la historia original es Lady of Fire de Anita Mills.

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Epilogo

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Isabella se echó hacia atrás para facilitar que la limpiaran después del parto. Su cuerpo todavía le dolía por el esfuerzo. Edward, quien había desafiado a Esme y a las otras mujeres quedándose con ella, apretó su mano y alisó su cabello húmedo. Esme y el médico traído de Milán examinaron al bebé.

Satisfecho, la madre de Edward trajo a la niña para que ellos la viesen.

Invadido por la emoción, Edward apretó su mano y susurró,

-Es una niña, Bella. ¡Tenemos una hija! -Isabella abrió sus ojos y apenas pudo ver por las lágrimas.

-¿Una hija? -consiguió susurrar Increíblemente, él estaba sonriendo y llorando al mismo tiempo. -¿No estás decepcionado? -murmuró estúpidamente -¿No te molesta?

-No, amor.- tomó el bebé y lo sujetó mas cerca para que Isabella lo viese. -Mira, Bella. Es una belleza como su madre. Si pudiésemos ser bendecidos con diez iguales a ella, las amaría a todas-, declaró sinceramente.

-¡Pero yo quería darte un heredero! - murmuró miserablemente.

-Y lo has hecho.

-Pero...

-Mírala, Bella, ¡mírala! -la urgió. Con un suspiro, ella giró su atención al bebé. La niña había dejado de llorar y la miraba solemnemente. Ella tentativamente alcanzó a tocar su nariz minúscula y sus labios. Parecía pequeña, pero bastante saludable. Ellas se evaluaron una a la otra mientras Edward esperaba y observaba. Finalmente la bebé arrugó su cara minúscula y bostezó. Una sonrisa lenta se extendió en la cara de Isabella como descubrió la maravilla que Dios había creado a partir de los cuerpos de ellos.

- Si, ella es hermosa-, decidió suavemente. -Lo es.

Él acomodó a la niña en los brazos de su esposa y se inclinó para besar a Isabella.

-Si, ella es nuestra para siempre, amor.

-Garrett será su padrino, Bella

-Lo sé me lo dijo el día que esperamos en el campo de Hall.- Su cara se nubló con el recuerdo de ese día terrible. - Dijo que sería el padrino de mi bebé sin importar lo que sucediera.

-Todo ha terminado, querida, y nunca más tienes que pensar en eso. Mira a la niña que tenemos.

-¿Qué piensas de Catherine como nombre? -le preguntó, Edward, casualmente.

-¿Catherine? Yo había pensado llamarla Esme- protestó.

-No.- La madre de Edward se paró al lado de la cama y estudió a su nieta. -No, dale un nombre más feliz para una vida mas feliz.

-Es tu elección, Bella. Pensé en Catherine por la santa que presenció mi juramento ante vos en Swan.

El bebé bostezó nuevamente y sus puños apretados se estiraron. El brazo de Isabella la apretó protectoramente y ella sonrió.

-Si, Catherine, mi pequeña Cathy.

FIN

Es una pena que se terminara…. Pero todo lo bueno tiene un final…como pensé en un principio esta historia ha sido todo un exito... gracias a todas... en fin espero seguir leyendo de ustedes en otras historias, si no es así, mil gracias igualmente, todo un placer, de verdad… un besote Enorme… muakis