Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! no me pertenecen, pertenecen a su respectiva autora Akira Amano.

Summary: La primera vez que supo de qué trataba el amor no fue precisamente con la tierna Kyoko. La primera vez que lo probo con Hibari tuvo miedo, pero pronto se volvió una obsesión. Lo aceptaba, era inmoral pensar en ese amor.


ONLY YOU

By: Yunmoon

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Capítulo 24 - Final

Sólo tú

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Tsuna sabía que la investigación, sobre los que habían atacado a Hibari, no iba a tardar mucho si le pedía ayuda a Byakuran, pero el albino estaba demasiado ocupado con Irie como para atender sus llamados.

Bendito el día en el que Irie le dijo que sí a Byakuran… en fin.

En los últimos días ni siquiera había visto a Reborn, al parecer el sicario también estaba investigando, pero al parecer no sólo era eso. Tsuna creía que el sicario estaba buscando una mujer para poder darle hijos. Por un momento no creyó que Reborn se lo tomara enserio, pero lo estaba haciendo.

Lo presentía.

Tsuna soltó un suspiro y miró por la ventana, Gokudera y Yamamoto le habían llamado hace poco, estarían de vuelta para hoy a las cuatro de la tarde, al parecer habían tenido que arreglar problemas en Italia, pero cuando se enteraron sobre lo de Hibari decidieron volver tan rápido como fuera posible. Sería una noticia para ellos saber que él y Hibari habían regresado. Se imaginaba sus rostros y realmente le daba un poco de gracia.

Había regresado con Hibari… casi se sentía volar. Negó con lentitud, no podía ni debía distraerse, y se estiro en la silla, el diseño que Spanner, Irie y Gianini le habían mostrado sobre la base Vongola en Namimori le había gustado, pero con toda la batalla del futuro Tsuna estaba esperando a que Gokudera volviera y le diera su propia opinión, si bien, Gokudera no era tan bueno como los tres mecánicos, era realmente bueno a la hora de planear estrategias, construcciones y todo eso, confiaba en él.

Se levantó de la silla y miró hacía la ventana, el Noveno le había dicho que él podría vivir en Namimori todo el tiempo que quisiera, de hecho le dijo que podría convertirlo en su base principal, pero que no podía abandonar a Italia, Tsuna sabía que tendría que ir muy seguido, aunque estaba seguro que ahí tendrías muchas personas que podrían ayudarlo a supervisar la base Vongola en Italia.

Pero él era el Decimo Vongola.

Sonrió con nostalgia y miró su cama. Ellos habían dejado de ser niños, ya no jugaban a la mafia, ni se hacían reventar con granadas, bueno en ciertas ocasiones eso pasaba, el punto era que ya no podía jugar con ser o no ser líder, con ser fuerte o no. Habían prioridades ahora, entre esas prioridades se encontraba el hecho de mantener una buena relación con la mafia, con su familia, con sus amigos y con su Hibari… bueno, no era suyo, pero lo amaba.

Sonrió y finalmente se dejó caer en la cama, si bien, ahora estaba con Hibari de nuevo tenía que concentrarse, no podía vivir idiotizado por el amor, aunque realmente lo deseaba de esa forma. Además, realmente deseaba tener una cita con Hibari, nunca, nunca, había tenido una cita real con él, siempre estaban juntos, charlaban, se besaban, incluso tenían sexo, pero nunca tuvieron una cita.

¿Eso no era algo lamentable?

Claro que lo era.

Tsuna se quedó dormido con esos pensamientos, muy en el fondo sabía lo feliz que estaba, lo maravillosamente feliz que le hacía estar en una relación con Hibari, de nuevo.

Lo amaba.

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-Bien, entonces me marcho-.

Reborn asintió y dio la vuelta.

-Reborn-.

El sicario volteo un poco y miró los ojos del chino, realmente no deseaba hablar más del asunto, pero era Fong, un amigo que no podía ignorar.

-¿Qué?-.

-Tsunayoshi… Ha aprendido de ti como nunca aprenderá de nadie, fuiste más que un tutor, así que, todo estará bien-.

Reborn sonrió bajo la sombra de su sombrero fedora, pero no agregó nada a lo dicho, simplemente realizó una leve inclinación de cabeza y se fue. Fong sonrió y comenzó a caminar hacia la residencia que estaba rentando mientras permanecía en Japón.

Él no había planeado viajar a Japón, estaba contento viviendo una vida tranquila en Francia, junto con algunos amigos, Verde y Viper. De repente Reborn se había comunicado con él y le había pedido de favor que volara tan rápido como le fuera posible a Japón, la sorpresa no fue lo que le pidió, si no que se lo pidió por favor, Reborn era el tipo de hombre que exigía, no que pedía. Así que Fong había acomodado un vuelo tan rápido como le fue posible.

Una vez llegó a Japón se comunico con Reborn, primero el sicario le dijo que no podía verlo, al parecer algo le había sucedido a Tsunayoshi y a su guardián de la Nube, Fong recordó que era Hibari, un chico demasiado… peculiar, que según tenía entendido era algo así como un amante de Tsunayoshi.

Una vez el disturbio termino Reborn había recurrido a él y su pedido había llegado: Reborn quería irse a vivir con él y los otros dos problemáticos ex arcobalenos. Fong no había entendido a que venía eso y Reborn, con una sonrisa, sincera que deslumbro un poco al chino, dijo: Yo trabajo para el Noveno, mi misión fue enseñarle, y él ya no me necesita más.

La decisión de Reborn era buena, el Decimo Vongola necesitaba crecer solo, no porque quisiera hacerle la vida difícil, todo lo contrarió, esto se debía a que el Decimo necesitaba aprender de la vida.

La vida, no siempre era amable, no siempre era grata, y eso había que aprenderlo solo y acompañado. Por cinco largos años Reborn estuvo al lado del chico, ya era tiempo de que el Decimo comenzara solo. Fong confiaba en ese chico y a la vez sabía que una vez pasara un tiempo Reborn volvería al chico, el lazo que los unía era tan estrecho que un día el sicario desearía volver con el chico.

Las cosas sucedían por algo y era mejor dejar que las cosas tomarán su curso.

Sólo esperaba que el Decimo Vongola no se derrumbara por la separación.

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Si había algo que odiaba Hibari, era ver al imbécil de Mukuro Rokudo. Pero el muy… se había aparecido frente a su puerta, con una sonrisa asquerosa y una ramo de rosas blancas. Hibari sintió unas ansias asesinas en su interior, pero las ganas de cerrarle la puerta en la cara eran más grandes.

-¡Ave-kun!-.

Eso. Era. El. Colmo.

Hibari casi escucho a su autocontrol romperse en ese momento, saco una tonfa, de sabe quien donde, y se dirigió a Mukuro con las intenciones de matarlo, la aparición repentina de la versión femenina del ilusionista le hizo parar, Nagi o Chrome, si no mal recordaba.

-Hibari-san-.

Dijo ella en modo de saludo, Hibari frunció el ceño, si odiaba a Mukuro… ¿Por qué carajo pensar le gustaría verlos a los dos?

-Lo siento, pero Mukuro-sama dijo que quería traerle eso, yo no pude detenerlo-.

Agregó, nerviosa, Hibari frunció un poco más el ceño, autocontrol, era algo que necesitaba para poder vivir en paz.

Pero le faltaba demasiado para lograrlo frente a Mukuro Rokudo. Aunque casi estaba feliz de no haber reventado aún, del todo claro.

-¿Qué quieren?-.

-Esto es para ti-.

Mukuro le entregó el ramo de rosas y Hibari entrecerró los ojos, no estaba dispuesto a aguantar una sola broma más del ilusionista, Mukuro saco una tarjeta de entre las rosas y sonrió.

-Y esta tarjeta tiene el nombre de las personas que querían asesinarte-.

Hibari soltó las rosas y tomó la tarjeta, yukazas… yukazas que él mismo había eliminado de Tokio. Miró a ambos chicos y asintió.

