¡Hola a todas!... Como ahora ven he comenzado una nueva historia, esta es mi manera de disculparme por el retraso y también es algo así como "Año nuevo historia nueva". Así que el día de hoy me atrevo a dejarles una historia en la que he estado trabajando en las semanas de ausencia, mientras me le escondía a mi madre. Así que espero que me acompañen en esta nueva aventura y que descubran todo el lío que voy a armar. Como les he dicho no soy muy buena escribiendo Summary, pero como siempre haré mi intento.

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EL SECRETO DE AMAR

BY: KAGOME-INU1982

Summary: Cierta vez escuché "Puedes correr pero no esconderte", hoy día yo pensaba que ambas eran posibles. Mi vida era como una montaña rusa, cada vez que estaba más tranquila, en la parte más alta, me tocaba lanzarme desde lo alto a toda velocidad.

Un mundo de escondites y secretos, y yo estaba a punto de encontrar lo que era amar y sufrir por amor, todo en una misma persona…

Cáp. 1: Escapar

- Te voy a sacar de aquí te lo juro – su voz fue como un bálsamo para mí, mas sin embargo no estaba muy convencida de esas palabras, una cosa era decirlo y otra hacerlo.

Sonreí mientras apoyaba mi mano sobre la suya con el grueso vidrio en medio, sí, las cosas no eran sencillas y mucho menos lo era la manera como había terminado allí, hundida hasta la punta de mi cabeza.

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El día comenzó como cualquier otro, el despertador sonó con sus dos minutos de retraso, encontré mis pantuflas en el mismo sitio de siempre, una frente a mi cama la otra debajo de ella, el lugar donde mi gato, Buyo, siempre la dejaba; seguí mi rutina al pie de la letra, la misma que practicaba hacia por lo menos 4 años. Fue por ello que no noté que el día de hoy sería totalmente diferente, la palabra cambio se avecinaba sobre mi cabeza como un rayo y no podría evitar que me diera, pues ni siquiera sabía que se acercaba.

Bostecé con ganas mientras estiraba mis brazos al aire, tomé la toalla del respaldar de mi silla del escritorio sin mirar y caminé con paso cansado, arrastrando mis pantuflas rosadas con mariposas, entré al baño del cual un regordete gato salió contoneándose de un lado a otro.

- Espera abajo Buyo, no arruines el periódico – le advertí a mi gato antes de cerrar la puerta con suavidad.

Fue un baño rápido, no era de las que se queda pensando en la ducha durante horas, no me gustaba quedarme meditando a menos de que hubiera una situación que resolver, pues de una u otra manera llegaba al lío de mi vida… ¿Cuál?... Pues… algo en que como les dije no me gusta pensar.

Me vestí aun más rápido de lo que me bañé, me puse una blusa gris, unos jeans sencillos y unos pequeños zapatos a juegos con mi blusa, tomé mi morral de sobre el escritorio, mi abrigo y mi bufanda. Bajé los quince escalones hasta la primera planta y tal como esperaba encontré en la cocina a Buyo con el periódico del día bajo él.

- Ya levántate de ahí Buyo – le dije mientras colocaba comida en su plato y leche en el otro recipiente, y con paso cansino mi regordete gato atacó el desayuno del día.

Yo por mi parte simplemente comí una manzana y tomé un poco de café antes de irme con la esperanza de aguantar las clases del día.

- Nos vemos para el almuerzo Buyo – me despedí antes de salir.

Afuera me esperaba mi lindo automóvil usado, lo había comprado, luego de ahorrar varios sueldos, no era la gran cosa era un sencillo Volkswagen modelo 95, nada envidiable, pero me gustaba mi auto y más aun cuando me ahorraba el caminar varios kilómetros para llegar a la universidad. Sí, la universidad, como ven empiezo cada vez más a ser una chica normal, una chica de 22 años, que estudia en la universidad, que tiene un gato, aficionada a las novelas románticas y que por lo mismo estudia literatura; ven que no miento soy una chica normal común y corriente.

- Hola Kagome…

Ah… por cierto mi nombre es Kagome Higurashi

- Hola… ¿Acabas de llegar?

- Y por poco y no lo hago, hubo un accidente en la carretera y nos dejaron cerca de media hora esperando en el trafico

- ¿Accidentes?, ¿En el pueblo? – pregunté a lo que ella asintió, mas sin embargo le restamos importancia y nos enfrascamos en tratar otro tema mientras nos dirigíamos al aula donde tendríamos nuestra primera clase.

