HOLA , PERDONEN , MIL DISCULPAS, DEVERDAD PERDONENME, PERO ESQUE TUVE MILES DE PROBLEMAS, DESPUES DE MI ULTIMA ACTUALISACION, EN PRIMERA, PERDI , LA HISTORIA, ASI QUE SE IMAGINARAN QUE TUVE QUE HACER MIL COSAS PARA RECUPERARLA EN MI DISCO DURO, DESPUES , MI EMBARAZO , SE COMPLICO Y PUES SE IMAGINARAN QUE NO TUVE TIEMPO Y AHORA QUE NACIO MI BEBE, PUES MUCHO MENOS,PERO , YA ESTOY DE VUELTA Y JURO QUE ACTUALISARE TODAS MIS HISTORIAS, RECUERDEN QUE ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACION DE LA AUTORA. ZEREZO-KITTZZ, Y LOS PERSONAJES SON DE TITO KUBO


_Miyako, lo siento mucho— Dijo Kaien después de largo tiempo de estar meditando lo que a duras penas logró confesar la peli castaña.

_No te merezco— Siguió diciendo con pesar al sentir como su mundo se desmoronaba a sus pies, —ni siquiera tengo cara para mirar a mi hijo a los ojos, me siento realmente estúpido— terminó de hablar viendo las lágrimas que la muchacha derramaba. Una punzada de dolor arremetió en su pecho al verla sufrir de nuevo, después de todas las cosas horribles que en el pasado tuvo que soportar. Era una mujer muy valiente que merecía lo mejor, pero ¿en verdad eso quería?, ¿dejaría a Miyako rehacer su vida al lado de otro hombre que se hiciera cargo de ella y su hijo? Al pensar en eso sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Él no quería que ella fuera de otro hombre, pero tampoco podía hacerse cargo de ellos teniendo sus planes de futuro a un paso de cumplirse, su boda con Rukia y la paternidad de Yosuke y Kisha, ¿Qué podía hacer para remediarlo?

— ¡No digas eso Kaien!, aún hay tiempo, ¡podemos estar juntos al lado de Takeshi y ofrecerle una familia… Como siempre soñé, como juntos planeamos— Susurró Miyako dejando que las fuerzas la abandonaran, desplomándose en el piso lentamente.

— No me ofrezcas nada, Miyako, eres una excelente mujer, ¿acaso no lo entiendes?— Profirió el azabache indignado por los sentimientos contradictorios que tenia al verla tan frágil y vulnerable ante él, ofreciéndole su vida y la de su hijo. Eso no podía soportarlo.

— Creo que lo mejor es que me vaya, justo en este momento no se que pensar de todo esto— Soltó avanzando hacia la salida. Con manos temblorosas tomó el pomo de la puerta y la abrió sin ceremonia, saliendo apresurado… huyendo de la cruda realidad.

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Takeshi estaba realmente triste, ya que escucho parte de la conversación que mantuvieron sus padres. No podía odiar a su papá pues escuchó muy claro que él ignoraba su existencia y aunque era muy pequeño, sabía que su madre había hecho un enorme sacrificio por darle la vida y estaba muy agradecido por ello. Su madre era muy bonita y su padre muy apuesto, estaba feliz de conocerlo por fin y poder decirle a sus amigos que su padre era todo lo que el hubiera soñado, sus fantasías ya tenían una cara por cierto muy parecida a la suya y un nombre… Kurosaki Kaien, su papá. Sonrío y se recostó en su sillón en forma de pelota observando hacia fuera, notando la figura de su padre avanzar hacia la salida, siendo seguido muy de cerca por su madre. Suspiró observándolos juntos.

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_ ¡Espera Kaien!— Gritó Miyako, ya más repuesta mirándolo con la cabeza muy en alto. Ella no tenía de qué avergonzarse, menos aun por intentar darle una mejor vida a su hijo.

Kaien volteó de reojo notando la presencia de la mujer a su espalda, ¡maldita sea! Pensó apretando los puños. Huyó de esa forma porque no podía resistir la tentación de aceptar su oferta y mandar al demonio todo, pero muy en el fondo sabía que Rukia y los niños no se merecían eso, ya que tenían bastante con el sufrimiento ocasionado por su hermano para encima llegar él y darles el tiro de gracia.