-Bien-.

-El arcobaleno nos dijo que esta sería una misión entre nosotros, tal y como lo hicimos años atrás, ¿lo recuerdas?-.

-No recuerdo cosas que no valen la pena. Y si vas a hacer algo, entonces no estorbes-.

Mukuro soltó una risita y pasó un brazo alrededor de los hombros de Nagi.

-Claro, yo con mucho gusto no te ayudaría. Pero ellos te dañaron y fue culpa tuya que en primer lugar fueras su objetivo, ¿no crees que tengo suficientes razones como para intervenir?-.

Hibari no dijo nada ante eso, simplemente salió de su apartamento y camino hacía el elevador.

-Eso es, Ave-kun es me-…-.

Una tonfa muy cerca de su rostro le provoco parar su comentario y sudar frió, ni siquiera lo había visto venir.

-No vuelvas a llamarme así, Rokudo Mukuro-.

Nagi bajó la tonfa con lentitud y miró directamente a Hibari.

-Por favor, perdónalo, Mukuro-sama sólo estaba jugando-.

Mukuro sonrió ante lo dicho por la chica y Hibari frunció el ceño, giro y volvió a caminar hacia el elevador.

-No seas malo, Kyouya-kun. Después de todo, ¿no deberías estar feliz porque has regresado con Tsunayoshi-kun?-.

Mukuro sonrió de nuevo y Hibari frunció el ceño, de nuevo.

Ese tipo nunca le caería bien, de eso estaba seguro.

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Tsuna sintió que algo vibraba, así que lentamente comenzó a abrir los ojos y metió una mano dentro de uno de los bolsillos de su pantalón, sin mirar la pantalla se dispuso a contestar el llamado, después de todo, pocas personas tenían su número de celular, así que realmente no estaba preocupado por contestar sin saber quien le llamaba.

-Dame-Tsuna, Mukuro, Chrome y Hibari ahora están yendo tras las personas que atacaron a Hibari-.

Tsuna se despertó más de lo que hubiera esperado, se sentó en la cama y frunció el ceño.

-¿Por qué no me llamaste a mi? ¡Yo quería ir también!-.

-Ese asunto no es de tu incumbencia-.

-¡Claro que lo es!-.

-Eres el líder, aprende a controlarte-.

Tsuna apretó los dientes, lo sabía, sabía que debía de controlarse, pero esos tipos lastimaron a Hibari, ¡pudieron matarlo! El castaño suspiró un par de veces, tratando de tranquilizarse, era joven, aún tenía un largo recorrido antes de volverse ese jefe que tanto deseaban todos.

-Está bien… lo entiendo. Si van ellos estoy seguro que todo irá bien-.

-Es bueno que lo entiendas. Hoy tienes una reunión antes de las tres, te esperó donde siempre-.

Tsuna frunció el ceño, no entendía porque tenía que reunirse con todos ellos tan tarde siempre, soltó un suspiro y asintió, aunque Reborn no podía verlo.

-Y tienes el día de mañana libre-.

-¿Eh?-.

Eso lo sorprendió, no recordaba que Reborn le hubiera dejado el día libre, realmente nunca lo había hecho.

-¿Por qué?-.

-Porque te estoy dando permiso para tener una cita mañana con Hibari, claro, si no lo quieres entonces podemos ir a u-…-.

-¡Claro que quiero ir! Además, le prometí a Tsubaki-san que iríamos a verla-.

Se sonrojo un poco, aún recordando la mirada de la mujer y el hecho de que hubiera sido tan fácil el hecho de que ella lo aceptara. Aunque al parecer Hibari no estaba muy contento, pero ella era su mamá, no podía no verla, Tsubaki parecía ser una madre algo dura, pero sin duda amaba a su hijo.

-Tsubaki es una mujer bastante fuerte. La razón por la que ella y Hibari no se llevan bien es sencilla, sus personalidades tan similares chocan continuamente-.

Era cierto, ellos dos se parecían mucho. Una duda de repente le llegó.

-Reborn, ¿Dónde has estado? No te he visto mucho en casa, mamá se pregunta donde estas, ya sabes, estamos preocupados-.

-He encontrado a alguien que esta dispuesta a tener un hijo contigo, es de buena familia y tiene un poder adecuado para darte un heredero-.

Tsuna miró a la nada, como lo pensaba, Reborn había estado haciendo eso. Se levantó de la cama y miró por la ventana.

-¿Quién es ella? ¿La conozco?-.

-No, no la conoces. Es una buena chica y no esta interesada en Vongola, pero si pertenece a la mafia-.

Tsuna comenzó a quitarse la ropa, tenía que tomar un baño antes de irse a la reunión que Reborn le había dicho.

-Ella sólo puede verte hoy, por eso no quiero que llegues tarde-.

Se detuvo inmediatamente y entrecerró los ojos, así que la reunión se debía a eso. Se recargó en el escritorio y coloco una mano en el borde.

-Bien… Entonces gracias-.

-Aún puedes arrepentirte, lo sabes-.

Tsuna soltó una risita, es que lo entendía muy bien, la historia de Vongola decía que Giotto había tenido dos hijos, el segundo Vongola y luego de desaparecer y cambiar su nombre había tenido otro hijo, a una edad temprana y luego había vuelto a desaparecer. El temor de que la familia se viera afectado si él desaparecía. Tsuna también tenía ese miedo, Vongola era demasiado dependiente de él, ¿qué podía hacer para eso? Nada, realmente no había nada en su cabeza, él podía cuidarse, él podía defenderse, podía aceptar la protección de otras personas y sin duda podía pensar que todo estaría bien. Pero las cosas inesperadas sucedían.

-Nah, haré lo posible porque todo funcione. Por cierto, espero que no digas nada a Hibari, estoy esperando el momento para decírselo-.

-Hibari lo entenderá, no es tonto, mucho menos irracional-.

Tsuna lo sabía, sabía que Hibari lo entendería, pero eso no quitaba que una herida se abriera, una grieta lo suficientemente grande como para distanciarlos, una herida que Tsuna no podría cuidar ni curar, porque la decisión era algo que no podía ignorar.

Un hijo no era un juego y eso él lo sabía.

-Lo sé, pero quiero ser un poco cuidadoso a la hora de decírselo-.

Tsuna se quitó la camisa y luego tomó una toalla dentro de su closet y salió hacia el baño, lo bueno de su madre era que tenía el sueño pesado. Entró con el celular a la ducha y comenzó a preparar el agua.

-¿Vas a tomar un baño?-.

-Sí. Hace poco me desperté-.

-Entonces prepárate… no llegues tarde-.

Tsuna terminó la llamada y se quitó la ropa que le hacía falta. Se metió al agua y cerró los ojos, disfrutando del calor. Era la una de la mañana y tenía escuela a la primera hora, iba a ser difícil, Reborn le había dicho que podía dejar la universidad y estudiar con profesores de Vongola, pero Tsuna no quería eso, si eso sucedía dejaría totalmente su vida, no tendría nada que le atara a una vida medianamente normal, ni nada de eso.

Además, la universidad no era nada mala, todo lo contrarió, te enseñaba un mundo nuevo, te enseñaba a madurar de una forma intelectual y psicológica, algo que a Tsuna le estaba sirviendo para sobrellevar bien las cosas.

Abrió los ojos y miró hacia la pared, bueno, realmente no estaba mirando nada, esta hundido en sus pensamientos.

-Un hijo…-.

Sonrió, realmente le parecía una idea… linda.

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Hibari entrecerró los ojos y continuo caminando, Mukuro a su espalda miraba como el guardián de la nube atacaba sin piedad a los hombres que se aparecían frente a él, sin duda podía hacerlo solo, a Mukuro sólo le gustaba estar ahí y mirar como Hibari fruncía el ceño y entrecerraba los ojos. De cierta forma entendía porque a Tsunayoshi le gustaba, aunque su linda Nagi era mucho más linda.

-Mukuro-sama… ¿Siente eso?-.

