Y como soy mala y todos sabemos que continúa... voy a hacer un pequeño puente. Este definitivamente es el último capítulo del fanfic, pero todos sabemos que La Leyenda de Korra es la continuación! Disculpadme si os dejo con mal sabor de boca (cosa que realmente no quiero), los finales nunca han sido mi fuerte :S

Muchos besos y hasta el próximo fanfic!


Extra: 10 años después

Ya habían pasado 10 años. Unos años relativamente tranquilos y en los que el mundo estaba más o menos en paz. Y digo "más o menos" porque sino el Avatar no tendría trabajo y siendo tiempos de posguerra y necesitando las naciones una reconstrucción, no se podía quedar así.

Katara y Aang habían formalizado realmente su relación. Decidieron casarse, sin miedos, sin dudas, mas su boda fue un tanto especial. Se celebró en el Polo Sur, en la misma iglesia-iglú que Sokka y Suki pero esta vez cada uno llevaba su traje tradicional pues Aang se merecía no perder eso de su extinguida cultura. Aunque querían celebrarlo en un templo del Aire, Aang no se decidía por cual hasta que finalmente, más que celebrar la boda decidió hacer una fiesta en el templo en el que se había criado y donde había hermosos recuerdo con Gyatso. Su "luna de miel" fue... nadie sabe donde exactamente pero según describieron al volver, fue en uno de los paisajes más bonitos de todo el mundo, donde los cuatro elementos se juntaban en perfecta harmonía y les hacía estar en paz y en amor, lo más importante, en amor. Después de ello viajaron juntos, allí donde el Avatar tenía que ir, aparecía con su maestra del agua y mujer. Aún así intentaron pasar más a menudo en el polo Sur, en el palacio de la Nación del Fuego, en casa de Sokka y Suki y en Ba Sing Se. El cuerpo de Katara pedía un poco de descanso y Aang también lo quería para ella. Katara hacía de profesora del dominio del agua temporal, sobre todo cuando su estancia era en los Polos.

El hijo de Sokka y Suki, Shiro, como bien Yue ya intuyó hacía diez años y comunicó a su padre, había descubierto un gran potencial de maestro del agua. Suki pensaba que su hijo sería normal, sin dominios, pero por lo visto, en la sangre de Sokka corría ese gen. Katara era su mentora y Shiro adoraba jugar con Appa, con Aang y con... y con sus primos. Katara le enseñaba poco a poco y estaba muy orgullosa de él. A sus 10 años, Shiro era un chico con preciosos ojos azules y un pelo castaño que brillaba con la luz del sol y el reflejo de la nieve. A pesar de su nombre, su piel no era nada clara, sino morena. Tenía toda la estética de las tribus del agua de los polos. Ahora bien, la agilidad y la delicadeza en el arte de la lucha la había aprendido de las guerreras Kyoshi y de Aang.

Y sí, había primos, ¿sabéis quienes? ¡Exacto! Ahí teníamos a Kya con 7 años y un pequeño Bumi con 4. Kya era una gran maestra del agua, la cual practicaba con Shiro y se lo pasaban estupendamente peleando y congelándose, aparte de pelear y estirarse de los pelos, pues Kya tenía un genio bastante fuerte. Bumi por el momento no había mostrado ningún dominio pero sí un habilidad tremenda para meterse en problemas y resolverlos de una manera bastante inventiva. Sacaba de quicio con mucha facilidad a aquellos que lo rodeaban, en especial cuando estaban en la Nación del Fuego. Allí se encontraba Makizu, también con sus 10 años, guapa, estilizada, de cabello negro y piel pálida, quien cuando se enfadaba con el joven Bumi empezaba a tirarle llamaradas para asustarlo y él salía corriendo con una sonrisa en la cara y dando saltos y escondiéndose. Makizu a pesar de parecer irascible amaba mucho a los hijos de los amigos de su padre y los consideraba primos o incluso hermanos. Era una chica talentosa y con la cabeza sentada. A pesar de tener 10 años, había demostrado gran inteligencia y era capaz de razonar sobre un problema serio. Ahora bien, tendía a medirse con Kya sobre todo al alba. Ambas eran muy fuertes, tanto que si Shiro estaba por allí prefería no meterse a no ser que las viera muy cansadas.