_Quiero saber la razón, para que no quieras darnos una oportunidad— Empezó a decir la peli castaña, encarándolo, al ver cómo el pelinegro bajaba el rostro, Se acerco y levantó su barbilla. —Se que te mentí al ocultarte lo de Takeshi, pero debes saber que tenía miedo de tu reacción— Siguió hablando notando como él fruncía el seño contrariado, —Pero podemos empezar de nuevo, ¿acaso es muy tarde? ¿Dejaste de quererme?— Preguntó con un hilo de voz, temiendo la respuesta que este podría darle.

Kaien seguía escuchando atento las palabras que decía Miyako, algo muy dentro de él se rompió al escuchar su pregunta, ¿la quería?, la respuesta le llego de inmediato al mirar sus ojos miel, y notar el inmenso dolor que estos reflejaban. No pudo soportarlo más, en un movimiento rápido la tomó de ambas mejillas y la besó.

La besó con ansia y desesperación, transmitiéndole todas las palabras que sus labios no podían expresar. La peli castaña lo tomó de la camisa para sostenerse y se pegó más a él, si es que eso era posible, al mismo tiempo que enredaba los dedos en ese pelo tan terso que amaba tocar. Todo le parecía un sueño, sus labios, el sabor de su boca tan dulce tan parecido al que aun seguía recordando, su fresca masculinidad, y el inconfundible perfume de antaño, todo tan él…

_Kaien— suspiró después del beso, sintiendo sus labios henchidos por la fricción.

Por su parte el pelinegro aun seguía contemplándola, esa imagen de ella con las mejillas encendidas y los labios rojos e hinchados lo persiguieron noche tras noche en sus sueños y cuando pensaba que lo había superado aparece de nuevo. Pero no podía darle falsas esperanzas, las cosas habían cambiado y aunque su corazón le susurraba que se quedara con ellos, la razón en cambio lo llevaba devuelta a la realidad, su realidad.

_Esto fue un error, debes disculparme Miyako— Soltó al tiempo que veía la incredulidad en los ojos miel.

_¿D-… de qué estás hablando Kaien? —Preguntó la muchacha, sintiendo su corazón partirse en dos.

_No puedo quedarme con ustedes, porque— Pausó un momento pensando si era la opción correcta decirle la verdad. La contemplo de nuevo y supo que ella no merecía otra cosa y que no podía permitir que de nuevo sufriera por su causa, era mejor dejar las cosas claras de una vez. —Porque estoy comprometido en matrimonio— Finalizó cerrando los ojos y apretando los labios con fuerza hasta el punto de hacerse daño.

_N-no— formuló la mujer con las manos en su pecho, tocándose su lastimado corazón.

_Lo siento pero así es— Agregó lanzando un bufido de frustración, —Pero quiero que sepas que Takesi es ahora mi prioridad y no quisiera que esto afectara nuestra futura relación— Habló sintiéndose como un condenado a muerte.

_No te preocupes— Ratificó la ojimiel, levantando el mentón en tono desafiante, —No podría quitarle a su padre de nuevo ahora que lo ha conocido— Finalizó viendo si este tenia algo mas que objetar.

_Es lo mejor— Profirió Kaien algo descompuesto al ver el cambio de actitud tan radical que de repente empleó la muchacha. —Pronto me pondré en contacto contigo para arreglar ese asunto.

_Muy bien… adiós Kaien— Se despidió Miyako dando media vuelta sobre sus talones, aun de espaldas dijo:

_deseo que seas muy feliz— .

_Miyako, ¡no te vayas así!— Trató de detenerla pero ya era muy tarde pues esta se había internado en su casa.

Con una ultima mirada a la casa avanzo por la acera hasta llegar a su auto y arrancarlo a prisa. Definitivamente todo había salido mal.

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Ichigo aun conmocionado por el abrazo que sus hijos le dirigieron, reaccionó estrechándolos con fuerza. Grabando a fuego la imagen en su memoria, decidiendo que era lo mejor que en los últimos tiempos le había pasado.

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— ¡Papi!.. Papito— dijo Kisha acurrucándose en su pecho, sintiendo la calidez y el aroma tan bonito que tenia su papá.

—Papá— Escuchó el susurro de su hijo, instintivamente le prestó toda su atención.

_ ¿Sí?— Apenas y pudo decir. Se sentía como un estúpido al no saber cómo tratarlos, de por si su vocabulario no era nada aceptable.

_ ¿Verdad que no te vas a ir?— Preguntó Yosuke con su carita inocente inundada en lágrimas.

