BAILANDO BAJO LAS ESTRELLAS

(To Dance Beneath the Diamond Sky)

Por Kristen Elizabeth

Traducido por Inuhanya

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Disclaimer: Los personajes no son míos. Sin embargo, la trama de esta particular historia salió de mi cerebro.

Nota de la autora: Mi segundo intento de un universo alternativo. Quien me conoce sabe que las parejas estándar aplican (1xR, 2xH, 3x4, 5xS, 6x9). Y, a pesar del tema principal de la historia, Quatre y Trowa serán la única pareja yaoi en este fic. El ballet es algo que fue importante para mí por nueve años. Nunca me di cuenta hasta que lo dejé. Escribir esta historia es volverlo a vivir. Si les gusta o no o piensan que los bailarines hombres son picantes o lo que sea… Espero que lo lean y disfruten. Y tal vez revivan algún recuerdo suyo, o se compadezcan si ahora son bailarines.

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1.- Llegando a América

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"Bailar no es algo que pueda explicarse con palabras; tiene que bailarse." - Paige Arden.

"Bailar es estar fuera de ti, más grande, más poderoso, más hermoso. Esto es poder, es gloria y es tuyo para alcanzarlo."- Agnes de Mille.

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"Hola a todos!" Hilde Schbeiker entró al abierto estudio de práctica con la confiada gracia de una modesta reina.

"Hola!"

"Hola!"

"Hola Hilde!"

Entre los saludos de sus compañeros estudiantes, Hilde lanzó su bolsa contra la pared de espejos después de tomar sus zapatillas y avanzó a su usual lugar en la barra. Él ya estaba ahí, esperando por ella.

"Guardé tu lugar, preciosa." Duo Maxwell le guiñó un ojo a su novia. "Llegas tarde."

Hilde le dio un rápido beso. "Mi mamá esta haciéndome ir a dar clases en la única hora libre que queda en mi vida." Ella se sentó en el piso de madera para amarrar sus zapatos. "Dice que nunca entraré a una buena universidad si no lo hago."

Duo se desplomó a su lado. "Le dijiste que no planeabas ir, verdad?"

"Por supuesto." Hilde envolvió las cintas rosadas alrededor de su tobillo. "Tiene un oído selectivo. No lo registró."

Él alcanzó por su otro pie, para ayudar a acelerar el proceso. "Zapatos nuevos? Va a ser difícil ablandarlos esta tarde, nena."

"Debí haber dejado que el otro par se rompiera en medio del pas de deux?"

"Bueno…" Duo flexionó su pie con sus fuertes manos. "Hubiera pagado por ver la mirada en la cara de tu pareja."

Hilde lo golpeó con una zapatilla de satín. "Hablando de Heero, dónde está?"

Una fuerte erupción de risitas y agudos saludos de las otras chicas en la compañía le dieron a Hilde su respuesta. Miró hacia las puertas dobles a tiempo para ver entrar a Heero Yuy, usando la misma combinación de camiseta y mallas negras de Duo. Él ignoró a las sonrientes jovencitas y fue a su propio lugar en la barra.

"Y está fuera." Duo movió su cabeza mientras Heero comenzaba su rutina de calentamiento. "Es un *trasero apretado*. Aún para un bailarín."

Hilde rió y se levantó. "Mejor no dejes que nadie te escuche hablar sobre su trasero." Hizo una mueca de dolor mientras se levantaba en sus puntas. Duo agarró su cintura como soporte. "Estoy bien," le aseguró ella.

Él le dio una dudosa mirada. "Creo que haré un viaje de medianoche a Brooklyn con vendas y antisépticos."

"Por qué no haces el viaje para…?" Ella usó la altura extra en punta para permitirse besar su frente. Hubo un destello de promesa en sus ojos azules que Duo captó inmediatamente. Él le regresó el beso justo cuando las puertas se abrieron otra vez. Su instructor y coreógrafa entraban con una joven rubia en el estándar leotardo negro y mallas rosa.

Una chica junto a Hilde suspiró. "El Sr. Treize se ve mejor cada día." Hilde arrugó su nariz. Su instructor, Treize Kushrenada era muchas cosas… el hijo de un rumorado desertor ruso, un consumado bailarín, un profesor disciplinado y un notorio mujeriego… pero no estaba muy segura de añadir "sexy" a su lista de cualidades.