Mukuro asintió, una ilusión quería entrar, miro a su alrededor buscando el lugar de donde provenía, frunció el ceño, esas ilusiones… eran fuertes, pero no tanto como para que él o Nagi cayeran en ellas, se preguntaba si Hibari sería capaz de aguantarla, pero cuando lo vio fruncir el ceño y caminar hacia cierta dirección se dio cuenta que si que lo había notado y estaba tratando de evitar caer en la ilusión. Era extraño, ¿Quién podría tener un ilusionista tan fuerte? Amenos que…

-Oh… esto ya no es divertido-.

Mukuro sonrió.

-Viper… ¿Un ex arcobaleno ayudando a los yukuza?-.

Viper soltó un suspiro.

-Si me pagan, entonces no me importa-.

Hibari frunció el ceño.

-¿Qué haces aquí?-.

-Fong salió de viaje, Verde quería saber a donde iba, me pagó para venir, y ellos me pagaron para matarte y luego protegerlos-.

Mukuro sonrió.

-Y no has hecho nada bien-.

-No me pagaron bien-.

Soltó con simpleza, como si eso fuera demasiado obvio, Mukuro sonrió, aunque por dentro sentía que su razonamiento, de ese ilusionista ex miembro de Varia, era estúpido, Viper miró a Hibari y soltó un suspiro.

-No te mate porque le debo un favor a Tsunayoshi por haberme liberado del Trinisette, la maldición de los arcobaleno, y no los protejo porque no valen la pena, ellos son débiles y estúpidos, no es agradable trabajar para una organización así. Si quieren matarlos háganlo, me tiene sin cuidado-.

Sin más Viper comenzó a caminar a la salida, una tonfa incrustándose en la pared, junto a la que pasaba, le provoco parar, volteo lentamente y miró a Hibari.

-He dicho que no me interesa-.

-¿Por qué vino ese hombre a Japón?-.

-Si me pagas te lo diré-.

Mukuro alzó una ceja, ese ilusionista debería de saber que Hibari Kyouya era realmente fuerte, mucho más fuerte que él. Pero fuera de todo lo pensado Hibari sacó su cartera, y saco bastantes billetes grandes, ¿Hibari acababa de pagar por información? Mukuro no podía creerlo. Viper miró el dinero, lo contó con lentitud y una vez satisfecha con la cantidad miró a ambos hombres.

-Fong vino hasta aquí porque Reborn lo llamó, al parecer va a irse a vivir con nosotros. Ese asesino va a abandonar a Tsunayoshi-.

Mukuro agrando los ojos mientras que Hibari los entrecerró.

De alguna forma… lo dicho era una sorpresa que jamás se hubieran esperado.

¿Reborn iba a dejar a Tsuna?

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Byakuran había sido llamado por ese sicario que realmente no le importaba mucho. Algo le había dicho acerca de una reunión con Tsuna y una chica que al parecer iba a darle hijos. En un principió el albino no había estado interesado, pero después de eso se dio cuenta que realmente le interesaba, ¿qué clase de mujer habría escogido Reborn para darle hijos a Tsunayoshi? Le daba tanta curiosidad conocerlo que había ido al lugar de encuentro antes de la hora acordada, se recargó sobe una pared pintada de azul y espero pacientemente, Reborn llegó poco después, lo miró y le sonrió de lado.

-Sabía que tu curiosidad te traería aquí antes de lo esperado-.

-¡Claro~! ¿Dónde esta? ¿Va a tardar mucho?-.

-No, la cite antes que Tsuna, así que no debe tardar mucho-.

Byakuran sonrió satisfecho.

-¿Quién es?-.

-Una chica al servició de Varia-.

-¿Varia? ¿La rama de asesinato a las ordenes del Noveno Vongola?-.

-Sí-.

-Pensé que Varia no se llevaba bien con la Decima generación-.

-Lo sé, pero ella esta dispuesta a prestar un ovulo y su vientre para portar por nueve meses un niño de Tsuna, luego lo entregara y será como si nunca hubiera existido-.

-¿Estas seguro que ella no traicionara?-.

-No, porque de una forma u otra…-.

-Varia sigue siendo parte de Vongola, Byakuran de la familia Gesso-.

Byakuran miró a la chica, vaya, si que había sabido como elegirla. La chica era menuda, de cara aniñada y grandes ojos color caramelo, su cabello castaño era largo, demasiado largo, pasaba de sus rodillas, era una chica muy parecida a Tsunayoshi, si le preguntaban. La chica hizo una ligera reverencia y luego miró a Reborn.

-Gracias por escogerme para ser la madre biológica del hijo del Decimo Vongola, Reborn-san-.

Vaya, tenía una forma muy propia de hablar, seguro que Tsunayoshi tartamudearía, pero ella estaba siendo fresca y segura, sin duda parecía tener experiencia hablando con gente poderosa y temible. Byakuran se sintió interesado por ella, se acercó un poco hasta llamar su atención y le sonrió.

-¿Cuál es tu nombre?-.

-Serena. Es el nombre que Varia me ha dado-.

-¿Y tú nombre real?-.

-Ese es mi nombre real-.

Reborn negó con lentitud, ella no se sabía explicar, sin duda alguna. Byakuran le miró interrogante y el sicario soltó un suspiro mientras comenzaba a explicar.

-Ella fue acogida por Varia desde que era una niña, así que nunca tuvo un nombre, como no podían llamarla siempre niña, Squallo le puso Serena-.

-Oh, ya veo. Un nombre muy bonito, ciertamente, ¿tu jefe sabe lo que estas haciendo?-.

-Xanxus-sama dijo que podía hacer lo que quisiera-.

Byakuran alzó ambas cejas, mostrando una mueca de sorpresa fingida, pasos ligeros fueron escuchados y los tres voltearon hacia esa dirección. Tsuna caminaba de forma normal y se detuvo una vez llegó al lugar indicado, miro a los tres y les sonrió.

-Lo siento, creo que llegó tarde-.

Serena admiro al que era el líder de todo Vongola, y le pareció infantil y un poco despreocupado, pero sin duda le parecía fuerte, había algo a su alrededor que no te permitía dudar de su poder, era algo similar a lo que poseía Xanxus, su jefe. El castaño la miró de forma analítica y luego le sonrió.

-Supongo que tú debes ser la que me ayudara, ¿Cuál es tu nombre?-.

-Serena, Decimo Vongola-.

-Me puedes llamar Tsuna-.

Serena pareció dudarlo un poco, pero finalmente asintió, Byakuran sonrió de lado, eran realmente parecidos, miró a Reborn y, de cierta forma, entendió porque ese hombre había escogido a Serena, si él niño que tuviera se parecía a ella entonces no sería ningún incordio, ya que ella se parecía a Tsuna. El niño, de alguna manera, se parecería a Tsuna, ya sacara algún parecido con la madre o algún parecido con el castaño.

Eso era realmente… astuto.

Tsuna le sonrió y le acarició la cabeza.

-Gracias por la ayuda, Serena. Nos comunicaremos contigo para comenzar el proceso y… ¿Quieres que vayamos a desayunar en un rato?-.

Ella lo miró y asintió, Reborn negó con la cabeza y Byakuran sonrió. Tsuna siempre sería ese chico despreocupado, pensando que todo el mundo era agradable.

Vaya tonto.

-¿También vendrás, Byakuran?-.

-¿Me estas invitando? ¡Entonces claro que iré!-.

Reborn lo miró como si fuera idiota, pero Tsuna le tomó el brazo y lo miró.

-Sin duda también tú tienes que venir Reborn, nosotros tenemos que conocer a Serena-chan-.

Ella lo miró y sonrió, no era tan tonto como parecía, eso era algo bueno, realmente.

-Tsuna, recuerda que te he dejado el día libre hoy, lo que hagas no será mi problema-.

Tsuna miró a los tres frente a él y luego desvió la mirada, tratado de ocultar el sonrojo que se asomaba, claro que Byakuran y Reborn lo notaron, Serena pensó que ese tinte rojo se debía a la oscuridad y su mala visión

-Vale… sólo estaré un poco con ustedes… luego pueden hacer lo que quieran-.