_Yo…— Dijo pero al instante fue interrumpido por la inconfundible voz de Rukia.

_Creo que… tenemos que irnos— Anunció la pelinegra rompiendo el dulce encanto que de pronto los rodeaba. A ella también le dolía ver la manera en que sus hijos reaccionaron, pero era mejor aclararles sus dudas y después permitir el acercamiento de Ichigo a sus hijos.

_ ¡No!— Dijeron ambos al mismo tiempo, apretándose mas al cuerpo de su padre.

Ichigo frunció el ceño al escucharla, ¿acaso no podía estar un rato con sus hijos?

Rukia leyó el reproche en los oscuros ojos del peli naranja, resignándose a esperar un rato más, al menos hasta que los niños decidieran desprenderse de él.

¿Cómo habían averiguado que él era su padre?, tendría que preguntárselos en cuanto estuvieran solos.

Después de un rato, ambos niños se fueron despegando de su padre, que casi tenían asfixiado entre abrazos. Los bajó a ambos y les sonrío, como tenia mucho tiempo no lo hacia, ellos le devolvieron una brillante sonrisa.

—Su madre tiene razón— Habló entonces el ojimiel viéndolos detenidamente. —Lo mejor seria que fueran a casa con ella— Al escucharlo ambos se pusieron a la defensiva y cuando pensaba que estallarían de nuevo les aclaró: — Iré con ustedes a casa y ahí platicaremos los cuatro, ¿Qué les parece?- no alcanzó a terminar la frase cuando los gritos de ellos casi lo dejan sordo.

— ¡Súper!— Gritaron al unísono, tomando cada una la mano de sus padres para guiarlos a la salida.

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El trayecto a la casa de Inoue era un poco largo, e Ishida lo recorría con impaciencia por llegar y comer la exquisita comida que su novia le preparaba. Se preguntaba cuando darían el gran paso, ya que ella le había pedido tiempo y por supuesto que él lo respetaba.

Estaba feliz, ya que se llevo una grata sorpresa al ver a sus sobrinos correr hacia el torpe de su amigo y abalanzarse sobre sus brazos, pero ese momento era de ellos y aunque quiso burlarse de su cara de idiota el deber lo llamaba. Se preguntó ¿Cómo había reaccionado con esos pequeños diablillos?, tendría que esperar para verlo.

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—Ishida Kun— Habló Inoue sacándolo de sus pensamientos, —Ese que está ahí ¿no es Kaien Kun?— Acabó de decir apuntando discretamente hacia las dos personas que a su ver estaba muy acarameladas en plena calle.

— ¿Cómo crees Inoue Chan?— Contestó el pelinegro restándole importancia, pero al detallar bien al hombre que ahora besaba con devoción a la mujer se dio cuenta del gran parecido que tenía este con Kaien. Y en verdad era él, se dijo dando un frenazo, haciendo que la pobre chica casi se diera de bruces contra el vidrio, y lo hubiera hecho de no haber sido por el oportuno cinturón de seguridad.

— ¡Ishida Kun! Gritó la muchacha espantada, con la respiración entrecortada y el corazón latiéndole a mil.

Ishida se dio cuenta en ese momento de que su novia pocas veces gritaba, pero cuando lo hacia era muy grato pues tenía una voz muy bonita.

—Jejejejeje, disculpa Inoue Chan, creo que me excedí— Habló el moreno rascándose nervioso la cabeza.

_Ya. No importa— Contestó la peli naranja sonriendo tímidamente. — sólo que me asusté un poco— Profirió viendo de nueva cuenta la escena que se les presentaba.

_ ¿Que- qué haremos? — Le preguntó a su novio que de repente se puso muy serio.

_Esperemos a ver que pasa— Fue lo único que dijo para acto seguido colocarse unas oscuras gafas de sol.

_Está bien— respondió Inoue imitando a su novio.

Después de lo que parecieron horas para Ishida, que enseguida Inoue le aclaró, fueron cinco minutos, Kaien el traidor como acababa de denominarlo se fue.

_Te llevaré a casa Inoue Chan— Dijo el moreno arrancando el auto.

_P-pero— habló, siendo interrumpida por él.

Tengo unas cosas que hacer, suspenderemos la comida para otro día, ¿de acuerdo?— Inoue asintió y pronto vieron la pequeña pero acogedora casa que los esperaba.

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—Motoko es una niña muy linda ¿verdad?— Dijo la castaña viendo embelesada a la pequeña que dormía plácidamente.