La clase continuaba conversando mientras Treize le decía unas palabras a su coreógrafa, Lucrezia Noin y a la nueva bailarina. Hilde se halló admirando el rubio y largo cabello de la chica, llevado en un apretado moño en la base de su delgado cuello. Su propio cabello era corto, negro y rizado y sólo podía mantenerlo fuera de su rostro con muchas pinzas.

Sus ojos se desviaron hacia su compañero pas de deux mientras continuaba con sus ejercicios pre-clase. Sonrió exasperada. Desde el momento que entraba al estudio hasta el momento que salía, el foco de Heero nunca divagaba. Por supuesto, eso era lo que costaba ser el mejor bailarín del Conservatorio de Ballet. Lo sabía. Eran pareja por una razón.

En frente del salón, Treize aplaudía pidiendo la atención de su clase. Incluso Heero bajó su pierna y escuchó. "Buenas tardes," los saludó. "Antes de que comencemos hoy, tengo buenas y malas noticias. Primero, la mala noticia."

"Eso es tan de él," resopló Duo.

Treize continuó. "Mary Backer ha sido cambiada de esta clase a una más… ajustada para sus habilidades."

La cabeza de Duo se levantó de reajustar el cordón de su suave zapato negro. "Qué hay de Mary?"

"La cambiaron." Hilde mordió su labio. "Lo siento, Duo."

"Grandioso!" Susurró ásperamente. "Que amable de ellos decirme que perdí a mi compañera!"

"Bueno… digo, no era exactamente…" Hilde formó sus ideas cuidadosamente. "Estaba un poco… de acuerdo, atrasada en técnica, Duo."

Duo frunció. "No saques a la prima donna, nena."

Ella se erizó. "No lo hago! Sólo estoy diciendo que…"

"Srta. Schbeiker, Sr. Maxwell." Treize cruzó sus brazos sobre su amplio pecho. "Tienen algo que quisieran compartir con la clase?" Ambos adolescentes sacudieron sus cabezas pero sólo Hilde sintió el dolor de la reprimenda. Los ojos violetas de Duo todavía estaban fruncidos.

"Con la salida de la Srta. Backer viene la buena noticia," continuó Treize. Puso una mano sobre el hombro de la nueva chica. "Clase, me gustaría que conozcan a Relena Darlian, nuestra nueva estudiante."

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Todos los veintinueve miembros de la clase más avanzada del prestigioso Conservatorio de Ballet la veían con miradas frías y curiosas. Relena tragó y luchó por detener sus temblorosas manos. Nunca había sido muy buena en frente de una multitud; era por esta exacta razón que su madre la había obligado a entrar al ballet a temprana edad. Pero no sentía ni la gracia ni la presencia que bailar supuestamente tenía que darle. Más bien, se sentía extremadamente fuera de lugar. Un patito entre los cisnes.

Relena buscó en el salón una mirada amistosa. Vio mucha indiferencia o vago resentimiento en la mayoría de las chicas; unas cuantas cejas arqueadas e interesados vistazos de algunos de los chicos, pero aburrimiento de los bailarines hombres que tenían sus brazos casualmente descolgados sobre otro bailarín. Hubo un destello de simpatía violeta al fondo del salón. Esto le sacó por lo menos una sonrisa a Relena.

Su sonrisa cayó cuando su mirada se posó en una dura mirada azul Prusia. El bailarín tras la mirada la desvió, no muy rápidamente como para denotar timidez, pero no lo lento suficiente para indicar que disfrutó mirarla. Relena no captó nada de él más allá de una descripción física. Por supuesto, cuando tomó en cuenta su gran físico, no pareció importar realmente.

Se sonrojó en frente de toda la clase. Tras ella, Lucrezia Noin le dio una palmadita en su brazo tranquilizándola. Relena estaba inmensamente agradecida por la presencia de la prometida de su hermano.

"La Srta. Darlian nos llega del Teatro de Ballet en París donde estuvo estudiando el año pasado," anunció Treize. No hubo sonidos de asombro, sólo ojos mirando hacia arriba y ligeros resoplos. "Ella tomará el lugar de la Srta. Backer como la pareja pas de deux del Sr. Maxwell."

El bailarín con los ojos violeta le sonrió a Relena. La petite joven de cabello oscuro a su lado cruzó sus brazos sobre su leotardo. Relena sintió a Treize empujarla hacia delante. "Hay mucho espacio en la barra de atrás con tu compañero," le dijo.

