Empecé está historia hace más de un año (creo que hasta más). A penas eran tres capítulos (cortos, a decir verdad) y mirad todo lo que me he tardado, pero dicen: "Más vale tarde que nunca". Así que sin más que agregar, les dejo con este ultimo capitulo, el cual espero les agrade.

Un beso a todos los lectores (pocos, pero fieles), se les aprecia.


Absolución


"Quisiera ser para ti un vicio inconfesable

Yo quisiera llegar hasta marte, desnudo sobre tu cama"

Te quiero como el mar – Melendi


Parte III

(Epilogo: Marte)


Jadaite, o ese nuevo hombre que ha renacido de entre las cenizas, se acerca lentamente hacia ella, con una sonrisa adornándole el rostro. Rei lo observa atentamente, esperándolo, sentada entre un mar de lirios Casa Blanca.

Han pasado los días, los años, y ha perdido la cuenta de las veces en que él – hace mucho tiempo Jadaite- ha llegado hasta ella, acariciado la mejilla y robado un beso que le recuerda el sabor de la miel. Ella, cuyo fuego sigue ardiendo pero ahora al son de la pasión y no de la batalla, siempre le sonríe y le invita a sentarse junto a ella.

Hablan de cualquier cosa y a la vez de nada. A veces, recuerdan esos tiempos oscuros, de guerras y traiciones, cuando el fuego de Marte ardía con una fuerza abrasadora y él, un simple guardián, le observaba en secreto permitiendo que el poder de la oscuridad le corrompiera. Otras, simplemente hablan de ese futuro esperanzador que les ofrece la utopía en la que se ha convertido Tokio de Cristal. En ocasiones, tan solo permanecen en silencio, observando el un punto rojizo en el cielo estrellado, un planeta que yace enterrado en las arenas rojizas del tiempo, desolado.

- Quisiera devolverle su luz.- Dice la princesa un día.

Y es ella, la Princesa, no la guardiana, ni la sacerdotisa ni mucho menos la humana Rei. Quién le habla, y él, es capaz de verlo en sus ojos, es la heredera del reino de fuego.

- ¿Y por qué no lo intentas? – Le pregunta.

Rei le dirige una mirada, una ceja alzada y los labios curvados levemente, cree que está bromeando. Pero entonces, él le devuelve la mirada y en ella observa convicción, fortaleza y fuego, como el que arde en su pecho.

- Podemos restaurar su fuego, tú y yo, podemos regresarle toda su luz.- Susurra, entrelazando sus manos y agitando su corazón.

- No lo sé…- Susurra, no puede evitar que la semilla de la esperanza comience a florecer nuevamente en su pecho.- La Reina…-

- Los reyes estarán bien, la reina te apoyara.- Afirma, apretándole levemente la mano.- Sí tú quieres, podemos regresarle la luz que en su día colaboré en apagar. Te lo debo, princesa.-

Rei lo besa, como se ha acostumbrado a hacerlo cada vez que el trata de disculparse por aquellos delitos que sus vidas pasadas cometieron. Con sus besos trata de borrar la culpa, opacar esa tristeza que pareciera esconderse en sus ojos, y a su vez le indica con sus caricias que eso ya no importa, que el pasado ha quedado sepultado por el tiempo mientras que el futuro brilla ante ellos, esperanzador.

- No me debes nada. – Le susurra, apenas separándose unos pocos centímetros de él.

- Lo sé, pero igual quiero hacerlo.- Le responde, atrayéndola de nuevo hacia él.- Te amo, princesa de fuego.-

Los besos vienen y van, mientras que la suave brisa acaricia su rostros y mece los lirios a su alrededor.

- Nuestro amor hará que Marte renazca.- Vuelve afirmarle, ella le sonríe.

- Lo hará.- Promete ella, dirigiéndole una mirada a su antiguo hogar.- Marte, mi hermoso Marte, vas a volver a brillas.-

Y esa es una promesa que ambos están dispuestos a cumplir.


Erase una vez, una princesa y un caballero que habitaban un planeta rojizo…


Fin

(Por el momento)


Gracias nuevamente, al tiempo, a los lectores y a Rei y Jadaite, quién me han encantado con su historia.

:*