—Así es— respondió Hisagi ya más recuperado de la operación. —Rangiku…quería hablar contigo— Admitió el pelinegro levantando la mirada de su hija para posarla en ella.

_Se lo que me vas a pedir, y la respuesta es sí— Aclaró la castaña que desde hacía días notaba las intenciones de su novio.

_Entonces… ¿aceptas ser mi esposa?— Preguntó incrédulo el moreno.

_Ya he dicho que si, pero esa no es la forma correcta de pedir matrimonio— Dijo la ojiazul haciendo un encantador puchero.

_Lo siento cielo, pero no te preocupes, que en cuanto me den de alta te voy a recompensar. — Rangiku sonrió al escucharlo.

_Está bien señor, y así celebramos también que tenemos una linda y encantadora hija que nos quiere mucho a pesar de que sabemos extraña a Ichigo.

_Es verdad— Concluyó Hisagi mirando con ternura a su pequeña, — Jamás creí que tuviera tan buen corazón y nos aceptara como sus padres tan pronto— Terminó de decir agarrándole una manita y acariciándola.

_Eso es porque se da cuenta de las personas que la quieren de verdad— Habló la castaña filosóficamente.

_Y no se va a arrepentir porque seremos muy felices los tres juntos— Finalizó entrelazando sus dedos con la mano disponible de Hisagi.

_Si— Suspiró el moreno dejándose llevar por esa avalancha de sensaciones nuevas para él.

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— ¡Vaya!— Exclamó la pelinegra exhausta sentándose frente a Ichigo en la sala de estar, —Tardaron mucho en dormir— Aclaró suspirando de cansancio.

—Rukia— Empezó a decir el peli naranja mirándola a los ojos— ¿Acaso tu…? Tú les dijiste que yo era su padre. — Preguntó sintiendo esa curiosidad.

—No fui yo, pero pronto sabré cómo lo supieron— Dijo la pelinegra frunciendo el ceño al haber olvidado ese detalle. —Tal vez Ishida— Agregó, pero al instante descarto la idea. Sabía muy bien el miedo que le tenía el moreno y no lo creía tan idiota como para haber revelado algo de esa magnitud.

Ichigo sintió una punzada de dolor al saber que ella no fue la que reveló ese secreto. Internamente tenía la esperanza de que hubiera cambiado de opinión respecto a la relación que le había ofrecido, pero ahora se daba cuenta de que nada había cambiado.

—Entonces, ¿aun siguen en marcha los planes de boda?— No pudo evitar preguntar, aunque dudaba que la respuesta le gustara aunque sea un poco.

—Naturalmente, las cosas no han cambiado— aseguró la pelinegra viendo la mirada impenetrable del que fuera el amor de su vida.

_Tengo que irme—Formuló el ojimiel levantándose como resorte de su asiento, —Espero que no me niegues el acceso a visitar a mis hijos ahora que por fin saben de mi existencia— Dijo notando la expresión del rostro que de pronto empleo la chica, parecía desconcertada.

_No pienso hacerlo—Aclaró retándolo con la mirada.

_Muy bien, aunque solo tendrás que soportarme unas cuantas semanas ya que me iré muy pronto— Explicó Ichigo viendo detenidamente su rostro en busca de alguna reacción que le demostrara que en verdad le importaba.

La ojivioleta sintió que de pronto se quedaba sin respiración, un dolor fue invadiendo su pecho a tal punto de sentirse ahogada, en un mar de emociones. ¡Se va! fue lo único que no descartaba de su mente ¡de nuevo se irá!

—Me despides de los niños, puedes dejármelos mientras tienes turno en el hospital— formuló con voz fría, manipulada.

_ ¡No puedes hacerles eso!, ¡los destrozarías!— Profirió casi gritando. No entendía porque Ichigo se empeñaba en alejar a las personas que lo querían. Sus hijos sin duda morirían de dolor si su padre los dejaba.

_Hmp… ellos me comprenderán— Fue lo último que dijo saliendo de la casa sin voltear atrás.

En eso se resumía todo, pensó Rukia con lágrimas amenazando con salir de sus ojos. Ichigo se iría de nuevo haciendo a sus hijos y a ella misma a un lado, pero ¿Qué importaba ella comparado con los niños?, nada, se respondió al instante dejándose caer de nuevo al sillón.

