Como dijo el sensei del frikismo, George Lucas… "Every saga has a beginning." Y por supuesto que "La odisea del sorato" no iba a ser una excepción, ¿queréis saber que pasó en esos 3 años desde adventure a 02?… pues, preguntárselo a los creadores (todos caen a lo anime) y los que queráis saber hasta donde llega mi imaginación de lo que trascurre en esos años, leer este fic. Es la precuela de mi fic Nochebuena digimon: la otra historia.

Digimon y los personajes de digimon no me pertenecen… aunque siempre estaré agradecida a los creadores por crear el sorato y de esa forma darle la eternidad, porque los hechos del anime siempre quedarán ahí, ¡que suerte tengo de ser sorato fan!

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HISTORIA DE LO NUESTRO

Historia de un reencuentro

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Agosto 1999

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Habían trascurrido tres semanas desde que todo acabó, desde que volvimos del Digimundo y la puerta se cerró muy posiblemente para siempre.

Me costó tiempo adaptarme, ya sabéis; dormir en una cama sin miedo a tener que levantarte por la noche debido a que un digimon trate de matarte o simplemente comer comida normal, nunca se lo había dicho antes, de hecho creo que nunca me había dado cuenta, pero es que, mi madre cocina genial. Pero a pesar de todas las ventajas de volver existía algo a lo que aún no me había acostumbrado y creo que nunca me acostumbraría, a estar sin ella. Echaba de menos dormir rodeada de plumas rosas, hablar con ella o simplemente esos abrazos espontáneos que me daba, bueno y que me diga lo mucho que me quiere, eso es lo que más extrañaba, su cariño. Pensar que cuando la conocí me resultaba extremadamente empalagosa… eh, vale nunca dejó de serlo, pero ya no me molestaba, la quiero tanto, tengo muchas cosas que agradecerle, porque me enseñó una de las cosas más importantes en esta vida, me enseñó lo que era amar.

No voy a seguir hablando de Piyomon o no podré evitar llorar, mejor hablaré de mis compañeros de aventura, mis amigos. Nos hemos hecho tan inseparables, somos una piña, una gran familia… ¿a quién intento engañar?. Realmente no es que nos hayamos visto mucho desde que regresamos, en realidad no hemos estado todos juntos ni una sola vez desde que volvimos y eso que nos prometimos que seguiríamos en contacto, pero ya se sabe como son estas cosas.

El pequeño Takeru volvió a Kawada con su madre, creo que su hermano estuvo unos días con ellos, no he vuelto a tener contacto ni con Takeru ni con Yamato, aunque a este último lo vi el otro día de lejos saliendo de una librería, por lo que deduje que ya había vuelto a Odaiba, pero no hablé con él, supongo que lo veré cuando empiecen de nuevo las clases.

En cuanto a Jyou-senpai, vaya que podría decir de Jyou, la verdad es que nada en concreto. Está yendo a clases intensivas en una academia, quiere graduarse en la primaria con las mejores notas de su clase, además por lo que tengo entendido necesita estudiar mucho para entrar en la academia privada en la que desea cursar la secundaria. Bueno, no sé si lo desea él o su padre, pero ¿Quién soy yo para hablar de padres?

Luego está Koushiro, a él lo veo a menudo por la calle. Aunque parece que solo tiene un tema de conversación conmigo, y sí, habéis adivinado, todo lo que empieza por digi. Por eso, no quiero ser mala, pero últimamente lo evito, por mucho que me guste recordar a Piyomon y hablar con Koushiro, que es de los pocos que está realmente convencido de que la puerta se volverá abrir, luego me pongo muy triste por no estar con ella. Por lo que prefiero evitar todo el tema digi.

Y Mimi, aunque me cueste admitirlo, la tengo muchísimo cariño, es como una hermana para mí. La llamo a menudo para ver como está, aunque nunca está en casa, pero bueno, la dejo mensajes en su mini contestador telefónico, de vez en cuando ella me los responde y todo. La tengo un especial cariño y es que ella es la primera amiga chica que tengo, espero que cuando volvamos a clase no haga como si no me conoce.

