deseó que esto nunca terminara. Solo un poco más, pedían ambos.
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Por otro lado, una tanto más alejados de donde se encontraba la pista de baile, se encontraba una pareja un tanto extraña. La joven, parecía ansiosa mirando de aquí para allá, como un perro buscando un hueso, mientras que su acompañante, mantenía sus manos en los bolsillos y una expresión que daban ganas de dormir.
-¡Hey, hey, ahí están!- Gritó discretamente entusiasmada mientras golpeaba el brazo derecho de su pareja.
-Bah, Temari, déjalos tranquilos…- Le respondió antes de soltar un bostezo, de verdad que el pelinegro tenía sueño, pero sabía por experiencia que si atrevía a quedarse dormido, no sobreviviría para ver un mañana, y todo eso gracias a las garras de la hermosa mujer que ahora le mandaba una envenenada mirada.
-Yo solo estoy supervisando. Gaara es muy tosco cuando se refiere al amor, y Matsuri es demasiado insegura como para pensar que él siente algo por ella- Informó firme. Temari, volteando se quedo mirando con una tierna sonrisa a la pareja que ahora bailaba en la pista. De verdad se ven bien juntos, pensó antes de sentir como Shikamaru la tomaba de la cintura. Sorprendida se fijó en él y lo vio sonreír con esa sonrisa tan perezosa y masculina de él, que siempre la hacia perder el control; ahora la situación no fue muy distinta, ya que Temari, sonriéndole con sensualidad tomó su mano y se lo llevó a un lugar más, privado.
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El baile, como cualquier fiesta de adolescentes, había transcurrido sin mayores precedentes que lo más normales, como por ejemplo, las típicas niñas que enojadas, lastimadas o decepcionadas salían corriendo hacia el baño dejando tras de ellas un camino de lagrimas, o también el nacimiento de nuevos romances, o el rompimiento de algunos más. Afortunadamente para las parejas del último curso, no hubieron mayores dramas, Naruto y Hinata, tímidos como ellos solos, se rezagaron en unos asientos para intentar entablar graciosas y suaves conversaciones, no sin privarse de vez en cuando de bailar alguna que otra canción que el rubio veía, de veras, entusiasmaba a su ahora novia. Sai e Ino, intentando enmendar las cosas, se habían deslizado hacia el patio, de donde se habían escuchado risas, gritos furiosos y por último, el silencio; claro que después de eso ya nadie los vio el resto de la noche. Sakura y Sasuke fueron, quizás, los que antes se habían retirado, demasiados ansiosos por estar en los brazos del otro, olvidando o restándole importancia al hecho de que debían quedarse a limpiar. Temari y Shikamaru, como dos niños, se habían quedado un rato en la fiesta discutiendo y jugueteando, pero cuando el calor comenzó a subir de temperatura, no titubearon en tomar el auto y partir a quién sabe dónde.
Cuando el reloj marcó la una de la mañana, los estudiantes comenzaron a dispersarse. Algunos planeando una post fiesta, otros simplemente pensaban en apoyar sus cabezas en algo cómodo y dormir. Algunos ya mas románticos, se retiraban para buscar un lugar privado para pasar con su pareja. Pero los de último año, o mejor dicho, la mínima cantidad de ellos, se quedaban en el gimnasio limpiando el desastre que ellos mismos habían dejado.
-¡Estoy cansado, de veras!- Exclamó Naruto mientras dejaba otra condenada silla en la esquina correspondiente. Hinata, entendiéndolo, sonrió con ternura mientras se sonrojaba.
-¿Te ayudo con eso?- Preguntó Matsuri a Gaara, quien se encontraba enrollando unos cupidos que colgaban del techo. El pelirrojo, haciéndose a un lado, le paso un pequeño montoncito para comenzar a trabajar. La jovencita, alegre por poder ayudar, le sonrió con entusiasmo. De verdad que estaba feliz, y es que esta noche había sido mágico. Después del tierno baile que habían compartido, en un acuerdo silencioso, decidieron no alejarse de otro, a donde iba uno, el otro lo seguía, excepto el baño, por supuesto. No es como si hubieran hablado mucho, pero Matsuri intento fijarse en todos sus gesto y expresiones, logrando aprender valiosas cosas, como por ejemplo que cruzaba los brazos cuando estaba de verdad concentrado, o que se miraba las manos cada vez que analizaba algo, también que fruncía levemente el labio antes de decir algo, movimiento que la atrajo toda la noche. Pero de lo que más estaba orgullosa, es que le había sacado variadas muecas durante la noche, no por su gran repertorio de chistes, si no porque cuando hablaba demasiado terminaba atragantándose causando la gracia de su acompañante, o también cuando había tropezado mientras bailaban una canción mas movida, o en estos momentos que se le estaban enredando los desnudos cupidos por estar pensando en boberías.
