Disclaimer: Magical Girl Lyrical Nanoha no tiene nada que ver conmigo, si tuviera, la cantidad de NanoFate aumentaria en 400%
Nota Aparte: Historia extraña que no puedo decir de donde salio por miedo a que mi vida sea liquidada, un poco de OOC, pero digo que no seria FanFiction sin un poco de OOC
Mi escuela, es una muy especial, ya que es una para gente con un poderío económico medianamente decente pero que aún así mantiene un grado de sencillez y amistad.
Son contados con los dedos los millonarios y son contados con los dedos los que sufren por no tener que comer, así que la clase media prima por estos lares.
Desde que tengo memoria -ayer- he formado parte de esta escuela, me hecho una fama y la verdad es que soy bastante popular entre los cursos menores, aunque con menores me refiero a los mas pequeños, tengo un vacío de gente entre primero de secundaria y primero de preparatoria, puedo reconocerlos de vista, pero pónmelos todos juntos y yo no sé a qué clase pertenece cada uno.
Mi escuela es una bastante religiosa, está dirigida por una directora monja con corazón de abuelita de la que se aprovechan los deudores, acompañada por otras tantas que de abuelitas solo tienen las canas y que parecen sacadas del mismo infierno.
Tengo buenos amigos, no me puedo quejar, a muchos los conozco desde que era una niña y nuestros lazos son bastante fuertes.
Podríamos definirme como una chica cualquiera con una vida perfectamente normal, claro, podríamos hacer eso, si de verdad fuera así…
Tengo un pasatiempo, uno que no puedo controlar, que creo que empezó porque tal vez vi mucha televisión cuando era un bebé o algo, tal vez sea culpa del internet, puede que sea simplemente que pienso demasiado…
Soy una entrenadora de tsunderes…
Y ahora de seguro se les vino a la cabeza ¿y cómo carajos se es un entrenador de tsunderes? Pues la verdad es muy fácil, sólo se necesita talento y seguir unos cuantos pasos:
Por ejemplo, el primer paso es identificar al objetivo, resulta que a diferencia de los juegos y las series de anime, las tsunderes son escasas en esta vida real y la verdad, es que la mayoría de las que nacen con condiciones se pierden en medio de una sociedad que no las estimula lo suficiente para que su personalidad florezca.
Es más conveniente encontrar al objetivo a temprana edad, ya que como indican muchos estudios en la universidad de Com-I-Ket en Japolandia, la relación entre la edad y el tsunderismo es parabólica. Alcanzando su máxima expresión entre la adolescencia y los primeros años de la adultez y disminuyendo drásticamente una vez que se pasa la barrera de los treinta.
Ahora, estos diamantes en bruto no se encuentran en lugares específicos, encontrarte con uno depende exclusivamente de la suerte y de cuan bueno sea tu karma respecto de tu vida anterior, además, no es algo que puedas descubrir hablando al azar con personas de la calle, porque obviamente una tsundere no mostrará sus características tsundere en una primera conversación, necesitas como mínimo un mes de acercamientos continuos y seguimientos exhaustivos para comprobar que la persona que quieres entrenar tiene tendencia a convertirse en el producto deseado.
Cabe destacar, que si bien es mucho más fácil entrenar a una que nace con personalidad tsundere, también es posible crear la personalidad desde cero, cuesta aún más y requiere que la persona sea alguien cercana a ti –como tu hermana o tu sobrina- pero los resultados son igualmente satisfactorios.
Una vez identificado el objetivo, mediante diferentes técnicas que deben ser aprendidas directamente de un maestro -o la internet- se procede a iniciar el programa de entrenamiento siguiendo los clásicos pasos del método científico aplicado de una manera sutil que no despierte sospechas.
La observación pasa a ser uno de los más primordiales métodos de adquisición de información, ya que es absolutamente importante mantener un registro mental de las cosas que gustan o disgustan al sujeto de prueba.
Se pueden cometer errores, lo importante es repararlos antes de que el proyecto fracase.
La regla primordial a la hora de controlar tsunderes, se basa en romper el equilibrio entre tsun-tsun y dere-dere, pero hacer que vuelva una vez terminada la situación favorable de prueba.
Como solo tengo diecisiete años, no he tenido una cantidad muy grande de proyectos:
Mi mayor orgullo es el único proyecto completado que he logrado, su nombre es Teana Lanster y puedo decir con todas las de la ley, que ella es una tsundere.