Finalmente los hermanos Yagami, de ellos, ya estoy cansada de verlos... es broma. Hikari es adorable, llevo jugando con ella prácticamente desde que nació y ahora más aún, en cuanto a su hermano… ese ya es otra historia. No sé que hacer con él, desde que volvimos no ha levantado cabeza, se pasa el día deprimido pensando en Agumon, hasta ha dejado el equipo de futbol, ¡sí!, ¡habéis oído bien!, ¡Taichi dejó el equipo de futbol!

En fin, esta era en la situación en la que yo, Sora Takenouchi, me encontraba ahora, animar a Taichi cueste lo que cueste.

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A finales de agosto, Odaiba solía realizar su gran festival. Era muy animado, con los puestos de juegos, fuegos artificiales y un muy buen ambiente en general. Desde pequeño a Taichi Yagami le encantaba el festival, su parte favorita sin duda alguna los fuegos artificiales, pero este año ni eso podía disfrutar, estaba demasiado apenado.

Había quedado con su amiga Sora, y es que al contrario que su hermanita que se lo pasaba en grande con sus padres, él ya se veía mayor para estar con su familia de un lado a otro. Además, con lo desganado que estaba este año si no es por Sora que le suplicó reiterativamente que le acompañase al festival, no habría ido.

Tras contemplar los fuego artificiales, la pareja, volvía una vez más a su conversación más recurrente, para desesperación del moreno y más aún de la pelirroja por no conseguir que entrase en razón.

-Ay Sora, déjame ya ¿quieres?.- pidió Yagami molesto, retomando de nuevo el paseo hacia los puestos.

-Pero Taichi, venga… ¡a Agumon no le gustaría verte así!

Eso hizo que el chico se enfadase del todo.

-¡Cállate!.- grito volteándose hacia su amiga.- ¡tú que sabes lo que le gustaría!, no tienes ni idea, deja de decir como me tengo que comportar.

La pelirroja aguantó los gritos de su amigo con la cabeza baja. Él no era el único que echaba de menos a su compañero, ella también echaba de menos a la suya, pero sabía que esa actitud depresiva no iba a ninguna parte.

Al ver la mirada triste de su amiga, Taichi fue consciente de que tal vez se había excedido.

-Eh… venga, lo siento, no quise gritarte así, perdona.- dijo tratando de dibujar una sonrisa de disculpa.

Sora levantó la cabeza de nuevo, mostrando su eterna sonrisa.

-No te preocupes, sé que es difícil, perdóname tú si te doy mucho la lata.

Compartieron una sonrisa cómplice y amigable mientras retomaban su camino. Y Takenouchi se dio cuenta de que lo mejor sería no sacar más el tema en el día de hoy. Disfrutarían del festival sin volver a hablar de Digimundo, futbol, Agumon ni de…

-¡Sora-san!

Parece ser que de niños elegidos sí tendrían que hablar, porque ese grito solo podía venir de una persona.

-¡Takeru!.- saludó la pelirroja con alegría al ver al chico que corría hacia ella.

El pequeño rubio corrió a tan velocidad y se arrojó tan fuerte hacia su amiga, que la derribó, quedando él sentado en sus piernas.

Otro rubio, estaba comprando un algodón de azúcar para su hermanito pequeño, cuando bajó la vista para dárselo se dio cuenta de que no estaba donde lo había dejado hace 2 segundos. Alzó la mirada apurado, había demasiada gente, si lo había perdido jamás se lo perdonaría. Pero no tardó en escuchar risas familiares. Cuando descubrió de donde provenían al fin respiró de alivio y fue a su encuentro.

-Takeru, no molestes, levántate de ahí.- dijo Yamato acercándose.

Sora, que aún permanecía en el suelo con su hermanito postizo encima, dirigió su mirada al chico que acababa de aparecer e inconscientemente sonrió.

-Yamato.- susurró con alegría.

Segundos después un moreno, que se había quedado un poco rezagado, se unió a la reunión.

-Hi Yamato!.- saludó a Ishida, este le devolvió el saludo con un gesto con la cabeza. Luego, se dirigió a Takeru.- ¿Qué pasa contigo?, ¿a mí no me saludas?

El niño sonrió, estaba encantado de volver a ver a sus compañeros.

-¡Claro que sí Taichi!.- saltó de júbilo hacia el moreno y este le correspondió revolviendo su cabeza, en la que ahora llevaba un gorrito blanco.

