Bueno aquí el capitulo final.
Bueno ustedes deciden si este es el final o si quieren saber acerca de los gemelos.
Las fichas de los Kirkland están en mi perfil.
Les quiero pedir que lean mi historia de San Valentin n_nU me gustaria saber que tan mal manejo el USAXUK
Espero les haya gustado la historia.
Los quiero
-ShayFuera-
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Parecía ser otra noche aburrida, esa noche Alice no había dejado a Arthur dormir en la cama, así que tuvo que hacerlo en el sofá.
Eran las 05:00 am.
- ¡ARTHUR! – la voz de la inglesa hizo eco en las paredes de la casa.
De inmediato, y aún medio dormido, el inglés saltó del sofá y subió las escaleras…
- ¿Qué ocurre Alice?
- C-creo que… se me rompió la frente. – sollozó la chica que estaba que no daba de los nervios.
Arthur quedó paralizado unos segundos pero luego se movió rápidamente y alzó a Alice en sus brazos.
Llegaron al hospital de inmediato.
- ¿Puedo ayudarle en algo? – ofreció la mujer detrás del mostrador.
- ¡Mi novia está a punto de dar a luz! – gritó el ingles.
La mujer inmediatamente llamó al doctor y llevaron a Alice a la sala de parto.
La rubia apretaba la mano de Arthur con fuerza mientras soltaba fuertes gemidos de dolor… Pujaba, pujaba… pero no sentía que estuviera sirviendo de algo.
- Vamos señorita Kirkland, ya casi… - decía el doctor.
Arthur intentaba calmar a Alice (quien maldecía hasta a las paredes), pero el dolor tampoco lo dejaba hacer mucho.
Después de prácticamente tres horas de trabajo de parto, un llanto hizo eco en la sala.
El doctor sonrió. Arthur sonrió. Alice maldijo el día en que decidió no abortar, pero claro que estaba feliz, que no lo demostrara no tenía nada que ver en absoluto.
- Muy bien Alice, ya falta poco. – dijo el ingles jadeando.
- Fuck! Olvide que hay otro más.
- Otra… - corrigió el ojiverde.
- ¡Lo que sea!
- Solo puje una vez más, con fuerza… ya casi sale sola… - indicó el médico.
Alice pujó una última vez, y otro llanto se oyó en la sala…
Luego de unos segundos, la enfermera le entregó ambos bebés a la inglesa, quien a éste punto lloraba de emoción…
- Hermosos. – exclamó Arthur, para luego besar la frente de la ojiverde.
Alice no tenía palabras, tan sólo podía sonreír, llorar y besar a sus dos hermosos hijos.
Cuando el médico y la enfermera se retiraron, dejando a la nueva familia a solas…
- ¿Has encontrado algún nombre de tu agrado? – preguntó el ojiverde.
- Tengo varias opciones, pero… ¿tú tienes algo?
- La verdad pensé que tú escogerías… yo he pensado pero, nada.
- Lo pensare…
La muchacha se quedó observando a sus pequeños. No podía creer que acababan de salir de su interior… eran muy distintos entre sí, pero tenían los mismos ojos verdes, intensos y penetrantes…
- Alexandra and Alexander… what do you think Arthur?
- Me parece bien. – sonrió.
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Tres años después…
Los dos pequeños Kirkland se encontraban bajo el cuidado de Japon, ya que sus padres habían asistido a una reunión aquel día.
Al japonés le encantaba cuidar de sus pequeños ahijados, eran, probablemente, los niños más bien portados del mundo.
Le parecía fascinante en modo en que Alexander tomaba de la mano a su hermana y ambos caminaban por su patio, y le hablaban a los bonsáis…
Pero ahora los dos estaban sentados en el pasto y, por lo que podía ver Kiku, estaban… hablando…
- Look, Alex, a Little bird! – el pequeño Alexander señaló en el cielo un pajarito que volaba por ahí. Su hermana (menor que él) no hablaba mucho, pero entendía; así que solo se limitó a sonreír.
La pequeña inglesa se puso de pie y acomodó su vestidito verde, luego jaló a su hermano de la mano mirando al cielo…
- No, Alex… no vas a poder alcanzarlo…
- But… Alex… a bird!
- Vamos, t-tengo hambre. – jaló a la rubia en dirección a la casa del japonés
- But the bird! – lloriqueó.
El niño tomó a su melliza de los hombros.
- Si persigues el pajarito puedes lastimarte… como ocurrió con el conejo.
- Fine. – se rindió la pequeña.
La puerta de la casa se abrió.
- Alexander, Alexandra, mum is here, Darling! – exclamó Alice caminando hacia el patio.
Inmediatamente los dos niños corrieron a lanzarse a los brazos de su madre.
- Mum! – gritaron ambos eufóricos.
- Hey, hey, no aprieten tanto, los dejé aquí hace solo dos horas…
Los mellizos rieron.
Alice y Arthur podían decir que había acabado algo… y ahora empezaba otra cosa. Tenían una familia, estaban juntos,… ¿Qué otra cosa podrían desear? Nada en absoluto.
Ellos amaban a sus pequeños más que a nada en el mundo, eran muy especiales, diferentes. A todos, incluso a Alfred, les agradaban.
Japon, quien observaba la escena se acercó a Alice.
- Alice-kun, ¿qué ha sucedido en la reunión de hoy?
- Mecsico is pregnant.
- ¿Q-qué? – el japonés estaba confundido.
- Al parecer esta son Alfred. – la inglesa sonrió.
¿FIN?