Al escuchar el timbre, se imaginó que sería Ichigo de nuevo y corrió a abrir con el corazón desbocado, pero la persona que estaba en la puerta no era Ichigo, sino…

—Kaien— dijo al verlo parado en el umbral con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

—Hmp— respondió este avanzando a la sala sin pedir permiso.

—Tengo que hablar contigo Rukia— Habló de pronto sacando a la pelinegra de sus cavilaciones.

—Dime— respondió al tiempo que se golpeaba mentalmente, ¿Qué pensaba? ¿Qué seria Ichigo? No podía permitir que de nuevo ese hombre gobernara su vida a su antojo.

—Tengo que confesarte unas cosas— Pausó un momento viendo la mirada perdida de la chica, preguntándose a qué se debía, —Es sobre Ichigo— Al momento de decir su nombre Rukia prestó atención. —Creo que no sabes que fui yo quien orilló a mi hermano a casarse con esa mujer ¿me equivoco?— Dijo Kaien sentándose en un sillón apartado de ella.

—Eso ya lo sabia— Fue la respuesta de la pelinegra, —Hace tiempo que Ishida me lo dijo, pero ¿a que vine todo esto?— Soltó la muchacha sin comprender de que trataba el asunto.

_Entonces ¿no me guardas rencor por ello?— Preguntó el azabache con sorpresa. No imaginaba que ella estuviera enterada de todo.

_Aunque quisiera, no podría hacerlo— Se apresuró a decir, — Ichigo tuvo la oportunidad de negarse y no lo hizo. Tuviste parte de la culpa pero la decisión fue de él— Explicó con calma aun sin saber a qué punto quería llegar.

_Bien… no quería que hubiera secretos ni malentendidos entre nosotros, menos ahora que los preparativos de la boda están casi terminados. — Dijo Kaien lamentándose por dentro ya que tenía la esperanza de que Rukia echara atrás los planes, pero dadas las circunstancias nada se podía hacer.

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— ¿Estas seguro de que Ichigo no querrá matarme en cuanto me vea?— Preguntó Nelliel bastante nerviosa a Grimmjow, que en ese momento la llevaba en su coche.

El peli azul se sorprendió al verla tan extraña, le causó gracia pero sabía que ella se preocupaba en vano, ya que fue una gran sorpresa ver a Ichigo de nuevo en nada más y nada menos que los estudios donde el trabajaba.

Le impresionó que cambiara de manager, y que fuera precisamente Ulquiora el que lo representara.

_Al principio las cosas fueron bastante tensas pero conforme avanzaron las semanas él fue bajando la guardia, permitiéndole hacer de nuevo su amistad.

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—No creo que sea buena idea llevarme al estudio de grabación Grimmjow— Habló la peliverde en voz más alta para llamar la atención del peli azul que parecía haberse olvidado de que existía.

—No tienes de que preocuparte, relájate y disfruta de mi música— Profirió el peli azul guiñándole un ojo.

—Como en los viejos tiempos— Susurró Nelliel con nostalgia. Recordaba los tiempos de antaño, cuando creía estar enamorada de Ichigo que junto a Grimmjow eran parte de una banda de rock. La admiración que sentía hacia él, la confundieron de sobremanera, engañándose a si misma en un falso enamoramiento.

_Si... fue algo extraño ver llegar a Ichigo a los estudios, pero él se impresiono más al verme— dijo el peli azul con gracia recordando la cara contrariada que puso el pelinegro en esos momentos.

_No creo que me perdone, recuerdo perfecto el humor que se cargaba aparte de sus famosas y déspotas venganzas— Formuló la peliverde al borde del colapso.

_No creas, él ya no es el mismo, ha cambiado mucho— Alentó al tiempo que aparcaban.

_Estoy muy nerviosa— Confesó Nelliel bajando despacio.

_Vamos Nelliel, me sorprendes— Alegó el peli azul tomándola de la mano y tirando de ella.

Ichigo estaba muy concentrado con la nueva idea de Ulquiora cuando de pronto entro Grimmjow, acompañado de la que alguna vez creyó estar enamorado.

Ahora que la veía, comprobaba que nunca hubiera sido mujer para él. Dejó eso de lado y se dispuso a empezar de nuevo la letra de la canción que él mismo había escrito, pensando en una persona en especial, pero ella nunca lo sabría.

Cuando termino, los que estaban ahí, aplaudieron con ganas. En cierta forma era bueno que levantaran su ego de vez en cuando.