-Gorro nuevo.- le indicó el portador del valor.

-Me lo ha comprado mi hermano.- respondió señalando al rubio mayor, este volvió la cabeza un tanto incomodo, puesto que Sora y Taichi habían clavado sus miradas en él.

La pelirroja se levantó del suelo y mientras sacudía sus ropajes preguntó:

-¿Y qué hacéis aquí?

-Takeru, quería venir al festival y… aquí está.- explicó Yamato, sin explayarse demasiado.

Takaishi, que estaba de lo más emocionado por este reencuentro, empezó a mirar alrededor.

-¿Y los demás?, ¿habéis venido solo vosotros?

Nadie lo notó, pero Yamato clavó una intensa y seria mirada en Sora, ¿había quedado sola con Taichi?, podrían haberle avisado a él también o ¿acaso estaba en una cita con Taichi?

-Sí, estamos solo nosotros.- contestó Yagami, al que este inesperado encuentro, parece ser que le había animado un poco.- pero… ¿sabes quien debe andar por ahí con mis padres?

El compañero de Patamon negó con la cabeza.

-¡Hikari!.- anunció Taichi ilusionado.

-¿Hikari?.- preguntó Takeru, iluminándosele la cara.

-Sí, ¿quieres que vayamos a buscarla?

-¡Sí!.- gritó el chico, pero antes de trotar junto a Yagami, se volvió hacia Yamato.- ¿puedo ir hermano?

-Claro.- asintió con una ligera sonrisa. Era automático, decir el nombre de Hikari hacía que a Takeru se le iluminase la cara.

Sin que a Sora le diese a penas tiempo de reaccionar, Takeru y Taichi ya iban corriendo entre los puestos y en ese momento es cuando se dio cuenta de que se había quedado sola con Ishida.

-Eh… ¿les esperamos aquí?.- preguntó la pelirroja.

Yamato se limitó a ofrecerle el algodón de azúcar que aún tenía en las manos, esta lo aceptó con una pequeña reverencia de agradecimiento.

-Así que… habéis venido solos.- dijo Yamato, contestando a la pregunta de antes de Sora, empezando a andar.

Ella, tardó en percatarse de que su acompañante había reemprendido el camino, estaba demasiado ocupada comiendo el algodón de azúcar mientras buscaba con la mirada a Taichi y Takeru. Cuando se dio cuenta de que Ishida estaba unos cuantos pasos delante de ella, fue a su encuentro.

-No sabíamos que vosotros estabais aquí, sino os hubiésemos llamado.- dijo la compañera de Piyomon.

Yamato la miró sin mucho convencimiento, Sora ya parecía inmersa en sus propias reflexiones.

-Es que, desde que volvimos, Taichi está deprimido, quería sacarlo de casa y que se divirtiera. No sé que hacer, ¿Qué crees que debo hacer?.- preguntó con preocupación.

Yamato negó con la cabeza.

-Nada.- dijo mirando al cielo.- no puedes hacer nada. Es algo que debe superar él.

Al escucharle la chica sonrió. Ese era Yamato Ishida, siempre tan calmado y sereno. Bueno, no siempre, Sora también conocía esa parte de Yamato pasional en la que se dejaba llevar por sus emociones haciendo que muchas veces sacase lo peor de él, aunque también lo mejor. Yamato era una persona muy complicada, tal vez por eso, a Sora le fascinaba tanto y valoraba al máximo su opinión.

Yamato giró la cabeza hacia Sora, fue entonces cuando se dio cuenta de que se le había quedado mirando ensimismada y rápidamente giró el rostro avergonzada. El rubio decidió no darle importancia a eso.

-Vamos, seguro que están en los puestos de los peces, Takeru no paraba de decirme que quería ver los peces.

El festival estaba muy animado, era un agradable paseo, por eso tampoco se dieron mucha prisa en acudir a los puestos Kingyo Sukui, querían impregnarse de todo lo que les rodeaba, se sentían estúpidos por pensar que hace un mes, antes de viajar al Digimundo, no valoraban nada de esto. De hecho no valoraban nada de lo que tenían en su maravilloso mundo. Ahora todo era diferente, disfrutaban de las puestas de sol como si fuesen la últimas, paseaban por la playa sin importarles esa incómoda arena que se mete por todos lados o simplemente se dedicaban a contemplar a niños jugando, pájaros cantando o cualquier otra cosa que para cualquiera pasase inadvertida por su normalidad. Porque solo tenía importancia para ellos, los digidestinados, todos ellos valoraban ahora mucho más su mundo.