Una joven pelirroja en la barra en cuestión levantó su mano. "En realidad Sr. Treize, estamos apretados como estamos. Tal vez podría encontrar otro lugar para ella?" Hubo el más ligero rastro de desprecio en su voz.

Relena miró sus zapatillas de satín rosa. Un nudo caliente se posó en su garganta. Mudarse de un país completamente diferente no era tan difícil como comenzar en una clase nueva de baile. Afortunadamente, Treize no tenía intención de permitir que sus estudiantes dirijan su clase.

"En ese caso," comenzó. "Srta. Schbeiker, muévase a la barra de enfrente y tome el lugar vacío junto al Sr. Yuy. De cualquier forma, ustedes dos deben estar calentando juntos. Srta. Darlian, tome el lugar de la Srta. Schbeiker."

La chica de cabello oscuro le lanzó al joven a su lado, quien tenía una larga trenza de cabello bajando por su espalda que Relena pudo ver cuando se volteó, una mirada triste, pero hizo lo que le pidió el instructor. Relena la pasó en el camino a la barra trasera y recibió una mirada fría. Haciendo su mejor esfuerzo por ignorarla, Relena tomó su lugar al lado de su nuevo compañero pas de deux.

"Hola," la saludó con un guiño. "Soy Duo."

Relena estrechó su mano con gran duda. "Es un placer conocerte."

"Está bien todos. Comenzaremos con la rutina usual. Dos demi-plies y un grand en primera, segunda, cuarta y quinta. Un completo port de bra adelante, a los lados y atrás." Treize le indicó al pianista y una suave música llenó el salón.

La musculosa espalda de Duo encaró a Relena mientras comenzaba los ejercicios. "Así que, París, eh?"

Ella esperó hasta que estuvo bien en su grand plie antes de responder. "Sí. Lo extraño." Mientras se levantaba, frunció ante su gruesa trenza de cabello. "No te estorba?"

"Nah, sólo la guardo bajo mi camiseta después de calentar," respondió él, echándose hacia atrás en el requerido port de bra.

"Qué hay durante la presentación?" preguntó cuando ambos se movieron a la segunda posición.

"Bueno…" Duo completó sus plies y se estiró hacia adelante hasta que su cabeza casi tocaba el piso. Con sus piernas en segunda, podía verla tras él, en la misma posición. "No soy un galán, así que no importa. Interpreto los papeles de carácter." Se enderezaron y doblaron de costado. "Como la Navidad pasada, interpreté al Rey Rata en *El Cascanueces*. No en la gran compañía, por supuesto," añadió rápidamente. "Nuestra clase la presentó en uno de los centros de niños en Harlem."

Relena cerró sus ojos, sintiendo el conocido estirón arriba y por su costado. La escuela podría haber sido nueva, el consuelo de bailar desvanecía la incomodidad. "Aún… es un gran papel. Y, quién era el Príncipe Cascanueces?"

"Espera hasta que entremos en la verdadera práctica…" Duo ajustó sus pies en la cuarta posición. "Y entonces lo averiguarás por ti misma."

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Treinta minutos después, se habían movido de la barra a los ejercicios de piso. Ahora emparejados con sus compañeros, a la clase le había sido ordenada ejecutar un movimiento fish dive. Cuando Duo puso sus manos en su cintura, Relena se tensó instantáneamente. Se preguntó lo que estaría haciendo su antiguo pas de deux en ese momento. Era mucho más tarde en París, pero Quatre Winner probablemente aún estaría ensayando.

Duo pareció sentir su titubeo. "Oye, está bien." Tomó su mano. "Todavía no he dejado caer a una chica."

Ella se relajó un poco y lo dejó guiar. La levantó en el aire; arqueó su espalda, flexionando levemente una pierna más que la otra. Para esta parte, Duo la soportó con una mano en su estómago y la otra curvada alrededor de su muslo interno. Ella alineó sus brazos paralelos con su cuerpo y mantuvieron la posición hasta que Treize se dirigió hacia ellos.

"Bien. Srta. Darlian, relaje sus dedos…" Treize los miró críticamente. "Sr. Maxwell, necesita soportarla más; parece que estuviera a punto de caer."