—Hombre, yo siempre dije que esto era lo tuyo— Soltó el peli azul acercándose a él y dándole una palmada en el hombro.

—Yo también— dijo la peli verde tímidamente, sintiéndose cohibida al ver de frente esos ojos tan enigmáticos.

_Hmn, Nel— Saludó muy a su estilo a la peliverde que le tendió la mano.

_Yo… en realidad no quería importunar, pero me veo en la necesidad de dejarte claras algunas cosas— informó la chica sin dejar de ver a ambos hombres.

_¿Y qué es?— preguntó Ichigo impaciente. No le caían mal, pero ya era la hora de irse a ver a sus hijos y no quería perder más tiempo, ya que el tiempo que pasaba a su lado lo atesoraba como a nada en el mundo.

_Bueno… se trata de la noche en que los calumniaron a ti y a Ishida— Soltó sin más viendo como Ichigo abría un poco más de lo normal los ojos.

_Explícate— dijo el peli naranja ya sin paciencia.

_En resumidas cuentas, fui yo quien habló a los medios para que los sorprendieran. — Esperó un momento para ver la mirada de odio que le dirigiera, pero su mirada no le decía nada.

_Tienes toda la razón si me odias por eso— Continuó al ver su silencio — Mi única excusa, es que creí estar locamente enamorada de ti y quería vengarme por como me dejaste en el pasado, ¡perdóname!, — gritó sin importar quien los estuviera escuchando —Muy tarde comprendí que el amor de mi vida lo tuve siempre junto a mi— Finalizó dirigiéndole una mirada a su novio.

_Hmp— sonrió sin ganas el peli naranja. — Ya no importa Nel, pero agradezco tu sinceridad, les deseo lo mejor— dijo y sin despedirse salió, encontrándose con Ulquiora en el camino.

_Ichigo, qué oportuno que te encuentre ahora mismo— Dijo el pelinegro deteniéndole el paso. —Este fin de semana nos vamos, ya está todo listo y quiero que sea una sorpresa para el público tu descubierto talento para la música.

_Hmp— Respondió el ojimiel haciendo una mueca. — Te dejé claro que sólo haría ese tema, no pienso dedicarme de lleno a eso— Aclaró por si acaso le quedaban dudas.

Ulquiora frunció el ceño, pero luego sonrío, tenia mucho tiempo para convencerlo si todo salía como lo esperado.

_Muy bien, entonces estate listo, ya que darás algunas entrevistas después de tu gran número. — Dijo y siguió de largo.

El momento había llegado pensó Ichigo, metiéndose en su auto. Tenía que decirles adiós a sus hijos por algún tiempo.

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Ishida recordó con un sabor agridulce las palabras que Miyaco le había dicho hacia unas semanas.

"Kaien se estaba despidiendo de mi. Se siente muy conmocionado por la confesión que le hice de mi partida hace años. Sabes Uryu, ya no tiene caso ocultarlo, me fui porque tenía principios de cáncer… hasta ese momento ignoraba que esperaba un hijo, pero gracias al cielo ya que Ulquiora fue mi sustento, el que me obligó a aferrarme a la vida"

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No podía creer todas las cosas que le había dicho, pero aun así, no tenia el valor para decirle a su querida Rukia Chan las cosas por las que actualmente pasaba Kaien. Entonces acudió a su mente la pregunta que le hizo:.

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¿Porque no dejó a Rukia Chan para estar contigo y su hijo?— Miyako sonrío con dolor y le respondió:

"Kaien jamás rompería su palabra, aunque el mundo se le viniera encima. De todas formas él será feliz con ella, lo sé y por lo que tú me has dicho Rukia es una excelente persona que le hará muy feliz en la vida."

"Llegamos muy tarde a su vida y ahora sólo nos queda retirarnos de escena antes de comprometer más las cosas".

"Parto en unas semanas y el asunto quedará olvidado como esta conversación que estamos teniendo ahora mismo."

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Después de eso se despidió con una sonrisa alegando que tenía cosas qué hacer.

En verdad podría olvidar esa conversación, se dijo Ishida ya que no podía sacarse la imagen tan infeliz de ella de la cabeza.

No puedo, tengo que decírselo a Rukia Chan y ella sabrá que hacer.

Después de pensar en eso ultimo se quedó dormido ya que al día siguiente seria la tan esperada boda. Iba a lamentar decírselo pero ella tenia que estar al tanto de la otra vida que Kaien tenía oculta. Miyako era una buena mujer… fue lo único que su estresado cerebro pudo pensar antes de caer en un profundo sueño.