Y así de esa misma manera, mi día transcurrió con la misma rutina de siempre, tuve mis clases a la hora que era, comí en la misma silla de siempre con mi amiga, que por cierto se llama Sango, tuvimos nuestra dosis de chismes diarios. No es que hubiera mucho acerca de que chismear, pues en el lugar en el que vivíamos nada sucedía… nunca.

- Hola chicas – se nos unió Hojo en la cafetería a la misma hora de siempre – No saben, hay todo un revuelo en las noticias por el accidente que ocurrió en el pueblo en que ustedes viven

- ¿En serio? – la atención de mi amiga fue captada, y hasta debo admitir que la mía.

- Sí, al parecer encontraron armas en el auto y un cadáver

- Vaya eso sí que es extraño

Y de verdad lo era, pues en el lugar en que vivía nada de estas cosas sucedía, ¿Y donde era exactamente eso?... Sencillo era Fintry un antiguo pueblo, cercano a la ciudad de Glasgow, en Escocia, en resumen en el Reino Unido. El lío en todo esto es que donde vivíamos nada nuevo sucedía y que de un momento a otro hubiera un muerto con un arsenal de armas de por medio, entenderán que esto es todo un suceso, hasta era muy posible que mostraran las noticias en televisión nacional… Bueno de seguro no hasta allá.

- Lo extraño es que el carro no está registrado y no hay ninguna identificación para el muerto; vamos a ir después de clase – dijo Hojo, con una implícita invitación a Sango y a mí.

- ¿Kagome vamos? – me preguntó Sango.

- Lo lamento no puedo, tengo que ir a trabajar

Trabajo, yo tenía que hacerlo si quería tener dinero para pagar la renta de la casa, cubrir los gastos que implicaba ésta, alimentar a Buyo a mi misma y suplir lo que no era costeado por la beca de la universidad y aparte de ello tenía un auto al que ponerle combustible. Sé lo que piensan, que tengo una vida complicada, pero dentro de todo esto, soy muy feliz.

- Llegas tarde Kagome… - me recordó Kaede desde atrás del mostrador en cuanto la campanilla sobre la puerta hizo su sonido característico.

- Lo lamento mucho Kaede, tuve que pasar por mi casa para darle de comer a Buyo

- Tranquila, mejor ponte a limpiar las mesas es posible que el día de hoy tengamos muchos clientes… Vi pasar un par de camionetas de televisoras hace una media hora

Eso quería decir que el día de hoy habría más clientes que atender en el restaurante de Kaede, donde se servía la carne de cordero más famosa del lugar.

Y como si de una profeta se tratara, la hora del almuerzo fue un caos como no se vio nunca, camarógrafos y periodistas hicieron la parada en el restaurante para el almuerzo, algunos universitarios que venían tras los periodistas se asentaron allí también y los tenderos locales de siempre hicieron su parada tradicional. Para cuando terminé el trabajo estaba con los pies hinchados casi al doble de su tamaño.

- ¡Estoy muerta! – me dejé caer en una silla frente a la barra luego de haberla limpiado.

- Gran trabajo el de hoy – nos dijo Kaede a los tres meseros de ese turno mientras contaba las ganancias del día – Si me esperan unos segundos les traeré la paga del mes.

Esa fue bella música para mis oídos, necesita el dinero y lo más probable es que nos pagara un poco más por el trabajo de hoy, mejor para mí; tenía que pagar dos meses de renta, y comprar algunos libros para la universidad.

- Kagome… - pegué un brincó en cuanto la mano de Kaede se posó sobre mi hombro, despertándome - ¡Dios, niña! ¿Estás bien?

- Sí, solo me quedé dormida

- Ve a descansar, mañana tienes el día libre, aquí está tu dinero – me hizo entrega de un sobre con efectivo.

- Gracias Kaede – me quité el delantal y lo colgué en su sitio; salí a la oscura noche encontrándome con una pequeña y fina lluvia, me envolví en mi abrigo y caminé hasta mi auto; estaba agotada, solo quería tomar un baño y dejarme llevar por el sueño.

Conduje a velocidad normal por la carretera en línea recta, ningún auto se veía al frente ni atrás, algo normal, la actividad en el pueblo era poca a esas horas, finalmente aviste mi pequeña casa, de dos plantas aun más pequeñas unos metros más allá, mas sin embargo antes de ir tomé un pequeño desvió para pagar la renta que debía.