Duo hizo una mueca. "Está bien." La única forma de seguir las instrucciones de Treize fue subir aún más su mano en el muslo de Relena, al punto donde podría estar creando una sensación.

Relena saltó ante el inesperado movimiento de su mano. De cierta forma, el tener a Quatre sosteniéndola en la misma posición nunca la había hecho sentir incómoda. Tal vez por su relación con Trowa Barton… Una repentina ola de pánico la golpeó.

El leve salto de su cuerpo le hizo perder el equilibrio a Duo. Ella casi cae de cara, pero logró amortiguarse al zafar una pierna de su agarre y aterrizar en ella. Se tambaleó muy rápidamente para él mantenerla en posición. Cada ojo de repente estaba sobre ella.

"Buen movimiento," se burló alguien.

Treize frunció. "Srta. Catalonia, mantenga sus comentarios para usted." Miró a Relena. "Tiene que confiar en su compañero, Srta. Darlian o bien podría renunciar ahora."

Relena liberó un respiro cuando continuó, inspeccionando a los otros bailarines. Duo se le acercó. "Siento eso," se disculpó.

"No es tu culpa." Ella secó una gota de transpiración de su frente. "No dejaré que pase de nuevo."

Al otro lado del salón, Treize llamó por la atención de todos. "Clase, quiero que observen al Sr. Yuy y a la Srta. Schbeiker ejecutar el fish dive." Los compañeros se movían en un perfecto ejemplo de la posición de apoyo. "Miren las líneas del cuerpo de la Srta. Schbeiker. Esto es lo que deben intentar, señoritas. Y caballeros, observen cómo el Sr. Yuy la soporta. Traten de hacer lo mismo."

Relena observó al par por un largo minuto. "Ella realmente es buena…"

"Hilde es la mejor." Duo sonrió. "También es mi novia," continuó él, orgulloso.

"Y su compañero?" Ella lamió su labio inferior cuando el bailarín con ojos azul Prusia soltó a Hilde.

Duo se movió tras Relena para intentar de nuevo el fish dive. "Heero Yuy." La levantó.

Sus ojos aún estaban en el otro joven. "El Príncipe Cascanueces?"

"Acertaste."

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"Grandiosa clase. Los veo mañana a las cuatro en punto."

Ante la despedida de Treize, toda la clase se relajó y dirigió hacia sus abandonadas bolsas. Relena siguió a Duo cuando fue a recoger la suya. "No fue mala para ser una primera clase juntos," le dijo Duo.

"Casi me tropiezo, aterrizo mal en mi grand jete, *arruino* mis foutettes…"

"No te golpees." Duo agarró su bolsa. "Siempre hay un mañana."

Relena recogió detrás de sus orejas unos sudorosos mechones de cabello que se habían soltado de su moña. "Supongo."

Justo entonces, Hilde se les unió quien inmediatamente reclamó el brazo de Duo. Él besó la cima de su cabeza. "Luciste bien hoy, nena."

"Gracias." Hilde envolvió sus brazos alrededor de su cintura.

"Relena, ella es mi novia, la bailarina viva más grande, Hilde. Hilde, ella es Relena," Duo presentó a las chicas.

Hilde le dio una fría sonrisa. "De verdad bailaste en París?" Relena asintió. "Y en qué nivel?"

Duo le sacudió un dedo. "Deja de ser maliciosa o tendré que pellizcarte."

Un poco de los celos iniciales y hostilidad de Hilde hacia la chica nueva se desvaneció a la luz de la obvia devoción de su novio. "Lo siento. Síndrome Pre-Menstrual." Ella le dio a Relena una sonrisa genuina. "Duo es un compañero fuerte; lo harás mejor."

"Um… gracias. Creo." Por el rabillo de su ojo, Relena captó a Heero, regresando a la barra. "Él toma clases dobles?"

"No, sólo es perfeccionista," respondió Hilde, apoyándose en Duo mientras aflojaba las cintas de sus zapatillas. "Estará aquí hasta que tenga dominado completamente en lo que sea que esté trabajando."

"Whew! Por un segundo, temí que podría haberte convencido de quedarte." Duo guiñó; parecía ser su gesto de marca.

Hilde removió sus zapatos y se puso un par de Keds antes de que Duo pudiera ver las ensangrentadas marcas en sus pies. "Deseo poder, pero tengo que trabajar esta noche."

"Dónde trabajas?" preguntó Relena, amablemente, mientras cerraba su bolsa.

