Bueno, este es un proyecto que se me vino a la mente, si les gusta supongo que seguire escribiendo, si no les gusta no escribo nada.

Espero que les guste :), es el primer fic de Soul Eater que hago, ya e echo otros pero de Naruto D:.

Soul Eater no me pertenece ._.

...

[EDIT: Esta historia está siendo reescrita, ya que debido al tiempo que ha pasado desde que empecé a escribirla mi manera de escribir ha cambiado montones, y prefiero como es ahora que sé un poquito más c: De cualquier forma, la historia, las palabras y los echos siguen siendo los mismos. 01.05.2013]


Un gusto.

«Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.»


—¿Qué harás mañana, Tsubaki? —preguntó Maka, su rostro descansaba en la mesa de madera, su cabellera ceniza se desparramaba sobre sus hombros. Tanto ella como su amiga Tsubaki descansaban en el nuevo departamento de la primera luego de clases.

Tsubaki meditó unos segundos.

—Black Star me invitó a alguna junta con sus amigos. Liz y Patty también irán, ¿te gustaría acompañarme? —Liz y Patty eran ambas amigas de Maka, por lo que su asistencia no sería mal vista.

—P-pero... —la chica titubeó— No sé si deba ir... Digo, no estoy invitada.

—Será en el departamento que comparto con Black —animó la morena sonriente— Yo te invito, no te preocupes.

Maka suspiró, Tsubaki mantuvo su sonrisa.

—Vale —dijo finalmente—. ¿Quienes van?

—Obviamente Black Star y yo... Liz y Patty también van, junto con Kid. Y un amigo de Black... —hizo una mueca, mientras hacía un esfuerzo por recordar—. Lo conoce hace tiempo, creo que se llama Soul. De seguro es igual de maniático que Kid.

—Dios, no —Maka rió, ya con un solo Death the Kid era suficiente—. Bueno, supongo que estará bien... ¿mañana es sábado? —Tsubaki asintió—. Entonces no habrá problema.

Tsubaki se estiró en el sofá y se levantó.

—¿Ya te vas?

—Sí, Black Star está solo, me da pavor que pueda quemar la casa —ambas rieron, y luego Tsubaki se despidió.

Maka suspiró aburrida mientras se estiraba sobre la mesa, tenía el resto de la tarde libre y le molestaba no invertir de manera productiva su tiempo.

Justo cuando se iba a levantar a leer algún libro recordó algo crucial: debía buscar un compañero de piso. Con la plata que recibía de su padre y la que tenía ahorrada de antes no sobreviviría el segundo mes en el excelente departamento que había encontrado.

—Compañero de piso, compañero de piso... —abrió su nueva computadora y buscó el término en google, dentro de lo posible prefería vivir con una chica, los hombres siempre eran un problema. Y tampoco quería estar ahí cuando trajera chicas a casa sólo por diversión.

Pasó el resto de la tarde frente a la brillante pantalla, leyó algunos anuncios y puso los propios en las páginas que a su parecer eran las más concurridas, incluso tuvo tiempo suficiente como para revisar su correo y chatear con Liz para asegurarse de la asistencia al pequeño evento de mañana, la chica le dijo que era seguro que ella y su hermana irían.

Para cuando vio la hora ya eran las diez y media, el tiempo había volado.

Apagó su computador, se puso la pijama y se sumergió en el tranquilo sueño que sin saberlo no podría volver a conciliar por completo en mucho tiempo.

Cuando un pequeño rayo de luz se coló por su cortina, apuntaba directamente a sus ojos jade, que se encontraban escondidos bajo sus finos párpados. Pestañeó varias veces para adaptarse a la luz y se levantó adormilada mientras se refregaba los ojos. Caminó por el pasillo en pijama hasta llegar a la cocina, se alarmó al ver una gata en un mesón de la cocina. Un mesón en el cual ella ponía comida.

—¡Blair! ¡Sal de ahí! —le dijo, pero se vio interrumpida por un bostezo—. Anda, ensuciarás la mesa —gata y dueña se miraron, ambas se estiraron al mismo tiempo.

Había muchas cosas extrañas e incomprensibles entorno a Maka Albarn.

—Nyaa... —maulló como los gatos normales—. Maka-chaaan... —La gata habló, pues sí. Hablaba, y arrastraba las palabras como un humano normal al bostezar—. ¿Dame pescado? —la gata suplicó, mientras daba vueltas alrededor de su ama.

—Vale, pero sal de la cocina, dejarás pelo en todos lados —la gata se alejó de la cocina con la cola en alto mientras caminaba en sus cuatro patas de manera armónica. Se escondió en pieza de Maka.

La chica, acostumbrada a dicha escena, tan solo caminó de manera perezosa y se dispuso a cocinar (no sin antes limpiar muchas veces los mesones), la mañana se deslizó con parsimonía y sin sobresaltos, finalmente Maka desayunaba sus huevos fritos con pan y su leche mientras la gata degustaba el primer pescado de la mañana. Sus bigotes estaban empapados de la leche que Maka le había puesto en un pocillo a su lado. El peculiar pelaje púrpura de la gata se restregó contra la pierna de su ama.

—¿Qué hará Maka-chan hoy? —la gata se rascó el lomo contra su pierna.

—Tsubaki me invitó a su casa, habrá una junta o algo así, en un rato más iré —se encogió de hombros mientras acariciaba a Blair.