- Buenas noches señor Cromwell – saludé al huraño anciano que solo hizo un gesto con su rostro – Vine a pagarle la renta – saqué el dinero del sobre y le entregué lo correspondiente.

- Bien…me alegra que hayas cancelado no me hubiera gustado sacarte de la casa – me dijo mientras contaba los billetes con un brillo avaro en su mirada.

- Eh… Claro, buenas noches – me despedí para volver a mi auto y recorrer los metros restantes hasta mi casa.

Estacioné en el pequeño garaje y tomé mi mochila antes de salir, para cuando lo hice la lluvia arreció de un momento a otro, una camioneta de un canal de televisión pasó frente a la casa y se perdió en la curva siguiente; en ese momento pensé en lo que había sucedido, bien extraño. Corrí hacia la entrada y luego de rebuscar entre mis bolsillos encontré la llave de la puerta.

- ¡Buyo ya…

Las palabras se quedaron atoradas en mi garganta, sólo cuando un rayo surcó el cielo y el trueno se dejó escuchar me di cuenta que no alucinaba del cansancio. La pequeña sala de mi casa estaba patas arriba, el par de viejos muebles volcados, la mesita con el teléfono en el suelo, era como si un tornado hubiera pasado dejando un inmenso desorden tras él. Dejé caer mi mochila al suelo y me adentré en la casa con paso asustado, me detuve frente a las escaleras debatiéndome si debía o no subir; una suave caricia me recorrió el tobillo y asustada estuve a punto de pisar a Buyo.

- ¿Qué pasó? – pregunté como si fuera posible que él hablara y me lo dijera, Buyo solo maulló y yo lo cargué y lo abracé a mí.

Con algo más de valor me dispuse a recorrer el resto de la casa, encendiendo las luces a mí pasó. Efectivamente el resto de la casa estaba en igual estado, en la cocina el pequeño comedor estaba volcado, había alimentos desperdigados por el suelo y mi habitación era un desastre ropa y papeles por todos lados. Buyo se revolvió en mi brazos y saltó al suelo y con su gracia de siempre entró en el baño; rápidamente lo seguí y éste solo se quedó en la mitad del pequeño cuarto lamiéndose una pata, el baño era el único lugar que había sobrevivido o eso pensé antes de ver el espejo.

Con mi labial de color rojo, que Sango alguna vez me dio pero que nunca usé y con letras mayúsculas decía "TE ENCONTRÉ".

Un ruido resonó afuera y yo pegué un brinco en mi puesto, con rapidez tomé una toalla y la humedecí con el agua del lavamanos, con fuerza la estrellé contra el espejo y comencé y fregar de arriba hacia abajo hasta que las palabras desaparecieron. Una vez hecho esto salí corriendo y comencé a organizar todas las cosas de la casa, levante sillas, mesas, boté los alimentos arruinados, cerré las ventanas abiertas, volví y limpié el espejo y por ultimo empaque mis papeles, mi ropa, tomé a mi gato y salí corriendo de ese lugar. No me importó mojarme y a Buyo tampoco pues no se quejó ni un instante por mi trajín; subí a mi auto y emprendí marcha.

- Buenas noches – dijo el señor Cromwell cuando me abrió la puerta por segunda vez esa noche.

- Tome su llave, muchas gracias por todo… Me marcho – le dije y volví a mi auto sin ni siquiera esperar que él hablara.

- Está loca – escuché el murmullo salir de su boca pero no me importó ni un poco.

Cuando volví al auto el lastimero maullido de Buyo me recibió, sabía lo que él pensaba.

- No te preocupes, todo estará bien – le aseguré o más bien me lo dije a mi misma, tenía que encontrar las palabras para calmarme.

No sabía con exactitud hacia donde iría, no tenia adonde ir, acababa de dejar el único lugar donde creía sentirme segura, ahora tendría que empezar de nuevo. Tal vez me tendría que quedar así para toda la vida, buscando un lugar más remoto que el anterior.

Presioné el acelerador a fondo sin importarme que el pavimento mojado pudiera lograr que perdiera el control del auto, pues lo único que quería era buscar un lugar seguro, de inmediato pensé en Sango, sabía que era tonto y arriesgado para mí y la familia y de Sango ir allá, pero no tenia adonde mas ir y estaba desesperada. Una lágrima rodó por mi mejilla mientras conducía como una loca; un par de metros más allá la velocidad del auto comenzó a disminuir, mire a los controles del auto y eso era lo único que me faltaba.