"En una tienda de artículos de baile en la 23 Oeste." Hilde alcanzó en su bolsa su reloj. "En realidad, tengo que correr si quiero alcanzar el subterráneo." Ella besó la mejilla de Duo y trató de no cojear saliendo del estudio.

Duo suspiró. "Sus pies deben estar matándola. Maldición, deseo que no se forzara tan duro."

Relena guardó sus zapatos en su bolsa y sacó sus tenis. "Realmente parece muy agradable."

"Sí. Lo es." Sonrió. "Cuando no es una prima donna."

La mayoría de la clase ya se había ido, con excepción de Heero quien estaba practicando en la barra. "Necesitas un aventón a algún lado?" le preguntó a Duo.

"Tienes auto?"

Juntos, salieron del estudio. "Bueno, no exactamente." Cuando, después de un breve viaje en ascensor, salieron a la concurrida acera de Broadway, vio lo que quiso decir. Una larga limosina la esperaba en la acera.

"Maldición… " Duo silbó. "Buen disfraz. Entonces, quién eres, Relena Darlian?"

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Relena era, se enteró durante el viaje en limo de veinte minutos al apartamento de sus padres en Chelsea, la hija de Gerrard Darlian, Embajador de Francia. El reciente divorcio de sus padres la había devuelto a América, muy inesperadamente.

"Entonces, vives con tu mamá en Park Avenue?"

Ella desvió sus ojos de los desnudos árboles en Central Park mientras pasaban. "Bueno, vivimos con mi hermano, Milliardo."

Duo parpadeó dos veces. "Milliardo? Como en 'Peacecraft'? El director artístico del Conservatorio, Milliardo? Comprometido con nuestra coreógrafa, Milliardo?"

Relena asintió a cada afirmación. "En realidad, sólo es mi medio hermano. Tenemos la misma madre."

"Oye, eso es genial." Duo se recostó en la silla de cuero. "Dale buenas referencias de mi a tu hermano cuando seleccione el taller el próximo mes."

"El taller? Son las audiciones para la compañía, verdad?"

Duo asintió. "Y de muchas otras compañías importantes. Ciudad Ballet, Teatro Americano de Ballet. Haremos *El Lago del Cisne*, aparentemente. Voy a audicionar para el papel del Barón Rothbart."

Relena sonrió. "Le soltaré a Milliardo unas sutiles directas."

"Creo que vas a agradarme, Relena Darlian. Y no sólo por eso, lo juro." Sonrió. "También por la limosina."

Ella rió, por primera vez en semanas, aunque Duo no era consciente de eso. "Supongo que tu novia va por Odette?"

"Hilde ha estado intentando ese papel desde que tenía ocho años." Duo rascó la parte trasera de su cabeza. "Probablemente entrará por su propio mérito, pero tener a Yuy por compañero pas de deux ayuda mucho a sus posibilidades."

"Realmente es así de bueno?"

Duo resopló. "Es perfecto." Miró por la ventana. "Oh, oye! Chofer…"

"Miles," Relena proporcionó el nombre del chofer.

"Miles-amigo." Señaló Duo. "Ese es mi edificio." Miles se detuvo y Duo abrió la puerta de la limosina. "Gracias por el aventón, princesa."

El nuevo apodo la hizo sonreír aún más. "Espera," lo llamó. "A qué escuela vas?"

"Escuela Preparatoria 156," respondió Duo. "Por qué? A dónde irás?"

La decepción destelló en el rostro de Relena. "Academia St. John."

"Ah…" Duo cruzó sus brazos. "Bueno, entonces no estarás sola en tu primer día."

"No?"

"Nop." Comenzó a cerrar la puerta. "Yuy también va allá." La puerta se cerró. Duo se despidió y subió las escaleras de su edificio.

Relena cerró sus ojos mientras Miles arrancaba hacia Park Avenue. Iría a la escuela con Heero, el Bailarín Perfecto.

De alguna forma, tuvo la sensación de que eso no la detendría de estar sola en su primer día de escuela.

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"Relena, no has tocado tu creme brulee." Lucrezia Noin le dio a la media hermana de su prometido una perpleja mirada. "Pensé que era tu favorito."

"Lo es," le aseguró Relena. "Sólo no tengo mucha hambre."