Va ha estar con Hibari. Fue lo único que pasó por la mente de Reborn y Byakuran.

Que cosa más obvia.

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Hibari no tuvo que esperar mucho tiempo, Tsuna corrió a su lado y se detuvo a una corta distancia, le sonrió, las ganas de abrazarlo o sostenerlo de la mano fue latente, pero estaba en público y no sería agradable recibir miradas acusadoras. Hibari comenzó a caminar a la vez que el castaño lo seguían, hoy era el día de ir a visitar a la familia del pelinegro.

-No estés tan emocionado-.

El castaño miró a Hibari y sonrió.

-Pero… yo quiero saber donde vivía Hibari cuando era niño-.

Hibari entrecerró los ojos y se detuvo, Tsuna imitó su acción y se detuvo, se miraron, el pelinegro frunció el ceño.

-Ni se te ocurra pedir fotografías, Tsunayoshi-.

Tsuna tragó saliva, ¿acaso era tan obvio? Volvió a caminar y soltó una risa nerviosa y bastante falsa.

-Jamás le haría eso a Hibari…-.

-Claro-.

El pelinegro obviamente no le creyó, Tsuna le sonrió de verdad.

-¿Una foto?-.

-Cállate-.

Tsuna soltó una risita, Hibari le había dicho que su casa quedaba en las orillas de Kanagawa, Tsuna estaba ansioso, ¿cómo sería la casa de Hibari? Sin duda sería hermosa y grande, Tsubaki tenía el rostro de ser algo de la nobleza, tenía un rostro fino y hermoso, igual que…

-Deja de pensar cosas innecesarias, Tsunayoshi-.

El castaño se sonrojó, Hibari parecía leer sus pensamientos. El camino progresó, con Hibari a su lado el tiempo se le hizo demasiado corto. Cuando llegaron a Kanagawa Hibari tomó un camino bastante peculiar, luego tomaron un taxi y finalmente se adentraron a una zona bastante cultural, hasta que finalmente cruzaron un camino rodeado de vegetación, el taxi paro en lo que parecía ser una reja negra y ambos bajaron. Tsuna no podía ver muy bien, pero cuando se acercó abrió los ojos con sorpresa.

Hibari era realmente un joven amo.

-No soy un joven amo-.

Mierda, Tsuna miró hacia otro lado y mostró una cara aterrada, realmente Hibari sabía leer sus pensamientos. El pelinegro nunca diría que la realidad era que el castaño mostraba todo muy abiertamente, algo tendrían que hacer con eso, después de todo él era el Decimo Vongola y no podía mostrarse tan expresivo.

Sería malo tanto como una persona normal o como un líder mafioso.

-Vamos entonces-.

Las puertas se abrieron cuando Hibari se acercó a la reja y las cámaras de seguridad captaron su rostro. Con un poco de nerviosismo, Tsuna sostuvo su mano, ¿no tenía nada de malo en ese momento, cierto? Hibari no dijo nada ante el tacto, de hecho permitió que Tsuna le tomara la mano y le jaló para que no se atrasara. La casa de Hibari de lejos era grande, de cerca… era enorme. Los ojos caramelo de Tsuna se abrieron, la mansión en Italia al estilo Europeo era enorme, pero esta, por alguna razón, le pareció más sorprendente que la mansión Vongola. Esta mansión estaba construida al estilo oriental, con decoraciones culturales y estatuas de dragones y dioses. Era hermoso.

Dentro de su mente Tsuna se imagino a un niño pelinegro caminando por ese lugar, recordó entonces que en el futuro Hibari solía utilizar yukata, y se veía muy bien. El pelinegro lo jaló al ver que se había quedado parado y Tsuna le sonrió con algo similar al nerviosismo. La puerta se abrió antes de que llegaran a ella y la figura alta y delicada de Tsubaki se mostró.

Hibari frunció el ceño, nunca se había llevado muy bien con su madre, pero le tenía respeto, era una mujer honorable, después de todo. La pelinegra miró a su hijo y al pequeño castaño y luego la unión de sus manos, esto debería ser un poco ofensivo, que se mostraran tan acaramelados frente a la puerta de su casa, pero era su hijo y bien sabía ella que él no tenía vergüenza ni recato.

Era algo así como un impulsivo sin vergüenza.

-Tsubaki-.

Soltó Hibari y Tsuna le miró con pánico.

-Kyouya… y Tsuna-san-.

-Tsubaki-san, me d-…-.

-Sólo hemos venido a ver el altar de mi padre-.

Tsuna frunció el ceño, pero no intervino, la relación que Hibari tuviera con su madre no debería ser de su incumbencia.

-Me tomare el tiempo que quiera, Kyouya-.

Tsuna lloró internamente, esos dos eran tal para cual.

-Ahm… Kyouya-nii-sama-.

De repente Hibari sonrió de lado y Tsuna miró a la chica de adentro, era la pequeña hermana de Hibari, ella salió y se acercó a Kyouya e hizo una leve reverencia.

-Ha pasado tiempo, nii-sama-.

-Te ves bien, Tsuki-.

Ella sonrió y asintió, era linda cuando sonreía, fue lo que paso por la mente de Tsuna, pero no se comparaba con la sonrisa que tenía Hibari en el rostro. Esa familia tenía un encanto que hechizaba a Tsuna, desde la apariencia fría de Tsubaki, la sonrisa tímida de Tsuki y la mirada elegante y despreocupada de Kyouya.

Hibari lo miró y frunció el ceño.

-Te dije que dejaras de pensar en cosas innecesarias-.

Tsuna se sonrojó y desvió la mirada, Hibari era tan malo.

Hibari le había dicho que ese sería el único día que lo acompañaría a su casa, si él quería seguir yendo no significaba que Hibari lo fuera a acompañar, era una pena, pensó Tsuna. La tarde pasó más rápida de lo que creyó, Tsubaki les invitó a tomar el té, luego la comida y finalmente fueron a ver el altar del padre de Hibari, con sorpresa Tsuna se dio cuenta que a diferencia de los tres pelinegros, el padre de Hibari tenía el cabello rubio dorado y unos ojos azules como los de Tsuki, probablemente era extranjero, pero Tsuna no quiso preguntar mucho sobre el tema. Tsuki le regaló una fotografía de Hibari cuando era niño y el castaño se encargó de esconderla adecuadamente, era una fotografía de un hermoso y pequeño Kyouya que no pensaba perder y obviamente no la iba a mostrar al pelinegro, no quería morir, gracias.

Sin perder más tiempo, según Hibari, se encaminaron a la salida y se fueron, volverían a Namimori antes de que dieran las seis.

Tsuna sabía que era probable que pasara un largo tiempo antes de poder ver de nuevo a Tsubaki y a Tsuki.

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Byakuran jugueteo con el cabello largo de Serena, estaba un poco aburrido y el ex arcobaleno se estaba tardando en su llamada telefónica, la castaño lo miró a los ojos.

-¿Sucede algo, Serena-chan?-.

El albino le miró con una sonrisa y ella negó con lentitud.

-Nada que me concierna-.

-Se trata de Reborn, ¿cierto?-.

Ella le miró de nuevo.

-Él se irá… fue lo que Xanxus-sama me dijo. Pero pensé que él era al asesor del Decimo Vongola-.

Byakuran soltó una risita ante lo dicho.

-Que va, no es nada de eso. Reborn era su tutor, Tsuna alcanzó por fin la graduación de esa sádica escuela, aunque es una lastima, ellos parecían hacer buen equipo-.

-Yo sé que la razón por la cual fui escogida por él fue para que el hijo de Tsunayoshi-san no fuera un incordio… para la pareja de él-.

Byakuran se sintió interesado, ella sabía demasiado.

-¿Todo eso te lo ha dicho Reborn?-.

-Xanxus-sama y el líder Squallo, ellos dijeron todo eso-.