- No ahora, por favor – lancé una plegaria al cielo, no era muy creyente pero el ser humano tenía la tendencia de ser el más devoto ante las situaciones desesperadas; pero rezar no sirvió de nada por qué un par de metros más allá mi auto se detuvo completamente - ¡Por favor muévete!... Estúpido auto.

Apoyé mi cabeza sobre el volante mientras el resto de las lágrimas atoradas en mis ojos resbalaron, sentí un suave peso sobre mi regazo y descubrí a Buyo haciendo una consoladora caricia en mi vientre, una pequeña sonrisa escapó de mis labios y le acaricié tras las orejas a mi adorado gato, mientras reposaba mi cabeza en la ventana.

- ¡Oiga!

Un grito brotó de mi garganta y estuve a punto de volar hacia el asiento trasero del auto, cuando vi a la persona parada frente a la mi ventana; y como dije antes si no fuera porque era una persona no tan creyente hubiera jurado que el diablo había aparecido ante mí. Porque la persona parada fuera del auto, mojándose bajó la lluvia tenía todo el aspecto para serlo, alto, vestido de negro, con los cabellos del mismo color y regularmente largos, y unos ojos dorados casi como brasas.

- ¡Tiene que mover su auto de ahí! – continuó el desconocido hablando como si no le hubiera importado que casi me hubiera matado de un susto, esa fue la gota que rebosó mi vaso.

Enfadada abrí la puerta, haciendo que el retrocediera varios pasos hacia atrás, cerré de un portazo y me enfrenté con el gigante de negro.

- ¡¿Puede pedir el favor verdad? – Rebatí a su petición a lo que él me miró estupefacto, de seguro no pensó que una chica de varios centímetros menos le estuviera gritando - ¡Ahh y una disculpa no caerá mal se lo aseguro!... Y una cosa más si quiere que mi auto salga de su camino, entonces le tocara empujar… ¡No tengo combustible! – pegué un grito que si no fuera por lo escandaloso de la lluvia, hubiera asegurado que se hubiera escuchado hasta el otro lado del pueblo; y sorprendentemente el hacerlo, el liberar la frustración y desesperación que sentía con el extraño, me ayudó.

- También se le pinchó una llanta… ¿Sabe? – me dijo con una sonrisa, como si quisiera ver hasta donde llegaba con mis gritos, pues bien no le di ese gusto, en lugar de eso me di cuenta que no podía estar en peor situación y me largué a llorar, el extraño debería de haberse sentido muy afortunado pues nunca permitía que me vieran hacerlo.

- Odio todo esto… - Mascullé mientras reposaba mi espalda en mi auto y me dejaba caer hasta el suelo, la luz del auto de atrás, uno mucho más moderno y bonito que el mío me iluminaba.

- Oiga lamento haberla asustado – me dijo el extraño con cierto esfuerzo, ahí noté que no era alguien que se excusara muy a menudo, le di reconocimiento por hacerlo conmigo - ¿A dónde va?... Si quiere puedo ayudarla con el auto… ¿Tiene llanta de repuesto?

Su pregunta me hizo soltar otro sollozo, no tenía la maldita llanta; ahora no solo no tenía un techo en que dormir, sino que tampoco tenía auto.

- No, no llore… Yo la llevaré hasta donde tenga que ir, levántese…deje que la ayude a levantarse… - lo que me di cuenta es que no le gustaba ver a las personas llorar, de seguro era uno de esos tipos que se creía muy hombre por no hacerlo; mas sin embargo le permití que me levantara y me llevara hasta su lujoso auto.

- Mi gato… - dije tratando de devolverme por Buyo, pero él no me lo permitió y fue por él en mi lugar.

- Bueno algo mas… ¿Un perro, un gorila? – trató de bromear cuando entró en el asiento del copiloto, como no lo logró continuó hablando – Aquí están las llaves del auto, lo dejé bien cerrado, aunque no creo que muchas personas pasen por aquí… - Puso el auto en marcha y rodeó mi auto tomando la vía contraria, en ese momento me pregunté si era la primera persona que pasaba o si por el contrario muchos otros había hecho la maniobra de rodearme - ¿Ahora dígame a donde la llevo?

- Eh… Yo – no lo sabía, no sabía hacia donde iba ni que iba a hacer y otra cosa que tampoco sabía era quien era él, podría estar en la boca del lobo y no saberlo.