Sora hacía como si no se diese cuenta pero ya se estaba empezando a cansar un poco, y es que, ¡las niñas no paraban de mirar a Yamato! Todas, absolutamente todas con las que se habían cruzado habían llevado su vista al rubio. Algunas la apartaban rápidamente sonrojadas, otras más descaradas acompañaban esa mirada con una sonrisa y las que iban en grupo hacían las típicas confesiones entre ellas tapándose la boca, mientras el responsable de tanto jaleo femenino ni se inmutaba, seguía con la vista al frente.

No sabía por qué pero Sora cada vez estaba más incomoda, no era estúpida, sabía que Yamato era muy atractivo, hasta ella se había fijado en eso, pero esta situación de pasear con un chico que era el centro de atención de las muchachas no era algo que le hiciese mucha gracia. Además ella aún no se fijaba en esas cosas y por supuesto no les daba importancia pero, la inmensa mayoría de las chicas con las que se habían cruzado iban perfectamente arregladas con coloridos yukatas. Nada que ver con el normalito atuendo que lucía la pelirroja. Y eso que su madre le ofreció mínimo tres diferentes, cada uno más bonito que el anterior, pero Sora, tras poner una mueca de descontento, dijo su típico "Mama, déjame ir con lo que yo quiera" y obviamente a su madre no le quedó más remedio que ceder. Parecía que desde que Sora volvió del Digimundo tenía un mejor carácter con ella, más amble y cariñosa y por supuesto no quería enfadarla con estas tonterías. Por mucho que Toshiko desease que su hija fuese más femenina, amaba a su hija tal y como era y estaba aprendiendo a respetar sus decisiones.

Y por eso ahí estaba, paseando con deportivas, acompañadas de unos jeans desgastados, camiseta a rayas y uno de sus característicos gorros, nada que ver con las, un tanto recargadas, chicas que sonreían a Yamato.

Aunque esto era en lo último que pensaba la pelirroja, mientras contemplaba las bonitas luces de los puestos, a su acompañante sí le llamó la atención ese detalle de la vestimenta de su amiga.

-¿Cómo es que no te has puesto un yukata?.- preguntó con la más absoluta inocencia.

Takenouchi se quedó completamente muda, no entendía la pregunta y por supuesto no se la esperaba, ¿Qué más le daba a Yamato como iba vestida? Ella no le había dado importancia a eso, ¿Por qué entonces se la daba él? Al ver la expresión de incomodidad y asombro de la portadora del amor, Yamato se dio cuenta de que tal vez había metido la pata, vamos que no había tenido mucho tacto, él aún no tenía mucha experiencia con mujeres, pero parece ser que le había dado en uno de esos temas intocables: la ropa. ¡Nunca juzgues la vestimenta de una chica!

-Eh… yo, lo siento si te he dicho algo que te ha molestado, yo solo me preguntaba que… bueno…

Ishida ya estaba inmerso en sus tartamudeos incoherentes, pero para su alivio, Sora salió a su rescate. Aunque interiormente no le había gustado para nada el comentario de Yamato, sabía o por lo menos quería creer, que había sido algo totalmente inocente y por eso lo miró tratando de dibujar una sonrisa, completamente falsa, ya que lo último que deseaba en estos momentos era sonreír a Yamato.

-No me apetecía, eso es todo.- dijo de una forma bastante fría.- ¿y tú?, tampoco te has vestido de forma tradicional.- le dijo con naturalidad.

-Eh, ya pero es que se supone que las chicas sois más coquetas para estas cosas, ¿no?.- contestó el rubio más relajado, se había creído que la sonrisa de Sora era de verdad y todo.