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No podía comprender, ¡maldita sea!, se dijo Ichigo agarrando con mas fuerza de la necesaria el volante.

Hacia unos minutos que fue a despedirse de sus padres, sólo para que estos se pusieran mas pálidos después de la noticia de su partida y le dijeran que el mismo día era la boda de Rukia y Kaien.

Afortunadamente sus sentimientos no lo traicionaron en ese instante, sino que esperó a estar sólo para descargar su frustración.

Obviamente le dejó claro a su madre que no quería que faltara a la boda de su hermano, recordó estúpidamente la frase con que la convenció.

"No puedes hacerle eso a Kaien, después de todo, todos ustedes acudieron a mi boda y podría sentirse herido si faltan por ir a despedirme. Puedes apostar a que te llamaré en cuanto llegue"

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Se impresionó a sí mismo por su buen porte en la actuación, estaba seguro de que había elegido la carrera correcta.

Dejó de lado sus frustraciones y dio vuelta al coche, ya que pensaba despedirse esa misma noche de Rukia y sus hijos, no soportaría verla vestida de novia… para su hermano.

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—¿Ichigo?— dijo la peli negra al verlo en su puerta a esas horas. Ya casi estaba lista para dormirse, aunque dudaba que pudiera hacerlo después de tanto jaleo con las cosas de la boda.

_¿Siguen despiertos los niños?— Preguntó sin molestarse en observarla. No podía, de eso estaba seguro y trataría de hacer una despedida leve.

_Lo siento, y creo que es algo tarde para visitas— Dijo la chica frunciendo el seño al comprobar que eran más de las diez en su reloj.

_Hmp…lo imaginé— Lanzó un bufido y sin esperar más le soltó lo que iba a decirles. —Venia a despedirme ya que mañana imagino que estarán muy ocupados con— Dudó un momento y cuando al fin lo asimilo terminó de decir — Tu boda—

_¿Cómo dices?— preguntó la pelinegra creyendo haber oído mal.

_Quiero que les hables de mi a los niños mientras esté fuera.— Ordenó el peli naranja viendo la sorpresa en sus ojos violáceos. —Por una parte me gusta más esta idea de no tener que decirles adiós en persona, ya que sería algo traumatizante para ellos. Diles que será solo una temporada y que los telefonearé todos los días que esté fuera, seguro que eso los deja más tranquilos— Después de escuchar todo eso, su corazón se desmoronó.

Era cierto que ella iba a casarse, como también lo era la afirmación de él, semanas anteriores de que partiría, pero era tan difícil asimilarlo. Justo ahora que se había acostumbrado a verlo a diario y sus sentimientos eran más fuertes que nunca. El hechizo se rompió, ya nada podía hacerse, lo había perdido… para siempre.

Se lo merecía se dijo. Era una cobarde que no hacia frente a sus sentimientos por miedo a sufrir se había respaldado en el cariño de Kaien dejando de lado el verdadero amor. Lo peor del caso es que ya nada podría hacer, porque Kaien no merecía que lo dejaran plantado en el altar, porque nadie más que ella se echó la soga al cuello dejando que ese matrimonio siguiera su curso.

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—Rukia, piénsalo… aun hay tiempo de echar esto atrás— dijo el ojimiel sacándola de su ensoñación.

—Podemos hacer una vida juntos, recuperar todo este tiempo perdido— No pudo seguir hablando ya que ella lo corto con un gesto de la mano.

—¡Basta!— gritó enfurecida, nada podía cambiar en el ultimo minuto, esa era una tontería. — No digas más, sabes que no cambiaré de opinión— Terminó de decir con un hilo de voz.

_Bien— dijo agachando el rostro momentáneamente. — Me voy… que tengas suerte Rukia— Habló dando la vuelta. No había marcha atrás.

¡Ichigo! Quiso gritar Rukia, pero las palabras no salían de sus labios. Después de ver arrancar el coche y perderse calle abajo por fin pudo gritar, —¡No te vayas! ¡No me dejes!— pero ya era demasiado tarde. Tenia que resignarse a su destino inmediato.

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.HOOO!, LOSE LOS DEJO EN LO MEJOR PERO QUE CREN QUE PASE, SI SE CASARA O NO , QUE EMPIESEN LAS APUESTAS, TODO PUEDE SUSEDER.

ATT:NAOKO TENDO.

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