- Ah… soy un tonto… Mi nombre es Inuyasha… sé que no me has visto por acá pero estoy de visita… ¿Cómo te llamas? – me preguntó sin despegar su mirada del frente.

- Kagome…

- Kagome… Y bien Kagome ¿A dónde te llevo? – aparentemente él notó mi indecisión pues sonrió y aceleró un poco mas – Entonces a un hotel será

Afortunadamente no me hizo más preguntas ni hizo nada que me preocupara, condujo con agilidad hasta llegar al pequeño hotel con que contaba el pueblo, él atravesó la entrada y se estacionó, el lugar tenía varios autos ya parqueados, yo supuse que pertenecían a los periodistas que cubrían la noticia del momento; él bajo del auto y yo caminé tras él, una vez dentro del hotel tocó la campanilla y un anciano apareció unos minutos después.

- Seria tan amable de entregarme mi llave, la número 13 – dijo el chico de nombre Inuyasha a lo que el anciano le entregó la llave con rapidez, al parecer yo no era la única que creía que el parecía el diablo - Y la señorita necesita un cuarto – el anciano me estudió con la mirada, logrando que me pusiera nerviosa, él extraño pareció notar eso pues se puso en medio de ambos.

- Eh… lo lamento pero no tenemos más cuartos – habló el anciano.

- Bien… - dijo él – Vamos…

Yo me quedé estática, no me moví de mi puesto esperando que a la persona a la que él se refería se moviera. El anciano me miró con asombro y yo me sonrojé.

- Kagome… ¿Vienes o no?

- Oye… No es necesario – caminé con rapidez detrás de él – Yo voy a la casa de una amiga y…

- ¿Y vas a ir caminando? – Se detuvo antes de comenzar a subir las escalas hacia la segunda planta y casi me choco con él – Ya deja el misterio, ambos somos adultos, no es como si te fuera a violar en mi habitación – me dijo antes de comenzar a subir las escaleras, yo por el contrario pensé en lo que él había dicho y me dije que si él quería podría hacerlo muy fácilmente.

A pesar de mi pensamiento subí tras él, luego de un minuto él se detuvo frente a una habitación y abrió, me cedió el paso para entrar en la estancia.

No era un hotel cinco estrellas por lo que con lo único que contaba era con una amplia cama, lo que parecía una pequeña sala de estar y una habitación que debía ser el cuarto de baño.

- Ponte cómoda – me dijo mientras rebuscaba algo dentro de una maleta para luego meterse en el baño.

Solté a Buyo y le permití que se recostara en uno de los sofás, al parecer a él le daba lo mismo donde estábamos, yo por el contrario no estaba para nada cómoda, me asomé por la ventana y la lluvia aún arreciaba y en ese momento note lo empapada que estaba y recordé que había dejado mi equipaje en mi tonto carro. Suspiré y fui a sentarme con Buyo, todo era un maldito desastre, tal vez hubiera hecho mejor si me hubiera quedado en la casa, todo hubiera acabado muy pronto.

- El baño esta a tu disposición – escuché la profunda voz de él, di un respingo y me puse de pie de inmediato – Te dejé toallas limpias, hay jabón y Shampoo, ¿Quieres algo de comer? – Me preguntó levantando la bocina del teléfono, yo simplemente negué con la cabeza – Por lo que veo se te quitaron las ganas de hablar… ¿Te comió la lengua el gato? – nuevamente me lanzó una broma, pero al parecer era yo quien no tenía ganas de sonreír, pero cualquiera en mi lugar tampoco tendría ganas.

- Voy a usar el baño – me levanté y me encerré en el baño - ¿En qué demonios me metí?

Demasiado tarde para hacerme esa pregunta, me había metido en la habitación de un extraño, cuando no podía darme el lujo de siquiera dirigirle la palabra a nadie. Pero ahora lo único que podía hacer era esperar que amaneciera y salir corriendo una vez más con mi gato. Correr… al parecer eso era lo único que sabía hacer, otra vez me tocaba escapar.

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¿Y qué les pareció?, como ven es una historia narrada en primera persona, es la primera vez que intento algo como esto, así que espero que les guste y me apoyen a lo largo de esta. Este tan solo fue el primer capítulo pero de ahora en adelante verán que hay un gran enredo en esto. Espero les haya gustado, déjenme sus mensajes, les mando un abrazo a todas… Y por supuesto les deseo que este año sea el mejor para ustedes. Nos vemos pronto!