Al otro lado de la mesa, la madre de Relena, Helen Darlian, pasó su servilleta por las comisuras de su apretada boca. "No la obligues, Lucrezia. Necesita cuidar su peso."

"No hay nada de malo con su peso," dijo Milliardo Peacecraft, firme. Llevó su taza de café hacia sus labios y le sonrió a Relena.

Helen le dio una mirada a su hijo mayor. "Unas libras extra pueden contar mucho cuando alguien tenga que elevarte. Deberías saberlo mejor que nadie, Milliardo."

"Unas libras extra también la detendrá de lucir demacrada," añadió Lucrezia en voz tranquila. "Pero si de verdad no tiene hambre, no tiene hambre."

Relena se retiró de la mesa. "Me disculpan, por favor? Tengo mucha tarea."

Nadie objetó, así que Relena salió del comedor. Un sirviente le hizo una reverencia en el corredor antes de escapar al lujoso piso de su dormitorio. Su cama ya había sido arreglada; ningún artículo de vestir yacía en el piso y ningún elemento estaba fuera de lugar. Relena contuvo un pequeño grito. A propósito había dejado una falda y una blusa de uniforme en una desordenada pila en el tapete oriental.

Ella se desplomó en su cama. Su propia habitación y no podía controlar cómo mantenerla. Mientras yacía en el suave cobertor, sus pensamientos regresaron a la clase. El fish dive. La horrible sensación de pánico cuando la mano de Duo entró en contacto con el interior de su muslo. Era demasiado igual a…

Relena sacudió su cabeza. El pasado era un mal lugar en el cual quedarse. Giró su cabeza después de un momento y su mirada cayó en el teléfono al lado de su cama. Sin titubear, retiró la bocina de su base y marcó un largo número. Después de un momento de timbrar, escuchó la voz que había deseado.

"Hola?" el adormilado francés de Quatre era como música.

Relena contuvo lágrimas. "Quatre… il ist moi, Relena."

"Relena!" Él sonó animado, no dando ninguna indicación de que le importara que lo hubiese despertado a las cuatro de la mañana, hora de París. "Oh, cheri… es bueno escuchar tu voz."

"Quatre…" Ella perdió la batalla con sus lágrimas. "Te extraño tanto!"

"Bebe…" Su compasión llegó a ella desde el otro lado del Atlántico. "Todos en clase se lamentan. Relena se fue. Creo que no soportaremos mucho más."

Relena enrolló el cable del teléfono alrededor de su dedo. "Creo que tampoco soportaré mucho más."

"No te tratan bien en América?"

"Supongo. Pero no es París, Quatre. Nunca lo será."

"Por supuesto que no!" pausó. "Hoy comenzó tu nueva clase?"

"Oui."

"Et…" presionó él.

Relena suspiró. "Tengo un compañero pas de deux muy agradable. Te gustará, Quatre. Es un poco rebelde." Describió la trenza de Duo, para diversión de Quatre. "Pero," continuó. "En clase, cuando tuvo que tocarme…"

"Vous etes devenus fous?"

"Oui. Me paralicé completamente." Se sonó. "Pensé que si me iba de París… aunque te dejaría y a la compañía… estaría alejándome de…" Tragó. "De él."

"No dejas atrás todo lo malo porque huyes," dijo Quatre. "Ahora te seguirá hasta que digas 'Alles vous en! Laissez-moi seul! Fuera! Déjame en paz!' Sólo entonces olvidas."

Relena miró hacia su regazo. "Y entonces dejaré de tener pesadillas?"

Quatre hizo un ruido en su garganta. "No duermes, cheri?" Emitió varias maldiciones en francés. "Cuando lo vea, le escupiré. Recuerda esto, bebe… es un hombre. Los hombres que conozcas en América… son diferentes. Dales un… un… merde! Cuál es la palabra?"

"Una oportunidad?"

"Oui! Una oportunidad. Pero confía con cuidado. Entiendes?"

Relena asintió. "Entiendo. Merci, mi querido amigo. Cuando veas a Trowa, dile que lo extraño."

"Le diré cuando despierte," prometió Quatre. Relena rió. Dos veces en un día; era un récord. "Bonsoir, petit mademoiselle."

"Bonsoir," susurró ella antes del clic de su teléfono colgando. Dejó el teléfono en su oído por largo tiempo, como si pudiera mantener a Quatre con ella.

Y mantuvo lejos los malos sueños.

Continuará…