Reborn apareció de repente y se colocó frente ambos chicos.

-Esto debería ser todo, Tsuna se comunicara contigo. Byakuran, estas al mando de esto-.

Sin decir nada más el sicario camino a la salida del café, Byakuran no lo detuvo, Serena ni lo intento. Ambos se miraron y luego Byakuran soltó un suspiro.

-Entonces… debo suponer que él esta preparando todo para cuando se marche-.

Dijo serena, Byakuran asintió.

Debía de ser eso.

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¿Por qué, en lugar de estar abrazados en la comodidad de una cama, estaban los dos en su cuarto… trabajando? Tsuna frunció el ceño, esto si que era…

Bueno, ya había dicho que no se iba a distraer, pero este era su día libre, ¿de verdad Hibari quería pasarlo trabajando? Reborn rara vez le daba días libres, esta era una rara oportunidad y que se estaba desaprovechando, ya eran las ocho y media, ya habían cenado y Hibari había dicho: Vamos a la habitación. Tsuna pensó que pasaría algo, pero en vez de ello el pelinegro comenzó a preguntarle sobre la mafia y ese tipo de cosas, desde negocios hasta reuniones.

Tsuna miró su celular y notó que tenía un mensaje, tomó el aparato y lo abrió, con sorpresa notó que era un mensaje de Yamamoto diciéndole que ya estaban en Namimori y que pronto irían a su casa. Dicho y hecho, Nana gritó por las escaleras que Gokudera y Yamamoto estaban en casa, Tsuna se quitó las gafas de descanso que utilizaba para leer de noche y tomando la mano de Hibari salió de su habitación con destino a la sala.

Gokudera y Yamamoto se encontraban de pie en el centro y cuando los vieron a los dos, tomados de la mano y sonriendo, bueno, la sonrisa sólo era en el caso de Tsuna, entonces se sintieron aliviados.

-Por lo visto, en nuestra ausencia alguien decidió continuar cierta relación-.

Hibari soltó un gruñido y Tsuna sonrió un poco.

-¡Cuida lo que haces bastardo! ¡Pudiste provocar que el Decimo se lastimara!-.

Esa explosión fue algo obvio, en Gokudera, claro. Yamamoto sonrió de lado, pero no dijo nada, al igual que Tsuna, mientras que Hibari le miró con el ceño fruncido, ese idiota del cabello plateado siempre le había caído mal, siempre llenaba de ruido su escuela, era desordenado y fumaba adentro, Hibari siempre había querido cobrárselas.

Pero no era el momento, eso era seguro.

-Me alegra que hayan vuelto, chicos-.

-Sí, hubo algunas dificultades con Vongola, desde que los altos miembros se fueron… siempre hay problemas con esos bastardos, pero más importante… ¿Hibari te encuentras bien?-.

El mencionado no respondió nada, pero Tsuna sonrió.

-Onii-san lo ayudó y el equipo Vongola se encargó del resto, Hibari ahora se encuentra bien-.

-Ya veo, eso me alivia-.

Gokudera frunció el ceño, sin demostrar que también había estado un poco preocupado por el guardián de la nube. Tsuna recordó algo y se acercó al peliplata.

-Por cierto, Gianini-san, Irie-san y Spanner me han mandado el diseño de la fortaleza, ¿quieres que te lo muestre, Gokudera-kun?-.

-¡Claro!-.

Tsuna y Gokudera subieron a la habitación del primero, en la sala se quedaron Yamamto y Hibari, el primero sonrió y el segundo simplemente desvió el rostro.

-Espero que las cosas ahora estén bien… entre ustedes-.

Dijo Yamamoto, Hibari lo miró.

-Mis asuntos no te conciernen, Yamamoto Takeshi. Si Tsunayoshi me deja, si nos amamos, si vivo en soledad o incluso si muero, no es tu problema. Mira tus propios asuntos-.

Yamamoto sonrió, igual que el Hibari del futuro, le había dicho las mismas palabras, bueno, un poco más calmado que el Hibari de ahora, en fin.

-Tienes razón. Por cierto… ¿Has pensado en tener hijos?-.

Hibari frunció el ceño.

-Bueno, digo, tú eres fuerte, sería una lastima que ese tipo de fuerza que al parecer tiene que v-…-.

-La fuerza no viene de la genética. Esta fuerza… sólo existe una persona a la cual yo se la daré. Y si a alguien debo enseñarle será a la descendencia de él…-.

-¿Hablas de los hijos de Tsuna?-.

Hibari no respondió nada ante eso. Yamamoto sonrió y se acercó al pelinegro que era más bajo que él y colocó una mano sobre su cabeza, Hibari alzó el rostro con un ceño fruncido y una mirada fulminante.

-Sé que será difícil verlo tener hijos, pero ustedes no son… genéticamente capaces de hacer algo así. ¿Te gustaría ser una chica en este momento, Hibari?-.

El pelinegro menor aparto la mano de Yamamoto y sonrió con superioridad.

-No importa si Tsunayoshi o yo somos o un hombre o una mujer. Lo amo sólo por quien es, por su existencia. Tener hijos o no, no es relevante, yo lo amo sólo a él-.

Yamamoto soltó una risita y miró hacia las escaleras.

-Bien, entonces, disfruta tu vida, Hibari-.

Ninguno de los dos pelinegros dijeron nada ante lo hablado, Yamamoto se encamino al cuarto de Tsuna y Hibari lo siguió.

No es que estuviera contento de que Tsuna tuviera hijos, pero no había nada que pudiera hacer, entendía el porque de todo eso.

.


.

Cuando Reborn volvió a casa se encontró con los chicos en la cocina, se quitó la fedora y se sentó frente a Tsuna en la mesa, Gokudera tenía un teléfono en mano, al parecer estaba teniendo una llamada grupal con los otros mecánicos de Vongola. Hibari miró al sicario y luego coloco frente a él una taza de café y se sentó a un lado de Tsuna.

-Reborn, ¿ya viste los planos de la base que se construirá en Namimori?-.

El sicario asintió mientras se llevaba la taza a los labios y luego la bajó a la mesa y miró al castaño, Tsuna se encontraba revisando informes junto con Hibari, Gokudera terminó la comunicación y comenzó a tachar y hacer dibujos en el plano, Yamamoto estaba jugando en el celular. Todo parecía ir bien.

-Voy a volver a Italia, el Noveno tiene una nueva misión para mí-.

Tsuna, Gokudera y Yamamoto voltearon a mirarlo, Hibari desvió el rostro.

-¿Cómo?-.

Preguntó Tsuna, un poco sorprendido por el repentino comentario.

-Voy a tomar una nueva misión para el Noveno-.

-Ahm… Eso está bien pero…-.

-Yo no trabajo para ti, Tsuna, yo soy un asesino a las órdenes del Noveno Vongola. Al igual que Varia, yo no pertenezco a la Decima Generación-.

Yamamoto sonrió de lado.

-¿Qué dices, pequeñín?-.

Tsuna se levantó y lo miró directamente.

-Reborn-san… ¿Usted pret-…?-.

Tsuna sonrió entonces y se sentó de nuevo, esta vez dejó los papeles en la mesa y tomó las manos de Reborn, todos miraron la acción, por un momento pareció que Tsuna iba a llorar, pero simplemente se mantuvo tranquilo con la sonrisa en el rostro.

-Vale, entiendo… Has un favor a todos y no te alejes demasiado, ¿ok? Tú eres parte de mi familia, Reborn-.

El sicario sonrió de lado.

-No pienses que porque me marcho ya puedes hacer lo que te venga en gana… Mi presencia siempre te marcara, Dame-Tsuna. Además que Gokudera y Hibari no te permitirán perder el tiempo-.

-¿Quién dijo que iba a perder el tiempo?-.

-El pequeñín es astuto, una lastima, Tsuna-.