Y ya en la Nación del Fuego, nuestro Señor del Fuego Zuko gobernaba tan bien como podía su Nación. Después de diez años acabó averiguando algo de su madre gracias a lo poco que consiguió sonsacarle a su padre y a su hermana loca. Aunque Azula le había dado muchos problemas, le había servido bastante bien. Efectivamente, su madre Ursa había matado a su abuelo por amenaza de su padre y después había sido desterrada y obligada a perder su identidad. Estuvo viviendo durante mucho tiempo en el Reino de la Tierra, lo más cerca de las islas de la Nación del Fuego pero no en sus colonias. Era constantemente espiada por especialistas enviados por su propio marido, sin piedad, para asegurarse de que no revelara nada sobre la Nación. Desgraciadamente, un pequeño y aparentemente leve accidente la dejó amnésica. No recordaba ni siquiera quién era y de dónde venía. Así que según algunos testigos y algunas confesiones, supo que rehizo su vida como pudo, siendo aceptada por un buen hombre granjero. Zuko tenía tantas ganas de presentarse delante de su madre y abrazarla que su corazón ardía en dolor al ver la situación. Sus lágrimas brotaban en la intimidad desahogándolo de un sufrimiento que no esperaba sentir. Pero en poco tiempo su corazón se calmó. Pudo observar él mismo la vida que su madre estaba llevando. Vivía de manera pacífica y sonreía. Había escogido su propio nombre y parecía feliz. El hombre que tenía al lado la trataba bien (mejor que el que había hecho su padre). Le hacía gracia ver cómo acogía a algunos niños que venían a pedir leche o simplemente a comer galletas. Aceptó que era mejor no implicarse y complicar la vida de su madre, pues ella estaba bien así. Prefería verla contenta que preocupada por recordar quién era él y que después sintiera remordimientos si lo recordaba.


Katara estaba sentada en un sillón. Se encontraba reposando en su iglú del Polo Sur. Hacía casi medio año que no había salido. Ahora se podía decir que tenía una casa decente y bien calentita a pesar de todo. Aunque Aang no era amante de las pieles ni de nada que tuviera que ver con el maltrato/muerte de un animal, acabó aceptándolas en casa siempre y cuando fueran de animales que habían sido totalmente comidos (no por él). Lo hacía sobre todo para mantener cálida a Katara y a sus hijos.

- ¿Cómo estás? -Se preguntó Aang acercándose a su mujer.

Aang puso la mano en el vientre hinchado de Katara. Y cerró lo ojos.

- Tranquilo. A la tercera va la vencida. Ya verás como esta vez tenemos a un maestro del aire.

Aang sonrió. Estaba un poco frustrado y pensaba que el karma lo estaba castigando por haber desaparecido durante cien años. Ninguno de sus anteriores hijos era maestro del aire. Tenía miedo de no poder restituir esa comunidad. Katara se levantó un poco y dio un tierno beso en los labios de Aang.

- Anda, ve a avisar a Kya y a Bumi. La cena está casi lista.

Katara se encontraba en su quinto mes. Todo su embarazo lo iba a pasar en el Polo Sur como el de Kya. Se puso nostálgica. No fue un parto difícil. Las mujeres de la aldea la habían ayudado mucho. Recuerda cuánto lloró de alegría cuando la sostuvo entre sus brazos. Aang también lloraba y no lo ocultaba. La escena era tan tierna que nadie pudo contener del todo las lágrimas. Suki se encontraba allí con Sokka y Shiro con tres añitos. Todos los felicitaron. Todo era tan positivo. Kya fue creciendo y su carácter se convirtió en un espantoso conjunto de críticas hirientes (parecido a cuando Karata se enfadaba) pero fuertes sentimientos de amor por sus próximos. Luego nació Bumi, otra movida bendición. Su nombre fue puesto en honor al genio loco de Omashu y al que Aang tenía mucha estima.

La maestra del agua miró como su esposo y sus hijos entraban para comer.

- ¡Hoy a ciruelas marinas!

A Aang se le puso la cara azul.

- Tranquilo, amor, tú tienes otra cosa -y le guiñó el ojo.

En realidad el más mimado era él. Katara le daba mucho por eso le sabía tan mal cuando tenía que dejarla sola por algún viaje y precisamente se acercaba uno muy pronto. Tenía que hacerlo pero no quería que su esposa tuviera tanto meneo. ¡El embarazo de Bumi fue movido y así le había salido el niño! ¡Casi hiperactivo! No estaba seguro de qué hacer.

- Aang, en serio, si tienes que ir a hablar con Zuko, ¡hazlo!

- No quiero dejarte sola. Ya sé que no te pasará nada, pero teniendo a estos dos -abrazó a sus niños-, mejor que me quede aquí.