-¡Lo lamento!- Dijo rápidamente intentando enmendar su error, logrando enredar más a las pobres figuritas. Gaara, con una media sonrisa y unos ojos cargados de ternura, rozó la mano de ella para ayudarla, agarrando en el camino algunos dedos de ella. Matsuri, híper ventilando, intento, simuladamente, seguir en contacto con la calidez de su mano acercando su mano a la de él. Gaara pretendió no notar ese movimiento, y con el rostro volteado hacia el rollo de cupidos tomo delicadamente la mano de ella hacia abajo. Ambos, agarrados suavemente pretendían trabajar afanosamente.
-¡Por fin terminamos!- Exclamó Naruto logrando que Gaara y Matsuri se soltaran con brusquedad. Y efectivamente, ya todo estaba en orden, las mesas y sillas se encontraban arrinconadas, y los adornos estaban guardados en cajas en espera de ser ocupados nuevamente.
-¿Nos vamos?- Preguntó Matsuri en un susurro.
Gaara, ensimismado se limitó a asentir. Ambos, lado a lado se subieron al carro, no sin antes despedirse de los pocos alumnos que quedaban por ahí. El viaje en el auto fue tenso e incomodo. Quiero tomar su mano de nuevo, pensaban ambos con vergüenza. De verdad querían hacerlo, pero no estaban seguros de su acompañante. Matsuri, en pequeños murmullos le indicaba la dirección al muchacho.
Para decepción de ambos, el viaje fue extremadamente corto ya que antes de tiempo se encontraban frente a la casa de ella. Gaara, sin mediar palabra saló del auto, Matsuri, apresurada lo siguió.
-Yo…Yo de verdad lo pasé muy bien. Fue algo muy bonito el que me hayas invitado. No tendrías que haberlo hecho, pero me alegra porque, bueno, tu….eres muy agradable…-Matsuri, nuevamente sin controlar sus palabras, se encontraba colorada hasta los cabellos. No entendía lo que estaba diciendo, y el hecho de que él se encontrara tan sereno frente a ella no la ayudaba demasiado. Gaara, a medias escuchando, disfrutaba enormemente se su sonrojo. De verdad se ve tierna, pensaba.- Te invitaría a pasar, pero es súper tarde y mi tía debe estar dormida. Porque, créeme, si fuera más temprano, te hubiera ofrecido algo, no se, alguna bebida, te o café, aunque no se si bebes algo como eso, pero bueno, en ese momento lo hubiera descubierto ¿cierto?...-
Gaara, con lentitud y aprovechando los distraída que se encontraba ella, se acercó. Su brazo derecho, titubeante se alzaba para luego bajar, subía y luego bajaba de nuevo. Vamos, hazlo, pensó firme. Decidido, alzó su brazo para luego posar su mano en la mejilla de ella. Matsuri, paralizada se quedo viéndolo mientras se acercaba. Me va a besar, pensó en un estado de shock mezclado con alegría, entusiasmo, felicidad, exaltación, y todas aquellas emociones que se sienten cuando la persona que te gusta se acerca peligrosamente a ti.
Gaara, tragando, disfrutó del suave tacto de su piel mientras se acercaba. Vio como ella cerraba los ojos y sin saber muy bien qué hacer, posó sus labios en la mejilla de ella. Ambos suspiraron, pero por diferentes razones, él, porque se dio cuenta de lo mucho que Matsuri le gustaba, y ella, decepcionada, porque de verdad había pensado que la besaría.
-Adiós- Susurró él, para casi partir corriendo hacia su auto.