Tsuna comenzó a reír, pero no soltó las manos de Reborn, temblaba un poco y su mirada se veía preocupada, pero al parecer no se lo había tomado tan mal. Los chicos se fueron a casa una vez el reloj marco las diez, Nana estaría en la cama y con su alboroto probablemente no podría dormir, aunque cabía mencionar que ella era de sueño pesado, realmente pesado. Reborn se encamino a su habitación y Tsuna y Hibari se fueron a la del castaño.

-Yo… no me lo esperaba…-.

-¿Te gustaría que no fuera de esa forma?-.

-Te mentiría si dejara que no… Pero entiendo, Reborn… no iba a estar siempre a mi lado… él hizo muchas cosas por mí y eso siempre lo recordare-.

-El bebe no hizo tan mal trabajo-.

El castaño sonrió y comenzó a quitarse la ropa para colocarse el pijama, se detuvo y volteo a ver a Hibari el pelinegro lo miraba con atención, Tsuna volteo a verlo y coloco ambas manos alrededor de su cuello.

-¿Qué? ¿Quieres quitármela tú?-.

Hibari soltó un gruñido y se acercó a Tsuna hasta que su aliento choco con la oreja del chico, el castaño sonrió ante el calor.

-Te has vuelto un pervertido, Tsunayoshi-.

-Porque Hibari-san me enseño-.

Hibari sonrió al notar el honorifico, llevaba años de no escucharlo. Acercó las manos a los botones que aún se encontraban abrochados y comenzó con el trabajo, una vez termino paso la camisa por los hombros de Tsuna y la dejó caer al suelo, le besó los hombros con lentitud mientras deslizaba las manos hacia los pantalones del castaño.

-Hibari… Te amo-.

El pelinegro sonrió, continuó besando los hombros del castaño, pero una mano de Tsuna en su mejilla le hizo parar y su siguiente frase fue la definitiva.

-Voy a tener un hijo-.

Las manos de Hibari se detuvieron en el momento en el que escucho eso, separo sus labios de la piel de los hombros del moreno y lo miró a los ojos, esperando la continuación de ese comentario.

-Reborn dijo que podía utilizar un método, bueno, dijo dos… Va a ser una inseminación artificial, la chica elegida por Reborn se llama Serena y es parte de Varia. Ella sólo donara su tiempo, nueve meses, luego de tener al bebe se irá como si nunca hubiera estado. Para que no fuera un incordio y ese niño no fuera desagradable para ti como para mí, Serena es una chica que tiene un parecido sorprendente conmigo, aunque el bebe se pareciera a ella, será como si se pareciera a mi… Perdón por no decírtelo antes, pero Reborn me estaba ayudando-.

-¿Fue una orden del Noveno?-.

-En parte, por otra parte fue una decisión mía. Soy el Decimo Vongola, los hijos del Noveno fueron descartados, después de mi, ya no hay más sucesores con sangre Vongola en su interior… Mi papá va arreglarse con la CEDEF, yo tengo que ver por Vongola. Los hijos del Noveno pueden tener hijos y todo eso, pero… quiero tener la seguridad de que alguien estará aquí cuando yo no este… Alguien que sea capaz de llevar a Vongola por el camino adecuado… Que el esfuerzo de Primo no sea algo en vano… es lo que deseo-.

Hibari soltó un suspiro, abrazó a Tsuna por la cintura y coloco el mentón en la clavícula del menor, Tsuna sintió el peso, pero no se quejo.

-Piensas demasiado… Pero esta vez no es innecesario-.

-Kyouya, yo te amo, así que nunca te engañaría… Si quieres puedes conocer a Serena, no me importa-.

-No importa ya… Te creo-.

-Gracias-.

Tsuna se separó lentamente y lo miró a los ojos, con una sonrisa divertida y un tanto pervertida.

-¿No estábamos en algo interesante?-.

Hibari alzó una ceja y se acercó al rostro del chico, si que se había vuelto todo un pervertido, aunque probablemente el castaño tenía razón y había sido culpa suya.

-¿Quieres algo en especial, Tsunayoshi?-.

Tsuna se sonrojó ante eso, si que Hibari era un pervertido, realmente había aprendido de él a ser un poco descarado en esos momentos. Cerró los ojos cuando Hibari se acercó a sus labios y abrió la boca, de alguna forma los besos eran… diferentes, Tsuna se sintió un poco avergonzado, pero no era como antes, se sentía un poco más seguro, se sentía más experimentado.

-Tsunayoshi, eres mi primer amor-.

En el momento en que escucho ese susurro Tsuna se sintió lleno de vergüenza, la timidez le ataco sin compasión y se sonrojo más de lo que habría deseado, desvió el rostro de la sonrisa deslumbrante e ilegal de Hibari y deseo que él no hubiera dicho eso. Instintivamente retrocedió hasta que choco contra la cama y cayó sentado. Hibari se quitó la camisa y comenzó a acercarse al moreno mientras que lo empujaba a la cama. Tsuna se dejó caer, pero se cubrió el rostro con las manos, aún sin poder creer lo que Hibari le había dicho.

-Mi primera relación de pareja fue contigo-.

Tsuna sintió que la temperatura en su cuerpo aumentaba, las manos de Hibari comenzaron a desabrocharle el pantalón, pero Tsuna estaba demasiado avergonzado como para notarlo.

-Mi primer beso, fue contigo-.

Su cubrió el rostro con un brazo mientras que la otra mano presionaba la sabana, por alguna razón eso le estaba excitando y avergonzando a la vez. Hibari sonrió mientras le quitaba los zapatos y los calcetines, se acercó al rostro del castaño y le quito el brazo del rostro y le miró de una forma tan profunda que Tsuna sintió que no podía con la presión.

-La primera vez que hice el amor… fue contigo-.

Tsuna sintió que algo en su interior se oprimía… Fue tan doloroso que sin poderlo evitar comenzó a llorar, Hibari beso sus mejillas, pero rápidamente descendió sus labios a su cuello, besando su piel y a la vez mordiéndola, procurando no dejar muchas marcas, le gustaba ver a Tsunayoshi marcado por él, pero por alguna razón esta vez quería ser suave. Tan suave como el amor que Tsuna había sentido por él al principio, hasta que el propio Hibari volvió ese amor puro en uno pasional e irracional.

Tsuna era consciente que su primer amor no fue Hibari, ni su primer beso, porque el cabrón de Shamal se lo robó, pero era consciente que el amor más grande que alguna vez había sentido era el amor que tenía por Hibari.

Su vida pasada pertenecía a Mukuro, Tsuna lo sabía. Su futuro pertenecía a él mismo, porque el Tsuna del futuro había decidido vivir sólo y resguardar a la familia. El Tsuna del presente había aprendido a amar, amar única y exclusivamente a Hibari.

El amor… era tan complicado.

Muchas de sus aventuras y desaventuras sucedieron por culpa del amor, desde Mukuro, que no tenía amor por nadie, hasta a Xanxus y Byakuran, uno había tenido el dolor de descubrir que el padre al que amaba no era su padre real y el otro porque tenía una forma retorcida de sentir el amor.

Una mordida en uno de sus pezones le provoco reaccionar, miró a Hibari y se sonrojo al ver la mirada deseosa, Tsuna deseaba no mirarlo, pero una vez entraba en la mirada de Hibari le era difícil dejarla, debía de trabajar con eso, podría ser realmente malo para él continuar con esa debilidad, la mirada de Hibari.

Hibari lamió la zona mordida y luego succiono el pezón, Tsuna le miraba expectante y deseoso, esperando algo más, desde el momento en el que Hibari le había declarado todas esas cosas sentía una molestia terrible en los pantalones, llevaba tiempo de no sentirse tan excitado, era probable que él único que podría hacerle eso fuera el pelinegro, nunca se sentía tan cómodo y excitado con cualquiera, pero con Hibari era otra historia.

Tsuna se sacudió cuando sintió una mano dentro de sus pantalones, estimulando su miembro, no quería que lo tocara más.

-No… Espe-ra…-.

Pero Hibari no se detuvo, continuó el movimiento y un par de segundos después Tsuna se corrió, el castaño desvió el rostro de la mirada acusadora de Hibari y luego frunció el ceño.