—¿Blair puede ir? —con su pequeña pata izquierda rascó felinamente detrás de su oreja.

—No Blair, los gatos no van, mucho menos los que hablan —la chica acabó su desayuno y acarició a su gata, recibiendo ronroneos como respuesta, luego se llevó los trastos sucios de vuelta a la cocina. Las miró como quien no quiere la cosa.

—No hoy... —murmuró antes de marcharse a su habitación, no tenía ánimos de lavar la losa.

Maka tomó un libro de su estantería y se lanzó a su cómoda cama luego de soltar un largo suspiro. Lo abrió en la página en la que había quedado y reanudó su lectura, mientras las páginas (al igual que los minutos), avanzaban increíblemente rápido. El ataque de risa era inminente de solo verla leyendo. Luego de casi terminar el libro (decidió dejar algo para la noche antes de dormir), se metió al baño, tomó una ducha corta y luego de quince minutos salió con una impecable blusa naranja, unos shorts con la misma tela que los jeans. Encima se puso una pequeña chaqueta rosada antes de salir, a su gusto se veía bien. Finalmente, se hizo una coleta a cada lado como ya le era costumbre, dejándose una pequeña porción de pelo fuera para que le cayera por la espalda.

Luego de dejarle instrucciones expresas a Blair de no salir de casa y de no hablar con extraños salió con una sonrisa en su rostro de su departamento, con destino a casa de Tsubaki.

Caminó alegre por la calle, incluso tarareaba canciones sin recordar la letra. Iba especialmente feliz ese día, sin una razón en específico. Era de esos días en los que sabías que algo bueno ocurriría, lo sentías en la piel. Maka estaba teniendo uno de esos días.

Tocó la puerta que daba a casa de Tsubaki y la chica no tardó en abrir, llevaba una simple blusa negra sin breteles y unos inmaculados pantalones estilo pescador blancos, su hermoso cabello estaba recogido en dos trenzas, ambas se abrazaron mientras se saludaban.

—¡Pasa, pasa! —Liz y Patty le gritaron alegres desde el living.

—¡Hola chicas! —saludó alegre a las tres muchachas mientras se acercaba a saludarlas, se sentó en el sillón sonriente.

Elizabeth llevaba una remera café puesta, con flecos en la parte inferior, la cual armonizaba perfectamente con los pescadores negros. Mientras que Patricia llevaba una simple blusa de manga tres cuartos, la atravesaban unas rayas rojas y blancas, mientras que abajo usaba unos shorts verde limón. En la cocina más adelante deambulaba Black Star y Death de Kid. El último usaba una camisa blanca perfectamente planchada y unos pantalones negros, completamente contrario a la simple remera verde y los maltrechos shorts negros de Black.

—¡Hola Maka! —ambos se asomaron desde la cocina para saludarla, la chica sonrió.

—Hola chicos —les hizo un gesto con la mano a modo de saludo.

Los seis charlaron trivialmente en el living, Tsubaki había repartido vasos de jugo de naranja minutos atrás, pero Maka aún no veía al chico que se suponía sería ajeno a su tan acostumbrado círculo de amigos. Claro, hasta que el timbre sonó.

—¡Ya voy! —Tsubaki se levantó del sillón y avanzó hacia la puerta.

Ambos chicos intercambiaron miradas.

—No puede ser nadie más que él —murmuró Kid, bebió un último sorbo de su jugo de naranja y se levantó mirando a Black.

—Claro que no. Sólo puede ser él, además es el más cercano a un dios como yo —ahí iba Black Star y su problema de ego. Se carcajeó mientras se subía a los sillones, pisándolos. Tsubaki soltó un grito.

—¡Bájate de ahí, Black Star!

—¡Yahoo! —bajó de un salto y miró a Tsubaki a modo de disculpa, luego su mirada se posó en el recién llegado.

Y ahí, en la puerta, estaba un chico como cualquiera, con una remera naranja, una chaqueta negras y unos pantalones grises. Era el tan esperado Soul, Soul 'Eater' Evans.

Maka lo miró cuidadosamente: su cabello eran blanco como la nieve, más abajo estaban unos exquisitos orbes carmesí, que le devolvían la mirada, un leve sonrojo se posó en sus mejillas níveas. Vio sus labios, y la sonrisa que se formó en estos, mostrando unos filosos dientes, que parecían más colmillos que cualquier cosa. Su atuendo y todo en él combinaba perfectamente. Era simplemente perfecto. Era genial. Era cool.

Black Star se acercó a su amiga y chocaron las palmas de sus manos al saludarse, sonrieron.

—Por poco creí que no vendrías, Soul —le comentó Black.

—¿Cómo podría perdermelo? —ambos se separaron y pasaron al salón en el que el resto estaba.

—Bueno, a la única a la cual no conoces es a Maka —Kid se había percatado de la incomodidad de la rubia cenizo, le hizo un gesto a Soul para que la saludara.

Maka se levantó de su asiento y se acercó a Soul, el chico le tendió la mano.

—Un gusto, Maka —le sonrió, Maka se derritió con esa hermosa manera de decir su nombre.

—Un gusto, Soul —trató de mantener la compostura y de borrar el maldito sonrojo que tenía ardiendo en sus mejillas, hizo una mueca parecida a una sonrisa.

Y como si fuera cosa del destino, supo que ese chico significaría mucho para ella.


Las faltas de ortografia son gratis :)

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