La chica no dijo nada, miró al frente tratando de encontrar de una vez por todas a Takeru, Hikari y Taichi. Sobre todo a Taichi, estaba convencida de que él nunca le haría comentarios de ese estilo, de que él la aceptaba como era, que no le importaba que no fuese coqueta y presumida. Aún no entendía muy bien el por qué pero tenía un enfado monumental con el rubio, aunque era extraño, ese mismo comentario venía de su madre y lo único que hacía era poner una cara rara y pasar, no le afectaba lo más mínimo, entonces, ¿Por qué de Yamato Ishida le había afectado tanto? Igual porque su opinión tenía mucho peso en ella y no solo en lo referente al Digimundo, sus amigos y digimons, también en lo referente a ella misma, ¿Qué es lo que estaba pasando?

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¿Quién se ha creído que es este tío?… "porque no te has puesto yukata, porque no te has puesto yukata… ñiñiñiñi…", cretino. ¿Acaso le digo yo algo de sus ridículas botas?, ¿o le pregunto por que nunca sonríe?, por no hablar de su peinado, mezcla del pájaro loco y Gary de Pokemon… ¡si parece sacado de un estúpido dibujo manga!, y luego todas esas chicas que le sonríen con corazoncitos en los ojos, "oh Yamato", si supieran como es en verdad su "oh Yamato", no creo que le sonriesen tanto.

Me enfadé tanto con él y aún no entiendo muy bien la razón, simplemente no me esperaba que él me hiciese ese tipo de comentarios, estuvo completamente fuera de lugar.

Bueno, menos mal que pronto se me pasó el enfado, concretamente cuando nos reencontramos con los pequeños del grupo, Takeru y Hikari. Hacen una pareja muy bonita y creo que a Yamato y Taichi también se lo parece, lo que me hace preguntarme, ¿les seguirán pareciendo adorables como pareja cuando crezcan? No sabría que contestar, pero yo creo que a Yamato le encantaría tener a Hikari de cuñada, en cuanto a Taichi… bueno, creo que si eso llega a pasar, Takeru ya no le parecerá tan adorable, me atrevería a decir que incluso su vida correrá serio peligro. ¿Qué estoy diciendo?, no he ido lejos ni nada, aún quedan muchos años para eso, en teoría yo tendría que tener novio antes de ellos y os aseguró que de momento no tengo ninguna intención de que eso pase. Los chicos solo traen complicaciones.

Sin más contratiempos, el verano terminó, reanudando así las clases y ahí por fin nos reunimos otra vez todos, a excepción del pequeño Takaishi claro. Tampoco es que nos juntásemos mucho, en algún recreo en el que nos sentíamos nostálgicos hablábamos, intercambiamos miradas cómplices o simplemente nos acompañábamos los unos a los otros mientras nuestras mentes recreaban nuestro increíble viaje por el Digimundo este verano. Aunque como he dicho antes, no lo hacíamos muy a menudo, porque en seguida nos poníamos tristes y melancólicos, hasta que un día pasó y la esperanza volvió a todos nosotros.

Ni os imagináis la envidia que sentí, ¿Por qué?, porque va a ser, ¡siempre que pasan cosas interesantes le pasa al mismo!, lo habéis adivinado, el goggle boy. No sabemos muy bien como ocurrió, pero un día que estaba en casa deprimido, como prácticamente todas las tardes desde que volvimos, una especie de puerta al Digimundo se abrió, ¡y pudo comunicarse con Agumon! Parece ser que estuvo muy poco rato abierta, pero eso da igual, lo importante es que se abrió, ¡la puerta puede abrirse!, eso quiere decir que muy seguramente volveré a ver a Piyomon.

Me hubiese gustado hablar con mi compañera, pero bueno, también estoy feliz de que le ocurriese a Taichi, al fin y al cabo creo que era quien más lo necesitaba. Parece ser que Agumon le echó una pequeña regañina y Taichi al fin volvió a su ser. Volvió a ser ese chico optimista, hiperactivo y charlatán, y claro está ¡volvió al futbol!. Entonces me puse contenta, aunque he de decir que volvió con más energías y ganas de mandar que nunca, ¡no os hacéis una idea de lo que nos machaca en los entrenamientos!, por no hablar de los partidos. Sin ir más lejos, el otro día después del partido me tuvo corriendo durante 15 minutos por alrededor del campo, según él había fallado una ocasión clara. ¿Clara?, tenía 3 defensas que me sacaban una cabeza cada uno saltando conmigo hacia el balón, ¡eso no era nada claro!. Todo lo contrario, estaba oscuro, negro. Y si me dices que esa jugada era la clave para ganar el partido aún… pero es que íbamos ganando por 5 goles, está completamente loco.