-P-por… por eso te dije que pararas-.

Hibari simplemente sonrió y paso sus dedos hasta el orificio trasero de Tsuna, el castaño se estremeció, sostuvo la cabeza de Hibari con ambas manos y lo acercó a su rostro. Primero se miraron fijamente, los ojos caramelo de Tsuna absorbieron al pelinegro, mientras que los ojos azulosos de Hibari atrajeron más y más al castaño, después ambos entrecerraron los ojos.

-Te amo…-.

Un latir incesante se sintió a través de las manos de Tsuna, no supo si era el suyo o el de Hibari, simplemente lo acercó a su rostro y lo besó. Fue un simple roce, luego de eso se separaron, pero enseguida volvieron a juntarse y se besaron sin pensar en nada. Hibari por su parte trabajaba con sus manos, procurando dilatar la entrada de Tsuna y a su vez estimulándolo por enfrente. El castaño estaba sumergido en la calidez y el placer y apenas y era consciente de lo que pasaba a su alrededor. Tres dedos en su interior le hicieron reaccionar, se separo del beso y soltó un fuerte gemido, provocando un fuerte éxtasis en Hibari.

Era demasiado bueno.

-Que lindo… te has conservado para mí-.

Tsuna se sonrojó totalmente y soltó el rostro de Hibari.

-Yo… s-sólo… podía pensar en ti… ¿Qué esperabas?-.

Una ceja alzada por parte de Hibari fue suficiente para avergonzarlo más, desvió de nuevo el rostro y soltó un nuevo gemido, la sensación de placer fue tal que cerró los ojos y arqueo la espalda, destellos tras sus parpados y una onda de placer invadió su cuerpo de una forma acelerada, su corazón bombardeo sangre rápidamente y sintió que iba a explotar. Por su parte Hibari sonrió cuando sintió que el interior de Tsuna lo absorbía, pero volvió a introducir sus dedos, tocando ese punto que hacía al castaño estremecerse y gritar de placer.

-¡Aaah! ¡M-más… más!-.

Haciendo caso del pedido, Hibari sacó de nuevo sus dedos y luego los volvió a meter, realizó esa acción y cuando sintió que el castaño estaba apunto de venirse sacó los dedos. Un gemido en forma de desaprobación fue lo que expuso Tsuna, lo miró con el ceño ligeramente fruncido, Hibari sonrió, colocó ambas manos detrás de la espalda del chico y lo levantó, de tal forma que el castaño quedo sentado en su regazo.

-Nh… E-eso… eso es…-.

Tsuna sintió la erección de Hibari rozar su parte trasera, realmente deseaba sentirlo dentro.

-¿Qué?-.

Y odiaba como Hibari se divertía por eso.

-Por… p-por favor…-.

-¿Por favor qué?-.

-Kyouya…-.

-¿Si?-.

Ocultó el rostro en la clavícula del pelinegro y pronunció con una voz avergonzada y deseosa.

-Quiero sentirte dentro… por favor-.

Satisfecho por lo dicho, Hibari levantó un poco a Tsuna, se abrió los pantalones y expuso su dolorosa erección, Tsuna se sonrojó, Dios, era tan grande, más de lo que recordaba, pero sin embargo se excito mucho, tenía tiempo de no tener relaciones y sólo él sabía lo mucho que podría dolerle esa primera intromisión, pero no le importaba, sólo quería sentir a Hibari dentro. El pelinegro comenzó colocó a Tsuna sobre él y el castaño comenzó a deslizarse sobre el miembro de su guardián.

Diferente a lo pensado… fue total y completamente delicioso.

Tsuna abrió los ojos sorprendido y se separó de Hibari, era tan…

-¡Aaaaah! ¡Anh!-.

Tan placentero, su cuerpo se estremeció completo y se sintió bien, fue tan delicioso que estuvo apunto de correrse, pero trató de no hacerlo, habría sido vergonzoso haberlo hecho. Por su parte Hibari sintió como Tsuna lo apretaba, fue tan bueno que él también estuvo apunto de correrse, pero no quería verse como un desesperado, así que con un súper autocontrol se detuvo.

-Tu cuerpo… me acepta demasiado bien, Tsunayoshi-.

Tsuna sabía que decía la verdad, pero nunca lo iba a decir, era demasiado vergonzoso hacerlo. El primer movimiento lo dejó perturbado, no recordaba que tener sexo con la persona que le gustaba fuera tan bueno, para la siguiente estocada fue él mismo quien se levantó y bajo, apretó los parpados ante el espasmo que sintió, no iba a aguantar mucho en ese posición, se sentía demasiado profundo, más de lo que esperaría, tan bueno que sin duda se correría más rápido de lo que deseaba.

Como si Hibari lo entendiera, lo coloco sobre la cama sin separarse del castaño, tomó una almohada de la cama y la coloco bajo las caderas del moreno, Tsuna se mordió el labio inferior al sentir el suave vaivén que realizaba las caderas de Hibari, queriendo que fueran un poco más profundas él mismo comenzó a moverse también.

-¡Nh! ¡Aaahn!-.

Era tan bueno. Las embestidas de Hibari fueron más profundas, al punto de que comenzaron a llegar a ese punto, sin pensarlos mucho Tsuna se pegó a él y entonces sintió una fuerte ola de calor salir de su cuerpo y brillos detrás de sus parpados.

Lo había tocado.

-¡Nnnh! ¡Aaaah! Mph… ¡Kyo… Kyou-…! ¡Nh!-.

Ver su rostro tan sumergido en el placer provoco que Hibari se excitara mucho más, pero él se jactaba de su autocontrol, así que utilizándolo evito correrse, Tsuna era demasiado bueno para seducirlo.

Y tan lindo.

Tomó de las caderas al castaño y luego se agacho y lo besó, Tsuna lo abrazó por los hombros, sintiendo su lengua recorrer su interior.

Escucharon una patada al otro lado de la puerta y ambos elevaron el rostro.

-Si siguen con esa fiesta y no me dejan dormir… Les meteré un balazo por el culo-.

Tsuna se asustó un poco, pero al sentir a Hibari en su interior no pudo importarle menos, miró a Hibari y le sonrió.

-T-tratare… de ser más silencio-.

Hibari sonrió de lado.

-Mamá tiene el sueño pesado-.

Declaró Reborn y luego escucharon sus pasos perderse por el pasillo y una puerta cerrarse de portazo. Tsuna soltó una risita.

-Hey… ¿Para la otra vamos a tu casa?-.

-Hmp… Sí-.

Pero por el momento ellos continuaron con lo suyo.

.

Reborn le había dicho que se iría esa misma tarde, pero ni siquiera se había despedido de nadie, sólo de Nana, y luego se había ido, en las manos de Tsuna había una carta, probablemente una despedida corta, un par de consejos y alguna cosa emotiva o amenazante, Tsuna pegó la carta a su pecho y entrelazo su mano con la de Hibari. El pelinegro acaricio la cabeza del castaño y sonrió.

-Estaré a tu lado, Tsunayoshi… Sólo tú puedes estar al lado mío-.

Tsuna sonrió ante eso y asintió.

Pero Hibari no estaba mintiendo.

Sólo había una persona que había sido capaz de enamorarlo. De entrar más haya de donde Hibari había permitido, Tsuna había tocado fondo dentro de él. Sólo Tsuna había llegado hasta su corazón.

-Yo sólo te amo a ti, Kyouya-.

Hibari sonrió.

-Sólo tú-.

Susurro por última vez Hibari.

.


-Epilogo-


.

Si había algo que él odiaba, era cuando el pelinegro alto de ojos azul extraño, su papá, comenzaba con el entrenamiento, ¡sólo quería descansar! Era un niño de seis años, ¿le era difícil creer eso? Sintió una mano en su hombro y alzo la vista.

-Te morderé hasta la muerta si vuelves a escapar de tu entrenamiento, Aki-.