A Teana la conozco desde que ella tenía diez años y yo doce, fue una de las casualidades de la vida por que su hermano decidió meterla en la misma escuela y en el mismo transporte escolar que yo, lo que para mí fue una bendición y para ella la perdición.
No, no abusé de ella ni nada parecido, pero diré que llamó mi atención en el momento en que se sentó a mi lado en la parte de atrás del furgón mientras yo hablaba con Signum sobre quién sabe que estupidez.
Para ponerlo simple, esta chica emitía un aura tsundere nivel extremo, pero no actuaba como tal porque sencillamente sus padres eran buenos padres y le habían enseñado a expresar sus sentimientos correctamente, ahora, como yo siempre he creído que eso no puede estar bien y que las tsunderes son las que le dan el sabor a la historia entonces me dije: "esto es un trabajo para… EL ENTRENADOR DE TSUNDERES" y así lo hice.
Me convertí en su amiga y me encargue de jugar con sus gustos dándoles significados erróneos que le hicieran avergonzarse lo suficiente como para quedar encajonada mentalmente, lo cual me permitía hacer que su dere-dere aflorara a pesar de que ella tratara de ocultarlo inútilmente.
Puede sonar maligno cuando lo digo así, pero es por un mundo mejor, lo juro.
También he tenido casos fallidos, el más notorio es Vita Wolkenritter, no pude prestarle toda la atención necesaria y acabó siendo una niña mala leche que quiere resolver todo a golpes, a pesar de ser buena persona, no tiene el sonrojo característico de tsundere que Teana si posee y que es la prueba de un trabajo bien hecho.
Lo otro que es importante saber, es cuando retirarse, hace como cinco años encontré una niña muy tierna llamada Caro Ru Lushe, a la que intente convertir en tsundere por que el mundo es maravilloso y me dio la gana, pero todos mis planes se fueron al fondo del abismo por una simple razón…
Caro resulto ser una niña Moe.
Si, moe, la especie más rara que te puedes encontrar. Cuando supe la condición de Caro, no tuve más opción que respetarla como el animal en peligro de extinción que era y dejar de lado cualquier tipo de entrenamiento para pasar a protegerla con la vida.
Porque, bueno, con las niñas moe no se puede jugar, ya que si intentas transformar a una moe en tsundere, lo único que obtendrás es una yandere y créanme, lo último que quieres es tener contacto con una yandere. En el peor de los casos se convierte en una asesina en serie y te manda las cabezas de sus víctimas dentro de pastelitos rosas diciendo "Te amo"… en el mejor de los casos te mata primero…
Como sea, Moe se nace y no se hace, aparte, la relación entre moeismo y edad es exponencial, por lo que solo cosas buenas pueden pasar si te quedas al lado de alguien como Caro.
Por todo esto que acabo de decir, donde notoriamente muestro mi amplio conocimiento en la materia de control de personalidad, es que no puedo entender que recién en mi último año de preparatoria, a ocho meses de graduarme, notara el diamante en bruto que tenia a mi lado.
Mientras estaba en la cafetería de la escuela, comiendo sentada al lado de Nanoha Takamachi, la molesté porque siempre he encontrado que la cara que pone es excesivamente divertida y la reacción que obtuve fue una que no esperaba:
"¡Tu eres… Yo no… Tu… argh!" fue lo que me dijo antes de tomar el libro que estaba leyendo y taparse la cara mientras se echaba atrás en la silla.
Entonces lo noté… el sonrojo, la mirada enojada, la vergüenza, el hecho de no querer mirarme a los ojos por que ahora mismo su mente estaba demasiado desordenada para contrarrestar con argumentos coherentes…
Y por la Santa Virgen de Papaya ¿cómo es posible que pasara desapercibido para mí, Fate Testarossa Harlaown, la entrenadora de Tsunderes? ¿Cómo es posible que este diamante en bruto fuese invisible a mis críticos ojos color vino –de los cuales estoy muy orgullosa- por tanto tiempo?
Así que como si la vida se me fuera en ello, apunte a Nanoha Takamachi dramáticamente y pegué un enorme grito a todo pulmón que lleno la cafetería y atrajo miradas…
"¡ERES UNA TSUNDERE!"