Aunque a pesar de todo me alegro mucho de haberlo recuperado, a todos, quiero mucho a todos mis compañeros y saber que no hemos perdido del todo el contacto con el Digimundo, ha hecho que todos estemos mucho más unidos y felices.

Taichi volvió a ser el de siempre, dejé de evitar a Koushiro, es más ahora le buscaba yo para preguntarle cualquier cosa que empiece por digi, Mimi me presentó a sus amigas, aunque hubiese deseado que eso nunca hubiese sucedido. Solo os diré: fiesta pijama en casa de Mimi, una y no más. Jyou, aunque el 99% de los recreos se los pase en la biblioteca estudiando, nos suele saludar a la salida y a la entrada, bueno lo que él llama saludo, es decir un "hi, ¿Qué tal?", sin despegar la vista del libro y que para cuando le vamos a contestar ya esta a 20 metros de nosotros. Hikari está más fuerte que nunca, es como si el Digimundo la hubiese rehabilitado, esperemos que siga así. Takeru sigue con su madre, pero desde el día del festival, Yamato me dio su teléfono y suelo hablar a menudo con él, es como mi hermanito pequeño y en cuanto a Yamato… creo que a él es al que más le cambió el Digimundo. Vale, antes de ir no es que le conociese demasiado, pero es que tampoco se dejaba conocer, se encerraba en sí mismo. Ahora ya no es tan solitario, se junta mucho con nosotros, sobre todo para "discutir" con Taichi, menudo par se han juntado. Y no sé si es verdad o mi imaginación, pero creo que hasta empieza a sonreír de vez en cuando, por cierto, tiene una sonrisa preciosa.

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Noviembre 1999

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N/A: esto es un pequeño prólogo para ambientarnos un poco. (se me hizo hasta raro escribir un capítulo tan corto jeje) Los próximos ya se empezarán a parecer a mis parrafadas infumables. Don´t worry jaja.

Como veis la mayoría de los capítulos va a tener una estructura similar. Haré una introducción y un pequeño epílogo narrado por uno de los protagonistas de la historia, Sora o Yamato, es la única forma que encontré para que pudiesen expresar sus sentimientos y como se sienten el uno con el otro y con el mundo en general con cada suceso.

Seguro que los digi-fans os habéis dado cuenta de que he hablado de hechos que transcurren en el CD-dama: Historia original de 2 años y medio. Para que lo sepáis, voy a aludir a sucesos de dicho drama durante todo el fic, puesto que es de las pocas informaciones que tenemos de lo que sucedió en ese espacio de tiempo entre Adventure y 02. Nada más, como habéis podido comprobar los protagonistas indiscutibles, como en la mayoría de mis fics, y más aún en los de la saga "La odisea del sorato" son Sora, Yamato y su relación.

Al final ganó en la encuesta que lo publicase, que suerte que coincidiese con lo que iba a hacer, XD de todas formas gracias a las personas que quisieron participar en mi juego y por mostrar interés en el fic.

Como dije voy a tardar en actualizar, porque si bien tengo unos seis capítulos escritos, últimamente no puedo seguir con este fic hasta que termine con el otro gran proyecto que tengo en marcha, así que, no publicaré hasta que vuelva a estar con los cinco sentidos en este. Pero lo continuaré, no os preocupéis, jamás publicaría algo sino tuviese completa seguridad de que lo voy a terminar. Por eso siempre publico cuando tengo algo adelantado y las ideas claras de cómo seguir y acabar. Es una manía que tengo, que le voy a hacer.

Este es mi fic de "La odisea del sorato" del año, pero si lo pudiese terminar antes y empezar con el siguiente tanto mejor, pero tampoco hay que pedir milagros jeje.

Me despido ya, prometiendo que cuando vuelva a publicar ya será con regularidad, como hice con "Doce meses".

Gracias por leer, próximo capítulo… Historia de un regalo, ¡no os lo perdáis!