El niño soltó un gruñido y salió de su escondite. Era un pequeño y menudo chico, de ojos verdosos y cabello castaño, Tsuna se imaginaba que alguien en la familia de Serena tenía los ojos verdes, porque en su familia no había nadie con ese gen. A Hibari le daba lo mismo, Aki era la viva imagen de Tsunayoshi, desde sus gestos hasta su forma de pensar, así que realmente no le importaba que el niño tuviera los ojos verdes.

-Papá… ¿No puedo ir a jugar con el tío Takeshi y el tío Hayato?-.

-No-.

Aki puso un puchero y Hibari frunció el ceño, ese niño se comportaba igual que Tsunayoshi. Se guardo las tonfas y giró.

-Más te vale no llegar tarde, Aki-.

-¡Gracias papá!-.

El chiquillo se fue corriendo y Hibari soltó un suspiro, ese mocoso era igual de holgazán que Tsunayoshi, en fin. Una risita a sus espaldas le provoco girar y luego sonrió de lado.

-¿Qué te parece divertido, Tsunayoshi?-.

-Eres tan buen padre, mejor que yo-.

-Tú eres un indulgente y negligente, Tsunayoshi-.

-Pero… ¡Aki es tan lindo y refrescante! ¿Cómo podría castigarlo? Incluso a ti te cuesta no obedecer sus demandas. Lo has dejado ir con los chicos aunque estaban a la mitad del entrenamiento, Kyouya-.

Hibari frunció el ceño al darse cuenta de que había sido atrapado, Tsuna simplemente sonrió y se acercó al pelinegro y le tomó el rostro con ambas manos.

-Eres tan amable, papá-.

-Tch… No empieces-.

Tsuna pegó su nariz con la del chico y cerró los ojos.

-Te amo…-.

-¡Papá Tsuna!-.

Tsuna se separó lentamente de Hibari y se hinco y recibió el abrazo del pequeño niño, Hibari sonrió al verlos sonreír, realmente estaba embelesado por verlos. Los dos eran lindos.

-¿Qué sucede Aki? Pensé que ya te habías ido con los chicos-.

-Tío Takeshi quería verlos… ¡Por eso regrese!-.

-Oh, ya veo… ¿Vamos, Kyouya?-.

-Hmp-.

Soltó el mayor, ambos castaños entendieron que eso era una afirmación. Tsuna tomó de la mano a Aki y comenzaron a caminar hasta la parte este de la base Vongola, donde se encontraba los cuartos de Gokudera y Yamamoto. Llegaron hasta el cuarto del espadachín y golpeo la puerta suavemente, un sonriente Yamamoto les abrió la puerta del cuarto y al entrar se encontraron con Gokudera sentado tomando… ¿té? Tsuna sonrió, no quería saber mucho sobre su relación, en muchas ocasiones habían encontrado a esos dos en circunstancias… no aptas para Aki.

Gokudera se veía nervioso y Tsuna alzó una ceja, el peliplata le estaba ocultando algo, de eso no había duda.

-Eres malo para ocultar las cosas, Gokudera-.

Tsuna agrando los ojos.

-¡Reborn!-.

El castaño soltó a Aki y corrió hacia el sicario, Reborn sonrió de lado y aceptó el abrazo del castaño, Aki se asustó un poco por la sombra en el rostro del hombre y se acercó a Hibari hasta ocultarse detrás de él.

-¿Cuándo llegaste? ¿Dónde has estado? ¿Cómo estas?-.

-Paciencia, Dame-Tsuna, estoy aquí y punto… ¿Qué es esa cosa que esta ahí?-.

Tsuna soltó a Reborn y sonrió.

-Es Aki, mi hijo-.

Aki se ocultó un poco más cuando recibió la mirada de Reborn, el sicario sonrió ante tal acción.

-Me recuerda a ti, Dame-Tsuna-.

Tsuna sólo sonrió y se acercó a Aki.

-Aki, él es el tío Reborn, vamos, sal de ahí-.

Reborn frunció cuando escucho que Tsuna le decía tío, pero cuando el chiquillo salió por completo no pudo evitar sorprenderse, ese niño era totalmente parecido a Tsuna, si no fueran por sus ojos verdes sin duda sería la viva imagen del chico, al parecer no se había equivocado cuando escogió a esa chica para ser la madre del niño.

Aki se acercó lentamente y lo miró, Reborn se hinco frente al chico.

-Aki… Hmmm… Dame-Aki, no, no suena tan bien como con Dame-Tsuna-.

-¡Reborn!-.

Se quejó Tsuna, el sicario simplemente sonrió y acarició el cabello castaño del niño.

-Bueno, al menos parece que tienes potencial-.

-Hmp-.

Ese fue un gruñido de Hibari y Aki sonrió, pese a que lo dicho por Reborn no era del todo un halago, pero el niño lo tomó como tal.

-Papá Kyouya siempre me entrena-.

Dijo orgulloso Aki, por su parte Reborn alzó una ceja cuando el niño le dijo papá a Kyouya, Tsuna sólo sonrió.

-Aki, ve a jugar con los chicos-.

Aki asintió y se fue con Yamamoto y Gokudera, Reborn se levantó y los miró.

-¿Papá Kyouya?-.

-Kyouya está tanto tiempo con Aki que termino llamándole papá-.

-¿Y tú?-.

-A mi también me llama papá… Aki ha visto un par de veces a Serena, pero no sabe quien es ella, planeo decirle la verdad cuando sea más grande. Al menos ahora entiende que Kyouya y yo tenemos una relación-.

-Vaya… pobre niño, ver tanta perversión-.

-¡Hey!-.

Reborn simplemente sonrió de lado y miró a Hibari, el chico le regresó la mirada.

-Al parecer las cosas realmente no han cambiado mucho-.

Tsuna simplemente sonrió y miró a Hibari.

-Claro que han cambiado. Kyouya se ha vuelto un muy bueno papá… ¡Mejor que yo! ¿Cierto, papá?-.

Tsuna comenzó a reír y Hibari soltó un gruñido ante eso. Reborn simplemente desvió la mirada hacia Aki, parecía ser un niño feliz, realmente nunca lo había dudado, no cuando sus padres eran esos dos, Tsuna era el lado cariñoso y tierno, y Hibari era la parte autoritaria y estricta. Aunque se imaginaba que el niño había tocado el corazón de Hibari, al igual que su Dame-estudiante.

-Bebe-.

Reborn volteo a ver a Hibari.

-Me debes una pelea-.

Reborn sonrió ante la declaración y luego soltó un suspiro.

-Algún día pelearemos, Hibari, ese día te quitare a Tsuna-.

-¡Reborn!-.

Tsuna se sonrojó levemente, pero luego sintió un jalón en su pierna, Aki le mostró un juguete y Tsuna lo siguió. Ambos pelinegros vieron a los dos castaños jugar, Hibari sonrió de lado y Reborn inclino un poco su sombrero fedora, tratando de ocultar la ligera sonrisa.

-Debes estar de maravilla, Hibari-.

-Ni lo dudes-.

Dijo el chico, entendiendo las palabras del sicario.

Ciertamente, Aki había sido, de alguna forma, algo que había completado la vida de Tsuna tanto como la de él.

Ya no podía decir que sólo Tsuna había llegado a su corazón. No cuando Aki sonreía tanto que deslumbraba, al igual que Tsunayoshi.

Hibari los amaba a los dos.

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Y así llegamos al final de Only you… T-T

Bueno, me dedique a hacer un final… largo y un epilogo… emotivo. Me gusto tanto que yo misma quede sorprendida, fue tan lindo.

Con este fic llegando a su final puedo darle mayor prioridad a mis otros fics… que están llegando también algunos al final. Pero he mostrado nuevos proyectos en mi profile.

Este capitulo no esta corregido, se lo he enviado a mi beta apenas, pero como no quiero hacerlos esperar subo esto, ya luego subiré el capitulo corregido.

Sin más, Yunmoon se despide de este fic.

Shao~ shao~