La maestra del agua estaba muy contenta de tener un marido tan atento y apuesto. Le encantaba que se hubiera dejado barba, aunque lo veía un poco raro, debía admitir que no le desagradaba. Ahora bien, era todo un problema cuando Bumi se lo estiraba jugando. Luego Kya le recriminaba y se veía a los dos persiguiéndose por toda la casa. Katara se miró el vientre y pensó:

- Espero que tú seas más tranquilo, Tenzin. Le harías un favor a papá. -Y rió.

Katara sabía perfectamente que se trataba de un niño, lo sentía, lo podía percibir con su dominio. Era toda una ventaja, así podía escoger el nombre antes.

Al día siguiente recibieron dos águilas mensajeras en casa. La primera traía mensajes de la Nación del Fuego. Zuko informaba que dado el estado de Katara, no le importaba ir al Polo Sur, pues hacía mucho que no iba. Añadió que el Rey del Reino de la Tierra y el Jefe de la Tribu del Polo Norte irían también. Allí hablarían de sus asuntos. Aang agradeció ese detalle y Bumi se puso contento esperando que Makizu viniera con ellos para hacerla rabiar. El otro mensaje provenía del Reino de la Tierra, de Ba Sing Se, de Toph (no escrita por ella, claro). Katara empezó a leerla y al ver de que se trataba algo muy importante decidió leerla en voz alta para que Aang se enterara. Así decía la carta:

"Hola Aang, Katara.

Sabéis que no soy muy elocuente con los saludos ni con las explicaciones. He recibido muchas noticias por vuestra parte y estoy muy contenta que Kya tenga ese carácter y que Bumi crezca sano. Ah, y Katara espero que tu embarazo vaya bien. La verdad es que hace mucho que no os envío ningún mensaje ni nos "vemos".

Aquí en Ba Sing Se todo se ha vuelto muy aburrido, pero la escuela del dominio de la tierra ha adquirido mucho prestigio y me da trabajo. Ahora intento hacer aprender el metal, pero no todo el mundo parece estar capacitado. Estoy pensando en crear un grupo especial o un nivel avanzado que sirva a la ciudad, ¿qué os parece?

Hablando de responsabilidades, ahora tengo una nueva: tiene catorce meses y le puse el nombre de Chief Lin Beifong. Mi familia ha aceptado que le ponga el apellido. Pero, no os embaléis, pies inquietos y Katara. ¿Os acordáis de Ahri? Hace unos años se enamoró de un imbécil y la dejó preñada. Pues desgraciadamente me vino llorando diciéndome que no sabía qué hacer y que estaba asustada. ¡Era la máxima responsabilidad en Omashu y va y se le ocurre quedarse embarazada sin pensar, la idiota! Desgraciadamente, no pudo soportar el parto. Lo siento, Katara, en ese momento tuvimos que haberte llamado. Nos arrepentimos de no habértelo dicho. Al poco me trajeron a Chief. Sí, he sido mala al insultar a Ahri, en realidad la echo de menos, fue una buena alumna y Bumi confió en ella. Ciertamente no sé qué hacer con la enana, pero supongo que lo único que puedo hacer es criarla, aunque eso no se me dará bien. Sólo quería informaros antes de que me vierais con ella y tuviera que dar explicaciones.

¡Katara, espero que tengáis algún sistema para estar calientes en el Polo Sur y que mis pies no pasen mucho frío!

Hale, pues nos vemos.

Toph Beifong."

Aang se quedó con los ojos abierto. ¿Toph con una hija? Nunca lo hubiera dicho, pero ya que le gustaba tener alumnos, ¿por qué no una hija? Katara estaba igual de sorprendida. Luego se miraron y se hicieron una cara de "es lo que hay". Se pusieron contentos al saber que la tendrían como visita. Que Toph se atreviera a ir al Polo Sur era algo muy inesperado. Luego se pusieron tristes pensando en la partida de Ahri. Omashu había perdido a dos reyes en muy poco tiempo. Bumi había llegado a su límite hacía cinco años. De ahí, el nombre del segundo hijo de la pareja.


A las semanas, un barco de la marina de la Nación del Fuego atracó en el precioso puerto de hielo. Zuko, Mai y Makizu descendieron de él. Allí los esperaban Katara, Aang, Kya y Bumi (quien daba vueltas y saltos por todos los lados). En cuanto Kya y Makizu se encontraron su saludo fue un choque de puños de agua y fuego que acabó en una explosión de vapor. Luego abrieron las manos y se dieron un abrazo. En seguida empezaron a pelearse como dos energúmenas hasta que Bumi se interpuso tirándoles a las dos bolas de nieve en la cara en un momento de baja defensa. Sólo él podía atreverse a meterse en medio de esas fieras. Los padres se quedaron con gotas en la cabeza.