Matsuri, respirando irregularmente, se quedó parada frente a su casa. Qué, qué había sido eso….
Con movimientos mecánicos se dispuso a entrar a su casa y entrar silenciosamente a su habitación. Sentada en su cama, se tocó casi reverencialmente el lugar donde los labios de él habían estado. Enamorada, suspiró. Aún pensaba que estaba en un sueño, aun no caía en cuenta de que era la realidad, de que de verdad él la había invitado, de verdad él le tomo la mano, bailaron, se rozaron, se miraron, y al final, de verdad sintió que sus sentimientos eran correspondidos. Quizás, solo quizás yo le pueda gustar un poco, muy poco, pensó aun insegura mientras se paraba y se disponía a cambiar de ropa.
Gaara, casi con desenfreno conducía hacia su casa, sin pensar en nada en particular. Su rostro, sus labios, su mejilla, su mano, su voz, sus sonrojos….Se estaciono frente a su casa y cerró los ojos. Sonaba tonto, pero solo hasta ahora se daba cuenta lo verdaderamente que le gustaba Matsuri. ¿Por qué no se había dado cuenta antes? Ella, tan amable, tan simple, pero a la vez tan compleja, tan alegre, tan torpe, pero tan lista. Sonrió cuando la recordó sonrojada y con los ojos cerrados. ¿Qué se supone que se hace ahora? ¿Ir y confesarse? ¿Pero, qué tal y si ella no siente lo mismo? Confundido, pensó en toda la noche que había pasado a su lado y no pudo evitar sentirse desesperado por verla de nuevo. ¿Qué día es hoy, viernes? Maldición, ya quiero que sea Lunes, pero bueno, puede venir a ver a Temari.
Patético, se llamó a él mismo, pero inmediatamente sonrió. Con lentitud, y caminando rodeado de un aura renovada, se encamino a su cuarto. Sin pensar demasiado se cambió de ropa y se dedicó a ver la noche que ya había caído sobre la ciudad, logrando que la mayoría de los habitantes yacieran dormidos, pero no los dos jóvenes que veían por la ventana. Matsuri, suspirando apoyó su mano en la ventana y cerró los ojos. Gaara, mirando fijamente la luna que se asomaba por el cielo, estiro su brazo y apoyó su mano en el vidrio. Yo, yo de verdad lo/la conquistaré…
Porque el día de San Valentín aun no acababa, y no estaba para nada mal pedir un pequeño deseo. Matsuri, un tanto insegura de sí misma, se prometió que daría lo mejor; porque quizás no fuera una chica despampanante, quizás no fuera encantadora y graciosa, pero si tenía corazón, un corazón inmenso, que ansioso esperaba ser entregado a alguien, y ella ya estaba segura de el destinatario. Gaara, por otra parte, no sabía mucho sobre el amor, pero estaba dispuesto a aprender, si con eso lograba que Matsuri le sonriera siempre.
Fin
Notas de la Autora
Muchas gracias por los lindos comentarios que me dejaron, eso de verdad me animó a subir esta segunda parte. El final es mi pequeño desquite por como me dejo el final de Kimi ni Todoke Primera Temporada-Aquellos que la vieron podrán entenderme- No estoy segura de si seguir o no con un epilogo o algo así, porque confieso que ni yo misma quedo conforme con el final, pero encontraba que era muy precipitado que de repente se besaran, cuando recién se están dando cuenta de lo que sienten. Bueno, la decisión esta en sus manos
Gaara-and-Matsuri: Ojala que pronto subas el otro cap, de verdad se ve muy tierno todo lo que esta pasando y espero emocionada el próximo ShikaTema. Y si ¡VIVA EL GAAMATSU!
Alexa Hiwatari: Muchas gracias por leer la historia y que gusto que te haya parecido interesante…ahora al leerlo puedes ver como se desarrolló todo…Saludos
Anika-San: ¡Si! Cuatro mosqueteros, no lo había pensado antes así; se que Shikamaru es más allegado a Chouji, pero la historia no hubiera resultado si los cuatro no hubieran estado tan juntos. Ojala te haya gustado el transcurso de la historia y como invitaron todos a las chicas…Saludos
Saluda y se Despide Jav