- Pasad, pasad. No os quedéis allí.

- El barco del Reino de la Tierra llegará en dos días aproximadamente -calculó Zuko.

Pasaron unos buenos dos días hablando, contando las últimas novedades y comentando la situación de Toph, la última novedad. Cuando llegó, todos la vieron con una adorable niñita en los brazos que apenas empezaba a balbucear alguna palabra y a quererse levantar de las cuatro patas. Era a simple vista una ricura. Nadie se imaginaría que en un futuro esa mujer sería temida por su carácter duro. En ese mismo barco bajaron Suki y Sokka quienes dieron unos efusivos abrazos a todos. Shiro salió con una voltereta e hizo una mini avalancha de nieve que cubrió a Kya, a Makizu y a Bumi. Y de nuevo si liaron los cuatro a "jugar".

Suki quedó encantada con el nuevo embarazo de Katara. No paraba de repetirle que tenía mucho valor, ella con uno y ya le bastaba.


En la reunión que hicieron las cuatro naciones, Aang y Zuko presentaron un proyecto de una ciudad libre de problemas entre las naciones, especialmente para aquellos que en su día habían sido mezcla en las colonias de la Nación del Fuego y no querían separarse. Ahora tenían resuelto provisionalmente el tema, pero quién sabía si en un futuro, el conocimiento de todas las naciones se uniría en un solo punto. Sobre todo sería un lugar de reunión y de organización de actividades.

- La verdad es que me gustaría ir allí. -Señaló el Avatar sobre un mapa-. Cuando pasamos Katara y yo hace unos años, vimos una colonia de bisontes voladores que nos sorprendió mucho. No son del mismo tipo que Appa pero sí de la misma raza.

- Quieres decir... ¿que allí sería un buen punto para establecer un templo del aire?

- No sólo eso. La Bahía de Yue sería toda una zona para todas las naciones, los nómadas también tendrían su lugar, ¿no?

Estuvieron hablando de ello durante una semana. La verdad es que aunque era un proyecto un poco utópico, no era imposible por el momento. Toph añadió la idea de crear una élite de fuerza y protección que ella se encargaría de enseñar. Y Aang, sabiendo que tarde o temprano habría otro Avatar añadió que sería un buen sitio donde pudiera aprender (aunque luego veremos que todo se complicará un poco). Se discutieron nombres y posibilidades de modificación. Se pensaron ideas de construcción y de estructuras tanto políticas como sociales. Era una idea ambiciosa que no se podía completar en una semana pero que se iba a tirar hacia delante. Ahora ya tenían un camino bien marcado para el bien de todos, naciones, maestros y no maestros. El futuro era imprevisible y nadie sabía qué podía cambiar y qué se podía inventar.

Y así pasaron los años que sucedieron a éstos. La principal actividad del Avatar fue la supervisión de "Ciudad República" en la Bahía de Yue. Todos sabemos que no le fue fácil. Siempre hay malhechores que quieren tomarse su justicia o sus ideales por encima de todos. Katara y los niños viajaban a menudo allí, pues ahora se estaba volviendo un sitio importante en pleno desarrollo y querían colaborar. Separadamente de la ciudad, se recreó una pequeña isla. Fue el segundo su segundo hogar. Era un pequeño templo tranquilo donde Kya se cansó y se fue al Polo Norte a hacer de maestra cuando tuvo dieciséis años; donde Bumi se entrenó y conoció a mucha gente que lo llevaron a ser conocido como "el guerrero más valiente y loco que existe"; donde Tenzin también creció y prefirió quedarse a formar su familia mucho más tarde; y donde el Avatar Aang murió joven pero de manera pacífica y con una sonrisa en su rostro.

Ahora sí que es el final de la Leyenda de Aang...

.

.

FIN

.

.


Comentario de la autora (La Leyenda de Korra):

Me dejó muy parada que la Tía Bu se equivocó en la predicción: Katara no murió pacíficamente al tener el 3r nieto, ¡que vemos que sigue viva al nacer el 4o!

También cuando he escrito "Siempre hay malhechores que quieren tomarse su justicia o sus ideales por encima de todos" me referí al problema con Yakone. Para aquellos que hayáis visto la primera temporada de La Leyenda de Korra, sabréis de qué hablo.

Wah, condisero haberme currado este capítulo, pues tiene el doble de extensión que todos los demás.

Muchos besos y gracias por todos los comentarios. Espero que os haya gustado este "puente" y ya nos leeremos! Saludos!